Pícara estaba sorprendida. No se esperaba lo que acababa de pasar. La Patrulla-X (el nuevo equipo creado por Arcángel y Tormenta, acompañados por ella misma, Mariposa Mental, Proudstar y el novato Lanzallamas) se había enfrentado a Juggernaut en San Pedro, Colorado, y el villano había hecho honor a su apelativo de imparable barriendo al grupo. Y justo cuando Marko iba a acabar con ella, apareció su salvador.

Magneto.

El Amo del Magnetismo había encerrado a Marko en una esfera metálica, apartándolo de su víctima, mientras él aterrizaba a su lado.

"¿Estás bien?", le preguntó.

"He estado mejor", le respondió la sureña. Recordaba con cariño a este hombre, con el que incluso llegó a tener algo más que una amistad durante un periodo de tiempo que compartieron en la Tierra Salvaje. Pese a ser el mayor enemigo de la Patrulla, aun creía en él.

Magneto extendió su mano, ayudándola a levantarse.

"¿Y tus compañeros?"

"Ahí está Lanzallamas", respondió, señalando al joven irlandés que se acercaba a ellos. "Tormenta y Proudstar están detrás de ese edificio", dijo, señalando el lugar donde la africana había caído tras rescatar al indio, "y Arcángel ha llevado a Mariposa a un hospital."

"¿Sólo vosotros? Creía que estaríais más."

"No, cariño, nosotros somos ahora la Patrulla."

"Bien...", titubeó unos instantes. "Supongo que esperaba otra cosa."

Mientras la conversación tenía lugar, Cain Marko seguía forcejeando en el interior de la esfera metálica.

"¡Sacadme de aquí!", gritaba. "Esto no conseguirá detenerme y lo sabéis."

Pícara se sacudió el polvo de su uniforme, y dijo, señalando al behemoth: "¿Puedes retenerlo ahí?"

"Podría, pero no eternamente."

"Entonces habrá que encargarse de él. Pero la mejor forma es un ataque telepático, y ahora mismo no tenemos ninguno en nómina."

"Quizás pueda solucionar eso."

El Amo del Magnetismo se concentró aun más, mientras Tormenta volvía al lugar, acompañando a un Proudstar que se apoyaba en ella para caminar.

"Emma", pronunció Magnus, proyectando sus pensamientos en dirección de la antigua Reina Blanca. "Sé que me oyes."

"¿Sí, Magneto?", respondió psíquicamente Emma Frost.

"La Patrulla-X necesita tu ayuda. ¿Podrías bloquear la mente del Juggernaut?"

"Sí... pero no desde aquí. Estoy en Massachussets, y si los informativos no se equivocan, la pelea es en Colorado."

"Eso puedo arreglarlo. Prepárate."

"¿Emma Frost?", preguntó Tormenta. "¿Le has pedido ayuda a Emma Frost?"

"Sí. En Neo Avalon no tenemos ningún telépata de tanto nivel como ella, Jean, Xavier o Mariposa. Y, si los rumores que he oído son ciertos, supongo que preferiríais que ella os ayudara antes que Charles."

"Bien... supongo, pero, ¿cómo vendrá?"

"Eso está arreglado. Lo que tenemos que hacer es quitarle el casco a Marko."

"¿No puedes hacerlo tú con tus poderes?", preguntó Proudstar, que no deseaba tener que volver a batirse con el Juggernaut.

"No. Su armadura es mística, y repele mi control sobre el magnetismo. De hecho, me cuesta cada vez más mantenerlo preso."

"Entonces, cariño", respondió Pícara, "es cosa nuestra."

Pícara levantó el vuelo, en dirección a su enemigo.

"Magneto, intenta soltarle sólo la cabeza."

Obedeciendo, el Amo del Magnetismo apartó de la cabeza de su enemigo el metal que la rodeaba.

Pícara se agarró al casco con todas sus fuerzas, haciendo palanca con sus piernas en la poderosa espalda de Juggernaut, pero...

"¡No tengo fuerza suficiente! ¡Proudstar, échame una mano!", gritó la sureña.

El indio corrió hacia su compañera lo más deprisa que podía, y se puso debajo de ellos.

"¡Magneto, bájalos o no podré ayudar!", gritó.

El Amo del Magnetismo volvió a obedecer, y la esfera se posó contra el suelo. En ese momento, Juggernaut flexionó sus poderosos músculos y la destrozó desde su interior. Los restos de metal volaron en todas direcciones, mientras Pícara lograba a duras penas mantenerse agarrada a su cuello.

"¡Ja!", se pavoneó. "Imbécil, eso es lo que esperaba. En cuanto he podido apoyarme en el suelo, he podido hacer la fuerza suficiente como para romper la esfera. Y ahora", continuó, mientras de un manotazo se sacaba de encima a Pícara, "voy a romperte los huesos."

"Por la Diosa, Cain, esto ya ha llegado muy lejos", dijo Ororo, elevándose en el aire. Sus ojos se volvieron completamente blancos mientras concentraba todo su poder en su enemigo. Un minihuracán lo azotó, los relámpagos lo golpeaban desde todas direcciones, y la temperatura bajó hasta mínimos nunca vistos por esas latitudes.

"¿Esto... es... todo... lo que puedes... hacer?", gritó el Juggernaut, intentando respirar en medio del vendaval.

Como única respuesta, Ororo concentró en su cuerpo aún más viento, relámpagos y lluvia. El suelo bajo los pies del coloso se heló, y, cuando intentó moverse, resbaló, cayendo de bruces a tierra.

"¡Ahora!", gritó la africana.

Pícara y Proudstar se lanzaron hacia su caído enemigo, mientras Magneto le ataba los brazos con dos enormes vigas metálicas, impidiendo, momentáneamente, que pudiera moverlos. Aprovechando esta situación de indefensión, entre los dos lograron – por fin – arrancarle el casco metálico que lo protegía de los ataques psíquicos.

"¡Amelia!", dijo Magneto en ese momento. "¡Ahora!"

Una nube de humo se formó junto a él. De ella surgieron dos mujeres, Amelia Vought y Emma Frost.

"Aquí está, Erik", dijo la teleportadora.

"Gracias, Amelia. Emma, un placer volver a verte."

"No hago esto por ti, Erik, sino por la Patrulla."

"Lo sé."

Emma avanzó hacia el Juggernaut, que ya se estaba incorporando, y se colocó junto a él.

"Cain", dijo en voz baja, suave. "Duerme."

Y el gigantón cayó redondo de nuevo.

"Estará dormido al menos cinco horas. Y ahora, quiero volver a mi Escuela."

"Por supuesto. ¿Amelia?"

"Enseguida."

Y tal y como llegaron, las dos mutantes desaparecieron, dejando al inconsciente Juggernaut y a una atónita Patrulla-X.

"La policía viene de camino. Sugiero que vayamos en busca de Warren. Tengo algo que proponeros."

Aun incrédulos con lo que acababa de pasar, el grupo abandonó el lugar camino del hospital.

Un par de horas después, Warren salía de urgencias.

"Betsy está bien. Un par de días de reposo y podrá volver a casa."

"Me alegro por vosotros, Warren", dijo Magneto, que estaba sentado en uno de los sofás de la sala de espera del hospital, vistiendo un elegante traje de chaqueta.

"Sí, sí, sí, Magneto. Quizás sea hora de que nos expliques qué quieres", cortó rápidamente el mutante alado.

"Es fácil", contestó, levantándose. "Quiero que os vengáis conmigo a Neo Avalon. Quiero que forméis parte de nuestro proyecto."

X-MANIA

¡Bienvenidos de nuevo a la serie favorita de los aficionados mutantes!

Tras una pequeña pausa, retomamos la saga del nuevo grupo contra el imparable Juggernaut, con un invitado especial, Magneto.

Y el final del número, aunque desvelado en parte por el número 1000 de MarvelTopia, supongo que os sorprende, ¿no?

Esperamos vuestras cartas.

MarvelTópicos saludos

Carlos