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Estela Plateada. Señor del Fuego. Legado. Sota de Corazones. Bill Rayos Beta. El Hombre Imposible. Poseedores de poderes sobrehumanos que han jurado preservar el status quo del Universo.
 
Poderes Cosmicos

PODERES COSMICOS VOL. 2 #34
El fin del Celibato
Guión: Bergil

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Portada: Dibujada por Ángel Medina. Aparece Ganímedes, de rodillas (es decir, están en contacto con el suelo sus piernas de las rodillas para abajo), y el cuerpo ligeramente inclinado hacia atrás. Tiene los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y los puños cerrados. La capucha, echada hacia atrás, deja ver su rostro. Tiene los ojo cerrados, y de ellos salen lágrimas. De su boca escapa un grito.

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Resumen de lo anterior: Dado que hace bastante que salió el último número, creo que conviene hacer un breve resumen de lo ocurrido tras Emociones Primarias:

Sota de Corazones: Thanos ofreció curarle de la misteriosa enfermedad que le estaba atacando, y se fue con él. En los dos últimos números, el Titán Loco le envió en busca del Nulificador Supremo, pero fracasó en su misión por la intervención de los heraldos de Galactus.

Los heraldos de Galactus: Nova y el Señor del Fuego están al servicio del Devorador de Mundos. Nova volvió a la Tierra para despedirse de su moribundo padrastro, Thomas Raye (en realidad, Phineas Horton, el creador de la primera Antorcha Humana), y luego regresó junto a Galactus.

Quasar: ayudó a Genis-Vell a rescatar a su madre, Elysius, de ataque del Hombre 4-D.

Capitán Marvel (III): anda por el espacio, en busca de su identidad (y de un nuevo look).

Impy: fastidiando, como es su costumbre. Estuvo a punto de quedarse con el Nulificador Supremo en el último episodio.

Los tres científicos que crearon a Warlock y Kismet: hechos prisioneros por aún no se sabe quién.

Armagedón: luchando en las tumbas reales troyanas contra el cadáver de su hijo Trauma, poseído por un tecnarca.

Ganímedes: separada de Sota de Corazones, fue al Saco de Carbón, donde desbarató una operación de los Badoon, y luego acabó aterrizando en el asteroide del Star Stop Café, donde... pero eso lo veremos en este número.

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Ganímedes abrió los ojos y miró a su alrededor. Lo único que veía era un techo, lo que indicaba que estaba dentro de algún tipo de construcción. Se incorporó y se sentó en el lecho en el que había estado tendida.

- ¿Ya te encuentras mejor? -dijo una voz des de la puerta de la habitación en la que se encontraba.

Girándose, Ganímedes pudo ver un grupo de personas que miraban con curiosidad desde el vano: una anciana de pelo blanco, un sujeto de edad madura con una gorra roja y panza prominente, una mujer de pelo rubio y un individuo alto y fornido de amplia barbilla y frondoso tupé, todos ellos indudablemente humanoides.

- Sí, gracias... -dijo Ganímedes, titubeante-. ¿Dónde estoy? ¿Qué me ha pasado?

- Bueno, no sabemos demasiado... -dijo la anciana, que era la que primero había hablado-. Cuando Enilwen te trajo, estabas desmayada, y así has estado hasta ahora.

- ¿Enilwen? -preguntó Ganímedes-. Ah, sí, ya me acuerdo... el gigante de la colección de piedras... ¿Y cuánto decís que he estado desmayada?

- Unas diez horas estándar, más o menos. Y perdona lo directo de la pregunta, pero ¿te llamas...?

- Oh, sí, disculpad mi mala educación. Mi nombre es Ganímedes.

- ¿Ganímedes? -susurró al oido del gordinflón el individuo de la gran barbilla-. Pero ese es un nombre de chibouffff... -. No pudo acabar la frase, porque un codazo de la anciana le interrumpió1. Afortunadamente, Ganímedes no se dio cuenta, de nada, ensimismada como estaba en sus pensamientos, intentando recordar. Lentamente, todo fue volviendo a su mente...

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Ganímedes se acercó lentamente a la última de las rocas de la colección que Enilwen le mostraba, orgulloso en su ingenuidad. El pulsar energético que había percibido ya a cierta distancia se incrementó, hasta hacerse muy perceptible. Era la prueba casi definitiva, por si la forma no bastase... Pero aún quedaba una última prueba. Concentrándose, Ganímedes realizó con su bastón energético una compleja serie de movimientos que no se habían visto en el Universo desde hacía eones. Golpeando la roca en varios puntos, aparentemente al azar, incrementó la velocidad y la energía de sus golpes, hasta que, de repente, se detuvo.

Con un sonido de maquinaria vieja, pero aún en perfecto funcionamiento, la roca pareció partirse en dos, dejando al descubierto su contenido. Enilwen, que había quedado casi hipnotizado por la danza de la Célibe, se sorprendió ante lo que parecía un destrozo deliberado y sin sentido de una de sus posesiones más preciadas.

- ¡Buaaaaaaaaaaa! -gimoteó-. Has roto la piedra de Enilwen...

- Tranquilo, Enilwen -djo Ganímedes, casi automáticamente-. A tu roca no le ha pasado nada, ¿vale? Cuando termine, te la devolveré tal y como estaba, ¿de acuerdo?

- Bueno, vale... -concedió, dudando, el gigante con mente de niño- ¿Se lo prometes a Enilwen?

- Sí... -dijo Ganímedes, mientras se introducía en la roca.

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Como había sospechado, se trataba de una cápsula de hibernación célibe, casi idéntica a aquella en la que ella misma había permanecido en animación suspendida durante milenios, desde la primera desaparición de Tyrano2. Pero había una diferencia: esta cápsula se encontraba vacía.La Célibe a la que había sido destinada nunca llegó a ocuparla, nunca se tendió en la vaina de hibernación y nunca se sumió en el sueño de siglos. ¿Por qué?, se preguntó Ganímedes, mientras paseaba su mirada por el reducido espacio de la cápsula.

De repente, una luz parpadeante llamó su atención. Acercándose, comprobó que el ordenador de la cápsula se había activado. Aunque con interferencias, un pequeño holograma se formó. La figura que apareció vestía, al igual que Ganímedes, el traje de las Célibes. Lentamente, la figura comenzó a hablar. A través de los eones que las separaban, Ganímedes escuchó con avidez la narración de su hermana Célibe.

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"Saludos, hermana. Si puedes escuchar mi historia, es porque al menos una Célibe ha logrado sobrevivir. No sé cuánto tiempo habrá transcurrido desde el momento en que grabo mis palabras hasta el instante en que las escuches, pero debes prestar atención. La amenaza a que el Universo se enfrenta es demasiado grande como para ser ignorada. Podría ser incluso peor que la del mil veces maldito Tyrano, a quien al fin logramos derrotar3. Pues Tyrano, al fin y al cabo, pretendía sojuzgar sistema tras sistema, galaxia tras galaxia. Y, aunque sometida a un yugo intolerable, la vida seguiría existiendo, pues ¿que sentido tiene conquistar el Universo, si no tienes a nadie a quien dominar? Mientras que la amenaza de que te hablo es mucho peor, pues supone la supresión de toda vida, o, por mejor decir, de toda conciencia individual. Pero estoy divagando, y si hay algo que no puedo permitirme desperdiciar es el tiempo. Él se está acercando, y no sé si podré narrar toda la historia y ponerla a salvo antes de que todo termine...

"Escucha, pues... has de saber que, después de la retirada de Tyrano, la mayor parte de nuestra orden fue puesta en hibernación. Un pequeño grupo de Célibes, sin embargo, permaneció alerta, en prevención de que Tyrano, o un peligro similar, hiciera necesaria la intervención de la Orden. ¡Qué lejos estábamos de sospechar que nosotras mismas estábamos creando ese Mal! Pagadas de nosotras mismas, creímos que nada en el Universo podría resistírsenos, llegado el momento. Más aún, pensamos que, con los medios adecuados, seríamos capaces de prevenir las amenazas antes de que las mismas tuvieran lugar. A tal fin, la Orden emprendió el proceso de creación de un sistema informático que nos auxiliara en esa tarea. Llevó décadas, pero finalmente se consiguió. Ese sistema informático fue bautizado como M.A.N.T.E., siglas de Módulo Autosuficiente Neurocibernético de Tercer Estadio.

"Durante algunas décadas, MANTE pareció funcionar adecuadamente. No había surgido ninguna amenaza de rango galáctico, pero el sistema preveía acertadamente las pequeñas crisis que iban surgiendo y su desarrollo posterior. En ningún caso se hizo necesaria la intervención del Celibato, por lo que los miembros de la orden comenzaron a confiarse. Fue por aquella época cuando yo, Amaltea, entré en la Orden. El Celibato había seguido reclutando nuevos miembros, a fin de mantener un nivel adecuado de efectivos en activo, pero para la mayoría de las nuevas reclutas el ingreso en la Orden venía a ser un modo de asegurar la vida. Cierto que había instrucción en artes de lucha, pero todo había pasado a ser un conjunto de normas ritualizadas que serían de escasa utilidad en un combate real.

"No era este mi caso. Yo ingresé en la Orden atraída por lo que representaba, por su historia y por lo que había supuesto. Nadie estaba más orgullosa que yo el día que fui admitida entre las Célibes. Sin embargo, este entusiasmo pronto se trocó en desilusión, al contemplar en qué se había convertido la Orden. Pero reaccioné contra ello, aplicándome en mis estudios y mi entrenamiento y buscando cualquier ocasión en la cual poder afinar mis habilidades guerreras. Incluso logré convencer a una pequeña minoría de mis camaradas para tomarnos con la debida seriedad nuestro entrenamiento. Las demás miembros de la Orden nos consideraban un grupo de reaccionarias, de fundamentalistas, de... locas, cuando hablábamos de volver a las viejas costumbres y permanecer alerta. No, ellas preferían seguir apegadas a sus formulismos y su vida fácil. Apenas una docena de las Célibes en la época en que la Orden se enfrentaba a Tyrano habría dado buena cuenta de toda el Celibato en mi época.

"Gradualmente, dejamos de insistir en el retorno a los viejos modos, aunque no por ello abandonamos, yo misma y las que pensábamos como yo, nuestra dedicación a los verdaderos valores de la Orden. Con nuestro abandono de la postura beligerante en el seno de la Orden, ésta dejó de preocuparse de nosotras. No nos molestéis, y no os molestaremos , vino a ser la norma recíproca de conducta. Sin dar parte a la orden, optamos por seguir nuestro propio criterio en algunas materias que considerábamos de importancia. Por ejemplo, cuando se decidió que MANTE controlaría el sistema de cámaras de hibernación de nuestras hermanas, nuestro grupo decidió enviar en secreto varias de esas cámaras al espacio profundo camufladas en rocas como ésta en la que te encuentras, y completamnete autónomas, en prevención de cualquier posible desastre que pudiera afectar al sistema.

"Sólo nosotras parecimos percatarnos -o, al menos, sólo nosotras le dimos la importancia que en realidad tenía- del hecho de que MANTE empezaba a fallar. No demasiado, ni en demasiados casos, pero lo hacía, y cada vez más. Y cuando lo hacía, los perjuicios siempre repercutían en la Orden. la cual optó por dedicar cada vez más recursos al sistema. El Universo es cada vez más complicado, decían, y por ellos es cada vez más difícil poder predecir el futuro; debemos mejorar el sistema.

"Ojalá no lo hubiéramos hecho. Con la aportación de mayores recursos, el sistema empezó a evolucionar por sí mismo, más allá de nuestras intenciones... y de nuestro control. Finalmente, llegó el día en que se negó a obedecer las órdenes que se le daba, y se rebautizó a sí mismo como M.A.G.U.S., ya que, como dijo <<soy un Módulo Autosuficiente Guiado Únicamente por Sí>>.

"La Orden, al fin, fue consciente del problema que tenía entre manos, y decidió atacar el planetoide en el que se encontraba MAGUS. Pero era demasiado tarde. El sistema había estado desarrollando en secreto un prototipo de androide virtualmente invencible, al que denominó Weaponed Attack Retaliator Lethally Oriented Cyberorganism-Kill'emall4. Abreviadamente, W.A.R.L.O.C.K. Nada podíamos hacer contra ese androide, pues a su poder de fuego unía una caracterñistica terrible: no se sabe por qué medios, MAGUS había desarrollado un virus tecnoorgánico que. inoculado a cualquier ser vivo, lo convertía en un conglomerado de circuitos de los que WARLOCK absorbía la energía. Una vez hubo acabado con las fuerzas que se le oponían, Warlock se conectó a su padre procedió a absorber toda su energía, aumentando de tamaño hasta límites gigantescos. Cuando hubo terminado, una imagen apareció en todas las pantallas de comunicación del Celibato. "Warlock ya no existe", dijo aquel ser. "Tampoco Magus, tal y como le conocíais. Ahora, YO soy Magus".

"Poco queda ya que contar, hermana. Desde un lugar seguro, como hace todo buen general, Magus ha enviado a sus tropas para acabar con los restos de la Orden. Hordas y hordas de Warlocks han ido acabando con las mal preparadas tropas que se han enviado contra ellas. Primero las infectaban con el virus tecnoorgánico y luego las asimilaban. Y no podemos contar con tropas de reserva. Las cámaras de hibernación que se pusieron abjo el control de MANTE antes de que éste revelase sus intenciones dejaron de funcionar, y sus ocupantes perecieron. El ejército que derrotó a Tyrano pereció en silencio, sin que hubiera que disparar ni un solo tiro.

"Sólo unas pocas quedamos ya. Hemos decidido cargar una bomba de antimateria lo bastante potente como para aniquilar un sistema solar en la última de nuestras naves y dirigirnos contra la base central de nuestros enemigos. Con suerte, acabaremos con ellos; o, al menos, esperamos abrir un agujero de gusano que les envíe al confín del Universo y se cierre después, dejándoles lo bastante alejados como para que tarden algunos milenios en regresar al espacio habitado. Para entonces, esperamos que la inteligencia orgánica haya desarrollado algún modo de detenerles sin desaparecer también en el proceso.

"Adiós, hermana. Si has podido escuchar esto, es que tuvimos éxito, siquiera parcialmente. Aprende denuestros errores, y termina nuestra tarea."

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Ganímedes parpadeó, para hacer desaparecer las lágrimas de us ojos. La información que acababa de recibir resultaba abrumadora. Se sentía mareada. Tambaleándose, salió de la cápsula.

- ¿Estás bien? -preguntó Enilwen-. ¿Puede Enilwen volver a quedarse con su roca?

Pero Ganímedes no contestó. exhalando un débil gemido. cayó desvancecida al suelo.

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Poniéndose en pie, Ganímedes respiró profundamente, se echó la capucha sobre la cabeza y asió su vara de energía.

- ¿Te vas? -preguntó la anciana-. ¿No quieres descanasr un poco más?

- No, muchas gracias. Tengo un trabajo que hacer, y no puede esperar -. La mirada que asomó a los ojos de la Célibe disuadió a sus interlocutores de preguntar nada más, y se apartaron dejándola paso. Sin una mirada atrás, Ganímedes abandonó el Star Stop Café.

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1.- Lo que Bufford (o Razorback) iba a decir es que Ganímedes es un nombre de chico. En la mitología griega, Ganímedes era un príncipe troyano de cuya belleza quedó prendado (perdonad la cursilada, pero es la expresión que me ha salido) Zeus -el jefe del Olimpo lo mismo iba a pelo que a pluma, como puede verse-, que adoptó forma de águila para raptarle y llevarle al Olimpo, donde ocupó el puesto de Hebe -que acababa de casarse con Heracles, a quien por lo visto no debía gustarle que su mujer trabajara fuera de casa- como copero de los dioses (hay que ver, seducen a un pobre muchacho para endilgarle un trabajo a perpetuidad...). Me sorprende que nadia hasta ahora se haya dado cuenta (lo de Marvel no es extraño, ya sabemos la cultura que gastan por aquellos pagos...); ¿o es que hay algo en el pasado de Ganímedes que desconocemos? (es broma, es broma...).

2.- Se vio en el número 81 del tercer volumen de la serie de Estela Plateada.

3.- Las Célibes estaban convencidas de que había sido su actuación la determinante de que Tyrano se retirara a lo profundo del Universo. No sería hasta el regreso de Tyrano que se revelaría la verdad: había sido Galactus, y no la orden de mujeres guerreras, lo que había forzado dicha retirada.

4.- En español, Ciberorganismo Armado y Orientado Letalmente de Ataque y Represión-Mátalosatodos. Y sí, la última palabra va todo junto.

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En el próximo número: Volvemos al presente para intentar ir aclarando alguno, o algunos, de los puntos que han quedado oscuros durante estos dos años largos. Esta vez, prometo intentar tardar menos en sacar el siguiente episodio. ¡Nos leemos!

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Bueno, éste parece haber sido el mes de los ret-cons, al menos en lo que a mis series se refiere (leed el anual de Historias de Asgard, para comprobarlo). En mi descargo, tengo que decir que ha sido algo puramente accidental. La idea de escribir una historia sobre el pasado del Celibato ya me rondaba por la cabeza desde hace más de dos años (sí, aquellos buenos viejos tiempos en los que lograba sacar un episodio al mes de cada una de mis series), aunque no tenía claro de qué trataría. La historia en sí ha ido surgiendo en los últimos días (algunos puntos en concreto, según escribía), quizá presionado por el acercamiento inexorable de la fecha fatídica del 31 de Diciembre (siempre he dicho que yo trabajo mejor bajo presión, y parece que es verdad). Luego, de allí pasé a pensar en que podría narrar la causa de que las cápsulas de las Célibes hubieran fallado sistemáticamente. Luego se me ocurrió que ya, de paso, podría narrar el origen de la Tecnarquía, ya que en la continuidad Marveltópica, esta serie se encamina hacia una guerra Tecnarquía-Resto del Universo (eso, por si alguno no se había dado cuenta todavía). El hacer que el Celibato fuera el origen de la Tecnarquía se me ocurrió, como quien dice, cinco segundos antes de ponerme a escribir.

En cuanto a la estructura del episodio, no tenía pensado hacer un doble flashback, o uno anillado, por hablar con propiedad (el primero es el recuerdo de Ganímedes al despertar y, dentro de él, el relato de Amaltea), sino que me salió así. De hecho, lo primero que se me ocurrió fue hacer un número mudo (como los que se han publicado este mes en España), en el sentido de sin diálogos; pero, dado que el tiempo apremiaba, preferí dejarme de zarandajas.

Otro asunto curioso (si no aguantáis una exposición pelín pedante, es mejor que os saltéis este párrafo) es el de los nombres de los miembros de la Tecnarquía. Ya sabíamos que un tecnarca recién nacido se denomina genéricamente Warlock , y que cuando madura y se enfrenta a su padre y le derrota asume su nombre y pasa a denominarse Magus. Ambos nombres hacen referencia a la magia (warlock es hechicero o brujo en inglés), por lo que decidí que si empleaba un tercer nombre, debería estar conectado con los otros dos. El término de Mante surgió casi de inmediato (aunque al principio pensé en emplear Manticus, pero me pareció que sonaba ridículo), por el término griego referente a la adivinación. Aunque inicialmente pensé que era un término que significaba magia o hechicería , al buscarlo en el diccionario me encontré con que se refería al conjunto de prácticas religiosas con las que los antiguos griegos intentabn adivinar el futuro (y que ha pasado al español en términos como cartomancia, o adivinación mediante los naipes, o quiromancia, o adivinación mediante la lectura de las líneas de la mano), lo que no deja de ser una afortunada casualidad, dado el objeto con el que se creó M.A.N.T.E.

Más pedantería. Una vez releído el episodio, me doy cuenta de que en este episodio hay una cantidad enorme de influencias. El tema de la creación que se le escapa de las manos al creador es ya viejo, siendo quizá el ejemplo más conocido el del Frankenstein de Mary Shelley. Aunque resulta bastante claro que, si algo ha influido en la manera de plantear este episodio, ha sido la saga de Terminator .

Una última cosa: pido perdón por las siglas. Son ridículas, ya lo sé, pero es lo único que se me ocurrió.

 
 
   
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