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Un poder supremo en las manos de un adolescente, un pasado en una era indómita y salvaje, un cruel destino que amenaza con cumplirse... Pero ante todo un ser humano que lucha por sobrevivir en un mundo que no es el suyo.
 
X-Man

X-MAN #47
Intersecciones en tiempo real
Guión: Ben Reilly

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Portada: Nyrilliam, Paul y Nate de frente mirando fijamente al sorprendido lector. Hay un bocadillo que dice: ¿Realmente esto tiene algo que ver con lo que pasa dentro o es que el guionista no tiene ganas de pensar en una portada inteligente?.

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A veces pienso que cuando las cosas no pueden complicarse más se complican. Cuando creía que mi mundo era lo suficientemente cruel viajé a otro que era más todavía. Cuando me acostumbré a la crueldad de ese mundo el espacio me enseñó que se podía ir más allá.

Durante las últimas dos semanas hemos visto más de una docena de imperios y federaciones totalmente arrasados por los Gorum. Parecían tener prisa por alguna extraña razón y no dudaban en exponerse más abiertamente a los demás mundos.

Nuestro grupo de insurgentes, la resistencia, hemos intentando impedir su avance pero no somos nadie. Intentamos avisar a los mundos, deberían replegarse y esperar una mejor oportunidad pero ninguno hace caso. Normalmente se lanzan con todas sus naves a por los Gorum, otras veces optan por intentar negociar y en alguna ocasión pasan totalmente de nosotros. Evidentemente nunca consiguen nada excepto la muerte.

Creía que al ver a Malaia, la Alto o como se llame de los Guardianes las cosas cambiarían pero no pasó así. Lo único que pasó es que nos metió a mí y a dos compañeros en un extraño sueño. Bueno también me dio ciertos poderes, ahora puedo surcar la inmensidad del espacio sin problema alguno. Claro que tampoco es que quiera ponerme a viajar ahora mismo. Lo peor de la experiencia fueron los retazos de futuro que percibí, cosas no muy positivas me esperan. Y creo que a mis compañeros tampoco les ha satisfecho mucho lo que vieron. En estas dos semanas casi ni nos hemos hablado salvas en las situaciones de peligro. Parecemos cada vez más distantes, más encerrados en nosotros mismos. ¿De verdad el sueño nos ha ayudado como dijo Malaia o sólo ha precipitado una cadena de acontecimientos que llevarán a nuestra autodestrucción?. De verdad me gustaría saberlo.

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Antes de echarse al suelo y rodar hacia la siguiente zona, Nryiliam consigue hacer blanco en tres imágenes holográficas que representan hostiles en el simulador de combate donde estaba. La siguiente zona representa una típica casa. En la entrada hay un guardia que derriba fácilmente de un disparo. Se acerca a la puerta con cuidado de no caer ante los disparos que le dirigen desde las ventanas. De su cinturón saca una granada, la activa, abre la puerta de una patada y la lanza. Entra lanzándose hacia el suelo y mirando a la izquierda donde había dos hostiles a los que dispara y derriba. Consulta un plano de la casa que llevaba consigo. En la planta donde estaba sólo había una puerta más que daba a la sala desde donde podía llegar a la cocina. Fue hacia allí teniendo cuidado de que nadie la dispara desde las escaleras que accedían al piso de arriba. Llegó hasta la puerta de la sala donde tuve que refugiarse ante los disparos de los hostiles. Con una rápida mirada comprobó que no había ningún civil y lanzó dos granadas que acabaron con los hostiles. Fue corriendo hacia la cocina pero tuvo que retroceder ante un hostil armado con un cañón de repetición. Al lado de ese hostil había otro que tenía encañonado a un civil.

La prioridad era derribar al hostil con el civil pues si éste resultaba muerto perdería inmediatamente ya que el simulador estaba programado para que se diera prioridad a la vida de civiles que a la de uno propio. Si mata a quien controlaba el cañón el otro hostil mataría al civil y Nyriliam no creía que fuera capaz de hacer dos disparos lo suficientemente veloces como para salvar al civil. Así que optó por la vía más dura. Respiró profundamente e intentó materializar mentalmente la imagen de la habitación en su cabeza. De haberse tratado de una acción real y no de un simulador probablemente no se hubiera atrevido a hacer lo que iba a hacer pero de tratarse de acción real también podría usar su telepatía. Sin más dilación se expuso abiertamente al fuego del cañón. La chaqueta que llevaba simulaba los impactos que recibía y le provocaba pequeños pinchazos que hacían las veces del dolor que debía experimentar en tales condiciones. Recibió disparos en la pierna izquierda, en el brazo y uno le pasó rozando el estómago antes de poder abatir a los dos hostiles y salvar al civil.

Sin perder tiempo se dirigió hacia las escaleras del piso de arriba. Había un hostil protegiendo la escalera pero no fue ningún problema para Nyriliam. Subió las escaleras y se encontró con tres puertas que accedían a las habitaciones. Abrió la primera de una patada pero fue demasiado descuidada y recibió un disparo en el estómago antes de que pudiera derribar al hostil. El dolor era bastante intenso y se preguntó si el Nate de su sueño sufriría tanto como ella cuando le clavaba la espada de doble hoja. Apartó esa pregunta de su mente para concentrarse un poco más. Le quedaban dos puertas pero tendría que darse prisa porque el simular la avisaba de que sus heridas pronto la harían caer en una inconsciencia virtual. Derribó utilizando una granada y entró disparando. Antes de poder dejar de disparar derribó a cinco civiles. Al fondo pudo escuchar abrirse la última puerta. Intento girarse pero un repentino dolor en su pierna izquierda hizo que perdiera momentáneamente el equilibrio. Los tres hostiles que salieron de la última habitación no tuvieron piedad y acabaron con ella.

El simulador anunció el fin de la partida. Nyriliam tiró enfadada su arma y salió hacia el cubículo sanitario. Llevaba más de quince misiones fallando por distracciones. Todo había empezado desde que había visitado el sueño con Malaia, no lograba concentrarse como antes, las visiones la acosaban siempre que intentaba pensar con claridad. Si aquello era el futuro algo muy gordo había pasado.

Se dio una ducha rápida y fue hacia el observatorio donde se encontró con Paul

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Paul observaba las estrellas que desaparecían en una estela mientras la nave surcaba el Hiperespacio. Llevaba casi dos semanas apartado de la tripulación salvo las veces en las que se enfrentaban a los Gorum. Necesitaba tiempo para asimilar lo que había visto en el sueño. No sabía exactamente cómo debía reaccionar, cómo debía actuar con ese pequeño conocimiento del futuro. Estaba seguro de que era algún tipo de retahíla moral pero no entendía del todo el significado. Su hijo aparecía en él, quizás era un señal para sacarlo de su "refugio" y traerlo al frente, a la acción. Al fin y al cabo él sería quien tendría que dirigir a los pocos humanos que quedaban cuando Paul muriese.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Nyriliam entró en la sala de observación. Los dos se miraron un poco avergonzados y también un poco recelosos, el odio entre ambos aunque se había apaciguado seguía pesando en su relación.

- No sabía que estabas aquí -dijo Nyriliam-. Si quieres me voy.

- No, tranquila. La sala es lo bastante grande para los dos.

- De acuerdo.

Nyriliam se acercó al cristal para ver el exterior. Ambos parecían un poco incómodos por el silencio que había.

- No es una gran vista -comentó Nyriliam-.

- Sí. El Hiperespacio es siempre monótono. Estrellas pasando a toda velocidad.

- Ajá.

De nuevo silencio.

- ¿Crees que encontraremos algo? -preguntó Nyriliam-.

- No lo sé. Nadie ha vuelto al Consejo desde que se éste se disolvió.

- Algunos hablan de que algunos funcionarios y consejeros se quedaron allí.

- Pues si se quedaron pueden que encontremos algo. Quizás algún modo de llamar a los antiguos miembros.

- Eso sería fantástico

- Sí.

- Bien.

- Bien.

Silencio otra vez. Nate entró en ese momento.

- Oh, vaya. ¿Había una reunión y me he olvidado?

- No -dijo Nyriliam-. Sólo estábamos mirando las estrellas.

- Ah

Nate se acercó hacia la ventana de observación.

- Un poco monótono, ¿no?

- Ciertamente

- Sí.

Silencio.

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Llegaron al planeta donde se reunión antiguamente el Consejo. De entre sus muchos nombres a lo largo de los tiempos había permanecido el de Zero, pues era allí donde todo había empezado. Lo que había empezado nadie lo sabía aunque muchos insistían en que era una nueva era donde las gentes de la galaxia se ayudarían entre sí. Si esa era la razón no podían haber estado más equivocados pensó Nyriliam amargamente. La galaxia cada vez era más y más egoísta. Algún día, suponía Nyriliam, todo aquel egoísmo les explotaría en las narices y con la amenaza de los Gorum encima parecía que ese día estaba cerca. Al menos tendrían lo que se merecían.

Aterrizaron la lanzadera sin ningún problema en un viejo espaciopuerto. El que nadie les viniera a recibir y el estado deplorable de las vetustas ciudades les indicaron que el planeta llevaba mucho tiempo sin ver gente. Caminaron hacia la sede del Consejo, un gran anfiteatro justo en el centro de la ciudad. Estaba totalmente vacío y parecía haber sido saqueado años atrás.

- Esto no ha servido de nada -dijo Paul-.

- Era una posibilidad -dijo Nyriliam-. Busquemos por aquí, quizás descubramos algo que funcione y que nos ayude.

- ¿Cómo que? -preguntó Nate-. Todo lo que hubiera de valor aquí hace tiempo que fue saqueado y además de qué nos iba a servir.

- No sabemos si se llevaron todo. En cuanto a lo otro, cuando el Consejo estaba en funcionamiento solían comunicarse mediante una serie de cristales. Si lográsemos encontrar algunos de esos cristales podríamos comunicarnos con miles de gobiernos sin tener que visitarlos uno por uno.

Empezaron a buscar revolviendo los escombros. Sin embargo antes de que pudie ran profundizar un disparo les advirtió de que parasen. Se volvieron para ver a su agresor, un tipo alto, de unos dos metros y medio, de piel azul y cabellos plateados.

- ¡Fuera de ahí ladrones!. Ya habéis saqueado bastante este lugar.

- ¡No somos ladrones! -se quejó Nyriliam-. Venimos en busca de ayuda.

- ¡Este lugar está despoblado!. Sólo quedo yo. ¿Qué clase de ayuda creíais poder encontrar?

- Buscábamos algún método de comunicación, algún antiguo consejero.

- Todos los consejeros así como sus sucesores se fueron de aquí hace mucho. Ahora largaos de este planeta.

- No podemos irnos -protestó Nyriliam-. Estamos en una misión importante contra la raza de los Gorum

Un pequeño brillo asomó en los ojos del extraño. Nyriliam miró hacia Paul y Nate que también se habían fijado. El extraño sonrió.

- No podéis luchar contra los Gorum -dijo el extraño-. ¿Quiénes son vuestros superiores?

- Somos nosotros -dijo un poco molesta Nyriliam. ¿Acaso no parecían líderes? Por las risas del extraño parecía que no.

- La galaxia debe de estar en decadencia. ¿Queréis ayuda?. No me extraña, la vais a necesitar.

- No tenemos tiempo para bromas -dijo Paul tomando la palabra-. ¿Puede ayudarnos o no?.

- Harías bien en callarte humano. Si estamos aquí en parte es culpa de vuestra raza. Pero no te molestes, os ayudaré igualmente. ¿Buscáis el cristal?

- Eso es. ¿Sabe dónde está?.

- Unos piratas lo robaron hace años. Pero conseguí rastrearles.

Les tiró un cristal de datos que Nate recogió telekinéticamente en el aire. Rápidamente Paul sacó un pequeño lector y comprobaron las coordenadas; no quedaba lejos de donde estaban.

- ¿Seguro que está? -preguntó Nyriliam-.

- Sí. Y ahora iros, disfruto de mi soledad más de lo que disfruta la compañía.

Y el extraño desapareció.

- Interesante tipo -murmuró Nate-.

- Pongámonos en marcha.

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PRÓXIMO NÚMERO: La búsqueda del cristal lleva a nuestros héroes a un peligroso planeta.

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CLON, CLON, CLON LA BOTELLA DEL CLON

Holadola

Parece que los últimos números no han gustado mucho, espero que con éste vuestra opinión cambie.

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