MarvelTopia
Marvel
 
 
PORTADA
Tras de la araña se oculta un hombre normal...
 
Peter Parker: Spider-Man

PETER PARKER: SPIDER-MAN #76
Un día como otro cualquiera
Guión: Luis Capote

-----

Tit - tit - tit...

- Mghrghdfd...

- Pete, levántate, son las seis y media - bostezó medio en sueños una pelirroja a su aletargado compañero de cama.

- Hmmmm...síqueridayotaméntequero...

- Peteeer, es la hora del biberón de May...

- .. jgrrr... sí tía May...

- ¡Peter!

- ¡Sí! - el joven saltó de la cama dando un salto, quedando pegado a la pared del dormitorio - no temas, pelirrojaaaauhm, yo te salvaré.

- Deja los heroísmos para más tarde, tigre - respondió la aludida, ya plenamente consciente - nadie podrá salvarte a TI de MÍ si nuestra hija no está bebiendo su toma a la hora que le corresponde...

- Sí, mi ama - respondió un adormilado Peter mientras se ponía la camisa del pijama - Sigh - suspiró - cuando me casé pensé que no tendría que hacer ninguna de estas tareas de, ugh, mujeres...

- ¡Serás...! - la ofendida MJ lanzó una almohada a su marido que, notando el perenne cosquilleo de su sentido arácnido, la esquivó sin mayor problema - ¡parece mentira que seas universitario! ¡Eres un cavernícola!

- Creía que te gustaba mi lado más salvaje, pelirroja - contestó Peter mientras sonreía a su cada vez más divertida esposa.

- Sí, "tigre"... pero eso no te libra de dar el biberón a May en los tiempos que acordamos.

- En fin - suspiró de nuevo - me pregunto si el Capitán América tendrá estos problemas.

Cavilando sobre la posibilidad de ver al vengador abanderado dando el biberón a algún bebé, Peter se dirigió mecánicamente hacia la cocina, donde comenzó a preparar todo lo necesario... leche maternizada, agua, biberones... no se le daba mal, después de todo. Al principio lo achacó a las miles de horas perdidas - ¿perdidas? - en el laboratorio, donde también tenía que manipular substancias en probetas y vasos de cristal, pero en el fondo sabía que aquello, después de todo lo pasado, era probablemente una de las experiencias más maravillosas que le había tocado vivir.

Después de comprobar la temperatura de la leche, se dirigió a la habitación donde la pequeña May empezaba ya a acusar los síntomas del hambre y se agitaba en un duermevela que vaticinaba un pronto - y lacrimógeno - despertar. Justo a tiempo - musitó Peter - Ven aquí, pequeña, antes de que tu madre venga a por mí - La pequeña se desperezó del todo y comenzó a mamar con fruición, mientras su padre la contemplaba embobado y, casi sin darse cuenta, empezó a hablarle...

- Qué linda y que pequeña eres, May. Ojalá tus tíos estuvieran aquí para verte

Por toda respuesta, la niña lo miró largamente, mientras su rostro se relajaba como parte del placer que suponía la comida.

- Tan pequeña y ya has tenido que enfrentarte al legado de Spider - Man... realmente me pregunto si merece la pena seguir adelante con esto...

- ¿Otra vez con esas, Pete? - dijo una irónica Mary Jane desde la puerta - ¿Cuántas veces vamos a pasar por esa historia de "cuelgo o quemo los leotardos"?

- ¿Acaso piensa usted que me repito como un mal actor de vodevil, Mrs. Parker?

- Oye, tigre; actué en "Hospital Secreto" ¿recuerdas? Sé lo que es ver actores malos... pero a veces creo que esa letanía parece uno de los argumentos recurrentes de mi viejo culebrón... o de un mal tebeo.

- No sabía que te fuera la literatura culta, MJ - respondió Peter al ver la expresión divertida de su esposa - pero sí, es cierto. Muchas veces he querido dejar el oficio. Tú mejor que nadie sabes todos los sinsabores que ha traído a mi vida...

- ... como también sé todo el bien que has hecho, tigre. Has salvado vidas, has sido la inspiración de muchos que han venido después de ti. Tus colegas te respetan, te aprecian, te admiran...

- Aún aceptando todo eso, aún pasando por alto que para muchos sigo siendo un paria, aún obviando que, pese a tus palabras, sé lo que pasa cada noche por tu cabeza cuando salgo a pasear en red, aún aceptando que soy Spider-Man, que me gusta serlo, ahora hay alguien más en quien pensar...

- Tienes razón, Peter, pero creo que May estará muy orgullosa de su padre - dijo una conciliadora Mary Jane, mientras se sentaba al lado de su marido - para bien, para mal, es la hija de Spider - Man.

- Así es, y eso lleva consigo una serie de posibilidades no muy tranquilizadoras. Recuerdo mis conversaciones con la Bestia sobre el tema... en todo caso, si tiene que volver a toparse con gente como Traveller, no le vendrá mal algún extra...

- No menciones ese nombre, tigre... aún me sigue dando escalofríos. Cuando me contaste para qué quería a May... uuuuuuffff... es el argumento de un mal telefilm pero me pongo mala...

- Nuestra vida parece a veces una mala película, querida - sonrió Peter - al menos al final, Kaine demostró tener cierta bondad. Sin él yo no estaría aquí, ni tampoco May.

- Lo sé, cariño. Quizá la bondad sea algo genético en los Parker - sonrió dulcemente.

- Quizá lo sea - respondió Peter, que se quedó ensimismado, mientras ayudaba a May a expulsar sus últimos gases.

- Peter ¿qué te pasa? Te has quedado traspuesto... ¿estás bien?

- Oh, sí, perdona... simplemente, pensaba.

- ¿En quién?

- En el Tigre Blanco.

- ¿Quién?

- Oh, un supertipo que se retiró hace algún tiempo. Nunca fue muy conocido salvo en ciertos círculos... un día se transformó en alguien que podía marcar la diferencia, pero eso le costó muy caro. Su familia murió a manos de uno de tantos chiflados que la tienen tomada con los supertipos y al final se retiró. Quizá aquel tipo tenía razón, quizá el Tigre había sido más listo que yo...

- Peter, no quiero jugar a abogado del diablo, pero pese a tu edad eres uno de los veteranos en ese oficio. No sé si habrá muchos superhéroes que lleguen a disfrutar de la jubilación, pero a estas alturas...

- Sé lo que quieres decir, cariño, y me siento halagado, pero los precedentes no sirven de mucho en este oficio. Spider-Man es parte de mí, es lo que soy. Yo soy Spider - Man, siempre lo seré... pero no quiero ni pensar en la posibilidad de que nuestra hija crezca sin padre como.... como yo.

Mary Jane comprendió entonces los auténticos motivos de las dudas de su esposo. Después de tantos años, una parte de él sentía aún el dolor por no haber conocido a sus padres. Pasó su brazo por los hombros de Peter y lo besó suavemente en la mejilla, mientras éste acunaba a la pequeña May y la miraba, reflexionando sobre aquella conversación. Poco después, mientras la niña dormía de nuevo un plácido sueño, sus padres iniciaron la rutina de asearse, vestirse y desayunar, retomando la conversación justo donde su hija les había "obligado" a dejarla.

- Después de todo, tigre, Ben y May fueron muy buenos contigo. No recuerdo ocasión en la que no hayas hablado de ellos con un inmenso respeto y cariño...

- Ahora lo sé, MJ, pero para un niño no es fácil crecer siendo diferente... todos tenían padres y madres... salvo yo; los críos pueden ser muy crueles, aún sin proponérselo, y no dejaba de pensar que los míos no habían vuelto porque no me querían... por eso nunca quería hablar de ello con mis tíos. Dios les guarde, siempre me dijeron lo que mis padres me querían... y no lo soportaba. Si tanto me amaban ¿por qué no estaban allí? Los años me enseñaron a comprender, a aceptar aquella situación, pero seguía añorando, envidiando aquello que tenían los que me rodeaban... aunque fuera una relación como la de Harry y Norman, o la de Flash y el oficial Thompson... yo quería tener la oportunidad de tener padre y madre...

- Pete, tú sabes cómo fue mi vida familiar. Muchas veces he oído el tópico de que un mal padre es mejor que ningún padre, y siempre me ha parecido una solemne tontería... en muchas ocasiones envidié la relación que tenías con tus tíos, y quizá por eso yo estoy muy unida a mi tía Anna. Además, ahora ya sabes porqué nunca volvieron tus padres...

- .. lo cual me lleva invariablemente a otra cuestión; mis padres eran agentes del gobierno que fueron descubiertos tras el telón de acero. Sirvieron lealmente a su país, pero fueron considerados traidores...

- Deja vu, ¿hmmm, tigre? Tú también ayudas a los demás y pese a ello, te siguen viendo en muchos lugares como una amenaza... Temes que May, al igual que tú, pueda creer con la idea de que su padre no era trigo limpio ¿verdad?

- Lo has expresado muy bien ¿qué imagen tendría del trepamuros alguien que sólo lo conoce por los editoriales que Jameson hace en el Bugle?

- No muy buena, lo reconozco, pero no recuerdo que Spiderman sea un espía. Pese a lo que pueda decir la prensa, tienes numerosos amigos que te respetan...

- Uhmmmm - Peter tragó un bocado más - tienes razón, querida.

- Yo siempre tengo razón, tigre - río divertida Mary Jane.

- Bueno, ya pensaré en ello. Ahora tengo que actuar como un diligente cabeza cabeza de familia y marchar en pos de nuestro sustento.

- Vale, oh dilecto amo y señor - sentenció M. J. - el troncomóvil está en la cueva de los dinos... y trae un buen y jugoso filete de bronto para la cena, mi hombre - y dicho esto rompió en carcajadas.

- Muy graciosa. No me has perdonado lo de antes ¿verdad?

- Mejor cogerte a tiempo antes que te conviertas de Peter Parker en Pedro Picapiedra, tigre.

Sonriendo, Peter se dirigió al dormitorio para vestirse, cuando sonó el teléfono

- Residencia de los Parker, le habla Pedro Picaparker

- ¿Eh? ¿Peter?

- Ah, hola Glori ¿qué tal estás?

- Por lo que escucho, no tan bien como tú.

- ¡Oh, vamos, Glori! Tú siempre estás bien.

- No puedo dejarte dinero, Parker, si es eso lo que buscas.

- ¡Ugh! Has herido mis sentimientos - bromeó Peter mientras se dejaba caer sobre la cama.

- Tú no tienes sentimientos, Pete - rió la voz a través del auricular.

- ¿Es que las mujeres de mi vida han conspirado para hacerme picadillo verbalmente?

- Ja ja ja. Veo que Mary Jane se ha adelantado... ja ja ja.. snif. Bueno, vamos a dejarlo porque en la redacción ya están mirándome con caras raras, y no quiero que Jameson salga a echarme la bronca...

- ¿Cómo está hoy el viejo chivo?

- Tan bien como siempre... lo que no es mucho decir. Peter ¿tienes tiempo para un encargo?

- Por supuesto. ¿Qué va a ser hoy? ¿Alguna pelea entre supertipos? ¿una amenaza cósmica? ¿o tengo que ceñirme al programa habitual y buscar fotos comprometidas del trepamuros?

- Nada de eso, Peter. Hoy no tendrás que jugarte el cuello

- Toda una novedad, trabajando para Jameson, chica, pero me ha picado la curiosidad, ¿de qué se trata?

- Ben quiere que lo acompañes para un reportaje que está realizando junto a Phil Sheldon.

- ¿Sheldon? ¿La leyenda viviente de la fotografía?

- Así es, Pete.

- Uauh... ¿y en qué consistirá mi labor?

- No lo sé, pero tiene algo que ver con el Hombre Maravilla. No sé si sabrás que ha regresado de entre los muertos.

- ¿Otra vez? Sin duda los hay con suerte. ¿No sabes nada más?

- No, así que ¿qué tal si mueves tu lindo trasero hasta aquí, "tigre"?

- Cuidado, Glori... quién sabe qué maléficas hechiceras pelirrojas pueden estar escuchando por el otro auricular.

- Alguna muy afortunada. Hasta luego, Peter.

Bastante intrigado continuó Parker con la tarea de vestirse, mientras cavilaba sobre el encargo... Conocía de sobra las circunstancias que habían rodeado el regreso del Hombre Maravilla. Después de todo, seguía conservando su estatus de vengador en la reserva pero aquello era noticia de ayer, y Jameson no era de los que publicaba este tipo de material. Lo dejaba para la revista Now o para Femenina, publicaciones a las que hacía tiempo que había dejado de lado. Por otra parte, la presencia de un fotógrafo retirado como Sheldon añadía un nuevo atractivo al asunto. Su libro había inspirado secretamente el suyo de Telarañas y, aunque no lo hubiera tratado demasiado, sentía una mezcla de respeto y admiración por una leyenda viviente como él. Sus pensamientos pasaron después hacia Simon Williams, el recién resucitado Hombre Maravilla. Habían coincidido varias veces, aunque no lo conocía demasiado a nivel personal y si mucho de lo que el Bugle había publicado en su momento: Williams, el industrial acabado; Williams el héroe retornado de la muerte; Williams el aspirante a actor... muchas vidas para un solo hombre que, además, había tenido otras tantas muertes.. ciertamente hacía honor a su nombre: había que maravillarse ante tantos cambios de vida, tantas resurrecciones... en esto acertó Peter a coger su ropa de calle y dudó entre vestirse o ponerla en su socorrida mochila de red... pero luego decidió que hoy sería simplemente Peter Parker. Cogió una mochila para poner sus cámaras y puso un libro dentro. Sí, hoy sólo Peter Parker. Tras despedirse de su mujer y su hija, se encaminó hacia la parada del autobús y empezó a cavilar... ¿Sólo Peter Parker? ¿Desde cuando era Spider - Man un ente separado? Cierto que con la máscara puesta había desarrollado aspectos que un apocado adolescente al que todo sus compañeros dedicaban el poco cariñoso mote de canijo, le había permitido conocer mundos y personajes con los que otros sólo pueden soñar, pero también había afectado gravemente a su vida privada y a la de otros: nombres y rostros pasaron por su mente, pero ante todo y sobre todo se quedaron los de Gwen y Tío Ben... Si Spider - Man no existiera quizá ellos estarían vivos... y también quizá el mundo hubiera acabado tiempo atrás. Siempre estaba el tema del poder y la responsabilidad, pero nunca había negado (¿para qué hacerlo?) que amaba la sensación indescriptible que lo recorría cuando se balanceaba en la red... Recordaba las palabras de su tía durante el último paseo juntos y desde entonces había hecho las paces con su pasado pero... ¿y el futuro? Amaba ser Spider - Man, pero ya no era el estudiante de Secundaria de los comienzos; tenía responsabilidades para con otros. Quizá, después de todo, tendría que elegir...

-----

En el centro de la ciudad, en una elegante cafetería, un hombre corpulento y entrado en años se dirigió hacia una de las mesas donde otro, mucho más joven, daba buena cuenta de un abundoso desayuno...

- Veo que no ha perdido el tiempo, señor... olvidé su nombre.

- No se lo di. Llámeme Werwolf o mejor aún, no me llame. Ya lo haré yo.

- ¿Se cree usted gracioso?

- Tengo sentido del humor, amigo mío y bien puede agradecerlo, porque gracias a él hemos podido hacer negocios.

- ¿Qué quiere decir...? - respondió envarado - el negocio es el negocio ¿no?

- También son importantes prestigio y seguridad y comprenderá usted que hacer tratos con un tipo que se hace llamar la Cigarra y cuya carrera no es demasiado brillante (y que viva el eufemismo)1. No me interprete mal, amigo, cada cual con sus neuras, pero no hay mucha gente dispuesta a financiar a alguien que tiene la fama de perdedor...

- ¡Oiga usted, especie de lechuguino con pelo de zanahoria...! Mi dinero es tan bueno como el de cualquiera de sus clientes...

- No lo dudo. Si no, no estaría perdiendo el tiempo aquí, aunque reconozco que el desayuno ha sido delicioso pero ¿qué garantías me da usted de que en el caso de que lo pillen (lo que es bastante probable, vistos los precedentes) no cantará como la cigarra de la fábula?

- ¡Tiene mi palabra de caballero! - respondió un Cigarra ya más que iracundo, adoptando una expresión que indicaba a las claras que no estaba demasiado en sus cabales... ¡Si eso no le basta...!

- No, no me basta pero ¿Sabe? Me cae usted bien. Todo ese amor por los bichitos, y tal y tal. Además, creo que la última vez acabó en el manicomio así que ¿quién le creería?

- Acabemos de una vez - resopló el antiguo enemigo de los hombres x. Aquí tiene lo acordado - dijo poniendo sobre la mesa un pequeño portafolio.

- Sí, ya lo veo - dijo el aludido echándole una mirada a través de sus gafas - bien, aquí tiene lo acordado. No ha sido tan difícil encontrar lo que me pidió. Ciertos científicos deberían procurar guardar un poco mejor sus invenciones - y dicho esto puso sobre la mesa un extraño contenedor hermético con forma de termo.

- ¡Sí! ¡Por fin! - la expresión de la Cigarra adquirió unos matices bien distintos, preso de una extraño arrebato cuasimístico. ¡Al fin tengo a mi alcance el poder para...

- Shhhh, amigo. No me interesa saberlo. Usted tiene la mercancía, yo el dinero y aquí no ha pasado nada. Cuanto menos se sepa mejor en un trabajo como el mío.

- Como quiera, "amigo" - dijo el comprador clavando una mirada cargada de animosidad en el Werwolf. Pero créame que no olvidaré lo que ha dicho sobre mí y mi obra. Quizá volvamos a vernos en circunstancias bien diferentes...

- ¡Quién sabe! - respondió el otro divertido, al tiempo que se levantaba de la mesa. Un cliente satisfecho es un cliente que siempre acaba volviendo. Por cierto, no se olvide de pagar la cuenta del desayuno.

El viejo supervillano no contestó, quizá demasiado sorprendido por la insolencia de su interlocutor, que abandonó el lugar esbozando una amplia sonrisa. Quizá una vez fuera se reiría - pensó - pero ¡qué más da! Que se ría, que estalle en carcajadas... pronto vería de lo que era capaz. Contempló largamente el contenedor, acariciándolo suavemente y releyendo, una y otra vez, el emblema del mismo.

-----

Después de un tranquilo paseo, Peter alcanzó por fin su destino, el edificio del Daily Bugle. Un trayecto en el que pudo disfrutar de la lectura de un libro científico de aquéllos que tanto le gustaba devorar. Miró la puerta de entrada y reflexionó una vez más: ¿dónde acababa la diversión y dónde la obligación? Él no sabría decirlo: la fotografía había sido una afición que le ayudó a solventar muchas necesidades económicas y se transformó en su trabajo. La Ciencia había sido su principal, su única amiga durante muchos años, pero siempre acababa perdiendo en beneficio de su tercera pasión / obligación: el traje azulgrana que se enfundaba un día sí y otro también... pero al final, aquellas tres facetas de su vida confluían hasta formar un sistema más o menos funcional... eso cuando no pasaban las esporádicas e inevitables crisis... Sí - pensó - mi vida haría las delicias de algún productor deseoso de hallar un Show de Truman para alguna cadena televisiva cuya audiencia fuera en picado. Mientras subía, reflexionaba: ¿por qué no reemprender la carrera universitaria? Mis profesores decían que tenía futuro. Podría conseguir una posición respetable como científico... ¿Cómo lo harán Richards o Pym? Ellos tienen suerte... aunque no pudo evitar "tragarse" el último pensamiento al recordar que dos de sus "ídolos científicos" habían tenido sus propias raciones de amargura. Mal que bien, es algo que debe venir con los leotardos... ¿o no? Cavilando, alcanzó el piso de la redacción, así como una serie de improperios entonados por una voz que le era tan familiar como la de su mujer, pese a que su propietario se hallara gritando en su propio despacho a puerta cerrada.

- ... ¡Y me da igual lo que digan el Alcalde o el Gobernador! ¡La destrucción de esos edificios universitarios es una catástrofe2! ¡¿Acaso sabe escribir esa palabra?! ¡Me parece abominable que ahora empiecen a escurrir el bulto cuando lo que hay es que arrimar el hombro! ¡Soy el dueño y editor del periódico más importante de esta ciudad! ¡¿Me oye?! Y como portavoz del colectivo de mis lectores...

- Hola Robbie ¿a quién está vituperando hoy la gorgona con pelo de cepillo?

- Ah, hola Peter - respondió Robertson estrechando la mano del fotógrafo - pues conociéndole, a algún funcionario pardillo al que habrán colocado en la tesitura de decirle que sus jefes no están..

- ¿No están o no están para Mr. Encanto?

- Je je. Vaya, Peter, no pierdes el sentido del humor...

- Ya ves, Robbie, así soy yo. ¿Sabes para que me ha llamado Jameson? Glory me ha dejado un tanto intrigado con eso de que no hay que jugarse el cuello.

- Bueno, se trata de un proyecto de Urich que ha logrado colarle al viejo J. J.

- ¿Se ablandará con los años...? Hmmmm...¡naaah!

- Quizá - respondió Robertson encendiendo su cachimba. Pese a su cerrazón, suele ser bastante agudo en lo que a periodismo se refiere...

- En eso tienes razón pero, volviendo a lo nuestro, lo de Urich ya lo sabía, pero no se exactamente de qué se trata...

- Creo que J. J. prefiere explicártelo en persona... aunque ahora no lo interrumpiría - dijo esbozando una amplia sonrisa...

- Llevo aquí toda mi vida, Robbie... y no aún no me apetece sucidarme... ¡Hola Glory! ¿J. J. no se ha tomado hoy su bidón de tila?

- Hola Peter - respondió la aludida - Ya sabes como se pone cuando los poderosos no siguen sus amables consejos... lleva así media hora.

- ... ¡Y ya está bien de aguantar las algaradas de esos supertipos irrespetuosos! Si cuando apareció ese infumable trepamuros me hubieran hecho caso, no tendríamos a esa barahunda de tipejos saltándose las normas a la torera!

Escuchando la última parte de la filípica y el violento cuelgue final del aparato, Peter reflexionó una vez más sobre su existencia. Allí estaba el hombre de los gritos, Darth Vader con el pelo a cepillo, como lo había llamado interiormente una y mil veces3, que detestaba a su alter ego con un odio africano, que lo timaba con sus fotos... pero que extrañamente solía apreciarle, muy a su modo. No había olvidado que había pagado los gastos de su juicio, proporcionándole los mejores abogados4... ¿Cómo se sentiría que el principal vendedor de material en sus furibundas campañas anti Spider - Man era el propio Spider - Man? La ironía siempre le había resultado deliciosa...

- ¡Ey, Parker! ¡Baja de una vez de las nubes, haragán! No te traje desde Seattle ni te mandé llamar para que perdieras MI tiempo!

- Hola, J. J., yo también me alegro de verte... y sí, Mary Jane, May y yo estamos bien.

- Puuuff... Déjate de lisonjas, Parker. Te conozco de que eras un empollón de colegio así que ahórrame esa pantomima de dulce y tierno padre de familia.

- Como siempre, todo corazón - sonrió Peter, pensando más bien en la imagen de un J. J. babeando ante las gracias de su hijo - ¿Qué quieres de mí?

- Ven conmigo... ¡Ey! ¡Urich, ven acá...!

A la llamada de su jefe, el reportero más famoso del Bugle se aproximó. Detrás suyo estaba un hombre bastante mayor, del que destacaba un parche en su ojo izquierdo. Peter lo reconoció como Phil Sheldon, un nombre legendario dentro de la fotografía periodístico. Conocía su trabajo y lo admiraba, pero no pudo evitar notar como éste lo miraba con frialdad5. La sensación se hizo más patente cuando el saludo se limitó a un leve apretón de manos. Una creciente incomodidad se fue apoderando del trepamuros y lo habría logrado de no ser porque tras de los dos veteranos periodistas apareció un viejo amigo.

- ¡Sr. Paunchalito6! ¿Cómo está usted? - saludó estrechando efusivamente al recién llegado.

- Muy bien, muchacho... ¡aunque no tan fuerte como tú! ¿Qué tal estás? ¿Cuándo nos tomamos otra cervecita?

- ¡Cuándo usted quiera! Pensaba que se había retirado...

- Y así era, muchacho, pero el gusanillo del Pulitzer sigue picándome y aunque ya no estoy para muchos trotes, siempre puedo enfocar el asunto desde otra perspectiva.

- Muy bien, pero ¿qué pinto yo en todo esto?

- Verás, Peter - terció Urich. Queremos hacer una serie de reportajes basados en la incidencia de los superhumanos en la gente normal. El regreso del Hombre Maravilla ha sido el detonante de la idea.

- Así es - siguió Paunchalito. Los tres tenemos cierta experiencia cubriendo noticias vinculadas a los supertipos... y tú te has jugado muchas veces el cuello en ese oficio, Peter... pero rara vez nos hemos ocupado de la perspectiva del hombre normal...

- ¡Y el hombre normal es el que compra periódicos! - bufó Jameson - Espero que hagáis algo medio decente... ¡y espero resultados pronto! A ver si estos dos no se han oxidado después de tanto tiempo en el ropero... ¡Glory! ¡Ponme con la oficina del Alcalde!

- La idea le gusta - dijo un sonriente Robbie. Y a mí también. No todos los días se ve trabajando codo con codo a cuatro de los nombres más importantes del Bugle... y menos en un mundo tan competitivo como el nuestro.

- Creo que todos estamos de acuerdo en dar una visión más realista del mundo de los prodigios, Robbie - dijo Sheldon... pero francamente, no entiendo qué pinta Parker aquí, cuando ha vendido sus fotos como pruebas para crucificar a Spider - Man

De repente, Peter comprendió el motivo de la animadversión de Sheldon... y no supo qué decir. La ironía de ser el propio vender de sus "pruebas incriminatorias" se había vuelto contra él de una forma inesperada. Quería responder... pero no tenía argumentos, al menos no algunos que permitieran mantener oculta su identidad.

- Vamos, Phil - intervino Paunchalito. Creo que te estás pasando. He trabajado con Peter y es un gran profesional...

- Yo no lo veo así, Andrew. No considero muy profesional a quien hace cierto tipo de trucos para vender su mercancía...

- Vamos, vamos, Phil. Anda, ven acá - lo atajó Paunchalito mientras hacía un gesto hacia Peter7. Vamos a hablar...

Peter miró como se alejaban varios pasos y se quedó en silencio. Nunca pensó que su trabajo pudiera granjearle ciertas enemistades por servir de carnaza para que Jameson se cebara con Spider - Man. Por un lado se sintió muy halagado, por otro muy sucio.

- No tomes demasiado a mal las palabras de Sheldon, Peter...

- Sí, no, ya... Demasiado absorto, intentaba captar algo de la conversación entre Sheldon y Paunchalito pero no lograba captar demasiadas palabras en la barahunda que se formaba en la redacción del periódico a esas horas... sólo escuchaba cosas sueltas: joven... casi un crío... telarañas... responsabilidad... Cuando volvieron, Sheldon lo miraba muy cortado y medio esbozó una disculpa.

- Yo, ejem, lo siento, Peter... creo que me precipité... espero que me disculpes.

- No importa, señor Sheldon. A mí tampoco me gusta el uso que Jameson hace normalmente de mi trabajo - respondió tendiéndole la mano, que esta vez el veterano fotógrafo estrechó con más fuerza - Además, será un placer trabajar al lado de alguien como usted...

- También lo será para mí. Cuestiones personales aparte, me has parecido un buen fotógrafo... aunque a veces tus fotos parecen sacadas con automático, si me permites la crítica.

- Tiene razón - sonrió Peter, mientras miraba de reojo a un divertido Paunchalito - todavía me queda bastante por recorrer...

- Bueno, vámonos ya, o Jameson saldrá a darnos otro sermón.

Los cuatro fueron en el coche de Urich, rememorando viejas anécdotas o viejos compañeros de profesión, contando anécdotas sobre Jameson y su carácter, o repasando técnicas de trabajo. Aparcaron donde pudieron y, a pie, se dirigieron a una pequeña cafetería cuidadosamente decorada, en las inmediaciones de Bronx. Peter notó que el lugar le era muy familiar, pero no pudo recordar exactamente porqué. Allí, en una mesa, les esperaban dos jóvenes: una era delgada y con un pelo de color castaño rojizo; la otra estaba más llena y su pelo oscuro dejaba ver unos rasgos indudablemente orientales. Los cuatro periodistas se dirigieron hacia ellas y las presentaron a Peter.

- Peter, quiero que conozcas a nuestras primeras entrevistadas. Te presento a Cindy Knutz y a Bernadette Sedaka.

- Hola... ¡nada de chistes con mi apellido!

- ¿Qué tal? Puedes llamarme Bernie...

Todos tomaron asiento y Peter observó con creciente curiosidad a las jóvenes. ¿Cuál sería su historia? Preparó su cámara y se dispuso a escuchar..

-----

1.- No se puede decir que sus apariciones fueran particularmente gloriosas. Para comprobarlo podeís comprobarlo en La Patrulla - X y en Factor - X. En ambos casos se enfrentó al grupo original.

2.- Se vio en la serie Aparecido

3.- Como en Spider-Man vs. Lobezno...

4.- Se vio en El Juicio de Peter Parker.

5.- Para conocer los motivos por los que a Sheldon no le cae muy bien el bueno de Peter, repasad Marvels.

6.- Un viejo amigo que Peter conoció en Marvel Team Up.

7.- Efectivamente, Paunchalito conoce al alter ego de Peter Parker.

-----

RED AZULGRANA

Muy buenas tardes, buenas gentes de mal vivir y bienvenidos a este primer número dedicado a la colección Peter Parker: Spider - Man, al tiempo que aprovecho para saludar a Ben Reilly, responsable de la colección hermana Asombroso Spider - Man y anunciar que estamos en conciliábulo para coordinar ambas coles de nuestro amigo el trepatochos. Como de costumbre, espero comentarios, críticas, ideas y todo lo que se os ocurra. Un saludo.

 
 
   
www.marvel.com
(1) All characters and the distinctive likenesses thereof are Trademarks of Marvel Characters, Inc. and are used with permission.
(2) Copyright © 2003 Marvel Characters, Inc. All Rights Reserved.