Motorista Fantasma #78

Motorista Fantasma #78Tras la saga de Emociones Primarias, Danny Ketch, el portador del Espíritu de la Venganza, más conocido como el Motorista fantasma, ha desaparecido. ¿Dónde esta Danny Ketch?

#78 – Carnaval II
Por DOB
Portada de Ana María Valera Sánchez


Fecha de publicación: Mes 24 – 4/00


El acero chirría, arrojando chispas a la madera. Afilan algo, eso es seguro. En una forja bajo el suelo, en algún confín del manicomio. Piedra con piedra, forjando un castigo. En donde el reo sufrirá por su pena, aquí, en su pequeño infierno

Un hombre encadenado a una pared, con una camisa desgarrada y sin pantalones. Frente a él, el doctor Mann. Los dos se encuentran dentro de lo que parece una habitación, hecha de tablones de madera. En el suelo sangre seca. Y una pequeña luz, en el otro extremo, que alumbra poco y confiere un estado de penumbra a toda el cuarto

Todos temen a Mann, más un día como este, en el que, loco, no para de reír. Ríe, y habla en voz baja, gesticulando cada palabra que sale por su boca. En su mano derecha, un gancho, y a pocos metros de él, su presa, atada con grilletes, medio desnuda, con la cara desfigurada por los golpes que, horas antes, sus enfermeros propinaron

Su pecado es la locura. Nacer creyendo en algo que no existe. Algo que Mann no puede aguantar, algo que le hiere dentro. Pues él es el elegido, el único que dice ser lo que es. No aquellos que ostentan el titulo de creyentes

Lo mira a los ojos y ríe. Y poco a poco hunde el acero en sus costillas. Quiere oír su arrepentimiento. Su equívoco. Quiere escuchar tras sus gritos, la palabra – ayúdame, no lo sabia, lo siento – Pero no lo hace, y no hace mas que gritar. Gritos que se pierden en el pequeño cuarto de madera.

Después, un grifo que se abre. Agua que corre, lavando sangre de unas manos que tiemblan a causa del nerviosismo de una tarea bien cumplida. Manos que se secan en una toalla. Manos que agarran con fuerza un pañuelo, preparado, para lo que pronto será sudor en una frente. Y después, de nuevo, los gritos.

Gritos dentro de celdas, que salen de las bocas de los enfermos, que riendo, llorando o simplemente quejándose dan la bienvenida a su señor, que, caminando por el pasillo, cierra los ojos para no ver la verdad que le es oculta.

Manos que abren puertas, que se apoyan en las paredes, que hacen brotar el dolor en la carne, hasta que, al tiempo, encuentran el deseado descanso, en una silla de metal, que frente a una mesa, con solo un teléfono como contenido, espera tranquila a oír sus palabras.

Estas aquí

Mann, habla, aunque nada ve.

¿Te sorprende?

No, hace tiempo que te esperaba

Es gracioso, verdad

¿Gracioso?

Si, el preferido de los creyentes que una vez tuvo Dios, aquí, en el infierno. Esperando cada día, la llamada que lo haga salir y visitar el mundo

Si, tiene su gracia, aunque yo no se la veo

Y bien, ¿como esta Ketch?

Ketch…dormido. Duerme ahora en su celda

¿Y cuando lo harás?

¿Matarle?

No lo sé… debo tranquilizarme, pensar las consecuencias, y obrar a partir de mis resoluciones

Tu, que matas, tu, que torturas, tienes miedo a acabar con él

No es miedo, rezuma poder, quizás sea el único en este sitio que sea lo que dice ser. Por lo tanto tengo que pensar en ello. No quiero matar a uno de los nuestros.

¿Un elegido? Todavía crees en esas patrañas. Nadie aquí viene de esa calaña.

Siempre hay una primera vez. El otro día creí ver fuego en sus manos.

«Fue hace dos noches, cuando blandiendo «el arma« me acerque a su celda, dispuesto a matarlo. Abrí la puerta y le apunte en los ojos Él me miró, drogado, pero con los ojos firmes, como esperando. Y vi fuego en sus manos, y sus ojos comenzaron a brillar.«

No lo mate. Eso es cierto No creas que fue por miedo. Debo esperar, por lo menos a saber quien es Ketch, y si es un elegido. Quizás todavía nuestro hermano Zarathos resida en él.

Bien, si así lo quieres. Volveré dentro de 3 noches. Omitiré este detalle a Corazón oscuro, pero recuerda que quiere su alma

Pero ¿ y si es quien dice ser? Y si de verdad es el Motorista Fantasma, sabes bien, que si esto es así, no puedo matarlo. Es parte de nosotros.

Si de verdad es quien dice ser, nuestro señor, nos ha estado mintiendo todo este tiempo. Y si algo he comprendido el tiempo que llevo aquí, es que, Corazón Oscuro no miente. Mátalo, vendré a por el cuerpo dentro de tres noches.

Bien

Y entre viento, algo que carecía de cuerpo se marchó, dejando frío tras él Entonces, Mann, cruzando sus piernas sobre la mesa, limpio el sudor de su frente con su blanco pañuelo.


El tic -tac del reloj se oye de fondo y en otra parte de una casa, alguien hace café.

Después de preparado es servido en dos tazas, que, una a una, coge, con sus manos. Morell, de profesión guardia de seguridad, y las lleva a los que es su pequeño salón, donde se encuentra Sara, alguien con la que espera pasar la noche. Hace frío y es buena la compañía.

– Dos de azúcar, me dijiste – dice Morell

Sara, se seca el pelo con una toalla, mientras piensa que es «azúcar». Como también piensa lo gracioso que es su acompañante. Le ha dado cobijo, como el otro día la anciana, sin saber que pronto lo matara. No porque quiera ella, que no quiere. Pero pronto saldrá Él y se convertirán en El/ella.

Es gracioso, algo le hace reír de su cara y no sabe que. Pero el café esta bueno, y si es por culpa del azúcar, pronto cambiara esto por las manzanas. Dos cosas por las que morir.

El se le acerca, parece que a veces intenta tocarla, pero se retrae, es quizás su pelo mojado, su vestido, sus ojos, o que sabe que pronto morirá. Si la toca, él vendrá, como hizo la anciana.

Pero no puede huir de lo inevitable, y tarde o temprano, su sangre manchara la alfombra.

– ¿que…has…dicho…?

– Te he preguntado tu nombre –

– Mí…nombre…parece…Sara..es –

– Sara, es bonito, como tu –

Algo le pasa, en el corazón, ella lo oye, se acelera, algo esconde, algo trama. La quiere a ella.

– Bonita…soy..pero..traigo..mu..muerte. ¿Sabes do…do…donde esta…. la…. moto?. Oh, …ya…viene . . –

-¿ moto que….? –

Y no acaba la frase, y mancha el suelo de liquido rojo. No dio tiempo de gritar. No hizo, nada. Ni miro tras él. Ni escucho su voz, ni vio sus ojos. Lastima.

Y tras el ruido, alguien llora.

Y la voz se escucha. – La moto –


– ¿Cómo se llama tu demonio? –

La voz se oye frente a él.

Danny no quiere hablar, no quiere abrir los ojos. Mareado, sin comer. ¿Cuánto hace que no come? Y el calor, el sofocante calor que hay en la habitación. ¿Cuándo parara?. ¿Cuándo el frío que lo despeje?

-¿ No has escuchado mi pregunta? ¿Cómo se llama tu demonio? Todos tenemos uno ¿Cual es el tuyo?-

– Cállate – dice Danny, sin abrir los ojos – Cállate – repite

– Si quieres que me calle me callare – dice la voz

Se hizo el silencio en la habitación.

– Aunque seria mejor que no lo hiciera. ¿No te gustaría saber donde te encuentras? –

El calor, hierve su sangre. Su cuerpo. Todo el agua de su interior hacia afuera. El calor, el maldito calor.

– Sabes que podría abrir la puerta y dejarte salir ¿Quieres que lo haga? – dice la voz

La puerta. Salir. Volver a su casa. Su casa… ¿cuál es su casa?

Danny, poco a poco, abre los ojos. Ante él hay un niño que chupa un chupa- chup , de pelo moreno, y un metro de altura. Podría tener fácilmente 10 años, pero hay algo en sus ojos que dicen lo contrario.

– Si tu pregunta es sobre que hace un niño en una habitación acolchada chupando un chupa – chup, mejor no la hagas. No sabría responderte.-

– ¿Puedes abrir la puerta? – dijo Danny

– No, lo dije para que abrieras los ojos.-

– Bien, entonces los cerrare de nuevo –

– Bueno, la verdad, es que podría – dijo el niño – pero antes tienes que decirme cual es tu demonio.

– Mi demonio, ¿tengo que tener un demonio? ¿Es necesario? ¿Debería tener uno?.

– Si, seria lo más conveniente, sobre todo estando aquí, en el infierno –

– ¿El infierno? Estoy en el infierno –

– Si, por lo menos, así se llamaba ayer, no creo que haya cambiado de nombre –

– Entonces, resulta que estoy en el infierno, encerrado en una celda acolchada, hablando con un niño que come un chupa-chup –

– Podría ser peor, podrías estar dentro de una caldera. o ahogándote en el pozo de los condenados, o encerrado en el cuerpo de un niño, quien sabe.-

– Suponiendo que tuviera uno, no sé cuál es mi demonio. Lo siento chico. – dijo Danny

– Eso no estaba en mis planes, espera, déjame un momento…a ver… –

El niño saco una pequeña libretita, con un barco azul en la portada, la ojeo durante unos segundos y miro de nuevo a Danny Ketch

– Bien, visto esto, tengo que hacer un trato contigo. Yo te abro la puerta y tu te escapas de aquí –

– ¿Que? – dijo sorprendido Danny

– Si, lo que has oído, yo te abro la puerta y tu te escapas. Es un trato justo. –

El niño se volvió y ando, hasta que se sitúo en la puerta, la toco, con su mano izquierda, y esta se abrió

– ¿Y la camisa de fuerza? – dijo Danny

– ¿Que camisa de fuerza? – dijo el niño.

– Es… – empezó a decir Danny, pero, la camisa de fuerza había desaparecido. Por lo tanto Danny calló.

– Entonces… ¿aceptas el trato? – dijo el niño

– Por supuesto – dijo Danny que movía sus manos sintiéndose libre.

– Entonces, ya sabes, escapa –

El niño salió por la puerta, pero tras unos segundos volvió a entrar

– Una ultima cosa – dijo el niño mientras sacaba su chupa -chup de su boca

– ¿ que quieres? – dijo Danny

– Cuando salgas de aquí, bueno…si consigues salir , me gustaría que me hicieras un favor

– Dime – dijo Danny

– En tu mundo hay un hombre, se llama, Frank, Frank Castle. Me gustaría que cuando volvieras lo mataras, por su culpa estoy aquí. ¿Harás eso por mí?

-¿Que paso? – dijo Danny

– Por su culpa, mataron a mi madre. Yo nunca pude nacer, y resulta que en mi anterior vida hice algo mal, así que me mandaron aquí, es penoso, pero por lo menos aquí tengo 8 años. Nada es tan malo como parece. ¿Lo harás?

– Te lo debo, que menos. Si vuelvo, lo matare. Dalo por hecho. Si estoy en el infierno es que algo he hecho mal. y si he hecho algo mal, que más da que lo haga de nuevo – dijo Danny

– Bien, gracias – dijo el niño lamiendo de nuevo su chupa-chup

– Una pregunta – dijo Danny – ¿Sabes por que me llaman el Motorista Fantasma? –

– No. No tengo ni idea – dijo el niño

– Vale, gracias de nuevo – dijo Danny

– Bueno, a que esperas. Sal, te espera un buen camino – dijo el niño.

– Si – dijo Danny, acercándose a la puerta


Las paredes están enmohecidas, hay mucho polvo en el suelo, suciedad. El sanatorio de Constantine Peek huele a soledad, a vejez.

Sara camina. Sabe que esta ahí dentro. Debe de estar, él se lo ha dicho. Él nunca miente. En algún sitio de ese arruinado sanatorio se encuentra su destino. Pero donde antes había gritos de locura, ahora solo hay silencio. Hace 35 años que Constantine Peek esta cerrado. Desde que una noche, algo entró dentro y mato a todos los enfermos y enfermeros. Nunca supieron exactamente lo que paso. Otra leyenda urbana.

Pero aun habiéndolo leído en las paredes del exterior. (Pues allí esta escrita la historia) Sara ha entrado, porque sabe que aun hay alguien, lo sabe, muy dentro de ella.

Paredes descorchadas, lamentos perdidos en el tiempo, sangre seca pegada al suelo.

Puede sentir la locura que aquel día se desato. Como imágenes aparecen ante ella. Alaridos, sollozos, bienvenidas a la muerte, soledad.

Y camina, camina por los pasillos, hasta parar delante de una doble puerta.

– Está tras esta habitación – se oye dentro de su cabeza. – Ahí está –

Sara después de abrir la puerta, entra en una especie de habitación blanca, con unas luces en el techo que, aun sin electricidad, iluminan la sala, y al fondo esta, en el suelo, su destino, en cuclillas, repitiendo una y otra vez. Las palabras que llenan el silencio.

– Ha vuelto, ha vuelto, esta dentro de mí. Aun vive –

Y si, ahí está. Apoyado en la pared, Johhny Blaze, con su mano extendida envuelta en una llamarada…


CORREO AL OTRO LADO

Holas, soy Xumer, de Factor-X, X-Man y prox. Hombre Hielo.

Seré conciso: Tu serie es muy extraña pero interesante, quizás me pierda de vez en cuando pero me gusta ser un Perdido.

» Espero que alguna vez te encuentres 🙂 «

Sigue con ella y los X-Traños nos acabaremos haciendo con el control de Marveltopia. Je je je.

«Pues tu lo has dicho todo Xumer»

Nada max.

Xumer.

«Gracias por el correo Xumer. Siempre es bueno escuchar una opinión, y más si es de una persona que también x-cribe»

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