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Superhumanos

SUPERHUMANOS
Volumen I: Sin Banderas
Guión: Ibaita
Portada: MiR0

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10 - El increible Hulk (I de II)

-¿Entonces crees que puedes concentrar tu poder para formar un láser?

Dazzler se encogió de hombros.

-Supongo que tengo que intentarlo.

-De acuerdo. 25 flexiones por cada intento que falles. Y tenemos todo el tiempo del mundo.

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-Muy bien, ya lo tengo-dijo Sin Banderas. En aquel momento sólo Urich se encontraba en la caravana del Castigador, lugar donde se estaban reuniendo en aquel momento.

-¿Ah, sí? ¿Qué piensas hacer?

-¿Te suena Hulk?

-¿La versión de Bigfoot en el Desierto de Nevada? Sí. Un compañero, Ned Leeds, escribió un artículo sobre él.

-Entonces ya sabrás lo que pienso, ¿no?

-La verdad es que no llegué a leer el artículo, pero me imagino que piensas que existe y que es un superhumano.

-Ajá. El más poderoso de todos ellos, de hecho.

-De acuerdo, tengo curiosidad por saber lo que piensas.

-Hay una tía que tiene un blog... Betty Ross, se llama. Pienso que no está loca. Ella dice que Hulk es en realidad un científico llamado Bruce Banner. Sufrió un accidente y se convirtió en una criatura que dio muchísimos problemas al Ejército. Finalmente, le capturaron cuando era Banner y, dado que no tenían autoridad para soltarle, le soltaron en un lugar en mitad del mar llamado la Isla de los Monstruos.

-He oído hablar de ese sitio. Una especie de Atlantis moderno, ¿no?

-Es una forma de decirlo, pero de hecho hasta sale en Google Earth. La pregunta es, ¿de verdad hay monstruos dentro?

-Viendo lo que he visto estas últimas semanas...

-Supongamos que sí. Y ahora hagamos un cálculo sencillo... Un científico blandengue se transforma en Hulk y de pronto puede levantar 100 toneladas como si nada. No ha hecho ejercicio de su vida, aunque una vez al mes o así se enfrenta al Ejército. No le duran ni 5 minutos.

-Ajá.

-Pero ahora suponte que ese tío estuviese todo el rato, día tras día, luchando contra monstruos. Durante años.

-Duplicaría su fuerza como mínimo.

-Eso es.

-¿Y crees que puedes convencerle para que siga tus planes?

-Bueno, la tal Betty Ross decía que era fácil razonar con él... Y yo ya tengo un plan.

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Un helicóptero de seis plazas aterrizó en la Isla de los Monstruos. Era un pequeño islote del tamaño de un pueblo pequeño. Tenía forma de colina, y había varias cuevas en ellas. Éstas descendían muy por debajo de la superficie.

-¿Ya le has dado las órdenes?-preguntó Sin Banderas al Dr. Druida.

-Sí. Que os proteja atacando si es necesario a los monstruos que vayan a por vosotros.

-Cage, necesitaré que vengas tú también.

-¿Por qué?-preguntó éste en tono frío.

-Tal vez Cíclope no me pueda proteger de todos los peligros.

-Yo me quedo aquí, ¿no?-intervino Urich.

-Sí, quédate con el Dr. Druida y con nuestro amable piloto.

Finalmente, Sin Banderas agarró una especie de póster doblado varias veces y se bajó del helicóptero.

Los tres hombres fueron descendiendo por los túneles subterráneos; con linternas en el cinturón o en la frente.

-No sé cuántos monstruos hay, pero cabe la posibilidad de que sean pacíficos o que se asusten al ver luz.

En varias ocasiones mientras descendían Sin Banderas y Cage creyeron ver movimientos furtivos u oír algún ruido. Tras un cuarto de hora, llegaron a una caverna bastante ancha donde había algo de fosforescencia y fluorescencia y diamantes que reflejaban y multiplicaban la luz.

-Sí, esto encaja con los rumores que dicen que dentro todo está iluminado. Aunque esta caverna en concreto no parece tan iluminada como para no usar linternas.

-Sin Banderas... ¿Tienes idea de dónde está Hulk?

-No, pero seguro que le encontramos tarde o temprano.

El anarquista apagó la linterna de su cinturón para gastar menos y continuó avanzando sólo con la de la cabeza. De pronto, un enorme dragón surgió del suelo donde estaba cubierto de polvo y se lanzó contra los tres hombres. Antes de que Luke Cage pudiera reaccionar, Cíclope le apuntó y disparó un rayo corto que le alcanzó en la cabeza y le derribó.

-Tío... ¿Ese dragón tenía calzones morados o me lo he imaginado?-comentó Cage mientras los tres hombres continuaban andando como si nada.

Unos minutos después, oyeron ruidos de pelea. Finalmente vieron a un monstruo correr asustado hacia la superficie. Una voz rugió desde dentro de la caverna.

-¡¡¡¿Ahora tú entiendes?!!! ¡¡¡Hulk es el único Hulk que hay!!!

Sin Banderas sonrió y avanzó hasta la caverna de al lado. Allí casi tuvo que retroceder de la impresión. Era mucho más grande que en las fotos que circulaban por Internet. Debía medir más de tres metros; tenía la piel esmeralda a pesar del polvo que la recubría. Vestía una especie de taparrabos de color morado y un collar hecho con colmillos y huesos; tenía el pelo largo hasta un poco más abajo de los hombros. Al ver a Sin Banderas, se sentó en un trono hecho de huesos apretados tan fuerte que se habían solidificado y juntado, estando pegados con sangre y entrañas.

-¿Tú también quieres molestar a Hulk?

El anarquista casi suspiró de alivio. Era aún más pacífico de lo que había pensado; los años en la Isla de los Monstruos le habían dado un aura de autoridad y confianza en sí mismo. ya no hablaba gritando como años antaño, porque ahora todos los monstruos enmudecían cuando hablaba él.

-No, Hulk, he venido porque quiero ayudarte.

-Hulk no necesita ayuda. Hulk es el más fuerte que hay.

-Puede ser, Hulk... Lo único que pensaba es que aquí tienes que sentirte muy solo.

-Hulk no necesita la compañía de débiles humanos. Débiles humanos sólo han molestado a Hulk.

-Pero no hablo de eso. Hablo de mujeres.

-Hrmmm.

-¿No te apetece follar, Hulk?

-Las débiles humanas no darían placer a Hulk.

-Tampoco estaba hablando de eso... Mira.

Sin Banderas desplegó el póster que había traído. Una imagen de casi un metro de Hulka hizo que los ojos de Hulk brillaran.

-Hulk no la conoce... ¡Pero Hulk está cachondo!

-¡Ése es el espíritu! Ven conmigo, Hulk. Yo te enseñaré dónde está.

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Spiderman apuntó una vez más y disparó. Esta vez casi dio a la diana.

-Muy bien, Parker, supongo que es suficiente por hoy-comentó su instructor-. Vuelve a tu casa.

-Claro, mr. Quatermain. Nos vemos.

-Nos vemos.

Quatermain caminó hasta donde estaba el Capitán América.

-Capitán, ¿va a preparar el traslado?

-Sí. Lo haré esta misma tarde, si no tienes inconveniente.

-No, en absoluto. Es sólo que no termino de entender las razones, pero si son sus órdenes...

-Ha sido una sugerencia de Stark. Dado que él ha puesto a Iron Man, usaremos la base que compartía Stark International y el Gobierno; esto también eliminará cualquier problema con el Hombre Absorbente.

-De acuerdo, ya entiendo. No sabía que la colaboración entre Stark y el Gobierno fuera tan estrecha.

-Tanto los inventos y las armas suyas como las de su padre han sido utilizadas por el Gobierno desde hace un buen número de años; fue esto lo que hizo que se inaugurara la primera base común en 1999, para operaciones clandestinas.

-De acuerdo. Pues entonces iré haciendo las maletas.

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11 - El increible Hulk (II de II)

-Hulk está harto de estar rodeado de débiles humanos. Hulk quiere follar ya.

-Tranquilo. Sólo tienes que acompañarnos a esta base, ¿bien? Allí armaremos un poco de ruido y te aseguro que esa tía vendrá...

Sin Banderas dejó de mirar por los prismáticos.

-Oh. Pero si ya está.

-¡¿Dónde?!

-Eh, pues justo...

Hulk atravesó corriendo la valla que cerraba el recinto. Los soldados de SHIELD, alarmados, comenzaron a disparar, pero el coloso esmeralda ni siquiera notaba las balas.

-Joder. Tú vienes, ¿no, Urich?

-Bueno, conocí al Castigador, pero...

-Eso es que sí. Rápido, ponte esta coraza.

-Yo no pienso ir, me están buscando-dijo tajantemente Cage.

Sin Banderas le ignoró, agarró un fusil Kalashnikov y entró por el agujero que había hecho Hulk, seguido por Urich y Cíclope.

-¡Hay más intrusos!-gritó un soldado. Cíclope le mató de un rayo certero.

-¡El hijo de puta de la bandera es mío!-gritó Sin Banderas mientras disparaba al Capitán América, que acababa de llegar. Todas las balas alcanzaron el escudo.

Hulk seguía corriendo hacia Hulka a una velocidad sobrehumana.

-¿Bruce?-dijo ésta confundida al verle.

Entonces, Iron Man se puso en medio y disparó un rayo repulsor directo a la cabeza de Hulk. Éste apenas lo notó. Agarró con las dos manos la cabeza de Iron Man y metió los pulgares por las ranuras de los ojos. En realidad, no cabían, pero el acero de alrededor se dobló para permitir que entraran. La sangre salpicó por las dos ranuras.

Hulk se deshizo del cadáver y continuó corriendo hacia Hulka, hasta saltar sobre ella arrancándola la coraza. La Cosa se lanzó a golpearle, pero el gigante le apartó de un manotazo que lo mandó volando por los aires.

-Joder... ¿No vamos a hacer nada?-le susurró un agente de SHIELD.

-Sí, hombre. Están violando a ese pivón delante de mí y yo voy a ponerme a disparar.

-Yo que tú lo haría si no quieres que esa cosa empiece contigo cuando acabe con ella.

Mientras, Spiderman se agachó frente al cadáver de Iron Man.

-Joder, si pensaba que era un robot...

Al lado suyo, el Capitán América corría hacia Sin Banderas, Urich y Cíclope. Éste último disparó un rayo contra un contenedor a pocos metros del Capitán y la explosión lo derribó. Sin Banderas disparó una ráfaga con su Kalashikov para abrir paso hacia el interior del complejo, donde estaría el Castigador.

-¡¿Dónde está Dazzler?!-gritó Spiderman mirando para todos los lados-¡Ella tal vez podría calmar a Hulk!

-¡Está inconsciente!-respondió un agente-¡Uno de estos tíos la ha derribado de unos disparos! ¡Creo que el antibalas la salvará!

Mientras Hulk continuaba violando a Hulka, el Hombre Absorbente se transformó en arena y se introdujo por su boca. Tras unos treinta segundos, salió. El fracaso fue absoluto; cualquier ser hubiera caído con todos los órganos internos destrozados, pero los del gigante esmeralda se regeneraban demasiado rápido.

-¿Qué hacemos?-gritó Spiderman desesperado, mientras contemplaba impotente cómo violaban a su compañera.

-¡Quietos todos!-intervino Tony Stark, vestido con traje y corbata, entrando en el complejo. Dos guardaespaldas le custodiaban, aunque de poco servirían; también le acompañaba un general del Ejército.

-Mi nombre es Thadeus Ross-dijo el general-. No tengo autoridad para daros órdenes, pero ahora mismo os aconsejo que os detengáis. Tengo mucha experiencia tratando con Hulk; y por duro que os resulte, tendréis que dejar que termine. Os aseguro que cuando acabe estará eliminado.

Fue una escena realmente extraña y muy dura. Docenas de agentes de SHIELD estaban allí, mirando la escena o agachando la cabeza impotentes, mientras los gritos de dolor y súplica de Hulka llenaban el aire. La situación se alargó durante más de veinte minutos, hasta que finalmente Hulk la soltó y cayó satisfecho hacia un lado. Un agente corrió a tenderle una manta a Hulka, mientras el Capitán América, ya recuperado, desenfundaba su pistola. El cambio avisado por Ross no tardó en producirse. Hulk comenzó a disminuir de tamaño y a cambiar el color de su piel, hasta que finalmente se convirtió en un humano normal. El Capitán América apuntó a la cabeza y disparó una sola bala. Bruce Banner y Hulk murieron al instante.

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El Dr. Druida se encontraba solo en el piso franco. La caravana del Castigador, que contenía todas las evidencias, estaba aparcada fuera; el piso parecía una casa totalmente normal. En una de las habitaciones, el hechicero había montado una especie de santuario, con incienso, cojines y diversos libros. Estaba sentado en el suelo leyendo uno cuando una de las velas que le rodeaba parpadeó. Un extraño frío recorrió la habitación y la forma astral de una especie de fantasma apareció de la nada en mitad de la habitación.

-Anthony Ludgate, has usado hechizos prohibidos-dijo una voz fantasmal y grave.

-¿Qué...? ¿Quién eres?

Todos los hechizos de protección del Dr. Druida habían fracasado en detener a aquel intruso. Vestía unas ropas azules, con una capa roja y dorada por encima. Tenía el rostro cubierto por la capucha de la capa, pero se vislumbraba el rostro de un hombre serio con un fino bigote.

-Soy el Hechicero Supremo de esta realidad. Es mi deber juzgarte.

-Así que por fin nos vemos las caras. ¿Y quién te ha dado derecho para juzgarme, fascista de mierda? ¿Quién te crees que eres para decidir qué hechizo está prohibido y qué hechizo no lo está? Sólo he hecho lo que creía mejor para el mundo-mientras el Dr. Druida hablaba, el amuleto de un ojo que el Hechicero Supremo llevaba al cuello se abrió y la pupila miró fijamente al hombre que tenía delante.

-El Ojo de Agamotto te declara culpable.

-¡No..:!

De pronto, una especie de agujero negro se abrió a las espaldas del Dr. Druida y éste fue instantáneamente absorbido.

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Sin Banderas, Cage y Urich llegaron al piso franco. El anarquista cargaba con el cuerpo inerte del Castigador, que ni siquiera parecía estar en coma, tan sólo inconsciente. Los superpoderes que había obtenido de un modo que aún no quería revelar le habían salvado la vida, y parecía que se iba a recuperar rápido.

-¿Dr. Druida? ¿Estás aquí?

-Parece que no está-comentó Urich inspeccionando rápidamente el piso franco.

-Mierda. Esto es muy raro, pero no deberíamos preocuparnos todavía.

-¿Y qué se supone que vamos a hacer?

-¿Que qué vamos a hacer?-Sin Banderas sacó un cigarrillo del paquete y comenzó a fumárselo-Lo de siempre. Esperaremos a que el Castigador se recupere, y en cuanto lo haga planearemos un golpe que dejará el capitalismo temblando.

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OFICINA DE BEN URICH

No hay comentarios de los números anteriores, así que poco que añadir. Conocemos a un Hulk más fuerte y violento de lo habitual, y nos despedimos de él, ya puestos.

En el próximo número sabremos más cosas de los 4F y de la Patrulla-X, ¡por fin empezamos con los orígenes!

 
 
   
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