Vengadores #409

vengadores409Y llegó un día, un día distinto a los demás, en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra un enemigo común… Para combatir amenazas que ningún superhéroe podía derrotar en solitario… ¡Aquel día nacieron LOS VENGADORES!

#409 – Cronotormenta II
Conflictos y alianzas

Por Luis Capote


Fecha de publicación: Mes 78 – 10/04


La sala de reuniones de la mansión contenía una de las escenas más sorprendentes que hubieran podido imaginarse. Los Vengadores estaban sentados alrededor de la gran mesa redonda, mientras sobre ella un holograma en tres dimensiones representaba la extensión y límites de Cronópolis, la ciudad que simbolizaba el imperio de Kang el Conquistador, el corazón de su poder. La imagen estaba proyectada por un singular visitante: el propio Kang. El grupo había accedido a una alianza con él para enfrentarse a su contrapartida; como decía Thor, combatir el mal con el propio mal, pero el viajero temporal había lanzado un órdago incontestable: las vidas de la Avispa y de Iron Man. Estos pensamientos reverberaban en las mentes de los allí congregados, mientras escuchaban las disertaciones de Kang acerca del enemigo al que se iban a encontrar.

– Aquí la tenéis, vengadores: la ciudad de Cronópolis. Una ciudadela situada en entre distintas épocas. Si queremos derrotar a mi contrapartida, es necesario que sepáis a qué tenemos que enfrentarnos.

– Tu «contrapartida» como la llamas – dijo Hércules – no nos es precisamente desconocida, como tampoco lo es Cronópolis1.

– Cierto, olímpico. Pero hasta ahora, vuestras batallas han sido consecuencia de, perdonadme, se hace un poco difícil encontrar una referencia adecuada cuando estoy hablando de mi otro yo – sonrió – de los planes de Kang. Ahora se trata de tomar la iniciativa y llevar el conflicto a su terreno.

– Aún considerando la verdad en tus palabras, mortal – terció Thor – aún teniendo en cuenta los motivos por los que vamos a luchar a tu lado, no confío en esta información que vas a darnos tan libremente. Un Kang u otro, todos se hacen llamar «conquistadores». ¿No temes que utilicemos lo que vamos a saber para poner fin a tus desmanes?

– Bien pensando, dios del trueno, bien pensado. Francamente, no esperaba de ti tal grado de agudeza y sólo por esta razón voy a ser plenamente sincero contigo y con tus camaradas: no me queda otro remedio. Quiero vencer y para ello debo daros la información necesaria para que esta aventura no termine en desastre. Cuando os dije que tocaba a vuestra puerta y ponía mi vida y mis dominios en juego, no bromeaba. De lo que podáis hacer cuando esta aventura termine, si seguimos vivos ya me preocuparé a su debido tiempo y creedme, tiempo es algo que de lo que sé bastante. Ahora volvamos al mapa.

Los vengadores intercambiaron entre ellos miradas que iban de la leve sorpresa a la suspicacia. No esperaban tal salida por parte de Kang, de modo que o les estaba tomando el pelo de una forma magistral, o debía estar realmente desesperado para hacer lo que estaba haciendo. Wanda, la Bruja Escarlata, reflexionaba sobre los motivos que podían mover a un hombre como aquel a pedir ayuda a sus mayores enemigos. Ya lo había hecho una vez, por amor. A ella siempre le había sorprendido aquel detalle en un ser tan despiadado. Aquella joven, Ravonna, había hecho que Kang estuviera dispuesto a perder todo lo ganado a cambio de su amor. Amor, sentimiento irracional que nos define como humanos, siguió pensando; sentimiento que surge cuando y donde menos te lo esperas, y acabó pensando en su padre, Magneto, un hombre que había hecho demasiado al mal, tanto al mundo como a ella a Pietro, sus propios hijos. Pero también había sido capaz de amar a su esposa, Magda, e incluso a ellos mismos. Que cosa tan extraña y maravillosa era amar, siguió divagando, e inevitablemente acabó pensando en la Visión. El androide, el sintozoide que había demostrado que ser más humano que muchos que habían nacido como tales. Su historia de amor terminó abruptamente2, ahora estaba con el Hombre Maravilla, pero no había olvidado los años maravillosos de su matrimonio. El tiempo pasa, incluso para Kang, y el pasado siempre estará ahí; tocaba vivir el presente, concluyó, mientras volvía su atención al mapa virtual, no sin antes dirigir una sonrisa a Simon.

– Cronópolis, vengadores, es tanto un lugar como un momento. Mejor dicho, es una aglutinamiento organizado de momentos. Una encrucijada de caminos en el tiempo desde la que se accede a las eras que componen el imperio. Es su capital, su corazón y al mismo tiempo su ancla, ya que existe parcialmente en todas las épocas dominadas y no plenamente en ninguna.

Simon miró a Wanda y devolvió otra sonrisa, igualmente cálida. Allí estaba otra vez, el Hombre de las Maravillas, retornado nuevamente del mundo de los muertos. La parca estaría sin duda un tanto contrariada con alguien tan escurridizo como él3. Pese al tiempo transcurrido, no pudo reprimir un escalofrío al recordar las circunstancias de su regreso. Aún albergaba cierto pánico a la muerte, recuerdo de su primer regreso, pero sus experiencias al lado de los Vengadores, especialmente de los Costa Oeste, le habían convertido en un auténtico Hombre Maravilla. Nunca había tenido ocasión de reflexionar demasiado sobre el tema, pero a ratos se preguntaba si después de tanto tiempo y sobre todo, de tantos cambios, quedaba algo del joven y atribulado industrial que intentó competir con la Stark International. Su vida, sus vidas habían dado muchas vueltas: de ingeniero con ansias de revancha a lázaro resucitado en un mundo con demasiados cambios y de ahí al cine; primero como especialista y luego como estrella en la cresta de la ola. ¿Qué sería esta vez? Ciertamente, no lo sabía a ciencia cierta, pero tenía a su lado a Wanda, la mujer a la que había aprendido a amar conforme la fue conociendo y ella, bendita sea, le correspondía. Después de tantas idas y venidas, de conflictos y desencuentros, la Bruja Escarlata estaba con él. Su pensamiento fue automáticamente -curiosa palabra- a la Visión, al que también había llegado a querer como a un hermano, más incluso que a quien lo era de sangre4. ¿Qué pasaría cuando él volviera? Él y Wanda tenían un pasado juntos y aunque ella insistía en que era sólo eso, Simon se hacía esa pregunta cuando pasaba ante la galería de retratos de la mansión y sus ojos iónicos se posaban en el del sintozoide. Pero no, no iba a permitir que esas dudas formaran barreras entre él y la mujer que amaba y si eso pasaba, siempre estaría su amigo Hank, la Bestia, para ¿cómo lo decía él? «sacudirle de encima el muermo marca de la casa Williams». Sonrió otra vez y dirigió la mirada hacia su peludo compañero, que garabateaba cosas en un cuaderno con los pies mientras devoraba un buen trozo de bizcocho. Simon tuvo la seguridad de que pasara lo que pasara, Hank siempre sería su mejor amigo.

– La ciudad se halla protegida en cada sector por un importante contingente de tropas. Algunas están camufladas entre las fuerzas locales y otras actúan directamente bajo el pabellón del Conquistador. La ciudadela, sin embargo, cuenta con la protección de la guardia personal de Kang, a los que ya conocéis: los Anacronautas5. Actualmente están comandados por otra vieja conocida, Lady Terminatrix.

– Vaya, vaya – dijo para sí la Bestia, sin dejar de masticar – Como buen dictador, el otro cabeza cubo tiene bien centralizado su chiringuito. Una forma tan buena como cualquier otra de ejercer el poder omnímodo, pero si ese centro desaparecía, el resto del tinglado se vendría abajo como un castillo de naipes – sus pies hicieron un rápido escorzo de la ciudad, flanqueada por una curiosa estructura hecha de cartas de baraja- Aaaaay, creo que el hijo de Mrs McCoy está divagando nuevamente- Después de tanto tiempo, Hank seguía sintiéndose fascinado por el nivel de los acontecimientos cuando se embarcaba en una aventura con los Vengadores. Bien era cierto que como hombre-X y como defensor había acumulado vivencias como para varios tomos de aquellas memorias que pensaba escribir si llegaba a cobrar su seguro de jubilación, pero allí, una amenaza del calibre de Kang era casi parte del menú diario, y aunque el peligro de acabar mal siempre estaba allí, se sentía tranquilo al saber que el Capi había tomado una vez más las riendas. Su tocayo Hank Pym había prometido ayudarle con el tema del virus del legado y por si esto fuera poco, tenía a su buen amigo Simon de vuelta en el mundo de los vivos. ¿Se mosquearía mucho la brujita si se llevaba a Maravilloso a correr una de aquellas míticas juergas? Volvió a parar la mirada en el holograma que representaba la ciudadela de Cronópolis y repasó las palabras de Kang: una ciudad pensada para administrar un imperio centralizado en una sola persona. Tanta fuerza y al mismo tiempo tanta fragilidad. Evocó uno de sus libros favoritos, La Fundación, y pensó en Trantor, la capital de su imperio. Un planeta que controlaba veinticinco millones de mundos. Una vez desaparecido, el imperio se derrumbó. Una luz se hizo de repente en su mente y apuntó su descubrimiento en el bloc, mientras lanzaba un guiño a la Capitana Marvel, que le observaba con una expresión divertida.

– Mi intención, Vengadores – proseguía Kang – no es desencadenar una guerra abierta, sino actuar de forma puntual y precisa, atacando sólo en puntos específicos del mismo. De esta forma, podríamos abrir la puerta a la ciudadela de mi contrapartida sin desencadenar un baño de sangre.

– Eso supondría una división de nuestras fuerzas, cabeza cubo – dijo Ojo de Halcón – Además, no me trago esa preocupación tuya. Más bien creo que, pese a la necesidad que te ha llevado a tocar en nuestra puerta, quieres que no armemos demasiado estropicio en tu patio trasero. Cuanto más generalizado sea el conflicto, más dañado quedará ese imperio vuestro.

– No es un mal razonamiento, arquero. Pero como tu querido Capitán te habrá enseñado, a veces una operación de estas características resulta más eficaz que una guerra total. ¿Queréis un conflicto directo? Magnífico. Tocad a rebato y reclutad a todos los Vengadores habidos y por haber. A toda la comunidad de vuestros pares de este tiempo y esta Tierra. He sido testigo y he sufrido a partes iguales vuestro coraje, y por ello creo que podríais, podríamos llegar a vencer, pero el coste de bajas sería enorme. Además, si nos descubren, mi amigo de las flechas, tendremos un conflicto de esa magnitud.

– Supongo que lo que planteas es una táctica de comandos ¿no es así? – terció el Capitán.

– Una forma de definirlo tan buena como cualquier otra, Capitán, y así es. Hay tres puntos específicos en los que podríamos introducirnos. Exactamente aquí, en el S. IX A.C, en el S. XII D.C. y luego, a la sombra de la ciudadela, en la década de los treinta del S. XX. Los lugares son Tesalia, en Grecia; York, en Inglaterra y Timely, en los Estados Unidos. Desde esos tres puntos y a través de rutas temporales distintas, convergeríamos justo en el corazón del imperio.

– Eso supondría dividir nuestras fuerzas…

– Es lo más adecuado. Un número mayor llamaría la atención.

– Qué conveniente – bufó Ojo de Halcón.

– Bien. Lo someteremos a estudio y te informaremos, Kang.

– El tiempo corre en nuestra contra… y en la de vuestros amigos.

– Lo sé, pero no voy a llevar al grupo a una trampa. Nuestra circunstancial alianza no implica una confianza ciega.

– Tus divinos compañeros ya se han encargado de manifestar ese extremo con repetido interés.

– Pues quizá sería mejor que moderaras el tono, Conquistador. Esas veladas amenazas a la suerte de Iron Man y la Avispa no son muy inteligentes. Thor y Hércules no son precisamente célebres por su paciencia.

Kang se encogió de hombros y, dando media vuelta, salió de la sala. Durante un período que pareció eterno, todos miraron fijamente el holograma de la ciudadela hasta que Ojo de Halcón rompió el silencio.

– Dividir nuestras fuerzas y entrar en la boca del lobo. No sé vosotros, pero esto me huele a trampa.

– Yo debo decir que coincido plenamente con el amigo flechas – dijo la Bestia – Casi nos ha explicado como poner patas arriba ese imperio del que tanto se había jactado.

– ¿Y qué podemos hacer? – intervino Wanda – No podemos dejar a Tony y Jan abandonados a su suerte.

– Y no lo haremos – terció Hércules – Tal es su baza. Tenemos que entrar en la boca del lobo.

– Nadie más que yo desea encontrar a nuestros compañeros – intervino Hank Pym – Pero no les haríamos ningún favor si nos dejáramos llevar a una trampa.

– No vamos a hacerlo, Hank – respondió el Capi – Creo que todos estamos de acuerdo en el punto relativo a la alianza con Kang. A regañadientes, con reparos, pero efectivamente, tal es su baza.

– Así sea, Capitán – dijo entonces Thor – Pero confiar plenamente en esa víbora es harina de un costal bien distinto.

– Lo sé, amigo mío. Su plan me parece lógico y su conocimiento de Cronópolis supera con mucho al nuestro. Pero eso no significa que vayamos a confiar ciegamente en él. Por de pronto, los equipos los decidiremos nosotros. Thor y Hércules irán a Tesalia. Es la zona temporal más alejada de nuestro presente y si algo saliera mal, su inmortalidad les permitiría alcanzar nuestro tiempo. Halcón y Bestia irán a York. Tus conocimientos, Hank, y tu habilidad con el arco, Clint, no desentonarán mucho en plena Edad Media. Por último, Wanda, Simon y yo iremos con Kang a Timely.

– ¿Y la Capitana Marvel y yo, Capi? No pretenderás dejarnos al margen ¿verdad? – inquirió Hank Pym.

– No, Hank. En el plan de Kang, los tres grupos parecen estar aislados o, en todo caso, comunicados a través suyo. En el mío, la capacidad que tiene Mónica de viajar a velocidad lumínica le permitirá enlazar los distintos grupos, usando los pasillos temporales que dan cohesión a Cronópolis. Y tú, dado que ahora combinas las habilidades de tus identidades pasadas, vas a utilizar tu capacidad para comunicarte con los insectos y ver si podemos ir hacia una trampa.

– ¿Usar a los insectos como un ejército de espías? Es una posibilidad interesante. En tiempos la utilicé de esa forma, pero nunca imaginé que pudiera llegar a emplearla para revelar los secretos de un imperio. De todas formas, cabe la posibilidad de que Kang, el otro, haya anticipado ese movimiento. Recuerdo que en el castillo del Doctor Muerte no hay ningún tipo de insecto6.

– No creo que Kang haya podido llevar a cabo un exterminio semejante, pero si así fuera, ya nos preocuparíamos de ello en su momento. Bien, damas y caballeros: Esta noche partiremos en dirección a Cronópolis. Aprovechad el tiempo.

Todos abandonaron la sala, con la cabeza ocupada por los detalles, grandes o pequeños, que debían solventar antes de partir hacia territorio enemigo. Sin embargo, Thor y Pym se retrasaron a propósito y detuvieron al Capi.

– Disculpa, Capi – empezó Hank. Thor y yo queremos comentarte algo.

– A ver si adivino. Es sobre Tony ¿no?

– Así es, Capitán. Creo que los tres nos preguntamos la misma cosa: Si nuestro camarada está prisionero en Cronópolis ¿Quién el joven que fundó Soluciones Stark?

– Vimos caer a nuestro camarada en la batalla contra Onslaught, y a los pocos días volvió del reino de los Muertos. Conozco bien a los avatares de la muerte, y ni Hela ni Mefisto permitirían que un alma escapara de sus umbríos dominios.

– Hasta hace poco no se me había ocurrido pensar en ello – dijo el Capi – Pero el Tony que reapareció, tenía una mentalidad sumamente distinta. Llegamos a chocar por su actitud en el caso Parks7 y su actitud era agresiva. Me preocupó mucho, pero una experiencia reciente8, unida a las revelaciones de nuestro invitado, me ha hecho plantear la cuestión desde otra perspectiva: quizá la persona que está al frente de Soluciones Stark es un impostor. Clint, Wanda y Mónica ya me han hecho llegar sus impresiones en este sentido.

– ¿Y qué podemos hacer? Si nos marchamos a Cronópolis, no podemos dejar por detrás a un impostor con acceso a la tecnología creada por Tony y menos aún a la armadura del Hombre de Hierro.

– Lo sé, Hank. Wanda ha intentado contactar con James Rhodes, pero no ha habido manera. Una circunstancia muy inoportuna…

– … o muy conveniente ¿No creéis?

– Hay un viejo cuento asgardiano que se ajusta bastante a esta situación. Un guerrero está prisionero en un castillo que tiene sólo dos salidas, cada una guardada por un soldado. Una lleva a la libertad, mas la otra supone la muerte segura. Sólo puede hacer una pregunta a cada guardián, sabiendo igualmente que uno le dirá la verdad, pero que del otro sólo sacará falacias. Debemos averiguar cuál es el impostor, y eso haremos si rescatamos a nuestros caídos de las mazmorras de Kang. Y en todo caso, amigo Pym, nuestra marcha no supondría dejar indefensos a los mortales de esta esfera. Muchos han sido los que han luchado por la justicia bajo nuestro estandarte. Propongo que dejemos a algunos reservistas encargados de vigilar al vengador dorado.

– ¿Sugieres que convoquemos a la reserva, Thor?

– No, Capitán. A veces, la mejor forma de cazar a un lobo es esconder a los mastines. Convoquemos a la reserva, pero no pregonemos que lo hemos hecho. Convoquemos a aquellos con habilidades para llevar la luz a misterios como el que nos atenaza. Si nos hallamos en presencia de un impostor, la desaparición de los Vengadores puede hacer que baje su guardia y que, en su jactancia, cometa una imprudencia.

– Tu hermanastro se sorprendería, de haber estado presente, amigo mío.

– Loki puede ser taimado y artero hasta lo indecible, amigo mío, pero nunca ha sido estúpido. Algunas de sus ocurrencias son bastante industriosas, pero por desgracia, pocas se desvían de sus planes de conquista.

– Bien. Entonces os dejo al cargo de seleccionar a ese equipo de detectives. Sois los que más antigua a íntimamente conocíais a Tony.

Thor y Hank se despidieron y, cuando abrieron la puerta de la sala para abandonarla, la Bestia entró dando una pirueta y plantándose enfrente del Capi.

– Propicios días nuevamente, oh, Capitán, mi Capitán. Y jau a vosotros, rubitos que os marcháis.

– Hola de nuevo, Bestia. ¿Necesitabas algo?

– Sí y no. He estado meditando sobre las informaciones que el Cabezacubo residente ha ido desgranando acerca de la finca familiar, y se me ha ocurrido que, aparte de la Capitana y mi tocayo, podríamos utilizar un tercer sistema para burlar a los gemelos poncho verde: el plano psiónico.

– ¿Cómo?

– El plano psiónico es la autopista que los cerebritos con poderes de telepatía, telequinesia o telesfora utilizan. No está sujeto a las leyes espacio-temporales o al menos, no tan sujeto como nosotros…

– Entonces, aunque los equipos estuvieran en distintas épocas y lugares, podrían mantener el contacto casi permanente ¿Es eso?

– Así es. Sé que en nuestra banda no tenemos a gente con esas habilidades, pero en la Patrulla-X tenemos al profe, y cada uno de sus estudiantes, pasados o presentes, comparte un lazo mental con él. Puede estar más o menos inactivo, pero siempre está ahí. Podríamos aprovechar ese nexo y fortalecerlo.


No lejos de allí, Clint se encontraba en el gimnasio, revisando su arsenal. Había desmontado el carcaj, de modo que las flechas se hallaban apiladas en el suelo, mientras él se concentraba en tensar un arco bastante sencillo, y desprovisto de sus florituras habituales. La puerta se abrió a su espalda y dejó paso a la Capitana Marvel.

– Hola, Halcón ¿Estás ocupado?

– Ah, hola, Capitana. Estaba comprobando este arco. Es una versión moderna del arco galés. Ya que voy a viajar a la Edad Media, no puedo llevar un arma que pueda delatarme. Los sicarios de Kang podrían oler el café, o podría acabar en la hoguera por brujo.

– A eso venía. Fabián me ha dejado dos inductores de imágenes para ti y para la Bestia. Robin Hood y Fray Tuck ¿No es así?

– A ese peludo le iría mejor hacer de Wamba, el bufón, pero todo sea por Tony y Jan.

– El Doctor Pym… Hank, me preocupa. Tú lo conoces desde hace más tiempo que yo, Halcón. Cuando habíamos asumido la muerte de Jan, llega Kang y le hace revivir una esperanza.

– No te preocupes. Estará a la altura de las circunstancias. Siempre ha tenido madera de vengador. Puede que haya tenido momentos de flaqueza, pero ahí sigue, al pie del cañón. Y allí estaremos nosotros. Es mi amigo y no le fallaré.

– Jan se portó muy bien conmigo cuando me uní al grupo, y cuando asumí la presidencia de los Costa Este, me apoyó. Me sentiría estafada si descubriera que todo ha sido un ardid. Estafada y muy, muy furiosa.

– Te entiendo perfectamente, chica. Tony Stark avaló mi candidatura cuando no era más que un artista de circo con antecedentes penales. Si hoy estoy aquí es gracias a él. Además, todavía quiero un buen pedazo de Kang. Lo que le hizo, lo que le hizo hacerme. Quiero verle hundido. Hundido y entre rejas.

– Espero que tengas tu oportunidad, Clint. Espero que todos la tengamos. Te veré más tarde.


Un poco más tarde, en otro lugar, si es que se le puede llamar tal:

– Celebro volver a verle, Profesor Xavier, aunque no sé si es la expresión más adecuada para esta situación.

– El placer es mío, Capitán. Henry me ha planteado la situación, y creo que podría ayudarles.

– Se lo agradezco, Profesor, y espero que no suponga un problema para usted.

– No lo será. Simplemente, trazaré una red entre todos los miembros de su equipo. Sólo estará activa si alguno envía una señal mental. No es difícil y Henry les ayudará a hacerlo. Como descolgar un teléfono, si se me permite el símil.

– Gracias nuevamente. He dado orden a nuestro equipo de administración de que remita a la Patrulla-X y a los 4 Fantásticos toda la información disponible sobre Kang. Si por alguna circunstancia fracasáramos, lo mejor es que todos estén preparados para la defensa de la Tierra.

– Así se hará, Capitán. Buena suerte.

– La necesitaremos.


El tiempo pasó, y a la hora señalada, el Capitán se encontraba camino del sótano, cuando el Doctor Pym y la Bestia salieron a su encuentro, secundados por Kang y los Amos del Silencio.

– Capi, tenemos que hablar. Es acerca de Meredith McCall.

– ¿Qué sucede, Hank?

– Un signo de que nuestro problema se ha hecho más grave, Capitán – intervino Kang – Ms. McCall es la expresión palpable y palmaria de las consecuencias que la manipulación que de las líneas temporales ha llevado a cabo mi contrapartida.

– Los últimos archivos actualizados por el Hombre de Hierro indicaban que Meredith McCall había contraído matrimonio, contradicen los datos que Jarvis nos había dado, Capi – dijo la Bestia – Hemos rastreado un par de pistas y hay dos Merediths. De alguna forma, el caso de los Amos del Silencio y el nuestro están hondamente relacionados.

– Bien. Otra cosa más de la que preocuparnos. Tendremos que darnos mucha prisa. ¿Se puede hacer algo desde aquí?

– Con la inestimable ayuda de tus camaradas, Capitán, he colocado a Ms. McCall o, como sus compañeros insisten en llamarla, Kaze, en una urna especial. El campo de éxtasis la situará en animación suspendida, pero por un tiempo limitado. La naturaleza aborrece el vacío, pero igualmente detesta el exceso. Una de las dos versiones tiene que desaparecer, y por lo que se ve, le toca a la nuestra.

– Creemos, Capi – dijo entonces Hank Pym – que tiene relación con los acontecimientos que conocemos como La Encrucijada.

– Entiendo. Parece que todos los caminos acaban llevando a Roma, después de todo.

– Por esa razón, mi compañero y yo queremos unirnos a vosotros, Vengadores – dijo entonces Inazuma. Queremos luchar a vuestro lado, por la vida de nuestra camarada y la libertad de los vuestros.

– Es una petición inesperada, cuando menos. Nos vendría bien, pero habéis de saber que los Vengadores se rigen por un código muy estricto. No usamos la fuerza letal, salvo que sea inevitable.

– Tus camaradas ya nos han explicado lo esencial. Lucharemos bajo tu mando. Ambos lo juramos por nuestro honor.

– Bien. Vendréis conmigo a Timely.


Un poco más tarde, todos los Vengadores y sus dos inesperados aliados se encontraban en el viejo sótano donde Howard Stark había construido al robot Arsenal y, tiempo más tarde, la Visión había intentado dominar el mundo a través de las computadoras9. Allí había instalado Kang un improvisado portal, y los tres grupos se disponían a atravesarlo, bajo la atenta mirada de Edwin Jarvis y Fabián Stancowicz.

– Bien ¿Todos listos? La activación del triple portal comenzará en diez… nueve… ocho… siete… seis… cinco… cuatro… tres… dos… uno…. ¡Ahora!

El portal se iluminó y creó un triple haz de luz que fue tomando cohesión. Cada parte fue configurando una imagen cada vez más definida. En ese momento, los Vengadores entraron a través de ellos. Thor y Hércules al de la izquierda; la Bestia y Ojo de Halcón al del centro y el Capi, Wanda, Maravilla y los Amos del Silencio al de la derecha. La Capitana Marvel y el Doctor Pym fueron los siguientes y entraron por el del centro. Por último, Kang entró en el de la derecha. Habían penetrado en el Imperio de Cronópolis.


1.- De hecho, los Vengadores estuvieron de visita en Ciudadano Kang y en Vengadores: Terminatrix.

2.- En Vengadores Costa Oeste nº 42 a 45 las agencias de espionaje capturaron a la Visión y la destriparon, para evitar que repitiera su intento de dominar el mundo a través de los sistemas informáticos. ¡Y eso que por aquellos años no sabíamos lo que era Internet!

3.- Maese Williams ha vuelto del reino de los muertos en tres ocasiones.

4.- Algo que realmente no es muy difícil, habida cuenta de que su hermano de sangre es Eric Williams, el Segador.

5.- Los Anacronautas y los Vengadores se vieron las caras por primera vez en la saga Ciudadano Kang.

6.- Hank y Jan descubrieron que el insecticida latveriano es la mar de efectivo en Vengadores Costa Oeste nº 35.

7.- Se vio en Iron Man nº 336

8.- La carta y el legado que su amigo «muerto» le hizo llegar en Capitán América nº 458

9.- Aventuras que se vieron en Vengadores Anual nº 9 y Vengadores nº 255-256, respectivamente


VENGADORES REUNIOS

Un número de preparativos para la batalla y a partir del próximo número, ya estaremos metidos en harina. Por cierto, que todavía esperamos nombres para la nueva identidad de Hank Pym. Nos leemos en breve… creo.

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