PODERES COSMICOS VOL. 2 #18
Atando cabos
Guión:
Bergil
Portada: Dibujada por Ángel Medina. Homenaje a la de la Liga de la Justicia Internacional de Giffen y DeMatteis. En primera fila, Lunátiko, con los brazos cruzados y una sonrisa socarrona; en segunda fila, Morfex y Zenit; y en la tercera, Kismet, Morlack, Shinsky y Zota. Sobrevolando el conjunto, Skreet.
PRÓLOGO
Cara oculta de la Luna.
- Actuar o no actuar. He aquí el dilema...
- Tú lo has dicho, primo...
FIN DEL PRÓLOGO
Mansión de los Vengadores. La Tierra.
- ¿¡¿Qué?!? ¿Que, además
de trabajar para los skrulls, tengo que hacer de canguro? Capi, me estás
pidiendo demasiado...
- No es así, Carol, no se trata de una adolescente
corriente. De hecho, es una chica muy especial. Escucha...
Sistema de Betelgueuse.
- Bien, Wladyslav y Carlo - dijo Morlack-, ¿qué
hacemos ahora?
- Francamente, Maris, -dijo Shinsky- no lo sé.
Durante estas últimas ¿semanas? ¿meses?... francamente,
hay que ver cómo te desorienta el estar en el espacio... como decía,
durante este viaje nuestro por el espacio me había acostumbrado
a la compañía de Kismet (1),
y a que fuera ella la que tomara las decisiones.
- No me extraña, Wladyslav -intervino Zota-, tú
siempre has sido el que la ve como a una hija. Personalmente, encuentro
gratificante esta libertad. Al fin y al cabo, ya somos mayorcitos. Todos
nosotros somos adultos, inteligentes, científicos de renombre...
- ...mundial -dijo Morlack.
- Puede ser; pero no olvidéis que en el manejo
de estos nuevos poderes (2),
somos todavía unos niños -alegó Shinsky-. En ese sentido,
Kismet está muy por delante de nosotros. Es posible que no sepamos
manejarnos solos.
- ¡Bah! ¡Paparruchas! -interrumpió
Zota-. Estoy convencido de que podremos apañárnoslas perfectamente
sin su ayuda.
- De acuerdo, pues -dijo Morlack-. Partamos.
Y los tres comenzaron a moverse. Pero al no haber acordado
la dirección en la que partirían, cada uno fue en una dirección
distinta. Aunque no por mucho tiempo: a los pocos segundos, un dolor lacerante
les corroía las entrañas (3).
- ¡Demonios! -jadeó Morlack-. Pongámonos
de acuerdo antes de arrancar otra vez. ¿Hacia dónde vamos?.
- A mí me da lo mismo, con tal de no volver a
sentir este dolor -dijo Zota.
- Hace poco, percibí un fuerte estallido de energía
hacia allá -dijo Shinsky-. ¿Qué os parece si vamos
a investigarlo?
- Por mí de acuerdo.
- Vale.
- Entonces, partamos.
El espacio. En mitad de ninguna parte.
- ¿Skreet? Vamos, chica, deja de hacerte la muerta
y vámonos de aquí -. Lunátiko parecía extrañamente
afectado-. Vamos, Skreet, si te mueres, ¿quién va a meterse
conmigo? ¿Eh? ¿Qué es eso? -una nave inmensa acababa
de acercarse silenciosamente, y flotaba a un par de kilómetros del
vehículo de Lunátiko. De repente, la radio empezó
a sonar.
- Aquí la Skuttlebutt. Le habla el capitán
Morfex. Nuestros sensores percibieron hace poco una explosión. ¿Necesita
ayuda?
- No necesito ayuda, mamones -el arrebato sensible de
Lunátiko se había esfumado tan rápidamente como había
surgido-. Estoy perfectamente. Podéis meteros vuestra #@&% ayuda
por donde os quepa.
- Muy bien, como guste -dijo Morfex. Y tapando el micrófono,
susurró a Zenit-: Un sujeto simpático y educado, ¿verdad?
- ¡Eh, un momento! -sonó la voz de Lunátiko
por los altavoces-. Esperad.
- Creí que había dicho que no necesitaba
nuestra... ¿cuáles fueron sus palabras?
- Nuestra #@&% ayuda, capitán -dijo Skuttlebutt.
- Gracias, Skuttlebutt. Eso, que no necesitaba nuestra
#@&% ayuda.
- Y es cierto, no la necesito. Pero no estoy solo.
- ¿Se refiere a esos seres enganchados a su vehículo?
- No, los drogs están perfectamente. Quien necesita
ayuda es Skreet.
- ¿Skreet? ¿Le ha puesto nombre a semejante
vehículo? -dijo Zenit.
- No lo creo -intervino Skuttlebutt-. Mis sensores detectan
una forma de vida además de ese sujeto y de esos "drogs". La sostiene
en su mano. Ampliaré la imagen para que puedan verlo.
- Es cierto, Skuttlebutt. Bien, dejemos subir a este
sujeto.
- ¿Es eso prudente, capitán?
- No tenemos elección, Zenit. Se supone que somos
héroes, y los héroes hacen esta clase de estupideces. De
acuerdo, amigo, puede subir a bordo.
Lunátiko dirigió entonces su vehículo
hacia la esclusa que se había abierto en un costado de Skuttlebutt.
Beta de Canis Maior.
"No sé si he hecho bien dejándoles solos",
pensó Kismet. "Bueno, al fin y al cabo, ya son mayores, y no
es probable que les pase nada. Juntos, tiene suficiente poder para resistir
casi lo que sea. ¿Eh? ¿Qué es eso?".
Beta de Canis Maior, una estrella que en condiciones
normales debería haber permanecido estable durante mucho tiempo
más, había acelerado inexplicablemente su consumo energético.
En el lapso de minutos, convirtió todo su hidrógeno en helio,
y comenzó a quemar éste a una velocidad mayor todavía.
Cuando el helio hubo desaparecido, convertido en carbono, éste comenzó
a quemarse. Rápidamente, quedó transformado en oxígeno,
y éste en neón, que a su vez se transformó en magnesio.
Finalmente, al convertirse todo el magnesio en hierro, la estrella explotó
(4).
La ola de energía avanzó a velocidades extraordinarias, solo
un poco por detrás de la luz de la enorme explosión.
En cuestión de un cuarto de hora, la estrella
había desaparecido. En su lugar sólo quedaba un cúmulo
de materia superdensa que comenzaba a atraer hacia sí todo lo que
la rodeaba.
"Mejor me marcho de aquí" pensó
Kismet. "No tengo ninguna gana de acabar mis días dentro de un
agujero negro".
Sistema de Betelgueuse.
La emisión de energía que Shinsky había
percibido tenía su origen en un planeta de unos ocho mil kilómetros
de radio, que era el cuarto en orden de proximidad a la estrella en torno
a la cual orbitaba, un sol algo mayor y más caliente que el de la
Tierra. Una miríada de erupciones volcánicas habían
elevado la temperatura de la superficie, y densas nubes sulfurosas llenaban
gran parte de la atmósfera planetaria. Morlack, Shinsky y Zota se
aproximaron a la superficie, pero el intenso calor les impidió acercarse
más y tuvieron que retroceder.
- Bueno, eso lo explica todo -dijo Shinsky.
- No sé a qué te refieres -le contestó
Zota.
- Está claro. Este es un planeta que sufre una
intensa actividad volcánica. Esa es la fuente de la emisión
de energía que percibí hace un rato.
- Salvo en el uso del término sufrir, no
estoy de acuerdo contigo, Wladislav -terció Morlack.
- Vamos a ver, explícate.
- Enseguida. En primer lugar, si observáis con
atención, veréis que en las zonas continentales que se pueden
divisar el color que predomina es el carmín de la vegetación
de este planeta. Por lo tanto, en el mismo se daban condiciones para la
vida, condiciones que no parece que existan en este momento.
- Tengo algo que objetar a esa afirmación, amigo
mío -interrumpió Zota.
- Ya me dirás qué es.
- Sí, yo también quiero oírlo -apoyó
Shinsky.
- Nada nos dice que las condiciones digamos normales
de este planeta no sean las que vemos ahora, y que la vegetación
haya evolucionado para sobrevivir en un hábitat que a los terrestres
nos parecería inhabitable.
- Admito tu objeción, Carlo -concedió Morlack-,
mi primera razón es una condición necesaria, aunque no suficiente.
Pero no has oído todavía mi segunda razón.
- Oigámosla.
- Eso, eso.
- Como decía, en segundo lugar, tus palabras antes
de dirigirnos hacia aquí fueron "percibí un fuerte estallido
de energía", ¿no?
- Sí, ¿y?
- Precisamente. Lo que percibiste fue un pico en la emisión
de energía, no una fuerte emisión de fondo. Esto que vemos
es algo que ha comenzado hace relativamente poco tiempo, y que viene a
confirmar lo que dije en primer lugar. Lo que vemos es algo anormal, que
se sale de todos los postulados racionales.
- ¿Y qué vamos a hacer? ¿Intentamos
arreglarlo? -dijo Zota.
- ¿Pero es que no has aprendido nada? -le reprochó
Shinsky.
- No entiendo a qué te refieres...
- Está bastante claro. ¿No recuerdas lo
que hicimos al poco de conseguir nuestros poderes (5)?
Ebrios de entusiasmo, nos lanzamos a arreglar todo desaguisado que se cruzaba
en nuestro camino. Arreglar... ¡ja! No fuimos conscientes, hasta
que la realidad se impuso, de que nuestras obras, aunque benefactoras a
corto plazo, tenían consecuencias funestas.
- El principio de acción y reacción...
-apostilló Morlack.
- Exactamente. No podemos lanzarnos alegremente a intentar
desfacer este entuerto. Por otra parte, me parece que la magnitud de este
desastre excede nuestras capacidades. No conocemos todavía del todo
los límites de nuestros poderes, eso es cierto; pero me parece que
arreglar un planeta entero es más una tarea de dioses que de mortales,
por muy poderosos que éstos sean.
- Vale, vale, me has convencido -dijo, abatido, Zota-.
¿Qué hacemos entonces?
- Trágicamente, aquí no podemos hacer nada,
salvo lamentar la destrucción de lo que parece era un paraíso.
Enfermería de Skuttlebutt.
- Bueno, ¿es que no vais a hacer nada? -bramó
Lunátiko.
- Tranquilízate, hombre -dijo Zenit-. Todo en
la enfermería es automático. Da tiempo al tiempo y permite
que los aparatos determinen el estado de tu... ¿amiga? ¿Compañera?
-preguntó, acercándose a Lunátiko y frotándole
la espalda lentamente.
Pero Lunátiko no pareció darse por enterado
de las insinuaciones de Zenit.
- Sí, bueno. ¿Y va a tardar mucho?
- Es difícil saberlo, muchachote -contestó
Zenit, coqueteando ahora descaradamente-. ¿No quieres descansar,
mientras tanto?
Aquel coqueteo no le estaba gustando nada a Morfex. Por
alguna razón que él mismo no alcanzaba a comprender, le resultaba
profundamente desagradable la actitud de Zenit. Lunátiko se dio
cuenta de ello y decidió divertirse un rato.
- Tienes razón, muñeca. Y creo que tú
podrías ayudarme a relajarme...
- Puedes apostar a que sí... ¡Eh! ¡Un
momento! ¿Qué estás haciendo? -preguntó, cuando
Lunátiko agarró sus nalgas y la atrajo hacia sí.
- Relajarme, claro. ¿qué si no?
Zenit intentó resistirse, pero Lunátiko
era demasiado fuerte, incluso para ella. Comenzaba a llevarla a rastras
hacia la puerta de la enfermería cuando una voz retumbó dentro
de la habitación.
- ¡¡QUITA TUS PATAZAS DE ELLA, SO ANIMAL!!
-. El propio Morfex no acababa de creerse que semejantes palabras hubieran
salido de sus labios. Acostumbrado como estaba a mantener el control en
las situaciones más críticas, el hablar de tal manera a aquel
sujeto entraba decididamente dentro de los límites de la definición
de locura.
- ¿Qué has dicho, pequeñajo?
- He dicho que la dejes...
- No me engañas. No creas que no te he reconocido.
Eres uno de esos orgullosos axi-tun. No sé qué demonios haces
tan lejos de tu planeta, pero te voy a hacer desear no haber salido nunca
de allí -dijo, al tiempo que hacía crujir ominosamente sus
nudillos.
- Escuchad, ¿no hay otro modo de arreglar esto?
-dijo Zenit, asustada-. Estoy segura de que si lo hablamos, como personas
civilizadas que somos, podremos...
- Déjalo, Zenit. Es demasiado tarde.
- Estoy de acuerdo con el futuro cadáver, cariño.
Necesita una lección y se la voy a dar.
Zenit se echó hacia atrás. Lunátiko
y Morfex comenzaron a intercambiar golpes, pero el capitán llevaba
las de perder. Lunátiko era claramente muy superior a él.
Después de dejarle casi sin dientes a base de puñetazos,
le arrancó el brazo izquierdo, y se dedicó a aporrearle la
cabeza con él. Cuando se cansó, le arrancó la pierna
derecha, y le sacudió a dos manos. Cuando se disponía a arrancarle
la cabeza, una voz dijo:
- He terminado mi examen.
- ¿Eh? -dijo Lunátiko-. ¿Quién
ha dicho eso?
- Ha fido da nafe, adibal -farfulló lo que quedaba
de Morfex.
- ¿Perdona? No te he entendido bien. ¿Qué
es lo que has dicho?
- Ha dicho "ha sido la nave, animal" -dijo Zenit.
- No tientes a la suerte, cariño -dijo Lunátiko-.
Y bien, Nave, ¿cuál es el diagnóstico?
- El diagnóstico es -dijo Skreet, izando el vuelo
desde la camilla donde la habían recostado- que me encuentro perfectamente,
y... ¡oh, no! ¡Has vuelto a hacerlo! ¿Verdad? ¿¡¿VERDAD?!?
- No sé a qué te refieres, Skreet. Si estás
bien, vámonos de aquí.
- No hasta que pidas disculpas, cacho mula. Estos tipos
nos ayudan y ¿es así como se lo pagas?
- Pero...
- Ni pero ni gaitas, Lunátiko. Pide disculpas.
- Pero...
- ¡Lunátiko!
- Oh, está bien. Pido disculpas...
- Así está mejor. Lo siento de verdad -dijo
Skreet a Morfex-. Este sujeto es imposible.
- Do de breocupe, zeñobita -dijo Morfex-. Creo
que pozré deponedme,
- ...por no haber podido acabar de darte la lección
que merecías, imbécil -dijo Lunático, terminando la
frase-. Adiós, nena -añadió, lanzando un beso hacia
Zenit y dirigiéndose hacia la salida-. Adiós, nave.
- Adiós, señor Lunátiko.
- ¡Oh, eres imposible! -dijo Skreet, volando tras
él.
- Conque Lunátiko, ¿eh? -dijo Skuttlebutt,
una vez hubieron partido-. Desde luego, el nombre le va perfectamente.
- ¿Dia ze han marzado? -preguntó Morfex,
yendo a saltitos hacia la camilla.
- Sí, capitán. Si supieras como lo siento...
- Do de pzeocupes. Zenit -dijo Morfex, cambiando a su
verdadera forma de skrull (6)
y comenzando a regenerar los miembros que Lunátiko le había
arrancado (7)-.
Creo que saldré de ésta. Bueno, como vuelo de prueba no ha
estado mal, ¿eh? Volvamos al Puño, Skuttlebutt.
- A la orden, capitán.
Beta de Canis Maior.
"Y ahora, ¿qué?", se preguntó
Kismet. "Ya sé, volveré a la Tierra. Si Quasar es el protector
del Universo, debe saber qué es lo que está pasando. Y si
no lo sabe, da lo mismo. Es tan guapo... ¡Ay, no! Que me dijo que
se iba de la Tierra para siempre... (8)"
Sistema de Betelgueuse.
Sentados (es un decir, ya que estaban en el espacio)
en círculo, los tres científicos habían unido sus
poderes para aumentar el alcance de sus percepciones.
- ¿Lo captáis? -dijo Shinsky.
- Desde luego -confirmó Morlack-. Resulta difícil
no hacerlo, una vez que te pones a ello.
- Exacto. Resulta obvio que algo o alguien ha acelerado
de modo demencial la entropía del Universo (9).
A este ritmo, es cuestión de semanas, de meses a lo sumo, que el
Universo tal y como lo conocemos desaparezca.
(1) Kismet se separó
de sus creadores en el número 13 de esta colección.
(2) Adquiridos en Poderes
Cósmicos Unlimited # 2
(3) Morlack, Shinsky
y Zota no pueden alejarse unos de otros más de diez metros sin experimentar
un intenso dolor, como descubrieron en Poderes Cósmicos Unlimited
# 2.
(4) No es inventado.
El proceso descrito es el de conversión de una estrella en nova.
Fuente: Introducción a la ciencia, de Isaac Asimov.
(5) Nuevamente, en Poderes
Cósmicos Unlimited # 2.
(6) Se vio en Starmasters
# 2.
(7) Un skrull que conserve
sus poderes metamórficos, merced a sus genes reptilianos, puede
regenerar partes de su cuerpo, como se vio, por ejemplo, en Estela Plateada
vol. III # 27
(8) En Quasar
# 60
(9) El Segundo Principio
de la Termodinámica establece que la entropía -esto es, el
desorden- siempre tiende a aumentar, nunca a disminuir.
No dejes de leernos, y escribe a Autopista
hacia el espacio - Correo de los lectores con cualquier duda o comentario
que te surjan.
En nuestro próximo número: ¿Queríais
chicas? Pues toma chicas... La igualdad de oportunidades para ambos sexos
llega al espacio. No te pierdas Las chicas son guerreras, el número
más progresista e igualitario de esta serie. Nos vemos en un mes
o treinta días, lo que ocurra antes...