NEAL CONAN #6
Alicia va a morir mañana III
Guión: DOB
PORTADA: Un reloj anunciando las 20:30 con las dos agujas ensangrentadas. Debajo del reloj Una puerta casi cerrada, donde se ve un poco de luz y Neal Conan frente a ella.
"La desesperanza esta fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo".
Maurice Maeterlinck
El reloj marcaba las 20:04.
Las farolas de la calle se habían encendido, por bloques, iluminando toda la ciudad.
El tráfico se había incrementado mucho. La gente retornaba a sus casas,
atrás quedaba una jornada dura de trabajo. Para Neal Conan, aquel día había
sido el más raro de toda su vida. Asaltado por la duda, yacía de pie, inerte
e indiferente a lo que ocurría a su alrededor. Le seguía doliendo la cabeza.
Sentía nauseas y su seca garganta intentaba tragar la pastosa saliva
acumulada en su boca, lo mas rápidamente que podía.
Los jornaleros atravesaban la calle dispuestos para una suculenta cena,
dormir, y que se hiciera un nuevo día.
Según le habían dicho en un sueño, quizás Alicia no vería un nuevo día. Si
él no lo impedía. Pero era un sueño. ¿Quién hace caso a un sueño? La
situación era Kafkiana. Irreal. Onírica. No podía creer que estuviera metido
en aquella pesadilla. Porque era una pesadilla, estaba seguro. Una pesadilla
que le hacia un pregunta bien clara: ¿Vas a hacer caso a un sueño o no?
Solo había una respuesta para esa pregunta. Tenía que ir a su casa. Pasara o
no aquello, fuera o no fuera verdad aquel sueño.
Tenía que ir y ver a Alicia. Dejar ya de jugar al supertipo. Olvidar la
llamada que en tanto líos lo había metido.
Pero, ¿y si era verdad aquel sueño? Y si Alicia corría peligro. Debía ir,
como fuera.
Dicen que los sueños, sueños son. Debía de ser así. No podía ocurrir
aquello. La quería.
Corrió hasta el principio de la calzada e intentó parar a dos taxis, que
ignoraron su presencia.
Cinco minutos después, consiguió hacer parar a uno, a fuerza de colocarse
en su trayectoria.
Faltaban 20 minutos.
Alentó al taxista dos veces para que acelerara, pero el trafico era muy
denso. No iba a llegar.
Aunque su certeza residía en un sueño, ¿que debía temer?
Pensó en aquel personaje: Tictac; después en Alicia, y por último en aquel
asesino de ropas azules.
Se le encogió el corazón.
Después de esperar tres minutos, optó por abandonar al taxi en medio del
atasco. Pagó en efectivo y empezó a correr. Podía llegar, debía llegar.
La gente lo miraba con miedo. Algunas mujeres agarraban fuerte el bolso.
Otros, lo increpaban mientras corría. No debía parar. No quería parar.
Diez minutos después consiguió divisar su edificio a lo lejos. Tan solo
quedaban 300 metros por correr. Su corazón galopaba, gritando que parara. Él
no le hizo caso, es mas, aceleró lo más que pudo.
Cuando llegó a la puerta de su edificio lo vio en lo alto. Majestuoso, se
elevaba por los cielos. Era él. Su enemigo. Vestido con ropas azules, se
dirigía hacia la ventana de su casa En ese momento, sintió miedo. Un miedo
visceral que se apoderaba de todo su cuerpo. Después, sintió un suave
escalofrío que recorrió completamente su columna vertebral.
Jadeaba. Estaba cansado. Escupía nicotina. La cabeza le dolía cada vez más.
La resaca y la carrera lo habían destrozado. No podía pensar. En él ya no
quedaba esperanza. La había perdido. Corrió de nuevo, esta vez a la puerta
de entrada. Intentó no pensar en su enemigo, solo en salvar a Alicia.
Corrió. Corrió lo más que pudo.
Después del quinto intento consiguió abrir la puerta de la calle. Entró
corriendo a la portería y pulsó dos veces el botón del ascensor. No bajaba.
Estaba subiendo. Algún jodido vecino. Tomó la dirección de las escaleras,
solo eran seis pisos, podía hacerlo.
El cuarto piso se le atragantó un poco y tuvo que reducir la marcha, pero no
mucho. Le ardían los pulmones demasiado, pero iba a conseguirlo, estaba ya
muy cerca. Por un momento la luz de la escalera se apagó, pero siguiendo
subiendo, aun en completa oscuridad.
Cuando abrió la puerta de su casa, escuchó una campanada en el reloj de su
vecino de abajo. Eran las ocho y media.
Entró corriendo, pero se paró en seco cuando lo vio.
Sublime, se encontraba frente a él. El que hacia peligrar la vida de Alicia.
El que sería por siempre su enemigo.
Aquel ser superior, pues no se podía calificar de otra forma, alzó la mano
en un movimiento instintivo, dispuesto a atacar.
No ocurrió nada. Y Neal pudo ver en su cara reflejada la sorpresa.
Respirando aceleradamente intentó otear la habitación, buscando algún signo
de lucha, algo que le dijera que Alicia aun tenia vida. No pudo ver mucho,
ya que el mutante se avalanzó contra él.
La sacudida lo llevo de nuevo hasta la escalera. Y los dos rodaron por los
escalones hasta el piso de abajo. Con un rodillazo Neal, pudo zafarse de su
presa.
Aquel hombre enmascarado, no podía creer lo que le estaba ocurriendo. Como
si el verse invencible no le sirviera para nada en esa situación. Y aquello
era verdad. Sus poderes no funcionaban con los humanos normales. Pensó por
un momento en la huida, divisando las posibles salidas, pero aquel humano,
interrumpía el paso de las escaleras de bajada.
El interior del edificio no tenía ventanas, tan solo un ascensor y escaleras
que bajaban hacia abajo. Por lo tanto, solo quedaba una posibilidad para la
huida, y pasaba por matar a aquel hombre.
Neal, instintivamente se colocó en una posición de ataque. En el fondo, aun
tratándose de una situación tan peligrosa como aquella, sentía una gran
satisfacción. Estaba viviendo sus quince minutos de fama, frente a frente
con un mutante.
Pero también pensaba en Alicia, era raro de aun seguir con vida, que no
saliera a la escalera o no diera muestras de vida, con todo el ruido que
estaba ocurriendo. Aunque también era verdad que los vecinos del piso donde
se encontraba, tampoco las estaban dando. Quizás esté inconsciente o se haya
desmayado, o quizás no esté en casa, se le haya hecho tarde y no haya vuelto
aun. Podían ocurrir mil cosas. Era como había relatado Tic-Tac, él solo veía
los posibles futuros. El libre albedrío daba muchas posibilidades. Podía
ocurrir cualquier cosa. Estaba viva, lo sabia, pronto acabaría todo aquello
y saldrían a cenar algo. Estaba viva. Sí.
Sin verlo venir, el puño del hombre azul, impactó contra la cara de Neal e
hizo que cayera al suelo.
El mutante corrió y apoyando los pies sobre el caído Conan, saltó por encima
de él. En ese momento, se escucharon las sirenas de la policía a lo lejos.
Neal se levantó inmediatamente y pudo agarrar la pierna de su atacante
mientras ejecutaba el salto, consiguiendo que cayera al suelo
estrepitosamente.
Frente a ellos, se abrió la puerta de uno de los inmuebles, y salió un
hombre con una escopeta de cañones recortados en la mano.
El hombre, casi sin quererlo, al ver al mutante, aunque mas por ver las
ropas que vestía y que había hecho que se asustara, disparó el arma.
Milagrosamente, no acertó a nadie.
El vecino, cargó de nuevo el arma con un rápido movimiento, pero no llegó a
ver una patada que hizo que saltará por lo aires la escopeta.
Neal se levantó corriendo y gritó a ver como el mutante le rompía el cuello
con un leve movimiento de manos, al que hasta ese día, había sido su vecino.
El hombre de azul, volvió su mirada hacia el periodista. En sus ojos se
podía ver locura. Quería matar al humano. Y lo hubiera hecho de no escuchar
los gritos de la policía que subían por la escalera corriendo.
Neal se había quedado helado, al ver como el cuerpo de su vecino caía al
suelo como tratandose de un muñeco de trapo. Y tuvo miedo. No quería morir,
deseaba pasar toda la vida con Alicia, abandonar su lucha interna y volver
de nuevo a ser feliz.
Y allí se quedó. Parado. Paralizado, mirando como su enemigo huía y saltaba
por una de las ventanas del interior del inmueble del muerto. Y supo que la
caída no lo mataría.
Subió lentamente hasta su hogar. Entró por la puerta y se quedó parado.
-¿Alicia?
Pero Alicia no contestó.
Comenzó a andar, lentamente, como si el suelo fuera a romperse. Sin saber
porqué, fue directo al dormitorio. Su respiración se había normalizado un
poco, aunque aun le faltaba el aire.
Acercándose poco a poco a ella, el miedo comenzó a aflorar, cuando casi
había llegado, en su mente hizo acto de presencia un funesto presentimiento.
No podía ocurrir aquello.
Cuando quedaban pocos metros para alcanzar la habitación, se paró en seco.
La puerta estaba casi cerrada.
-¿Alicia, estás ahí?
Tampoco contestó.
Abrió la puerta.
Primero vio un pie, después la pierna entera, después el cuerpo. Alicia
yacía en la cama boca arriba, impoluta, como una muñeca de cerámica. Inerte.
Al verla así de quieta, en el interior de Neal, algo murió.
CINCO HORAS DESPUÉS EN LA COMISARIA
-Era guapa.- dijo Francis
-Si, bastante- dijo Rob mientras dejaba las fotos en la mesa.
-¿Exactamente que crees que ocurrió?- preguntó Francis mientras le daba un
bocado a un donuts muy grasiento.
Hay bastantes hipótesis. Tenemos por ahora la declaración del novio y de dos
de sus compañeras de trabajo. Es extraño, pero no hemos podido localizar a
ningún familiar. También es extraño que no tuviera amigos ni que se conozca
donde vivía anteriormente. Parece salida de la nada.
-Extraño, sí - Francis devoró el último trozo de donuts
-En fin otro para expediente x - sonrió abiertamente
-¿Es verdad lo que dice el novio?
-¿Qué era mutante?, ni idea.
Hubo un silencio.
-¿sabes?, no entiendo como puede llegar a hacer algo así una persona.
-Ni yo, debe haberlo pasado muy mal, la verdad. Eso o es que estaba loca
perdida. Según dicen sus compañeras, recibió una llamada mas o menos a las
10:35 . Después de la llamada la vieron extraña, muy extraña, y fíjate.
-El novio fue el que la llamó, ¿no?
-Sí. Lo que creo que se le paso por la mente es que la iba a dejar. Debía
estar bastante trastornada. ¿Has visto al novio?
-Sí
-Pues ya ves, loco por ella, y mira... Un día lo tenemos todo y al otro no
tenemos nada. Así es la vida.
-¿Y como la catalogamos?, ¿como muerta?
-Pues no lo sé. Según los médicos, la ingestión masiva de pastillas le ha
producido un coma, según no sé que complicaciones parece que esta muerta
cerebralmente, pero aun debemos esperar un poco. Por lo menos hasta que lo
diga el juez. Si es verdad lo que dice el novio y es mutante, las cosas se
van a complicar un poco, y deberemos esperar a algún dictamen mas claro. La
ultima comunicación que he recibido es que el doctor Xavier estaba en
camino. Según dicen es un experto en mutantes... Esperaremos. Con los bichos
estos no se sabe. Un día están muertos y al otro no, ya sabes...
-De todas formas es una putada para el novio.
-¿Qué sea mutante?
-No, que esté en coma.
No sé que es mejor para él. A mí no me haría gracia saber que estoy saliendo
con una mutante, suponiendo que sea mutante, claro. Ya sabes que soy de los
que opino que un mutante bueno es un mutante muerto. A lo mejor es
preferible que no se despierte del coma. Ya sabes, por como lo miraría la
gente... - Rob, volvió a sonreír.
Francis no lo hizo.
Rob no lo sabía, pero Francis también era mutante.
EN ALGUN LUGAR DE LA CIUDAD
Tic-tac no había conseguido lo que quería. Para ser más exactos, nadie había
conseguido lo que quería. Ni tic-tac había conseguido a aquel hombre de azul
que podía desestabilizar el factor X. Ni Neal Conan había conseguido salvar
a Alicia. Y por supuesto el hombre de azul tampoco había podido matar a
Alicia. Algunas veces era curioso el poder que Tic-tac atesoraba, veía
posibles futuros. Pero como decía, el destino a veces era muy cabrón. Esta
vez lo había sido. Todos habían perdido algo. Nadie había ganado nada.
Tic-tac seguía viendo el vídeo de Dallas, para intentar ver algo mas sobre
aquel humano que tanto interés había despertado en él. Pero nada ocurría.
Las visiones habían desaparecido.
A a su lado sentado se encontraba su nuevo colega, "el sin brazo". Los dos
Tenían jugosos planes para aquel hombre. Si lo hubieran conseguido....
Pero siempre hay segundas oportunidades. Y el destino nunca es tan cabrón. A
veces te enseña los futuros correctos. Después, solo hay que elegir. Todo es
cuestión de elegir. Una marca de tabaco. Una canción preferida. Un canal de
televisión. Un compañía telefónica. Y claro, un futuro correcto.
La próxima vez. Estaba seguro que sería así. Podía verlo.
Tic-tac se levantó del sillón y apagó el vídeo. Después, puso los dibujos
animados y se recostó, esperando a que llegara de nuevo el sueño.
Fuera, la noche vivía.
EN EL HOSPITAL
No debía renunciar. Tenia que luchar. Alicia tenia que salir de ese coma.
El futuro era incierto para ella, eso lo sabía Neal y era lo que más le
estaba carcomiendo por dentro.
Sin quererlo, había evitado el posible futuro que había visto Tic-tac, pero
a que precio. Se había intentado suicidar. Aunque para muchos médicos ella
ya había muerto, para Neal eso no era así. Se negaba a abandonar. Tendría
que haber otra posibilidad. No era el futuro en el que el hombre de azul la
mataba. Era un futuro en el que ella, al verse rechazada por Neal, había
optado por una salida que la había llevado a esa cama del hospital donde
ahora estaba recostada.
El periodista se preguntaba una y otra vez como podía haber ocurrido eso.
Donde había fallado él para hacer que ocurriera todo aquello. ¿Por qué había
tomado pastillas? ¿Por qué lo había dejado con ese sentimiento de culpa tan
profundo?
Frente a él , la veía dormida, con el rostro angelical pálido. Con Sus ojos
verdes cerrados y su pelo rubio descansando en sus hombros. Tapada por una
sabana blanca y enchufada a la respiración asistida.
Todos le decían que había muerto, que se diera por vencido. Pero él no lo
había hecho. Él no se iba a dar por vencido. Nunca lo haría. Ella no se
merecía esto.
Cuando entró el profesor Xavier acompañado de la mutante llamada Jean Grey,
Neal Conan, casi se había quedado dormido. Apenas hacía unas horas que había
llamado a la mansión de Xavier para reclamar su presencia allí. Si Alicia
aun estaba viva, él era el único que podría saberlo.
Por favor, Neal. Espera fuera- dijo Jean
Fuera el ambiente del hospital se veía gris, casi todas las luces estaban
apagadas. Se escuchaba algún grito de algún enfermo que de vez en cuando
pedía calmantes. A veces, las enfermeras pasaban por delante suya,
cabizbajas, presas de sus trabajos. Todo era muy gris y muy triste allí.
Neal estaba nervioso, muy nervioso. Tenía ganas de fumar y de beber una
copa. Pero no quería desfallecer. Quería esperar y ver a Alicia despierta.
Abrazarse a ella, hacer que la perdonara por ser tan frío con ella, por
hacerla creer que era una más.
El libre albedrío te permite elegir que camino deber emprender y seguir.
Alicia se había salvado de una muerte a manos de aquel asesino de mutantes.
Por esa razón debía elegir la vida. No había ocurrido esa especie de
destino que veía Tic-Tac. Por lo tanto, debía salvarse. Quería que se
salvara. Dios mio, como la quería.
La puerta de la habitación de Alicia se abrió. Al momento apareció el doctor
Xavier y seguido de él, Jean Grey.
Xavier fue claro.
-Lo siento Neal...
No escuchó mas.
Xavier calló.
Cuando Neal volvió a abrir los ojos, los dos mutantes, ya muy lejos,
comenzaban a perderse por las sombras del hospital.
Entonces, comenzó a llorar.
"Siempre se ha creído que existe algo que se llama el destino, pero siempre
se ha creído también que hay otra cosa que se llama libre albedrío... Lo que
califica al hombre y le da agilidad es el equilibrio de esa contradicción"
CHESTERTON
La Sala de Prensa
¡Sorpresa!
No, esta vez no ha habido que esperar largo tiempo para leer el siguiente
número de Neal Conan... Dob ha encontrado tiempo para ofrecer un gran número
y colofón a una magnífica saga (que propongo desde ya para el Topi) en la
que el mundo de Neal Conan se llena de matices, enemigos y suspense.
¿Significa esto que Dob continúa la colección? No, pero no porque yo se la
quite... de hecho insistí en que se la quedase un tiempo o que, al menos, se
plantease volver a realizar una saga (mi idea inicial era turnarnos por
sagas). Así que el próximo número verá el nacimiento de una nueva etapa...
tomo los mandos otra vez, y comenzaré con un invitado muy especial en la
colección al que pronto le devolverá Neal la visita. Atentos porque esta
serie va a marcar las distancias con la línea general marveltópica en sus
argumentos y en el tratamiento... ya vereis.
Así que sin más que referir por ahora, me despido hasta el siguiente
número...
Si quieres escribir una carta al correo, la dirección es...
cifra2es@yahoo.es , especifica en el asunto "Sala de Prensa".
Cifra2 / Jesús Alonso.