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Unidos por el destino, separados por la naturaleza. Entre la amistad y el odio, el bien y el mal discurren las aventuras del mas extraño grupo héroes...
 
Ultimate Defensores

ULTIMATE DEFENSORES #7
El Arbol del Conocimiento VII
Viejos amigos

Guión: T-Reilly
Dibujo: Frank Quitely

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PORTADA: La portada muestra Gárgolas a la izquierda y Vampiros a la derecha, enfrentados, cara a cara, y en el centro de los dos Carnicero, junto a la tumba de Caín.

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En los anteriores episodios...

La agente israelí, Sabra, es desenmascarada como la traidora que organizo el secuestro de Isaac. ¿Sus motivos?, mantener con vida a su padre, en experto historiador, secuestrado por los vampiros.

Mientras los Defensores se reúnen en la Torre Richmond para reorganizarse, Carnicero e Isaac son llevados al Polo Norte, a unas excavaciones arqueológicas, que han sacado a la luz un antiguo templo vampiro, donde se esconde la tumba de Caín.

Seth el tercer hermano de los bíblicos; Abel y Caín, que resulta ser el enemigo oculto de los héroes. Pretendiendo este, traer de vuelta a su hermano Caín, líder de los vampiros, para poder beber su sangre y así alzarse como un Dios. Pero los planes de este empiezan a desmoronarse, cuando Carnicero demuestra ser mas listo que él, escapando con vida y llevándose con él los planes de Seth y al padre de Sabra.

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Torre Richmond.

La gran sala de juntas permanece pobremente iluminada, a caballo entre una tenue luz y la penumbra, que se cierne en los más oscuros rincones. Como una sombra perpetua, la figura de Kyle Richmond permanece sentado en su sillón, en el extremo más alejado de la mesa. Con su mirada perdida en algún punto de los oscuros recovecos de la sala. Sus codos reposan sobre los reposabrazos del cómodo sillón, sus manos se unen frente a su cara, apoyadas dedos contra dedos.

Una voz femenina parece surgir del vacío, haciéndose audible para él...

- ¿Qué haremos con ella, Kyle?

Richmond despierta algo sobresaltado de su extraño trance.

- ¿Cómo dices, Patsy?. -Responde confundido.

- ¿Kyle que demonios te ocurre?, ¿Estas bien?. -Se interesa la asesora de la Corporación Richmond.

-Si, si estoy bien, solo... cansado. ¿Qué me decías?. -Vuelve a añadir mientras se levanta, para deambular alrededor de su sillón.

-Pues... ¿Qué vamos a hacer con la agente israelí?. -Cuestiona Patsy ojeando varios documentos que reposan sobre la mesa, frente a ella. -El gobierno israelí nos ordena que la entreguemos, si seguimos así podemos crear un conflicto internacional. -Concluye con preocupación.

Kyle Richmond mira fijamente a Patsy Walker, y cruzando los brazos en su espalda, se encamina hacia ella, con paso firme. Una vez a su lado, se inclina sobre ella, llegando a intimidar a la aguerrida chica.

-Informe comercial armamentístico, 5561. -Kyle se incorpora. -Pídeselo a mi secretaria te dará una autorización de nivel Alfa.

-¿Qué tiene que ver ese informe?. -Pregunta extrañada Patsy.

Kyle inicia el camino de retorno hasta su posición original, deambulando alrededor de su cómodo sillón.

-El año pasado vendimos gran cantidad de armas químicas de diseño propio al gobierno israelí. -Responde con frialdad. -Estas armas han sido utilizadas recientemente en atentados. -Se detiene de nuevo, de espaldas a Patsy. -Estoy seguro de que no querrán que esto llegue a oídos de las naciones unidas.

-¡¿Hemos vendido armas químicas a terroristas israelíes?!. -Se sobrecoge la joven.

-El dinero... -Girándose hacia la chica, nuevamente. -... es dinero. -Esbozando una tétrica sonrisa.

-Pero...

Patsy Walker no puede terminar la frase ya que es interrumpida por el interfono, que reposa sobre la mesa de juntas, próximo al sillón del presidente.

-Señor Richmond, el Profesor Hamilton acaba de llegar y le espera. -Exclama una dulce voz de mujer, a través del interfono.

-Bien, gracias Raquel. -Responde, pulsando un botón en el aparato. -Hágales pasar.

-Salvado por tu secretaria, Kyle. -Añade con sarcasmo, Patsy Walker, mientras recoge sus documentos y su silla de ruedas se dirige hacia la salida.

-No se como la aguanto. -Se pregunta el presidente Richmond mientras se dirige con paso lento hacia la puerta de la sala de juntas, arreglándose la corbata.

Las grandes puertas dobles de la sala de juntas se abren lentamente, mostrando tímidamente la figura del profesor Hamilton, que asoma la cabeza dentro de la estancia, para seguidamente, con pasos titubeantes, emprender el camino hacia su benefactor, que le espera con la mano tendida y una cara de pocos amigos.

-Profesor Hamilton, que grata sorpresa que haya vuelto tan pronto. -Exclama Kyle saludando con un apretón de manos al científico. -Tome asiento. -Añade aproximándole una silla, de las tantas que descansan alrededor de la gran mesa de cedro. -Debemos tratar delicadas cuestiones sobre el proyecto Dragón Lunar.

-Pretende cancelar el proyecto. -Apremia el científico, mostrándose apesadumbrado.

-Pues sí. -Responde Kyle tomando asiento. -Los últimos avances no parecen satisfacer al General Ross, no podemos crearnos un enemigo como él en la cúpula del gobierno. -Dice mientras se reclina sobre su sillón. -El gobierno invierte grandes cantidades de capital en nuestra empresa con la idea de encontrar nuevas armas y...

-¿Qué pasa con Heather?. -Interrumpe el científico, mirando fijamente al presidente Richmond.

-Heather será enviada a un orfanato y a través de la empresa le buscaremos un hogar en pocas semanas. -Añade algo molesto. -Es una niña olvidara todo, no creo...

-No puede hacerlo. -Interrumpe de nuevo Hamilton, mientras agacha la cabeza.

-¡Mire profesor, esta es mi empresa!, ¡Yo decidiré que hacer con ese pequeño mons... !. -El enfurecido Richmond no puede concluir la frase, por la confusión.

Una pequeña y tierna niña ha entrado en la sala sin hacer ruido o señal alguna.

Oculta su figura bajo una largo abrigo de color verde, bajo el que asoma un traje de color negro y motivos reptilinios, también de color verde, mientras cubre, parcialmente, su rostro bajo una capucha del mismo color.

Con paso firme se dirige hacia Hamilton y una vez a su lado, toma la mano de este, con extrema delicadeza. Un beso en la mejilla de este propicia que bajo la capucha asomen dos grandes ojos azules, que se dirigen ahora hacia Richmond.

-¿Que?, ¿La ha traído aquí? -Pregunta confuso Richmond, mientras se incorpora sobresaltado. -¿De que trata esto profesor?.

-Señor Richmond el proyecto Dragón Lunar a evolucionado a una fase que no esperábamos. -Responde mientras se pone en pie.

-¿De que me habla?. -Añade el atónito Richmond.

-Tu monstruo es consciente de todo. -Explica la niña. -¿Cómo estas, querido padre?. -Exclama la niña mientras aparta la capucha y mostrando una larga melena de color verde. -Pero preferiría que me llamasen Dragón Lunar.

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"Patricia Walker". El pequeño rotulo dorado con letras negras, cuelga en la puerta de madera, cerrada. Tras ella Patsy Walker camina frente al gran espejo, luciendo su nuevo traje de combate, en múltiples posturas tan insinuantes como agresivas. Sus manos enguantadas, guían la mascara, con motivos felinos, apartándola de su rostro y dejándola caer a modo de capucha sobre la espalda. La melena rubia, recogida en una coleta, se suelta con un leve balanceo de cabeza y una hermosa sonrisa, de oreja a oreja se dibuja en el rostro de Patsy.

-Parezco una de esas super heroinas de los comics ja, ja, ja... -Sonríe la joven.

Allí. Delante del gran ventanal de cristal, por el cual puede observar la ciudad que nunca duerme, Nueva York. La mesa de roble, en la parte mas alejada, del lugar que ocupa el espejo. Sobre ella descansa el objeto que llama su atención; el teléfono.

La noche anterior, había dejado a Sharon sola, en su apartamento, con la extraordinaria noticia de que no solo podía andar, sino que además tenia poderes extraordinarios. Quizás debería llamarla para saber como esta, aclararlo todo, explicarlo todo tranquilamente. No quiere perderla, como perdió a Robert, su marido.

Con pasos serenos se dirige hacia su escritorio, uno a uno los números son marcados, como granos de arena que caen durante una eternidad. Los primeros tonos...

-¿Sí?, Dígame. -Contestan al otro lado del teléfono.

-¿Sharon?. -Pregunta con voz entrecortada. -Soy Patsy.

-¡Oh!... hola. -Duda la temblorosa voz.

-Veras... -La frase que Patsy esboza no llega a concluirse.

Se acaba la conversación. Patsy separa por un instante el auricular de su oreja, para mirarlo extrañada.

-¿Hola?, ¿Sharon?. -Pregunta extrañada.

"No hay línea", piensa para sí misma. El cable. La joven lo sigue con la mirada, metro tras metro, tramo a tramo, siguiéndolo ahora con sus manos, deambulando por el pequeño despacho, con destino a un corte.

-¿Quién a podido cortar el cable?. -Se pregunta en voz alta.

Una sombra tras ella.

Un movimiento en el entorno.

Una corriente de aire.

Una mirada de recelo a su espalda.

Y finalmente Patsy Walker se gira sobre si misma, encarando a su misterioso visitante, pero en un segundo su actitud defensiva se torna a una expresión de confusión, que concluye en una desorientación desmesurada.

-¿Robert?. -Se escapa de su boca entre abierta.

La figura del hombre se alza frente a ella. Es él. Se oculta tras una gabardina de color marrón, sobre la que cuelga una piel de lobo. Bajo ella una camiseta, pantalones y botas militares en tonos acres, tratan de ocultar un cuerpo musculado al máximo. Su rostro ha cambiado; pelo largo, espesa barba y tatuajes faciales. Diferente, pero sabe que es él, nunca podría confundir al hombre que más amo en su vida; Robert Baxter, su marido.

-Hola gatita. -Saluda con sarcasmo. -¿Cómo estas?, yo te encuentro mejor de lo que esperaba. -Añade irónicamente.

-Estas vivo... -Balbucea la joven.

-¿Sorprendía Patsy?. -Pregunta Robert mientras se planta a escasos centímetros de su esposa. Cara a cara.

-¿Cómo?.

Robert comienza a caminar entorno a la joven, que aun no sabe como reaccionar. Seguidamente toma asiento junto al escritorio de Patsy, poniendo sus sucias botas sobre la mesa.

-Apuesto a que nunca soñaste volver a verme vivo, ¿verdad?. -Pregunta el hombre.

-Creí que estabas...

-¿Muerto? Ja, ja, ja. -Se mofa el hombre. -No te preocupes, tu amiguito, Richmond se encargo de que todos lo creyesen, hasta yo desee estarlo muchas veces. -Exclama con rencor.

-¿De que hablas?. -Se pregunta la joven, girándose hacia su marido.

Una reacción no prevista. Robert salta desde su posición hasta donde se encuentra Patsy, tratando de atraparla, pero la chica esquiva la embestida con reflejos felinos.

-¡Vaya!, no sabia que tenias esos reflejos. -Se divierte el hombre, mostrando unos afilados colmillos.

-¿Qué ha pasado?. -Pregunta la chica mientras se coloca la mascara. -¿Qué ocurrió en Praga, Robert?. -Apremia Patsy.

-Nos secuestraron, nos torturaron durante días. -Responde mientras se retuerce con un dolor que no parece físico. -Querían obligar a Kyle a firmar unos documentos...

-¿Qué documentos?. -Vuelve a preguntar la joven, acercándose desconfiadamente hacia su marido.

-Querían obligar a Kyle a ceder grandes cantidades de acciones, pero el se negaba. -Ruge el hombre, retorciéndose en el suelo.

La mano temblorosa de Patsy trata de ayudar a su marido, a un escaso metro de ella, pero un rugido la hace desistir de su idea. Robert Baxter salta sobre ella aprisionándola contra el suelo, mientras sujeta sus manos y olfatea su perfume, con una peligrosa proximidad.

-No consiguieron que firmara... -Ríe irónicamente el hombre. -... pero el tercer día, Kyle logro liberarse, la salida estaba al alcance de nuestras manos, pero nuestros captores se acercaban. -Robert se enfurece y ruge de rabia, frente al rostro de esposa. -Kyle me abandono y por eso lo matare.

-No creo que eso ocurra mientras yo este aquí, caballero. -Resuena una voz a escasos metros de la escena

El filo de una espada cae sobre Robert, que lo esquiva con intuitivos reflejos.

-¿Qué es esto?. -Se burla Robert Baxter. -¿Tienes tu propio caballero andante?.

La figura del Caballero negro se alza allí, en la puerta del despacho, protegiendo a la joven Patsy.

-¡Atrás, Gata Infernal!, ¡Yo daré buena cuenta de este demonio!. -Exclama el aguerrido Caballero Negro.

Ambos contendientes se ensalzan en una batalla. Garras y espada se funden en un chirriar de metal y una lluvia de chispeantes encontronazos. Cuando la balanza se inclina del lado del Caballero Negro, la voz de la Gata Infernal, resuena de nuevo.

-¡Robert!, ¡Por el amor de Dios, detente!. -Grita la joven.

-Ya no soy Robert Baxter... -Ruge, bajo la presión de su oponente. -Me llamo Perro Loco.

Con una embestida de fuerza sobre humana, Perro Loco envía al Caballero Negro contra Gata Infernal y en la confusión de su acción desaparece, ante los sorprendidos ojos de sus contrincantes.

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Cae la noche sobre Greenwich Village. Todo es silencio, todo esta inmerso en un oscuro baño de sombras, extrañas lámparas de delirantes formas, iluminan pobremente la alfombra de color púrpura que se extiende bajo sus pies.

Una perturbación en el ambiente, siente una presencia extraña, alguien ajeno a aquel lugar olvidado del mundo a penetrado en el santuario de su señora, la Doctora Extraño. Permanece inmóvil durante unos segundos, con la mano alzada sosteniendo la bandeja, en al que porta el té, para su maestra, mientras en la otra mano, que permanece caída, apoyada contra el contorno de su cuerpo, se asoma un Sai que se ocultaba bajo Kimono.

-No pierdas el tiempo, no hay nada que robar aquí. -Exclama Wong, con inexpresividad pasmosa.

Algo pasa, un grito en el estudio de su señora. Wong arroja la bandeja al suelo y las puertas de madera se abren presurosamente tras la fuerza que ejercen las manos del sirviente asiático.

-Tranquilo amigo, tira el arma, solo quiero hablar.

La voz proviene de un hombre enmascarado, cuyo rostro esta totalmente cubierto por una mascara a juego con un traje de combate sofisticado, de color negro y motivos en color lila. Multitud de armas penden de su espalda, muslos y brazos, así como múltiples bolsas con munición y artefactos, cuelgan de su cinturón.

Mientras apunta a la Doctora Extraño, a la cabeza con su arma, esta exclama.

-Hazle caso Wong, no quiere matarnos. -Añade mientras mira recelosa a su captor. -Si me quisiera muerta ya lo estaría... ¿Me equivoco señor... "Carnicero"?

-No señora. -Responde el hombre bajando el arma.

-¿Por que ha entrado aquí de este modo?. -Interroga Wong.

-¿Bromeas calvito?. -Exclama el mercenario, intentando ridiculizar al joven de origen asiático. -Hace unos días secuestre a un amigo vuestro... ¿Me hubierais dejado entrar llamando simplemente a la puerta?.

-Isaac ¿Dónde esta?. -Pregunta la Doctora Extraño.

El despiadado mercenario, conocido como Carnicero, guarda su arma, en la funda de su espalda y se deja caer cómodamente sobre un antiguo sillón, aplastando, diversos pergaminos bajo él.

-Esos documentos son... -Se enfada el oriental

-¡Wong!. -Exclama su señora, pidiéndole silencio.

-He descubierto que un grupo de vampiros quiere dominar el mundo usando una gema que tenia vuestro amigo. -Explica burlonamente. -Y como no conozco el numero de los Ultimates... mi única salida posible sois vosotros.

-¿La gema estaba en posesión de Isaac?. -Se extraña la doctora.

-Si, por lo visto, esa gema es una especie de... simbionte, vivió pegada a él todo este tiempo.

-¿Por qué quiere evitar los planes de los vampiros?. -Apremia la Doctora.

-Señora por favor... -Se mofa el mercenario. -Soy un asesino, si Seth lleva a cabo su plan todos estaremos muertos... me quedare sin nadie a quien matar, o sea sin negocio. -Explica burlonamente.

Continuara...

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PROXIMO CAPITULO: A LAS PUERTAS DEL MAÑANA.

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GREENWICH VILLAGE, MI SANCTA SANTORUM

Después de muuuuucho tiempo, vuelvo por aquí con un nuevo numero de esta serie, en el que mas que Los Defensores es uno de sus enemigos el protagonista de la historia. Espero que os guste y gracias por tener paciencia conmigo.

Ben_Reilly11@Hotmail.com

 
 
   
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