Thor #503

Thor #503Hijo de Odín y Gea, dios del trueno, portador de Mjölnir, el martillo encantado hecho del mineral místico de Uru. Cuando Midgard o Asgard corren peligro, los cielos retumban saludando a su defensor más aguerrido.

#503 – Falta de fé I – Si te dicen que caí
Por Iñigo Ruiz de la Oña
Portada de Josito


Fecha de publicación: Mes 3 – 7/98


«Me es difícil recordar la época en que éramos felices. Recuerdas Padre cuando mi hermano y yo burlábamos a los Gigantes o que tu y yo salíamos de caza. «

«¿Cuándo se empezó a complicarse todo? ¿Porque estos últimos años no han sido más que una sucesión de ataques y calamidades? ¿Hemos de estar templando continuamente nuestro temple y coraje? ¿Cuantas pruebas mas tendremos que pasar?»

Todas estas preguntas quedaron flotando en el aire, sin respuesta, sin contestación, sin esperanza.

Odin dormía profundamente sin oír ninguna de las reflexiones que su hijo Thor decía mientras velaba su sueño. Sus camaradas vengadores habían sido muy amables permitiéndole que alojara en la mansión a su Padre, el antes omnipotente Odin. Aquí estaría a salvo de posibles represalias y el buen Jarvis cuidaría de que no volviera a beber.

«¿Señor?. Perdone que le moleste pero lleva varias horas ahí sentado y me preguntaba si le apetecería que le preparara algo de comer. Su ayuno no creo que ayude en nada a la recuperación de su padre».

La voz de Jarvis sacó de sus meditaciones a Thor. Lentamente, se levanto de la silla donde velaba el sueño de su padre y silenciosamente abandono la habitación.

«Tu voz como siempre es la voz de la verdad, fiel Jarvis. No son tiempos aptos para la autocompasión. Necesitaré reponer fuerzas si quiero encontrar a mis compañeros perdidos» Dijo Thor apoyándose cordialmente su mano en el hombro de Jarvis».

«Me he permitido prepararle su comida favorita acompañada de una ingente reserva de Hidromiel, señor». Dijo Jarvis mientras ambos se alejaban de la habitación.

«Música para mis oídos, amigo Jarvis. Música para mis oídos».


Hay lugares donde ni siquiera la luz se atreve a iluminar. Sitios donde la esperanza y la alegría nunca fueron conocidas. Rincones de la realidad que los hombres siempre han evitado recordar y apartar de sus mentes. Parajes en los que algunas conversaciones son tan naturales como el fuego en el infierno.

«Ya te dije que no eliminarías a Thor tan fácilmente»

«¿Me lo vas a recordar todos los días?»

«Si es necesario…..Acabar con esos diosecillos engreídos nunca ha sido muy difícil. Pero Thor es demasiado cabezota como para ser derrotado con simples maquinaciones»

«¿Simples maquinaciones?. Mis planes eran perfectos»

«Tu lo has dicho. Eran. Reconozco que lo de manipular el árbol de la vida tenía su gracia pero todo plan que deje a Thor vivo es un mal plan»

«Mi gran error fue mezclar a un mortal en todo ello. ¿Cuándo aprenderé a no delegar mis tareas en mortales?»

«No te sientan bien las lamentaciones. ¿Que piensas hacer para arreglar todo esto?»

«Muy fácil. Acabar con Thor. Con Thor derrotado todo lo demás vendrá rodado. Ni Norvell ni esa maldita Amora sabrán hacer nada sin su idolatrado Thor. Serán como ciegos sin bastón ni perro lazarillo»

«Acabar con Thor : ¡Qué buena idea¡ ¿Como no se nos habrá ocurrido antes?»

«No deberías hacer sarcasmos. Te hacen arrugas y te salen esas bolsas en los ojos que te afean tanto. La derrota de Thor es algo en lo que estoy trabajando ahora mismo y ya sabes que no suelo hablar a la ligera»

«Te deseo sinceramente todo el éxito que te mereces. Además ya sabes que tu triunfo es mi triunfo».

«Lo sé. Por cierto, hay algo que te quiero preguntar desde hace unos meses»

«Pregunta sin tapujos. Ya sabes que no tengo secretos para ti»

«¿Tienes que vestir siempre de verde?. Ya sabes que últimamente le he cogido cierto animadversión a ese color»

«A veces creo que nos han tomado por simples recogedores de basura». Carl Hudson se las prometía muy felices cuando hace años fue admitido en el cuerpo de Guardianes de La Bóveda. «Aventuras y fama» eran su único pensamiento el día que se enfundo por primera vez la armadura. Claro que la vida nunca es como en los anuncios. En estos tres años había realizado tantas tareas rutinarias que ya comenzaba a pensar que debería haberse quedado en las Fuerza aéreas. Por lo menos allí no tenía porque limpiar y recoger los restos de las batallas de los superhéroes locales.

«Deja de quejarte Carl y comprueba si nuestro dormido invitado sigue quieto en el campo de éxtasis» Bramó el jefe de escuadra.

Como resultado de una de las múltiples escaramuzas que se dieron durante la batalla contra Onslaught reposaba Holocausto que fue derrotado por Los Vengadores antes de la batalla final. Ya despierto luchaba inútilmente por liberarse de la prisión portátil donde esperaba ser conducido a la prisión de La bóveda..

«Tu fuerte no es escoger aliados. ¿Verdad?» Oyó en su mente.

«Quien eres?. Pregunto Holocausto mientras redoblaba el esfuerzo por liberarse.

«Digamos que eso es irrelevante en este preciso momento» – contesto burlónamente la voz- «No vengo a ofrecerte mas que tu libertad. Sin trampas ni compromisos»

«No me creo que me quieras liberar a cambio de nada. ¿Dónde esta el truco?». Contesto violentamente Holocausto.

«Ya te digo que no hay trampas. Si te vas a sentir mas a gusto creyendo que me has devuelto el favor simplemente debes hacer lo que seguramente harías si te liberaras por tus propios medios. Caos y destrucción, querido amigo. Caos y muerte. Haz honor a tu nombre».

Los Guardianes que vigilaban a Holocausto no tuvieron una sola oportunidad. Antes que pudieran reaccionar al ver como se desconectaba misteriosamente el campo de éxtasis que retenía a Holocausto, fueron desintegrados por un rayo de este quedando de ellos sólo unas pocas cenizas.

«Encefaloplanos. Vais a tener el honor de ser víctimas de Holocausto» Grito Holocausto a la multitud que horrorizada hacia todo lo posible por huir y ponerse a salvo.

No todos fueron afortunados siendo barridos por un nuevo rayo. Los gritos de pánico y dolor se apoderaron de las calles. La gente de New York había soportado la pesada carga del ataque de Onslaught durante los últimos días y ahora que pensaban que sus vidas volverían lentamente a la normalidad se veían de nuevo puestos en peligro por una nueva amenaza mortal.

Carl Hudson se incorporo del suelo comprobando que era el único Guardián que quedaba con vida en ese momento.

«Quizás sea este mi día de gloria y fama» Penso mientras descargaba sus rayos repulsores sobre la espalda de Holocausto con la intención de atraer su atención. En el tiempo que había estado inconsciente como resultado del ataque inicial de Holocausto, la calle se había convertido en un matadero. Decenas de civiles yacían muertos sobre el asfalto mientras Holocausto sin el mínimo atisbo de piedad seguía matando gente.

Holocausto no pareció sentir en un primer momento el ataque de Carl. Pero antes de que este pudiera intensificar su ataque vio como Holocausto parsimoniosamente se daba la vuelta hacia él.

«Vaya. Parece que uno de los encefaloplanos piensa que me puede molestar» Dijo Holocausto mientras levantaba su brazo dispuesto a desintegrar a Carl.

«Mas que mi día de gloría parece que va a ser el día de mi muerte». Penso Carl y cerrando los ojos se preparo a morir

De repente Holocausto cayo hacia atrás golpeado fuertemente por un objeto que velozmente y acompañado de un trueno había surgido de detrás del por el momento ileso Carl.

«Aléjate de aquí mortal, tu tiempo de luchar hoy a terminado»

Carl abrió los ojos y dirigió su mirada hacia la poderosa voz que provenía de su espalda. Allí detrás estaba Thor a cuya mano acudía su martillo después de haber tumbado a Holocausto. En la cara de Thor se reflejaba el horror al contemplar la matanza que había llevado a cabo Holocausto. Pese a que había acudido tan rápido como había podido una vez había llegado la alarma a la Mansión de Los Vengadores, no había podido evitar la masacre de Holocausto.

«¡Pero mira quien ha venido! Si es el diosecillo que necesito la ayuda de todos sus patético amigos para derrotarme. ¿Por fin te has armado de valor y has venido tu solo a luchar conmigo?» Dijo Holocausto mientras lentamente se levantaba del suelo y se quitaba los escombros del impacto de encima.

Carl que ya había conseguido apartarse de la línea de batalla vio como Tanto Thor como Holocausto cargaban el uno contra el otro violentamente. Cuando chocaron todos los cristales de los edificios adyacentes saltaron hechos añicos debido a la onda de choque.

«Eres una reliquia del pasado diosecillo» bramo Holocausto mientras de un certero golpe arrojaba a Thor contra un edifico ya medio derruido. «Es tiempo de que los nuevos dioses reclamen su puesto en la tierra. Dioses de dolor y muerte. Dioses vengativos y caóticos. Dioses como yo».

Antes de que Thor pudiera recuperarse del golpe fue alcanzado por un rayo de holocausto que volvió a tumbarlo violentamente. Pese a estar en medio de la batalla Thor no podía concentrase. Las palabras de su Padre retumbaban en su cabeza. «Quizás sea cierto que nuestro tiempo ha pasado, quizás sea cierto que sea mejor caer en el olvido».

Holocausto no daba respiro a Thor. Cogiéndole de las cadenas de su traje comenzó a voltearlo por el aire y golpearlo contra todos los objetos que encontraba en su camino.

«Mira tu ridículo aspecto diosecillo. Si tus antiguos venerados vikingos se levantarán de sus tumbas y te vieran, escupirían sobre tu cadáver. Luego los tendría que matar, claro esta» rió Holocausto

«Que vean todos los encefaloplanos el destino de sus antiguos salvadores» grito Holocausto a los testigos de la batalla, a la vez que levantaba el cuerpo de un malherido Thor por encima de sus brazos. Seguidamente lo arrojo contra una pared.

Thor intentaba incorporase para contraatacar pero había sufrido un gran castigo. Sus ropajes estaban tan destrozados como el resto de su cuerpo. La sangre brotaba abundantemente de la heridas y se sentía desfallecer. Agónicamente levanto la mirada pero su mirada no se fijo en Holocausto que lentamente se acercaba a el para rematarlo. Thor solo podía distinguir en ese momento a la gente que horrorizados contemplaban su derrota. Si el caía nadie podría evitar que todos ellos murieran. Sus vidas dependían de l y por culpa de sus dudas en la batalla, todos lo iban a pagar con sus vidas. Egoístamente había olvidado que había jurado defender a los mortales con todas sus fuerzas. No importaba que no creyeran en su divinidad, no importaba su fe. Solo importaban sus vidas. Eso había sido siempre lo que le había diferenciado de los demás dioses asgardianos.

«¿Preparado para morir, antigualla?» Dijo Holocausto mientras levantaba a un devastado Thor del suelo para rematarlo.

Holocausto lanzó su brazo rebosante de energía en un golpe mortal contra el rostro de Thor mientras con la otra mano lo sujetaba por el cuellos

«¡¡¡Suficiente!!!» grito Thor parando con su mano el golpe de brutal de Holocausto a milímetros de su cara.

Holocausto quedo petrificado ante la reacción de Thor. Ambos permanecieron inmóviles durante un breve instante. En un lucha tanto de poder como de voluntades Holocausto intentaba librase de la presa que infligía Thor sobre su brazo

«Te jactas de ser un Dios. Sea pues. Recibirás entonces un castigo adecuado a tu osadía» Pronuncio rabiosamente Thor olvidándose del daño anteriormente recibido

Dicho esto y con un violento movimiento Thor arrojo al aire a un todavía sorprendido Holocausto.

«Ven a mi, fiel Martillo» Dijo Thor dirigiéndose a su martillo encantado Mjolnir el cual reposaba en el suelo al lado de Thor.

«Que los cielos se cubran. Que acuda la tormenta a la voz de su señor. Descarga tu furia sobre aquel cuya presencia es un insulto para la Tierra. Que comience el justo castigo» Proclamo Thor ya con Mjolnir en sus manos

El cielo se oscureció y la tormenta acudió a la voz de su amo comenzando a descargar sus rabiosos rayos contra un atónito Holocausto.

La multitud comenzó a salir de sus refugios contemplando el espectáculo de rayos y truenos que castigaban a su antes verdugo.

«Eso es todo lo que puedes hacer, diosecillo» dijo Holocausto una vez terminada la salvaje descarga de rayos sobre él.

Pero el tono de su voz traicionaba sus movimientos ya que se podía apreciar claramente como sus movimientos eran dubitativos y renqueantes.

Thor viendo esto recogió rápida y fríamente las cadenas que antes de la batalla adornaban su traje hecho ahora harapos., y levantándolos comenzó a hacerlos girar sobre su cabeza a gran velocidad. Al momento, las cadenas comenzaron a cargarse de brillante energía como si contuvieran toda la furia del corazón de Thor.

Súbitamente Thor las arrojo con un grito salvaje contra Holocausto el cual no pudo hacer nada por esquivar el ataque. Las cadenas le golpearon en el pecho como una flecha serpenteante atravesando su armadura para volver a salir por su espalda.

Holocausto grito de dolor sin dar crédito la lo que estaba pasando. Se miro la cadena que lo atravesaba e intento arrancársela desesperadamente. Con su armadura tan dañada tenía que huir si quería seguir vivo pero sabía que Thor no se lo iba a poner fácil. Por primera vez en mucho tiempo, Holocausto sintió pánico.

«No te acerques, por favor» grito histéricamente Holocausto al ver a Thor acercarse rápidamente hacia donde él estaba. «Si no me dejas huir , la energía escapar de mi armadura vital matándome tanto a mi como a toda la ciudad de New York . En tu locura provocaras la muerte de todos nosotros. Hagas lo que hagas yo habré ganado»

Thor contemplo a holocausto que permanecía arrodillado ante él y sin decir palabra cogió un extremo de la cadena y la enroscó firmemente a su Martillo encantado.

«Te equivocas monstruo. Aquí solo va a ver una muerte y esa va a ser la tuya. Tus crímenes y tu osadía no quedarán sin castigo.» Dijo Thor y levantando su martillo al cielo comenzó a dirigir la energía que se escapaba de la armadura de Holocausto hacia las nubes.

«Por favor. No me mates. Soy Holocausto. No puedo morir. Soy uno de los hijos de Apocalipsis. En mi mundo era un Dios». Grito Holocausto mientras la vida se le escapaba hacia el infinito

«Hágase Justicia» Concluyo fríamente Thor y con gran estruendo todo comenzó a brillar cegando a la gente que contemplaba la batalla

Cuando el brillo disminuyo al rato solo quedaba el esqueleto frío y muerto de lo que antes había sido Holocausto. Thor reposaba de sus heridas apoyado en su martillo mientras jadeante se intentaba incorporar de nuevo. La gente cuando contemplo la victoria final de Thor comenzaron a jalearle y a lanzar gritos de alegría. No era la primera vez que Thor había salvado sus vidas, pero nunca antes habían sufrido antes tan salvaje masacre. Esta victoria de Thor les llenaba de esperanza después de los sufrimientos acontecidos en los últimos días.

Thor sonrío agradecido y después de comprobar que Holocausto estaba realmente muerto lanzo su martillo al cielo y comenzó a volar hacia la mansión de Los Vengadores.

Carl Hudson que había permanecido justo a los testigos de la batalla, levanto la vista para seguir con la mirada a aquel que le había salvado la vida y sin darse cuenta unas palabras brotaron de sus labios a modo de plegaria. «Alabado sea Thor»

Y lentamente lo que empezó con una sola voz se convirtió en un murmullo contagiándose boca en boca. «Alabado sea Thor»

Horas después Odin reposaba plácidamente en la cama cuando lentamente la puerta de su habitación se abrió permitiendo entrever un sombra que observaba fijamente el interior.

«¿Eres tu, hijo mío?» dijo el anciano despertándose levemente.

«Si Padre, soy yo» dijo Thor entrando en la habitación. Todavía conservaba alguna magulladura por la batalla con Holocausto pero eso no impedía que una cariñosa sonrisa iluminase su rostro. Iba vestido con su traje clásico que el fiel Jarvis había conservado en la mansión.

«He vuelto, Padre. Por fin he vuelto»

CONTINUARÁ

TRUENOS DE BATALLA

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