Portada: Vemos a Cazador de Cabelleras, Sendero de Guerra y Riesgo peleando alrededor de una hoguera, el fuego les ilumina... el humo de la hoguera forma las formas de sus totems.. un lobo, un búfalo y una ardilla.
El día está nublado, avanzando por la niebla llegamos a la entrada enrejada
de una mansión, en la entrada podemos leer "Escuela para Jóvenes Talentos",
la puerta se abre y un taxi sale de ella, pasamos la entrada y vemos un
largo camino de tierra, lo seguimos hasta la puerta, donde vemos a una joven
hablando con un chico.
"¡Sally!", dijo el chico, abalanzándose sobre ella.
"¡Por fin has vuelto!", continuó el chico.
"¡Rictor! ¡Para! ¡ Que me tiras al suelo!", gritó Sally.
Dicho y hecho, al final acabaron los dos en el suelo riéndose sin parar...
Pasado un rato, cuando ya no podían más...
"¿Estás bien?", dijo Ríctor.
"Sí, llena de polvo, pero bien. ¡Vaya recibimiento!", continuó Sally.
"Bueno, será mejor que pasemos los dos a la mansión", dijo Rictor.
"Vale", accedió Sally.
Mientras esto ocurría, en un lugar mucho más tenebroso...
Estamos en Nueva York, en uno de los muchos edificios que rodean Central
Park. Uno de ellos es el Hotel Beltram, un cinco estrellas, allí se alojan
muchas estrellas del cine, es un lugar de reunión para famosos.
En el hall podemos ver la flor y nata de Hollywood, todo el hotel despide un
aroma a glamour, bueno, todo el hotel no, hay lugares del hotel que no se
caracterizan precisamente por su glamour...
Si bajamos unas cuantas plantas veremos una rata enorme corriendo entre las
tuberías de la caldera, ellas buscan siempre dos cosas, calor y comida,
pero... no son las únicas.
La rata continua avanzando por la tubería. De repente, aparece una sombra
mucho más grande, y una mano peluda y con unas grandes garras desgarran a la
rata, todo se llena de sangre y carne... de rata.
Mientras, en la cocina de la mansión:
"¿Cómo quieres el café, Sally?", pregunta Rictor.
"Con leche y con galletas de chocolate, ¡qué tengo un hambre!", contestó
Sally sonriendo.
Una vez los cafés y las galletas estuvieron en la mesa, y que Ríctor hubo
intentado localizar a alguno de sus compañeros - sin éxito -, comenzaron a
hablar de sus vidas, de lo que habían estado haciendo, y finalmente hablaron
de Rusty Collins.
"Nunca le olvidaré", dijo Rictor, "era un gran amigo".
"Para mí era más que un amigo. Poco a poco lo he superado. Odio la vida de
superhéroe atormentado que llevábamos los seguidores de Xavier, por eso me
fui. Pero la verdad es que hay algo peor, la soledad", dijo Sally,
comenzándola a caer lagrimas.
"El estar rodeada de supuestos amigos, a los que estás mintiendo, porque no
te atreves a decirles que eres mutante, porque te arriesgas a que te
expulsen, te marginen o incluso que intenten atacarte", continuó Sally, esta
vez llorando a lágrima viva.
"¿Por qué no te quedas aquí con nosotros?", le dijo Rictor abrazándola.
"La verdad es que he venido por eso, necesitaba estar con mis amigos de
verdad. ¡Pero nada de peleas mutantes ni viajes siderales!", dijo Sally
riendo y llorando a la vez.
"Tranquila, ya sabes que nosotros somos el típico camping de verano", dijo
Rictor riéndose, y sin dejar de abrazar a Sally.
Después de esta tierna visión, volvamos al Hotel Beltram...
Una limusina Seat Imperio aparca en la puerta del Hotel, de ella se baja un
joven, se dirige al mostrador del Hotel.
"Buenos días", dice el muchacho.
"Buenos días, Sr. De la Rocha, ¡cuánto tiempo!", dijo en tono pelotero el
conserje.
"Quiero ir a la zona de calderas", dijo suavemente Émpata.
"Me temo que eso no es posible, señor, esa no es una zona permitida a los
clientes", dijo seriamente el conserje.
"¿No será que hay ratas?", dijo escandalizado Émpata.
"¡Por supuesto que no!", dijo enfáticamente el conserje.
"Pues iré a comprobarlo. AHORA", contestó Empata.
Al decir esto, le comenzaron a brillar los ojos, y mirando al conserje le
dijo:
"Dame las llaves, y encárgate de que nadie vaya a la zona de calderas en
todo el día."
"Por supuesto, señor", contestó en trance el conserje, dándole las llaves.
Mientras, en la mansión:
"Bueno, ¡estoy llena!", dijo Sally inflando los papos.
"Hemos comido como animales, ¡dos paquetes de galletas cada uno!... ¡parece
que estoy embarazado de seis meses!", dijo riéndose Rictor.
"¿Qué te parece si vamos a dar un paseo por la ciudad?, para gastar
energías", continuó Rictor.
"¡Y bajar los ocho kilos que hemos engordado!", le contestó Sally.
"Bueno, pues vamos", dijo Rictor.
Se dirigieron al garaje, de donde cogieron un todoterreno descapotable, y
con él se dirigieron a la ciudad.
El día pasaba afablemente para los miembros de Fuerza-X, de hecho hay una
parejita que ni siquiera salía de la habitación. Bueno, ni tampoco de la
cama.
"Sam, tráeme un vaso de agua", dijo Tabitha dándose media vuelta en la cama
tapándose, dejando destapado a Sam.
"¡Ni de coña!", dijo Sam, dándose media vuelta en la cama y volviéndose a
tapar, dejando destapada a Tabitha.
Otro miembro del grupo estaba un poco más ocupado que Bala de Cañón y
Fusión.
"Bueno, por lo menos no me tocará volver a hacer las compras hasta el mes
que viene", pensaba quejicosamente Sendero de Guerra.
Sendero no estaba muy contento porque le tocaba hacer la compra semanal de
comida.
Cuando terminó de hacerla, se dirigió a su Jeep a dejar las compras, subió y
se dirigió hacia la mansión.
El coche avanzaba por el camino que llevaba a la mansión, cuando se cruzó
con un taxi.
"Qué raro, un taxi que viene de la mansión", pensó Sendero.
Estaba sumergido en estos pensamientos cuando de pronto sintió un picotazo
en el cuello, comenzó a marearse, perdió el control del coche, que se
estampó contra un árbol. Se levantó, comenzó a mirar alrededor. Otro
picotazo, sigue tambaleándose, se toca el cuello y se quita dos dardos, otro
picotazo, cae al suelo, se levanta, otro picotazo... oscuridad.
De entre los árboles sale Cazador de Cabelleras, sonriente.
"¡ Vaya con el piel roja!", dijo en voz alta. "¡Se suponía que con dos
habría tumbado hasta a Hulk!"
Recogió el cuerpo de Sendero, lo metió en su coche y se fue.
Si volvemos al Hotel Beltram podemos ver a uno de los miembros fundadores de
Fuerza-X. Sus ideas e ideales han cambiado un poco, bueno, no sabemos
cuánto.
Émpata camina por un suelo encharcado y lleno de barro, continuamente caen
gotas de agua al suelo, la mitad de las tuberías pierden agua. Émpata camina
erguido, no quiere demostrar el pánico que siente.
"Odio esta misión. Odio este sitio. Odio a esta tipa", pensaba Émpata.
Feroz oyó un ruído, instintivamente se refugió detrás de unas tuberías. Le
ve llegar, se le eriza el pelo. Él es quien la hizo sentir miedo. Le odia.
Émpata siente un escalofrio, pero sabe que ella está aquí, que la ha
encontrado. Se endereza y dice:
"Feroz, soy Émpata, quiero hablar contigo... de negocios."
Feroz se acurruca un poco más.
"Quiero hablar contigo del Club Fuego Infernal y de Fuerza-X", dice Empata
subiendo el tono de voz. Oír hablar de Fuerza X le trae recuerdos
desagradables a Feroz, no quiere saber nada de ellos, le odia.
"Si me ayudas podemos acabar con Fuerza-X... ¡para siempre!", dijo Émpata.
Feroz comenzó a salir poco a poco de la oscuridad.
"¿Qué... idea... tienes?", dijo entrecortadamente Feroz, hacía mucho que no
hablaba con nadie.
"¡Ven conmigo, únete al Club Fuego Infernal, y esos blandengues sabrán lo
que es bueno!", dijo en tono electoral Émpata, con un pequeño brillo en sus
ojos.
De un salto, Feroz se subió a los hombros de Émpata y se frotó contra él.
"¡Estoy contigo!", dijo Feroz al fin.
En otro lugar, un miembro de Fuerza-X vuelve poco a poco a la consciencia.
Intenta que nadie se percate. Está atado. Está en un viejo almacén, todo
está lleno de libros y comics.
"Debe ser el almacén de alguna editorial", piensa. Acierta a leer
Marveltopia en una pared.
"Debo estar en el almacén de aquella empresa que quebró por falta de
lectores", pensó Sendero. "Bueno, por lo menos sé que estoy en Nueva York."
También se dió cuenta de que estaba junto a Riesgo, que estaba inconsciente,
y enfrente tenia a Cazador de Cabelleras.
"¡No estarás intentando hacernos creer que no te has despertado!", dijo
riéndose a gritos Cazador de Cabelleras. "¡Pero si no has parado de mover la
cabeza!", continuó riéndose.
Sendero abrió los ojos, se enderezó y dijo:
"¡Dejala que se marche, no la hagas daño!"
"¡Ja, ja, ja!", continúo riéndose Cazador de Cabelleras. "¿En serio crees
que todo esto viene por ti?", dijo Cazador de Cabelleras sin dejar de
reírse. "¿Crees que tu pobre cultivo genético nos puede interesar lo más
mínimo?"
"¿Qué la has hecho? ¿Por qué no se mueve?", dice furioso Sendero de Guerra.
"La he interrogado, Siniestro quiere saber cosas de ella, pero no he
conseguido sacárselas, es muy dura, así que he ido a por su talón de
Aquiles... ¡tú!", dijo enfáticamente.
Riesgo comenzó a incorporarse.
"¡ No le digas nada a esta babosa!", dijo Riesgo.
"¡Sí que lo harás!", dijo sonriéndose Cazador de Cabelleras.
Sendero de Guerra le miró, el odio se reflejaba en su cara, intentó
soltarse, pero todavía estaba muy débil.
Cazador de Cabelleras se dirigió hacia Riesgo, la agarró por el pelo...
"¡Suéltala!", gritó Sendero de Guerra.
Cazador cerró su mano y la descargó contra la cara de Riesgo.
"¡Te voy a matar!", gritó Sendero de Guerra mientras intentaba soltarse con
todas sus fuerzas.
"Dime algo que me pueda interesar y tal vez la deje", dijo Cazador de
Cabelleras.
"¡No sé nada!", gritó Sendero de Guerra, su corazón latía a tope, estaba a
punto de explotar, como un caballo llevado a su límite.
Cazador de Cabelleras levantó la cabeza de Riesgo, que seguía
semiinconsciente, esta vez Sendero pudo ver claramente su cara, estaba
completamente desfigurada, todo eran moratones, tenía rotos los labios y sus
cejas supuraban. Era más de lo que Sendero de Guerra podía aguantar.
Explotó.
Comenzó a tensarse y a aplicar toda su fuerza en sus sujeciones, hasta que
finalmente las reventó, se dirigió hacia Cazador de Cabelleras y sin ningún
tipo de control le agarro del cuello y le lanzó con todas sus fuerzas, que
no son pocas, contra la pared.
Se dirigió hacia Riesgo y comenzó a liberarla.
"Riesgo, háblame, dime algo", dijo suavemente.
La cogió y la dejo despacio en el suelo. De repente, sintió unas punzadas en
la espalda.
"¡Te vas a enterar, monstruito!", dijo despectivamente Cazador de
Cabelleras, que se estaba incorporando del suelo.
"¡Lo que la voy a hacer ahora será mucho peor!", dijo entrecortadamente.
La verdad es que casi no se tenia en pie.
"¡No seas cretino! ¡Tus dardos ya no me hacen efecto, me he hecho inmune!",
dijo encolerizado Sendero de Guerra.
Cazador de Cabelleras se incorporó del todo y dijo:
"¡Esta batallita es vuestra, pero la guerra será mía! Si no os puedo tener
os mataré". Cargó su arma y disparó un misil contra las columnas del
almacén, que se desplomó totalmente creando una gran nube de polvo.
ARMA JOVEN
¡Hola!
Un número más (o uno menos) de esta serie... nos acercamos al final, gente,
así que aprovechad y escribid...
Fordcopp (qué prolífico estás últimamente, macho, jejeje) dice que es fácil
traer de vuelta a Cable... jejeje, sí, lo sería, si no fuera porque pronto
ya tiene su propia serie ambientada en el futuro, así que te quedarás con
las ganas, jejeje...
Ah, y lo de levantarse temprano por tradición india es cosa de Ragni, así
que las quejas a él, si no es verdad...
Ben Reilly se alegra de que aparezca el Sam de esta época. No, no había
salido antes, pero se supone que debería estar vivo (nunca han dicho lo
contrario), y sí, quizás deberíamos haberlo hecho más cínico... pero salió
tan poco que tenemos esa excusa. A ver qué tal en la próxima serie de Cable,
¿eh?
Y ya está. Nos vemos en el próximo...
¡X-Forzados saludos!