PETER PARKER: SPIDER-MAN #77
Preludio a la pasión y muerte
Guión:
Luis Capote
En la cafetería donde en el número anterior habíamos dejado al grupo de
periodistas y a las dos jovencitas, todos habían tomado asiento y una
animada conversación empezaba a tomar forma.
- Bueno - empezó Urich - Para los que no sepan por qué estamos aquí,
comentaré presentando un poco más a las señoritas Knutz y Sedaka. Ambas son
miembros destacados del club de fans de Simon Williams, más conocido como el
Hombre Maravilla y se han prestado gentilmente a conceder esta entrevista
para contarnos un poco de la influencia de este vengador en el desarrollo de
sus vidas1.
- Es muy usted muy amable, señor Urich - respondió una de las aludidas, una
chica alta, rubia y desgarbada, a la que Peter identificó como Cindy Knutz.
- Sí - continuó su compañera, una chica bajita y regordeta de aspecto
oriental que no era otra que Bernadette Sedaka - El Daily Bugle ha sido muy
amable al traernos aquí con todos los gastos pagados.
- Bueno - rió Urich - eso casi ha sido milagroso. Tendríais que conocer al
dueño del periódico. Jameson no suelta un chavo si no es con la convicción
de que la historia lo merece. Aquí tenéis a mis compañeros de trabajo. Todos
ellos, como vosotras, han tenido una relación más o menos profunda con los
superhéroes.
- No te excluyas, Ben - dijo Paunchalito - Los mejores artículos sobre
Daredevil los has escrito tú. Soy Andrew Paunchalito, reportero retirado al
que ha podido más su deseo de volver al tajo que su relación con los
superhéroes2.
- Yo soy Phil Sheldon y como Andrew estoy retirado.
- ¡Yo le conozco! - interrumpió Cindy - ¡Usted hizo todas esas fotos de los
prodigios durante los años treinta y cuarenta!
- Y un poco más allá - suspiró Sheldon - me retiré hace unos pocos años.
- Yo soy Peter Parker, fotógrafo pero ni la mitad de bueno que el señor
Sheldon aquí presente.
- ¡Sí! - respondió Bernie - Eres el que hace todas las fotos del trepamuros.
En el club algunos socios tienen tu libro. Es una pena que te dediques a un
tipo con cara de bicho, porque me hubiera gustado ver algo así relacionado
con el Hombre Maravilla.
- Bueno, niña - rió Paunchalito - Peter, al contrario que muchos de
nosotros, carece de aversión por los bichos hasta el punto de dedicar buena
parte de su vida activa a uno de ellos. La risa derivó en una carcajada
general que definitivamente, distendió el ambiente.

En otro lugar, no muy lejos de allí, un curioso personaje paseaba por las
instalaciones del campus de ciencias de la ESU. Pasándose por un jubilado
deseoso de matricularse en alguna titulación, su corpachón robusto y redondo
y su pelambre y barba plateadas, le daban el aspecto de una suerte de Papá
Noel, aunque los deseos de buena voluntad de éste no coincidían en cuanto a
destinatario con los de aquél caminante que enfilaba sus pasos hacia los
departamentos de biología. Consultó por enésima vez un cuadriculado mapa en
el que había marcado la zona dedicada a las investigaciones con artrópodos,
cargando de nuevo con lo que parecía un pesado maletín. Mientras se acercaba
a su destino final, el hombre, absorto a todo cuanto le rodeaba, cavilaba,
hablaba consigo mismo y musitaba a ratos palabras que indicaban un deseo de
revancha y un sueño de gloria que en ese momento, parecía al alcance de su
mano. Su nuevo plan se había gestado hacía pocos meses, cuando sus abogados
habían conseguido una revisión de su caso y la consecuente concesión de un
régimen de libertad vigilada. Había burlado a los examinadores y dedicado su
recobrada movilidad a analizar las causas de su última derrota. Privado de
sus armas tradicionales, decidió cambiar de estrategia y de armas. Un nuevo
sistema de crecimiento, un contenedor de partículas pym adquirido a precio
de oro de manos del misterioso Werwolf y una noticia de un periódico
atrasado que trataba el fallido asalto de manos de un villano de segunda
división llamado el Entomólogo a la sección hacia la que él encaminaba sus
pasos3. Él había analizado el modus operandi de aquél, planteando las
causas de su fracaso y modificando aquellos aspectos que consideró
oportunos. Los resultados de aquella operación intelectiva estaban a punto
de comprobarse, cuando su artífice volvió de nuevo a la tierra y sus ojos se
fijaron en la puerta tras la cual se hallaban sus queridos compañeros de
fatiga: los artrópodos.

De vuelta en la cafetería:
- Así que - preguntaba Urich - Tú te marchaste a California sólo porque
Simon Williams se había unido a la sección occidental de los Vengadores ¿no
es así?
- Dicho así resulta un tanto simple, Sr. Urich - respondió Cindy - Pero así
es a grandes rasgos. Cuando Simon... el Sr. Williams... el Hombre Maravilla
salvó mi vida de aquel robot gigante4, marcó mi vida para siempre. Quizá
pueda sonar alocado, pero no me arrepiento de lo que hice. Viéndolo con
cierta perspectiva, salir de mi hogar me ayudó a crecer, a madurar... a
vivir, y eso se lo agradezco a todos. Sobre todo a mi mejor amiga aquí
presente - terminó refiriéndose a Bernie, que le respondió con una amplia
sonrisa.
- En cambio tú, Bernie - continuó Paunchalito mientras Urich tomaba algunas
notas - estuviste a punto de suicidarte cuando se confirmó su muerte. Eso
es lo que acabas de decir...
- Borre el "a punto", señor Paunchalito...
- Andrew, por favor. Yo te llamo Bernie si tú me llamas Andrew.
- Bueno... Andrew. Realmente hice un disparate y de no hacer por Cindy
ahora no estaría para contarlo. ¿Puede creerlo? Mi vida giraba en torno a
alguien que no conocía. Era como esas niñas estúpidas que lloran y gritan
cuando ven pasar a alguno de sus ídolos o hacen alguna locura cuando éstos
se casan. Simon era para mí un icono y lo adoraba como a un dios... ¡Dios!
Qué estúpida he sido.
Por un momento se hizo el silencio y el buen ambiente de la reunión se había
perdido, hasta que una voz, la voz de Sheldon, rompió la quietud.
- Ni más ni menos que nosotros, señorita Sedaka. Míreme. Perdí este ojo como
consecuencia de la batalla entre Namor y la Antorcha Humana original5.
Para usted, para gente joven como Peter o incluso como Ben, los superhéroes
son algo casi cotidiano, pero antes de la Segunda Guerra Mundial eran algo
raro... prodigioso. Yo era casi un mocoso cuando el Profesor Horton presentó
a su creación en sociedad, poco más cuando el príncipe submarino declaró la
guerra al mundo de la superficie. He visto cosas fascinantes, pero muchas
veces he visto como esa mezcla de envidia y de rencor que la sociedad tiene
para con los prodigios ha estado a punto de destruirla. Ese sentimiento de
pequeñez puede ser sumamente perjudicial.
Cindy y Bernie miraron fascinadas al viejo fotógrafo. Peter bajó la cabeza
un instante y reflexionó. Su vida y la de Sheldon no eran tan diferentes. Su
vida como superhéroe, como prodigio era la que fascinaba y aterraba a las
personas de su entorno, la que ponía en peligro su otra vida, la de
profesional, la de científico, la de esposo y padre.
- Pero a pesar de todo - continuó Sheldon - descubrí que pese a todos sus
poderes, los prodigios son eminentemente humanos. Yo viví la génesis de la
controversia mutante. Una pequeña se refugió en mi casa, una turba
enfurecida la buscaba, pero a pesar de su extraño rostro no era más que una
niña6, que hablaba como una niña y que tenía el derecho a disfrutar como
tal, tanto como mis dos hijas, que en aquellos días tenían apenas unos años
más. Con poderes o sin ellos, todos somos humanos. Ésa es la visión que
quiero dar con este trabajo.
- Por eso estoy yo también aquí - dijo Paunchalito - Recuerdo que Peter y yo
acabamos en un extraño pueblecito donde el Pensador Loco había recreado a
buena parte de los pensadores más ilustres de la Historia7. El Pensador,
como sabéis, es un villano pero cuando todo terminó y el Sr. Parker aquí
presente y servidor nos fuimos a tomar unas cervezas, no pude evitar sentir
cierta tristeza. Aquel tipo tenía la capacidad de hacer muchísimo bien.
Volver a la vida a aquellos sabios ¿y qué hace? Perder una y otra y otra vez
contra en una perpetua batalla contra otros supertipos.
- Tienes razón, Andrew - dijo Urich - pero esa capacidad de elección es
común a todos, sólo que cuanto mayor poder tienes, mayores son las
consecuencias que la decisión que tomes implica. Mira a nuestro querido
editor, a Jameson. Carece de superpoder alguno, pero su periódico encumbra y
hunde en Nueva York con una facilidad pasmosa. Dependiendo de lo que se
haga, uno mismo puede causar mucho daño, pues la ambición es muy mala
consejera. Recuerdo que una colaboradora mía me robó los datos que tenía
sobre Daredevil y los manipuló, revelando la información falaz de que
Matthew Murdock el abogado era la identidad civil del cuernecitos. Se
demostró la falsedad de tal afirmación y ella fue detenida, pero no antes de
que un montón de armas apuntaran hacia el pobre Matt y éste tuviera que
pasar por muerto una temporada8. Todo por el deseo desmedido de hacerse
un nombre y gracias a un simple titular.
- Eso es lo que nunca me gustó de este negocio, Ben - dijo Sheldon - y por
eso nunca me hizo gracia que tu trabajo, Peter - y diciendo esto se volvió a
Parker - acabara en las manos de Jameson. Es un buen editor ¿sabes? Pero en
lo que al lanzarredes se refiere nunca ha sido objetivo. Hasta hoy te he
considerado poco más que un vulgar mercenario de la cámara, pero Paunchalito
me ha demostrado que había caído en el mismo error que mi viejo amigo.
- No hay nada que perdonar - respondió Peter, que hasta ese entonces había
estado observando a sus acompañantes - porque me ha hecho reflexionar sobre
cosas que nunca se me habrían ocurrido. Nadie mejor que yo puede saber el
grado de injusticia al que las valoraciones del viejo J. J. pueden llegar.
Mi vida profesional está muy ligada a la de Spider-Man, porque en cierto
modo, el inicio de sus andanzas y el de las mías están muy unidos. Yo estaba
en la escuela secundaria cuando el trepamuros apareció en la televisión, un
empollón que vivía con sus tíos desde que tenía uso de razón, porque sus
padres habían muerto al poco de su nacimiento. Al poco tiempo mi tío Ben fue
asesinado por un chorizo que había entrado en casa a robar y yo me vi en la
obligación de empezar a aportar algo de dinero a la menguada economía
familiar. Así comenzó mi particular safari fotográfico. He seguido a
Spider-Man a casi todas sus batallas, aún a algunas tan alucinantes que
permanecerán para siempre fuera del conocimiento de la opinión pública9,
y aunque sé que a él no le importa - mintió para sí - no puedo evitar
sentirme un poco - bastante - sucio cuando veo que día tras día, mes tras
mes, año tras año el viejo chivo sigue utilizando su apolillada retórica
para poner a Spidey en el punto de mira. Si no fuera por gente como Ben,
como Robbie o como Betty y porque de vez en cuando ese pelo cepillo ha
tenido detalles realmente nobles para conmigo, hace tiempo que me habría
marchado del Bugle y probablemente, de la fotografía periodística.
- Jameson está muy pagado de sí mismo, Peter - dijo Sheldon - Gracias a
Dios, su hijo John se parece más a su madre y sí, después de todo, muy en el
fondo de su ser, es un buen tipo que sin embargo, no ha sabido sacar lección
provechosa de los golpes que le ha dado la vida. Siempre será el mismo, de
eso no cabe duda, pero un día se va a encontrar con la horma de su zapato. A
veces comemos juntos por aquello de recordar los viejos tiempos y sé que su
conciencia está mucho más despierta de lo que él quisiera, pero sigue
teniendo la misma mezcla de envidia y rencor por Spider-Man que muchos
hombres cortos de miras. Quizá lo que voy a decirte sea exagerado, muchacho,
pero si realmente te asaltan esos remordimientos es que sabes que no estás
haciendo bien. No eres responsable de lo que Jameson hace con tus fotos,
pero le facilitas parte del trabajo sucio. Sé perfectamente que sin gente
como Robbie, él estaría mucho más desatado, hasta el punto que creo que si
fuere así, el Bugle sería historia pero no lo es y aunque no tengo tanta
relación con Spider-Man como tú, Peter, te digo que te engañas si piensas
que no le importa y si realmente él se lo cree, también se engaña a sí
mismo, lo que es doblemente triste. Aunque no te des cuenta, Jameson te
utiliza para contar al mundo una visión falsa de la realidad, para convertir
al trepamuros en algo que no es: un villano.
Peter se quedó mudo. Casi sintió que Sheldon había atravesado el engaño y se
dirigía directamente a Spider-Man, y tenía razón. Miró a Paunchalito y éste
le devolvió una mirada que le decía que siguiera aquel consejo. Siempre le
había importado, le había dolido aquel uso que Jameson hacía de su trabajo,
pero lo había recubierto de bromas, de sonrisas, de algún pequeño desquite
cuando le gastaba alguna que otra broma. Pensó en la pequeña May. Había
alguien a quien sí le importaría lo que el mundo pensara sobre él, sobre
Spider-Man: su propia hija. Por su parte, Urich sintió también que las
palabras iban dirigidas a él y recordó los días en los que Kingpin le había
obligado a olvidar el nombre de Matt Murock, de Daredevil, cuando le había
obligado a renegar de su amigo. Al final hizo lo correcto, siempre intentaba
hacerlo pero ¿a qué precio? Casi le cuesta su vida y la de su mujer10.
Mientras, Cindy y Bernie se sintieron sorprendidas y aliviadas a partes
iguales, porque descubrían que su experiencia no era única. A su estilo,
cada uno de los periodistas presentes había visto cómo su vida cambiaba para
siempre por un encuentro con un superhumano... no, con personas que tenían
mucho poder, fueran o no superhéroes o supervillanos, y cada uno había hecho
una elección. Que ésta fuera correcta o incorrecta no lo sabían, pero allí
estaban ellos y ninguno parecía arrepentido. Fue Paunchalito quien rompió
aquel silencio pidiendo otra ronda.

De vuelta en la ESU, la Cigarra ultimaba en un aula vacía los últimos puntos
de su plan. En cada esquina había colocado un generador de fuerza, lo que
según sus cálculos rodearía la habitación con un campo, en el cual había
vaciado los contenedores donde se encontraban buena parte de sus amigos de
muchísimas patas. Con él siempre fuera, introduciría a través de una
abertura en el sistema de contención un combinado de partículas pym, gas
crecedor y nutricional de su creación que haría que los artrópodos presentes
(hormigas, arañas, mariposas, saltamontes y un largo etcétera en el que,
como no, estaba presentes las cigarras) incrementaran su tamaño, adaptaran
su organismo a las nuevas condiciones de su entorno y arrasaran todo a su
paso. Para que esto último se hiciera bajo sus órdenes, había conseguido que
el remendón fabricara un trasunto del casco controlador del Hombre Hormiga.
Aquello no era más que un simple ensayo, pero de su éxito dependería la
suerte del posterior curso de acción que había planeado. No sabía que aquel
plan iba a costarle la vida. Cuando una vez fuera del aula accionó a
distancia los dispositivos del campo de fuerza y se dispuso a girar la
válvula del contenedor con su compuesto, había sellado su destino.

De vuelta en la cafetería, la conversación había tomado un ritmo más normal.
Relajadas, Cindy y Bernie contaban muchas experiencias sobre su relación con
el Hombre Maravilla, a las que cada uno de los presentes añadía anécdotas
derivadas de aventuras de lo más variado.
- Se pueden imaginar cómo se pusieron mis padres cuando les dije que su
única hija se marchaba de Nueva York para irse a California. No tuve valor
para decirles la verdad y cuando se enteraron posteriormente no se lo
tomaron muy bien - relataba Cindy - Me han perdonado, pero siguen sin
entenderlo. Yo tampoco lo haría, pero como les dije, me ha servido para
crecer y no me arrepiento. Nunca.
- Sólo con los años te das cuenta de la realidad de algunas cosas, Cindy -
dijo Sheldon - Yo me hice corresponsal de guerra cuando los japoneses
atacaron Pearl Harbour y seguí a los Invasores en muchas de sus incursiones
en la Europa ocupada. Hoy lo recuerdo y me entran escalofríos. Alguien tenía
que contar a los que se quedaban en casa qué sucedía, pero no querría por
nada del mundo que nadie tuviera que hacer una crónica de otro campo de
batalla.
- Yo recuerdo que casi tenía que mentirle a mi tía May sobre mis actividades
en el Bugle. Me hacía ir muy elegante a mi trabajo, sin imaginar en los
sitios en los que tenía que meterme. A veces... me caía por cualquier sitio
y tenía que contarle cualquier historia. Al final - recordó Peter
sonriendo - creo que nunca la engañé11.
- Nadie dijo que nuestro trabajo fuera tranquilo - terció Urich - En
realidad...
Ben no pudo terminar lo que decía. Su móvil sonó y mientras contestaba, el
resto pudo ver cómo su expresión cambiaba e iba contestando con monosílabos.
Al contestar miró a todos y dijo.
- Problemas en la ESU. Ha habido una explosión terrible. Tenemos que ir.
Señoritas, tendrán que disculparnos. ¿Podrán llegar al hotel?
- Sin problemas, señor Urich - respondió Bernie - Nos gustaría acompañarles,
si no tienen inconveniente.
- No sé si es buena idea. La policía está evacuando el campus y se han
cursado avisos a Código: Azul, los 4 Fantásticos y los Vengadores.
- No creo que vean al Hombre Maravilla, señoritas - dijo Paunchalito - pero
serán bienvenidas. Ben, lo mejor será que hagamos dos grupos. Tú ve con
Sheldon y yo iré con Peter. Nos situaremos a cada lado del campus.
Mientras todos se preparaban para marchar, Peter dirigió una sonrisa de
agradecimiento a Paunchalito, que le devolvió un satisfecho guiño. Cuando
todos se fueron, subió a lo alto de un edificio y se cambió. Volando en
dirección hacia el campus, Spidey distinguió la capota del coche de su amigo
ante un semáforo en rojo y disparando una tela más larga, rozó su capó.
Andrew conducía camino de la ESU y vio la sombra del trepamuros
balanceándose en su misma dirección. Sacó medio cuerpo por la ventanilla y
gritó.
- ¡¡Buena suerte, Spider-Man!!
Junto a la abandonada mesa de cafetería, apareció como de la nada un hombre
más que maduro anciano, que se acercó al lugar donde había estado sentado
Peter. Con melena y bigotes bien cuidados el hombre habló para sí, con una
mezcla de admiración y veneración.
- Ve, Peter. Ve, valiente Spider-Man. Del resultado de esta batalla
dependerán muchos de los aconteceres de tu vida futura, mein freund. Von
Strucker no lo sabía, pero cuando me envió al Tíbet en busca de sus arcanos
secretos, me dio la llave que me ha permitido contemplar esta era gloriosa y
quizá, salvar a este mundo que mi superior sólo ansía dominar de un futuro
cuando menos tenebroso.
Sin mediar palabra e invisible ante los ojos de camareros y parroquianos, la
capa granate y oro del caballero ondeó. Si alguien lo percibió, cuando se
dio la vuelta no había nadie.
En el epicentro de la explosión, un magullado Cigarra buscaba a sus
compañeros animales entre los escombros. De aquella suerte de cimera que le
había fabricado el Remendón le llegaba una cacofonía de voces de pánico que
no alcanzaba a entender del todo ni podía controlar. Se acercó a los restos
del aula y vio como los insectos y arácnidos se apartaban de una figura
acurrucada en el centro de la misma, cubierta y arropada por una capa, de la
que sólo sobre salía una cabeza, con melena y barbas de nazareno con muchos
mechones plateados. La Cigarra se armó de valor y se acercó a él,
conminándole a hablar.
- ¿Quién eres tú? ¡Habla!
- Soy... Gravitón... el... Hijo... de... Dios.
1.- Y que el distinguido lector puede conocer en profundidad en el prestigio Hombre Maravilla: Maravillosos Años.
2.- Aunque, como sabemos, su relación con el tema le permitió saber que Peter Parker es el único e inimitable Spider-Man.
3.- Se vio en Asombroso Spider-Man (uno de la época de McFarlane).
4.- Se vio en Los Vengadores.
5.- En Marvels nº 1.
6.- En Marvels nº 2.
7.- En Marvel: Team Up.
8.- Todo eso se vio en Daredévil: Caída del Paraíso.
9.- Se refiere a las Secret Wars.
10.- Buenos ejemplos de la lucha entre Kingpin y Urich, si se puede llamar así, podemos verlos en Electra Saga y en Daredevil: Born Again.
11.- Pues más bien no en Asombroso Spider-Man nº 400
RED AZULGRANA
Muy buenas, queridos niños y niñas. Mucho ha llovido y mucho ha corrido
bajo los puentes desde el último número de esta serie, pero aquí estamos,
justo cuando las cosas se ponen interesantes. Pasando al correo, tenemos una
carta de Maese Correia que dice que para bien o para mal, el número anterior
es más corto que los que hago habitualmente y sí, mi intención es intentar
que esta serie tenga un volumen en sus números menor que el que pueden
vuesas mercedes encontrar en Capitán América o Lobezno. Que lo consiga o no,
es otra historia. Hasta otro rato, que será, prometido está, más corto.