Marvel Premiere #22 presenta… Doce #12

marvelpremiere22En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…

Marvel Premiere

logodoce

#22 – Doce XII
La Era de Acuario

Por Tomás Sendarrubias y Jose Cano


Fecha de publicación: Mes 178 – 2/13


Mes Doce, día 3.

Wakanda.

-Me duele la cabeza.

-Te buscaré una aspirina.

-Me duele ahora.

-Frank, no tenemos tiempo de esto, de verdad que no.

-Esto es Wakanda, ¿seguro que no hay nada mejor para el dolor de cabeza que una aspirina?

-Sí, seguramente haya algo mejor.

-Y una de esas chatis… he visto que me miran con deseo. Claro, me ven como el gran conquistador blanco…

-Ojalá pudiera explicarte todas las cosas incorrectas que has dicho en esa frase…

-¿Qué? Yo soy así, tío. Un hombre moderno, que dice lo que piensa…

-Y esa es la clave de la cuestión, Frank. Que no me dejas pensar.

-Alexei, de verdad, me duele mucho la cabeza, creo que le has dado la vuelta a mis pensamientos tres veces…

-Y en este momento, oficialmente, me rindo. Me voy con Hydra, seguro que necesitan telépatas.

Alexei Garnoff se incorpora, apoyándose en la mesa de metal que le separa de Frank Schlicting, poniendo los ojos en blanco y lanzando un suspiro. John Walker, que lo había visto todo apoyado en una pared, se acerca a Schilcting y se acoda frente a él.

-Escúchame, Frank. Nos ha costado mucho tenerte a salvo todo este tiempo, y todo lo que está pasando ahí fuera es en parte por culpa tuya. Traerte a Wakanda es lo que ha permitido a Hydra declarar la guerra abierta al mundo, y tú no haces más que decir gilipolleces. Hay algo aquí-dice, golpeando con dos dedos la frente de Frank, que cierra los ojos sorprendido-, algo que Hydra quiere, algo sobre la tecnología lycantroborg. Y vamos a averiguar por qué han removido cielo y tierra para dar contigo.

-Os he dicho ya que no sé nada, que no tengo ni idea de qué iba esa tecnología lycantroborg…

-Crees que no lo sabes. Por eso te vas a quedar muy quietecito y obediente mientras dejas que el Padre Garnoff haga su trabajo, y descubra en tu cabeza…

-Hay un factor con el que no habíamos contado, Capitán-dice Alexei Garnoff, volviéndose hacia el USAgente y cruzando los brazos ante el pecho-. He explorado repetidas veces cada recuerdo de Constrictor. Conscientes y no conscientes, y aunque reconozco que hay momentos en los que he querido ducharme y utilizar como esponja alambre de espino, creo que ni siquiera Charles Xavier podría hacer un análisis más exhaustivo del que yo he hecho en estos meses.

-¿Crees que hay algún tipo de defensa mental que…?

-No, Capitán. Creo que realmente no sabe nada.

-¿Qué?-preguntan al mismo tiempo el USAgente y Constrictor. Fe Ciega se encoge de hombros.

-Para él, aquella historia con la doctora Nyles y la Bestia no fue nada llamativa. Un trabajo más, un fracaso más… no lo sé. Que Dios me perdone, pero creo que este hombre fue incapaz en su momento de darse cuenta de la magnitud de lo que tenía delante. Schlicting… Frank… discúlpame por esto, pero creo que no sabes nada de nada, porque eres un auténtico idiota. Te han sobrevalorado.

-Joder. ¿Podrías haber dicho lo mismo sin insultarme?-gruñe Frank, y Alexei se encoge.

-Podría, pero he visto demasiado y estoy asqueado. Y no voy a volver a comer nata en mi vida. Así que perdona, Frank, pero eres un auténtico imbécil.

El Padre Garnoff sale de la habitación, dejando a John Walker y Frank Schicting solos. John mira fijamente a Constrictor y luego suspira.

-¿Jodido, Walker?

-Esperaba que tuvieras dentro algo que mereciera realmente la pena, Schilcting. Y después de estos meses, de verdad, no creo que seas mal tío, y me alegro de que no hayamos dejado a Hydra acabar contigo. Pero no puedo evitar pensar que no sé si ha merecido la pena todo esto. Por ti, ahí fuera hay gente que está muriendo. Pensaba que sacaríamos de tu cabeza un secreto abrumador sobre la tecnología que ha convertido a nuestros amigos en las marionetas de Madame Hydra… pero no hay nada, y no hay nada quizá porque simplemente no prestaste atención. Porque lo que fuera que pasaba a tu alrededor, no te pareció importante. Estoy decepcionado, Frank.

-Oh capitán, mi capitán…-farfulla Constrictor-. Me siento como en el Club de los Poetas Muertos. ¿Qué quieres que haga, tío? Soy lo que soy, un tío simple. No soy un genio como Doc Ock, el Pensador Loco, o el Mago. Sólo soy un tío con tentáculos eléctricos y que quiere vivir bien, ¡que yo no he querido nunca dominar el mundo! Una casa en Hollywood cerca de la de Stallone, un Ferrari rojo brillante, un par de chatis con buenas tetas… no creo que fuera pedir tanto.

USAgente no puede evitar sonreír al escuchar a Frank. Ojalá todo a lo que tuvieran que enfrentarse fuera a gente como él, el mundo sería mucho más sencillo.

-Vamos a tomar una cerveza, Frank. Con un poco de suerte, encontraremos cerveza de verdad, americana, y no esa… cosa que beben aquí y que destilan de a saber dónde…

-Dios mío, creo que voy a llorar… no me había dado cuenta de lo que echaba de menos una cerveza fría… con su espuma… sus gotitas de humedad resbalando por la jarra…

-Si sigues creo que voy a llorar, Schilcting.

La puerta de la sala se abre bruscamente, y Frank y Walker ven como Natacha Romanoff, enfundada en su uniforme de Viuda Negra, aparece en el umbral

-Tenéis que venir-dice-. El Hombre Hormiga ha conseguido contactar con nosotros.


-No deberías poder estar haciendo esto-gruñe T’Challa. Se encuentra en el centro de una de las salas de comunicaciones de la tecnojungla de Wakanda. Situados en círculo en torno a él hay varios hombres y mujeres que manejan avanzados equipos informáticos, ataviados con ropas tribales, de brillantes colores, algunos de ellos con brillantes tocados de plumas, controlando los datos de la transmisión y valorando un centenar de factores que pueden influir en esta y en otras cuestiones designadas por Pantera Negra. No muy lejos de este se encuentra Marc Spector, ataviado de Caballero Luna. Estrella Oscura, Halcón Nocturno, Jennifer Kale y Ave de Fuego están también presentes. A escasos pasos de Pantera Negra, una imagen holográfica de Scott Lang titila como si estuviera a punto de desaparecer, y muy cerca de ella, Julia Carpenter lo mira con obvia preocupación. Cuando entran, Walker tiene la sensación de que de no estar todos ellos rodeándoles, aquella escena sería muy diferente, y maldice en su interior de nuevo todo lo que está ocurriendo.

-Lo sé, T’Challa-responde Scott Lang, encogiéndose de hombros. Incluso en la imagen holográfica podían ver que estaba agotado. Tenía la piel pálida, casi viscosa, y unas ostentosas ojeras, además de sombra de barba de varios días-. Todas las comunicaciones de Estados Unidos con el exterior están controladas por Hydra, pero encontramos este canal seguro.

-¿Encontrasteis?

-Es como si alguien lo hubiera preparado para que lo utilizáramos.

-Lang, tío, ¿esto no será algún tipo de trampa?-pregunta Halcón Nocturno, y Scott vuelve a encogerse de hombros.

-Ha pasado todos los escáneres de seguridad de Douglock-responde el Hombre Hormiga-. Creo que alguien nos ayuda, chicos. Alguien del otro lado.

-Randall  también creía eso-interviene el Caballero Luna-. Como si alguien nos estuviera moviendo como fichas para estar en determinados momentos en determinados lugares.

-Tenemos comunicación con vosotros, con Carol Danvers, con los Eurocorps y con… y esto es increíble, con Latveria.

-¿Habéis hablado con Muerte?-pregunta T’Challa.

-No-responde el Hombre Hormiga-. Estaba ocupado con algo o alguien. Pero ese hijo suyo o lo que sea, Kristof, nos dijo que Muerte estaba muy interesado en el desarrollo de los asuntos internacionales y que no tardaría en liberar el mundo de la tiranía de Hydra. Y esto fue literal.

-Entonces podemos sentarnos y esperar-gruñe la Viuda Negra, cruzándose de brazos.

-¿Estás bien, Scott?-pregunta Julia de pronto, como si no pudiera resistir más la pregunta.

-Sí-afirma Scott, con cierta sonrisa triste-. Echo de menos a Cassie, y algunas cosas más…-hay un silencio, y los ojos de Scott se clavan en Julia-. Pero estoy bien. Lo que no sé es si es seguro continuar mucho tiempo con esta línea abierta, Douglock nos confirmó su seguridad, pero creo que hay cosas de Hydra que ni siquiera él puede tener controladas.

-Estoy de acuerdo, es preferible mantener el canal seguro-responde T’Challa-. ¿Hay algo que necesitemos saber, Scott?

-Se están movilizando, T’Challa-responde el Hombre Hormiga-. Todos ellos, Nyles y la Visión están movilizando a todo el Proyecto: Iniciativa.

-Joder-masculla Constrictor.

-Hay algo gordo que se está preparando aquí, chicos-continúa Scott Lang-. Kingpin… o Leo, como se hace llamar, ha dado órdenes de movilización a todo el ejército de Estados Unidos, y el Proyecto: Iniciativa va a acompañarles. A dirigirles. O a actuar como avanzadilla, aún no lo sé.

-¿Cómo sabes todo eso?

-Algunos de ellos… son buena gente aún, T’Challa. La Visión ha movido muchos hilos para controlarlo todo, pero aquí hay gente aún que está preparándose para oponerse a Hydra.

-¿Quién?-pregunta Ave de Fuego-. Por Dios, es alentador escuchar eso.

-Lo siento, pero tengo que interrumpir la comunicación-dijo Scott-. Ha saltado una de las alarmas de Douglock. Lo que sea que va a pasar, va a pasar en el Caribe, he oído algo sobre los Inhumanos y Namor. Intentaré volver a hablar con vosotros, Julia te echo de…

La imagen de Scott Lang desaparece del centro de la sala, que de pronto, parece repentinamente vacía. Spiderwoman baja la mirada, y antes de que pueda decir nada, Estrella Oscura se acerca a ella, pasándole un brazo por encima de los hombros y apartándola suavemente del centro de la sala y del hueco dejado por el Hombre Hormiga.

-Si se están movilizando, tenemos que hacer lo mismo-gruñe el USAgente, mirando a T’Challa, pero este se encoge de hombros.

-Demasiados frentes abiertos, Walker-responde el rey de Wakanda-. Y somos muy pocos.

-Todo vuelve a Atlantis-masculla Jennifer Kale, y todos se giran hacia ella, que enrojece súbitamente-. Lo siento, no…

-¿A qué te refieres, Jennifer?-pregunta Natacha y la hechicera se encoge de hombros.

-Atlantis, hundida desde hace milenios, emerge. Y cuando lo hace, Attilan, la ciudad de los Inhumanos, otra ciudad perdida, se superpone con ella. Y estalla la guerra entre unos y otros, pocos meses antes de que todo el mundo se vaya directamente a la mierda. Habéis visto los mapas de los ataques de Hydra fuera de Estados Unidos y Rusia. En Irlanda, en España, en Francia, en Méjico, en Egipto… No son ataques al azar, Atlantis está en el centro de todo. Si Extraño estuviera aquí… él podría explicároslo mejor…

-Pero no está, Jennifer. En ese campo, dependemos de ti-responde Caballero Luna.

-Mis místicos ya han corroborado que los puntos de ataque de Hydra son lugares de gran poder mágico. Puntos de unión de las llamadas Líneas Eldritch, Nidos de Dragón… como se quieran llamar.

-Y todo el poder mágico de todos y cada uno de esos lugares, proviene de Atlantis-afirma Jennifer-. Allí comenzó la primera Era de la Magia, cuando el hombre fue capaz de decir «hágase la luz», y la luz se hizo. La Era de Acuario. Y ahora, en el último año, después de las Guerras Infernales, toda la magia del mundo parece haberse vuelto loca, como si todo estuviera cambiando… y Atlantis vuelve a convertirse en el centro del Universo. Todo mira hacia Atlantis, como si…

-Como si allí fuera a comenzar de nuevo todo-concluye la Viuda Negra-. Como si allí fuera a empezar de nuevo la Era de Acuario.

Jennifer Kale asiente, y todos los ojos se vuelven hacia T’Challa.

-Bien-gruñe Pantera Negra-. Haremos lo que tenemos que hacer.


La Tecnojungla de Wakanda se ha convertido en una locura. Todo el mundo corre hacia un lado y hacia el otro, haciendo docenas y docenas de preparativos. Los héroes se preparan para salvar el mundo.

En una cámara un tanto apartada, Bonita Juárez, Ave de Fuego, contempla el movimiento a su alrededor. Sus ojos se han vuelto dos monedas cobrizas, opacas.

-Hail, Hydra-susurra, sabiendo que la tecnología lycantroborg le permite saltarse todos los protocolos de seguridad de la propia Tecnojungla de T’Challa-. Habla Virgo. T’Challa se pone en movimiento hacia Atlantis, el plan continúa adelante. El Proyecto: Iniciativa no es seguro, solicito medidas de purga. Objetivo: Scott Lang, a.k.a Hombre Hormiga. Iniciar.


Mes Doce, Día 10.

Proyecto: Iniciativa, Baltimore.

Aunque había tardado algún tiempo, finalmente Scott había conseguido entender los diagramas de las pantallas que Jennifer Nyles pasaba horas y horas mirando y que, en algunas ocasiones, Visión también analizaba. No eran los símbolos que solían utilizarse en las cartas astrales, pero el Hombre Hormiga al final había entendido lo cálculos que podía ver de soslayo cuando se atrevía a acercarse, al mínimo de su tamaño, por los conductos del aire acondicionado del despacho principal de la Iniciativa. Había conseguido anular los sistemas de defensa de esa zona con ayuda de Abe Jenkins, el Escarabajo, lo que le había permitido moverse con más soltura, pero llevaba prácticamente dos meses viviendo en los sistemas de ventilación de la Iniciativa, y notaba que las barreras de su resistencia psicológica se estaban resquebrajando. Y el contacto con Julia no había hecho más que adelantar esa decadencia. Quería verla, quería que todo aquello acabase y poder dedicarse a estar con ella. Quería ser feliz con Julia, y con sus hijas.

Aquello se había convertido en su motivación para seguir haciendo todo aquello. Y finalmente, tras horas de revisión, había conseguido entender los diagramas. Eran una especie de mezcla entre los nuevos mapas cósmicos y estelares y las viejas cartas astrológicas medievales, llenas de símbolos, casas y cuadraturas. Había entendido lo que buscaban, una fecha, un momento. Y ese momento estaba cerca, por lo que Scott había podido entender, por eso se estaba moviendo todo el mundo en La Iniciativa, y por eso Kingpin había movilizado el propio ejército de Estados Unidos. Lo que fuera que fuera a ocurrir, iba a pasar ya, en Atlantis.

El Hombre Hormiga necesitaba volver a hablar con Wakanda, así que recorrió los sistemas de ventilación del edificio de la Iniciativa en dirección a la vieja zona de carga en la que el Escarabajo había podido instalar su sistema de comunicación, a través del que habían contactado con Douglock, y habían encontrado aquel canal seguro sorprendente. Scott vio que Abe, con su armadura de Escarabajo estaba cerca de la zona, y salió del conducto a través de una rejilla suelta, saltando al suelo y tomando su tamaño normal.

-¡Abe, tenemos que…!

Scott no pudo terminar la frase, un máser de alta intensidad le alcanzó en el pecho, provocándole una intensa quemadura y lanzándole varios pasos hacia atrás.

-Jenkins no anda por aquí-dice el hombre allí presente, y la imagen del Escarabajo se disuelve para mostrar a su verdadero atacante. Mysterio, empuñando un arma de alto calibre con la que se dispone a disparar de nuevo sobre el Hombre Hormiga. Un nuevo rayo de energía brota del arma, pero se estrella en el hormigón del suelo bajo él, ya que el Hombre Hormiga consigue encogerse a tiempo-. Eso no te va a ayudar, duendecito, mis sensores están preparados para localizarte por muy pequeño que seas.  Ah, ahí estás.

Mysterio se gira hacia el lugar donde ha localizado a Scott Lang, sobre unas cajas en un rincón, y se dispone a disparar cuando nota un picotazo en el talón. Y luego otro. Y una docena más, subiendo por sus piernas. Mysterio baja la mirada, y se encuentra con docenas, centenares de hormigas rojizas subiendo por sus piernas y mordiendo con fuerza, filtrándose por las ranuras de sus botas y sus ropas. Scott sonríe al ver a Mysterio soltar el arma y tratar de librarse de las hormigas. Él y Abe se habían encargado de instalar en diferentes lugares del Proyecto Iniciativa colonias de hormigas rojas que el Hombre Hormiga pudiera utilizar en caso de necesidad… y ese era un caso de necesidad.  El Hombre Hormiga crece lo suficiente como para empuñar el máser de Mysterio, y disparar contra él, derribándole mientras aún se está intentando quitar de encima las hormigas. Mysterio cae al suelo, completamente KO, y Scott transmite la orden de que las hormigas se alejen de él. Si Mysterio está allí es porque han cogido a Abe, y si han hecho que Abe hable… todos están en peligro.

-¿Te vas, Scott?

El Hombre Hormiga se gira sorprendido y ve a la Doctora Jennifer Nyles, vestida con un ajustado traje de spándex negro con el sello de Hydra en el pecho, y sosteniendo un arma de apariencia aún más peligrosa que la que Mysterio había sostenido. Los brazos de Anaconda envolvían a Valerie Cooper, y Acorazado de los U-Foes, llevaba al hombro a un vapuleado Leonard Samson. Junto a ellos, aparecía la siniestra silueta de Aries, el antiguo héroe conocido como Mortaja, con el rostro cubierto de sombras.

-Será mejor que no te muevas, hemos cogido a tus amigos, y sólo faltas tú. Estoy muy enfadada, Scott, nos has hecho quedar muy mal…

-Os habéis hecho quedar mal vosotros solos convirtiéndoos en neonazis de uniforme-gruñe Scott, sujetando el máser y tratando de calcular sus posibilidades de sobrevivir a ese encuentro. Abe fuera, Val Cooper y Leonard Samson prisioneros. ¿Han tomado también a Craig? ¿Les ha traicionado?

-Hablo por Libra-dice Aries-. Scott Lang, ríndete y ni tú ni tus amigos sufriréis daño. Pasaréis a formar parte del programa de reeducación de Hydra, bajo la custodia de Leo.

-Y una mierda-responde Scott, y para sorpresa de todos, se apoya el arma en la garganta-. Antes de que me metáis en vuestro campo de concentración, prefiero volarme los sesos.

-Adelante, Scott. Hazlo si tienes huevos-sisea Nyles, y pudo leer la mirada de los ojos de Val Cooper. «No lo hagas, Scott, por favor, no lo hagas». Piensa en Cassie, en Julia… pero no permitirá que le atrapen vivo…

-Hablo por Libra-dice Aries-. La orden es coger con vida a sujeto Scott Lang.

-Pues ya podéis quitaros de en medio-dice el Hombre Hormiga, y se da cuenta de que si las miradas mataran, la de Jennifer Nyles le hubiera fulminado.  ¿Y por qué demonios le quería vivo Visión?

-No, creo que no-dice Nyles, y de pronto, la pistola de Scott se convierten en una serpiente de color negro metálico que se envuelve en su brazo-. Bien hecho, Satana, querida.

En un rincón, Satana sonríe, con chispas de energía mística aun titilando en sus manos. La hechicera señala al Hombre Hormiga, y unas bandas opacas aparecen en el aire, amenazando con cerrarse alrededor de Scott, atrapándole, pero de pronto, las cintas desaparecen, titilando.

-¡Satana!-gruñe Nyles, pero la hechicera niega con la cabeza.

-¡No es culpa mía! ¡Es la magia! ¡Sigue sin funcionar bien!

-¡Hyde, ocúpate de él!-ordena Nyles.

«Estoy muerto», pensó Scott  al ver avanzar hacia él al titánico Calvin Zabo, y entonces, una luz cegadora aparece ante ellos, blanca y fulgurante. Zabo se detiene cuando un rayo de luz se estrella en su pecho, haciéndole retroceder, y Nyles retrocede, sorprendida. La imagen de Siglo aparece en el centro de la sala, haciendo oscilar ante él su vara, Parallax. Junto a él se encontraba Michael Craig, sosteniendo dos grandes pistolas con las que apuntaba hacia Nyles y los suyos.

-¡Lang, nos vamos!-grita Craig, mientras el Hombre Hormiga se acerca hacia ellos.

-¡No podéis hacer esto!-grita Nyles-. ¡La Torre no tiene potestad para…!

-¡Vosotros no tenéis potestad para usurpar el gobierno del mundo, zorra!-grita Craig.

Mister Hyde grita y avanza furioso hacia los recién llegados, y Craig dispara ambas armas, impactando en el pecho del gigante enloquecido, que aúlla de dolor mientras Siglo agarra a Scott Lang y hace girar la vara Parallax en su mano.

-¡No!-grita Scott-. ¡Val! ¡Samson! ¡Abe!

-¡No hay tiempo!-responde Craig, y el Hombre Hormiga queda cegado por la luz unos instantes. Cuando vuelve a abrir los ojos se encuentra en la Torre. A salvo y entre amigos. Y sin embargo, no puede evitar derrumbarse y gritar.


-¡No!-grita también Jennifer Nyles mientras Siglo, el Hombre Hormiga y Michael Craig desaparecen, pero es demasiado tarde y no pueden hacer nada. La doctora Nyles se gira, y sus ojos se clavan, furibundos en Mortaja.

-Informa a Madame Hydra de lo ocurrido. Ha llegado el momento de ocuparnos de la Torre-dice. Aries asiente, y Jennifer Nyles comienza a marcharse, lanzando una mirada despectiva a Satana, cuando se detiene ante Anaconda-. Enviad al doctor Samson a Forja para que sea recluido y sometido a reeducación con los demás. En cuanto a la doctora Cooper…

-Haz lo que te dé la gana, zorra-sisea Val-. Van a hacer puré de puta contigo.

-Entregádsela al Mandril. Seguro que le encuentra algún uso.


Mes Doce, día 11.

Isla de San Martín, Caribe.

Hace mucho que el concepto de tiempo ha dejado de tener sentido para Ópalo Luna Saturnina. Para una persona de sus percepciones, el transcurso de los minutos se compara con el de siglos. Para ella, lleva prisionera de sus captores eras geológicas.

Ella, Ópalo Luna Saturnina, favorita de Roma, la Guardiana Omniversal, prisionera de un doble malvado, de un doppleganger corrupto de otra dimensión. Si hubiera podido, se hubiera arrancado la garganta a mordiscos para evitar aquella vergüenza. Pero Sat-Yr-9 se había asegurado de que no pudiera hacerse ningún daño.

Opal-Lun-Sat-Yr-9.

Saturnina repite ese nombre dentro de su cabeza una y otra vez, una letanía en la que cada una de las letras, cada uno de los sonidos en los que convierte esas letras, es un eslabón en la cadena que la impide volverse loca.

«Deberías haberme matado», había dicho en algún momento, tras una de las sesiones de tortura a la que Sat-Yr-9 la sometía. Ella se había reído. «No, esto es mucho más divertido».

Saturnina estaba dispuesta a hacer que su doble se tragara sus propias palabras. Iba a demostrarle lo que era diversión. Y a pesar de que eso es lo que se dice, hace tiempo que ha perdido la esperanza. Cuando Sat-Yr-9 la había secuestrado, justo después de que los Infiernos se desbordasen sobre Tierra-617, Saturnina había mantenido el orgullo durante un tiempo considerable. Había visto en su mente miles de veces la escena, todo el cuerpo de Capitanes Britania entrando en la guarida de aquella zorra de Sat-Yr-9, liberándola. Ella podría enfrentarse al dopplenganger y la encerraría en la más profunda de las celdas de Otromundo. O quizá simplemente la matara. Roma no discreparía tampoco con esa opción. Sat-Yr-9 muerta sólo podía significar un beneficio para el Multiverso.

Sin embargo, hacía tiempo que Saturnina se había quitado esa visión de su cabeza. El Cuerpo no había aparecido. Roma no había enviado a nadie. Quizá fuera cierto lo que decía, y Sat-Yr-9 hubiera encontrado el plan definitivo para hacerse con el control de la Tierra… y desde allí, quizá del Multiverso. Quizá Opal-Lun-Sat-Yr-9 ya lo hubiera hecho, convertida en una reina loca y tirana de mil mundos, a los que probablemente arrastraría a un colapso de destrucción. Saturnina pensaba en términos de branas, supercuerdas y dimensiones, compartiendo espacios, con diferentes vibraciones, y podía ver a Sat-Yr-9 como la tormenta situada en el centro de todas ellas, arrasándolas, una tempestad que provocaba una inmensa ola que barría las branas y convertía el Multiverso, una organización estructurada como el más hermoso cristal, como un complejo fractal, en un yermo caótico y primordial.

Saturnina se negaría siempre a admitirlo, pero había tristeza y miedo en su corazón.

Por eso cuando la puerta de la sala en la que está encerrada estalla, Saturnina grita, un grito teñido de miedo, pero también de furia, indignación… y esperanza renovada. Piensa en el Cuerpo de Capitanes Britania, piensa en Roma, todas las imágenes que había visualizado de la caída de Sat-Yr-9 vuelven a su mente, furiosas. Sin embargo, no es uno de los Capitanes quien cruza el destartalado umbral, ni quien arroja a cuatro miembros de Hydra contra la pared interior de la celda de Saturnina. El grito que llega desde el pasillo no deja dudas sobre la identidad de sus improbables salvadores.

-¡HULK APLASTA!

El Coloso Esmeralda irrumpe en la celda, rugiendo y mirando a Saturnina con los ojos muy abiertos.

-¡HULK RESCATA A MUJER RUBIA! ¡MUJER RUBIA VENIR CON HULK!

Sin darle tiempo a decir nada, Hulk arranca a Saturnina de la pared en la que se encuentra anclada, y la carga sobre su hombre, de una forma indigna pero eficaz. Hulk corre hacia el pasillo, y entre fuertes bamboleos, Saturnina puede ver lo que parece ser un ejército completo de Hydra completamente destrozado, como si un terremoto hubiera sacudido la base en la que se encontraban. Y al parecer Hulk no ha estado solo, porque un hombre pequeño, de huesos finos  y unas extrañas vestiduras verdes y blancas, salta desde un rincón, agarrándose a uno de los poderosos hombros del Coloso Esmeralda, que realiza un prodigioso salto a través de un agujero en uno de los laterales de la base, saliendo al exterior. Por primera vez en meses, Saturnina ve la luz del Sol, siente la caricia del viento en la piel y percibe el olor a sal del mar. Siente ganas incluso de llorar mientras Hulk cae sobre una playa rocosa y vuelve a saltar, como si Saturnina y su acompañante no fueran más que mosquitos sobre su piel.

Para cuando el mundo alrededor de Saturnina deja de balancearse de forma cruel y se estabiliza un poco, con el cielo y el suelo cada uno en su lugar, Hulk la deposita en el suelo con cierta brusquedad, y el hombre vestido de verde salta, tomando una postura sobria y observando a Saturnina con detenimiento.

Solo entonces ella puede mirar a su alrededor. Vuelan sobre el océano, a juzgar por la posición del sol, en dirección norte. El zumbido de unas grandes hélices suena a su alrededor, y reconoce el diseño, no es la primera vez que ve uno de esos ingenios. Los llaman Helitransportes, aunque este parece más pequeño de lo habitual, y hay zonas enteras que parecen haber sido consumidas por las llamas tiempo atrás. Saturnina tiene la sensación de que en cualquier momento puede desplomarse… pero al mismo tiempo, la seguridad de que no lo hará.

-¡HULK TRAE A HUMANA RUBIA!-grita el Coloso Esmeralda, y un acceso al interior se abre, haciendo su aparición dos personas más. Una mujer vestida con ropas de seda y una máscara dorada con cuernos de carnero, y un hombre al que Saturnina reconoce de forma inmediata.

-Muerte…-susurra ella, mientras Víctor von Muerte realiza una elegante reverencia ante la Guardiana Omniversal.

-Su Majestad Universal Ópalo Luna Saturnina, es un placer veros-respondió Muerto-. No sé si conoces a mis acompañantes. Margali Szardos, Karnak de los Inhumanos… y la versión verde y gigante del Doctor Banner. En breve se reunirá con nosotros de una forma menos gruñona…

-Debo agradeceros mi libertad-respondió Saturnina-. Reconozco que ya la había dado por perdida.

-Pues genial que se sienta agradecida, Majestad-dijo Banner, echándose por encima una bata-; porque necesitamos que nos ayude.

-¿Dónde vamos?-preguntó Saturnina, y Bruce Banner señaló hacia el horizonte.

-Atlantis. Allí es donde Madame Hydra está a punto de destruir lo que llamamos mundo. Y nosotros vamos a impedirlo.

-¿Cómo?

-Como casi todo. Con una máquina… y vuestra ayuda.


Mes Doce, día 12.

Atlantis.

-Atlantis…

Cuando Sat-Yr-9 pone sus pies en la isla, parece que esta se agitara. La Gema del Poder arde en su cuello, creando sombras de color púrpura que la rodean y se extienden a su alrededor. La ciudad de Attilan se yergue ante ella, extendiéndose como una gigantesca construcción de agujas de extraños materiales que se alzan como tratando de alcanzar el cielo, de arañarlo, o quizá de sujetarlo. Los ejércitos de Atlantis y de Attilan, atlantes e Inhumanos, se encontraban en una exigua paz vigilándose unos a otros mientras sus líderes, ayudados por los mutantes de Neo-Avalon trataban de llegar a un acuerdo de paz. Ahora, los dos poderosos ejércitos habían caído, víctimas del poder de la Gema que Sat-Yr-9 poseía.

Era la hora señalada, y la constelación de Acuario comenzaba a aparecer en el horizonte, con la noche precipitándose despacio sobre el Caribe. El portal que Sat-Yr-9 había convocado aún resplandecía tras ella sobre la arena fina y blanca de la playa, y su hueste aparece tras ella. Llevan meses preparando ese momento, y por fin ha llegado, el momento del cambio. La Era de Acuario comenzará ese día, y su poder será para el Zodíaco. Los miembros de la Iniciativa, dirigidos por la Fuerza de la Libertad de Jennifer Nyles, se estaban repartiendo por la isla. Habían derrotado a los ejércitos de Atlantes e Inhumanos, pero pronto haría su aparición la Familia Real Inhumana, y si había un peligro para sus planes, ese era el Rey silencioso, Rayo Negro.

Pero la partida ha entrado en su recta final y todas las piezas están en su lugar en el tablero.

Aries, Mortaja, allí, en las sombras, la Voz del Zodíaco.

Tauro, Martinete, junto al resto de los miembros de la Brigada de Demolición y otros villanos, la fuerza bruta de su ataque.

Géminis, sus justificantes. Andrea von Strucker había caído en manos de sus enemigos, pero Andreas estaba allí, lleno de ira y furia, y dándole la legitimidad que necesitaba para liderar Hydra.

Cáncer, Dinamo Carmesí, presente y esperando la llegada de sus fuerzas. Con Moscú dominado por La Presencia, el ejército ruso pronto estaría allí.

Leo, Kingpin, sosteniendo en sus manos a la nación más poderosa del mundo. Su lugar era la Jungla del Mundo, y no haría acto de presencia en Atlantis, pues era el carcelero y señor del mundo mortal.

Virgo, Ave de Fuego, de camino a reunirse con ella, infiltrada entre aquellos que no sabían que ya estaba al corriente de todos sus planes. Su reina enrocada, su revelación.

Libra, la Visión, la balanza sobre la que se asentaba su misión y su visión, él y Jennifer Nyles, los artífices de su ejército de superhumanos.

Escorpio, Puño de Hierro. El guerrero que había perdido su senda, el hombre cuyo dinero había financiado toda la tecnología Lycantroborg, el hombre desesperado que se encontraba prisionero de sus propios actos, preso entre la tecnología Lycantroborg y sus propias tensiones. Si Libra era su mano derecha, Escorpio había sido la izquierda.

Sagitario, Danielle Moonstar, rodeada de la guardia de corps de Sat-Yr-9. Los mutantes, aquellos que habían sido convertidos por la tecnología Lycantroborg en sus más fieles servidores, sus perros de guerra, los niños de Generación-X y aquellos que habían intentado rescatarles bajo el nombre de X-Force. Las noticias de que Hydra aún no había conseguido tomar la Academia de Massachussetts, tras meses de asedio era una mancha para Moonstar, los niños mutantes serían el futuro de Hydra. Pero Sat-Yr-9 sabía que Sagitario tenía el tesón suficiente para derrotar ella sola a Jean Grey, el Hombre de Hielo y Juggernaut si era necesario.

Capricornio, Alistaire Stuart. Su candidato manchú, su infiltrado dentro de las agencias de inteligencia de todo el mundo, aquel cuyos conocimientos sin él saberlo habían permitido dirigir el mundo hacia la conflagración en la que se encontraban. Él les había dado las teclas que el Zodíaco había pulsado, y ahora, tenía su recompensa en forma de sus propios esclavos.

Acuario. Aún ausente. Pero pronto llegaría para recoger todo el poder mágico de la Era de Acuario y ponerlo a los pies de Sat-Yr-9.

Y Piscis, Tritón de los Inhumanos, el que había desarmado cualquier posibilidad de resistencia real anulando al único hombre sobre la faz de la Tierra que podría haber detenido al Zodíaco, Reed Richards.

Sat-Yr-9 caminó hacia la entrada de Attilan a través de una gigantesca avenida flanqueada por altos monolitos y estatuas que recuerdan vagamente a algún tipo de deidad octópoda. Mira hacia la Visión. Si Virgo ha cumplido su parte del plan, ese es el momento.

-Quieta, Sat-Yr-9.

Ella sonríe antes de volver a mirar hacia el camino. Todo ha salido como esperaba.

Pantera Negra se alza frente a Sat-Yr-9, agazapado sobre una de las estatuas octópodas.

-Obviamente, no estás sólo-dice ella, y Pantera niega con la cabeza.

-Obviamente, no-responde-. Tus desmanes han llegado demasiado lejos, Sat-Yr-9… o Madame Hydra, si prefieres que te llamemos así. Entrega ahora tus armas, haz que tus seguidores se entreguen a la justicia, y permite que investiguemos la cura para la tecnología Lycantroborg.

Se escuchan risas entre los presentes, entre los hombres del Proyecto: Iniciativa.

-¿Y si no…?-pregunta Electro, con chispas de energía recorriendo sus dedos.

-No nos quedará más remedio que aplastaros-replica Pantera Negra, y en ese momento un rayo de magia pura brota de algún punto del interior de Attilan para estrellarse en Opal-Lun-Sat-Yr-9, que sale despedida varios pasos hacia atrás. Hay un rugido atronador, que retumba en toda la isla cuando el Pueblo Gato hace su aparición tras las murallas de Attilan y se lanzan sobre los recién llegados, como tigres cazando ratones.

Sat-Yr-9 se gira, con una mirada afilada como una daga y ve al resto de los renegados de T’Challa. USAgente, Spiderwoman, Constrictor, la Cosa,  Caballero Luna, Jennifer Kale, Ave de Fuego, Estrella Oscura, la Viuda Negra, Bob Diamond, Rojo Omega, Fe Ciega… Bola de Trueno cae cuando una proyección de energía impacta contra él, y Sat-Yr-9 no puede evitar sonreír con cierto respeto. T’Challa ha conseguido que el Clan Destine se implique en la batalla a su favor.

Acaricia la Gema del Poder, pero aún no invoca la energía que esta encierra. Sabe que T’Challa aún no ha mostrado todas sus cartas. Géminis ordena el ataque de las fuerzas de Hydra, y el rayo telequinético de Vector está a punto de reventar a Fe Ciega, que es apartado de la trayectoria del rayo por Adam Destine, mientras varios miembros del Pueblo Gato se enzarzaban con Acorazado. Un rayo brota de las manos de Electro, pero este cae desmayado cuando dos dardos inhibidores de la Viuda Negra le alcanzan, haciéndole caer y encontrando cobertura antes de que el rayo solar de la Visión pudiera alcanzarla. Enfurecido, Klaw ataca a Pantera Negra, pero Sat-Yr-9 casi puede ver la sonrisa de T’Challa, que se ha enfrentado y ha derrotado docenas de veces al supuesto señor del sonido, que pronto queda neutralizado por una trampa de vibranium.

-¡Estrella, no!-grita Caballero Luna, al ver que Estrella Oscura ataca a Mortaja con rayos de Oscuridad, pero el Aries del Zodíaco los detiene con su propias sombras, y envuelve a Laynia Petrova en un capullo de la más negra oscuridad.

«Vamos», piensa Sat-Yr-9… «vamos»…

Un relámpago cae del cielo alcanzando a Aries, y Sat-Yr-9 casi se ríe a carcajadas cuando ve a Tormenta como una diosa alzada en las alturas, sombreada ante un cielo que comenzaba a llenarse de nubes y luces de extraños colores. Los Hombres-X han llegado, y con ellos, posiblemente Namor y la Familia Real Inhumana. Y con ellos, todos los invitados a su fiesta.

Aprecia la ironía cuando son Pellejo, Sincro, Júbilo, Vaina, Reforma, Fase, Lobezno, M, Loba Venenosa, Coloso, Cámara, Syrin y Emma Frost, dirigidos por Sagitario quienes se alinean para plantarse ante el flanco por el que llegaban los hombres de Neo-Avalon, con Magneto al frente. El momento se acercaba.

-¡Imperius Rex!-grita Namor, alzándose desde las aguas, y seguido de un cuerpo de élite atlante, con Namorita al lado, y el Caballero Negro, como representante de sus aliados Invasores.

-¡Sat-Yr-9! ¡El objetivo es Sat-Yr-9!-grita T’Challa, y de inmediato, Jennifer Kale avanza hacia ella, con destellos de magia atlante centelleando a su alrededor. Su ataque ha hecho daño a Sat-Yr-9, ella es la más preparada para enfrentarse a ella.

Es el momento.

Sat-Yr-9 se vuelve, se alza, con el poder de la Gema recorriendo su cuerpo y su mente mientras Jennifer Kale salta hacia ella, dispuesta a utilizar todo el poder mágico de que dispone, y en ese momento, Ave de Fuego interviene. Su fuego alcanza a Jennifer por la espalda, pero no la quema, simplemente… despierta lo que lleva dentro, lo que dormía dentro de ella.

-¡Ave de Fuego!-exclama T’Challa, sorprendido, mientras Bonita se gira hacia él, con los ojos centelleantes y opacos.

-Soy Virgo-dice, mientras su fuego danzaba alrededor de Jennifer. Extendió sus alas ardientes y voló hacia el cielo, hasta desaparecer. En el corazón de la batalla, sólo Pantera Negra se dio cuenta de lo que había pasado, del cambio que se había producido en Jennifer Kale. Bajo el fuego cambiante, bajo el crisol de Virgo, estaba cambiando. Sus ojos parecían pulidos, líneas semejantes a quemaduras y circuitos recorrían sus brazos y su rostro.

-Hail, Hydra-dice Jennifer, y Sat-Yr-9 sonríe.

-Hail, Acuario.


Mes Doce, Día 12.

Cinturón Orbital de LaGrange, La Torre.

-¡Les están destrozando!-exclama el Hombre Hormiga, mirando los monitores de la Torre en los que los presentes están siguiendo lo que ocurre en el Caribe a través de los satélites de vigilancia que Carol Danvers ha desplegado para la ocasión-. Carol, John, tenemos que hacer algo cuanto antes.

-Aún no-dice Carol, y Scott se vuelve furioso hacia ella.

-¿A qué vamos a esperar? ¿A que muera alguno de ellos?-gruñe el Hombre Hormiga-. ¿USAgente? ¿La Viuda? ¿Spiderwoman?

-Tenemos que esperar el momento, Scott. Y es igual de duro para todos.

-¿Sólo porque él lo dice?-replica el Hombre Hormiga, señalando hacia un rincón de la sala de control, donde se encuentra Nathaniel Richards, con los brazos cruzados, situado junto a Siglo-. ¿Y quién se supone que es él?

-Yo respondo por él-responde Johnny Storm, que observa en las pantallas como la Cosa, al igual que el resto de los héroes presentes, cae bajo el ataque de Acuario-. Aunque espero por tu bien, Nathaniel, que no te equivoques.


Mes Doce, Día 12.

El Nido de Águilas, Dallas.

En su cámara de aislamiento, el Doctor Extraño grita.

Forja está revisando datos en su oficina del Nido de Águilas, observando las celdas de contención que se han convertido en su pesadilla desde que, metafóricamente, dobló su rodilla biónica ante Leo y se convirtió en su carcelero. Está intentando convencerse de que está haciendo lo correcto y pensando en cuanto tardarán en perdonarle, cuando Extraño grita, y Forja nota que su mundo se dobla sobre sí mismo, como un papel arrugado. Se agarra al panel de control tratando de respirar, de llevar aire a sus pulmones, mientras su mente trata de despejar las incógnitas repentinas que le atropellan y su espíritu grita. Recuerda las palabras de Naze cuando era su maestro, «el mar ahoga al hombre que se sumerge en él, pero no al águila que lo sobrevuela, no al tiburón que se sumerge en él».  Forja trata de volar, de alejarse de la marea que le arrastra, o de sumergirse en ella para entenderla. Causa y consecuencia han dejado de tener sentido, x se vuelve paralela a y, los ejes se deshacen y se convierten en círculos que orbitan sobre sí mismos. Espacio y tiempo se separan, espíritu y materia se convierten en uno.

Cuando alza los ojos, ve a Extraño flotando ante él, sujetándole por los hombros.

-¿A quién has enviado, Forja? ¿A quién has enviado?

-Extraño, ¿qué…?

-¿A quién has enviado a Atlantis? ¿A quién?

-A Jennifer Kale..

-¡No!-grita Extraño-. ¡He sido demasiado lento! ¡Es demasiado tarde!

-Extraño, ¿qué pasa?-pregunta Forja.

-¡Jennifer Kale es la depositaria de la Era de Acuario!


Mes Doce, día 12.

Atlantis.

-¡Detenedla!-grita T’Challa, señalando a Jennifer Kale y a Sat-Yr-9, indeciso, como si no supiera bien cuál de las dos representaba una amenaza mayor. Pero Pantera Negra sabe que es tarde, han sido engañados. Jennifer Kale se gira hacia ellos, alza las manos, y como si fueran un montón de marionetas con las cuerdas cortadas, caen. Todos ellos. Los mutantes de Magneto, la resistencia de T’Challa… Todos caen. Soldados atlantes, Inhumanos…

Caídos.

Pronto, el mundo le pertenecerá. El cielo cambia de color. Púrpura, verde, violeta, azul, rojo… colores que no tienen nombre ni pertenecen a este mundo, colores que vienen de mundos inferiores, o mundos superiores. La piel de Jennifer Kale centellea con un millar de tonos, la magia cambia, ella es Acuario.

-¡No!-grita alguien, y Sat-Yr-9 se gira, sorprendida. El hechizo de Kale había sido poderoso, ninguno de sus enemigos debía seguir en pie. Pero de entre los caídos de Atlantis, se alzaba una voz, una voz de mujer, y Sat-Yr-9 vio que Acuario titubeaba.

-Ese poder es mío-dijo la mujer, una mujer a la que Sat-Yr-9 no conocía, de cabellos morenos, hermosa y distante, vestida con ropas atlantes, aunque su piel clara dejaba claro que no pertenecía a la raza submarina-. El poder de Acuario me pertenece, me reconoce, llevo siglos preparándome para esto.

-¡Yo soy Acuario!-grita Jennifer Kale, y la mujer niega con la cabeza.

-Eres un juguete, un títere, una marioneta de carne y tecnología que pretende un poder que no es suyo. Un poder que me pertenece.  Lo he conocido, lo he sentido, lo he acariciado durante siglos, y he estado predestinada para sostenerlo desde antes de mi concepción. Yo soy Morgan Le Fay, ¡yo soy Acuario!

-¡Detenedla!-ordena Sat-Yr-9, que siente de pronto un escalofrío. ¿Y si tiene razón? ¿Y si se ha equivocado en sus planes?

Sagitario, Aries, Cáncer y Tauro se apresuran a cumplir las órdenes de Madame Hydra, arrojándose sobre Morgan, pero esta les aparta con un simple gesto de la mano. Avanza hacia Acuario y Sat-Yr-9; mientras el cielo gira sobre sí mismo, creando un vórtice. El suelo tiembla bajo sus pies.

-Son los dolores del parto-grita Morgan-. ¡El mundo da a luz a una nueva era! ¡La era de Morgan Le Fay!

Un rayo de poder puro brota de Sat-Yr-9, la energía de la Gema del Poder, que alcanza de lleno a Morgan, pero esta no cede. El vórtice del cielo se precipita hacia el suelo, arrancando piedras y baldosas, dividiéndose, zigzagueando, deteniéndose entre Morgan y Jennifer Kale, como si dudara, como si no supiera donde alojarse… Era el poder de la Era de Acuario, y Opal-Lun-Sat-Yr-9 no podía permitirse perderlo. Sat-Yr-9 lo siente, siente el ansía de su gema por el poder, como si poder llamara a poder, y escucha una llamada que retumba a través del espacio y el tiempo, a través de la realidad. Una llamada a su hermana, a una de sus hermanas perdidas…

-¡Es mío!-grita Sat-Yr-9, y Jennifer Kale, Acuario, como una extensión de su voluntad, reclama el poder de la Era de Acuario, el vórtice oscila, se desploma como una balanza rota…


Mes Doce, día 12.

Helitransporte de los Illuminati, sobre el Caribe.

-Es el momento-dice Karnak-. El equilibrio va a romperse.

Banner, Muerte y Margali Szardos asienten mientras Opalo Luna Saturnina se aferra a unas agarraderas situadas en el centro de la esfera creada por los Illuminati. La Esfera del Mundo, la combinación magistral, la Piedra Filosofal que mezcla alquimia, magia y ciencia, la proporción perfecta, la medida áurea, la cuadratura del círculo.

Todo depende de ella. Ella es el motor, la energía.

Ópalo Luna Saturnina se prepara, es el momento de su venganza.


Mes Doce, día 12.

El Mundo.

El tiempo tiembla, titila, como si fuera a explotar, como una burbuja. En Canadá, Ave Nevada guarda silencio. En España, la Meiga ve como presente, pasado y futuro se fusionan en una gran Muerte. En Japón, Magical Girl despierta. En Kells, prisionero por cadenas místicas, el Capitán Britania escucha el grito del mundo. En Dallas, Jericho Drumm, Forja y Extraño sienten que el mundo se precipita al abismo. En Neo-Avalon, Amanda Sefton abraza a sus hijos. En el Infierno, los condenados se callan mientras Daniel Blaze llora. Agatha Harkness y Johnny Blaze aguardan en silencio.


Mes Doce, día 12.

Atlantis.

Morgan Le Fay siente que el poder se le escapa. Que se desliza entre sus dedos como si fuera agua, y grita. Se debilita, y el poder de Acuario cae hacia Jennifer Kale, al tiempo que de la nada, una gema amarilla aparece en el aire, frente a la hechicera del Zodíaco.

-¡No!-grita Morgan, mientras la Gema del Tiempo, para proteger a la que será su portadora, rasga el Continuo. Cae, hacia nunca y hacia siempre, del Nacimiento del Mundo a su Muerte. Big Bang y Big Freeze, de la Gran Explosión al Gran Susurro. Jennifer Kale extiende la mano para coger la gema, y en ese momento, el aire estalla cuando Capitana UK aparece ante ella, extendiendo su mano hacia la gema.

-¡Esto no es para ti!-dice Linda, interponiéndose entre Jennifer y la Gema del Tiempo, que al sentirse amenazada, desaparece, viajando hacia el pasado… Y Capitana UK la sigue.

El poder se desborda dentro de Jennifer,

-¡Ahora!-grita la Visión, y su rayo solar se estrella contra Acuario, haciéndola temblar-. ¡Alistaire, es el momento! ¡Ahora!

Los ojos de Alistaire Stuart se aclaran, brillan, adquieren transparencia y vida mientras Capricornio extrae un ingenio de su bolsillo, una esfera negra con marcas de chips y circuitos encima, de la que emana un rayo azul que impacta de lleno en Acuario. La tecnología Lycantroborg se ve cortocircuitada por el ataque, y con mil voces, Jennifer Kale grita.

El momento pasa.

El torbellino de magia desaparece, el poder de la Era de Acuario se disipa, se extiende por las líneas de la Magia…

-¡Traidor!-grita Jennifer Nyles, y dispara a Visión con su arma, pero el proyectil atraviesa al intangible syntozoide-. ¡Traidor!

-Y tú zorra-masculla Collen Wing, atacando desde detrás a Jennifer Nyles y desarmándola. Sat-Yr-9 los ve, los esclavos de Capricornio, libres de su influencia. Collen Wing, Misty Knight, Randall Spector… Traición. Pero era imposible. La tecnología Lycantroborg debería haber dominado por completo a Stuart… pero si la Visión había permitido que su contagio no fuera completo…

-¡Bastardo!-grita Sat-Yr-9, enfrentándose a la Visión, pero este vuelve a gritar.

-¡Ahora! ¡Si vais a hacerlo, hacedlo ahora!

Sobre ellos, el Helitransporte se revela en el cielo. Sat-Yr-9 duda. ¿Cómo podía haberse escondido de ella? ¿Cómo…?

Ópalo Luna Saturnina. Y dentro del Helitransporte, dentro de la Maquina Perfecta, el poder de la Guardiana Omniversal comienza a cantar.


La isla tiembla como si la sacudieran con fuerza, con las olas restallando en la costa. Halcón Nocturno es arrastrado por una fuerte ola, mientras columnas de agua se alzan desde las playas y avanzan hacia el interior, amenazando con arrasarlo todo. Randall Spector corre hacia el mar y con un absoluto desprecio por su propia vida, salta para evitar que las olas se lleven a Halcón Nocturno. El mar está furioso, y la impresión de Randall es que algún dios marítimo olvidado está reclamando la isla, como si esta fuera a partirse por la mitad y hundirse en el mar, de donde quizá no debiera haber salido. Las torres de Attilan tiemblan mientras Randall Spector consigue aferrar a Jack Norris, quizá a tiempo de morir los dos juntos.

El mar les traga, ansioso, hambriento. Y de pronto, algo les saca, algo que no ven, como un cuenco… invisible. Un brazo elástico les abraza y tira de ellos hacia arriba y tosiendo agua, Randall Spector se encuentra sobre una plataforma voladora de Hydra, manejada por Luke Cage y tripulada por Reed y Sue Richards. Por primera vez en mucho tiempo, Randall Spector sonríe. Lo han conseguido. El plan de Alistaire ha funcionado, lo han conseguido. Ahora sólo queda que la Visión sea capaz de acabar con Sat-Yr-9.


-¡Tú! ¡Traidor!-el poder rezuma de Opal-Lun-Sat-Yr-9, haciéndola arder con llamas de color púrpura. Y probablemente hubiera abrasado a la Visión, de no ser por el poder de su contraria, de Ópalo Luna Saturnina, que emanaba de la Máquina Perfecta. Y mientras ella trata de mantenerse, Visión y Alistaire Stuart, sus traidores Libra y Capricornio parecían capaces de bloquear al resto de su Zodiaco con aquellos ingenios. Madame Hydra estaba furiosa. La Visión era el Zodíaco que más dominio tenía sobre la tecnología Lycantroborg… ¿Cuánto tiempo llevaba trabajando contra ella? ¿Cuánto tiempo había tardado en crear aquel ingenio capaz de cortocircuitar la tecnología Lycantroborg? Moonstar se abalanza sobre Capricornio, pero se detiene en el aire, en seco. Magneto ha despertado.

El resto de los héroes no tardarán mucho tiempo en despertar.

Sat-Yr-9 se arranca la Gema del Poder del cuello y la sostiene en su puño, alzándola hacia el cielo. Puede leer las intenciones de Saturnina en su poder, en el código del entramado de su energía. Rivales, iguales genéticas, polos opuestos, yin y yang en tantos sentidos que el concepto de contrario parecía creado para ellas. En circunstancias normales, una lucha entre ambas podría partir un planeta por la mitad.

Aquello no eran circunstancias normales. Saturnina estaba cansada, agotada. Había sido torturada en cuerpo, alma y espíritu durante meses. Y Sat-Yr-9 tenía la Gema del Poder. No permitiría que Ópalo Luna Saturnina hundiera Atlantis, y con ello, todas sus esperanzas de conseguir el poder de Acuario. La magia se había dispersado, pero su raíz estaba allí, y con Jennifer Kale y la Gema del Poder no dudaba de que podría reunir una gran parte. Suficiente para dominar aquella dimensión, aquel mundo.

En la Máquina Perfecta, Saturnina grita. La máquina pide más de lo que ella puede dar. Y sorprendidos, los Illuminati se dan cuenta de que su plan ha fallado. De que el motor de su Máquina Perfecta no ha estado a la altura. De que el Helitransporte se precipita hacia el vacío, hacia el mar. Y antes de hundirse en el océano, todos miran a Karnak. ¿Cómo era posible que no hubiera visto ese error? ¿Ese fallo en el plan?

¿O lo había visto?


Mes Doce, Día 12.

Atlantis.

-¡Sí!-grita Sat-Yr-9, mirando a su alrededor.

Su voz restalla en la isla, y sobre ella, el cielo se nubla, oscila, lleno de colores extraños, de brillos ajenos y líneas de luz que trazan giros imposibles, conectados unos a otros como un extraño lazo de Moebius. Los ojos azules, casi purpúreos de Sat-Yr-9 centellean, reflejando esos miles de colores que no pertenecen al mundo conocido.

Frente a ella, el último reducto de sus enemigos, Saturnina, ha caído, junto a los últimos de sus defensores. Karnak, Margali Szardos, Hulk y el Doctor Muerte. Los cuatro juntos habían estado a punto de anular cualquier posible victoria de Sat-Yr-9, Hydra y su Zodíaco. Pero Saturnina estaba mermada por meses de cautiverio… y ella empuñaba la Gema del Poder. Realmente, nunca habían tenido una posibilidad.

Sat-Yr-9 camina, evitando los cuerpos caídos de héroes y villanos por igual, y se detiene junto a la Visión, junto a su Judas. Se arrodilla y toma su cabeza entre las manos. Los ojos del syntozoide están apagados, oscuros, opacos. Su Libra, el corazón de su Zodíaco. El traidor dentro de sus Doce elegidos. Él lo había hecho todo posible, y él había luchado para derrumbarlo todo.

-Despierta, Visión-ordena Sat-Yr-9, y con un centelleo púrpura de la Gema del Poder, que lleva en su cuello, los ojos de la Visión se abre, resplandeciendo con un brillo rojizo-. Quiero que seas testigo de todo. Mira.

Visión observa a su alrededor, y siente que la angustia atenaza su inteligencia artificial. Sus planes se han deshecho como papel mojado, todo lo que había planeado, todo lo que llevaba mesas preparando, desde que los viejos «cortafuegos» programados cuando había tratado de tomar el control de los sistemas informáticos de todo el planeta  se habían disparado por la infección lycantroborg, creando un sistema de seguridad que le había permitido mantener cierta consciencia dentro de Libra. Pero ahora podía ver como los soldados rusos desembarcaban en Atlantis, enviados allí por la Presencia, y con Cáncer al frente. El ejército estadounidense no tardaría en llegar, Leo se había encargado de ello. Sería un hecho histórico, Atlantis se convertiría en la primera tierra tomada de forma conjunta por Rusia y Estados Unidos desde que ambos ejércitos coincidieran como aliados luchando contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Hydra había conseguido lo que los Nazis no habían podido. Quizá hubieran impedido que Sat-Yr-9 se hiciera con el control de la magia y de la Era de Acuario, pero desde luego, había conseguido un gran premio. Visión sabe que, allí en Atlantis, el mundo se arrodillará ante Sat-Yr-9 e Hydra.

-Aún no se ha perdido todo-dice Visión, y ella ríe.

-¿Esperas que la Torre intervenga?-ya he enviado a Virgo a encargarse de ellos-. Es tan entrañable que sin duda, Carol Danvers le abrirá las puertas de la Torre sin ningún tipo de desconfianza… No, Visión. Os he derrotado a todos.

-Creo… que a todos no…

Sat-Yr-9 ve una inquietante sonrisa en el rostro de la Visión, y se da la vuelta para ver lo que él está mirando. Efectivamente, no todos han sido vencidos. Aún queda uno de pie, uno solo. Rodeado por los caídos, Rayo Negro clava su mirada en Sat-Yr-9.

-¡Detenedle!-grita ella, y de inmediato, los miembros de su Zodiaco se ponen en marcha. Tauro inicia una carrera frenética hacia él, y en ese momento, los labios de Rayo Negro se abren.

-CAED

Dice, y en ese momento el mundo tiembla.


Mes Doce, Tiempo Indeterminado.

Cronotormenta.

La sensación de déja vù es tan intensa que Linda siente que el estómago se le revuelve y sus neuronas estallan en impulsos eléctricos aleatorios como fuegos artificiales. La distorsión temporal parece arrojarla hacia delante y hacia atrás en el continuo, eliminando su presente y extendiéndola por el pasado y el futuro. Los relámpagos cronales recorrían siglos en todas las direcciones del tiempo, abriendo agujeros en eras y llevando objetos y situaciones imposibles de un lado a otro del Tiempo.

Si Nathaniel Richards hubiera tardado un instante más (con aquellas distorsiones cronales, aquel momento podía haber sido un segundo o mil años) en cubrirla con un campo protector de fijación cronal, probablemente se hubiera vuelto loca. Cuando el fluir del tiempo se estabiliza en torno a ella, nota el amargo sabor de la bilis en la garganta, y sin poder evitarlo, cae de rodillas y vomita.

-Esto es… una pesadilla-musita mientras Nathaniel la ayuda a ponerse en pie. Una explosión temporal ilumina el Tiempo a su alrededor. En algún mundo o época, dos siglos se precipitan al vacío, y una raza arbórea que habita en el cuarto planeta de una estrella semejante al Sol terrestre pero a cuatro mil años luz de distancia, olvida repentinamente las Guerras de la Espina, raíz de su cultura y religión. Es cincuenta años, una raza que ha vivido seis millones de años, se extinguirá.

-¿Y esto es lo que amenaza la Tierra?-pregunta Linda, y Nathaniel asiente.

-La Tierra y todo el Multiverso. Se mueve aleatoriamente en la Corriente Temporal, consumiéndola… convirtiendo el Tiempo en No-Tiempo, en nada…

-Hablas de ello como si fuera admirable…

-Es fascinante, Linda-masculla Nathaniel-. Pero no por ello menos peligroso. Por eso, ahora podemos solucionarlo… con esto.

Nathaniel abre su mano, que se inunda de inmediato de un resplandor anaranjado, semejante al del amanecer o el crepúsculo, como un sol en miniatura. En su palma, hay una pequeña gema, pulida en forma de óvalo, de superficie lisa, que es la que emite esa luz. La Gema del Tiempo.

Linda mira a Nathaniel, y este se concentra en la gema que sostiene en sus manos y en la Cronotormenta que amenaza con deslavazar el Multiverso. La luz naranja brota de la gema, imparable, como un torrente cristalino que envuelve a Nathaniel y a Linda, y a partir de ellos, como una gota naranja que hubiera caído en un charco de agua, se extiende en todas direcciones. Linda observa atentamente los instrumentos de navegación temporal que le ha dado Nathaniel para monitorizar aquella operación. Son los cirujanos del Tiempo, y deben manejar con cuidado su escalpelo. Suspira aliviada cuando comienza a ver las lecturas procedentes de lo que Nathaniel había llamado «zona de armonía». Las mediciones de taquiones, que hasta ese momento habían sido una auténtica montaña rusa, comienzan a estabilizarse.

-¿Es  una solución?-pregunta.

-Es un principio-afirma Nathaniel-. Y una baliza.

Nathaniel comprueba sus instrumentos y asiente.

-Tenemos que saltar de nuevo, van a necesitar esto…


Mes Doce, Día 12.

Atlantis.

Sat-Yr-9 nunca había sentido algo como la voz de Rayo Negro. El grito del Rey de los Inhumanos hacía que la propia tierra temblara, que el mundo pareciera combarse a su alrededor. Olas gigantescas se levantan en el océano, partiendo desde Atlantis en todas las direcciones como grandes muros de agua. Los soldados rusos caen como moscas, sangrando por oídos y boca, una grieta se abre en el firme de la isla y se traga varios tanques y al propio Cáncer. Sólo los miembros del Zodíaco presentes parecen aguantar el ataque de Rayo Negro, y aún así, es obvio que a todos les cuesta un esfuerzo sobrehumano.

Y finalmente, el grito cesa.

-¡No lo has conseguido!-grita Sat-Yr-9, viendo como Rayo Negro cae de rodillas, extenuado por el esfuerzo-. ¡No lo has conseguido!

La Gema del Poder centellea en su cuello, y chispas de energía púrpura bailan entre sus dedos. Sat-Yr-9 está dispuesta a reducir a Rayo Negro a cenizas cuando ve los ojos de este. Increiblemente azules, serenos… y fijos en algo tras ella. Sat-Yr-9 comienza a girarse, y en ese momento la Visión habla.

-Sí, sí lo ha hecho.

El propio espacio parece haberse roto tras Sat-Yr-9, una grieta de un blanco impoluto que parece abarcar el mar, la tierra y el cielo. Madame Hydra observa la brecha, atónita.

-Tauro, Escorpio…-dice-. Quiero saber qué es eso. Quiero lecturas de qué demonios es eso.

-Hail, Hydra-responde Tauro, y corre hacia la grieta. Escorpio le sigue, aunque Danny Rand parece bastante menos convencido que su compañero de lo que está haciendo. Lanza una mirada a la Visión, y más allá de él y de Sat-Yr-9, a Rayo Negro.

El martillo que emerge de la grieta impacta de lleno en Tauro, haciéndole volar varios metros hacia atrás, arrollando a Escorpio, que siente como si le hubiera golpeado una inmensa bola de demolición, o como si le hubiera arrollado Juggernaut. Un relámpago cae del cielo, pero no es uno de esos extraños relámpagos mágicos que habían flagelado Atlantis durante la batalla por Acuario. Electricidad, pura, brillante. Tras el rayo, llega el trueno.

Y luego el grito de batalla.

-¡VENGADORES, REUNÍOS!

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2 Responses to Marvel Premiere #22 presenta… Doce #12

  1. ibaita says:

    Muy interesante el número. Los trozos en los que el poder se equilibra un poco de un lado a otro de la balanza y cada bando saca otro y otro as en la manga mantienen en vilo, gran esfuerzo al planearlo todo.

  2. Tomás Sendarrubias says:

    Me encantaría decir que ha sido facilísimo mantener el equilibrio, y todo eso… ¡pero sería mentira! ¡Estoy extenuado!

    ¡Pero me encanta!

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