Marvel Premiere #12 presenta… Doce #2

marvelpremiere12En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…

Marvel Premiere

logodoce

#12 – Doce II
Trópico de Géminis

Por Tomás Sendarrubias y Jose Cano
Portada de Cristian Cobo


Fecha de publicación: Mes 151 – 11/10


Mes 2, día 1. La Meiga.
Cerca de Augas Longas,
Lugo, España.

El sonido del arroyuelo es lo primero que percibe la Meiga mientras se acerca al lugar, guiada por un pequeño fragmento de cuarzo atado a un cordel de plata, y que tira de ella sutilmente hacia el interior de la arboleda. Cuando los rumores comenzaron a llegar a ella, pensó que todo debía ser un rumor, pero las historias se habían multiplicado, y luego, otras criaturas de índole más o menos sobrenatural habían hecho aparición en todo el mundo, así que finalmente, y por indicación de Stephen Extraño, había decidido hacer caso a los rumores y acercarse a Augas Longas para investigar lo ocurrido, por si se trataba de algún rezagado de la invasión infernal que había tenido lugar algo más de un mes atrás.

Desde entonces, Extraño había mantenido comunicación con el grupo de magos reunido por Wong, y entre ellos, había estado Ana María Reinosa, a la que todos conocían como “La Meiga”, desde que seis años atrás encontrara en una vieja torre derruida el grimorio y los objetos mágicos de una mujer que, en algún momento del siglo XIII había estudiado alquimia con el propio Raimundo Lulio, avanzando incluso luego más allá de los avances de este, mezclando alquimia con cábala y mística. Ana María se había convertido desde ese momento en La Meiga, y luego había encontrado la tutela de una vieja hermandad druídica con la que aún se relacionaba de vez en cuando, pero nunca había tenido que hacer frente a una crisis como la que había afrontado con la explosión infernal del Septiembre pasado.

Y desde luego, lo que tenía que hacer esa noche, parecía una broma comparado con aquello. Augas Longas era una pequeña aldea, apenas tenía cinco habitantes, pero varios excursionistas habían notificado a la policía la presencia de algo extraño, una mujer de curioso aspecto que se peinaba junto a uno de los arroyos de la región, el mismo en el que una niña de siete años, Judit Vázquez, había desaparecido a mediados de octubre. Por increíble que pareciera, todo señalaba a que se trataba de una moura.

Y cuando la Meiga atraviesa la linde del arroyo, una última línea de chopos, sosteniendo su vara con una mano y el péndulo de cuarzo y plata con la otra, allí la ve. Está sentada al borde del arroyo, desnuda, con el cabello oscuro y la piel tan pálida que relumbra bajo la luz de la luna, como la propia agua del arroyo. En una de sus manos, sostiene un peine de oro y nácar con el que peina su pelo. Alza sus ojos hacia la Meiga, y esta ve en ellos un resplandor violeta.

-Boa noite, muller…-comienza a decir la moura, pero la Meiga alza la mano, conminándola a callar, pues sabe que parte del poder de esas criaturas está en su voz. La moura sonríe, y su aire de tranquilidad y pureza parece quebrarse. Sus dientes están afilados, y muestran sombras oscuras, quizá manchas de sangre.

-Calla-ordena la Meiga, empuñando con fuerza el cayado.

La moura se incorpora, y el agua resbala por su piel. Sus ojos resplandecen, más parecidos ahora a carbones encendidos que a flores de espliego como antes. Ana María sabe que la criatura va a atacar, pero está preparada, tiene el hechizo adecuado para expulsar al espectro, aunque luego tendrá que buscar por sí sola a la niña, o al menos, lo que haya quedado de ella.

-¡Santa María te axude e San Lourenzo te valla!-grita la Meiga, al tiempo que golpea con su báculo el suelo, convocando las viejas fuerzas de la tierra para atacar a la moura. En el momento en que termina la convocatoria, sabe que algo va mal. Unas campanas suenan en la distancia, aunque más cerca de lo que ella es capaz de explicar, ya que no hay iglesias ni ermitas cerca. El aire se llena de olor a incienso, y un cántico sepulcral parece llegar de todas partes. Ana María siente una ráfaga de viento gélido, y sus ojos se abren por la sorpresa.

No sólo la moura seguía allí, sino que además, ahora no estaba sola. Toda una cohorte la rodea, precedida por un hombre pálido, envuelto en un hábito pardo que sostiene un estandarte con un cráneo por enseña. Tras él, otro monje sostiene un incensario y un tercero, una campana. Y tras ellos, una novia cadavérica vestida de blanco, un viejo caballero con armadura… al menos una decena de siluetas, todas ellas empuñando candiles que iluminan quedamente el entorno del arroyo. La Meiga tiene que contenerse para no soltar el báculo y el péndulo, y caer al suelo de rodillas santiguándose. No ha expulsado a la moura… ha convocado a la Santa Compaña. Siente su corazón latiendo desaforadamente en el pecho, y como el frío se extiende por sus miembros, mientras sus fuerzas parecen desaparecer. Aquel que ve la Santa Compaña muere, es lo que se dice en las tierras gallegas, y Ana María sabe que está muriendo mientras las apariciones cantan una Misa de Difuntos.

Cae de rodillas, sin poder evitarlo, pero consigue mantener en la mano el báculo. Sus ojos se nublan, pero consigue enfocar el cuarzo del péndulo. Se esfuerza por visualizar su casa en Santiago de Compostela, su dormitorio, su cama, sus libros… huele el ambientador a lavanda, escucha la voz de su abuela hablando con su madre en el salón… Y se deja ir.


El olor a lavanda la envuelve, siente el tejido de su colcha bajo la mejilla. Antes de permitirse el desmayarse, Ana María musita una oración a cualquiera que la escuche para agradecer que, al menos, ese otro hechizo sí había funcionado.


Mes 2, día 3. Flatman.
Radio NYRD, Manhattan, Nueva York.

-…y como prometíamos en el último programa, amigos de la noche, tenemos un invitado de excepción con nosotros en Más Allá del Crepúsculo, el programa que os acompañará hasta las horas de la madrugada, el programa de los noctámbulos y los enamorados de la oscuridad…

Sybil Sharpe sonríe tras su mesa, dando un pequeño golpe ante ella con un montón de folios, y dirigiendo una mirada tranquilizadora a su acompañante, que se seca el sudor con un pañuelo de papel. Es la primera vez que alguien de su grupo es invitado a un programa en Nueva York (ni más ni menos que en Nueva York…), y estaba obligado a dar buena imagen, y si algo salía mal, ya le habían avisado de que ni se le ocurriera volver a Milwaukee. Sí, era en la radio, no en la televisión, en una radio local, en un programa nocturno… pero Sybil Sharpe se había hecho famosa a nivel nacional por haber mantenido en abierto el programa durante la Noche del Diablo de un mes atrás1 mientras el resto del mundo parecía irse al infierno. Y estaba en Nueva York. En Manhattan. ¡Spiderman! ¡Daredevil! ¡Los Vengadores! ¡Los Cuatro Fantásticos! Suspira mientras Sybil, finalmente, le presenta.

-Con nosotros, amigos, el doctor Val Ventura, más conocido entre el gran público como Flatman, de los Vengadores de los Grandes Lagos. Buenas noches, doctor Ventura.

-Buenas noches, señora Sharpe. Buenas noches a todos los oyentes del programa.

-Estoy segura de que aunque los Vengadores de los Grandes Lagos no han sido un grupo demasiado conocido en la Costa Este…

-Ni en la Oeste, realmente…-musita Flatman, y al instante se arrepiente, pensando en la cara que habrán puesto Big Bertha y Mister Inmortal al escuchar aquella frase.

-Que modesto…-ríe Sybil-. Como decía, los Vengadores de los Grandes Lagos no han sido muy conocidos fuera del área de Milwaukee y Chicago, pero todos hemos podido verles en todas las noticias de televisión y en los periódicos de todo el país, cuando la semana pasada, el Doctor Ventura y el resto de su grupo evitaron que Ultrón se hiciera con el control de una estación de investigación de Stark Industries en el Lago Erie, donde se investigaba un nuevo tipo de energía. Doctor Ventura… Flatman, si lo desea así… ¿qué se siente al salvar el mundo?


Mes 2, dia 9. El Proyecto Iniciativa.
Baltimore, Maryland.

Durante unos segundos, La Visión observa los informes procedentes de la intervención en Los Ángeles, analizando las fotografías tomadas por los satélites y las enviadas de primera línea por el equipo del Agente Craig. El sintozoide pasa la mano sobre una zona de la consola, activando un holograma interactivo en que parpadean varios iconos, y toca uno de ellos, sintiendo la leve vibración estática en las yemas de los dedos. Todas esas imágenes se envían automáticamente al departamento de Relaciones Públicas, tendrán mucho trabajo para explicar todo aquello. Un nuevo icono virtual parpadea, y él lo toca, abriendo un canal de comunicación.

-Visión, aquí Valerie Cooper-dice una voz conocida mientras una figura holográfica de Val Cooper, de unos treinta centímetros de altura, aparece ante él, sobre la consola. Val actúa como enlace entre la CAS y el Proyecto: Iniciativa, lo que la convierte en la tercera en la escala de mando práctica de la organización, solo por debajo de la doctora Nyles y la Visión, que actúan en paralelo, y por supuesto de Nick Furia, el enlace del Proyecto con SHIELD.

-Dígame, Doctora Cooper-dice él-. ¿Es tan malo como parece?

-Peor-replica ella-. Los bomberos están intentando controlar dos focos de incendio, aunque parece que en breve Craig y sus chicos podrán entrar a recoger pruebas. Pero si has visto las imágenes, te darás cuenta de que no habrá mucho que poder encontrar.

Sabiendo que la Doctora Cooper también le ve en una proyección 3D, Visión asiente, lanzando una mirada a las imágenes del lugar de los hechos. Lo que hasta media hora antes era un Wal-Mart en las afueras de Los Ángeles, ahora era solo un montón de escombros. El CAS llevaba un mes buscando a varios de los supervillanos fugados de la Balsa durante las Guerras Infernales, y sus agentes habían localizado a los U-Foes en el centro comercial, probablemente en lo que debía ser un atraco de poca monta… o simplemente que hasta los villanos necesitaban de vez en cuando leche y galletas; y la Doctora Nyles había decidido poner a prueba a algunos de los candidatos del Proyecto: Fuerza de la Libertad. Aquel montón de escombros había sido el resultado.

-¿Tenemos la versión de Creel o de Titania?-pregunta el androide.

-Sí, bueno, más o menos-responde ella-. Los U-Foes se resistieron y el Hombre Absorbente decidió que lo mejor que podía hacer era derribar el centro comercial sobre ellos… sin tener en cuenta por supuesto que había tres empleados dentro. Creel y Titania están con los médicos, y los U-Foes contenidos, esperando para ser trasladados de vuelta a la Balsa. Ah, por cierto, Craig se siente culpable de todo lo que ha pasado, deberías solicitarle una sesión con Madame Webb.

-Bueno, no es culpable, pero sí responsable en parte2-interviene la Doctora Nyles, que entra en ese momento en la sala de comunicaciones, vestida como casi siempre con un elegante traje de chaqueta que podría llevar a cualquiera a pensar que trabajaba como directiva de alguna empresa de marketing, y no como excepcional tecnobióloga y directora en funciones del Proyecto: Iniciativa-. Aún así, estoy convencida de que un par de sesiones con el gabinete de psicología y apoyo lo solucionarán todo. ¿Cuándo podré disponer de las evaluaciones sobre campo de Creel y McPherran, Doctora Cooper?

-A mediodía estarán en su correo, Doctora Nyles-replica Val, con cierto deje incómodo-. Pero le advierto que no van a ser positivas.

-Puedo imaginármelo-asiente Jennifer Nyles-. Aún así, Creel tiene un gran potencial y me gustaría seguir trabajando con él.

-Estupendo-gruñe Val-. Tengo que volver al trabajo, en cualquier momento aparecerán los periodistas, y me gustaría que para entonces el equipo de Craig hubiera terminado de procesar la escena.

-Muchas gracias, Doctora Cooper-dice Visión-. Manténganos informados.

-Como no-replica ella, y la imagen 3D desaparece de la consola.

-¿Qué tal en Moscú?-pregunta Nyles, y el sintozoide asiente, girándose hacia ella.

-Todo correcto-dice-. La Federación Rusa ha dado el visto bueno al Proyecto: Iniciativa, y han puesto a la reformada Guardia de Invierno a nuestra disposición. Realmente ha sido más fácil de lo que esperaba, pero es un avance positivo, han aceptado realizar una exposición conjunta de objetivos ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que nos ayudará a dar una imagen más global de nuestros objetivos.

-Estupendo-asiente Nyles-. ¿Has revisado los expedientes que te envié? Me gustaría saber tu opinión sobre las nuevas incorporaciones a la Fuerza de la Libertad.

-Sí, he revisado los informes. Creo que Abe Jenkins, el Escarabajo, sería una adición interesante a la Fuerza de la Libertad, estoy esperando que Madame Webb evalué los parámetros de adaptación psicológica para organizar un encuentro.

-¿Y sobre el resto?

-No veo a la Brigada de Demolición colaborando con nosotros, Jennifer. Al menos, aún no.

-El potencial que tienen…

-Después de lo que ha pasado hoy en Los Ángeles con Titania y el Hombre Absorbente tendremos que andar con bastante cuidado a la hora de seleccionar posibles fichajes para la Fuerza de la Libertad. Hoy ha habido tres víctimas, y creo que son tres más de las que podemos permitirnos. Con la Brigada de Demolición correría peligro todo lo que pretendemos conseguir con el Proyecto: Iniciativa, así que, de momento, permanecerán fuera. SHIELD me ha confirmado que siguen en la Balsa. Y ahora, si me disculpas, quiero revisar con Protocolo y Relaciones Públicas los informes de Los Ángeles, y habría que organizar aún con la Balsa el ingreso de los U-Foes.

-Yo misma lo supervisaré, tengo un transporte dispuesto. Iba a ir de todas maneras, quiero comprobar personalmente algunos datos con la directora Newman.

-Muy bien, luego revisaré los informes de seguridad, tenemos que impedir que la Balsa siga siendo un coladero-concluye Visión, asintiendo y dirigiéndose hacia la salida-. Buenos días, Jennifer.

-Hasta luego-replica la Doctora Nyles, mirando el panel de control y pulsando uno de los iconos holográficos. Ante ella, toma forma una imagen en 3D de la Brigada de Demolición. Por unos instantes guarda silencio, escrutando a los cuatro miembros, pero finalmente, vuelve a tocar el icono, borrando la imagen, y sale de allí.


Mes 2, día 10. Nathaniel Richards.
Estación Baikonur, Kazajstán.

-Bien, general Kreshov, supongo que está todo preparado3.

Anatoly Gregorovich Kreshov siente que su piel se eriza por el sobresalto, y echa mano de inmediato a la pistola que durante todo el día ha estado en su cinturón, hasta que veinte minutos antes finalmente se había retirado de su puesto de trabajo a los dormitorios de personal, Lanza una maldición mientras se gira, y descubre tras él a un hombre alto y delgado, vestido con un extraño traje, semejante a un uniforme militar, con el cabello blanco y un peculiar parche rojo de cubriéndole el ojo derecho.

-Richards…-masculla el general, obligándose a sí mismo a tratar de respirar con normalidad tras el sobresalto-. No recuerdo que nuestro trato incluyera vía libre a la zona privada del Cosmódromo.

-Tal vez hubieras preferido que hubiera solicitado cita con tu secretaria, Anatoly-responde Nathaniel Richards, con una sonrisa ácida-. Prefiero que nuestros tratos tengan el menor público posible, y estoy seguro de que tú también. ¿Está todo terminado?

-Desde hace una semana-asiente finalmente el general, acercándose a un mueble bar y sirviéndose un vaso de vodka, que se bebe de un trago antes de sacar un nuevo vaso, llenar los dos y tender uno a Nathaniel, que lo coge, tomando un pequeño sorbo-. Hemos incorporado a la esfera los sistemas tecnológicos que nos diste, aunque sinceramente, mis científicos no entendían prácticamente nada de ninguno de ellos. ¿Qué hemos construido, doctor Richards?

-Una máquina para viajar fuera del tiempo-explica Richards tras guardar unos segundos de silencio-. ¿Dónde está?

-En el Subsótano 411 Rojo-informa el general Kreshov, aún un tanto aturdido, y tratando de entender a qué se refería Richards con “viajar fuera del tiempo”.

-Bien-replica Richards, y apunta a Anatoly con un artefacto semejante a una caja, disparando antes de que al general le de siguiera tiempo a reaccionar. Apenas hay un centelleo en la caja, pero el ruso cayó al suelo de inmediato, como fulminado. Richards sale de la habitación en dirección al lugar indicado. El proceso de rediseñado neuronal eliminaría todos los recuerdos de Nathaniel Richards de la mente del general, pero además, de forma vírica, eliminaría cualquier rastro que quedara del trabajo en la Esfera Temporal en la mente de cualquiera de los trabajadores de Baikonur.

Sonríe. Aún le quedan veintitrés minutos de tiempo relativo se los 30 disponibles con el sistema de aislamiento temporal que había activado antes de reunirse con el general. El final del rediseño neuronal coincidiría con el reinicio de la corriente temporal, de modo que no habría desincronización entre el general y el resto del centro.

Siguiendo los datos proyectados a su cerebro directamente por su implante retinal, Nathaniel Richards atraviesa varias salas y pasillos, cruzándose con técnicos, científicos y militares congelados en el tiempo, descendiendo a través de ascensores codificados hasta las entrañas del refugio. Le lleva catorce minutos llegar al Subsótano 411 Rojo, y un minuto más abrir la puerta. Se detiene en una sala de trabajo, presidida por la Esfera, diseñada por él y construida por los científicos rusos desplazados a Kazajstán. La propia Esfera le reconoce, su forma oscila y el metal parece licuarse, abriéndose un acceso, que Nathaniel Richards cruza raudo.

El tiempo sigue paralizado en Baikonur durante tres minutos después de que la Esfera de Richards desaparezca en la corriente temporal.


Cuando la primera marea temporal azota la Esfera, Nathaniel Richards teme, por un momento, haberse equivocado en sus cálculos. Varios de los escáneres cronales estallan, incapaces de asimilar las lecturas de tiempo y de paradoja. Dentro de la Esfera no tenía referentes visuales, ya que se encontraba fuera del Eje del Espacio, sumergido tan solo en el Eje Temporal. A pesar de los escudos de protección, Richards notaba en el estómago la presión del déjà vu y la náusea del vértigo ante la eternidad.

-¿Qué está pasando aquí?-masculla Nathaniel, tras asegurarse de que la Esfera no tiene fallos de integridad. Las lecturas que recibe le mantienen completamente desconcertado. Fuera, el Tiempo no fluye, sino que se agita y se sacude como un mar sacudido por una inmensa tempestad joviana. Vientos temporales arrastran los siglos, mientras que en algunos remansos, los ojos de los huracanes han creado tal inmovilidad que se han convertido en tiempo estático. Hay un resplandor fuera, tan brillante que por un picosegundo Nathaniel tiene la impresión de que la Esfera se vuelve transparente. Un relámpago temporal de esa magnitud sólo podía significar una cosa: una línea temporal completa había sido borrada, completamente calcinada.

Nathaniel Richards está analizando los mapas cronales tratando de averiguar cual ha sido la línea afectada cuando una ola de Paradoja alcanza de lleno la Esfera, anulando cualquier posible vínculo entre la Esfera de Richards y la realidad. Al mismo tiempo vivo y muerto, como el gato de Schroedinger, Richards se da cuenta de que definitivamente ha fallado en sus cálculos. La Cronotormenta es más fuerte de lo que había siquiera imaginado, de lo que habría podido siquiera imaginar, de hecho. En un femtosegundo, la Esfera desaparece, quedando reducida a… nada. Simplemente, deja de existir.

Cuando abre los ojos, Nathaniel Richards piensa que se ha vuelto completamente loco. Está tumbado en el suelo, y frente a él, en una mesa larga, se sientan tres hombres, vestidos con sobrios trajes de color gris marengo y corbatas de seda azul, los tres exactamente idénticos entre sí. A ambos lados de él, y cerrando una especie de triángulo, sentados en sus pupitres hay una docena más de personas, hombres y mujeres de aspecto aséptico, sentados en sus pupitres y trabajando afanosamente en sus ordenadores. Todo es tan… normal, que Nathaniel Richards tiene escalofríos, aunque reconoce al hombre (¿a los hombres?) que se sientan en la mesa frente a él.

-Mister Charles-dice Richards, incorporándose-. ¿Debo suponer que estoy en deuda con la AVT4 por este rescate inesperado?

-¿En deuda?-pregunta el Señor Charles, y sus clones ponen los ojos en blanco, mientras la docena de subsecretarios toman nota de todo lo que ocurre-. ¿Qué pretendía haciendo lo que ha hecho, Doctor Richards? Su inmersión en la Cronotormenta ha sacudido tanto la línea temporal que el sexto presidente de Estados Unidos ya no es Edward Latimer, sino John Quincy Adams… y has borrado de la historia a dos de las esposas de Enrique VIII, al que has dejado con seis mujeres… Deberíamos haber enviado al Juez de Paz hace mucho tiempo a resolver… lo suyo, doctor Richards…

-Si tan desastroso soy… ¿por qué os habéis molestado en salvarme?-masculla Richards, cruzando los brazos ante el pecho-. No hubiera sobrevivido al colapso temporal.

-Ha sido cosa mía.

Simultáneamente, los tres Mister Charles y los doce subsecretarios alzan la mirada de sus trabajos y la clavan en la mujer que entra en la sala a través de un arco cromado, una mujer alta y delgada, que mira a Nathaniel Richards con el mismo interés con el que un tigre miraría a un helecho.

-No nos conocemos, al menos personalmente, doctor Richards-dice ella, deteniéndose finalmente a pocos pasos de él-. Mi nombre es Roma, y usted está vivo solamente porque yo le necesito.


Richards identifica de inmediato el salto espaciotemporal por la sensación de déjà vu y el cosquilleo en el estómago, y cuando la luz se normaliza ante sus ojos, ve que se encuentra en lo que parece ser el interior de una catedral, formada por una sola nave, con las columnas cromadas ascendiendo hasta convertirse en arcos apuntados sobre él, y los lienzos de pared entre ellas, sustituidos por algún tipo de material transparente que permitía ver el exterior, lo que parecía ser un noche eterna, cuajada de resplandecientes estrellas, grandes como puños. Un sonido sibilante, de extraordinaria armonía, parecía llenar cada rincón de la amplia nave, haciéndole pensar en las viejas maquetas renacentistas que trataban de ubicar el universo en formas geométricas y hablaban de la Música de las Esferas.

-Acompáñeme, señor Richards-dice Roma, con la túnica alba oscilando a su alrededor, y caminando en dirección a lo que parecía una pequeña capilla en uno de los laterales de aquella inmensa construcción. Un arco apuntado daba acceso a una pequeña sala (el cosquilleo en el estómago de Richards se repitió, de lo que dedujo que aquella estancia estaba situada en otro punto del espacio-tiempo), tapizada de azul y plata por doquier, salvo una de las paredes, completamente transparente, que se abre a lo que parece ser un inmenso abismo de oscuridad. Y allí, de espaldas a ellos, se encuentra una mujer vestida con los colores del Cuerpo de Capitanes Britania, que se gira hacia ellos al escuchar los pasos de Richards sobre las baldosas del suelo-. Nathaniel Richards, le presento a Linda McQuillan, más conocida como Capitana UK.

-He oído hablar de usted-asiente Nathaniel, haciendo un gesto galante al besarle la mano, gesto que desconcierta un tanto a la Capitana UK, y arranca una sonrisa ácida de Roma-. Es agradable encontrar buena compañía en un ambiente tan… especial.

-Un placer…supongo-responde Linda, retirando su mano de las de Nathaniel, y volviéndose hacia Roma-. ¿Por qué de pronto he aparecido aquí?

-Un pliegue cuántico, te necesitaba aquí para presentarte a nuestro invitado-responde Roma, haciendo un gesto hacia la pared transparente, y la oscuridad del exterior se disipa, apareciendo una imagen que congela el aliento de Linda en sus pulmones. A su alrededor, el cielo parece llenarse de docenas… miles de tierras, superponiéndose las unas a las otras de mil maneras diferentes, cada una de ellas separada del resto por espacios tan pequeños que se medían en longitudes de Planck.

-El Multiverso-masculla Linda, observando con veneración aquel entorno casi mágico, que Richards contemplaba también en silencio.

-Solo una parte, una micra del número infinito de Tierras que se expanden a nuestro alrededor y que continúan creciendo y expandiéndose-dice Roma-. Y el motivo de que hoy estéis aquí los dos.

-¿Qué es eso?-pregunta Linda, señalando hacia lo que parece ser una grieta oscura en el entorno de una de las esferas azules que aparecen ante ellos.

-El riesgo que corremos-afirma Roma, señalando otras grietas que aparecen en diferentes lugares-. Que corre todo el Multiverso. Grietas de continuidad en el espacio-tiempo, desajustes temporales provocados por los Siete Hermanos.

-¿Los Siete Hermanos?-pregunta Linda, y la Guardiana asiente.

-Las manifestaciones generadas por la actual encarnación de las Gemas del Infinito. Poder, Realidad, Alma, Mente, Tiempo, Espacio y Entropía. Fuentes de poder infinito incontrolado que están resquebrajando la propia continuidad de la Realidad, creando imprecisiones y paradojas en el continuo histórico, pequeñas motas de entropía que se expanden por todo el Multiverso desde Tierra-617 y que lo hacen cada vez más deprisa.

-Corremos el riesgo de una masa crítica exponencial-gruñe Richards, comprendiendo en parte el origen de las extrañas lecturas obtenidas por sus investigaciones. Al ver la mirada interrogante de McQuillan, Nathaniel hace un gesto condescendiente y continúa hablando-. Existe una cantidad limitada de paradojas e incongruencias temporales que la Realidad consensuada es capaz de resistir. La acumulación de paradojas sobre el continuo es como… como gotas de agua cayendo sobre un papel. Hay un momento en el que el papel no puede soportar más el agua y se rompe.

-Vale, lo pillo-responde Linda, asintiendo-. Esos “Siete Hermanos” son como termitas, y si siguen agujereando el Multiverso, terminará derrumbándose sobre sí mismo.

-¿Cómo habéis permitido que la situación llegue a este punto?-gruñe Nathaniel, y el gesto de Roma se tensa-. Se supone que evitar que este tipo de cosas pasen es para lo que existís… Vos, la AVT…

-Hay una circunstancia que ha permitido que la situación se descontrole hasta el punto en que nos encontramos.

-¿Cuál es?-masculla Capitana UK.

-Saturnina ha desaparecido.


Mes 2, día 11. Big Bertha.
Estudios de la WLS-TV, Chicago.

-Con todos ustedes… ¡Big Bertha!

Cuando los focos la iluminan, Ashley Crawford siente un pequeño vahído, y tiene la impresión de que va a desmayarse, todo su inmenso peso cayendo en directo ante la vista de millones de espectadores en el talk show más visto de toda Norteamérica, destrozando el decorado del propio show de Oprah.

Tomando aire y esforzándose por recordar que ha desfilado docenas y docenas de veces ante todo tipo de públicos en Milwaukee, avanza y sonríe a Oprah, mientras los espectadores cambian sus aplausos por más o menos educados gestos de sorpresa ante el volumen de la heroína. La presentadora le tiende una mano a Big Bertha, una mano sorprendentemente diminuta al lado de la inmensa vengadora, que la estrecha con cuidado antes de sentarse en un sillón especialmente dispuesto por el programa para que estuviera más o menos cómoda.

-Querida…-comienza a decir Oprah-, no sabes la ilusión que me hace tenerte aquí.

-Muchas gracias, Oprah, es un auténtico placer para mí, siempre he sido seguidora de tu programa.

-En los últimos días, tu grupo y tú estáis atrayendo mucha atención, y toda sorprendentemente positiva. Aunque para muchos los llamados Vengadores de los Grandes Lagos han sido un descubrimiento reciente, hay una larga historia detrás de vosotros.

-Así es-responde Bertha-. Hace ya varios años que dos de los Vengadores destinados en la Costa Oeste nos ayudaron a reunirnos y nos entrenaron…

-Querida, estoy segura de que todos nuestros espectadores ya saben esto, no dudo de que todos llevan semanas buscando vuestro nombre en Google y la Wikipedia… pero aunque por supuesto estamos todos muy agradecidos por lo que habéis conseguido en las últimas semanas al detener a Ultrón, evitar el robo del Banco Central de Chicago por la Brigada de Demolición y devolver a la Balsa a los Hermanos Grimm. Pero esta noche, queremos conocer a la mujer que se encuentra detrás de Big Bertha. Nada de identidades secretas, por supuesto, pero… ¿qué preocupa a Big Bertha? ¿Cuáles son las inquietudes de la única vengadora que parece salirse de los clichés físicos establecidos por una sociedad que parece estar más interesada en el físico que en la verdadera justicia?

Por un segundo, Bertha guarda silencio. Y luego, comienza a sonreír de verdad.


Mes 2, día 14. Constrictor.
Bismarck, Dakota del Norte.

-¡¡Rapidito que tengo prisa!!

Para dar fuerza a sus palabras, Constrictor hace oscilar sus tentáculos, crepitantes de energía eléctrica, provocando gritos y exclamaciones de miedo en las ocho personas que se encontraban en el pequeño banco local a aquella temprana hora de la mañana. El cajero, un chico de poco más de veinticinco años, se apresura a meter varios fajos de billetes en la mochila que el ladrón le había dejado sobre la mesa unos segundos antes, dirigiendo su mirada nerviosa al pulsador de alarma.

-Ni lo pienses, monín-gruñe Constrictor, haciendo que uno de sus tentáculos pase a escasos centímetros del rostro del joven, que cierra los ojos aterrado.

Tres minutos después, Constrictor abandona el lugar del crimen con setecientos mil dólares en una mochila situada en el asiento del copiloto y cantando Highway to Hell a voz en grito. Allí, lejos de las grandes ciudades, nadie podría detenerle, aquel había sido el descubrimiento de su vida. Ni Spiderman, ni Daredevil, ni Caballero Luna… nadie que pudiera ponerle travas. Frank Slichting sonríe y se lanza a una nueva estrofa de la canción… que es interrumpida bruscamente cuando algo que cae del cielo impacta directamente en el frontal del coche, rompiendo el cristal y aplastando parte del capó, y obligando a Constrictor a dar un volantazo que le lleva a chocar contra una boca de riego. El airbag evita que Frank de de lleno contra el volante, y sale del coche, un poco aturdido y mirando a su alrededor. Se encontraba en una zona industrial prácticamente en ruinas (una carretera secundaria que había preparado para su huída), de modo que no había peatones ni gente que hubiera podido sufrir daño. Un borrón de color rosa pasa a su lado, y Frank sufre un fuerte impacto en el vientre que le hace doblarse de dolor y vomitar todo lo que había tomado para desayunar. De reojo ve la mancha rosa volver a acercarse, pero actúa con suficiente velocidad, y alza los tentáculos, que se enroscan en el borrón, transmitiendo una descarga eléctrica a lo que fuera que le estuviera atacando.

Escucha un grito, y consigue finalmente fijar la mirada en el hombre vestido de rosa que le estaba atacando.

-¿Batroc?-masculla Constrictor.


Mes 2, día 17. Mister Inmortal.
Rancho La Brea, Los Ángeles.

La luz de los focos se apaga y un corto aplauso del equipo precede al encendido de las luces de trabajo. Antes de darse cuenta, Mister Inmortal está estrechando una mano tras otra, mientras el equipo de producción comienza a recoger el escenario de grabación, situado en los pozos de brea más famosos del mundo, como parte de la costumbre del presentador (que en aquellos momentos le rodea los hombros con un brazo mientras trata de apartarle de lo que parecen ser los primeros fans de Mister Inmortal) de grabar siempre en exteriores.

-Has sido un invitado estupendo-ríe Alyosha Kravinoff, presentador y productor del último grito en televisión en la Costa Oeste, el programa simplemente conocido como Los Más…-. Y créeme, amigo, la cámara te quiere.

-Muchas gracias, señor Kravinoff-masculla Craig Hollis, Mister Inmortal, mientras la mujer con el mayor pecho que el héroe ha visto en su vida deja en su mano una lata de refresco, y ante la sorpresa de ambos, un papel con su número de teléfono.

-¿Ves?-ríe Alyosha-. Te has convertido en el nuevo ídolo de los angelinos. Bueno, tú y tus pintorescos compañeros, claro.

-Hablando de eso, señor Krav…

-Alex.

-¿Qué?

-Que me llames Alex, todo el mundo lo hace.

-Ah, estupendo. Pues… hablando de eso, Alex, uno de mis compañeros, Flatman, es un gran fan suyo, y me ha pedido que, si fuera posible… ay, esto es embarazoso… bueno, alguna de esas fotos suyas dedicadas…

-¡Genial!-le interrupe Alyosha-. ¡Billy!-grita, y un muchacho aparece corriendo de algún sitio, esquivando por milímetros una steady, parándose junto al presentador-. Busca un juego completo de fotografías… De las que tengo para mis admiradoras… El público gay es una parte importante de nuestro target…

-Creo que estás en un error, Alex, yo no he dicho que Flatman sea… de hecho no creo que… ay, Dios mío-farfulla finalmente, cerrándose en su mente todas las piezas del puzzle, y dándose cuenta de que probablemente Alex Kravinoff haya acertado. El hijo del famoso Kraven el Cazador vuelve a sonreír mientras Billy desaparece.

-¿Seguro que no te interesaría un trabajo en el mundo del espectáculo?-dice Alyosha, cambiando de tema y haciendo que Craig de un nuevo respingo-. Estoy seguro de que a nuestros espectadores les encantaría verte morir cada semana de una manera diferente para luego resucitar y…

-No creo que fuera adecuado-responde Mister Inmortal-, no me gustaría traumatizar a nadie…

-Como se nota que los héroes no veis demasiada televisión… En fin-masculla Kravinoff, llegando finalmente a su caravana-. Espero que te lo pienses, después de lo de Electro, estáis en plena cresta de la ola.

Craig asiente, y se dirige a su propia caravana, cuando la voz de Alyosha Kravinoff le detiene.

-¡Espera, Inmortal!-dice-. Se me acaba de ocurrir… ¿Por qué seguís utilizando el nombre de Vengadores de los Grandes Lagos cuando hace mucho que no hay Vengadores? ¿No sois ahora vosotros… los Vengadores?

Craig Hollis, Mister Inmortal, se da cuenta de que no sabe qué contestar.


Mes 2, día 18. Collen Wing.
Industrias Rand, Manhattan. NY.

-Señorita Wing, el señor Rand puede recibirla.

Colleen tiene que ahogar una respuesta sarcástica, dirigiendo su mirada al reloj con un gesto elocuente. Lleva esperando en la recepción de Rand Industries cerca de una hora, y eso que ha dejado claro a la chica de administración (perfectamente rubia, perfectamente maquillada, perfectamente vestida, perfectamente estúpida) que se trataba de un asunto urgente.

-Muchas gracias, cielo-susurra Colleen, avanzando por el pasillo que lleva al despacho de Danny Rand. La puerta se abre antes de que ella llegue, y el propio Danny sale a recibirla, sonriente y vestido con un perfecto traje de diseño gris oscuro y camisa de seda beige.

-Colleen-dice, acercándose a ella y abrazándola-. Es un placer verte-continúa mientras la acompaña hasta su despacho, sentándose en una pequeña mesa y unos sillones situados en un rincón de la inmensa sala, presidida por el logo corporativo de Rand Enterprise-. ¿Puedo ofrecerte algo?

-No, Danny, muchas gracias-responde ella, tomando asiento.

-Lamento que hayas tenido que esperar, si me hubieras avisado de que ibas a pasarte por aquí, podría haber cuadrado mi agenda, pero es que estaba en plena videoconferencia con un grupo de inversores de Europa del Este, un conglomerado de industrias con sedes en Rusia, Estonia y Ucrania. Nos ayudará bastante con la proyección de la empresa en Europa, y abriremos nuevos mercados… Pero te estoy aburriendo, y estoy seguro de que no vienes para que te hable de estrategias de mercado.

-Me alegra ver que todo te va tan bien, aunque no sé si me convence que esto te tenga tan ocupado. Hace más de un mes que nadie sabe nada de Puño de Hierro.

-Bueno, creo que he entrado en una nueva etapa en mi vida, Colleen. Como presidente de Rand Industries puedo hacer más por el mundo en una noche de lo que como Puño de Hierro he conseguido en toda mi vida. Los proyectos solidarios de los que formamos parte…

-Lo he leído todo en los folletos de recepción. Pero mi pregunta, Danny, es qué estás haciendo exactamente para encontrar a Luke. No sé si le recuerdas, Luke Cage… tu mejor amigo.

-Eso es muy injusto-responde Danny, incorporándose y sirviéndose un vaso de zumo de naranja de una jarra que tiene en una esquina de su mesa.

-Hace más de dos semanas que nadie sabe nada de Luke, Danny. Yo hablaba con él todos los días, y no he recibido una llamada telefónica suya en… dieciocho días. No se ha puesto en contacto conmigo ni con Misty, ni con nadie que conozcamos. Misty ha conseguido contactar con Daredevil y con Spiderman, y nadie sabe nada de él.

-Como ya os dije, vino a verme a finales del mes pasado. Estuvimos entrenando juntos, y luego se marchó. Estaba investigando algo sobre un nuevo posible señor del crimen que estaría tratando de hacerse con el control de parte de las mafias eslavas desde el norte de la ciudad.

-¿Qué estás haciendo para encontrarle?-repite Colleen, y Danny la mira, enfadado.

-Colleen, Rand Industries me está exigiendo el 150% de mi tiempo en estos momentos, y no creo que sea justo para mi el que…

-Es todo lo que necesito saber, Danny-le interrumpe Colleen, incorporándose y dirigiéndose a la puerta-. Sabes que él lo hubiera dejado todo para encontrarte a ti si hubiera sido al revés, ¿verdad?

-Colleen, no…

Pero Colleen no le da opción de réplica, saliendo al pasillo y cerrando la puerta tras de si.


Danny Rand observa en silencio la pantalla de su ordenador de mesa, en la que danzan docenas y docenas de datos, resultados de inversiones, intereses, proyectos de negocio… y sin embargo, Danny no es capaz de concentrarse en ellos, su encuentro con Collen Wing le ha alterado más de lo que está dispuesto a asumir, trayéndole demasiados recuerdos de una época que creía haber dejado atrás. De los Héroes de Alquiler, de su amistad con Luke Cage, de sus sentimientos por Misty Knight…

No tenía tiempo que perder en esos asuntos.

Se incorpora, apartándose de su mesa de trabajo, y se dirige a una pared lateral de su despacho, donde aparece grabado el logo de Industrias Rand. De forma casi imperceptible la nanotecnología de su sangre reconfigura sus iris, que se vuelven opacos, metálicos, y sintoniza con el sistema de reconocimiento de la sala, de modo que de inmediato la pared se desliza con un siseo quedo, abriendo paso a un pequeño recinto, ocupado en su mayor parte por una gran pantalla holográfica. A un lado, una pantalla más pequeña transmite en tiempo real imágenes de una sala parecida a un quirófano, donde varias personas parecen afanarse alrededor de una figura de piel negra, tumbada sobre una camilla. Las yemas de los dedos de Danny cambian, adquiriendo tono grisáceo, cruzado por sombras de circuitos. Apenas roza la pantalla y esta cambia, mostrando los datos, que Danny recibe, graba y analiza a través de sus ojos cibernéticos.

Luke sigue rechazando el implante viral, solo el campo de éxtasis que le rodea le mantiene manejable.

Géminis no van a estar contentos.

La inmensa pantalla se ilumina, y Danny se vuelve hacia ella, bajando levemente la cabeza. Un hombre y una mujer hacen su aparición, tan parecidos que sólo pueden ser gemelos, ambos rubios y de facciones atractivas, casi perfectas. Sus ojos muestran el mismo resplandor gris mate que los de Danny.

-Escorpio-dice el hombre, con un leve acento alemán-. Estamos recibiendo los datos sobre tu proyecto, y debo de decir que no estamos satisfechos.

-Estamos haciendo todo lo posible-gruñe Danny, y la mujer de la pantalla asiente.

-Esperamos que siga siendo así, Daniel Rand. No esperamos menos de ti.

-Ni permitiremos otro resultado que no sea el éxito-concluye el hombre. Por un momento, la ira vuelve a encender dentro de Danny Rand, que se jura a sí mismo acabar algún día con ese hijo de perra de Andreas von Strucker, pero enseguida la tecnología de su interior regula sus sistemas bioquimicos, dándole de nuevo una aire de calma.

-Así será-responde Danny, y en la pantalla, Andrea y Andreas von Strucker asienten-. Hail, Hydra.

-Hail, Hydra.


Mes 2, día 24. Los Vengadores de los Grandes Lagos.
El Hoyo, Milwaukee..

-No puedo más-masculla Mister Inmortal, dejándose caer sobre uno de los sillones de la sala de estar del Hoyo, junto a Flatman, que ve atentamente una nueva emisión de su encontronazo dos días antes con Último y Alpha Flight cerca del Lago Superior. Dinah Soar le mira con cierta ternura, y lanza un silbido de apoyo.

Big Bertha, sentada en una mesa a unos pasos de ellos, revisando su correo electrónico, suspira.

-Tenemos una nueva invitación para el programa de Oprah, para el show de Letterman, para un talk show en Ciudad de Méjico, y… una petición para que Puerta participe en una nueva edición de Gran Hermano.

-¿Qué?-masculla DeMarr Davis, Puerta, pero Bertha sigue leyendo.

-Vanity Fair, People y media docena más de revistas quieren reportajes sobre nosotros… por no hablar de los diarios locales, y los nacionales… el director del Daily Bugle ha llamado trece… no, catorce veces.

-Todo esto nos queda muy grande-masculla Mister Inmortal, con un resoplido-. Vale que siempre hemos soñado con este reconocimiento, y bueno, cuando he visto que hablaban de nosotros simplemente como Los Vengadores probablemente haya sido el momento más feliz de mi vida. Pero nos queda grande.

-Estoy agotada-dice Bertha-. Recibo miles de cartas de gente que se identifica conmigo por mi imagen, de diseñadores de grandes tallas que quieren que desfile para ellos… incluso tengo veintitrés declaraciones de amor… una de ellas estoy casi segura que es de un antiguo profesor de gimnasia de mi instituto, y…

La pantalla de la central de comunicaciones se enciende, y Puerta da un salto en su asiento, mientras Dinah Soar lanza un nuevo silbido de sorpresa. Ojo de Halcón y Pájaro Burlón habían instalado ese sistema de comunicaciones durante su estancia con los Vengadores de los Grandes Lagos, en un intento de mantener comunicados a los tres grupos de Vengadores existentes en aquel momento.

Jamás había llegado a funcionar.

Y en aquel momento, la pantalla indicaba que había un mensaje entrando y solicitaba permiso para realizar la conexión.

-¡Acepta!-exclama Flatman-. ¡Es un mensaje de los Vengadores!

Puerta asiente, y nervioso, pulsa los botones adecuados. La pantalla queda por un momento en blanco, y luego, aparece una imagen que a todos les es familiar, la imagen de La Visión.

-Vengadores de los Grandes Lagos, aquí Visión-se presenta el syntozoide, y el equipo completo parece formar ante la pantalla. De no haber sido por un gesto de Mister Inmortal, Flatman hubiera permanecido con la boca abierta.

-Ehhh… aquí los Vengadores de los Grandes Lagos, soy Mister Inmortal-dice Craig Hollis, sin sabe muy bien qué se debía decir en momentos como ese-. En línea.

-Es un placer hablar con vosotros-dice Visión -. Habéis tenido un mes muy ajetreado.

-Ehhhh… la verdad es que sí…

-Debo admitir que hemos tenido algunas dudas sobre esto, pero con vuestra actuación de las últimas semanas las habéis eliminado. Así que… dejad que os hable del Proyecto Iniciativa.

Los Vengadores de los Grandes Lagos se miran entre ellos, sorprendidos, y en ese momento, el teléfono suena. Inmortal enrojece hasta la raíz del cabello, mientras Bertha se apresura a correr hasta el teléfono, poniendo un gesto de disculpa hacia la imagen de la Visión, que incluso parece sonreír.

-¿Sí…? Sí claro… no, no es nuestra intención, señor Jameson… Spiderman… ¿qué? No, no le conocemos de nada, no sé por qué… señor Jameson, no… No, no soy la secretaria, soy Big Bertha… ¿Cómo? Señor Jameson, espere un… no, no, ahora vuelvo, no le voy a colgar, no…-Bertha tapa el micrófono con una mano, y se dirige a sus compañeros-. Es el director del Daily Bugle-explica Bertha-, está furioso. Dice algo sobre la Libertad de Prensa, un lobby de superhéroes en el Pentágono y creo que se ha referido a nosotros como “los Spideramigos”…

-Tenemos algo importante entre manos, BB querida…-farfulla Mister Inmortal, pero ella se encoge de hombros y le mira con desesperación.

-Estupendo-gruñe Craig Hollis-. Pásale con Dinah.

-¿Qué?-exclaman simultáneamente todos sus compañeros, mientras Dinah Soar lanza un silbido, mirando con ojos sorprendidos a Inmortal.

-Pero si Dinah no…-comienza a musitar Puerta, pero de inmediato, Bertha se acerca a Dinah y deja en su mano el teléfono. La mujer-pterodáctilo lo coge y se lo lleva al oído, silbando.

-Muy bien-dice Inmortal, ahora con más seguridad-. Señor Visión… ¿qué es el Proyecto Iniciativa?


Mes 2, día 25. Los Cuatro Fantásticos.
Zona Azul de la Luna.

-¡Mamá, mira esto!

Sue Richards sonríe y lanza una mirada hacia donde se encuentra Franklin, que da saltos junto a uno de los muchos restos arqueológicos que abundaban por aquel entorno, la antigua ciudad construida por los Kree. Franklin muestra una estatuilla a Sue, probablemente la imagen de algún tipo de olvidada divinidad Kree, y corre hacia ella.

-¿Te gusta, mamá?

-Es… muy bonita, Franklin-responde Sue, lanzando una mirada rápida a Johnny, que estaba comenzando a lanzar una carcajada a unos pasos de ellos. Lyja empuja a Johnny lejos de Franklin y Sue.

-Ayúdame a poner la mesa-ordena Lyja. Johnny va a decir algo, pero ella se lo impide con un nuevo empujón.

-Muchas gracias por la invitación-dice T´Challa a Reed y a Ben, mientras observan como más hacia el interior del cráter Sue, Franklin, Alicia, Johnny y Lyja van preparando todo lo necesario para celebrar el Día de Acción de Gracias-. Para ser la primera comida de Acción de Gracias en la que voy a estar, habéis elegido un entorno de lo más… atrevido.

-Aún estamos reparando parte de la Mansión de los Vengadores después del asalto del Mago hace dos semanas… y después de lo que pasaron Franklin y Alicia, necesitaban algo así.

-Si ese tío vuelve a cruzarse en mi camino, estirado, te juro que le mataré-gruñe Ben, haciendo que Reed lance un suspiro apagado.

-Tranquilízate, Ben-dice T´Challa-. La rabia nunca es buena consejera…

-Y el miedo te lleva al lado oscuro, ya lo sé-le interrumpe Ben-. Pero llevamos un par de meses un poco estresantes, y tengo derecho a patalear. Estoy seguro de que está en alguna enmienda de la Constitución. Ese tío loco estuvo a punto de matar a mi mujer, T´Challa.

-Parece que los que más sufren siempre son nuestros seres queridos-murmura Reed, mirando a Sue, que está preparando el pavo sobre un disco de gravedad cero que hará las veces de mesa. Las Guerras Infernales, el Pensador Loco, un nuevo plan del Hombre Topo, Ego, el ataque del Mago… y eso tan sólo en los últimos dos meses. Y en cada uno de esos momentos, cualquiera de ellos hubiera podido morir, incluyendo a Sue.

Por primera vez en mucho tiempo, Reed se estaba preguntando si todo aquello valía la pena.

-Estirado…-masculla Ben-. ¿Qué es eso?

Reed alza la vista y se encuentra con lo que parecen ser dos estrellas que caen hacia ellos.

-¡Sue!-grita, y de inmediato, la Mujer Invisible, antes de saber siquiera qué es lo que ocurre, alza un escudo que rodea el cráter en el que estaban organizando su celebración. Los dos cuerpos estelares se estrellan cerca de ellos, levantando polvo y cascotes que se ven detenidos por el escudo de Sue. Pasan unos minutos, hasta que el polvo se asienta, y sólo entonces, Reed le hace una señal a su esposa para que baje el escudo.

-T´Challa, Johnny, conmigo-ordena Reed-. Ben, Sue, Lyja… cuidad de Alicia y Franklin.

-Claro-asiente Lyja, mientras T´Challa, Johnny y Reed se alejan hacia el lugar en el que impactaron los meteoros.

Lo primero que llama la atención a T´Challa son las grietas que se extienden por buena parte de la zona, en algunos casos de casi medio metro de ancho. La energía liberada por el impacto hubiera bastado para freírles de no haber sido por el campo de Sue. Tardan unos treinta minutos en llegar al lugar del impacto, sorteando escombro, hasta que encuentran un cráter recién formado, de unos trescientos metros de diámetro, y en cuyo centro, resplandecen unas figuras plateadas.

-¿Norrin?-masculla Reed.

-¿Hay dos?-murmura Johnny-. ¿Estela Plateada se ha buscado un amigo? ¿El Surfero Celestial?

-No es el momento, niño-gruñe T´Challa, avanzando hacia el centro del cráter y los dos herido

Los dos Estelas Plateadas parecen heridos, y como poco, agotados. Sus carcasas plateadas están deslucidas y llenas de quemaduras.

-Reed-gime Norrin Radd, alzando su mirada hacia los recién llegados, y lanzando un suspiro de alivio incluso en su lamentable estado-. Reed, tenemos que prepararnos…

-Este está en coma-masculla T´Challa-. Tenemos que llevarlo a Wakanda ya…

-¿Qué es lo que os ha hecho esto, Norrin?-pregunta Reed, y el Estela Plateada original clava en él sus ojos.

-Fuimos tan estúpidos, Reed… Fennan y yo… pensamos que habíamos escapado, pero estaban jugando con nosotros… nos dejaron huir, luego nos alcanzaron y nos hicieron esto… y luego volvieron a dejar que siguiéramos adelante, querían que os avisáramos… como un gato jugando con su comida, Reed…

-Norrin… ¿quién?

-Los Siete Hermanos-suspira finalmente Norrin Radd antes de desvanecerse-. Vienen los Siete Hermanos.


Mes 2, día 27. Alistaire Stuart.
Manchester.

Esto lo he visto en Expediente-X, piensa Alistaire Stuart, aparcando su coche personal en una plaza determinada del aparcamiento en el que se encuentra, y apagando el motor. Sale del coche y se pone el abrigo que lleva en el asiento trasero, y se asegura de que lleva el teléfono móvil en el bolsillo y la pistola reglamentaria en la funda correspondiente. Mira a su alrededor, y no ve a nadie… lo cual es lógico, a las doce de la noche de un sábado, la gente no se reúne normalmente en los aparcamientos de Manchester. Se dirige hacia otra plaza, la 213, y efectivamente, como esperaba, ve allí un Audi A6 de color negro mate. Sorprendentemente, hay una nota escrita a mano sobre el reverso de un panfleto publicitario, en la que dice simplemente “En el baño”.

Alistaire lanza un reniego, pensando que en Expediente-X no solían convocar a Mulder a los baños públicos de un aparcamiento (y si lo hacían, al menos no se veía en la serie), y tras verificar de nuevo que la pistola seguía en su sitio, busca algún cartel que le indique dónde se encuentran los lavabos. Tras encontrarlo, sube por unas escaleras hasta la entreplanta, y resoplando, abre la puerta del lavabo de cabelleros. Allí, apoyado en una pared y fumando un cigarrillo (Alistaire se traga las ganas de decirle “Eh, tío, eso es ilegal”), se encuentra un hombre de unos cincuenta años, con el cabello clareando en sus sienes y coronilla, vestido con un abrigo de lana negro y traje de color carbón.

-Señor Stuart-masculla el hombre, con acento norteamericano-. Es usted tremendamente puntual.

-Y usted tremendamente inconstante, señor Thornn-responde Alistaire-. No recuerdo haber acordado con usted ningún encuentro en los baños…

-Es el único lugar del aparcamiento que no está vigilado por cámaras-explica el señor Thornn, encogiéndose de hombros y apagando el cigarrillo en el lavabo con gesto tembloroso-. Lamento si le ha supuesto alguna molestia, señor Stuart. Pero entienda mi posición, no puedo arriesgarme a ser grabado reuniéndome con usted.

-De acuerdo, de acuerdo. La documentación que me envió por correo electrónico seguro… era inquietante, como poco.

-Señor Stuart, lo que está pasando es… terrible-farfulla Thornn-. No sé muy bien a quien acudir, pero no podía permitir que esto siguiera adelante. Yo solo soy un analista de datos, la información que he encontrado la he visto por casualidad, pero he seguido investigando y…

-Usted trabaja para una delegación de Roxxon en Gran Bretaña-dice Alistaire, y Thornn asiente-. Roxxon nunca se ha caracterizado por su juego limpio…

-Esto va más allá de simples estrategias poco éticas de actuación empresarial, señor Stuart-. Es una cuestión de seguridad internacional. Tengo mujer y dos hijos, y no quiero que vivan en un mundo como el que esa gente quiere crear.

-Por esa gente… se refiere a Hydra, ¿verdad?

-A Hydra, a IMA y a algo llamado “El Zodíaco”. Pero señor Stuart, el nivel de infiltración de que estamos hablando… SHIELD, WHO, diferentes grupos de héroes, conglomerados empresariales… En este pendrive tiene…

Un súbito ataque de tos interrumpe a Thornn mientras saca un pequeño pendrive negro de uno de los bolsillos del abrigo y lo tiende a Alistaire, que ve sorprendido como un hilo de sangre cae por la barbilla del hombre. Thornn le mira aturdido, tratando de respirar, de llevar aire a sus pulmones de forma inútil, mientras la sangre asciende a su garganta a través de la tráquea. Alistaire se apresura a sujetarle antes de que se caiga, pero es inútil, las piernas de Thornn flojean, y el hombre se precipita hacia delante, vomitando sangre y manchando con ella el abrigo y el jersey de Alistaire.

-Mierda, mierda, mieda…-masculla Alistaire, y Thornn clava en él sus ojos, vidriosos y llenos de terror, en los que el agente de WHO puede leer la muerte del hombre, que tras una larga agonía, finalmente deja de respirar. Alistaire recoge del suelo el pendrive, jurando para sus adentros que aquel hombre no moriría en vano, pero nota una picazón en los dedos, y al mirarlo, ve que el pendrive se disuelve entre sus dedos, como si hubiera estado impregnado por algún tipo de ácido. En pocos segundos, no queda más que escoria de plástico en su mano.

Arrodillado junto al cadáver, Alistaire Stuart se pregunta exactamente qué va a hacer ahora.


1.- Las Guerras Infernales, por supuesto.

2.- El Agente Michael Craig, miembro de seguridad de la Balsa, liberó a algunos de los internos durante las Guerras Infernales, como se pudo ver en Guerras Infernales: Tras las Líneas y en el número 5 de Guerras Infernales.

3.- Traducido del ruso, por supuesto.

4.- Agencia de Variación Temporal, claro.

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5 Responses to Marvel Premiere #12 presenta… Doce #2

  1. Carlos Fortuny says:

    Muy bueno el número, me gusta sobretodo las partes de Puño de Hierro.
    Por otro lado juega en mi contra el desconocimiento sobre muchos de los personajes que aparecen, al ser de 2ª o 3ª fila U^^
    Y menudo follón de multiversos :p

    Una duda ¿Nathaniel Richards quien es? He leído cosas que lo relacionaban con Ironlad, Kang y Reed Richards jejeje

  2. Tomás Sendarrubias says:

    Pues probablemente en algún momento se considere antepasado de Kang, ya que se supone que este es descendiente del Doctor Muerte o de Reed Richards.

    • Carlos Fortuny says:

      Gracias, es que no acabo de identificarlo, porque al Nathaniel que conozco es el que ha salido en la etapa de Hickman, que no parece tan viejo, y no estaba seguro de si era el mismo ^^

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