TELARAÑA DE SPIDER-MAN #135
Asuntos de familia II
El centro de la tormenta
Guión: Jorge Cantero
Portada: Adrián Suárez

En el capítulo anterior: Peter y Jameson fueron a tener unas palabras con la
nueva editora del Globe, Kate Kushing, antigua empleada del Bugle. Allí
descubrieron que no era la única ex-empleada de Jameson que trabajaba allí.
Kate Kushing acusó a Jameson de estar acabado, pero antes de que la
conversación llegara a más una noticia termino cno la discusión: Veneno
había atacado en el asilo Ravencloft para matar a su hijo Matanza. Peter y
Jameson se fueron hacia alli por caminos diferentes, llegando antes Peter,
como Spider-Man, y viendo el dantesco panorama: a consecuencia del ataque de
Veneno, los guardias de la Bóveda encargados de la vigilancia de Matanza
estaban muertos, así como algunos pacientes. Jhon Jameson, el hijo de J.J.J.
estaba herido y Matanza había acabado con la vida de la doctora Kafka.
Ahora, Matanza y Veneno estan a punto de empezar a pelearse, y Spider-Man
intentará evitarlo. ¿Podrá pararlos?

El agua caia torrencialmente. Y los truenos retumbaban por todos lados. Pero
todo eso no importaba. No para Spider-man. No teniendo delante una de las
imágenes mas recurrentes de sus pesadillas: Matanza y Veneno frente a
frente. No hacía unos minutos se encontraba acompañando a Jameson en su
visita al Globe cuando en la radio anunciaban la noticia del ataque de
Veneno al Asilo Ravencroft. Y ahora, después de irse llegar a toda velocidad
se encontraba allí, delante de esa imagen de pesadilla. Veneno y Matanza
frente a frente, preparados para atacarse. John Jameson, el hijo de Johan,
herido en una esquina, y a su lado, el cadáver de la doctora Kafka. Y no era
el único cuerpo sin vida: guardias de la Bóveda y algunos pacientes se
encontraban también muertos o mal heridos.
Pero no tenía tiempo de lamentarse, tenía que actuar.
Matanza se había lanzado hacia Veneno, pero este le había parado adelantando
su mano y agarrándole por el cuello. Matanza respondió alargando su brazo en
forma de hacha, por lo que Veneno tuvo que soltarlo para esquivarlo.
Spider-Man aprovechó este momento para interponerse entre los dos.
- Chicos chicos chicos, dejad ya de jugar. Tanta diversión no es tan buena
¿no os lo han dicho vuestros papis?
- Arañita, tu sentido del humor es taaaaan divertido... pero me gusta mas mi
sentido del humor ¿ves todos estos cadáveres? Eso si que me ha hecho reír.
Spider-man se estremeció al oírle. Definitivamente estaba más loco que
nunca. La última vez que se enfrentó con el le había dado por una charla
pseudo filosófica sobre ser su Némesis y sobre el asesinato1. Una locura
típica de él, pero en plan "Freud". Pero ahora había vuelto a su "locura
operandis", quizás hasta aun más desatado. "Será que el tiempo le provoca
cambios de humor" pensó Spider-man sarcásticamente.
- Spider-Man déjanos en paz de una vez - bramó Veneno - esta es nuestra
pelea. Nuestro hijo es solo responsabilidad nuestra, y cualquiera que se
ponga en nuestro camino pagara por su interferencia con la muerte.
Spider-Man se estaba dando cuenta de que estaba en grandes problemas. Estaba
claro que el uno quería acabar con el otro, pero no dudarían nada en unirse
para acabar con él si se convirtiera en demasiada molestia para ellos.
Simplemente fantástico...
- ¡Más rápido! ¿A que espera? Le pagaré más cuanto antes lleguemos.
Jonah Jameson no pensaba escamotar en gastos. No era para menos; su hijo
corría gran peligro, y tenía que ir allí para ayudarle. Cualquiera pensaría
que un viejo gruñon editor de un periódico no podría hacer gran cosa, pero
eso no era algo en lo que él cayera en la cuenta ahora. Era su hijo, y solo
podía pensar en el peligro que corría.
Y todo por culpa del maldito trepamuros. ¿Quien si no? Matanza era enemigo
suyo a fin y al cabo. Y no le cabía duda de que tenía algo que ver con la
existencia de ese tipo. Y de Veneno. Dos de los seres más peligrosos que
había en la Tierra. Y Spider-Man de por medio. Es más, apostaría lo que
fuera a que el maldito trepamuros aparecería por allí, sino ahora en breves
instantes. Y ayudando a poner aun más en peligro a su hijo. No, tenía que
llegar pronto allí, si podían salir del maldito atasco.

John Jameson reaccionó lentamente. La batalla entre Spider-Man, Matanza y
Veneno se había trasladado escaleras arriba, y desde donde estaba solo podía
escuchar el eco de los golpes. Lentamente se levantó del suelo. La situación
era dantesca. Ashley... Ashley muerta por esa criatura... se lo había
advertido, no era de fiar. Y tenía razón. Pero de nada servía ahora
lamentarse. Matanza la había matado inmisericordemente, pero tenía que
pagar. Ese maldito psicópata tenia que sufrir por lo que había hecho. Ashley
había muerto, pero sería vengada.
En ese momento se fijó en los guardias. Y tomó una decisión. Se acerco a uno
de ellos lentamente y con dificultad agarró una de sus armas. Era un arma de
calor, diseñada por SHIELD. Era de calor porque a diferencia de otros
simbiontes, Matanza era más vulnerable al calor que al sonido. Revisó
cuidadosamente el arma: definitavemente sabría como usarla. Había aprendido
mucho sobre la tecnología que los Vengadores usaban en el tiempo que trabajó
para ellos2, y esta tecnología era muy parecida. Toqueteo los controles y
cambió el nivel de potencia del arma al máximo. Los guardias tendrían orden
de solo dejarle inconsciente, pero él no pensaba darle esa oportunidad. Con
lentitud avanzó escaleras arriba, con un solo objetivo: acabar con Cletus
Cassidy y con cualquiera que se pusiera en su camino.

La oficina del Bugle echaba chispas. Cuando la noticia del ataque al asilo
Ravencroft salió a la luz estaban en pleno debate sobre que hacer con la
noticia del Globe de Spiderman y sobre como iban a contrarrestarla. Robinson
mandó rápidamente a Ellis y a Betty rumbo al sanatorio. Poco después
Kushing, la editora del Globe, le había llamado avisándole de que Jameson se
había ido tambiém hacia allí. En ese momento un silencio sepulcral se
apoderó del Bugle.
Robertson conocía muy bien a su jefe. Había trabajo para él muchísimo
tiempo, casi tanto como había sido su mejor amigo, y sabía perfectamente
como era y como actuaba. Podía ser un cascarrabias si, y un terco cuando
algo se le metía entre ceja y ceja, pero también era una persona fiel a sus
principios y que no se acobardaba ante presiones. Y ante todo era un
terrible inconsciente cuando se dejaba llevar por sus sentimientos, y el
haber ido solo en busca de su hijo demostraba que este era uno de esos
momentos. Aunque para que negarlo, en este caso lo comprendía perfectamente.
Glory Grant, la secretaria de Jameson, también lo comprendía, y también se
la notaba tremendamente preocupada. Joe Robertson se acercó a ella y apoyo
su mano en su hombro en señal de comprensión. Ella, le miro. Estaba casi
llorando. Queria muchísimo a su jefe. En más de un sentido era como un padre
para él, y si algo le pasaba...
- No le pasará nada tranquila - le intentó calmar Robertson.
- Lo intentaré - dijo con dificultad Glory. Luego sonrió, también con
dificultad - Después de todo, Peter esta con él ¿no? Seguro que le mantendrá
lejos del peligro.
- Si... seguro que sí - dijo sin mucha seguridad Roberton. Mejor no decirle
a Glory que Kushing le había dicho que Peter se había ido por su cuenta
antes de que Jameson se marchara.
La teniente Sonia Ramirez no podía ni por asomo creer en su mala suerte. No
hacía más que unas horas que había tenido su primer caso relacionado con
superseres, y ya se encontraba con otro en el mismo día. Y ahora con unos
tipos a los que la policía por lo que podía ver les tenía especial miedo.
"Rayos", pensaba, "tendría que haber una policía especial contra superseres
o algo asíW. Por mucho Vengadores que haya, esos tipos se encargan
generalmente de megalomaniacos con predilección por dominar el mundo, y lo
que ella quería era algo que se encargara de los callejeros. "No se puede
tener todo" pensó. Ahora ya tenía bastante con tratar con los periodistas, y
tenía enfrente a uno de los más pesados que había visto.
- Creo que ya le he dicho que no puede pasar. Esta vetado el paso a
cualquier persona ahi dentro.
- Al menos díganos algo. ¿Qué ha pasado allí ¿Cuando van a actuar? ¿Acaso se
ven incapaces? - le preguntó Ken Ellis.
- A ver listillo - le cortó la teniente - creo que sabes perfectamente lo
que pasa allí, y si no desde luego que no voy a ser yo la que te pase alguna
exclusiva. Actuaremos cuando consideremos necesario, y si te crees tan
valiente como para enfrentarte a unos tipos a los que nuestras balas no le
afectan y que te pueden cortar en cachitos antes de que puedas decir "hola"
pues te puedo conseguir un traje de policia para que entres allí a saludar a
esos buenos chicos. Ahora mismo hay dos villanos del los más peligrosos ahí
dentro, y un grupo de guardias preparados para enfrentarse con ellos, y por
lo que sabemos también Spider-Man también está allí dentro. Y hasta que no
consigamos algún arma o defensa que nos permita enfrentarnos a esos tipos
con algún mínimo de posibilidad de captura nos limitaremos a impedir que
ningún idiota le de por ir de espectador a que le rajen las tripas ¿esta
claro?
Ellis gruñó, y se dio la vuelta. Betty Grant, que estaba a su lado, le
acompaño. Poco podía hacerse por ahora. Estaba demasiado vigilado para
entrar. Y no parecía que fueran a dar oportunidad para siquiera intentarlo.
No era el único que gruñía. Jameson había visto de lejos la conversación de
Ellis y Berry con la teniente. Y no le había gustado lo que había oído. No,
no solo no dejaban pasar a nadie sino que ese maldito trepamuros estaba
dentro, como había presumido. Pero él tenía que encontrar una manera de
entrar, sea como sea. Su hijo le necesitaba.
Arthur Stacy no era de esa jurisdicción. No era de ninguna en realidad ahora
mismo. Había pedido un permiso como comisario en Chicago para venirse a New
York a investigar sobre la relación de Spider-Man con la muerte de Stacy3. Y esa era la razón de que estuviera allí. Tenía el dial de la policía
siempre conectado en casa a la espera de noticias relacionadas con
Spider-Man y esta había sido una de ellas, y encima cerca de donde se
alojaba. Iba a acercarse a algunos de los policías para preguntarles por la
situación cuando vio a alguien agazapado detrás de un coche. Era Jonah
Jameson.
- ¿Que hace ahí señor Jameson?
Jonah al principio se sobresaltó, pero mantuvo la compostura
- Mirar, no creo que esté prohibido - de repente se le ocurrió algo - tu
podría meterme allí dentro ¿verdad?
- ¿Y por que debería? - se sorprendió Arthur - Por dios Jameson, no creía
que su obsesión por Spider-Man llegara tan lejos.
- ¡Mi hijo esta allí atrapado en medio! ¡Déjese del maldito trepamuros,
ahora mismo no me importa para nada!
Arthur se quedo helado, pero aun así se negó de nuevo - ¿Y que va a hacer
allí usted? no podrá hacer nada.
- ¿Usted qué sabe? - gruñó Jameson - Mire, se muy bien como moverme en estas
situaciones, y se bien como rescatar a una persona y salir sin que nadie se
de cuenta - Arthur le mido desconfiado - Mire, es mi hijo, y tengo que
intentar ayudarle, solamente se eso.
- Pero aun así no puedo...
- Si fuera su hijo ¿que haría? ¿se quedaría de brazos cruzados o iría
dentro? - le cortó con brusquedad Jameson.
Arthur le miro a los ojos. Fijamente. Finalmente cedió.
- De acuerdo, convenceré a la policía para que te deje pasar. Pero no haga
ninguna tontería. Si la hace no ayudará a su hijo y lo sabe.
- Si es necesario para salvar a mi hijo... la haré.
La situación para Spider-Man era penosa. Apenas había hecho más que estar en
medio de los dos psicópatas. Una especie de árbitro al que no hacían caso
alguno. Acababan de llegar a la azotea, y la situación ya era totalmente
insostenible.
- Señoras y señores - dijo Spider-Man viendo que tanto Eddie Brock como
Cletus Cassidy se habían parado un momento - Veneno frente a Matanza, frente
a frete, bajo la lluvia y de noche. un poco de música tecno y ya tenemos
escenita a lo Matrix: Mejor lo dejamos antes de que nos pongan una denuncia
por plagio ¿de acuerdo?
Pero no le hacían caso. Veneno se lanzo nuevamente en pos de Matanza. Este
le esperó y en el último momento se aparto y le lanzo dardos afilados hechos
con su cuerpo simbionte. Luego le lanzo varios a Spider-Man.
- Os lo advertí. Chicos, cambiad de película - dijo jocosamente Spider-Man
mientras esquivaba los dardos y se lanzaba en pos a Matanza, cosa que hizo
con la dificultad añadida de esquivar un puñetazo que le lanzaba Veneno y
que hizo que cambiara de dirección y a Matanza le diera tiempo para
evitarle.
- Trepamuros, te lo advertimos, no te metas en esto, es cosa de familia
solamente
- Jo, te recuerdo que soy el ex de tu novia la simbionte, asi que soy casi
de la familia -se burló.
Jameson llegaba en ese momento a la azotea. Miro la situación y luego el
arma. No había momento de dudas, había que disparar. Apunto cuidadosamente
hacia donde estaban Matanza y Veneno y apretó lentamente el gatillo...
El sentido arácnido de Spider-Man sono a mil por hora de repente. Algo iba a
pasar, pero apenas le dio tiempo a reaccionar; ya estaba esquivando el hacha
de Matanza y los dientes de Veneno cuando Jameson disparó. El ruido fue
ensordecedor. El rayo dio de pleno a Matanza, y Spider-Man a dudas penas lo
pudo esquivar. Lo que no pudo esquivar debido a la desorientación fue el
puñetazo de Veneno que lo mando lejos, golpeándolo contra una pared y
dejándolo inconsciente.
Veneno apenas se podía mantener en pie, pero era el que mejor condiciones se
encontraba de todos. Jameson yacía inconsciente; la fuerza del disparo le
había echado para atrás y se había golpeado la cabeza con la pared. Pero
Veneno estaba de pie. Su simbionte no estaba del todo bien, apenas le cubría
la mitad de su cuerpo y le había dejado el rostro a descubierto. Pero no
importaba. Cletus se encontraba totalmente inconsciente, y el simbionte a su
lado, sin reaccionar apenas. Era el momento perfecto. Se acerco a Cletos, y
apretó sus manos a su cuello. Cletus apenas reaccionaba, y cuando lo hizo ya
era demasiado tarde. Apenas tenía aire, y estaba demasiado debilitado.
Lentamente sus latidos fueron bajando, hasta que su corazón dejo de latir, y
su pecho de intentar respirar. Estaba inerte, muerto. Definitivamente. Eddie
apreto un rato más hasta que oyó los huesos del cuello quebrarse. Luego se
levantó. Había acabado con el asesino. Para siempre.
Su mirara se fue hacía donde estaba Spider-Man. Podría acabar con su vida,
cierto (muchas veces lo había deseado), pero si lo comparaba con Cletus él
era infinitamente más inocente. Quizá lo suficiente como para que se
convirtiera en huésped de su hijo. El simbionte rojo parecía pensar lo mismo
porque muy lentamente, debido a su debilitamiento se fue acercando hasta
donde estaba el trepamuros. Veneno sonrió maliciosamente.
Cuando Spiderman se dio cuenta de lo que pasaba ya era demasiado tarde, y a
fin de cuentas estaba demasiado desorientado para impedirlo. El simbionte se
pego a él de la misma forma que su padre lo hizo tiempo atrás.
Peter intento esforzarse para quitárselo de encima, con su fuerza de
voluntad, pero la verdad es que en ese momento poco le quedaba. Y en breves
instantes dejó de importarle. Todo lo ocurrido en los últimos días y la
acumulación de acontecimientos anteriores, sumado a su estado actual de
debilidad hicieron que la idea de dejarse llevar por la situación le
pareciera liberadora. Y a fin de cuentas ¿no era mejor? Dejarse llevar,
parar. Y sentir el poder que le daba el simbionte. Si... y usarlo. Usarlo
para acabar por fin con aquellos que habían destrozado su vida... empezando
por Brock
Veneno se acerco totalmente confiado a Spider-Man, y eso fue lo que impidio
su reacción cuando de repente este metamorfoseara su mano en una cuchilla y
se lo clavara en el vientre. Su simbionte poco pudo hacer, aún estaba
debilitado por los efectos del rayo de Jameson. Y mientras caía al suelo
Brock no dejaba de preguntarse como no se había imaginado eso. La maldita
araña siempre había sido malvada y traicionera, y lo acababa de demostrar.
Mientras, Spider-Matanza miraba con satisfacción. Era el primero en caer.
Ahora tocaba el siguiente, John Jameson, el hijo del principal causante de
que la gente le odiara. Sí, sería una venganza perfecta acabar con el hijo
del editor del Daily Bugle.
Cuando Jonah llegó a la azotea lo que vió era un espectáculo dantesco. La
tormenta estaba en su punto álgido, cayendo agua a mares. Cassidy en el
suelo, en una postura imposible para una persona viva. Eddie Brock apoyado
en la pared con un charco de sangre alrededor. Y Spiderman, poseído por le
traje simbionte acercándose a su hijo con una de las manos en forma de
cuchilla y la otra en forma de hacha. No lo dudó un segundo.
- ¡Apártate de mi hijo!
Spider-Carnage se giró. No podía creerse su suerte. El mismísimo Jonah
Jameson allí. Ahora. Simplemente perfecto. Aparto su mirada de John y a
velocidad inhumana llegó de un salto hasta donde Jonah Jameson se encontraba
y lo acarró de su camisa, mientras con la otra mano acercaba su afilada
mano-cuchilla a su garganta
- Bienvenido Jameson. Bienvenido a tu final. Mucho tiempo he tenido que
aguantar tus insultos y tus gritos histéricos. Sus "Spider-Man es una
amenaza". Bien, hoy voy a darle la razón, pero me temo que no le va a quedar
demasiada vida para disfrutarlo.
Y la luz de un inmenso relámpago ilumino la zona, con el aterrador sonido
que le acompañaba.
1.- Ver Marveltopia: Telaraña de Spider-Man #132.
2.- Como empezamos a ver en Marveltopia: Asombroso Spider-Man #426.
3.- Fue contratado por el Capitán América para pilotar el quinjet de los Vengadores. Lo pudimos ver por ejemplo en el Avengers v1 #314 (Vengadores Forum v1 #106)
Próximo número: ¡Por fin! El enfrentamiento definitivo entre Jameson y
Spider-Man. Y no son palabras en vano: después del número que viene ya nada
sera igual.
TELARAÑAS
Nada de correo este número. Solo un aviso: el número que viene vendrá con un
comunicado que creo que interesará a todo el mundo.