Lobezno #113

Una furia de la naturaleza, un samurai frustrado, un agente secreto, un superhéroe. Sea lo que sea, Lobezno es el mejor en lo que hace.

#113 – La saga de la Flecha Negra VII
Asedios y misterios

Por Luis Capote


Fecha de publicación: Mes 172 – 8/12


Portada: Lobezno de uniforme, visto desde arriba. A su derecha, las siluetas de un joven y un niño. A su izquierda, la de un hombre un poco grueso que lleva un gran maletín. Ahora son todos identificables. El niño es Conan Edogawa; el joven, su amigo Hattori Hanzo. El hombre grueso no es otro que Gill Grissom, cargando su maletín del laboratorio criminalístico. A sus pies, un puñado de asesinos de la Mano yace derrotado.


No era la primera vez que Logan volvía al castillo Yashida desde la muerte de Mariko. Sin embargo, cada vez le resultaba más agobiante encontrarse en la mansión ancestral del clan. Su mente evocaba los recuerdos del amor perdido con total claridad. La extraña experiencia vivida tras la cual había recuperado su aspecto había reabierto aquella herida que siempre estaba mal cerrada. Lobezno añoraba a su amor perdido y sus sentidos aumentados se conjuraban con sus recuerdos para jugarle malas pasadas. Mientras se acomodaba en el aposento de honor que le habían preparado casi lamentó que la memoria de la difunta líder del clan Yashida no fuera algo tan lejano como su esquivo pasado.

El panel corredizo se deslió suavemente para dejar paso a una miembro del servicio del castillo que portaba una bandeja con refrescos. Tras ella entró Shiro Yoshida.

-Logan san ¿puedo pasar?

-Adelante, Shiro san -respondió el canadiense con idéntica cortesía-. Después de todo tú eres el anfitrión de esta pequeña fiesta.

-Eres el viudo de la difunta líder del clan. Puede que los votos no fueran pronunciados formalmente, pero Mariko los honró y los Yashida respetan ese lazo, en consideración al profundo sentido del honor de mi prima y en reverencia a tu valor, Lobezno.

Shiro indicó a la joven criada con una mirada que podía retirarse.

-Curiosa manera de honrarla -dijo Logan escondiendo sus sentimientos tras una máscara huraña-. Tomando como sucesor al Samurái de Plata.

-Kenuchío Harada es hijo natural de padre de Mariko, Lord Shingen, y algunos pensaron que su condición de varón y su pasado guerrero serían adecuados, pero sigue actuando como el perro faldero de otro. Varios miembros del clan están pensando en su sustitución. Opinan que el campeón de Lady Mariko es el líder más digno.

La forma en la que Fuego Solar había expuesto aquella oferta había tomado a Lobezno por sorpresa. Esta vez no pudo enmascarar sus emociones y su rostro expresó la incredulidad combinada con el hecho de que le hubieran pillado con la guardia baja.

-Si no te conociera, Shiro, diría que has estado empinando el codo de mala manera. ¿Un gaijin al frente del principal clan de Japón? ¿A qué genio se le ha ocurrido proponerlo?

-A mí, Logan -respondió Yoshida sin atisbo alguno de emoción.

-¿A ti? Me pregunto qué diría Chuck (1).

-Mariko era una persona excepcional en muchos aspectos. Siempre dijo que tú simbolizabas los ideales del clan. Eres el guerrero ejemplar y sobre todo un hombre de honor.

Logan no contestó. De repente sintió en su corazón la opresión angustiosa de la pérdida. El hogar ancestral del clan, el lugar de su caída, su triunfo y su despedida, el recuerdo del sacrificio supremo en nombre del honor de los Yashida. Mariko había arriesgado gustosamente y había pagado el precio de una familia desvinculada del crimen organizado. Él, su viudo, sintió el impulso de cumplir con la misión de defender su legado. El sueño que les hubiera permitido estar juntos… sin ella.

-Shiro, no creo que mi presencia aquí sea el resultado de un truco para venderme esta moto. Ahora otro asunto tiene prioridad.

-Logan, no hay ningún ardid y precisamente por ello quería hablar contigo aquí y ahora, antes de que nos reunamos con los otros.

-¿Otros? ¿Otros qué? Empiezo a perder la paciencia que nunca he tenido, otra buena señal de que no sería un buen dueño para este chabolo.

-Dejemos pues los asuntos del clan. Los otros a los que me refiero son varios detectives privados y un criminalista que llegó ayer desde París. Su presencia viene motivada por la misma causa que te ha sacado de Westchester.

-¿Se ha cometido un asesinato con una flecha negra?

-No, pero se cometerá.


Mientras, un piso franco ubicado en un popular barrio de Londres había sido temporalmente cedido por el MI:6 para acoger la visita de un retirado Dennis Nayland Smith. Su viejo camarada el Doctor Petrie también había sido convocado. Un asunto oficial era una buena excusa para ver a viejos amigos. Allí estaban Clive Reston y Black Jack Tarr, que charlaban animadamente mientras Miss Neville se mantenía a distancia de ambos, acomodando a Sir Dennis. Cuando Reston y Tarr se acercaron la joven abandonó la improvisada sala de reuniones.

-Sir Dennis, celebro volver a verle -dijo Clive.

-Yo también a vosotros, malditos desagradecidos. Reston ¿cuándo vas a disculparte con Miss Neville?

-No… creo que éste sea el momento, Sir Dennis.

-Clive, ojalá te parecieras menos a tu padre y más a tu tío abuelo en asuntos de esta naturaleza. Ya hablaremos….

-Sir Dennis -terció un Tarr al rescate- aquí tiene los últimos informes -dijo mientras le tendía varios folios impresos.- Indican la realización de reuniones secretas en Nepal, Afganistán y últimamente Japón. Se convoca al antiguo Si-fan.

-¿Y Fah Lo Sue?

-Apartada del asunto. La nueva administración no se fía de ella y no se les puede reprochar.

-La hija de Fu Manchú, la sospechosa obvia, pero si no fuera ella ¿quién?

-¿Alguno de los lugartenientes del viejo Fu? -intervino Reston, más que ansioso por abandonar el asunto de Miss Neville.

-Ninguno con el poder o el carisma de imponerse a los otros. Nuestros topos en sus organizaciones indican que ellos están tan sorprendidos como nosotros -respondió Tarr con un tono mucho más dubitativo de su afirmación.

-Como decía mi tío abuelo -dijo entonces Reston- eliminado lo posible lo imposible, por improbable que parezca, es lo que queda. ¿Pudo el viejo Fu…?

-No hay pruebas que indiquen que ha burlado a la muerte -respondió Nayland Smith en tono cansado- pero es una opción que no debemos descartar. La habilidad de escapar de la parca parece ser innata en Fu Manchú, pero su hipotética presencia no aporta más sentido a estos datos. Una organización del siglo XIX en pleno siglo XXI… Debemos hablar con Fah Lo Sue.

-¿Es eso sensato? -preguntó Tarr-. Aunque haya estado de nuestro lado últimamente sigue siendo la hija del viejo Fu.

-También fue la última persona que osó convocar al Si-fan original -respondió Nayland Smith.

-Bien -dijo con un suspiro Black Jack Tarr-. Contactaremos con ella, aunque no me guste la idea.


De vuelta en Japón, Logan y Shiro se reunieron con Harada y Megure en la sala de audiencias de la fortaleza Yashida. Lobezno apartó cualquier evocación del pasado observando a las personas allí reunidas. El Samurái de Plata había intentado recuperar el ceremonial de los tiempos de Shingen que Mariko había dejado de lado. Logan pensó en la parábola pedestre de quien se compraba un gran automóvil para compensar otras carencias y jugueteó con la idea de fumarse un puro allí mismo. Sin embargo, respetaba aquella habitación por lo que representaba. Miró a Shiro, que le devolvió una mirada cómplice. Sospechó que si Fuego Solar fuera menos estirado le habría espetado un «te lo dije». Ignoró el propósito del mutante nipón y se concentró en el inspector Megure, que venía hacia ellos.

-Celebro verle, Lobezno san. Le indicaré quiénes son los restantes invitados. A su izquierda están Kogoro Mouri, investigador privado, su hija Ran y su protegido, el pequeño Conan Edogawa. A su derecha está el criminalista americano Gill Grissom. Da clases en París. Con él está hablando Heiji Hattori, un detective un tanto precoz. Junto a ellos está el profesor Gennosuke Yumi, en representación de un consorcio de entidades especializadas en investigaciones científicas.

-Curiosa mezcla -respondió Logan-. Pero sigo sin ver la relación.

-Ahora la verá. De hecho, llega justo por aquí -dijo el inspector, señalando a la pareja que se aproximaba. Un anciano en silla de ruedas, la cual era empujada por un hombre de una edad que bien pudieran ser tanto los cuarenta como los cincuenta.

-Ieyasu Nakata -dijo Megure- Industrial, filántropo y la víctima que estaba buscando.


1.- Fuego Solar se enfrentó a la Patrulla-X como símbolo de un nacionalismo japonés que no olvidaba lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki. La historia tuvo lugar en La imposible Patrulla-X nº 64. El comentario de Logan no está pues, exento de cierta lógica.


GARRAS Y AULLIDOS

Pues volvemos por aquí después de demasiado tiempo de separación. Es grato volver y prometo darle un final a la historia. Faltaría más.

Tagged , . Bookmark the permalink.

One Response to Lobezno #113

  1. ibaita says:

    No sé si es buen momento para engancharme, en mitad de la saga, pero siempre me han gustado las historias japonesas de Logan, y ésta promete. Curiosa reunión de personajes.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *