Batman: La leyenda #16

Bruce Wayne siempre recordará esa noche y a la criatura alada que bajó del cielo y salvó su vida y la de su familia. Esa noche, aprendió lo que era la muerte y que se podía evitar, al menos temporalmente. Tomó una decisión, eligiendo una dirección para su vida. No una decisión nacida del dolor, de la culpa o de la venganza, sino del asombro, del misterio y de la gratitud. ¡Descubre un mundo en el que los padres de Bruce Wayne están vivos, y en el que un joven Batman empieza a patrullar las calles de Gotham!

#16 – El primer día del resto de tu vida
Por David Guirado
Co-argumentista: Cristian Cobo
Portada: Dani Alonso


Fecha de publicación: Mes 171 – 7/12


– ¿Estás preparado para el primer día del resto de tu vida?- le preguntó Thomas Wayne a Bruce.

Muy reticente, Bruce asintió con la cabeza.

– Aún no sé si es buena idea que hoy vaya a clase. Teniendo en cuenta el susto que os pegasteis el otro día Mamá y tú con lo de ese intento de atraco- comentó Bruce. (1)

– No te preocupes. Con la racha que llevamos tu madre y yo, ya estamos más que acostumbrados- sonrió Thomas Wayne- Además, no estaría nada bien que te perdieras tu primer día en la universidad.

Bruce Wayne se terminó de arreglar la corbata y se dispuso a empezar una nueva etapa en su vida.


Franchesco Monaguigui se encontraba sentando en su despacho, mientras un equipo de limpieza se estaba encargando de limpiar los desperfectos ocasionados por los recientes acontecimientos. (2)

– Mary- saludó a su ayudante personal, que acababa de entrar en la sala.

– Franchesco, yo… Quería disculparme por como acabo todo- se excusó Mary.

– No son necesarias tus disculpas. Ese taimado Batman es el causante de todas nuestras derrotas. Sólo nos pueda seguir intentándolo. Tarde o temprano es de cajón que lograremos acabar con él. Por cierto, ¿me confirmas qué has perdido completamente tus poderes?

– Me temo que sí. Durante estos días me he sometido a toda clase de pruebas, pero nada de nada- respondió Mary.

– Es una pena. En fin, ¿cuál será nuestro próximo movimiento?- preguntó Franchesco.

– ¿Te suena el nombre del Capitán Boomerang?- preguntó la ayudante personal.

– Excelente. Es una idea genial – sonrió Monaguigui.

Sin decir ni una palabra más, Mary Fattower sacó al instante una pistola y se giró en dirección al equipo de limpieza. Fríamente, disparó a los tres hombres que ,atónitos, empezaron a suplicarle por su vida. Apenas tres disparos certeros fueron suficientes para segar sus vidas.

– No deberíamos dejar testigos de nuestras maquinaciones- se justifico Mary guardando su arma.

Franchesco Monaguigui se quedo boquiabierto. Mary Fattower abandonó el despacho y él tuvo que ir corriendo a cambiarse de pantalones. El sobresalto de los disparos le había hecho ensuciarse su ropa interior.


Bruce Wayne llegó al campus de la Universidad, gracias a Alfred, quien le hizo las labores de chofer.

– ¿Puedo preguntar al señor por qué no ha venido columpiándose por los tejados?- inquirió Alfred.

– Porque de esa forma, no habría podido disfrutar de tu compañía durante el trayecto- respondió Bruce.

– Touche, señor- comentó el mayordomo.

Bruce Wayne salió disparado del vehículo y se apresuró a reunirse con su amigo Lucius Fox, quien le esperaba a la entrada del campus.

– Eh, Brucie. ¿Qué tal?- le saludó Lucius.

– Ya ves, aquí preparado para darlo todo. Si por lo menos está corbata no me molestase tanto- se quejó Bruce Wayne.

– Tranquilo, tendremos años por delante para acostumbrarnos a ir de traje. Piensa que por lo menos ya hemos llegado hasta aquí. ¡Podre cumplir mi sueño de estudiar informática!- exclamó Lucius.

– Eso sí. Tan sólo espero no cagarla demasiado- se resignó Bruce- ¿Por qué ha tenido que pasar tan rápido el verano? En casa estaba tranquilo pero ahora mismo me siento un manojo de nervios- se lamentó Bruce.

«Ni siquiera estaba tan nervioso peleando contra Luciérnaga, el Segador e incluso contra ese bicho de Kogix», pensó Bruce Wayne para sus adentros.

Lucius le apoyó la mano en el hombro.

– Relájate, hombre. Dentro de unos años, seguro que hasta te ríes de los nervios que sientes en estos momentos. Que la vida da muchas vueltas, tío- le animó Lucius- ¿Nos vemos después de las clases?

– Me temo que no podrá ser. He quedado con Vicky. Anoche hable con ella por teléfono y quiero saber que tal su primer día en Periodismo- comentó Bruce.

– Ah, el amor. Con todo lo que te ves últimamente con esa gachí, casi creía que te cambiarias a periodismo con tal de verla más- bromeó Lucius.

– Casi lo hago al enterarme de que ese imbécil de Sionis también estará en mi clase- se lamentó Bruce- Bueno, es el precio que quiero pagar por aprender a dirigir empresas.


No mucho más tarde, Bruce Wayne entró hecho un flan a su primera clase. Estaba hecho un flan, pero por fuera intentó mantener el tipo y aparentar tranquilidad. En realidad, había llegado hasta con mucha antelación al aula, así que puedo escoger un buen sitio y sentarse a esperar al resto de sus compañeros. La primera clase que tenía por delante ese día era la de Psicología, impartida por un tal Jonathan Crane.

Pese a que entró de los primeros, conforme iban pasando los minutos, no tardo en llenarse el aula. Para su desesperación, Roman Sionis entró en el aula. Le miró con cara de desprecio y le hizo una mueca muy desagradable, la cual no fue correspondida por Bruce, puesto que se limitó a ignorarle.

Muchos fueran los alumnos que iban entrando, chicos y chicas, altos y bajos, delgados y gruesos, pero hubo uno en particular que llamaba la atención no tan sólo a Bruce, sino al resto de la clase. Era observado por todos los que se cruzaban por su camino.

Se trataba de un muchacho calvo que tenía la cara desfigurada y quemada, como si hubiese sido víctima de un incendio. Las marcas del fuego y la carne saltaban a la vista. El rostro del joven lucia muy deformado, dándole una apariencia singular.

Los cuchicheos y rumores acerca del chico no tardaron en empezar a su alrededor. Bruce Wayne permaneció en silencio y no participó en los rumores, pero pudo oír algo acerca de un incendio en una gasolinera.

De pronto, el profesor Jonathan Crane irrumpió en el aula y se hizo el silencio. Bruce se quedó perplejo al verlo, se lo imaginaba de otra forma, por lo que sorprendió de ver a un hombre de unos treinta y tantos años, alto, extremadamente delgado y con unas gafas de culo de vaso. Crane empezó a dar su clase empleando para ello un tono un tanto histriónico. No, Jonathan Crane no era para nada como Bruce Wayne se había imaginado.

Bruce se percató que pese a su particular apariencia, su profesor tenía grandes dotes para la oratoria, ya que había logrado, nada más empezar la clase, captar la atención de toda el aula. Algo meritorio, sin lugar a dudas. No obstante, un alumno en particular parecía especialmente fascinado y ese era el alumno con la cara quemada.

Casi finalizando la clase, una frase en especial captó la atención de los alumnos:

– Un dato básico de la psicología humana es que mediante el uso del  miedo, el ser humano puede lograr cualquier cosa- explicó el Doctor Crane.

Sin duda, era una frase que Bruce no esperaba escuchar en su primera clase de la universidad.

Al girar la cabeza, pudo observar que el chico víctima del fuego, sonrió al oír esa frase. Y fue una sonrisa realmente terrorífica, como ensayando lo que acababa de decir Crane.


Al acabar el día, Bruce se sintió todo un campeón. Para él, empezar esa nueva etapa de su vida, era una hazaña comparable a haber llevado en su dedo el arma más poderosa de todo el universo. (3)

Una cosa que le rondaba por la cabeza es que ahora desgraciadamente dispondría de menos tiempo para hacer de Batman, ya que asistir a la Universidad le iba a privar de horas en las que poder ponerse el uniforme del murciélago.

Mientras esa preocupación le acompañaba, llego casi sin darse cuenta a la puerta del Iceberg, donde había quedado con Vicky Vale, su chica. Al verse, se dieron un sonoro beso en los labios.

– ¿Qué tal tu primer día?- le preguntó inmediatamente Bruce Wayne.

– No es del todo como me imaginaba- respondió Vicky- Esto del periodismo me parece que exige sangre, sudor y lágrimas.

– Si que has llegado pronto a esa conclusión con tan sólo unas horas de clase- comentó Bruce.

 -Ya sabes lo que dicen, chico guapo, la primera impresión es la que cuenta- sonrió Vicky- ¿Tú qué tal?

– Agotado. Ha sido intenso- respondió su novio.

– Me lo puedo imaginar. Sobre todo después de todo el verano holgazaneando- observó Vicky.

Bruce Wayne sonrió para sus adentros. Combatir a gente como Luciérnaga, Franchesco Monaguigui, Lew Moxon, Killer Croc, Zsasz, Maxie Zeus, el Segador, Joe Chill o a ese monstruo de Kogix, no es que sea precisamente hacer el vago. (4)

En ese instante, Roman Sionis y Julie Madison pasaron por delante de ellos. Julie agarraba del brazo con fuerza a su novio, mientras propinaba una mirada de indiferencia a su antigua amiga Vicky. Por su parte, Roman Sionis tenía el mismo aspecto desagradable que hacía un rato en clase. Dirigió la habitual mirada de desprecio a Bruce, cosa que no afectó a esté, pues ya estaba más que acostumbrado a los repulsivos modales de Sionis.

– Por ahí acaba de pasar la pareja de oro- señaló Bruce a Vicky- Tras tenerlo todo el día cerca de mi rondando por la Uni, pensaba que me iba a librar de Sionis tras las clases, pero ni por esas.

Vicky permaneció callada ante el comentario de su chico.

– Un segundo. Es totalmente lógico que ese fantoche y yo no nos hayamos dicho ni mu, pero ¿qué pasa con Julie?- preguntó Bruce.

–  ¿Qué pasa con ella?- repitió Vicky con un tono que denostaba cierto tufillo a celos- ¿Acaso aún te gusta?

– No tergiverses mis palabras. Me refería a que pasa entre ella y tú. Siendo como sois tan amigas, me extraña mucho que no tan siquiera te haya saludado- respondió Bruce- ¿Es por qué estaba contigo? Sé que siempre he caído mal a ese dúo pero siento…

– Ahora prefiero no hablar de eso- interrumpió Vicky- Y si no te importa, vayamos a otro sitio. No quiero estar cerca de Julie ahora mismo. (5)

Bruce Wayne no tuvo otro remedio que acceder a la orden, porque es lo que era, de su novia. No obstante, se prometió a si mismo que acabaría desentrañando el misterio del enfado entre las dos amigas.


Esa noche, tras irse a dormir sus padres, Bruce Wayne no pudo evitar ponerse su uniforme de Batman e iniciar una patrulla por la ciudad. Fue todo un placer poder contarles durante la cena a los Wayne su primer día de vuelta a las aulas y escuchar lo orgullosos que se sentían sus padres de él. Pero Bruce sentía que el cuerpo le pedía poder sentirse libre mientras saltaba por los tejados.

Puede ser que el entrar en la universidad le fuera a robar gran parte de su tiempo, pero siempre sería Batman. O eso era lo que pensaba en aquel momento.

Mientras se balanceaba con su batcuerda por un edificio del casco antiguo de la ciudad pudo escuchar como un muchacho de aspecto joven le empezó  a llamar.

– ¡Batman! ¡Batman!- empezó a gritar el joven.

Batman le dirigió una rápida mirada a las alturas y se limitó a saludarle con la mano. No obstante el chico seguía llamando a Batman insistentemente.

– ¡Batman, Batman aquí!- repitió el muchacho.

Bruce decidió acercarse a ver que pasaba. Mientras lo hacía un escalofrió recorrió su cuerpo, puesto que reconoció al joven que le estaba llamando: Era su compañero de clase, el chico que tenía la cara quemada. La curiosidad se apoderó de Batman y decidió pararse a hablar con él, a ver que quería.

Como un ángel vengador, Batman descendió de los tejados y se plantó delante de su observador.

– Me llamabas, aquí estoy. ¿Para qué me llamabas con tanta insistencia? Espero que no fuera únicamente por un autógrafo- dijo Bruce, recordando siempre no decir nada en la conversación que fuese comprometedor y que evidenciara que ya conocía al chico.

– Mi nombre es Cornelius Stirk- respondió- Y quiero que me ayudes en un proyecto.

Bruce Wayne arqueó una ceja debajo de su máscara. No le gustaba como sonaba aquello. Para nada.

– ¿En qué?- respondió Batman tajantemente.

La respuesta de Stirk fue inmediata. Sacó un enorme cuchillo y se abalanzó contra el Caballero Oscuro.


REFERENCIAS A NÚMEROS ATRASADOS

1.- ¿No habréis cometido la osadía de perderos el cruce con la Supergirl de AT, verdad? Mirad que podría enfadarme…

2.- Idem de idem.

3.- Si, es de obligada lectura ese crossover.

4.- Mirad por donde, esto ocurrió a lo largo de la serie de Batman: La Leyenda.

5.- Ya que la muy le renegó a Vicky en el número anterior por empezar una relación con Bruce.


CORREO LEGENDARIO

Un cambio más del que quiero hablaros, es que ya no incluiré la sección de correo en estos relatos, ya que ha quedado obsoleto con el nuevo formato de la web, en el que podéis dejar los comentarios en la misma ubicación donde leéis los relatos, de incluir aquí también las cartas, la cosa quedaría redundante.

Sed felices y sobretodo, buenos.

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One Response to Batman: La leyenda #16

  1. Tomas Sendarrubias says:

    Ostias, Stirk. Que tío más desagradable. ¡Buena memoria para los malos, David!

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