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Un poder supremo en las manos de un adolescente, un pasado en una era indómita y salvaje, un cruel destino que amenaza con cumplirse... Pero ante todo un ser humano que lucha por sobrevivir en un mundo que no es el suyo.
 
X-Man

X-MAN #48
Cristal
Guión: Ben Reilly

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Portada: un cristal brillando. En sus caras se pueden ver los rostros de Nate, Nyriliam y Paul deformados.

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Continuando con su misión de reunir un ejército para vencer el imparable avance de los Gorum, Nate, Nyriliam y Paul viajaron a junto de Malaia actual Alto, la líder de los seres llamados Guardianes que antiguamente mantenían la paz en la galaxia. Malaia sumergió a Paul, Nyriliam y Nate en un sueño donde pudieron ver el futuro que les esperaba. Conmocionados por lo que habían visto la distancia entre los tres creció pero decididos igualmente a derrotar a los Gorum como método para vencer al futuro viajaron al planeta Zero, sede del antiguo Consejo Estelar buscando un cristal que les permitiría comunicarse con todas las razas que antiguamente formaban el Consejo. CUando llegaron a Zero descubrieron que éste había sido totalmente abandonado a excepción de un sólo ser que les informó de la desaparición del Cristal a manos de unos piratas hace algunos años. Sin embargo aquel ser también les dio la información necesaria para rastrear a los piratas y Nate y compañía partieron inmediatamente.

Cuando llegaron a su destino se encontraron con un planeta desértico sin ningún asentamiento.

- ¿Seguro que estas son las coordenadas que nos dieron? -preguntó Nyriliam-.

- Sí. Este es el planeta pero no hay rastro de los piratas -dijo Nate-.

- Deben de haberse ido -dijo Paul-. Normalmente los piratas no paran mucho tiempo en un mismo lugar para que no los descubran.

- Entonces qué hacemos aquí -dijo Nyriliam-.

- Que se hayan ido no quiere decir que no hayan dejado alguna pista. Un emblema de su grupo bastaría.

- No hay ningún asentamiento -protestó Nate-.

- Hay varias formaciones rocosas en el hemisferio norte.

- ¿Vamos a recorrer todas las montañas?

- No. Bajaremos con la lanzadera y buscaremos rastro de metal, berilium, iones... lo que sea que indique que alguien estuvo ahí abajo hace tiempo.

- Puede que el rastro se haya borrado

- Ya lo averiguaremos. Venga, preparemos un equipo para el descenso.

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Descendieron en una montaña donde los sensores habían detectado varias cuevas donde podían haber acampado los piratas. Nate, Nyriliam y Nate bajaron de la lanzadera y fueron a investigar. La cueva por lo que habían entrado tenía varios restos de utensilios esparcidos por el suelo.

- Parece que tenían mucha prisa por irse -dijo Nyriliam al ver todo el desorden-.

- Quizás les perseguían por robar el cristal -sugirió Nate-.

- No creo -dijo Paul-.

- ¿Por qué?

- Por esto.

Paul les enseñó una plancha de metal con marcas de unos grandes dientes. Nyriliam y Nate se miraron y en el acto cogieron sus armas.

- Ya sabemos por qué se han ido.

- Si eso se los ha comido no encontraremos prueba alguna.

- Sigamos mirando.

- ¿Y encontrarnos con lo que sea que se comiera a los piratas?

- Ese es el plan. Quizás sea inteligente y nos pueda decir si vi el cristal.

- Seguro que sí.

La cueva descendía en una gran pendiente, tanto que en algunos tramos tuvieron que usar algún aparto de descenso para poder proseguir. Mientras bajaban pudieron fijarse en la estructura de la cueva. Había miles de estalactitas y estalagmitas formando complicadas formas. Llegaron a lo que parecía una gigantesca puerta.

- Si los tipos que viven aquí son así de grandes creo que paso de conocerlos -dijo Nate-.

- Creo que no nos queda más remedio que hacerlo si queremos encontrar el cristal.

- ¿Dónde estará el botón de llamada?

- Creo que ese soy yo.

Nate se concentró un momento. Últimamente notaba que controlaba mejor sus poderes y que éstos estaban creciendo. Esperaba que eso no significara que el día de su muerte se acercaba. Lanzó todo su poder telekinético contra la puerta intentando usar los pequeños golpes telekinéticos para crearse una imagen mental de la puerta. Al otro lado de la puerta encontró un cierre y lo abrió telekinéticamente. Luego sólo tuvo que empujar y la puerta se abrió chirriando. Lo que vieron allí les impresionó, era realmente una ciudad subterránea formada en piedra. Casi al fondo de la ciudad en una impresionante torre pudieron ver el cristal.

- ¿Crees que nos lo darán de forma amistoso? -preguntó Nate-.

- Claro -dijo Paul-. Lo que le hicieron a los piratas era su forma amistosa de decir no.

Dos de los subterráneos se fueron acercando. Tenía un morro prominente y dos pares de alas a la espalda. Parecían andar sobre los dedos de los pies. Llevaban una armadura de combate y una lanza donde la punta brillaba por los campos eléctricos que desprendía. Hablaban mediante chasquidos y no parecían tener buenas intenciones, cosa que se vio afirmada cuando de la lanza salió un rayo eléctrico que golpeó a Paul lanzándolo contra la pared. Nyriliam reaccionó rápido y de tres disparos abatió a sus dos atacantes.

- ¿Estás bien? -preguntó Nate-.

- Ha sido electrizante -comenzó Paul-. Pero estoy más.

- Vienen más -informó Nyriliam-.

- Esperad. Yo os llevo.

Nate los envolvió en una burbuja telekinética y los elevó. Sin embargo los subterráneos también podían volar y comenzar a rodearlos y a disparales.

- Aquí arriba somos un blanco fácil -dijo Paul-. ¿Podéis hacer algo con vuestra telepatía?

- Sus mentes son demasiado extrañas -dijo Nyriliam-. Son como un pasillo de fondo y sin puertas.

- Bajemos.

Nate les hizo descender hasta el centro del pueblo donde cientos de subterráneos se estaban acercando a por ellos.

- ¿Se puede saber qué les hemos hecho? -preguntó Nate-.

- Quizás les haya molestado que no hayamos llamado a la puerta -sugirió Paul mientras esquivaba un rayo, sacaba una segunda pistola y disparaba-.

- ¿Alguna sugerencia de qué hacer? -preguntó Nyriliam-.

- Seguir disparando hasta que no quede ninguno -dijo Paul-.

- Creo que no tengo tanta munición

- Quizás yo sí.

Nate se concentró un instante. Había demasiados subterráneos incluso para él, pero creía poder eliminar a unos cuantos. Necesitaba centrarse, enfocar su objetivo y así podría desplegar correctamente sus poderes. En el pasado siempre los había utilizado inconscientemente, dejando que actuaran sin control. Así su efectividad era más baja pero centrándose podía conseguir grandes resultados.

- ¿Y esa ayuda? -preguntó Nyriliam que se veía atosigada por los disparos-.

- Ahí va.

Nate levantó las dos manos. De pronto, cientos de subterráneos salieron disparados hacia el techo de la cueva. Seguía habiendo otros tantos.

- Impresionante.

- ¡¡Nate!!

Nyriliam se acercó hacia Nate. Éste estaba en el suelo, casi inconsciente. Sangraba abundantemente por la nariz. También le había estallado una vena en la frente.

- ¿Estás bien?

- De... demasiado esfuerzo, creo.

- ¡Levántate chico! -gritó Paul que ya no daba contenido a los subterráneos-.

Nyriliam ayudó a levantarse a Nate que seguía bastante mareado y débil. Los tres fueron retrocediendo lentamente y buscaron la protección de un edificio.

- No podremos contenerles eternamente -dice Paul-.

- ¿Pedimos refuerzos?

- La radio no funciona aquí dentro.

- Creo que puedo ayudar.

- No te molestes chico pero tienes una pinta horrible. Ayúdate a ti mismo y no hagas esfuerzos inútiles.

- Puedo hacerlo o eso creo.

- Nate, estás mal. Descansa. Recupera fuerzas.

- Tengo todas las fuerzas que necesito.

- De acuerdo chico. De todos modos si no te matas tú lo harán nuestros amigos.

- Necesitaré un poco de tiempo.

- Lo tendrás.

Nyriliam y Paul disparaban sin tregua. Nate se sentó, cerró los ojos y cruzó las piernas. Lo que intentaba hacer era tan complicado como peligroso. Entrenando sus poderes había descubierto parte de ellos que desconocía. Por lo que sabía, su poder se basaba en el pensamiento y los pensamientos se reflejaban en el plano psíquico. Al mismo tiempo, esos pensamientos eran en definitiva lo que él llamaba energía psiónica. Así que, si los pensamientos eran un espectro de energía psiónica y él controlaba esa energía, ¿por qué no podía redirigir esa energía hacia sí y usarla para aumentar sus poderes?. Esa era la parte complicada. La parte peligrosa era que si robaba demasiada energía su cuerpo físico podía verse afectado y también que si no controlaba suficiente toda la energía que absorbía podía perderse en ella. Fue absorbiendo primero la energía de los animales, luego la de los subterráneos y luego la de Paul y Nyriliam. Ninguno notaba nada, excepto Nyriliam que miró a Nate un momento como si lo hubiera notado. Quizás se debiera a que era telépata.

Ya estaba listo. Se levantó sin abrir los ojos. Si los hubiera abierto en vez de ver a los subterráneos estaría viendo sus pensamientos, sus miedos, sus sueños... lo que podía acabar volviéndolo loco. De todos modos no necesitaba los ojos para nada, podía usar su telekinesis como un radar. Volvió a envolver a Nyriliam y Paul en un capullo telekinético y los llevó hacia el cristal. Los disparos de los subterráneos no parecían penetrar en el campo que Nate había levantado.

- Coged el cristal -dijo Nate-.

- Listo.

- Se están reagrupando junto a la puerta -dijo Paul-. ¿Puedes hacernos salir?

- Sí. Pero no me gustan las puertas.

Nate miró al techo y fue como si dos manos gigantescas se hubieran introducido por la tierra y la estuvieran separando hacia la superficie. La luz inundó la cueva, los subterráneos retrocedieron asustados.

- Nos vamos.

Envueltos en el capullo telekinético Nate los llevó hacia la nave de Paul que estaba en órbita donde fueron recibidos entre vítores al ver que llevaban el cristal.

- Ha sido increíble -dijo Nyriliam-. ¿Nate?

Pero Nate estaba en el suelo, inconsciente. De todo su cuerpo emanaba sangre. Había conseguido el cristal y salvar a sus amigos... pero no había conseguido salvarse a sí mismo

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CLON, CLON, CLON, LA BOTELLA DEL CLON

 
 
   
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