Nave xandaria de clase centurión, en órbita sobre la Tierra.

Hace unos segundos, el teleportador de la nave se activó y trajo a bordo la singular signatura del centurión destinado a este sector, junto con otros cinco compañeros.

El primero en vomitar fue Speedball. Destructor intentó como pudo contener la nausea, pero fracasó y tuvo suerte de que su casco tuviera una apertura automática preparada para tal contrariedad. Luego, siguieron Marvel Boy y Namorita. Vigía, por otra parte, parecía haber estado haciendo este tipo de viajes toda la vida. De hecho, por su mirada, cualquiera diría que, en lugar de hacer un viaje de miles de kilómetros en un parpadeo había . . . bueno, sólo había parpadeado.

- Bueno, bueno, no os cebéis con ese rincón - dijo Nova-. La nave tiene auto-limpieza, pero eso deja manchas que duran toda la vida.

- Un . . . un viaje e-encantador, Rich - intervino Speedball-. La próxima vez avisa que no es bueno desayunar antes de teletransportarse.

- ¡Ni cenar! - dijo Vance.

Nova les guió por la nave, desde el área de transporte hasta la sala de control, pasando por los cubículos de reposo y el área de cocina.

A todos les hubiera parecido más chulo el asunto de no seguir aún revueltos.

- Y esta es la sala de control. Desde aquí estoy conectado a todas las frecuencias de radio, teléfono y televisión del mundo, además de tener línea directa con el cuartel general en Xandar.

- ¡Mira esa tele! - exclamó Speedy -. ¡Debe tener como un trillón de pulgadas por lo menos! Dime que te has traído una Play aquí arriba, cabeza-cubo.

- Anda, cógela. Está en aquel estante. Bueno, ¿qué me decís los demás? ¿Sirve?

- Mmm - dijo Destructor-. Es espaciosa y parece bastante bien conectada pero . . .

- Estaría mejor un cuartel al que poder llegar sin echar la papa, no sé si me entiendes - concluyó Namorita.

Vigía se había separado de los otros y ahora miraba a la Tierra desde una de las ventanas del casco. Su mirada perdida se centró en lo majestuoso de su visión. En lo pequeño que parecía el mundo desde allí. Una voz en su interior formuló mentalmente un deseo oculto y muy oscuro en su cabeza: "Todo podría ser nuestro".

Robert Reynolds sacudió la cabeza mientras apretaba los dientes con fuerza, intentando desprenderse del pensamiento como alguien se quitaría una pelusa del pelo. Entonces, la cálida mano de Vance Astrovik se posó en su hombro, alentadora.

- Una vista estupenda, ¿no te parece?

- S-Sí - contestó Vigía, calmándose-. Estupenda.

Nova, entretanto, enseñaba a Dwayne y a Nita el tablero de control de la nave y les mostraba en una pantalla verde y pequeña el equipamento que no habían visto antes: una pequeña nave en el hangar del cuartel flotante.

- Si conseguimos que Sprocket suba alguna vez - dijo Rich-, podría bajar el bote a tierra y ya no tendríamos que teletransportarnos más. Salvo en emergencias.

- Podríamos aparcarlo en algún solar de Oracle en la ciudad - añadió Nita-. Hablaré con mi primo, pero creo que nos permitiría alquilar uno de sus locales como aparcamiento.

- ¿Qué velocidad coge, Rich?

- Creo que puede llegar a Mach-8 sin sudar mucho, Dwayne, pero no me he atrevido a probarla aún. Volar sólo ya me cuesta, conque en una de esas . . .

- Oye, Rich - intervino Speedball -. Se ha encendido la tele y hay una chica bastante guapa hablando.

- Vaya, chico - contestó Gosamyr¹-, tú tampoco estás mal. Burbujas aparte, claro.

- Hola, Gos - dijo Richard, apareciendo como un rayo ante la pantalla -. ¿Qué te cuentas?

- Mi nave me avisó de que estabas a bordo de la tuya y pensé hacerte una llamadita. ¿Qué tal tu vuelta?

- Bueno, ajetreada. Todavía no me he podido poner del todo al día con mi familia pero, al menos, hemos vuelto a formar los Nuevos Guerreros. Por cierto, estos son ellos. Los Nuevos Guerreros, quiero decir.

Siguieron unos instantes de saludos educados aunque, en el caso de ambas féminas, algo incómodos. De pronto, una lucecita al lado izquierdo de la pantalla informó de una llamada entrante de Andrew Chord.

- Gos, cariño, tengo que dejarte - dijo Rich-. Parece que nos necesitan abajo.

- Vale, vale, señor centurión ocupado. Pero llámame pronto, ¿vale?

Gosamyr desapareció de la pantalla y empezó a escucharse la voz de cuerda. Nova y Namorita no se enteraron mucho de la conversación.

- Es una amiga. . . de la academia de centuriones. Somos de la misma promoción.

- ¿Cariño? Creo que lo de sólo una amiga no encaja demasiado. En todo caso, no es problema mío.

- ¡Exacto, gracias! Al fin y al cabo, tu rompiste conmigo.

- ¿Cuando exactamente, "señor centurión ocupado"?

- Te pedí matrimonio y tú me . . .

De pronto, se dieron cuenta de que la conversación con Cuerda se había acabado y de que los demás les miraban fijamente.

- No, no, seguid, por favor - dijo Vance-. Da gusto ver discutir a otra pareja de vez en cuando.

- ¡No somos pareja! - dijeron Rich y Nita al mismo tiempo.

- Como queráis - concluyó Dwayne-. En fin, tenemos trabajo. Hemos quedado en veinte minutos con Kelly Hitchuck, de Defensa de la Infancia, en su oficina del Soho. Así que . . .

- ¡Teletranspórtame, Scottie! - exclamó Speedball.

Un par de minutos más tarde, sobre el tejado de la oficina de DI en el Soho, los Guerreros tuvieron que parar a vomitar de nuevo.

Una vez dentro de las oficinas, Vance guió a los Guerreros hasta el despacho de Kelly. Por el camino, una esbelta pelirroja les salió al paso con una enorme sonrisa en la cara.

- Hola, chicos - dijo Angélica Jones.

- Ey, pelirroja - contestó Speedball -. ¿Cómo va eso, nena?

Fue abrazándoles por turnos, parándose de forma más efusiva en su novio, Vance, a cuyo lado se quedó mientras se dirigían al despacho en cuestión.

- ¿ Qué haces tu por aquí, Angel? - preguntó Nita.

- Bueno, estoy trabajando como administrativa algunos días, entre clases en la uni y cuando tengo un rato. Empecé a vincularme cuando Vance y Robert comenzaron su colaboración con Kelley. Me pareció algo correcto.

- Pues te sienta bien, chica - intervino Nova -. Pareces feliz y relajada.

- Sí, ¿verdad? Pensaba que dejar el negocio de las mallas sería duro, pero es la mejor decisión que he tomado nunca. Y mi doctora dice que mi cuerpo está mucho mejor desde que no concentro microondas.

- Supongo que tendréis que poneros al día - intervino Kelley, saliendo de su despacho -, pero, si no os importa, el tema por el que os he traído es un poco urgente.

Los Guerreros asintieron y se despidieron momentáneamente de su amiga.

Una vez en el despacho, Kelley les explicó el tema. Al parecer, en el último mes habñian estado desapareciendo chicos de los centros de menores de Defensa de la Infancia, sobretodo de uno en concreto, a espaldas de Central Park, y estaba preocupada.

- Los últimos fueron Zach y Tiff, que llevaban sólo dos días en el centro. Salieron una tarde y ay no volvieron.

- ¿Alguna pista más que debamos tener en cuenta? - preguntó Vance.

- Igual no les gustaba la manduca, ya sabes - dijo Speedball.

- Los dudo, Speedball - contestó Kelley-, hacemos una manduca de lo más decente. No sé si podrá ayudaros, pero en dos de los casos se vió con los niños a un muchacho de unos 14 años, moreno y desgarbado. Por lo que se, se le ha estado viendo en varios de los centros, pero no tengo registro de en el que han desaparecido la mayoría.

- Bueno, podríamos infiltrar a alguien - intervino Nova -, si le gustan los nuevos, sería cuestión de segundos que llamaran su atención. Namorita es invulnerable, podría ir ella.

- Bueno, perdona la inmodestia, Rich, pero no doy la apariencia de una huerfanita solitaria.

- En eso tiene razón - contestó Dwayne -. Pero la idea es buena. Creo que deberíamos apostar por los dos Robert. Speedy tiene su campo de energía y, por lo que tengo entendido, Vigía es bastante duro.

- Bueno, no se si . . . - quiso objetar Robert Reynolds, pero Speedball le cogió del hombro y lo zarandeó.

- ¡Vamos, hombre, será divertido! Bob y Robbie en acción.

- Al menos es buen título para una tele comedia - concluyó Nova.

Aquella noche, se hicieron planes y estrategias para reducir riesgos. A Vance le preocupaba, sobretodo, que Bob pudiera venirse abajo con tanta presión, pero Robbie le tranquilizó diciendo que él estaría al quite por si acaso.

A la mañana siguiente, dos jóvenes desarrapados entraban por primera vez en el centro de acogida de Central Park Oeste. Llevaron bien el día, aunque dormir en un camastro de noche fue especialmente desagradable para Speedball.

En el desayuno del segundo día, un joven moreno y desgarbado se acercó a ellos. Les habló de un albergue dónde daban una cena estupenda y les invitó a ir con él. Ellos se resistieron un poco, aduciendo que habría que cruzar el parque, pero el los llamó maricas y les convenció apostando por su hombría.

Cedieron ante esta típica demostración de insidia callejera, y esa noche acompañaron al muchacho.

Se pararon ante la entrada de uno de los puentes del camino, antes de pasar bajo la arcada.

- Vaya - dijo el muchacho -, me he dejado mi gorra de la suerte. Seguid vosotros un momento y ahora os alcanzo.

- Pero, ¿por dónde vamos? - dijo Robbie Baldwin, lloriqueando al mejor estilo que pudo.

- Sí, está oscuro - añadió Bob, intentando entrar en el papel.

- ¡Ah, lloricas! Sólo debéis pasar bajo el puente y seguir el camino. No hay pérdida. Venga, que os alcanzo en un momento.

Y se fue.

Los dos muchachos se miraron con más seguridad, y activaron sus poderes. Vigía pasó primero bajo el arco, y Speedball vio como desaparecía justo al entrar en la sombra, así que le siguió sin pausa.

Desde luego, no estaba preparado para lo que se encontró.

Una anciana bastante seca, vestida con una túnica camboyana, con el pelo recogido en un moño que parecía tirar de sus sienes, tenía al Vigía agarrado por la barbilla.

El parecía ido. Speedball la reconoció al instante.

- ¡No puedes ser tú! ¡Estás muerta!

- Bueno, Speedball - dijo Tai -, entonces puedes decir que la muerte me sienta muy bien.

1.- Gosamyr era una de las cadetes a los que Nova conoció en su periplo en Xandar, narrado en la limited Centuriones Nova. Si podéis, leedla, porque volveremos a ella en algún momento.

PUNTO G

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