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Una utopía nacida de la mente de un visionario, un mundo creado por y para mutantes, una nación distinta a cualquier cosa que hayas podido ver antes.
 
Neo Avalon

NEO AVALON
La Hermandad
Guión: Xumer
Colaboradores: Kleinsberg y Carlos Correia

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-¡Destruid a la Patrulla-X!- grita el mismísimo diablo.

Veloz y preciso Mercurio desarma y neutraliza con precisión quirúrgica a todos y cada uno de los miembros originales de la Patrulla X.

Abre los ojos y se levanta de golpe. Mira a su lado y ve a su esposa, Cristal, revolviéndose en sueños. Se alegra de no haberla despertado.

Sale de la cama y se pone la bata mientras deja la habitación.

Un instante después su mujer despierta, fruto del grito que el mismo Pietro había lanzado un par de segundos antes.

- ¿Cariño?

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Bruselas, no demasiado lejos de allí.

El Parlamento Europeo se ha visto obligado por circunstancias extraordinarias a permanecer abierto pasada la hora de la cena para votar un decreto.

Sólo la mitad de los parlamentarios están allí.

Se oye un murmullo. Una de las puertas se estrella con estruendo contra la pared. Antes de que rebote varios uniformados cruzan el umbral.

-¡LIBERTAD MUTANTE!- grita uno de ellos- ¡que toda la escoria humana se tire al suelo!

La confusión es inmediata. Por unos instantes los diputados intentan huir, ocultarse, refugiarse bajo las sillas. En vano. En pocos minutos el grupo se ha hecho con el control de la situación.

- Hemos venido a por algo- dice el que parece llevar las riendas del asunto-. Y no nos iremos de aquí sin ello.

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El legítimo heredero de Magneto se sienta en la mesa de la cocina y en un par de segundos se sirve una copa, prepara un bocadillo y los consume por completo.

Vuelve a sentarse en la mesa y entrecruza sus manos.

Cualquiera que hubiese parpadeado en el momento justo se habría perdido las acciones.

Está turbado. Cuando se ha vivido lo que Mercurio, se habitúa uno a los malos sueños. Normalmente. Pero esta noche ha sido distinto, los recuerdos del veloz mutante son la peor de sus pesadillas. Nunca logrará borrar todo el tiempo que pasó en la Hermandad de mutantes diabólicos bajo las órdenes de Magneto.

Hacía mucho tiempo, casi parecía que hubieran pasado cien años. A él le parecen un millón.

¿Que ha sido de sus compañeros?

Mente Maestra... Muerto.

El Sapo... Muerto.

Bruja Escarlata... Afortunadamente, su hermana está en los Vengadores, intentando rehacer su vida de nuevo tras Onslaught.

Magneto... En Neo Avalon.

Coge un periódico y lee a supervelocidad un articulo que encuentra sobre Neo Avalon.

Se ha estado documentando sobre el tema. Como ocurre con todo respecto a su padre, alberga sentimientos contradictorios. Por una parte le parece que la idea y principios que se intentan alcanzar son loables y nobles para la causa mutante.

Pero no está seguro de que su padre sea el más indicado para llevar a cabo el proyecto.

Magneto, con el paso del tiempo, ha demostrado ser capaz de lo mejor y lo peor. Y Mercurio siente, como siempre al recordar, un lejano estremecimiento de orgullo por haber estado a sus órdenes. Y se avergüenza de ello.

Magneto era demasiado inestable. Es demasiado inestable.

A veces le odia inmisericordemente por haberle legado un carácter inestable.

Mercurio saca una baraja e intenta un ejercicio de paciencia y concentración. Ir creando un castillo intentando evitar que se caiga y destruya por completo.

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Doomstad. Latveria.

En otro castillo, construido con viejos ladrillos y alta tecnología.

En su interior un hombre cubierto con una mascará de hierro se comunica con su embajador en París.

- Es un asunto demasiado serio, majestad. Han tomado rehenes. Evidentemente no dependemos de Europa, pero nuestra responsabilidad en esto es demasiado grave como para pensar que no nos perjudicará.

-Entiendo

El monarca de Latveria es muy inteligente. Quizá una de las mentes más poderosas del planeta. Sin embargo, en algunas ocasiones su orgullo le ha llevado a cometer errores de cálculo.

Esta es una de esas ocasiones.

Una contingencia de catastrófico alcance diplomático, como está descubriendo Víctor von Doom

Sólo hay una opción si quiere mantener sus relaciones cordiales con la Unión Europea.

- Conexión telefónica con Neo Avalon.

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Magneto es interrumpido a mitad de su sesión de meditación. Suele realizar varias de éstas a lo largo del día para mantener a punto su concentración y poner en orden sus ideas.

Desde que perdió la cabeza en varias ocasiones y Siniestro le devolvió la cordura se toma muy en serio este ejercicio. Sobre todo teniendo en cuenta que los ojos del planeta entero están puestos en él. Hay cosas que nunca cambian.

Demostrará a todo el mundo que esta vez posee la capacidad de mantenerse totalmente cuerdo y llevar adelante un proyecto como Neo Avalon. Desea que se le dé una oportunidad.

Alguien le tendría que haber dicho que hay que tener mucho cuidado con lo que deseas.

A veces se te ofrece lo que necesitas de la más inesperada de las maneras.

El fuerte ruido inunda la habitación y rompe por completo el ejercicio de Magneto cuando La Luz, el jefe de la diplomacia de Neo Avalon entra en sus estancias con un portazo.

Eric se gira hacia el hombre un poco transpuesto y cuando esta a punto de reprenderle por irrumpir así en su habitación privada se da cuenta de que un hombre como La Luz no cometería semejante acto de mala educación en balde.

Algo grave ha ocurrido.

Se levanta majestuosamente de la postura con las piernas cruzadas que antes mantenía y mira a su socio.

- ¿Qué ha ocurrido?

- La Hermandad. Los Acólitos...- Dice La Luz mientras intenta recuperar el aliento.

- La Hermandad de Mística fue capturada por Factor-X hace meses. Los Acólitos fueron desbandados por la Patrulla-X.

- No.

- ¿No?- pregunta Magneto extrañado.

- Varios de los miembros de ambas formaciones se unieron en un nuevo grupo. Lucharon contra las fuerzas del orden de Europa y...- Informa La Luz-. Cuando parecía que habían escapado contraatacaron de forma inesperada.

- ¿Que ha ocurrido?

- Se han atrincherado en el Parlamento Europeo y mantienen como rehenes a unos diputados. Creemos que todo puede acabar en un baño de sangre...

Magneto utiliza sus poderes mutantes para formar alrededor suyo su característico traje rojo.

- No podemos intervenir. Si se produce un baño de sangre las consecuencias serán desastrosas, pero no tenemos legitimidad para intervenir.

- No me ha dejado acabar-. Contesta el jefe de la diplomacia-. Esta alineación de la Hermandad fue salvada del grupo estatal Euro Corps por Víctor Von Doom. Él evitó que los capturaran debido a que Euro Corps estaba invadiendo las jurisdicciones de Latveria.

- ¿Hizo eso? Maldit...

- Creyó que así marcaría su terreno respecto a la Unión Europea. Les indicaría que no permiti...

- Lo entiendo. Siga con la historia.

- La cuestión es que una vez alojados en Latveria la Hermandad mostró su agradecimiento a Doom y se marchó. Ahora ha atacado a la Unión Europea y nuestro aliado cree que si esto pasa a mayores, puede perjudicar a su país.

- Entiendo.

- Estamos en deuda con Latveria, señor- afirma La Luz-. Nos apoyaron para conseguir el reconocimiento que necesitábamos. Educadamente nos piden que les devolvamos el favor.

- Seguimos sin tener una forma de hacerlo.

- Latveria tiene algunos aliados dentro de la Unión Europea, y posiblemente otros tengan sus propias razones para aceptar el plan de von Doom.

- ¿Cuál es ese plan?

- Quieren que usted ejerza de mediador en esta crisis.

Magneto se eleva levemente del suelo mientras medita una respuesta.

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Pietro Maximoff escucha impacientemente al jefe de operaciones especiales.

- Son exactamente siete. Sus nombres son: Tempestad, Anzar, Megabolt, Unuscione, Fantazia, Cargill y Wildebeest. La mayoría han formado parte de los Acólitos o de alguna de las alineaciones de la Hermandad, que es como les gusta llamarse ahora. Sus poderes son...

- ¡Cállese, imbécil!- le responde Mercurio, irritado ante tanta ineficiencia- ¿Se da cuenta de que todos los datos de los que dispone su equipo son los que hemos facilitado Euro Corps después del anterior intento de capturarlos?

El policía, humillado, guarda silencio.

- ¿Han llamado a todo mi equipo?- pregunta el mutante, refiriéndose al resto de sus compañeros.

- Aún no tenemos la orden de intervención.

- No sé a que demonios esperan...

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Magneto considera sus opciones.

- Si me ofrezco a la Unión Europea como negociador ¿tenemos la certeza de que se me elegirá?

- Casi absoluta, cree Von Doom.

- Si las cosas salieran mal, supongo que sería muy conveniente echarme la culpa a mí en lugar de plantear reformas dentro de la política antiterrorista de Europa- dice Magneto-. Pero es demasiado arriesgado. No deberíamos intervenir.

- Si no intervenimos se nos culpabilizará, se nos acusará de no querer interceder en una crisis ante terroristas mutantes, y se culpabilizará también a Latveria, por haberlos acogido. Probablemente terminaríamos con dos frentes diplomáticos: no sólo algún político incluirá ambas naciones en un hipotético “eje malvado”, sino que al mismo tiempo perderemos cualquier eventual apoyo de Latveria por haberle dado la espalda cuando solicitó nuestra ayuda. Todavía somos demasiado débiles para mantener nuestra posición en solitario.

- Sólo tenemos una opción.

- Sí. Sólo podemos aceptar, meternos de lleno y rezar porque nuestra habilidad nos permita salir indemnes de este asunto- afirma rotundamente La Luz.

- Prepara un comunicado.

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- Debido a las actuales dificultades que la Unión Europea está viviendo en estos momentos- dice La Luz mientras los flashes de las cámaras iluminan sus rasgos orientales-, Neo Avalon ofrece su plena colaboración en cualquier menester que pueda conducir a la conclusión satisfactoria de esta crisis.

El Jefe de la Diplomacia da por finalizada la rueda de prensa y vuelve a su despacho. Allí, el recientemente nombrado Embajador de Latveria en Neo Avalon le mira con cierto nerviosismo.

- Sólo podemos hacer...

Su teléfono suena.

- No han tardado demasiado- le dice a su visitante. Éste asiente con la cabeza mientras escucha un mensaje que le llega a través del móvil.- Dígame. Si. En cuestión de segundos estará allí. Si, segundos. Tenemos nuestros medios.

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Magneto aguarda en sus aposentos privados.

Una mujer pelirroja le mira pacientemente.

- ¿Por qué te uniste a los Acólitos, Amelia?

Ella parece sorprendida ante la pregunta. Pero no le cuesta demasiado formular una respuesta gracias a la claridad de sus convicciones.

- Por las ideas. Por los inquebrantables ideales que usted representaba. Representa.

- Necesito estar seguro de que puedo confiar en ti.

- No dude. Yo... Daría mi vida por usted.

- ¿Por eso llevas todavía el uniforme de los Acólitos?

Amelia baja la mirada y enrojece, pero Magneto, ensimismado, no se da cuenta.

- Yo la daría por Neo Avalon-afirma apesadumbrado el Amo del magnetismo-. Puede que hoy tengamos que pagar ese precio.

- Yo no le fallaré, estaré a la altura de lo que me pida- dice Amelia Voight.

La puerta de los aposentos privados está ya abierta cuando La Luz entra apresuradamente.

- Luz verde- dice.

Tanto Magneto como la mujer que con él hablaba, desaparecen, dejando atrás una especie de neblina de color rosado.

- Y no nos falléis- murmura La Luz. Sabiendo que nadie le oye y que su papel en esta función ha acabado.

Ahora sólo le queda sentarse a esperar.

Y rezar para que Magneto les saque de esta.

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Bruselas.

- ¿Como que no permiten a Euro Corps el enfrentamiento directo con la actual Hermandad?- grita Mercurio mientras mira la sede del Parlamento de la Unión Europea.

- Tienen miedo. De momento piden que se mantengan preparados y a la espera por si sus habilidades fueran necesarias.

- ¡¿Qué?! ¿Están en su sano juicio? ¿Van a negociar con terroristas?

- Sólo quieren tantear las posibilidades, y ya de paso ganar tiempo.

- Están locos... Esto acabará mal.

Por puro instinto Mercurio mira hacia el cielo.

Reconoce ese color a kilómetros de distancia.

- Mierda. No puede ser.

- El negociador esta en camino.

- Dios. No... Cualquiera menos él- murmura mientras aprieta la mandíbula tan fuerte que las encías le empiezan a sangrar.

El visitante aterriza sobre el suelo y suelta a su acompañante, una atractiva mujer pelirroja.

- Saludos, hijo mío. No esperaba encontrarte aquí.

- No... Me... Llames... Hijo.

- Lo lamento. No quiero causarte más daño- por increíble que parezca, Magneto baja la cabeza.

- Ya es demasiado tarde para las disculpas.

- Podría ser-. Dice solemne-. Aunque eso no evitará que las pida... ¿Quien me pone al corriente de la situación?

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Hay un total de 30 eurodiputados de rehenes. Hoy se votaban un par de decretos sin excesiva importancia excepto para algunos países concretos, todo el personal del núcleo excepto los rehenes ha sido asesinado o evacuado.

Los equipos de operaciones especiales no consideran apropiado emplear los métodos habituales para este tipo de situación ya que al tratarse de terroristas mutantes, su efectividad posiblemente sería nula.

Carecemos totalmente de información de cualquier cosa que haya ocurrido o esté ocurriendo dentro del recinto. Uno de los mutantes ha fastidiado por completo la red electrónica dejándonos a ciegas.

Por esa misma razón las autoridades son reacias a utilizar a Euro Corps, ya que al partir en semejante desventaja y teniendo en cuenta la cantidad de rehenes, sus posibilidades de éxito total son sólo levemente superiores a las de los equipos de operaciones especiales.

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- Entiendo. Díganme quienes son los terroristas que están ahí dentro.

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Carmilla Unuscione: ex-acólita, hermana de "Unus el Intocable". Posee un exoesqueleto de naturaleza psiónica que domina con versatilidad, creando un escudo protector o dándole un uso ofensivo. Es uno de los eslabones débiles si queremos dividir al equipo gracias a su fe en las doctrinas de Magneto.

Johanna Cargill: ex-acólita, ex-miembro de la Alianza del Mal a las órdenes del terrorista mutante Apocalipsis. Posee tanto fuerza como invulnerabilidad parcial. Posibles cambios de humor debido al consumo abusivo de drogas.

Wildebeest: ex-acólito. Súper agilidad, cierta capacidad de regeneración y también puede lanzar destellos cegadores. El más fanático seguidor de Magneto del grupo. Joven e influenciable.

Fantazia: ex-miembro de la Hermandad de Mutantes de Mística. Maneja el espectro electromagnético de un modo muy variado: desde lanzar rayos a teletransportaciones. Se sospecha que no está del todo integrada dentro del grupo.

Anzar: ex-miembro de una rama oculta de los Acólitos. Capacidad de regeneración de tejidos muy desarrollada. Hábil y manipulador. Entrenamiento militar. Extremadamente peligroso.

Tempestad: joven ex-miembro de la rama oculta de los Acólitos. Puede lanzar rayos y crear escudos electromagnéticos. Actual líder del equipo.

Megabolt: ex-prisionero del Complejo "Europa". Puede saber con precisión científica las capacidades de cualquier mutante que analice. Además posee un intelecto superior y le recubre una armadura de alta tecnología con capacidades desconocidas.

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Bruselas.

- A la mayoría los conozco.

Mercurio le mira con reproche.

- A la mayoría los creaste- le espeta.

Magneto se gira encarándose a su hijo.

- No niego mi pasado. Solo pido una oportunidad para solventar todos los errores o problemas que halla podido causar.

- Has tenido más de una oportunidad- responde Pietro mientras le da la espalda-. Y nunca has llegado hasta el final.

El Amo del Magnetismo suspira.

La apuesta de lo que Neo Avalon y su máximo representante se juegan en esta partida sigue subiendo.

- ¿Cuál es el siguiente paso?- pregunta.

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Avanza lentamente por los pasillos del Parlamento Europeo.

Camina despacio. Sabe que la Hermandad tendrá bajo control los sistemas de seguridad del complejo, y quiere ser detectado, vigilado. No desea que su llegada sea malinterpretada.

No se sorprende cuando uno de sus ex-acólitos le abre la puerta del hemiciclo.

- ¡Mirad amigos! ¿A que no adivináis quien ha vendido a su pueblo y ahora hace recados para los humanos?

- Anzar, creo recordar.

- Así es, oh grande y poderoso Magneto.

Mira a su alrededor.

En el extremo izquierdo están Wildebeest y Unuscione. A su lado, pero un poco separada Cargill. En el centro Tempestad con Fantazia sentada en su regazo. A un lado, jugueteando con una consola electrónica y un par de monitores, Megabolt. Finalmente a la derecha de Magneto y ejerciendo de anfitrión permanece en pie el bromista Anzar.

Entre Magneto y la Hermandad, repartidos aleatoriamente por la sala y tumbados en el suelo temblando, los rehenes humanos.

Si hubieran estado todos juntos y levemente separados de la Hermandad todo hubiera acabado en ese momento. Evidentemente ellos lo saben.

Para la Unión Europea una sola muerte sería catastrófico. Y es imposible salvarlos a todos, incluso para alguien tan poderoso como él.

- Hablemos- proclama Magneto.

- ¿Por que no?- responde Anzar, autonombrado portavoz de los terroristas.

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Afuera.

- Te recuerdo.

- Sí, Mercurio- responde Amelia- fue cuando aun eras miembro del grupo de cazadores de mutantes: Factor-X. Te dije que debías asumir el legado de Magneto.

- Lo recuerdo.

- ¿Finalmente lo has hecho?

- Intento parecerme lo menos posible a mi padre.

- Así es la naturaleza de los hijos. Pero al final del camino siempre sale a la luz nuestro verdadero yo.

- Yo soy como elija definirme- le contesta Pietro-. Y no me parece que tenga razones para estar orgulloso de mi padre.

- Él es una persona con una visión.

- No le conoces tanto como yo. O te habrías dado cuenta de que más que visión lo que tiene es ceguera. Es ciego. Ciego al dolor que causa con sus actos egocéntricos e "iluminados". Su postura como salvador de los mutantes seguramente lo único que conseguirá es crear más...

- ¡No!

- Creó la "Hermandad de Mutantes Diabólicos", destruyendo varias vidas en el proceso, la mía y la de mi hermana para empezar. La del pobre Sapo. La del ridículo Mente Maestra. La de la mayoría de los X-Men. ¿Sabías que los Hombres-X fueron creados para detener a Magneto?

- Sí.

- Las vidas que su egocentrismo ha destruido son incontables, y habrá más. Si no hubiera sido por la existencia de Magneto posiblemente ningún mutante del planeta temería por su seguridad. Fue él el que nos colocó en el centro de todas las miradas. Él quien creó el status de "mutantes buenos vs mutantes malvados".

- No estoy de acuerdo. Él nos defendió públicamente cuando nadie se atrevía a ello y aunque fuera como tú dices, que se equivocó al principio, mucho ha cambiado desde entonces. Ahora nos defiende pacíficamente.

- Eso es lo que no entiende- continua Mercurio-. Ha dado un gran paso al ver que estaba equivocado, pero cualquiera con una pizca de sentido común se hubiera mantenido al margen de los problemas y hubiera intentado dejar a los demás solucionar el problema. Él es incapaz de estarse quieto. Tuvo que inventarse a Neo Avalon para ser el centro de atención de nuevo.

Amelia se mantiene en silencio por respeto. No está de acuerdo, pero la figura del hijo de Magneto le impresiona demasiado como para contraatacar.

- Y posiblemente vuelva a fallar. Nos vuelva a fallar a los mutantes y empeore aún más las cosas- prosigue amargamente Mercurio-. Esa es la razón por la que rechazo el legado de Magneto. Magneto estaría mejor muerto y enterrado si realmente quisiera ayudar a los mutantes a conseguir su emancipación.

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Dentro.

- ¿Que queréis?- pregunta.

Anzar camina lentamente hasta colocarse detrás de Magneto.

- Queremos conseguir aquello para lo que fue creada la Hermandad- contesta con una sonrisa felina.

Eric conoció a Anzar hace mucho, mucho tiempo. Le encomendó que se hiciera cargo de una serie de reclutas demasiado jóvenes como para ingresar directamente en su grupo de Acólitos. Nunca se le hubiera pasado por la cabeza en ese momento que ahora llegaría a odiarle con tanta intensidad.

- Yo cree la Hermandad.

- ¡Tu nos traicionaste!- grita Tempestad levantándose súbitamente y apuntándole con el dedo.

El silencio se hace casi insoportable en la sala.

- Sé lo que le ocurrió a tu grupo, Tempestad. Sé como os sentís, pero éste no es el camino.

- ¡Tu no tienes ni puta idea de cómo nos sentimos!

Magneto mira directamente a los ojos al joven líder de la Hermandad y no puede apartar la mirada. Había visto esa emoción hace mucho tiempo, mucho tiempo, cuando se miraba al espejo.

- Creeme. Sí que sé cómo os sentís.

Tempestad se vuelve a sentar. Fantazia se acurruca a su lado.

- Pobre, pobre Mags... ¿Que te dan por venir aquí a hablarnos?- dice con aire de diversión Anzar.

- No recibo nada a cambio.

- Algún beneficio debes obtener si estás aquí junto a nosotros...

- Vuestras acciones pueden traerle problemas a toda la comunidad mutante y me he ofrecido como negociador.

- Justamente, como te iba diciendo, nosotros queremos lo mejor para la comunidad mutante-. Responde Anzar-. De hecho queremos su libertad. Su libertad.

Magneto coge con ambas manos la capa que ondeaba detrás suyo.

- Ese no es el camino.

- No se como puedes estar tan seguro. Llevas tanto tiempo intentándolo y fracasando que puede que no seas la persona indicada para hablarnos del tema.

- Esa es la experiencia que me ha ayudado a descubrir la verdad.

- Puede. De todas formas nosotros tenemos nuestros propios métodos... Y como queremos que nos toméis en serio hay algo que debemos hacer...

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Fuera.

Después de la anterior conversación, ni Mercurio ni Amelia Voight sienten ganas de hablar de nuevo.

- ¿Qué es eso?

Magneto sale volando a toda velocidad del edificio siguiendo la misma ruta que utilizó para entrar.

- ¡HERIDO!

Mercurio le indica el camino adelantándose y abriendo las puertas de la ambulancia. Su padre coloca a un euro-diputado gravemente herido sobre la camilla. Ambos se retiran para dejar trabajar a los equipos de emergencia.

- ¿Que ha ocurrido?

- Están dispuestos a matar si hace falta. Están organizados. Estan furiosos con los humanos y creen que tienen el poder. Es el momento de demostrarles lo equivocados que están.

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Magneto es recibido en el hemiciclo con cierta sorna por parte de Anzar.

- Oh... El poderoso y heroico Magneto ha tenido que salvar la vida de ese patético humano. Dentro de poco seguro que sus amigos humanos le pedirán que ingrese en los Cuatro Fantásticos para defender la libertad y el estilo de vida americano...

- ¡Silencio!- es tal la violencia con la que el Señor del Magnetismo pronuncia esa palabra que Anzar sin poder evitarlo se calla totalmente-. Escúchame, pequeño idiota. La vida de ese humano, al igual que las del resto de escoria que tenéis aquí retenida me importan lo mismo que nada.

Una de los rehenes rompe a llorar.

- Pero lo que sí que me importa son las vidas de los mutantes. Las vuestras o las de cualquiera de nosotros que pueda pensar que el terrorismo es la solución a los problemas de nuestro pueblo, legitimando a los humanos que nos atacan y las muertes causadas por las fuerzas del orden, humanas o mutantes.

Silencio.

- Eso es lo que me importa- afirma Magneto-. Tenéis treinta minutos para ofrecer vuestra rendición incondicional. El pacto es que seréis juzgados en Europa por vuestros crímenes pero Neo Avalon se ocupará de que vuestra condena sea lo mas cómoda y breve posible. Una vez cumplida una pena, que os garantizo será muy corta, podréis reintegraros dentro de Neo Avalon como ciudadanos mutantes con plenos derechos.

- Debes estar bromeando- murmura Anzar.

- Esta es mi oferta- concluye Magneto. Se gira y se marcha.

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Fuera.

- De acuerdo- dice el jefe de Servicios Especiales- dígame todo lo que ocurrió.

- Cargill, Unuscione y Wildebeest están dudando- responde Magneto-. Posiblemente se entregarían si no estuvieran en esa situación. Anzar creía tener la situación bajo control y ahora tiene miedo de perderlo. La marioneta que utiliza para controlar al grupo: Tempestad, tiene sus dudas, pero no estoy seguro que después de hablar con Anzar sea favorable a la oferta. Quizá si, quizá no. El chico de la armadura es una incógnita. Y Fantazia hará lo que sea que haga Tempestad.

- Conozco a mis compañeros acólitos y se que seguramente aceptarán lo que Magneto les diga- comunica Amelia.

Mercurio entra en la sala de operaciones. Parece abatido. Todos guardan silencio ante la posibilidad de que traiga nuevas noticias.

- El eurodiputado que sacaste de allí ha muerto.

El silencio se vuelve tenso.

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Dentro.

- Yo creo que deberíamos considerar la oferta- dice tímidamente Wildebeest.

Tempestad canaliza todo su poder contra el pobre acólito, lanzándolo contra el otro lado de la habitación y dejándolo brutalmente herido.

- ¡¿Alguien mas cree que deberíamos creernos las mentiras de Magneto?!- pregunta a gritos el joven líder. Unuscione busca la mirada de Cargill, intentando recabar su apoyo para una eventual alianza, pero ésta no gira la cabeza y sigue como ida, posiblemente demasiado drogada como para pensar con claridad. La hermana de Unus siente el presentimiento de que algo va a salir realmente mal.

- Je je je...- Se ríe Anzar.

Las puertas del hemiciclo se abren y Magneto las atraviesa majestuosamente.

- ¿Habéis pensado mi oferta?- pregunta mientras se acerca levitando a la tarima del orador.

- Si- responde Anzar mientras señala al cuerpo inconsciente de su compañero-. Él si.

- No me dejáis otra alternativa.

- No podrás con nosotros seis- le grita Cargill, con la mirada perdida.

- Tengo ayuda.

En ese mismo instante y como un vendaval entran tanto Mercurio y Amelia Voight en la sala, el primero reagrupa a los rehenes y la segunda los teletransporta lejos de allí.

- ¡¿Como han podido saltarse nuestras medidas de seg..?!- Pregunta Anzar antes de ser abatido por un potente disparo de Megabolt.

- Quiero saber si pagan bien en Neo Avalon- afirma el traidor de la Hermandad.

Tempestad comienza a reunir energía electromagnética para hacerlos explotar a todos, pero Magneto atrae a esa misma energía hacía sí.

Fantazia lanza a Megabolt contra una pared con un disparo suyo. Cargill salta sobre Mercurio y le golpea en la cara. Unuscione parece confundida.

Amelia Voight hace desaparecer el aire alrededor de Tempestad provocándole asfixia y dejando libre a Magneto para que noquee a Fantazia.

Unuscione finalmente toma partido e inesperadamente ataca a su Ex-compañera de equipo Voight. Magneto metódicamente deja inconsciente a la penúltima de los acólitos regulando el riego sanguíneo a su cerebro.

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Cargill sostiene entre sus dos manos el frágil cuello de Mercurio.

- Solo quedamos tú y yo.

- No tiene por que ser así, Johanna. Mi oferta aun sigue en pie. Quiero ayudaros...

- No lo entiendes. Nunca lo has entendido.

- ¿El que, Johanna? Explicamelo. Déjame ayudarte.

- Puede... Sólo puede... ¡QUE ALGUNOS DE NOSOTROS NO QUERAMOS TU AYUDA!!

Debido a la velocidad de la ex-acólita y las drogas que la hacen aún más impredecible, pocas opciones le quedan a Magneto mas que acabar fulminantemente con Cargill antes de que ella pueda asesinar a su hijo.

Ambos mutantes, una muerta y el otro herido pero vivo, caen al suelo.

Menos de media docena de rehenes humanos quedaban aun en la sala.

Magneto se retira lentamente el casco escarlata que le cubre la cabeza. Lo deja caer al suelo como si no le importara. Lágrimas comienzan a escapar de sus ojos.

¿Esto era lo que había venido a traer? ¿lo que les deseaba a los mutantes?

¿La muerte?

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Neo Avalon.

La Luz sonríe.

Cambia de canal de televisión y sigue comprobando que la prensa internacional es unánime. El hecho de que sólo se hubiera producido una baja y que el mismo Magneto se hubiera visto obligado a matar a uno de los terroristas habían puesto a la opinión pública de la Unión Europea masivamente a favor de Neo Avalon.

Incluso Latveria es vista con cierto respeto por haber logrado que Magneto se ofreciera como mediador. El ministro de exteriores de la nación había presentado sus disculpas por el equivoco que evitó la anterior captura de la Hermandad y se comprometía por primera vez a ayudar en la política antiterrorista de la Unión. Los europeos seguían recelosos de Latveria pero al menos no la consideraban un enemigo directo.

Wildebeest declaró en su juicio (asesorado por un prestigioso abogado contratado por Neo Avalon) que era torturado psicológicamente y drogado por sus compañeros de la Hermandad para realizar acciones contrarias a su voluntad y que se rebeló valientemente al recibir la oferta de Magneto. Fue condenado a un tiempo en prisión, pero la pena fue muy leve para los actos terroristas que había llevado a cabo tanto en la Hermandad como en los Acólitos.

Megabolt fue visto a los ojos de la manipulable prensa como un topo infiltrado dentro de la Hermandad cuando en realidad era el causante de la fuga masiva del Complejo "Europa" y sólo había pactado secretamente con la policía su inmunidad a cambio de la entrega de todos sus compañeros justo en el último momento. Ni siquiera fue juzgado.

Johanna Cargill recibió sepultura en un cementerio común de Luxemburgo. Al día siguiente su tumba estaba llena de pintadas y su lápida partida en pequeños pedazos.

El resto de miembros de la Hermandad: Unuscione, Fantazia, Tempestad y Anzar fueron encarcelados por separado en diferentes localizaciones de la Unión Europea o extraditados a los Estados Unidos de América para ser juzgados por crímenes anteriores.

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Mercurio abre los ojos.

- Cristal... Querida Cristal...

- Hola Pietro. Pese a tu metabolismo acelerado te ha costado recuperarte de ésta- le dice su mujer. Mercurio no responde, hay otra persona en la sala.

- Quería saber que estabas bien antes de irme.

- Olvídame- le dice a su padre-. Vete. Nunca y digo nunca te perdonaré.

- Creo que eso es algo que no puedo asumir.

- No quiero volver a verte nunca más. Ni quiero que formes parte de mi vida, la de mi hermana o la de mi hija... ¡Nunca!

Magneto respira hondo.

- De acuerdo.

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Meses más tarde.

Anzar se mantiene tranquilamente sentado en su celda y mira por la ventana.

Es curioso que el mismo hombre que la creó originalmente, haya tenido más tarde el gesto de destruirla. A la Hermandad.

Roza cuidadosamente el collar nulificador que le impide utilizar sus poderes.

Un concepto interesante el de la Hermandad. Un grupo de iguales que se protegen de un mundo que los odia y teme. Un grupo de terroristas utilizados por líderes sin escrúpulos. Ha habido muchas encarnaciones y muchos conceptos que habían sido utilizados en la Hermandad.

Pero Anzar ha estado pensando mucho en ello (después de todo ha tenido tiempo de sobra), en su mente está la idea de Hermandad que servirá para forjar el futuro. La idea que revolucionará el mundo de los mutantes.

Sólo necesita dos cosas.

La primera es salir de allí, pero no le preocupa en exceso, al final siempre acaban surgiendo oportunidades.

Oye una explosión lejana.

La segunda es un idealista, un líder dispuesto a sacar adelante su proyecto. Por mucho que le duela necesita a Tempestad.

La puerta de su celda se abre cuidadosamente.

- Hola. Adelante, podéis pasar. Sentaos como si estuvierais en vuestra casa.

Un chico muy jovencito entra seguido de su cohorte y le clava su mirada arrogantemente. Anzar, pese a no tener motivo para ello, le aguanta la mirada hasta que el niño cede.

- ¿Que os trae por aquí?

- Hemos venido a rescatarte... Somos el futuro, somos la Generación Perdida.

- Ya no. Ahora sois...- Anzar sonríe y marca una pausa antes de pronunciar las palabras que sabe que cambiarán el mundo-. La Hermandad de Mutantes.

Fin de esta crónica.

 
 
   
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