EuroCorps #4

Frente a la incesante invasión de supervillanos que está sufriendo Europa, ésta necesita un supergrupo que pueda combatir esos ataques. Para ello se crea el primer supergrupo europeo. ¡EUROCORPS!

#4 – ¡Al rescate!
Por Jorge Cantero


Fecha de publicación: Mes 28 – 8/00


– ¿Que tienes una qué?

– No sabía que fueras sordo además de corto mental. Una hija. De un añito. Se llama Jennifer.

Nadie diría que hace unas horas se acababan de enfrentar a Diablo. En lugar de eso, después de la lucha, las palabras de Molly Fitzgerald, también conocida como Trébol, les había hecho olvidarse de todo el cansancio. Incluso Oliver Schulz (Guerra Relámpago), que hace un momento estaba recuperándose después de haber sido poseído por el ser conocido como Zzzax, ahora atrapado en uno de los relámpagos de Zeus que Artemisa llevaba consigo1. Todos, a excepción de Artemisa y Cristal, estaban sorprendidos.

– Pero, ¿por qué no me lo… no se lo dijiste a nadie? – preguntó un contrariado Peregrino

– Bueno, a mí me lo dijo – matizó Cristal.

– ¿Sí?

– Sí, Pietro. Nosotras decidimos que ya que teníamos que trabajar juntas lo mejor era conocernos mejor y hacernos buenas amigas.

Mercurio emitió un gruñido y se calló. Era inútil seguir con una batalla perdida.

– Pero… ¿Por qué no me dijiste que tenía un hijo? – se decidió a decir por fin Peregrino. Ahora sí que todos quedaron totalmente sorprendidos.

– ¿Que tenías? ¿De dónde has sacado esa idea?

– Pues de la manera en que me has estado tratando ¿Qué otra razón tendrías?

– ¿Te parece poca razón el que me dejases tirada como lo hiciste para que te odie? ¿O pensabas que diría «Uy mira, uno de mis nuevos compañeros es el cabrón con el que salí durante varios meses y que cuando se cansó de mí me dejo tirada sin dejarme mensaje alguno. Pero no le guardo rencor, le perdonaré. Y quien sabe, quizá me deje salir con él otra vez»? Pues vete bajándote de tu nube.

– ¡Yo no te dejé colgada!…Bueno, puede que sí, pero tenía mis razones.

– Razones que nunca te molestarte en decirme.

– Bueno, será mejor dejar este asunto de tu hija en paz, Molly. No es bueno para el grupo ver a dos miembros enfrentados…

– Chére, gracias…

– …Pero una vez lleguemos a casa podrás machacarle lo que quieras…

– …Por nada. Pero si no soy el padre, ¿quien es el afortunado?

– Bueno, poco después de que me dejaras conocí a otro chico. Se llamaba Roger, y fue un flechazo a primera vista. Salimos durante varios meses hasta que descubrí que estaba embarazada. Cuando se lo dije me contestó que no pasaba nada, que él me ayudaría en todo momento. Esa fue la última vez que le vi. Desapareció como si nunca hubiera existido. Tuve que ocuparme de todo yo sola, y si no fuera por la ayuda de mi compañera de cuarto no lo hubiera conseguido. Unos meses después del parto conseguí recuperar el puesto de profesora que había dejado tiempo atrás y continúe con mi vida.

– Oh, lo siento, no lo sabía…

– Claro, decidiste olvidarte de mí. Es normal que no lo supieras. Es taaaan comprensible que no lo supieras.

– Ya vale – decidió cortar Peregrino – De acuerdo, tienes razón, lo menos que puedo hacer es conseguirte una niñera para tu hija también.

– Justo, es lo mínimo. Y puedes tener muy clarito que no va a ser lo único que vas a tener que hacer por mí.

Una llamada de radio les hizo callar definitivamente. Era Mike Sneider.

– Bueno, chicos, según parece la misión ha sido un éxito.

– ¿Esperabas menos de nosotros? – bromeó Peregrino

– No, porque si fallabais os despedíamos – le devolvió la pelota Mike – Pero será mejor que descanséis. Mañana volvéis de misión.

– ¿Cómo? ¿Mañana?

– Lo siento, pero el asunto es muy importante. Nos vemos mañana.

– Desde luego no nos podemos quejar de trabajo – bromeó Trébol.


En la costa de Creta no es que fuera muy común precisamente que llegara gente salida del mar totalmente desnudas. Menos aún vivas. Pero hoy era uno de esos días. Un pescador fue el que lo descubrió. Pese a estar en un estado lamentable, el pobre diablo luchaba por llegar a la orilla. Cuando el pescador se acerco para ayudarle a salir, pudo oír al hombre hablar. Era apenas un murmullo, una simple palabra:

– Itaca


Guerra Relámpago llegó a su casa. La verdad es que no sabía que decirle a sus padres. Este iba a ser el primer fin de semana que iba a estar con ellos después de mucho tiempo y ahora tenía que ir de misión. Y lo peor de todo es que no tenía excusa alguna que decir. No era bueno para eso, y menos si era a sus padres. Por esa razón, cuando su madre abrió la puerta y le saludó con esa cara de inmensa felicidad se le hizo un nudo en la garganta. Aunque afortunadamente para él, la razón de ello no era la que pensaba.

– Pasa hijo mío pasa.

– ¿Q-qué tal mamá?

– Muy orgullosa de ti.

– ¿De mí? ¿Por qué?

– Acabamos de recibir una llamada del gobierno diciendo que te necesitan este fin de semana para hablar contigo. Es sobre el proyecto en el que te apuntaste. Según parece les has sorprendido mucho y desean seguir contando contigo. ¡Estoy tan orgullosa!

Bueno, después de todo no tuvo que hacer nada, les mintieron por él. Aún así, no le gustaba la sensación que tenía. Y no solo porque estaba engañando a sus padres, sino porque se había dado cuenta que si querían podían acabar con toda su vida normal de un plumazo, y eso no le gustaba en absoluto.


Al día siguiente a primera hora de la mañana tenía lugar la reunión del grupo. En ella se pudo descubrir algo más de Pilar Serrano: era puntual como un reloj. Una razón más, según Mercurio, para odiarla todavía más. Y sin saludos previos empezó a hablar de la misión:

– Hace una semana recibimos varias llamadas de radioaficionados avisándonos sobre unos mensajes de socorro… Nosotros no les hicimos mucho caso hasta que comprobamos que todas decían más o menos lo mismo y nombraban a dos personas. Una de ellas era Bill Foster, un conocido científico que trabajo con Henry Pym en más de una ocasión2 y que alguno de vosotros – dirigiéndose a Mercurio y Cristal – probablemente conoceréis. El otro es Arnim Zola.

Trébol sintió como una punzada por todo el cuerpo. Cristal notó la reacción de Molly y no pudo evitar preguntarle.

– ¿Qué te pasa? ¿Le conoces de algo?

– Ocurrió poco después de haber dejado de ser superheroína la primera vez. Su padre…

– ¿Quién te da permiso para hablar de mi vida con otro delante mío? – dijo una mosqueada Trébol a Peregrino – Ya vale con que mi padre haya revelado mi identidad y quien sabe qué más al gobierno como para que vayas tú contando mi vida por ahí.

Pilar decidió que ya estaba bien de comentarios – El caso es que debéis ir a un castillo en Transia donde según el mensaje es donde está cautivo el Doctor Foster. Cualquier cosa que planee Zola nunca será buena. Es un tipo al que no se le puede dejar libre o puede causar un caos, por eso es prioritario el rescate de Bill Foster y la captura de Zola. Así que id preparandoos que os vais ahora mismo.


Creo que he entendido mal. Me parece haberte oído que tenía que cuidar a un niño.

– Y has entendido mal…

– Menos mal.

– Son dos los que tienes que cuidar. Dos niñas para ser exactos. Una de unos 4 años y otra de 14 meses.

– ¡Yo no puedo cuidar a dos pequeños monstruos! ¡Jamas! ¡Por dios, he sido agente de SHIELD. No puedo degradarme a ser una simple niñera! – dijo una más que mosqueada Ursula.

Franck Racine había decidido esperar a esa mañana par darle a Ursula la sorpresa de su «nuevo trabajo» a una distancia prudencial.

– Chére, me temo que no tienes otra opción. Además, ya veras como te gusta.

– ¡Mi deuda contigo no basta para hacerme esto!

– No te pongas así, te pones tan guapa cuando te enfadas. Casi tanto como esas encantadoras niñas que vas a cuidar.

– Pero serás %$&%$&. Te voy a matar $·%$·% de ·»$·»$…

Peregrino colgó el teléfono. Definitivamente se lo tomó mejor de lo que pensaba.


SOBREVOLANDO TRANSIA. VARIAS HORAS DESPUÉS

– ¿Estas seguro de que es este el castillo donde está Foster?

– Seguro. Recuerda que yo he vivido aquí durante años. Conozco cada palmo de este lugar. Según el mensaje, Foster estaba cautivo en un castillo. En Transia prácticamente todos los castillos son lugares turísticos y son visitados diariamente por multitud de personas. Solo hay unos pocos castillos abandonados, por cuestiones de superstición, y solo uno de ellos esta bien situado, sin montañas que lo rodee por todos lados, como para que puedan oírse alguna señal de radio procedente de él. Y es este.

– Si tú lo dices, mister «siempre tengo razón» – le soltó Trébol

– No sé si me gusta que repliques a mi marido de esa manera…

– No me negaras que siempre habla como si saliera la verdad universal de su boca ¿verdad?

– Bueno…

– Vamos ¿Qué sería de esta vida si no pudiéramos criticar a los hombres a la menor oportunidad?

– Hablando en serio ¿De qué conoces a Zola?

– Bueno… Es una larga historia. La cuestión empieza con mi padre. Siempre me odió por haber recibido el «don» en lugar de mi hermano. Yo lo soporté como pude hasta la muerte de mi madre; fue entonces cuando decidí marcharme de casa. Pocos años después mi hermano murió en un atentado del Ira, del que era activista. Mi padre me culpó a mí, cuando en realidad simplemente pasó lo que tenía que pasar; mi hermano era como mi padre, vivía por la violencia, y por ella murió. Pero mi padre no lo veía así, y en un ataque de locura decidió que yo no debería tener esos poderes, así que contrato a Zola para que me capturada y experimentara conmigo para intentar quitármelos aún a costa de mi vida. Pero la cosa salió mal y conseguí librarme de Zola. Cuando creía que todo había acabado mi padre apareció delante de mí con una pistola dispuesto a pegarme un tiro. Yo le pedí que no lo hiciera pero no me hizo caso y disparó. La pistola exploto y la metralla se le clavo en la cabeza acabando con su vida3.

– Oh, de verdad que lo siento, no lo sabía…

– Tranquila, no te preocupes. Yo no lo hago. Me odiaba, y aunque intentaba no hacerlo con todas mis fuerzas yo lo odié también. Todo lo que me queda es desprecio hacia él.

– ¿Y tu madre?

– Murió varios años antes de todo eso. Era la única persona en casa que realmente me quería. Mi padre solo tenía amor para mi hermano y mi hermano solo lo tenía para la violencia, que resultó ser un amante cruel. Si aguanté en casa tanto tiempo fue por mi madre. La pobre parecía estar ciega cuando se hablaba sobre mi padre, pese a que estoy segura de que la pegaba constantemente y de que gran parte de la culpa de su muerte fue suya. Y antes de que lo preguntes; no, no tengo más familiares. Estoy lo que se dice sola.

– Ahora ya no lo estas – apuntó un Guerra Relámpago que había escuchado gran parte de la conversación.

– No me digas que has estado cotilleando nuestra conversación. ¿No te da vergüenza?

– Lo siento- dijo avergonzado – pero no lo pude evitar. Estaba aburrido y…

– Ya, ya. ¿No te han dicho tus padres nada sobre escuchar conversaciones ajenas?

– Te juro que lo siento. Es que empecé a oírte hablar de la muerte de tu padre y me vinieron cosas a la memoria.

– ¿Tú padre murió también?

– Y mi madre. En realidad nunca llegué a conocerlos. Fui adoptado cuando apenas tenía 6 meses.

– Vaya – dijo una cortada Trébol.

– Oh, no pasa nada. Consideró a mis padres adoptivos como mis verdaderos padres. Me han educado bien y nunca me han ocultado nada sobre que era adoptado. Los quiero mucho.

El silencio se hizo entre ellos.

– Pero no mientas – dijo Trébol de repente – lo que pensabas en realidad cuando estuviste escuchándonos fue que te gustaría que fuera Cristal la que estuviera sola para «consolarla».

– Eh, no…¡No! ¿Cómo puedes pensar eso? Y-Yo… Cristal… ¡Es falso! Te lo aseguro… B-bueno, mejor me voy – y se fue hasta el otro extremo de la nave, ante los fútiles intentos de Molly y Cristal por evitar reírse.

– ¿Por qué lo has pinchado de esa manera? – preguntó una Cristal que apenas podía contener la risa.

– Entiéndelo, había metido la pata y tenía que solucionarlo.

– ¿Seguro que lo has solucionado así?

– Bueno, por lo menos nos hemos reído.

– Pues espero que no tengas que solucionar ninguna metedura de pata a mi costa.

Y ya no pudieron evitar las risas.


– Vamos muchacho, con tranquilidad, cuéntanos lo que has visto.

El policía intentaba tranquilizar al joven guarda de seguridad. El de él era su segundo mes de trabajo y después de lo que le había pasado seguramente sería el último.

– Verá señor, yo estaba en mi puesto vigilando, cuando oí un ruido en la sala de tecnología. En ese momento no pude ver nada, pero cuando me acerqué vi una gran sombra. Yo me sobresalté, y en ese momento oí un ruido a mi espalda, y poco después me golpearon y caí inconsciente.

– Pero pudo verlos antes de caer del todo inconsciente.

– Sí, y verá señor, estoy seguro de que eran monos.


– Bien, ya estamos aquí. Ahora ¿Donde vamos a encontrar a ese tipo? Porque no me parece que lo vayamos a encontrar en la entrada dándonos la bienvenida.

– Quien sabe, quizás nos este viendo por alguna cámara escondida.

El grupo había llegado al castillo que Pietro les había dicho y habían aterrizado a 400 metros. La entrada parecía estar silenciosa, muy silenciosa.

– Lo más seguro es que haya dentro alguna entrada secreta a una mazmorra o algo así – sugirió Guerra relámpago.

– Muy bien chico, pero ¿cómo la vamos a encontrar?

– Yo lo haré – dijo Artemisa de pronto.

– ¿Tú?

– Yo. Soy amazona. Soy experta en buscar guaridas escondidas.

– Ah, ya me imaginaba que para cazar ciervos tienes que buscar entradas secretas y pasadizos en las casas y castillos, – se burló Peregrino – y para entrar en mi casa no necesitas encontrar ninguna guarida…

– Yo soy cazadora de animales… y de hombres.

– … Y te aseguro que no es para lo que a ti te gustaría precisamente – susurró Trébol a un Peregrino que había captado a la primera el sentido que le había dado Artemisa a la frase – Ahora te darás cuenta que no tienes ninguna posibilidad con ella ¿verdad?.

– Ya sabes que me gustan los desafíos, chére.

– Y saltar de un puente sin cuerda por lo que veo. Tú mismo. Luego no vengas lamentándote… si te quedan cuerdas vocales con las que hacerlo, claro está.

Artemisa empezó a moverse, lo que hizo que Trébol y Peregrino dejaran su conversación y se pusieran a seguirla junto con los demás. Iba despacio, mirando fijamente todos los rincones de las salas por las que iban pasando, hasta que en un determinado momento se paró. Se acercó a una chimenea que allí había y la examinó cuidadosamente.

– Ahí esta – dijo señalando la chimenea.

– Oh, sí – dijo Mercurio – tú has visto demasiadas películas medievales. Porque en las películas los pasadizos estén en las chimeneas no significa que…

Artemisa se apoyo en una de las paredes de la chimenea y empujó. La pared se movió sin dificultad dejando al descubierto un oscuro pasadizo.

– Iba a decirte algo sobre los dioses y lo difícil que debían que tenerlo para ver la televisión pero creo que no hace falta ¿verdad? – se burló Trébol.

– Oh, cállate y vamos a rescatar a Foster de una vez.

Los seis siguieron el camino del pasadizo. No paso mucho tiempo antes de llegar a unas escaleras que llevaban bastante abajo (de hecho no se veía donde acababan). Las bajaron y ante ellos apareció una enorme sala bastante tétrica. Estaba llena de polvo y telarañas. A los lados había celdas, algunas con cadáveres que parecían recientes. Y por supuesto también estaba la sala de torturas, con todos los artilugios típicos, oxidados, eso sí. No cabía la menor duda de qué lugar era ese.

– Hay alguien allí – dijo Artemisa señalando al fondo.

– ¿De verdad? ¿Y cómo lo ves? Yo apenas puedo ver nada – dijo un sorprendido Guerra Relámpago.

– Pietro, no te lances y espera. No sabemos quien o qué puede estar allí – dijo Cristal adivinando las intenciones de Mercurio.

Los seis se acercaron juntos hasta el lugar donde había señalado Artemisa. Efectivamente había alguien. Dos personas para ser exactos; uno era Bill Foster, aquel a quien habían venido a rescatar. Estaba inconsciente y se podían ver claramente las señales de tortura. La otra persona era alguien inesperado, alguien que provoco que de la boca de Mercurio saliera una palabra disparada de su boca:

– ¡Escarabajo!


Zola lo estaba viendo todo desde sus pantallas. Cuando vio la cara de sorpresa y odio de Mercurio sonrió.

– Todo va como yo esperaba. Ahora, que empiece la función.


La verdad es que no sabía como había llegado allí. Y realmente no estaba seguro de por qué estaba allí. Zola le había contratado para robar una información sobre rayos gamma y él había cumplido, pero el tipo le pareció oportuno decirle que no le iba a pagar por su trabajo y desapareció. Pero esta vez no iba a dejarse engañar así. Le siguió la pista y llegó hasta el castillo en Transia. Y una vez dentro descubrió a ese tipo. Estaba malherido, pero pese a que una parte de él le decía que debía dejarlo allí, al final no pudo hacerlo. Quizá fuera que el haber estado por una vez en el lado de los ángeles y ver que no le había ido mal le había afectado más de lo que pensaba4, pero en todo caso ayudo al pobre tipo, que resultó ser un doctor llamado Bill Foster, a curar sus heridas. A decir verdad de su alianza con Zola sí había sacado algo de provecho: le había hecho alguna mejora importante en su equipo como sensores y equipo de almacenamieno de datos, perfecto para la misión que le había mandado. Y con ellos y sus conocimientos médicos consiguió curar las heridas, por otra parte ninguna especialmente graves, del doctor Foster. Y cuando parecía que ya estaba recuperándose aparecen esos. «Perfecto» – pensó irónicamente – «simplemente perfecto. Esto me pasa por hacer de boy scout»

Mercurio no se lo pensó dos veces y se lanzó hacia él a supervelocidad. Esperaba pillar por sorpresa al Escarabajo, pero este reaccionó a una velocidad inusitada y le lanzó un rayo de fuerza justo en su camino, y apenas pudo girar para evitarlo. Esa fue la señal que provocó la reacción del resto del grupo. Guerra Relámpago le lanzó un rayo eléctrico, pero no pareció afectarle. Cristal mientras tanto utilizó sus poderes sobre el viento para atraer suavemente a Bill Foster hasta ella. Halcón Peregrino y Trébol se movían alrededor del Escarabajo con la intención de distraer su atención de los demás; algo les decía que sus habilidades no servirían contra él. Artemisa simplemente cogió una flecha tranquilamente de su carcaj y la colocó cuidadosamente en el arco, lo tensó y la lanzó con precisión en dirección al Escarabajo, dando en el blanco, a pesar de los vaivenes de los demás alrededor de este, que causaba que se interpusiesen constantemente en su punto de mira, lo cual dificultaba aún más el blanco. La flecha atravesó la armadura del Escarabajo de un lado del hombro izquierdo al otro. Afortunadamente para el Escarabajo, no le atravesó la parte del hombro de la armadura que no tenía ninguna parte suya del cuerpo, por lo que se pudo sacar la flecha como si nada.

Cristal intentaba hablar con un semiconsciente Foster, que a duras penas podía decir nada.

– N-no le hagáis nada.

– ¿Cómo dices?

– El no tiene nada que ver con lo que me ha pasado. Él me ayudó.

– ¿De verdad?

– Te lo aseguro, e-él me ha curado y me ha estado ayudando hasta que aparecisteis vosotros.

Cristal actuó rápido y creó una barrera de fuego entre el Escarabajo y sus compañeros.

– ¿Por qué has hecho eso? – inquirió Mercurio

– Porque nos hemos precipitado. Él no es el enemigo.

– ¿Cómo que no? Igual es que nunca has oído hablar de él. Se llama el Escarabajo y es un «conocido» villano.

– Ya sé quién es, pero creo que esta de nuestro lado. Ayudo a Foster. Además, recuerdo haber leído no hace mucho en el Globe que ayudó a Spiderman y a SHIELD a capturar a Misterio5.

– Sí, lo leí, pero su historial de delitos…

– Un momento ¿y tú como sabes todo eso? – le preguntó Peregrino

– Lo leí en los archivos de los Vengadores – le cortó Mercurio – Cuando me tocaba guardia en la mansión me aburría enormemente, así que me ponía a leer los archivos. Y como mi velocidad de lectura es todo menos lenta no tardé mucho en leérmelos todos.

– Siempre tan modesto – se burló Trébol – pero si ese Escarabajo no tiene nada que ver con la captura de Foster y no esta aliado con Zola ¿Donde esta él entonces?

– Ah, mein freund, no te preocupes, te voy a despejar las dudas – dijo una voz a su espalda. Era Zola, que acababa de aparecer descendiendo por una apertura del techo y no venía solo. – Como os estaréis imaginando os he estado vigilando todo el tiempo, pero ya es hora de que empiece mi pequeño experimento. Mis compañeros – dirigiéndose a las cuatro figuras que tenía a su espalda – han sido transformados por mí para este proyecto científico, y ya va siendo el momento de que demuestren su potencial.

– Bueno, al final si que había una cámara a la entrada – murmuró Trébol – Espero que al menos salga mi lado bueno.


1.- Como resumen del episodio anterior no está mal ¿verdad?

2.- Por ejemplo en Avengers Vol.1 # 363 (Grandes sagas Marvel: Los Vengadores #1 Forum)

3.- Resumen de lo contado en Marvel Comics Presents Vol.1 #24 (Hulka Vol.1 #5 Forum)

4.- En El Asombroso Hombre Araña #420 (Marveltopía)

5.- Vuelta a recordar el número de antes


EN EL PRÓXIMO NÚMERO: Eurocorps Vs. Conejillos de indias de Zola. ¡Se admiten apuestas!


EUROBASE

Hola. Para quién le interese, hoy el escritor de estos relatos no se encargará de responder el correo. Una servidora, Pilar Serrano, encargada de dirigir este grupo junto a mis otros dos colegas Giuseppe Mussi y Mike Schneider. La razón de esto es que no nos fiamos… bueno, no me fío de la capacidad de este escritor del tres al cuarto (¿de donde lo habrán sacado?) para responder correctamente a las posibles preguntas de los lectores. Así que, sin más preámbulos, vayamos al grano.

Sorprendentemente ha habido una carta. La ha enviado Xumer, que por lo que Jorge me dice que es escritor también de varias series: Factor X, X-Man y el Hombre de Hielo.

Estaba dudando enviaros un mail cuando iba casi por el final de vuestro ultimo numero…

No se duda. Se envía. Punto.

Y entonces me salís con lo de Jesús Gil y Gil. Demasiado…

Esa parte fue escrito en colaboración con Alejandro García (Caballero Luna, Masacre, Nuevos Guerreros), así que, aunque ya le gustaría a él, el mérito no es único suyo.

Que conste que vuestra ultima historia me ha impresionado, y mucho, se por experiencia lo difícil que es hacer una serie (llevo X-Man o como insisten en llamarle «Hombre-X») y en el ultimo numero habéis abierto una serie de cabos muy interesantes… el tema de Peregrino, el de Relámpago, y eso que no conozco a los personajes de antes… Pues eso, que os ha quedado un numero muy, muy cuco. Y sobretodo muy claro. En todo momento sabes donde está cada personaje y no hay confusiones ni ningún tipo de anarquía.

Sobre esta parte, antes de que su ego se suba más de lo que merece. En una conversación (¿Por qué las llamará él interrogatorios?) me dijo que más de un olvido los había tenido, como por ejemplo no haber dejado claro desde el primer número el odio de Trébol por Peregrino. En cuanto al desconocimiento de los personajes en este mismo número empezaras a ver un poco más sobre ellos. De hecho, el escritor me ha prometido que poco a poco sabremos más sobre ellos, de manera que os sean más familiares a partir de ahora. Más le vale…

Buen trabajo.

Se lo diré… tal vez.

Y que conste que no os envío la carta para que me devolváis el favor leyéndome (aunque no me quejare si lo hacéis) sino por que os lo habéis ganado.

Ya me encargaré de convencerle «amigablemente».

Mu rico el numero

Y con fundamento (Sí, hice un chiste ¿algún problema? Eso sí, como se lo contéis a Giussepe o a ese idiota de Mike, os ma-to. Y tened por seguro que sabré como buscaros. Tengo los medios.

PD: Me esta empezando a caer bien este Relámpago, que no decaiga.

Según Jorge, él y Trébol son los personajes que más le están gustando escribir.

Y ya esta. No hay más. Pero antes de irme, Jorge me ha pedido que os pase esta nota:


«Fe de erratas»

Me temo que he cometido un error con Diablo. Según me ha contado Peter, Diablo no fue convertido en «botones» de Tony Stark por segunda vez. Así que técnicamente toda la historia de Diablo está mal. Pero al final he encontrado una forma de solucionarlo y en un futuro, en la próxima aparición de Diablo, sabréis la verdad sobre él.

¿Qué hemos aprendido hoy niños? Que no se debe creer lo que te dicen en las news sin haberlo corroborado 🙂

Y una cosa más: siento el retraso en enviar este número. Agradezco a Peter y Carlos su compresión al saber esperar y no enviar al Azote a por mi en represalia 🙂

(Nota del editor: Decir que parte del retraso ha sido culpa mia, ya que me empeñé en que Jorge cambiara parte del número, y tardamos casi dos meses en ponernos de acuerdo. Lo siento, espero que no pase más.» Peter.)


Definitivamente he de preguntarme ¿Por qué hablan contratado a este inútil para escribir nuestras historias?

Adiós.

Pilar Serrano (o un oscuro rincón de un desequilibrado escritor. Muy triste)

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