Marvel Premiere #11 presenta… Doce #1

marvelpremiere11En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…

Marvel Premiere

logodoce

#11 – Doce I
La naturaleza del escorpión

Por Tomás Sendarrubias y Jose Cano
Portada de Israel Huertas


Fecha de publicación: Mes 150 – 10/10


Mes 1. Día 1. Jamie Braddock.
Cardiff, Gales. Prisión para Superhumanos de W.H.O.

– Cada segundo nace un universo -dice Jamie Braddock al guarda de su celda.

– No puede oirte, viejo amigo.

Braddock, en taparrabos, los pendiente de argolla bailándole en las orejas y el collar sobre el pecho desnudo, se gira hacia su interlocutor. Sonríe histéricamente bajo el bigote.

– ¿Viejo amigo? Pero si ni siquiera nos han presentado formalmente. Y no creo que vayamos a vernos en el futuro, ¿verdad?

– Debe ser que conocí al otro James Braddock.

– Y entonces tu carruaje se convirtió en calabaza. ¡Puedo ver seiscientos hilos saliendo de ti, amigo de otra vida!

– Seiscientos dieciséis exactamente.

James pone un dedo sobre la nariz del soldado.

– Tan quieto como si hiciese guardia en Buckingham.

– Estamos ocupando una millonésima de segundo.

Señala a los flexos del techo, entre dos parpadeos, dotando al pasillo de hileras de celdas de un tono gris que roza el blanco y negro.

– ¿Hace un momento estaba durmiendo en mi celda y un pestañeo después apareceré muerto a sus pies? Un enorme charco manchando las botas reglamentarias cortesía del ejército de su majestad. Prométemelo.

– No. Será diferente.

El extraño se mueve unos pasos, los suficientes para que las luces estáticas arrancando destellos de su armadura plateada.

Jamie da un par de saltos alrededor del guarda paralizado. Se asoma por el ojo de buey de una de las celdas contiguas a la suya, que es la única con la puerta abierta.

– ¿Podemos hacerlo aquí? Pero antes… los hilos de ese guante… ¿puedo probármelo?

– Si vuelves a tu propia celda, será menos molesto para W.H.O.

– ¿Y cómo les entregaré el mensaje? -levanta con un dedo la joya que cuelga de su collar, perfectamente elíptica y de color naranja- Te la vas a llevar.

– Se me ha ocurrido una idea mientras venía.


Mes 1, día 1.
Estelas Plateadas. En las fronteras del Imperio Shi´ar.

Dos rayos plateados cruzan el vacío cósmico, atraviesan nubes de materia oscura, evitan la zona de influencia de un pulsar y penetran en el corazón de una nebulosa que dentro de millones de años probablemente se haya convertido en una nueva estrella. Emergen de ella a toda velocidad, sintiendo como, al superar la velocidad de la luz, tiempo y espacio se distorsionan. Sólo ven un punto azul al frente, y un punto azul tras ellos. Lo demás, es simplemente vacío.

Las tablas frenan al llegar a su objetivo, y los viajeros, conscientes de nuevo de fuerzas tales como la gravedad, alcanzan la cresta de una ola de curvatura e-t y finalmente, se detienen. Ante ellos, sólo hay un meteorito, enorme pero yermo, de unos dieciséis kilómetros de diámetro, y cruzado por un amplio y vertiginoso cañón. Por un momento, los viajeros piensan que el asteroide es un errante, pero enseguida sienten el tirón de la gravedad, y son conscientes de que el meteorito está atrapado en la órbita de una pequeña estrella, una enana roja que parece a punto de apagarse definitivamente.

Habéis venido.

La voz resuena en sus mentes, y los dos viajeros giran al unísono, como un movimiento coreografiado, cayendo hacia el asteroide. En un pico, sobre el gran cañón, ven siete figuras, tres de las cuales les son familiares. Uno de ellos extiende sus alas, negras como la noche, y se alza hacia ellos. Sorprendidos, los viajeros se dan cuenta de que el asteroide tiene algún remedo de atmósfera, lo suficiente para que puedan comunicarse verbalmente. La figura se detiene a escasos metros de ellos, sostenida por las alas de negro plumaje. Es alto, al menos cabeza y media más que los viajeros gemelos, y muy delgado. Su rostro está oculto tras un embozo de sombras, sombras que oscilan también alrededor de su cuerpo, como jirones de tela. Brazaletes plateados centellean en sus muñecas, y una pesada argolla de metal se cierra sobre su cuello. De su cintura pende una enorme espada, de pesado aspecto.

Fennan Radd… Norrin Radd…-dice la figura investida de negrura, clavando unos ojos invisibles en los hermanos, que le observan con desconfianza-. Así que finalmente habéis decidido escucharnos…

-¿Dónde está ella, Asuriel?-dice Norrin, llamando por su nombre al Séptimo Hermano, el representante de la Entropía-. ¿Dónde está Shalla-Bal?

Venid-ordena Asuriel, y desciende hacia el cañón, sin mover apenas las alas.

Norrin y Fennan cruzan una mirada, y el segundo asiente, así que los dos surfistas estelares siguen a la enigmática criatura en dirección al cañón. Los tres toman tierra en el pico, sobre una cumbre achatada. Por primera vez en eones, dos criaturas vivientes observan juntos a los Siete Hermanos, mientras Asuriel ocupa su lugar, en el centro de estos.

El primero de ellos es Utiel, que emite una luz que va del ámbar al dorado. Sus ojos resplandecen rojizos, y el cabello le cae en greñas de color rubio pajizo sobre los inmensos hombros. Viste sólo con un taparrabos de piel cruda, y sus músculos y tendones gruesos como sogas resultan amenazantes, igual que los afilados colmillos que desgarran parte de su labio inferior. Su dominio es la Realidad.

El segundo es Sheltarion, fornido pero sin la exageración de su hermano. Viste una túnica corta de color celeste, y empuña una espada corta con un lapislázuli en la cruz. Sostiene un escudo redondo en su brazo izquierdo, con la enseña de un ojo abierto, con el iris pintado de intenso azul. Sus alas centellean tras él. Su dominio es la Mente.

Fennan y Norrin ya conocen al tercero, Odiel. De piel verdosa y rasgos afilados, una túnica de color verde mar envuelve sus gráciles formas, ceñida a sus caderas pooor un cinturón de conchas marinas. Multitud de finas trenzas del color del musgo caen sobre sus hombros, y una diadema de aguamarinas despeja su frente. Empuña una lanza de aguzado aspecto, y su dominio es el Alma.

El otro lado del oscuro Asuriel es para Baladriel, el cuarto hermano, al que también Fennan y Norrin se han enfrentado. Es delgado, fibroso, y chispas eléctricas recorren su piel, como tatuajes vivientes. El cabello, rojo al igual que sus alas, cae sobre su espalda, recogido en una fina trenza engarzada de anillos de oro rojo que tintinean cuando se mueve. Está desnudo, y empuña un hacha de gran tamaño, tallada en rubí. Su dominio es el Poder.

Junto a él se encuentra Miriel, el quinto hermano. Tiene la forma de una mujer, de cabello corto y cuerpo voluptuoso. Apenas luce ropas, unas cintas moradas ciñéndole la cintura y los pechos, y extrañas y desconcertantes sombras se mueven sobre su piel, formando curiosos valles lunares y líneas ley. Entre sus alas de color púrpura, asoman un carcaj repleto de flechas y un arco corto. Su dominio es el Espacio.

Su gemela, Lotiel, está a su lado. Sus alas anaranjadas y resplandecientes están abiertas, y sus pies no tocan el suelo, elevada al menos medio metro sobre él. Una túnica rematada en largos flecos la cubre hasta las rodillas, y su cabello dorado esta recogido en dos gruesas trenzas que caen sobre sus hombros. Sus ojos sin pupilas se pierden en el vacío, y en sus manos sostiene un báculo labrado en oro, coronado con un atrapasueños del que penden dos grandes plumas de color naranja. Su dominio es el Tiempo.

-¿Dónde está Shalla-Bal?-vuelve a preguntar Norrin Radd, y la energía cósmica crepita a su alrededor-. Si esto es algún tipo de engaño…

No toleraremos amenazas, Norrin Radd-le interrumpe Miriel.

No hay engaños en nosotros-dice Odiel-. Nuestro hermano te mostró la imagen de tu amor porque está en nuestras manos devolvértela, Estela Plateada.

-¿Y qué vais a pedirnos a cambio?-gruñe Fennan-. No creo que hayáis hecho todo esto para llamar nuestra atención y no pedirnos nada a cambio.

Servisteis a Galactus tiempo atrás. Queremos que seáis nuestros heraldos, que llevéis nuestra palabra por todo el Universo. Nuestra obra va a requerir de apóstoles que promulguen nuestra doctrina.

-¿Y cual es?-pregunta Fennan.

La Evolución-responde Asuriel, y sus hermanos parecen temblar de un sombrío placer-. Guiaremos el Universo hacia su siguiente paso, y haremos avanzar a las criaturas que lo habitan hasta convertirles en dioses. Todos y cada uno de los seres vivos que habitan nuestros dominios se someterán al crisol del cambio, la eugenesia colectiva, daremos un nuevo comienzo a la existencia.

-No suena demasiado mal-masculla Fennan, pero Norrin niega con la cabeza.

No habrá más vida ni más muerte-continúa Asuriel-. Todos alcanzarán un nuevo lugar en universo que ha de venir, y vosotros dos seréis los padres celestiales de lo que llegará.

-¿De verdad pretendéis convencernos de que seríais capaces de todo eso?-dice Norrin.

Observad-ordena Asuriel, y Lotiel alza sus manos. Un resplandor naranja lo imbuye todo, deslumbrando a los hermanos, que han podido mirar fijamente soles recién nacidos.

Hace tiempo la roca sobre la que os encontráis, era un planeta habitado, una región apartada de eso que dais en llamar Imperio Shi´ar. Sus habitantes evolucionaron de las plantas, criaturas vivas que hacían la fotosíntesis bajo la luz de una estrella muy similar al sol de Zenn-La. Su nombre era D´Bari.

-No…-masculla Norrin, que recuerda la historia de D´Bari, pero la luz naranja de Lotiel rompe las barreras del tiempo y les muestra lo ocurrido.

D´Bari era un planeta pacífico, hasta que la Entidad Fénix, una de las Entidades Cósmicas del Universo, encarnada en una terrana, consumió la estrella de D´Bari en busca de alimento. El sol se convirtió en Nova, destruyó todo su sistema planetario, y luego, como podéis ver… todo se acabó…

Y ahora, vuelve a comenzar-dice Utiel, y a su alrededor, la Realidad se hace flexible, blanda y mutable-. Aquí empieza todo.


Mes 1. Día 2. Luke Cage.
Harlem, Nueva York.

– ¿Sabes cuántas veces hemos tenido que reconstruir Harlem?

– ¿En el último año o desde que te conozco?

– Ven aquí, blanquita de los cojones…

Luke Cage levanta a Colleen Wing del suelo con un abrazo de oso. El ruido de una excavadora se traga la respuesta de ella. Están en un campamento improvisado, una mezcla entre centro de asistencia primaria y residencia para los que se hayan quedado sin casa. Los dos van de calle, aunque Luke sostiene en una mano un casco de albañil.

– ¿Tan malo es? -pregunta ella, abarcando con un gesto la zona.

Las tiendas de campaña le dan un aire de zona de guerra que el estado de los edificios no acaba de hacer cuajar.

– No. Ni de coña como con Onslaught, por ejemplo. O Inferno. Se nos han quedado de pie la mezquita de Malcolm X, todas las iglesias cristianas (y no te haces idea de cuantas diferentes hay) y hasta la única sinagoga…

– ¿Las sinagogas vuelven a Harlem? Si que llevo tiempo fuera…

– Hablando de eso…

– Me pilló en el avión privado de los Hijos del Tigre sobrevolando el Atlántico… -Colleen abre los brazos y aprieta los labios-. Sólo Bob1 y yo nos quedamos sin demonizar… Tuve que aterrizar en un aeródromo de Groenlandia mientras él se enfrentaba a todos sus chicos uno por uno en combate singular…

– Yo pelee con Dani. El puño de hierro lo hacía más susceptible a la magia o yo que sé…

– Misty me lo dijo… ¿Cómo está de… -se señala el tórax-, ya sabes?

– Ni idea. Creo que no me dice nada para no preocuparme, el muy imbécil. ¿Sabes si esos dos han vuelto a… ya sabes?

– Ni idea. Creo que no me dice nada para no preocuparme, la muy imbécil.

Sonríen.

– Bueeeenooo… ¿y qué haces aquí?

– Piel ultradura -se da un golpecito en un biceps-. Me dedico a rescatar gente… Quedan vigas convertidas en serpientes y cosas así. Extraño y sus colegas dicen que se irá disipando, pero como no dan abasto, cuanto más invulnerable sea el que abra la marcha…

– ¡Eh, Luke! – Era… parecía una especie de zombie… ¿Será algo mágico? ¿Por la guerra?

– No. No se movía como la gente demonizada. Parecía mecánico.

– Por eso faltan cuerpos. No es que se hayan levantado solos.

– …se los están llevando mientras rescatamos a la gente…

Luke golpea una de las vigas, dejándola abollada.


Mes 1, día 2. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

El poder brota de Baladriel. Golpea el cosmos con su hacha, y las chispas encienden de nuevo el Universo. Un nuevo golpe, y la estrella de D´Bari, envejecida y consumida por la Fuerza Fénix, arde de nuevo, joven.


Mes 1. Día 3. W.H.O.
Cardiff, Gales. Prisión para Superhumanos de W.H.O.

– Zzzzzzzzzz….

– ¿Qué dice?

Clive Reston husmea la mueca de Jamie Braddock procurando mantener un metro de distancia.

– Va demasiado lento… Creo que oíremos la primera sílaba dentro de tres días, más o menos -responde Alistaire Stuart, que delimita con una tiza en el suelo una elipse alrededor de la escena.

Braddock se encuentra a unos metros fuera de su celda, en escorzo, la boca a medio abrir en una mueca algo grotesca, con la saliva salpicando ‘congelada’ en pequeñas gotitas alrededor de su cara, los brazos retorcidos cimbreando. Una bala corta el aire micra de milímetro a micra de milímetro, apuntando directamente a su esternón.

Alistaire se pone en pie. Se saca de un bolsillo de la gabardina una pequeña calculadora, que pasa a medio metro de la cara del prisionero mientras emite un zumbido algo molesto.

Además de media docena de agentes de campo de W.H.O. que peinan las celdas buscando pistas -incluyendo a Micromax, reducido, paseando entre el polvo para tener mayor precisión-, al Jamie ‘congelado’ lo rodean Alistaire, Rory Campbell -apoyado en su eterna muleta-, Clive Reston y Gabriel2.

El profesor Stuart tose.

– Mi teoría es que el asesinato se cometió en apenas una millonésima de segundo. El asesino concentró el tiempo para que no fuésemos conscientes de su presencia hasta después de marcharse. Pero, para compensar, el tiempo se ralentizó a partir de ese momento.

– ¿Podemos detenerlo? -pregunta Clive.

– No. Esto es el efecto retardado -Alistaire señala la bala-. En realidad, ya ha ocurrido, sólo estamos esperando a que se sincronice con nosotros.

– ¿Y cuando lo haga tendremos el equivalente un cadáver de varias semanas?

– … -Alistaire se rasca la barbilla-. Supongo. No lo había pensado. Desde luego para la autopsia será un problema.

– Por no hablar del olor -apunta Rory.

Micromax los interrumpe creciendo de repente en el espacio entre Clive y el doctor Campbell, que tiene que dar un salto hacia atrás sobre su muleta.

– Me creo lo del viajero del tiempo. Esto está más limpio que antes de… bueno, de esto -señala a Jamie con un pulgar.

– ¿Podemos moverlo?

– No creo. De hecho, interferir con la distorsión cronal puede ser peligroso.

– Si puedo… -Gabriel levanta un dedo- Quizás el profesor Stuart…

– La muerte de mi hermana no afecta para nada a mi juicio -lo interrumpe Alistaire.

– Pero Jamie Braddock era su asesino -Clive alza una ceja.

– Y me han sobrado oportunidades para matarlo yo mismo sin que se entere nadie desde que lo tenemos en esta prisión, ¿no cree?

Micromax y Reston intercambian una mirada, Rory agacha la cabeza para ocultar una sonrisa.

– Creo que ha manejado demasiado bien el problema temporal -reitera Gabriel.

– Eh, caballeros, estaba pensando…

Se giran hacia Rory.

– Ya que hablamos de hermanos -señala al «cadáver»-, ¿quién se lo dice al de él?


Mes 1, día 3. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

El espacio se pliega, se retuerce sobre sí mismo. Las flechas de Miriel cruzan pársec, reducen los Años Luz a meros centelleos, mientras cada grano de arena que formó parte de D´Bari vuelve a su lugar, mientras la gravedad hace de nuevo su trabajo, uniendo y conteniendo. Con todas las piezas en su lugar, el núcleo del planeta vuelve a girar, recreando el viejo campo magnético de D´Bari. El Poder desencadenado por Baladriel es refinado por Miriel, y reacciones químicas largo tiempo olvidadas recorren la superficie del planeta. Atmósfera.


Mes 1, día 4. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

Las manos de Utiel se mueven sobre el planeta, los continentes se quiebran y se abren en mares ácidos, que evolucionan y permiten lluvias dulces que fertilizan el planeta. D´Bari pronto se llena de una vegetación frondosa y viva…


Mes 1, día 5. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

Los pies de Odiel son los primeros en hollar la virgen superficie del planeta, y a su paso, las plantas se remueven. Ella hunde el pico de su lanza en el suelo, y aquí y allá, las plantas se alzan y cobran vida. Se miran las unas a las otras y toman conciencia de sí mismas y de que están vivas. Y de que tienen alma.


Mes 1, día 6. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

Sheltarion observa silencioso a las criaturas herbosas que avanzan a un lado y a otro, tambaleantes, conscientes de sí mismas pero de nada más. Se acerca a una de ellas, y la toca con su espada. Los ojos de la criatura resplandecen con inteligencia.


Mes 1. Día 7. Luke Cage, Misty Knight y Colleen Wing.
Harlem, Nueva York.

– Calláos los dos de una puta vez -refunfuña Misty-. Un tío duro de los barrios bajos y una ninja, y no tienen ni idea de cómo se hace una vigilancia…

– A Dani le habría encantado esto -murmura Luke.

Colleen le da un codazo.

– Quiero que se pique -susurra él.

– Iros a la mierda -dice Misty.

Colleen hace un gesto con la ceja, algo parecido a un «ya te lo dije». Misty se dedica a observar por unos prismáticos a través de las persianas echadas del piso franco en el que se encuentran, fingiendo ignorarlos. Luke está echado hacia atrás sobre una silla con los pies sobre la mesa de la cocina. Colleen prepara unos bocadillos junto a él.

– Es el tercer día que hacemos esto. Y gratis, Luke -protesta Misty.

– El barrio lo necesita.

– Siempre lo necesita. Hay esposas cornudas esperando confirmación de sus sospechas y mi alquiler…

– Esta noche va a pasar algo. Me lo dice el instinto…

Colleen le da un pescozón.

– Insisto en que deberíamos hacer turnos.

– Entre Colleen y yo no pudimos detener a uno solo de esos. Y no creo que a los saqueos vengan de uno en uno.

– Entonces no sé qué esperas hacer sólo con el añadido de mi brazo mecánico.

– Sólo quiero seguirlos.

– Estás muy seguro de que localizarán el nuevo depósito con el cuidado con el que se ha trasladado.

– No iba a poner un cartel de ‘es una trampa’. Vendrán.

Misty bufa.

– Sí que podría haber llamado a Danny -insiste Luke.


Mes 1, día 7. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

Lotiel alza su báculo, extiende sus alas y envuelve en ellas el mundo. Millones de años transcurren en segundos, las criaturas verdes evolucionan, se transforman y avanzan. Crean tecnología, armas y sistemas políticos. Las ciudades llenan lo que antes eran llanos, crean sus culturas y religiones, formas de entretenimiento y de expresión artística. Y D´Bari vuelve a ser el planeta avanzado y pacífico que era cuando llegó el Fénix.


Mes 1, día 8. Estelas Plateadas.
En las fronteras del Imperio Shi´ar.

Mirad lo que hemos hecho-dice Asuriel, y los hermanos plateados observan atónitos a su alrededor. Calles abarrotadas, altos edificios, gente que viene y va…

-No nos ven-dice Fennan, y Asuriel asiente.

Sheltarion nos oculta de ellos, sus mentes les dicen que no estamos aquí-explica el Séptimo Hermano.

-Que los dioses nos asistan-masculla Fennan.

Sed nuestros heraldos-dice Asuriel-. Y Shalla-Bal volverá a estar entre tus brazos. Guiadnos a la Tierra.

-¿La Tierra?-pregunta Norrin, repentinamente alarmado-. ¿Por qué a la Tierra? Es un planeta insignificante, ni siquiera ha desarrollado el viaje intergaláctico…

Pero es la mayor fuente de poder del Universo-responde el Séptimo-. La Tierra es la llave de todo lo que…

-¡No!-exclama Norrin Radd, y salta a su tabla de nuevo. Fennan le sigue, y como dos ráfagas de plata, se lanzan de nuevo al Cosmos.

Ha ocurrido, como sabíamos que ocurriría-dice Lotiel, y sus ojos vacíos se clavan en el rastro de los Estela Plateada-. Van a la Tierra para avisar a los suyos…

Seguidles-ordena Asuriel, y de inmediato, los Seis alzan sus alas y desaparecen, siguiendo el rastro de los dos hermanos.

Tras ellos, Asuriel contempla el nuevo mundo de D´Bari, recreado desde las cenizas del antiguo, alzado desde la destrucción. Asuriel desenvaina su espada y la alza sobre D´Bari.

El núcleo del mundo se revuelve, volcanes, terremotos y tsunamis arrasan el planeta. Grandes tormentas lanzan rayos que devastan las ciudades, y las plagas se extienden por doquier. Los ojos de Asuriel se clavan en la estrella, y esta, explota.

Esta vez, antes de morir, los habitantes de D´Bari tienen tiempo de sufrir, de sentir miedo. Cuando el Séptimo Hermano despliega de nuevo sus alas, tras él no queda siquiera el resto de la estrella en torno a la cual minutos antes se movía el planeta.


Mes 1. Día 11. Alistaire Stuart, el Capitán Britania y Meggan.
Cardiff, Gales. Prisión para Superhumanos de W.H.O.

– dddddddddd…

Brian Braddock se rasca la frente. Permanece con la puntera de los zapatos rozando los límites del campo de fuerza que aisla la ‘escena del crimen a cámara lenta’ de su hermano Jamie.

– ¿Tenéis idea de quién…?

– Cuando… cuando pase podré analizar la bala. Alguien con una tecnología temporal bastante avanzada y que tuviese algo en contra de Jamie.

– Eso es una lista más larga que mi brazo.

Meggan acaricia una de las manos de Brian. Vestidos de paisano -él con traje y corbata, ella con blusa y vaqueros-, acompañan a Alistaire y su gabardina en el pasillo de las celdas de W.H.O., completamente vacío para ellos.

– Ya. Nosotros mismos seríamos sospechosos si no lo hubiésemos tenido en custodia.

– Quiero…

– No -Alistaire levanta las manos-. Reston nunca lo aceptaría. Es tu hermano, no serías objetivo.

– ¿Y tú, sí? Él mató a Alysande.

– ¿Por qué todo el mundo insiste en repetirlo? Lo he tenido a mi merced desde que lo recuperamos de la corriente temporal3. Además, Brian, vosotros me conocéis, ni siquiera le he pegado un puñetazo a otra persona en toda mi vida.

– Tiene razón, cariño -dice Meggan, pasando una mano por la mejilla de su marido-. Alistaire es un amigo, sabrá resolverlo. No sufrás más.

– Y además, Reston intentaría reclutarte como agente de W.H.O.

– No, no pienso someterme a la autoridad de ningún Gobierno, y menos con los conservadores en… Hum… -levanta la vista hacia las cámaras.

– Tranquilo, supuse que querríais intimidad, Gazza las apagó.

– ¿Gazza?

– Es el nuevo ordenador central de W.H.O. Tiene una interfaz que finge…

– Un ordenador que habla -resume Meggan.

– Básicamente.

– ¿Y le has puesto?

– Gazza4. Ya sabes, como…

– Ya lo sé…

– Yo no…

– Cosas de fútbol.

– Me gusta el fútbol.

– Te gustan los futbolistas.

– Eh… Chicos… Os dije que apagué el circuito cerrado de vigilancia para daros intimidad, pero, aunque sea poco delicado…

Brian alza una ceja.

– Necesito saber si seguís… -se detiene- Sé que seguís en contacto con la Patrulla-X. Ahora medio equipo está formado por ex agentes nuestros o de Excálibur. Y necesito que les llevéis un mensaje.


Mes 1, día 12. Magical Girl.
Frente a la costa de Okinawa, Japón.

-Oh, venga ya-masculla Magical Girl mientras ve al gigantesco robot de más de treinta metros de altura emerger de las aguas, cerca de la isla de Yonaguni-. Monstruos y robots gigantes… estoy cansada de tópicos…

Invocando un sencillo hechizo de levitación, Magical Girl se eleva desde el suelo hacia la azotea de uno de sus edificios, esperando obtener una mejor perspectiva de la bahía. El gigantesco robot le recuerda una especie de mezcla entre insecto y molusco, y siempre ha sido alérgica al marisco, así que le parece de lo más repulsivo.

-¿Qué se supone que está reclamando?-pregunta por el diminuto intercomunicador que lleva en su oreja y que le permite permanecer en contacto con las fuerzas policiales de la zona.

-Exige el reconocimiento internacional de la pirámide de Yonaguni como el primer monumento arquitectónico de la historia de la humanidad-explica el capitán Shikeido, el enlace de Magical Girl-. Además del mecha, tiene como una docena de robots más pequeños no tripulados por la zona, asegurando el perímetro y trabajando en una excavación no autorizada en el entorno de la pirámide…

-¿Un freak de la historia?-protesta ella-. Hace menos de dos semanas tuvimos que enfrentarnos a los infiernos desbordados, vuelvo a casa, ¿y me encuentro con esto? Necesito vacaciones.

-Podríamos llamar al resto de Super Sentai-ofrece Shikeido, pero imagina la respuesta de la chica, así que ni siquiera le deja una pausa para que responda-. Se hace llamar…

-¡Soy el Doctor Historicus!

La voz del piloto del mecha se transmite por un sistema de megafonía extraordinariamente potente, y Magical Girl pone los ojos en blanco, pensando en el daño causado por Mazinger Z a la historia de los villanos.

-¡Ha llegado el momento de que esta gran nación reclame el lugar que le corresponde en la historia!-continúa diciendo-. ¡Basta de ser apartados por el egocentrismo occidental, debemos ocupar el puesto que es nuestro por derecho, el origen de la civilización y…!

-Cállate-protesta Magical Girl, alzándose desde el edificio y volando en dirección hacia el mecha del Doctor Historicus-. Me estás dando dolor de cabeza.

-¡Una enviada del monopolio occidental!-exclama Historicus, y dos misiles vuelan desde sus hombros hacia la muchacha, que los detiene con un escudo místico que resplandece con destellos de color rosa chicle a su alrededor-. No podrás detener a la verdad, yo…

Un rayo de energía mágica vuela desde las manos de Magical Girl, impactando con los altavoces que transmiten la voz de Historicus, cortando el discurso del villano, lo que hace que la gente que se ha empezado a reunir en la bahía aplauda con entusiasmo. Mientras su escudo detiene de nuevo un rayo de partículas que brota de la mano del mecha, Magical Girl lanza unos fuegos artificiales, haciendo que sus fans griten febriles.

Como me gusta estar en casa, piensa, mientras decide que ha llegado el momento de acabar con el Doctor Historicus, y tiene la idea perfecta, un hechizo que oxide las articulaciones del robot, convirtiéndole en una estatua en la costa de Yonaguni. Después, se irá a su casa y disfrutará de su colección de muñecas. Tranquila, sin demonios, monstruos ni robots. O eso quiere pensar.

Se concentra un segundo, el tiempo necesario para acceder a la energía mágica de la que obtiene sus poderes…

Y en ese momento se da cuenta de que algo va mal.

Normalmente, Magical Girl se imagina la magia como un inmenso arroyo del que ella toma el poder que necesita, continuo y fluido, inmutable. Pero en ese momento, el poder llega a ella como un río caudaloso, lleno de rápidos y a punto de desbordarse. Trata de controlar la energía, de ponerle diques, pero es demasiado fuerte y demasiado rápida. Magical Girl abre los ojos desmesuradamente, con todo su cuerpo sacudido por calambres y espasmos mientras la magia de derrama por sus ojos, su boca y sus oídos, llevándose con ella parte de su espíritu.

La muchacha ni siquiera está consciente cuando todo a su alrededor explota.


Mes 1, día 14. Doctor Extraño y Jennifer Kale.
Hospital Chubu, Okinawa.

-Ni siquiera se cayó la hoja de un árbol… no salpicó ni una sola gota de agua…

Jennifer Kale asiente en silencio, mientras su mirada vuela hacia la ventana de la pequeña sala en la que el capitán Hakeshi Shikeido se encontraba internado. Fuera, la ciudad de Okinawa parece seguir su ritmo normal, pero para unos ojos entrenados como los de Jennifer, mostraba aún cicatrices de lo que había ocurrido dos días antes. La gente parecía rehuir la zona de la bahía, y muchos miraban hacia allí nerviosos. El propio mar parecía tener un resplandor peculiar, que hacía que la misma Jennifer se sintiera incómoda.

-La explosión no afectó a nada material-asiente Jennifer, volviendo a mirar a Shikeido, que está sentado en un aséptico sillón junto a una cama, vestido con un pijama azul y una bata blanca con el sello del hospital. Shikeido no había mostrado síntoma alguno de haber sido afectado por la explosión, pero aún así, la dirección del hospital había decidido mantenerlo en observación un tiempo, idea compartida por sus superiores de la prefectura de policía de Okinawa, ya que Shikeido era uno de los escasos testigos que podía explicar lo que había ocurrido en la bahía.

-No, a nada-continúa Shikeido-. Pero la gente comenzó a desplomarse a mi alrededor, como si todos hubieran muerto de repente. Aquello me aterrorizó, pensé que estarían todos… muertos. Magical Girl cayó al agua.

-Si no hubiera habido un equipo de salvamento tan cerca, ella sí hubiera muerto ahogada.

-Sí, suerte. Pero al final da igual, está igual que los demás.

-Por eso esperamos que pueda ayudarnos, señorita Kale-interviene la tercera figura presente en la habitación, con un inglés de marcado acento. Ineue Kenichio, especialista del Imperio en cuestiones sobrenaturales-. A pesar de que Japón es un lugar de profunda espiritualidad, no tenemos demasiada vinculación con lo que ustedes denominan «magia». De hecho, nuestra única especialista en el tema, está en coma en este momento en la planta de arriba, junto a ciento trece personas que se encuentran en la misma situación.

-Sinceramente, señora Kenichio, a pesar de que me siento muy honrada por su confianza, todo esto me supera un poco. Por eso contacté con el Doctor Extraño, me alegra que su gobierno decidiera permitirle participar en la investigación.

-No tuvimos muchas opciones-replica Kenichio, encogiéndose de hombros-. Necesitamos saber qué ocurrió exactamente, y por qué tenemos a ciento trece personas sumidas en un coma que parece irreversible sin evidencia alguna de trauma físico.

Jennifer…

La figura de Extraño parpadea unos segundos en el aire, sobresaltando a Kenichio y a Shikeido. A Jennifer lo que le puso la piel de gallina fue el gesto serio del rostro de Extraño.

Necesito hablar contigo en la azotea. Ahora.

Sin más, como si el aire hubiera disipado su figura, la silueta del Doctor Extraño desaparece de la sala, y Jennifer se incorpora de la silla que ocupaba frente al capitán Shikeido.

-Será mejor que descanse, capitán-dice, sonriendo, pero el hombre niega con la cabeza.

-No he sido capaz de dormir desde que ocurrió. Cuando cierro los ojos, empiezo a ver gente desplomándose a mi alrededor…

-Gracias a Dios, en eso sí puedo ayudarle-masculla Jennifer, y musita una palabra en el arcano idioma de la magia atlante. De inmediato, un profundo sueño cae sobre el capitán Shikeido, al tiempo que Ineue Kenichio llamaba a las enfermeras para que atendieran al paciente-. La tendré informada de todo, señorita Kenichio.

-Eso espero-farfulla la japonesa, viendo como la joven se dirige al ascensor.


-¿Cómo está la chica?-pregunta Jennifer en cuanto llega a la azotea. El Doctor Extraño, vestido con pantalón y americana de color gris carbón y sobria corbata negra, parece contemplar el horizonte, con el sol hundiéndose en el océano, encendiéndolo en una miríada de tonos de amarillo, rojo y naranja-. Era un poco pesada, pero me cayó bien.

-No ha habido cambios en su situación-explica Extraño, volviéndose hacia Jennifer-. Es como si alguien o algo le hubiera arrebatado el espíritu, como si la energía que animaba su cuerpo se hubiera disipado. Y lo mismo ha pasado con las otras ciento trece víctimas.

-Lo único que sabemos es que Magical Girl estaba enfrentándose a un gilipollas con un mecha gigantesco, y que iba ganando. Y entonces, la chica comenzó a brillar, y la gente a desplomarse. Creo que lanzó un hechizo… y algo falló.

-He intentado encontrar su alma, y no he podido-continúa Extraño, mirando de nuevo hacia el mar-. Pero Jennifer… tengo la impresión de que yo mismo he estado a punto de perderme.

-¿Qué?

-Lo que quiera que hiciera Magical Girl, lo que le arrancó el alma a ella y a la mayor parte de los testigos, ha provocado un agujero negro espiritual que permanece abierto aún, y que tardaremos mucho en cerrar, suponiendo que podamos hacerlo. Apenas conseguí volver a mi cuerpo a tiempo de evitar ser arrastrado.

Parece que Extraño va a decir algo más, pero se tambalea, y hubiera caído al suelo de no haber reaccionado Jennifer lo suficientemente rápido como para sostenerle.

-Stephen… ¿qué está pasando?

-Es sólo una niña, Jennifer. Magical Girl es sólo una niña, las autoridades aún están intentando identificarla para informar a su familia. Y no podemos hacer nada para ayudarla, porque no sabemos qué es lo que ha causado todo esto.

Jennifer ayuda a Stephen a sentarse en una caja de aire acondicionado, y suspira, mirando hacia el mar, consciente ahora de qué era lo que provocaba exactamente su malestar.

-Sí, es una mierda-masculla.


Mes 1. Día 15. Carol Danvers.
Punto orbital de Lagrange.

El poder de dos estrellas gemelas atraviesa la última capa de la exosfera y sale a disfrutar del vacío del espacio. La estación espacial da un giro de ballet sobre sí misma para recibirla cuando gira sobre sus propios pasos. El anillo central está terminado, pero la estructura en forma de torre que lo sustenta puede observarse a medio terminar, algunos obreros en traje espacial saltando entre planchas mal colocadas. En el la cubierta de voladores, la espera el comité de recepción.

– Bienvenida, coronel Danvers.

– Gracias, coronel Jameson. Veo que el trabajo avanza a buen ritmo.

– No tanto como quisiéramos. Si el doctor Richards accediese a supervisar él mismo…

– Estamos trabajando en ello.

Con John Jameson sólo hay dos hombres en la cubierta, dos técnicos cubiertos con trajes plateados cuya única concesión al color es el emblema de SHIELD sobre los hombros. Jameson les hace una señal, y ellos asienten, ocupando sus lugares en el centro de control temporal de lo que, en algún momento, será la Torre, el centro de Vigilancia Espacial de SHIELD. Los técnicos introducen las claves adecuadas en los paneles de control holográficos, y una puerta se abre con un silbido, dando acceso a Carol y James a otra de las zonas ya concluidas del recinto, a través de un pasillo de algún tipo de material completamente transparente y no reflectante, de modo que ambos tenían la desconcertante sensación de caminar por el vacío. Una nueva puerta se abre ante ellos al final del pasillo, y Carol Danvers se sorprende al percibir el olor de…

-¿Magdalenas recién hechas?-masculla, y Jameson sonríe. Al otro lado de la puerta, se encuentra lo que parece ser una típica cocina de los años 60 en Estados Unidos, con una mesa en un rincón, ocupada por dos hombres que encajaban tanto en aquel lugar como un edificio de plexiglás en el bosque de Sherwood. Uno de ellos tiene la piel cetrina y el cabello plateado recogido en la nuca en una cola de caballo baja, y dos tatuajes rojos enmarcan sus ojos. Una vara argéntea relumbra tras él, apoyada en la pared. Y frente a él, se sienta otro hombre, pelirrojo y con las orejas puntiagudas, ataviado con el uniforme de los Cuerpos Nova.

-Coronel Danvers-dice John, mientras los dos hombres se incorporan y se cuadran ante Carol, dejando a un lado el chocolate caliente y las magdalenas que estaban comiendo-. Estos son dos de nuestros miembros, supongo que ya les conocerá o habrá oído hablar de ellos.

-Siglo y Adam-X-asiente Carol, haciéndoles un gesto para que descansen-. Furia me envió los dossieres correspondientes. Me pidió también que le transmitiera su enhorabuena por su integración en el Cuerpo Nova, señor… er… ¿X?

-Simplemente Adam, coronel Danvers-responde X-Tremo, y ella asiente-. Muchas gracias.

-¿De quién ha sido la idea de decorar esta zona así?-sonríe Carol, mirando a su alrededor-. Es perturbador… de un modo extraño…

-Supongo que es cosa mía, coronel Danvers-dice una tercera persona, apareciendo a través de una puerta, llevando en las manos dos vasos de chocolate caliente y una nueva bandeja con magdalenas, aún humeantes. Es idéntica a Doris Day, y va vestida con una blusa blanca y una falda roja de amplio vuelo. Sonríe beatíficamente a Carol mientras deja la bandeja en la mesa, y se cuadra de forma burlesca ante la coronel-. Siempre he sido una admiradora del arte de Rockwell…

-Lyja-dice Carol, reconociéndola, y la skrull asiente, recuperando su forma original y cuadrándose realmente ante Binaria.

-Un placer trabajar a sus órdenes-afirma Lyja. La skrull lanza un silbido, y de inmediato los generadores holográficos de ambiente se apagan, mostrando la aséptica sala en la que se encuentran. Incluso el olor de las magdalenas desaparece-. Me temo que el chocolate es de botella, y las magdalenas compradas en Walmart, la ambientación le daba cierto encanto.

-Bienvenida a la Torre, coronel Danvers-ríe John, y Carol asiente.

Aún les queda mucho trabajo por delante.


Mes 1, día 18. Capitana UK.
Londres, Tierra 839.

Cuando observa su entorno, Capitana UK no puede creer lo que ve. No puede que tenga que vivir otra vez la destrucción de un planeta.

Y sin embargo, así es.

Tierra-839 se hunde sobre sí misma. Como si no hubiera sido bastante duro para los habitantes de ese rincón del corredor dimensional el haber sido tiranizados y dominados por la despótica Opal-Lun-Sat-Yr-9, ahora su propio mundo parecía volverse contra ellos.

Todo había comenzado siete días atrás, sólo una semana antes. Una ola gigantesca se había originado en el corazón del Pacífico, y Linda McQuillan se encontraba en la costa de Hawaii, tratando de evacuar la zona lo más rápido posible. A pesar de que había sido una ola inmensa, habían tenido suerte y la evacuación había tenido lugar correctamente.

En aquel momento, Capitana UK había pensado que todo había terminado.

Ahora sabía que sólo había sido el principio.

Un par de horas después del paso de la ola, un volcán había estallado en el centro de África. La nube de cenizas había cubierto todo el sur del continente, y aún no había sido posible hacer el recuento de las bajas. Siete tifones consecutivos habían arrasado la costa de Asia, y un terremoto había hecho temblar el subcontinente indio hasta el punto de que Bengala se había hundido en el mar por completo.

Una lluvia de fuego había arrasado la Costa Oeste de Norteamérica, y algo que los científicos sólo habían podido llamar «tormenta temporal» había colapsado la Costa Este. Emanaciones de gas venenoso habían exterminado a toda la población de Rusia entre Moscú y Kamchatka. Y una gran grieta había aparecido en el Atlántico, una grieta tan amplia que toneladas de agua se evaporaban cada minuto, y un resplandor rojizo iluminaba el cielo de Inglaterra desde el Oeste.

El planeta se estaba deshaciendo por las costuras.

Y desde que aquello había empezado, Capitana UK había tratado de contactar con alguien que pudiera ayudarla a contener todo aquello. Roma, Ópalo Luna Saturnina, alguno de sus compañeros del Cuerpo de Capitanes Britania… Pero no había habido respuesta de nadie.

Linda McQuillan había sido testigo de cómo su mundo de adopción se moría, y no había podido hacer nada para impedirlo, ni tan siquiera para retrasarlo. Los informes científicos eran claros. La grieta del Atlántico aumentaba en extensión varias decenas de kilómetros cada día, era cuestión de tiempo (y no mucho) que el planeta se partiera, literalmente, por la mitad.

Ella lleva horas mirando la grieta, apenas parpadeando. En las calles, la gente reza, llora, o simplemente, espera. Algunos alzan su mirada, la ven y gritan que Sat-Yr-9 jamás hubiera permitido que ocurriera aquello. Cuatro días antes, siete mil personas se suicidaron en torno a los Cárpatos en un extraño ritual de expiación para obtener el perdón de su ausente señora. Dos días antes la gente había dejado de preocuparse por los muertos. Y en muchos casos, también de los vivos.

Volando a varias decenas de metros sobre el suelo, Capitana UK puede sentir el llanto de todo un mundo.

Lo que realmente escucha es un inmenso trueno. Un crujido, el sonido que hace un mundo al hundirse sobre sí mismo. Y sabe que ha llegado el momento, el final. Se encara hacia la grieta, quiere ver a la muerte venir de frente.

-¡Capitana UK!

Sorprendida, Linda se gira, y ve a su espalda un desgarrón de luz en el firmamento, y al otro lado, ve una silueta que le es familiar.

-¡No!-grita ella-. ¡No abandonaré otro mundo!

-Eres requerida-dice la voz desde ese lugar, y la propia luz emana de ella, envolviendo a Linda, que trata de resistirse, pero sin ningún resultado.

Ni siquiera puede ver el final de Tierra-839, convertida en cascotes vacíos que girarán como un nuevo cinturón de asteroides en torno al Sol…


Mes 1, día 21. Nuevos Mutantes.
Malibú Beach, California.

-¡Dani!

Danielle Moonstar estira la cabeza para buscar el lugar de donde viene la voz. El sol del atardecer crea una luz difusa que hace que sea difícil ver algo con claridad, pero sin embargo, termina encontrando a la persona que la llama, y sonríe.

Sam Guthrie, rojo como un cangrejo y con el pelo rubio más claro que nunca se acerca a ella, vestido tan solo con un bañador rojo de tipo bermuda y unas chanclas de playa. Él la observa, la misma Dani de siempre, shorts vaqueros, camiseta sin mangas, y el pelo recogido en una espesa trenza negra. Nunca había sido un maniquí, pero incluso allí, en plena playa de Malibú, donde cada uno de los bañistas tiene un cuerpo escultural, hay algo magnético en ella, algo en su mirada que hace que sea, posiblemente, la mujer más atractiva de toda la costa de California.

-¡Sam!-exclama ella, abrazándole-. Estás completamente… rojo…

-El sol de California y mi piel del Medio-Oeste no terminan de casar, menos mal que ya se acaba el verano, ha habido momentos en los que he pensado que estallaría en combustión espontánea. Me alegra que pudieras venir.

-Aún faltan unos días para que empiecen mis clases en Yale, después de todo lo que pasó el mes pasado, lo menos que podía hacer era pasar unos días con mis amigos.

-Lástima que Rahne no pueda venir…

-Escocia está muy lejos-replica Dani, encogiéndose de hombros-. Y tienen mucho trabajo en Isla Muir. Aún hay sitios donde hay pequeños brotes de actividad infernal, y la doctora MacTaggert está investigando la genética de…

-¿Cómo lo hacemos?-ríe Sam-. No han pasado cinco minutos y ya estamos arreglando el mundo. Ven, anda. Los demás están deseando verte.

Dani asiente, y permite que Sam la tome de la mano y la guíe entre la multitud que se ha congregado en la playa para contemplar el que puede ser uno de los últimos anocheceres de un verano inusualmente largo en la playa de Malibú. Allí, en medio de la gente, y sentados sobre la arena, están el resto de los Nuevos Mutantes. Roberto, con un bañador negro tipo turbo y rasgueando una guitarra; Tabitha, casi apoyada en él y con un bikini tan escandaloso que muestra más de lo que oculta; Amara, regia incluso llevando solamente un bañador blanco de aspecto deportivo; Ríctor, con unos pantalones vaqueros rotos y tarareando al ritmo que marca Roberto; y Sally, con un pareo de estampado tropical y un bikini verde. En cuanto la ven, Roberto deja a un lado la guitarra y todos se incorporan para abrazarla y saludarla. Dani siente que los ojos le escuecen por las lágrimas contenidas, pero finalmente, y aún aferrada a Roberto, que parece negarse a soltarla, mira a su alrededor.

-Creí que…-comienza a decir, al darse cuenta de que aún falta alguien.

-Hola, Danielle-la interrumpe alguien, y Dani se da cuenta de que está allí, vestida con un pantalón de lino blanco y una camiseta blanca de tirantes. El sol, que en esos momentos se está hundiendo en el Pacífico, parece encender el mar tras ella, y las sombras se alargan e incluso parecen querer acariciar a Dani. Siente un escalofrío mientras fuerza una sonrisa.

-Illyana-consigue mascullar finalmente, y su antigua compañera asiente. Si las vidas de todos han sido una locura, Dani sabe que la de Illyana ha sido la más loca de todas, demasiado complicada incluso para sólo pensar en ella. Y aunque hace mucho que dejó de ser una Valquiria, Dani nunca ha dejado de percibir en Illyana un lado sombrío, algo podrido tras su perfección, lo que mucho tiempo antes habían llamado acertadamente «la Niña Oscura».

-Dani-llama Rictor, y la cheyenne se gira hacia él a tiempo de coger al vuelo una lata de refresco que este le arroja. De inmediato, el momento de sombras pasa, y todos se sientan de nuevo sobre la arena. No muy lejos de ellos, un grupo de chicos con tambores y flautas comienzan a tocar, y por unos momentos, todos los Nuevos Mutantes guardan silencio, escuchando, mientras Dani se sienta junto a sus amigos.

-Y bien, Moonstar, ¿cuándo vas a decidirte a abandonar la aburrida Yale y te vas a unir a nosotros en la soleada California? Estoy segura de que a ti el sol te sentaría mucho mejor que a Sam…-ríe Tabitha, palmeando al muchacho de Kentucky.

-Me encantaría estar con vosotros aquí, Tabby, pero al menos este curso no va a poder ser. Me he implicado mucho con las tutorías a nuevos alumnos y con un programa para llevar los estudios superiores a las reservas indias del centro de Estados Unidos.

-La Dani de siempre-interviene Roberto-. Incapaz de parar quieta ni un momento.

-¿Fue muy duro en Connecticut? Bueno, ya me entiendes… todo aquello-pregunta Rictor, y Dani asiente.

-No había nadie para poder ayudarnos-responde la cheyenne-. Tuve que liderar a un grupo de estudiantes cuando una bandada de arpías asaltó el campus. Dos de ellos murieron, y a otro le tuvimos que amputar un brazo. Y lo peor es que durante los días siguientes estuve aterrada, casi escondida, esperando a que Forja o alguno de los suyos vinieran a buscarme por haber utilizado mis poderes.

-Hubo una moratoria-dice Sam-. De hecho, se va plantear una reforma de ley para permitirnos utilizar nuestros poderes en caso de crisis, siempre que…

-Siempre que les seamos útiles-masculla Illyana. Sam hace un gesto como si fuera a hablar, pero finalmente, desecha la idea y clava sus ojos en el mar.

-Estuve preocupada por ti-dice Dani, mirando a la chica rusa-. Tuve un sueño…

-Rahne me lo contó, hace unos días estuve en Isla Muir con ella-responde Illyana.

-Se supone que no puedes hacer eso…-masculla Sally.

-Estoy deseando que Forja intente venir a detenerme-replica Illyana, con una sonrisa ácida-. El Limbo debe estar encantador en esta época del año, seguro que a su nueva guardiana le encantaría tenerle de invitado un tiempo.

-¿Nueva guardiana?-tose Dani, casi atragantándose con el refresco.

-Fue un precio que tuve que pagar para poder purgar la maldad implícita del Limbo… y para poder acabar de una vez por todas con N´Astirh. Es una historia larga, Dani…


Mes 1. Día 21. Puño de Hierro y Hombre Poder.
Sede de Rand Corporation, Nueva York.

– Son tus putas empresas.

Varias fotografías se desperdigan sobre la mesa del despacho de Daniel Rand. Dos guardas de seguridad apuntan con sus armas a la cabeza de Luke. Danny coge un par.

– Misty no ha perdido el ojo -se gira hacia los guardas-. Pueden marcharse, caballeros. El señor Cage es un amigo.

La puerta corredera se cierra tras marcharse los de seguridad. Luke continúa en la misma postura, el ceño fruncido, los brazos cruzados. Danny, de ejecutivo ejemplar, se echa hacia atrás en su sillón giratorio, sin soltar las fotos.

– Desde que volví de Europa has venido a visitarme por lo menos media docena de veces, ¿qué te costaba anunciarte en la recepción, como siempre?

– No me apetecía.

– Claro que no. Eres Luke Cage. Un tipo duro, de la calle, que tiene esos impulsos de rabia y necesita llamar la atención. De todos modos, hablé con Colleen ayer y me las envió por email.

– ¿Qué?

– Siéntate, anda.

Danny se agacha a un lado de la mesa. Se oye la puerta de un frigorífico pequeño abrirse. Luke se ha sentado. Le lanza un vaso deslizándolo por encima de la mesa.

– ¿Qué quieres beber?

– ¿No es muy temprano? Además, tú no bebes.

– Tus opciones son refresco de cola o zumo.

– Refresco.

Le desliza una botella mientras él se sirve zumo.

– Rand Corporation no es una empresa pequeña. Tenemos filiales de las filiales de nuestras filiales. Esta mañana he estado haciendo unas comprobaciones, con las fotos de Colleen. Y por cierto, me estoy muriendo y no eres mi madre, si me diese por el alcohol tendrías la opción de brindar conmigo o callarte.

– …

– Y no vuelvas a entrar así en el edificio. Llámame, anúnciate en recepción, ven a mi casa.

– Vale.

– Bien.

– ¿Y qué has descubierto?

– Sí, esta filial es nuestra. Pero no nos consta ningún negocio remotamente parecido a hacer piezas para, eh…

– Zombies robot. No se me ocurre otro nombre.

– En fin… Es probable que formen parte de una cadena. Que ellos sólo ensamblen o pasen cierto material, y allá otras empresas implicadas. Me gustaría saber, además, como quién sea que está dirigiendo esto ha podido meter las zarpas en un negocio de Rand sin que nos demos cuenta.

– ¿Y qué vas a hacer? ¿Una auditoría o algo así?

Danny abre un cajón del escritorio. Saca su pañuelo de Puño de Hierro y empieza a darle vuelta entre las manos.

– Había pensado algo menos aburrido…

Luke sonríe por primera vez


Mes 1, día 21 (si el tiempo fuera apreciable en el Limbo),Ángela Comaneci y Margali Szardos.
Nuevo Reino del Limbo.

-¡Ángela!

La voz de Margali Szardos, seca como un latigazo, obliga a la muchacha a abrir los ojos apresuradamente, mirando asustada a su alrededor. Tal vez N´Astirh o Belascoo habían vuelto para reclamar el Limbo… De inmediato, la Espada Alma aparece en su mano, y la muchacha se gira hacia Margali, dispuesta a enfrentarse a lo que las amenazara.

Allí está Margali, cruzada de brazos, con los ojos centelleantes tras la máscara dorada, tan inquietante como siempre. Ángela aún recordaba cuanto se había asustado al verla por primera vez trece días atrás al pie de su cama, después de que feroces pesadillas la atormentasen durante varias noches, sueños en los que se encontraba en una tierra yerma, baldía, sin un cielo, sol o estrellas.

Había sido Margali quien le había dado nombre a ese lugar, la que le había llamado «Limbo», y la que le había explicado a una aterrorizada Ángela que aquel reino era ahora su dominio.

Y ahora, la mira desaprobadoramente (como casi siempre), en medio de uno de los yermos baldíos del Limbo (como casi siempre), y Ángela se siente un tanto estúpida (como casi siempre). A los pies de Margali una flor ha aparecido del suelo, una pálida margarita de fino tallo y pétalos blancos… salvo uno, de color azul pálido.

-¿Qué pasa?-pregunta Ángela, dejando caer el brazo con el que sostiene la espada.

-Mira la flor, niña-replica Margali, en un rumano de forzado acento.

-Está casi perfecta…

-En el Limbo, eso podía significar que estuvieras casi muerta. Aquí no puedes permitirte detalles dejados al caos, el Limbo reflejará tus pensamientos, tus estados de ánimo, tus deseos. Y eso, exige una concentración completa, si no quieres convertir el Limbo en un pálido reflejo del Infierno.

-A veces, parece que estuviera en el propio infierno-gruñe Ángela.

-No, niña, es muy diferente-responde Margali-. Mientras seas inexperta, al lado del Infierno todo esto no es más que un puñado de polvo.

Margali se agacha, toma la margarita entre sus dedos y la arranca, mostrándole a Ángela sus frágiles raices.

-Y ahora, empieza de nuevo.


Mes 1. Día 23. Carol Danvers y Reed Richards.
Punto orbital de Lagrange.

-Bien, Adam, sitúa la célula de energía en el punto medio de la aguja de cromo… así, bien, muchas gracias…

Reed Richards, Mister Fantástico, desplaza su mano por uno de los tableros holográficos que tiene ante él y el diseño tridimensional de lo que pronto será la Torre desaparece. Desde la balconada en la que se encuentran, y protegidos del vacío exterior por un campo de contención prácticamente imperceptible, Carol Danvers y el líder de los Cuatro Fantásticos pueden ver el avance de la construcción de la Estación de Vigilancia, y como Adam-X permanece volando junto a la aguja generadora. La célula energética que ha insertado en ella, proporcionará energía a la Torre durante los siguientes doce años aproximadamente.

-Un descanso, gente-dice Carol a través de los intercomunicadores, y luego se vuelve hacia Reed-. Muchas gracias, con tu ayuda estoy segura de que podremos estar en línea bastante antes de lo que se había planificado.

-No es nada-asiente Reed-. Lyja es de la familia, y está entusiasmada con este proyecto. Y si te soy sincero, Carol, a mi también me parece de lo más interesante.

-Con todo lo que no ha pasado durante tantos años, lo que me sorprende es que no hubiéramos preparado este proyecto antes-afirma Carol, encogiéndose de hombros-. La Torre nos permitirá mantener un área de seguridad alrededor de la Tierra, así como un punto de encuentro entre diferentes razas extraterrestres. Los Shi´ar han confirmado el envío de un embajador, y estamos en negociaciones con los Skrull y los Kree. Lyja está siendo muy útil en ese aspecto.

-Estupendo. Espero que la Torre esté funcionando lo antes posible.

-¿Detecto cierta preocupación, Reed?

-No exactamente-masculla Mister Fantástico, negando con la cabeza-. Pero soy consciente de que tras una amenaza mística siempre viene una cósmica, y quizá la Torre sea útil antes de lo que hubiéramos podido imaginar.

-¿Qué?-farfulla Carol, a punto de dejar caer una botella de agua-. ¿Hay alguna ecuación que indique eso? Es decir… ¿ese tipo de cosas es predecible? ¿Qué sistemas de variables hay que…?

-No, no-la interrumpe Reed, con una media sonrisa-. La teoría no es mía, es de Ben Grimm, y lo suele decir entre gruñidos. De hecho, no deja de decirlo mientra mira al cielo desde que rechazamos a los demonios.

-Entonces… ¿puedo estar tranquila en ese sentido?

-Lamentablemente, no-replica finalmente Reed-. Ben se basa en la experiencia… y suele tener razón en este tipo de cosas.


Mes 1, día 24. Nuevos Mutantes.
Malibú Beach, California.

La música de Greenday acompaña la carrera de Danielle Moonstar por la playa de Malibú cuando el sol apenas está saliendo por el Este. Sobre el mar, el cielo está aún oscuro, aunque adquiriendo poco a poco un matiz violeta. Dani ha corrido por la playa desde que las estrellas aún brillaban, tratando de escapar de su propia ira, pero cuando se detiene para recuperar el resuello, siente que la sangre le sigue ardiendo en las venas. Alguien la toca un hombro, y de inmediato, Dani agarra la mano y tira de ella con fuerza, pivotando sobre su cadera para arrojarle sobre la arena.

-¡Auch!-exclama Sam, cayendo delante de Moonstar-. ¡Tranqui, esta vez ganan los indios!

-¿Qué pasa contigo, rostro pálido?-masculla Dani, ayudándole a incorporarse-. ¿Quieres perder una mano?

-Quería hablar contigo antes de que te fueras-responde Sam, poniéndose de pie y sacudiéndose la arena de los pantalones y la camiseta-. ¿Paseamos?

-Claro-dice Dani, encogiéndose de hombros-. ¿Algún problema, Samuel?

-Quiero saber qué te pasa-responde Sam-. Tratas de disimular, pero estás enfadada por algo, y no sé por qué.

-Supongo que no he superado lo de los demonios…

-Dani, hace no tanto teníamos que vérnoslas con S´Ym cada dos fines de semana. Estuvimos en el Callejón cuando los Merodeadores masacraron a los Morlocks. Perdimos a Doug… Dani, has sido una diosa de la muerte. Pero creo que hasta ahora, jamás habías intentado mentirme. He visto como nos miras cuando crees que no te vemos, te encantaría estar aquí con nosotros. Y sin embargo, prefieres estar lejos de nosotros, lo que me lleva a pensar que, realmente, quieres mantenernos alejados de ti por algún motivo. Dani-dice, deteniéndose y plantándose ante la cheyenne, obligándola a mirarle-. ¿En qué te has metido?

-Sam, lo que no sepas no podrá hacerte daño-masculla Dani, bajando la mirada.

-Tiene algo que ver con Forja, ¿verdad?

-Nos ha convertido en proscritos, Sam-gruñe ella-. Podría haberlo esperado de Robert Kelly, de Cameron Hodge… incluso de Val Cooper… pero no de un mutante, de alguien que ha sido parte de la Patrulla-X. De un cheyenne, como yo. Mientras él y sus mutantes ídolos de masas recorren alegremente cada rincón de Estados Unidos, la Patrulla-X ha sido exiliada a un país dominado por Magneto. Cíclope y los críos están poco menos que encerrados en la Academia. Y nosotros… estamos libres sólo porque hemos firmado un documento asegurando que no vamos a utilizar nuestros poderes bajo ningún concepto… a no ser que haya una crisis que asegure la seguridad mundial, claro.

-Dani…

-Hay… bueno, alguien tiene que mantener la comunicación entre los antiguos grupos-X. Cualquier intento de comunicar Neo Avalon con la Academia sería vigilado por docenas de ojos. El CAS, Factor-X… Nadie vigila a una estudiante que recorre el país con una mochila, Sam. Y aunque lo hicieran, no tendrían forma de acusarme de nada. Pero no quiero meteros en esto, por eso prefiero continuar en Yale y no aquí con vosotros. Antes o después, os veríais implicados, y esto es cosa mía, Sam.

-Déjame que vaya contigo-replica él-. Puedo ayudarte.

-No-niega ella-. Te necesito aquí, Sam, necesito que cuides de nuestros amigos. De nuestra familia-ríe.

-Claro-responde Sam, abrazándola-. Claro.

-Y necesito que vigiles a Illyana-sentencia Dani.

-¿Qué?

-Hay algo en ella que me sigue poniendo los pelos de punta. Alguien tiene que tener un ojo encima de ella.

-Dani, creo que son imaginaciones tuyas…

-Ojalá, Sam. Ojalá.


Mes 1. Día 30. Alistaire Stuart.
Cardiff, Gales. Prisión para Superhumanos de W.H.O.

*oooooooo*

El escorzo ronco de Jamie Braddock parpadea en azúl en una pantalla dos metros sobre la cabeza de Alistaire. Que se encuentra hundida entre sus hombros, siguiendo los números en el monitor de su portátil como la pelota en un partido de tenis mientras teclea posibles soluciones.

*ooo….*

– ¿Eh? ¿Ya?

Alistaire levanta la vista hacia la pantalla de la celda de Braddock. Un cuerpo en descomposición ocupa el lugar de la ‘estatua de sal’. La alarma del pasillo atrona a través de la cámara de vigilancia. Se mira el reloj de pulsera.

– Una hora y media antes.


Mes 1. Día 30. Luke Cage y Danny Rand.
Sede de Rand Corporation, Nueva York.

La puerta blindada salta por los aires de un doble puñetazo.

– ¡Ja! -ríe Luke- ¿No echabas de menos esto?

– … Supongo… ¿Te refieres a patrullar o a hacer el cafre?

– A patrullar haciendo el cafre.

– ¿Qué tenemos aquí?


Mes 1. Día 30. Alistaire Stuart.
Cardiff, Gales. Prisión para Superhumanos de W.H.O.

– Gazza, repasa los registros.

*No ha sido manipulado*

– Vuelve a pasarlo.

La voz de Jamie Braddock suena en su tono y vocalización normales de nuevo, después de un mes de ralentización. Repite su palabra.

– Que me…


Mes 1. Día 30. Luke Cage y Danny Rand.
Sede de Rand Corporation, Nueva York.

Luke cae de rodillas, destrozado, una mano palpando las costillas rotas, la otra colgando de un brazo desencajado de su hombro. Dos agentes de Hydra se agachan para recogerlo por debajo de las axilas.

– ¿Danny?

Puño de Hierro recoge la máscara que le entrega uno de los esbirros.

– No. Escorpio.


Mes 1. Día 30. Alistaire Stuart.
Cardiff, Gales. Prisión para Superhumanos de W.H.O.

La grabación de Jamie Braddock corre a toda velocidad una vez más en el monitor de Alistaire.

– Zodiaco -repite, sonriendo.


1.- Bob Diamond, el líder de los luchadores de kung-fu conocidos como los Hijos del Tigre, es el novio de Colleen.

2.- ¿Recordáis a un rubiales con gafas de sol eternas que era noviete de Mariposa Mental en los muy lejanos tiempos de la serie del Capi Britania preExcálibur?

3.- Mmm, Jamie desapareció en Excalibur #10_, sólo en MarvelTopia, pero de esa recuperación es la primera noticia que tengo.

4.- Un no-premio está en juego, chavales.

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