PODERES COSMICOS VOL. 2 #21
Star Truck II - Regreso a casa
Guión:
Bergil
Portada: Dibujada por Ángel Medina. Plano tomado ligeramente desde abajo. A la derecha aparece Razorback, que corre con Taryn al hombro. El resto de la portada está llena con una multitud compuesta de todas las razas con las que se encuentran con el episodio, además de homenajes a personajes camuflados aquí y allá (estilo lo que hacía Arthur Adams).
El espacio...
La última frontera...
Y alguien acababa de saltársela sin pagar el peaje...
A bordo de la Rayo Estelar (1)
(rebautizada por sus pilotos como Big Pig III) (2),
Taryn O'Connell y Buford Hollis (3)
se dirigían a toda velocidad hacia el Star Stop Café (4).
- ¿Llegaremos a tiempo, Buford? -preguntó
Taryn.
- Claro, nena, no te preocupes. Sabes de sobra que esta
belleza nos llevará hasta el local de Papi con tiempo de
sobra.
- No tendría que haberte acompañado en
este viaje, Buford.
- No digas tonterías, cariño. ¿Cómo
íbamos a suponer que la cosa se alargaría tanto?
Mientras Buford pilotaba la Rayo Estelar al límite
de su velocidad, su mente retrocedió a lo ocurrido durante las últimas
semanas...
Todo había comenzado cuando Buford y Taryn se habían
detenido, en mitad de uno de sus viajes de exploración, en el planeta
de Kqwrtpwsdfghjlñzxcvbnm (Ka, para los no nativos, incapaces
de pronunciar tantas consonantes seguidas). Llevaban cerca de diez meses
lejos del Star Stop Café, en el periplo más ambicioso
que habían emprendido, y querían estirar las piernas y respirar
algo más que aire reciclado, para variar. además, Buford
quería dar un respiro a la nave.
- Este cerdito necesita un descanso -solía decir-,
casi tanto como nosotros.
Dicho y hecho. Una vez atracados en el espaciopuerto
orbital de Ka, abandonaron la Rayo Estelar y descendieron hasta
la superficie del planeta en el Cochinillo (5).
Aterrizaron en el aparcamiento que les habían recomendado en la
estación espacial y comenzaron a pasear por la ciudad. Ka tenía
fama como mundo turístico, pero no vieron nada que les llamara especialmente
la atención.
- La verdad, nena -dijo Buford-, no veo nada impresionante
por aquí. Si no hubiéramos estado tan cansados de viajar,
dudo que nos hubiéramos detenido aquí. ¡Demonios, si
hasta Poughkeepsie es más fácil de pronunciar que el nombre
de este condenado sitio!
- Venga, Buford, no seas así... Relájate
y disfruta, hombre. Y a propósito, ¿tenías que ponerte
tu uniforme de Razorback? Resulta un tanto conspicuo, ¿no?
- Conspi... ¿qué?
- Conspicuo, nene. C-o-n-s-p-i-c-u-o. Quiere decir llamativo.
Que resultas poco discreto, vamos.
- Taryn, nena, el aspecto lo es todo... especialmente
cuando no te conoce nadie. ¿Cómo decía aquel anuncio
de la tele? ¡Ah, sí! La primera impresión es la
que queda... ¿Qué demonios está pasando?
Un grupo relativamente numeroso de gente había
ido congregándose en silencio tras los dos terrestres, avanzando
tras ellos. Pero habían comenzado a murmurar, y luego a hablar en
alta voz en tono cada vez más enojado.
- ¡Estrufos cantesco brochullos gromenauer! ¡Borrombombrillos
a can de morr cachuperio bolondongos! ¡Epkjs caideiño lamemumdy
wizibiroatertuop! -gritaban todos a coro.
- ¿Qué es lo que gritan, Buford?
- Espera un momento, nena. Se me olvidó conectar
el maldito traductor universal... (6).
¡Ya está! Veamos ahora...
- ¡Muerte a los sacrílegos! ¡Se han
atrevido a profanar a Tokhinos! ¡Semejante osadía resulta
imperdonable!
- La verdad, preferiría no haberme enterado de
lo que estaban diciendo -dijo Buford con una mueca torcida.
- No digas tonterías y ejercitemos la mejor parte
del valor (7)
- le replicó Taryn, uniendo la acción
a la palabra-. Conque la primera impresión, ¿eh? Pues estoy
verdaderamente impresionada... -Buford la siguió a toda velocidad,
perseguidos ambos por la multitud.
Llegaron al Cochinillo y entraron en él
rápidamente, cerrando la rampa de entrada tras ellos. Despegaron
justo a tiempo y se dirigieron hacia el espaciopuerto en que estaba atracada
la Rayo Estelar.
- Unas vacaciones cortitas, ¿eh, nena?
- Ja ja ja, Buford. Disculpa si no me río. Correr
no es lo que más me conviene, en el estado en que me encuentro.
- ¡Demonios, nena, perdona! Lo había olvidado
por completo... ¿Todo bien?
- Sí, tranquilo, que no pasa nada.
Buford interrumpió el curso de sus recuerdos y
miró a Taryn. Tenía los ojos cerrados y respiraba acompasadamente.
"Quizá esté dormida", pensó. "Mejor así,
le conviene descansar después de todo esto. Porque irnos de Ka fue
salir de la sartén para caer en las brasas..."
Efectivamente, el lugar al que llegaron en su huida desde
Ka no fue lo que se dice una buena elección. Tras efectuar un salto
hiperespacial casi a ciegas, acabaron en la estación espacial Dieciocho
Motores, el equivalente a un bar de carretera para los pilotos de naves
dedicadas al transporte interplanetario de mercancías. Buford se
disponía a salir una vez hubieron atracado su nave cuando Taryn
le agarró del brazo.
- ¿Dónde te crees que vas? -le espetó.
- No pretenderás que me quede aquí todo
el tiempo que van a tardar en recargar las células de energía,
¿no? Tengo la garganta seca, y me apetece beber algo más
que licor sintetizado por el generador de alimentos.
- Ah, ya veo. O sea, que esperar no es lo suficientemente
bueno para el señooor, pero sí basta para mí.
- Pero nenita...
- No, no, si lo entiendo. Anda, ve y diviértete;
pero como no estés aquí para cuando hayan acabado, me largo
y te quedas aquí más solo que la una. ¿Me has entendido?
- Pe... -. Era tarde. Taryn había dado media vuelta
tras pulsar el botón de cierre de la escotilla de entrada. Suspirando
("¡Mujeres! No puedes vivir sin ellas ni tampoco quitarles la
llave de contacto", pensó), dio media vuelta y se dirigió
hacia donde el barullo era más abundante.
Seis jarras de licor janderiano después, Buford
no había conseguido emborracharse más que un poquito. Y tampoco
lograba olvidar la cara de decepción que había puesto Taryn
antes de cerrar la compuerta.
- Disculpa, amigo -dijo una voz a su espalda-. ¿No
tienes un disfraz que te cuadre?
- ¿Y a mí que me importa lo que sea tu
madre, imbécil? -dijo volviéndose, sólo para encontrarse
mirando el abdomen de un talasiano que le sacaba una cabeza... incluso
contando la cabeza de jabalí que formaba parte de su uniforme de
Razorback-. Oh oh... -fue todo lo que le dio tiempo a decir, antes de que
un puñetazo le enviara volando sobre la barra.
- ¡¡¡¡Tangana!!! -gritaron varias
docenas de voces en una miríada de lenguas diferentes, tras lo que
el mobiliario que no se hallaba fijo comenzó a surcar el aire describiendo
trayectorias parabólicas, hiperbólicas o puramente rectilíneas,
antes de golpear en cualquier cabeza, cornamenta, tentáculo o pseudópodo
a la que iba dirigido.
Caído detrás de la barra, Buford se perdió
casi toda la pelea. Cuando logró despejarse lo suficiente para asomar
la cabeza, apenas quedaban dos o tres contendientes en pie... uno de los
cuales era el talasiano.
- ¡Ah, ahí estás! -bramó el
gigante-. ¡Ven para acá!
Buford intentó esconderse de nuevo detrás
de la barra, pero fue inútil. Agarrándole por uno de los
colmillos de su máscara, el talasiano le levantó sin aparente
esfuerzo.
- Escucha, amigo, puedo explic...
- No hay nada que explicar, hombre. Hacía varios
kempstons que no me lo pasaba tan bien. Y tenías razón, mi
madre no era buena persona.
- Ah, bueno... -balbuceó Buford, sin saber demasiado
bien qué decir-. Pues nada, hombre, encantado de haberte conocido
y a ver si otro ¿kempston? nos vemos con más calma, ¿eh?
Sin querer parecer demasiado apresurado, Buford abandonó
el local, mientras el propietario recobraba el sentido y comenzaba a lamentarse
por el estropicio.
- No te preocupes -oyó que le decía el
talasiano-, sabes de sobra que el seguro cubrirá los gastos, y que
los robots de la estación te dejarán esto limpio en un plis
plas.
- ¡Buford! ¡Buford Hollis! ¿Qué
demonios haces tú aquí? -oyó que le decían.
Se dio la vuelta y se encontró con...
- ¡Al! ¡Que bien! Por fin una cara amiga...
-y así pasaron un buen rato, hasta que se le ocurrió preguntar
la hora.
- Pues son las tres y cinco.
- Así pues -calculó Buford-, teniendo en
cuenta que bajé de la nave a las... y que una unidad horaria de
aquí equivale a... y me llevo dos... ¡Demonios! Lo siento,
Al, pero tengo que largarme. Debe estar a punto de acabar el repostaje
de la nave, y si no estoy allí para entonces Taryn me dejará
en la estacada.
- Te comprendo, chico, te comprendo. Mujeres, no puedes...
Pero Buford ya trotaba hacia el muelle.
- ¡Dale recuerdos míos a U. S. y Recauchado!
-alcanzó a decir antes de doblar la esquina del pasillo.
Cuando Buford llegó, resoplando como el animal
del que había tomado el nombre, al hangar, el operario encargado
de repostar su nave acababa de terminar, y estaba desconectando las tomas.
Buford vio que la rampa de entrada a la nave comenzaba a retirarse y aceleró
su carrera. Entró en la nave justo antes de que la compuerta se
cerrara y los motores comenzaran a funcionar.
"Taryn sigue enfadada conmigo", pensó.
Avanzó hacia la cabina y vio a Taryn haciendo todas las comprobaciones
previas al despegue.
- Hola, nena -dijo, sentándose en el asiento del
copiloto después de quitarse la cabeza de jabalí. Ella no
le respondió.
Durante la semana siguiente, la tensión en la
cabina podría haberse cortado con un tenedor, de lo espesa que era.
Sin embargo, poco a poco Taryn fue suavizándose, y al final las
cosas volvieron a ser como siempre...
Buford salió de sus recuerdos cuando oyó
en la radio un mensaje.
- Atención, aquí la patrulla espacial.
Haga el favor de detenerse enseguida.
- ¡Maldita sea! ¡Ahora no! -masculló
Buford, decelerando la nave. Cuando hubo frenado, una de las naves de los
agentes se aproximó al Rayo Estelar y entró en la
nave.
- ¿Podría enseñarme su permiso,
por favor?
- Escuche, agente, puedo explicárselo. Verá,
se trata de una emergencia. Tengo que llegar al Star Stop Café
lo antes posible, y...
- ¿El Star Stop? ¿Es amigo de Papi
Ruedas?
- Pues sí. ¿Le conoce usted?
- ¿Bromea? Pero si... ¡ejem! -tosió
el agente, poniéndose serio-. Vamos a lo que vamos.
- ¿Qué sucede, Buford? -preguntó
Taryn, saliendo de la cabina.
- Nada, nena. Verás, es que... -pero no pudo acabar.
El agente lo interrumpió.
- ¿Se refería a eso cuando habló
de la emergencia? ¿Es lo que yo creo? -preguntó señalando
a Taryn.
- Pues sí, señor. Y la verdad es que corre
cierta prisa.
- ¿Por qué no lo dijo antes? Galactus me
lleve, si no consigo que lleguemos a tiempo al Star Stop. Usted
sígame, que le abriremos camino -dijo, al tiempo que se ponía
el casco y se introducía en su nave.
Con los agentes abriéndole camino, Buford redujo
el tiempo que habría tardado en llegar al Star Stop a la
mitad. Carga Annie, Mary y Ms. Al se llevaron a Taryn, y a Buford
sólo le quedó esperar, paseando nerviosamente arriba y abajo,
mientras que Gran Enilwen (8)
ordenaba una y otra vez su colección de rocas (9).
Finalmente, Mary salió y se dirigió hacia ellos. Buford no
pudo articular palabra, pero no era necesario: todo él era una pura
interrogación.
- Todo ha ido bien -dijo Mary-. Felicidades... ¡papá!
- ¿Quieres decir...? -titubeó Buford.
- ¡Han sido gemelos, Buford! Niño y niña.
¡Enhorabuena!
Buford comenzó a reír y a llorar, todo
a la vez. Se abrazó a todo el que se encontraba a su alrededor:
Papi
Ruedas, los agentes, Mary... Así hasta que los saltos de alegría
de Gran Enilwen les pusieron a todos patas arriba.
- ¡Maravilloso! ¿Habéis oído,
piedras? ¡Buford ha sido papá!
EPÍLOGO
En el espacio, Wendell Vaughn sintió pulsar su
banda derecha. Acercándosela a la cara, vio en ella el rostro de
Época.
- ¿Sí, Época? ¿Qué
sucede?
- Wendell, debes regresar a la tierra de inmediato
- ¿Por qué? ¿Qué es lo que
pasa?
- Lo siento, Wendell. No puedo decirte nada más.
El principio...
(1) La primera nave del
proyecto FTL (Faster Than Light, i. e., Más Rápido Que La
Luz) de la N.A.S.A. apareció por primera vez en The Sensational
She-Hulk # 6.
(2) Como se vio al final
de The Sensational She-Hulk # 7.
(3) El camionero (y
superhéroe ocasional bajo el alias de Razorback) que pilota la Rayo
Estelar por encargo de la N.A.S.A.
(4) El local de Papi
Ruedas, en el que también trabajan Carga Annie y Mary Mc
Grill, y en cuyo garaje, entre trabajo y trabajo, guardan sus vehículos
Recauchado, Ulysses Solomon Archer (más conocido como U. S.)
y Al. ¡Hala, ya están presentados todos los secundarios conocidos
de este episodio, a falta de uno!).
(5) Nombre con el que
Buford y Taryn bautizaron a la pequeña nave auxiliar de la Rayo
Estelar. Apareció por primera vez en The Sensational She-Hulk
# 45. Todo parece indicar que quedó destruida al huir del planeta,
pero:
-
no se vio cómo se destruía;
-
nada indica que no hubiera varias;
-
no parecía de construcción terrestre, así
que nada impide que construyeran otra;
-
la saco porque me da la gana y basta. Que para eso llevo
la colección, carajo ;-{Þ}
(
6) © Reed Richards,
por supuesto.
(7) La discreción.
O sea, como se verá, salir por piernas.
(8) ¿No os dije
que faltaba por presentar un secundario conocido? Helo aquí.
(9) La comenzó
en The Sensational She-Hulk # 42.
En nuestro próximo número: ¡Por
fin! Comienza la saga que cambiará por completo el panorama cósmico
del Universo MarvelTópico. A partir de Poderes Cósmicos
# 22, Emociones Primarias.
Un saludo y no dejéis de leernos, y escribid a Autopista
hacia el espacio - Correo de los lectores (bergil@altavista.net) con
cualquier duda o comentario que os surjan. Que no muerdo, caramba, y es
muy agradable recibir e-milios (incluso aunque sean críticos)