PODERES COSMICOS VOL. 2 #23
Emociones Primarias (2 de 4) - Intereses encontrados
Guión:
Bergil y Doctor Cómic
Portada: Dibujada por Ángel Medina. De la esquina superior derecha descienden los atacantes (Guardia Imperial, Fuerza Estelar, Cuerpo de Novas y Fronterizos), mientras que de la superficie de Titán, en la esquina inferior izquierda, ascienden los defensores. Los primeros están encabezados por Gladiador, mientras que los segundos están dirigidos por Estela Plateada. Como en el número anterior, un subtítulo advierte que se trata de un episodio de la saga Emociones Primarias (el segundo, en este caso).
Nota importante: Si quieres comprender mejor lo
narrado en este episodio, no dejes de leer Quasar # 68, ya en Marveltopía.
En el planeta en el que había establecido
su residencia (1),
Thanos observaba con atención las lecturas que le mostraban sus
instrumentos. Mientras, desconocedora de las maravillas tecnológicas
que se ocultaban en el subsuelo, Gamora esperaba pacientemente disfrutando
de la belleza del paisaje que rodeaba la vivienda.
- ¡Ajá! -masculló el titán,
con una sonrisa torcida-. Parece que algo está ocurriendo. Algo
de gran calado, a juzgar por las lecturas. Está claro que no ha
escarmentado con sus derrotas anteriores y ha vuelto a maquinar nuevas
intrigas. Y todos esos pomposamente autodenominados héroes,
protectores
del Universo y demás intentarán detenerle, sin tener
ni idea de a qué se enfrentan. Y, por supuesto, nunca pensarían
en pedir ayuda a Thanos de Titán. Muy bien, sea.
Dando la espalda a la sofisticada maquinaria, Thanos
tomó el elevador que le llevó a la superficie.
- ¿Y bien? -preguntó Gamora girándose
cuando le oyó llegar.
- ¿Y bien qué? -replicó a su vez
Thanos, sin que la expresión de su cara cambiase en lo más
mínimo.
- No me engañas, Thanos. He vivido contigo tiempo
suficiente (2)
para aprender a conocerte. Mejor de lo que quisiera, y desde luegó
más de lo que a tí te gustaría. Además -añadió,
con una media sonrisa sarcástica-, yo también tengo mis fuentes
de información.
- Así pues, ese incordio que tienes por amante
está también al tanto de lo que ocurre, ¿no es así?
- Sí, Adam se ha puesto en contacto conmigo. ¿Qué
vas a hacer?
- Nada.
- ¿Nada? ¿Con todo lo que está en
juego?
- En efecto. Nada. Tenemos cosas más importantes
a las que dedicarnos (3).
- No me vengas con esas. ¿Vas a arriesgarte a
ser el único pringado que quede vivo cuando todo el maldito Universo
se vaya al garete?
Thanos miró fijamente a Gamora, que le sostuvo
la mirada sin pestañear, pero no respondió.
Por primera vez desde su resurrección
(4),
Nova surcaba el espacio más allá de los límites del
sistema solar de la Tierra. Mentor no estaba demasiado convencido de que
fuera prudente permitirla ir tan lejos cuando todavía no habían
transcurrido seis semanas desde entonces, pero la urgencia de las circunstancias
le habían decidido. La tarea era mucha y cualquier ayuda resultaba,
no ya necesaria, sino incluso imprescindible. Por
otra parte, el hecho de volver a ver a Norin Radd hacía que en su
interior se produjera un conflicto de sentimientos. No había olvidado
lo que sintió por él, y el modo en que se esforzó
cuando pensó que había vuelto a la vida (5).
Pero el Señor del Fuego también había corrido grandes
riesgos para salvarla de las garras del Extraño, y había
sido muy solícito con ella las últimas semanas...
Nova desechó estos pensamientos de su mente cuando
percibió la cercanía de Estela Plateada. Acelerando, se aproximó
al primer heraldo de Galactus y apareció ante él.
- ¡Sorpresa! -dijo. Ante su extrañeza, Estela
no reaccionó con la alegría que ella esperaba-. ¿Qué
es lo que pasa, Estela? ¿Es que no te alegras de verme?
- ¿Quién eres tú? -preguntó
Estela, desconfiado-. ¿Mefisto de nuevo? ¿Un skrull, quizá?
¿O te envía el Coleccionista?
- ¡Estela! ¡Que soy yo! ¡Nova!
- No esperes que caiga dos veces en la misma trampa,
seas quien seas. Nova está muerta: Morg la mató. Yo lo ví.
- Todo lo que dices es cierto, excepto que no morí.
Lo que ocurrió fue...
Cuando Nova terminó de narrar todo lo que le había
sucedido, el rostro de Estela Plateada estaba algo menos serio, pero seguía
mostrando desconfianza.
- Tu historia está bien cosntruida, pero eso no
quiere decir nada. ¿Tienes pruebas que corroboren lo que acabas
de contarme?
- Ninguna salvo mi palabra de que soy quien digo ser.
Si no me crees, ven conmigo a Titán, y Mentor te confirmará
lo que te he contado.
- Con que Mentor, ¿eh? Bien, vamos.
Mientras, en Titán, Reed Richards
trabajaba febrilmente elaborando una serie de complicados cálculos.
Si I.S.A.A.C. fuera orgánico, se habría asombrado de la velocidad
a la que aquel humano procesaba los datos.
En Greenwich Village, en el edificio de
Blecker Street que nadie sino unos pocos podían ver, alguien llamó
a la puerta.
- ¿Quién podrá ser a estas horas?
-se preguntó Wong, mientras se dirigía para abrir.
Al girar la puerta, Wong pudo ver en primer término
el rostro siempre grave de Adam Warlock. Tras él, con su habitual
gesto orgulloso, se encontraba Heather Douglas, la telépata conocida
como Dragón Lunar. Y ¿qué demonios sería aquel
hedor que ascendía desde el suelo? Bajando la vista, Wong vio a
Pip el troll, con su sempiterno puro entre los labios y aspecto de no haberse
lavado en al menos quince días... o quince meses.
- ¿Sí? ¿Qué desean?
- Querríamos ver al doctor Extraño -dijo
Warlock calmadamente-. Doctor Stephen Extraño -recalcó.
- Sí, eso. ¿Está doc en casa? Porque
tenemos noticias importantes... -interrumpió Pip, maleducado como
siempre-. Eh, oye, ¡tú también eres calvo! No serás
pariente de Estirada Lunar, ¿eh?
Warlock propinó un golpe con su vara a Pip, pero
el troll no se dio por enterado.
- ¡Ey, Adam! ¿Por qué me pegas? No
he dicho ninguna inconveniencia, ¿no? No le he llamado calvorota,
ni bola de billar, ni...
- Lo siento, pero me temo que se equivocan. El doctor...
- Déjales pasar, Wong -dijo una voz a espaldas
de Wong. Mirando por encima del hombro de Wong, el trío de visitantes
(en realidad, Pip miró por debajo del sobaco de Wong) pudo ver a
Stephen Extraño, que descendía pausadamente la escaleras-.
Te estaba esperando, Adam. Pasa.
Gladiador contempló en silencio a
los miembros de la Guardia Imperial, a los que se habían unido los
miembros de la Fuerza Estelar Kree. La decisión de llamar a la Fuerza
Estelar había resultado dura, habida cuenta de las noticias de la
actividad tecnarca que parecía estarse produciendo en los centros
de poder galáctico (6),
pero finalmente había decidido hacerlo. Debía dárseles
la misma oportunidad de decidir que iba a dar a los que se encontraban
directamente bajo su mando. Los que se encontraban
bajo su mando... Se habían producido bajas -Húsar, Viento
Solar, Asalto, Bailarina Lunar, Viajero y Manta (7)-,
pero nuevos miembros se habían incorporado a las siempre nutridas
filas de la Guardia Imperial Shi'ar: un segundo Espía, que tenía
el poder de la invisibilidad; Piedra Filosofal, que transmutaba elementos;
Tesla, con poderes magnéticos; Iceberg, el generador de hielo; Sibila,
una de los pocos miembros no humanoides de la Guardia, telépata
y telequinética; y, por último, el robot CPU, que controlaba
la maquinaria. Gladiador empezó a hablar. El
sistema captador de voz reprodujo sus palabras en los minúsculos
micrófonos que todos los miembros de la sala llevaban en sus órganos
de audición, y las tres docenas de seres que llenaban la sala guardaron
un respetuoso silencio.
- Seré breve. Los terrestres se disponen a intentar
rescatar al Devorador de Mundos. No contentos con salvarlo en el pasado
(8),
persisten en su error. La Majestrix ha decidido que el Imperio Shi'ar no
debe imniscuirse en tales asuntos. Sin embargo, también ha decidido
dar libertad de elección a los reunidos en esta sala para tomar
la opción que estimen más conveniente -haciendo una breve
pausa, Gladiador tomó aire antes de continuar con decisión-:
yo he decidido intentar impedir tamaña obscenidad. Ahora os pregunto:
¿quién está conmigo?
Un aullido de unanimidad acogió sus palabras.
- ¿Te ha comentado algo Richards,
Drax?
- Nada en absoluto, Pyreus.
Drax y el Señor del Fuego paseaban por las amplias
avenidas de Titán, agradeciendo que todavía hubiera una calma
que poder disfrutar. Nadie les había dicho claramente todavía
lo que ocurría, pero intuían que algo importante se avecinaba.
- ¿Y qué tal tu hija, Drax?
- Bien, bien. Heather anda ahora con Warlock, metida
en no sé que asunto. Y a tu novia, ¿cómo le está
yendo?
- ¿Mi novia? No te entiendo...
- Me entiendes perfectamente, Pyreus. No te hagas el
longuis, que se te da muy mal. Hablo de Nova, y tú lo sabes muy
bien.
- Ah, ¿Nova? Pues ha partido de Titán,
en busca del zennlaviano.
- ¿Estela Plateada? ¿Va a estar con nosotros
en lo que se avecina?
- Pues parece que sí. Algo muy importante debe
de ser, cuando están reuniendo tanto poder.
- Di tú que sí. ¿Y Thanos?
- ¿Qué pasa con Thanos?
- ¿Crees que hará acto de presencia? Algo
que sea tan importante como parece ser lo que se nos viene encima debería
atraer su atención, ¿no?
- Sí, bueno... pero recuerda que aquí en
Titán está proscrito... ¡que se cargó a su madre
y a un montón de Eternos, tío!
- Ya... bueno, es una lástima.
- ¿Que lo hiciera o que no venga?
- Tanto monta monta tanto...
En los límites del Imperio Shi'ar,
una figura humanoide se acercó a una esbelta nave espacial.
- Hola, Carol. Puntual como un clavo.
- Hola, Corsario. Hepzibah...
- Contenta de verte estoy, Binaria. ¿Mucho tiempo
con nosotros te quedarás?
- No creo, Hepzibah. Ando muy ocupada últimamente.
En ese momento traspasaron la puerta que daba paso al
puente de mando.
- No hace falta que te andes con rodeos, Carol. Aquí
estamos bastante al tanto de lo que os traéis entre manos los terrestres.
- Hola, Raza. Tan directo como siempre, ¿eh? Hola,
Ch'od. Bueno, Corsario. ¿Qué es lo que tienes que comunicarme
que es tan importante?
- Bien, todo esto que te cuento es absolutamente extraoficial.
- Desde luego. Los dos sabemos bien cómo van esas
cosas.
- Bien. Extraoficialmente, te cuento: el Imperio Shi'ar
sabe que los terrestres están preparando algo relacionado con Galactus.
Sabe que Reed Richards está implicado... otra vez. Sabe que están
reuniendo una gran cantidad de poder en Titán, la luna de Saturno.
Lilandra ha decidido que el Imperio Shi'ar, en cuanto tal, no se involucre
en este asunto.
- Pero...
- Déjame terminar, porque hay más. He dicho
el Imperio en cuanto tal; pero ha dado libertad de actuación
a los miembros de la Guardia Imperial, de los Fronterizos y de la Fuerza
Estelar. Probablemente, la mayoría se incline por intentar impedir
lo que sea que estéis preparando. Por último, sabe también
que la facción skrull de S'byll ha decidido mantenerse a la espectativa;
pero no hay ni rastro del Superskrull. Eso es todo.
- Muchas gracias, Christopher. Confío en que la
próxima vez que nos veamos sea en circunstancias más agradables
que éstas.
- No hay por qué darlas, Carol. Yo espero lo mismo.
- Hepzibah, Raza, Ch'od...
El Halcón Silencioso aterrizó
en Titán. La compuerta principal se abrió, y por la rampa
comenzaron a bajar los héroes terrestres que Quasar había
reunido: la Cosa, la Antorcha Humana, la Mujer Invisible, Kristoff, el
Hombre Hormiga, el Hombre de Hierro, Madison Jeffries y su esposa Diamante
Lil, Cíclope, Tormenta, Bishop, la Visión, Nova, Kaos, Polaris,
Forja, Guardián, Pantera Negra, Fuego Solar, Sasquatch, Guerra Relámpago
y el Hombre Gigante.
- ¿Tan pocos Vengadores? -preguntó, algo
decepcionado, Reed Richards. - Pues sí, estirado,
así están las cosas -le respondió Ben Grimm-. Andan
metidos en una misión importante, dicen, y no hemos podido
localizar a más (9).
- Lástima. Esperaba haber podido contar algunos
de ellos. Su poder nos habría venido bien, como el Hombre Maravilla
o Thor...
- A ese respecto, quizá te sirva yo -dijo una
voz a sus espaldas.
- ¡Bill! -exclamó Quasar con alegría-.
¡Cuánto tiempo! ¿Dónde te habías metido?
- Oh, aquí y allá. Ya sabes...
En ese momento, fueron interrumpidos por una llamada
de I.S.A.A.C., que convocó a todos a una reunión en una da
las grandes salas de Titán.
Desde la cabecera de la sala, Reed Richards
contempló a los reunidos frente a él. Además de los
héroes que Quasar había reunido, se encontraban también
Mentor, Estela Plateada y Nova, Drax y el Señor del Fuego, el misterioso
Maxam y Bill Rayos Beta, y Sota de Corazones y Ganímedes. Binaria
había sido la última en llegar, y acababa de comunicarle
las noticias que la había transmitido Corsario. Junto a él
estaban Kristoff y Forja. Reed ponderó en silencio
si el considerable poder reunido en aquella habitación sería
suficiente para alcanzar el éxito en lo que se proponían;
máxime cuando, a tenor de lo que le había contado Binaria,
tendrían que luchar en dos frentes.
- Atención, por favor -dijo, desechando las dudas-.
¿Podéis prestarme atención? -. Paulatinamente, el
silencio se adueñó de la sala-. Muchas gracias. Intentaré
ser corto, claro y conciso, porque el tiempo apremia...
- Sí, claro, el estirón hablando en palabras
de dos sílabas -masculló Ben Grimm a Johnny Storm, que se
sentaba a su lado-. Y yo voy y me lo creo...
- ¡Chssst! Calla, Ben, que esto es importante.
- Te he oído, Ben. Como decía, iré
al grano. Durante los últimos meses han venido produciéndose
una serie de fenómenos en el Universo que se salen de lo normal.
Y se salen de lo normal tanto por el modo en que se producen, pues van
como si dijéramos quemando etapas, como por el número desusadamente
elevado de los mismos en un lapso de tiempo relativamente breve, a escala
cósmica. ¿Qué es lo que ha causado estos fenómenos?
Bien, conocemos la condición necesaria, pero no la suficiente.
- Ya está otra vez empleando su jerga científica.
- Beeeeen... Bien, lo que quiero decir es que la producción
de estos fenómenos tiene lugar por la desaparición de Galactus
de nuestro Universo. Se trata de una pieza fundamental del mismo, así
que su falta es como si quitaras una carta de las de abajo de un castillo
de naipes... en cierta manera.
- Perdón, doctor Richards...
- ¿Sí, Hombre Hormiga?
- Bueno... no es que pretenda, ni mucho menos, discutir
sus conclusiones, pero... ¿no ha transcurrido todo demasiado deprisa,
incluso teniendo en cuenta la desaparición de Galactus?
- Efectivamente, tienes razón. Por sí sola,
la desaparición de Galactus no justifica, para decirlo gráficamente,
que el Universo se vaya por el fregadero tan rápidamente. Por eso
decía que tenemos la condición necesaria, pero no la suficiente.
Hay algo, o alguien, que ha aprovechado que el proceso se inició
y que lo está acelerando deliberadamente.
- ¿Con qué objeto? -preguntó Guerra
Relámpago.
- Sólo puede haber un objeto, ¿Guerra Relámpago,
no? -intervino Kristoff-: la destrucción del Universo más
rápidamente aún.
Los murmullos se extendieron por la sala, pero cesaron
cando Reed volvió a tomar la palabra.
- Exactamente, Kristoff. Así pues, sabemos lo
siguiente: uno, que el Universo se está yendo al garete; dos, que
se debe a la desaparición de Galactus; y tres, que hay un factor
exógeno que está acelerando el proceso. La solución
inmediata es traer de vuelta a Galactus. Pero no sólo. Las tareas
que nos esperan son, primero, y como ya he dicho, traer de vuelta a Galactus;
segundo, estar preparados para la reacción de quien esté
detrás de todo; y tercero, hacer frente a la oposición al
regreso de Galactus, que sabemos que se producirá. Por lo tanto,
y tras pensarlo bastante, hemos decidido dividirnos en dos grupos: mientras
unos pocos nos dedicamos a construir el portal que nos permitirá
llegar a donde está Galactus, los demás tendréis que
defender Titán hasta que hayamos conseguido nuestro objetivo. Y
lo que es peor, el ingenio que tenemos que construir necesitará
un aporte energético brutal, por lo que algunos de los que defiendan
Titán tendrán que abandonar la defensa y alimentar el portal.
Bueno, eso es todo. En cuanto a los grupos, en el primero estarán...
Una vez repartidos los efectivos, Reed Richards
se retiró al laboratorio junto con Kristoff, el Hombre Hormiga,
Forja, Madison Jeffries, Walter Langkowski, el Hombre Gigante, Pantera
Negra y el Hombre de Hierro. Dentro de la armadura de este último
se encontraba Helmut Zemo, décimotercero de los barones de ese nombre.
Le hubiera gustado evitar la posibilidad de ser descubierto, pero no podía
negarse a colaborar sin despertar sospechas. Así que, controlando
su ira por tener que trabajar junto a un judío como Langkowski y
dos negros como Foster y T'challa, activó un canal de comunicaciones
cifrado que le puso en contacto con el Arreglador.
- No te preocupes, Barón -le dijo Norbert Ebersol-.
Te iré chivando lo que necesites.
Zemo se calmó y controló sus nervios. Exhalando
lentamente, se dispuso a escuchar con atención. Podría hacerlo.
Era un Zemo.
- Bien, de esto se trata -comenzó Reed Richards-.
Cuando Galactus selló Taa II para evitar la propagación
de la onda nulificadora (10),
trasladó la nave a otra dimensión. Los Cuatro Fantásticos
pudimos alcanzar brevemente esa dimensión cuando atrapó a
Hipertormenta (11),
así que el localizar la dimensión en concreto no supone ningún
problema. El problema será construir un ingenio lo bastante potente
como para crear una abertura que nos permita pasar y traer de vuelta a
Galactus. El portal deberá permanecer abierto el tiempo que necesitemos
para encontrar a Galactus y traerle a nuestro Universo. También
tenemos que construir un rastreador que nos permita localizar a Galactus,
y una baliza que nos indique en qué lugar se encuentra Galactus.
Así que manos a la obra. ¿Sugerencias?
Mientras, en la sala en la que se habían
reunido los héroes que defenderían la luna del ataque del
que les había prevenido Binaria, se cruzaban saludos y despedidas.
Un extraño ambiente de fatalismo, de estar luchando por algo desesperado,
embargaba a la mayoría de los que allí se encontraban. Pero,
como habría dicho Lobezno, pensó Kaos, somos los mejores
en nuestro trabajo, aunque nuestro trabajo no sea agradable.
Una pequeña nave se posó en
Hiperión. Su único ocupante salió de ella y caminó
despacio por la accidentada superficie. La tenue gravedad apenas bastaba
para mantenerle pegado a la superficie. Tras unos pocos pasos, rebasó
el terminador y el sistema de Saturno se ofreció a sus ojos. Saboreando
unos instantes la increíble belleza, volvió luego la vista
hacia Titán y se dispuso a esperar.
- Bueno, hermanito, aquí estamos
otra vez... -dijo Cíclope.
- ...¿dispuestos a salvar a un Universo que nos
teme y nos odia por el hecho de ser diferentes? Vamos, Scott, no empieces
otra vez con tu matraca. Hacemos lo que hacemos porque es lo que hemos
de hacer. Ni más ni menos.
- ¿Quasar?
- ¿Sí? ¿Quién? ¡Oh,
eres tú, Sota! -poniéndose en guardia y retrocediendo un
paso, añadió con suspicacia-: ¿No irás a atacarme
esta vez, verdad? (12)
- Ni mucho menos, Quasar -dijo Jack con ademán
avergonzado-. Precisamente de eso quería hablarte.
- Bueno, ¿de qué se trata?
- Verás... quería disculparme por el modo
en que actué en nuestros encuentros anteriores. No me conduje de
un modo precisamente razonable.
- ¡Bah! No te preocupes. Como dice el refrán,
dos
no pelean si uno no quiere. Tengo que reconocer que yo tampoco estuve
demasiado fino. Y a propósito, ¿cómo te va?
- Pues razonablemente bien. Creo que no conoces a Ganímedes,
¿no?
- Disculpa, Drax, pero tengo que hablar
con Mentor, y tengo que hacerlo AHORA.
- ¿¡¿Quién?!? ¡Gamora!
¿Qué haces en Titán, después de tanto tiempo?
- Cuando salgamos de esta te lo cuento, Drax. Ahora ¿me
llevarás
a ver a Mentor?
- Disculpa, Tormenta. ¿No ha venido
Logan?
- Hola, Guardián. Pues no, se ha quedado en la
Tierra. Mr. Fantástico no le consideró apropiado para esta
misión.
- Lástima. Me gustaría haber hablado con
él.
- ¿Por qué dices eso? Hablas con él
cuando volvamos a la Tierra y ya está.
- Será si volvemos. Creo que nunca la Tierra
se ha enfrentado a un problema semejante con tan pocas posibilidades de
éxito. Y encima, ese montón de aliens de los que nos ha hablado
Richards van a ayudar a que todo fracasa. ¡Demonios, si ni siquiera
me han invitado a unirme al grupo de los que están construyendo
el portal! Pero sí a Jeffries. ¡Y soy ingeniero! ¡Bah!
¿Por qué me quejo, si el problema no tiene solución?
Bill Rayos Beta estaba solitario en un rincon,
meditando en lo que se avecinaba. Ya había hecho frente en el pasado
a otras amenazas a la integridad del Universo, como cuando Surtur invadió
Asgard y a punto estuvo de vencer. En ese momento, una mano se posó
en su hombro.
- Valor, Bill. He aprendido, a lo largo de estos años,
que siempre hay esperanza, por desesperada que parezca la situación.
El espíritu humano siempre sale triunfante ante las mayores adversidades.
- Gracias, Norin. Espero que la batalla comience pronto.
Así dejaré de pensar en lo que se me viene encima y simplemente
lucharé contra ello.
- ¡Hey, Estela, hola! Cuánto tiempo, ¿eh?
¿Cómo te va, plateado?
- Hola, Genis.
- ¡Atención! ¡Atención!
-sonó la voz de I.S.A.A.C. por el sistema de altavoces-. Se detecta
la aproximación de entre treinta y cuarenta formas de vida orgánicas
que vienen hacia Titán. No contestan a las advertencias de que se
detengan.
Reed Richards también había oído
el mensaje. Dejando a sus compañeros, se dirigió hacia la
sala de comunicaciones principal.
- Amplía la imagen, I.S.A.A.C. -dijo. Cuando lo
hizo, pudo ver a la Guardia Imperial shi'ar, la Fuerza Estelar kree, los
Fronterizos y parte del cuerpo de Centuriones Nova. Al frente de todos
ellos iba Gladiador -. Abre un canal de comunicaciones, I.S.A.A.C.; voya
intentar comunicarme con ellos.
- Puede hablar, Richards -dijo al computadora, tras unos
segundos.
- Gladiador, ¿me escuchas? Soy Reed Richards.
Gladiador, sé que me estás escuchando. Responde, por favor.
- ¿Qué quieres, Richards?
- ¿Qué es lo que pretendéis? ¿Por
qué venís a Titán?
- No disimules, Richards. Lo sabes muy bien. Venimos
a detener la blasfemia que estáis a punto de realizar. A impedir
que el Devorador de Mundos sea devuelto a la vida.
- Pero...
- No hay pero que valga, Richards. Está claro
que estás dispuesto a hacer honor a ese refrán terrestre
que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces
en la misma piedra. Bueno, pues esta vez la piedra te va a aplastar, Richards.
Mientras, los eternos habían entregado a los terrestres
que lo precisaban cinturones de vuelo y máscaras de respiración.
Cuando todos estuvieron equipados, Mentor les condujo hasta una de las
compuertas
que permitían salir a la superficie de Titán. Dirigidos por
Estela Plateada, levantaron el vuelo, hasta situarse a unos quinientos
metros de los atacantes. Durante unos segundos, ambos grupos se miraron
en silencio, sin decidirse a atacar. Entonces, Gladiador
se lanzó directamente contra el centro del grupo. Un instante después,
Estela Plateada voló para interceptarle. Tras sus líderes,
ambos grupos se dirigieron uno contra otro, y la batalla dio comienzo.
Sobre Hiperión, la figura que observaba
Titán vio el comienzo de la pelea. Concentrándose, comenzó
a cambiar y despegó. Poco después, otra nave se acercó
al sistema de Saturno.
En el sáncta sanctórum del
doctor Extraño, una reunión de los místicos más
poderosos del planeta estaba teniendo lugar: además del propio doctor,
y de Adam Warlock, estaban presentes Talismán y su padre Shaman,
Agatha Harkness, Jennifer Kale, Amanda Sefton, el Hermano Vudu, Topaz,
la Guardia del Sueño y la Mujer Sombra. Mientras, en otra de las
habitaciones de la casa, una reunión similar congregaba a un escogido
grupo de telépatas: Dragón Lunar, el profesor Charles Xavier,
Fatuo y Jon de Factor-X (que estaban un tanto nerviosos, ante tanto peso
pesado telépata), Mariposa Mental, Nate Grey y Emma Frost.
Poco a poco, los defensores de Titán
estaban haciendo retroceder a sus atacantes. Pero el resultado de los distintos
enfrentamientos era diverso. Así, mientras que Drax y Bill Rayos
Beta apenas podían contener a Gladiador, Estela Plateada se enfrentaba
sin problemas a toda la Fuerza Estelar. El Señor del Fuego y Nova
intentaban derretir el caparazón que Iceberg había creado
a su alrededor, intentando al tiempo no causarle daños permanentes.
La Visión y Astra estaban bastante equilibrados, hasta que CPU se
unió a la pelea y el androide tuvo que dividir su atención
entre sus dos oponentes. Del mismo modo, Polaris y Tesla también
se encontraban en un impasse. Por su parte, Richard
Ryder intentaba convencer al cuerpo de Centuriones Estelares.
- Veréis, somos colegas, ¿no? Es decir,
todos nosotros somos parte del mismo cuerpo, ¿no? O sea, que yo
nunca os mentiría. Además, vosotros sois muchos más
que yo, con lo que no saco nada engañandoos, y...
Entonces, todos los defensores recibieron una llamada
en los auriculares que les permitían comunicarse entre ellos.
- Atención, aquí Reed Richards. Necesitamos
que Estela Plateada, Nova y el Señor del Fuego bajen a la superficie
para energizar el portal. Sabemos que eso disminuirá de un modo
importante nuestras posibilidades de defensa, pero es imprescindible.
Los llamados descendieron a la superficie, mientras que
sus compañeros redoblaron sus esfuerzos.
- ¡Espera un momento! -dijo para sí Quasar-.
El portal es a otra dimensión, ¿no? Así que no hay
nada que pueda verse afectado si... -y comenzó a concentrarse más
y más. Sería el constructo de energía más grande
que hubiera hecho jamás, y tendría también que ser
el más resistente. Poco a poco, una brillante
esfera de energía cuántica comenzó a formarse alrededor
de Titán, aislándolo de la batalla.
En cuanto la vió, Glom se lanzó sobre ella:
- ¡Yum! ¡Rica energía!
Pero ni siquiera pudo empezar a devorarla. Ganímedes
le había visto. Hasta entonces se había mantenido un poco
al margen , preocupada como estaba por Jack, que se había quedado
en la superficie. Pero el peligro era demasiado grande. Así que
se acercó por detrás y le agarró, sujetando el bastón
entre las mandíbulas abiertas del mosntruoso come energía.
Glom no pudo hacer nada por liberarse, meintras Ganímedes se alejaba
de la barrera de energía cuántica.
Más y más personas (en el más amplio
sentido de la palabra) seguían llegando a Blecker Street. Así,
mientras que una moto se detenía en el oscuro callejón de
enfrente y esperaba, Avatar se materializaba en medio del círculo
de místicos.
- ¿¡¿Qué?!? -dijo Extraño-.¿Quién
eres y cómo has entrado aquí?
- Stephen Extraño -dijo Amor, apareciendo detrás
de Avatar-, está en juego mucho más de lo que imaginas. He
aquí a mi Avatar. Te será necesario en la batalla que te
aprestas a entablar -y desapareció.
- ¿Qué es eso, Mentor? -preguntó
Gladiador.
- No he podido analizarlo con detenimiento, Pretor, pero
creo que se trata de una construcción creada por el terrestre Quasar.
Su fortaleza depende, pienso, de la fuerza de voluntad de su creador. Y
teniendo en cuenta que ha desaparecido... (13)
- ¿Pero es que no se dan cuanta de que lo que
intentan hacer es una obscenidad? ¿Que si resucitan al Devorador
de Mundos, el próximo planeta que caiga puede ser Chandilar... o
la Tierra? ¿Por qué no son capaces de verlo? ¿Por
qué? ¿Por qué?
- Creo, Pretor, que porque...
Pero Gladiador ya no le escuchaba. Retrocediendo unos
centenares de metros, tomó impulso y se dirigió a toda velocidad
contra la barrera cuántica. No llegó
a impactar. Frenó en seco, como si algo que no era su voluntad hubiera
detenido su avance, a mitad de camino.
- ¿Pero qué...? -exclamó, sorprendido.Ante
él se materializó de la nada lo que parecía un humano
rubio, vestido con un uniforme blanco y una capa roja a la espalda.
- No sigas, Shi'ar. No sabes lo que estás haciendo.
- Por Sharra y K'ythri... ¿quién eres tú?
- Puedes llamarme Capitán Héroe, shi'ar.
Y soy el que te va a detener.
(1) Tras
la saga de El guantelete del Infinito.
(2) Thanos crió
a Gamora.
(3) Thanos y Gamora
se hallan enfrascados en la búsqueda de las Gemas del Infinito.
(4) Narrada en la saga
La
Guerra de los Heraldos II, en los números 10 a 12 de esta misma
colección.
(5) En Estela Plateada
v. III # 95-100.
(6) Como se vio en los
números 14 y 20 de esta misma colección. Y lo que queda...
(7) La razón
de estas bajas se contará en el Anual Nuevos Guerreros/Quasar
Nº5.
(8) En Los Cuatro
Fantásticos # 244.
(9) Lee Cronotormenta,
a partir de Los Vengadores # 407, para saber por qué.
(10) En Estela Plateada
# 109.
(11) En Los Cuatro
Fantásticos # 414.
(12) Las dos ocasiones
en que Quasar y Jack se han cruzado (en los números 19 y 29 de la
colección del Vengador Cósmico), han acabado a mamporros.
(13)Si quieres saber
dónde está Quasar, lee el número 69 de su propia serie.
En nuestro próximo número: No te pierdas
la continuación de Emociones Primarias, en Poderes
Cósmicos # 24.
Un saludo y no dejéis de leernos, y escribid a Autopista
hacia el espacio - Correo de los lectores (bergil@altavista.net) con
cualquier duda o comentario que os surjan. Que no muerdo, caramba, y es
muy agradable recibir e-milios (incluso aunque sean críticos)