NEAL CONAN #8
Manoli
Guión: Jesús Alonso AKA Cifra2
PORTADA: Manoli Wetherell nos sonríe enigmáticamente
"Tengo que dejar de fumar"
Manoli paseó la mirada por el club. Tantas opciones, tan poco interés...
"... y tengo que sentar la cabeza".
Se acordó de aquella noche en Chicago. Con Neal. Cómo, una vez más les
habían insultado...cómo habían llorado... cómo se consolaban cuando de
pronto labios encontraron labios y un extremadamente triste acto de sexo les
había hecho íntimos...
Cómo aquello era imposible. Neal la quería como amiga. Ella necesitaba...
otra cosa.
En el fondo, envidiaba a Neal. Aunque divorciado, Neal había sabido lo que
era tener una familia, había sido extremadamente feliz hasta lo de Dallas.
Neal lo perdió casi todo. Ella también cambió su vida: necesitaba vivir el
momento, sin importar las consecuencias...
Manoli encendió el cigarrillo mientras una Barbie rubia de atributos
"playboyescos" se le acercó con la sonrisa más estúpida que jamás pudiera
imaginar.
- ¿Tú eres Manoli, no?
Manoli trató de ignorarla. Pero Barbie se le acercó con un ligero flirteo,
dejando caer la mirada. Rubia tonta pero impresionante.
- ¿Manoli Wetherell?
Manoli no supo (¿o no quiso?) ignorarla más y accedió a entablar
conversación.
- Sí.
- ¡Oh, Dios mío! ¡Si hay toda una celebridad en el club!
Manoli sonrió...
- Bueno, Ellen Degeneres, Anne Heche y Rosie O'Donnell también solían venir
por aquí...
- ¡Oh, claro! Por supuesto... pero ninguna es tan guay como tú.
A Manoli la fama le encantaba... era un caramelo cuya degustación la hacía
sentir viva, importante.
Perseguida.
"Bueno, vale. Nada es perfecto"
- Me llamo Bambi, y soy tu fan número uno.
"Por Dios, si eres fan de alguien tiene que ser de Neal..."
Manoli evaluó rápidamente qué estaba pasando: esta chica de acento tejano -
¡¡¡oh, Dios mío, una Barbie del Medio Oeste!!! - seguramente era una de esas
que sólo buscan acostarse con los famosos... para luego ir a declararlo a
los cuatro vientos.
En un día normal, Manoli le habría dicho amablemente que se fuera al garete,
tras firmarle atentamente un autógrafo y darle un par de besos.
Pero el cuerpo de Manoli pedía otra cosa. Por eso había ido al club.
No, no es que Manoli sea estrictamente lesbiana. Digamos que no le hace
ascos a nada.
Podríamos explicarlo si volviésemos en el tiempo a la tierna infancia de
Manoli. A unos juegos "de médicos" con una amiga... a los "extremados
cariños" de su padre y su subsiguiente ingreso en prisión un par de años
después. Pero no. A Manoli realmente no le importa el sexo de sus compañeros
de juegos. Ni el número.
Si algo es Manoli, es una persona segura de sí misma. Desde Dallas, la
inseguridad se había desvanecido. O te comes el mundo, o el mundo te come a
ti.
Su vida sexual no era ningún secreto... nunca se había molestado en
ocultarla... lo mismo se la había visto de marcha con tal modelo o tal
maduro actor ganador del Oscar había acudido a tal festival de cine
tomándola del brazo. No le importaba lo más mínimo.
Había aprendido por las duras cuáles eran las cosas auténticamente
importantes.
Cuando eres objetivo prioritario de multitud de grupos terroristas, valoras
la vida de otra manera...
Pero volvamos a Bambi. Indisimuladamente, insistía en ganarse la atención de
Manoli... Manoli la observaba mientras Bambi decía cosas que gracias al
efecto del alcohol consumido por ambas parecía un galimatías
ininteligible... A Manoli no le importaba qué pudiera decir siempre y cuando
todo culminara felizmente en una habitación de hotel - odiaba llevar sus
ligues a su piso, y no sólo por obvios motivos de seguridad - en una
agradable y placentera sesión de sexo seguro...
Distraídamente levantó la mirada, satisfecha. No hacía falta nada más que
soltar hilo del carrete para luego tensar y recoger la presa... Miraba a las
otras chicas y mujeres del club... algunas especialmente atractivas. Se fijó
en una belleza latina - seguramente mexicana, con un aire a Salma Hayek -
que le aguantó la mirada un par de segundos antes de desviarla rápidamente
de modo incómodo.
Manoli sintió un nudo en el estómago.
"Bingo"
El placer y la emoción de la caza creció en ella. Tenía dos opciones:
a) Bambi, el camino fácil. Un polvo sin complicaciones y adiós muy buenas
por la mañana. No iba a entablar una relación con una rubia que confirmaba
el falso mito de "sin cerebro". Si hasta seguro que había sido una
cheer-leader...
b) La latina. Un reto. Obviamente alguien más interesante que Bambi - aunque
la verdad, eso no tiene especial mérito - y de la que no se sabía qué
esperar.
Y Manoli escogió la opción...
- Perdona, Bambi... He reconocido a una amiga...
- Pero...
Bambi se quedó sin habla, entre otras cosas porque Manoli no le dio opción a
otra cosa que a quedarse con la palabra en la boca, mientras no demasiado
rápida pero inexorablemente, comenzó a esquivar a las danzantes - al ritmo
de Veruca Salt - y a acercarse a la misteriosa morena que le había rehuido
la mirada.
Ah, pero aquí volvían subrepticiamente esos maravillosos ojos negros...
"Demasiado tarde", pensó Manoli. "Ya me tienes aquí".
- Hola. Soy Manoli.
La latina intentó ocultar su timidez con un amago de seguridad.
- Yo María.
Fracasó ostensiblemente. La mano le tembló al ofrecérsela a Manoli. Este
detalle le encantó.
- ¿Porqué tan nerviosa?
La sonrisa de Manoli fue sincera. La respuesta de María, también.
- No todos los días ves a una celebridad.
Manoli, para su propia sorpresa, notó que la avidez de una satisfacción
sexual inmediata había desaparecido... a cambio, un genuino interés por esta
chica - y una cierta empatía - había tomado su lugar.
"No me lo puedo creer"
- Créeme, no somos nada especial... cagamos y meamos como todos... ¿Quieres
tomar algo?
- Oh, acabo de llegar... iba a pedir un "bloody mary".
- Pues nos tomamos un par... te invito. Espera aquí, que ahora vuelvo con
las bebidas...
Manoli, con excitación inusual, se dio la vuelta. Rogó a Dios todopoderoso
que no se le notara en absoluto, mientras se acercaba a la barra. Una vez
allí, le pidió las bebidas a una mulata, camarera del club con la que tenía
algo de confianza.
- Manoli, se te ve muy bien...
- Glory, deséame suerte...
En ese momento, antes de que pudiera continuar, Manoli notó una firme mano
en su hombro derecho... se dio la vuelta extrañada.
Bambi.
- ¿Qué demonios crees estar haciendo?
Manoli le ofreció su mejor sonrisa que se podía traducir como un "lo siento,
pero tengo otro plan" y se volvió a Glory...
- Un par de "bloody maries"...
Glory se puso a prepararlo y Bambi contraatacó.
- No te atrevas a ignorarme, zorra.
- Perdona, no pretendía ser grosera.
- Eso no tiene nada que ver. Se suponía que tú no ibas a ofrecer problemas,
pero tú vas y lo haces.
"Perdonen... por favor, que alguien rebobine y explique qué está pasando".
- ¿Qué?
- Lo que oyes. Tú tenías que salir conmigo con la promesa de una noche de
sexo loco... pero no... tú vas y quieres complicar las cosas...
- Oye, no sé qué pretendes...
Pero se lo imaginaba. El acento. Tejano. Dallas.
- ¿Sabes lo que gente como la que tú defiendes hizo a mi ciudad? ¿Lo que
hizo a mi familia? Mi madre murió devorada por un dinosaurio aquel día. Por
un jodido animal que debía llevar sesenta y cinco millones de años muerto...
¿Cómo se supone que me puedo sobreponer a eso?
"Oh Dios mío"
Efectivamente. Sacó rápidamente una pistola, mientras se apartaba a una
distancia suficiente para que cualquier maniobra que Manoli pudiese realizar
fuese inútil. El disparo, indudablemente certero, acabaría con ella antes de
que lograse tocarla. En ese preciso instante, a ocho manzanas de distancia,
Neal comenzaba a sospechar que los atracadores que le amenazaban en la
tienda de un anciano coreano quizás no fueran lo que parecían1.
"Cómo vas a salir de esta, Manoli"
- ¿Sabes? No sólo fue mi madre. Más de dos mil personas murieron aquel día.
Más de dos mil humanos inocentes, hombres, mujeres y niños. Y tú y tu
estúpido y barbudo colega sólo os preocupasteis de nueve mutantes que eran
seguramente responsables de todo lo que ocurrió.
No iba a poder razonar con ella. Estaba muerta. A su alrededor, un gran
espacio, gracias al pánico y terror de las mujeres de la sala. Pero...
- ¿Tienes alguna última palabra antes de que te unas a esa escoria mutante
muerta, Manoli?
- Oh, calla ya...
No fue Manoli la que habló. Bambi apenas pudo girarse mientras sus
intestinos se retorcían sobre sí mismo, su ombligo SE ABRÍA y sangre
comenzaba a brotar abundantemente...
Bambi no pudo mantener el pulso. La pistola cayó con estrépito de su mano.
La mandíbula se le desencajó por completo. Los párpados se volvieron del
revés mientras los ojos quedaban colgando en un alegre bailoteo.
Los gritos comenzaron a dominar todo el sonido. El de Bambi se confundía con
el de todas las demás, mientras la sala quedaba vacía con sólo tres
personas. Bambi, Manoli y María.
El cuerpo de Bambi terminó de volverse totalmente del revés. El corazón
latió un par de veces antes de parar por completo. Era un espectáculo
totalmente repugnante y nauseabundo al que Manoli jamás podría
acostumbrarse... por un breve segundo imaginó que sería lugar común de
numerosas pesadillas futuras.
Manoli apenas pudo articular palabra al dirigirse a María.
- ¿Qué...? ¿Qué le has hecho?
- ¿Yo? Yo no le he hecho nada.
El tono totalmente inocente de María la descolocó. ¿Había alguien más en la
sala? Pero María añadió:
- Se lo has hecho tú.
Y Manoli hizo un fundido a negro.
1.- Sí, esto ocurre la misma noche del Neal Conan #1-3.
SALA DE PRENSA / CORREO
¡Hola gente! ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todos!
He aquí - lo prometido es deuda - el número navideño de Neal Conan y en el
que el supuesto protagonista absoluto de la serie no aparece.
Pero es que estabais muy equivocados... Neal Conan no es una serie con un
único protagonista, sino que hay una serie de secundarios que van a tener
una labor muy importante en su desarrollo. Es por ello que éste número está
dedicado a que conozcamos un poco más a Manoli Wetherell, la otra mitad del
equipo de Neal.
Y la verdad es que con este número propiamente dicho comienza la nueva saga
de Neal Conan... ¿quién es María? ¿Ha sido un ataque coordinado a Neal y
Manoli por parte de un grupo de lunáticos? ¿Qué ha querido decir María con
que ha sido la propia Manoli la que ha matado a Bambi?
Ah... en episodios sucesivos, seguiremos con ello.
Así que nada más por ahora... como siempre, dirigid vuestras cartas a "La
Sala de Prensa, correo Neal Conan" a cifra2es@yahoo.es
Au revoir!
Cifra2 / Jesús Alonso