Marvel Premiere #21 presenta… Doce #11

marvelpremiere21En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…

Marvel Premiere

logodoce

#21 – Doce XI
Los perros de guerra

Por Tomás Sendarrubias y Jose Cano
Portada de Roberto Cruz


Fecha de publicación: Mes 168 – 4/12


Mes 11, día 1. Sue y Reed Richards. Base de Hydra Leviatán, Costa de Florida.

Como siempre, a la hora de siempre, la puerta de la sala de contención se abre, y dos agentes de Hydra entran, llevando las bandejas con los alimentos, el mismo compuesto de proteínas y vitaminas parecido a una papilla en dos cuencos, y el agua. Como todos los días, Sue y Reed sienten el tirón del Campo de Contención de la sala, que les mantiene inmóviles mientras los agentes de Hydra están allí. Además, sus poderes han sido anulados. Como cada día, los agentes salen, el Campo cede y ellos pueden acercarse a las bandejas, y comer la bazofia que se les da.

Reed no puede creerse que durante todo ese tiempo fueran tan estúpidos, que durante meses, hayan tenido el auténtico problema disfrazado delante de sus narices. En las semanas que han pasado cautivos de Hydra, los miembros del llamado Zodíaco no habían sido precisamente discretos con ellos. Y Madame Hydra tampoco. Opal-Lun-Sat-Yr-9 les había hecho esporádicas visitas, aunque apenas se había dirigido a ellos. Normalmente acudía allí con la Visión, o con Jennifer Nyles. Verles allí le había dado a Reed la pieza final para completar todo el puzle que tenía delante. Y a pesar de todo, Sat-Yr-9 les continuaba teniendo indefensos.

La puerta de la sala se abre mientras Susan y Reed aún están en el suelo, y ambos miran sorprendidos. Es la primera vez que alguien entra en la sala sin que se active el Campo de Contención. Los dos cruzan una mirada fugaz, y leen cada uno un pensamiento idéntico en el rostro del otro. «Es el momento».

Sat-Yr-9 entra, vestida con un uniforme verde con los galones de Hydra, y además de tres agentes, Madame Hydra llega acompañada de la Visión y de Tritón. Susan nota que la bilis le sube a la garganta al ver al Inhumano, al que había considerado un amigo, o incluso familia, y que los había traicionado y entregado a Hydra haciéndose llamar Piscis, el duodécimo signo del Zodíaco que Sat-Yr-9, la Visión y Jennifer Nyles habían organizado.

-Os veo… saludables-sonríe Sat-Yr-9-. Y me alegro. Pero si estáis pensando en aprovechar que no hemos activado el Campo de Contención para intentar escapar, os diría que olvidaseis esa idea. No sería… saludable.

-¿Qué quieres de nosotros, bruja?-masculla Sue, clavando sus uñas en el suelo de la sala para no lanzarse inútilmente contra Sat-Yr-9. El bebé de su interior parece removerse, como si compartiera la furia de su madre.

-Acudimos a vosotros como posibles aliados-responde Tritón-. Amigos incluso.

-Tritón, si querías tener una conversación amigable con nosotros podías haberlo hecho una docena de veces antes de atacarnos por la espalda y encerrarnos durante semanas-responde Reed, y Tritón se encoge de hombros.

-Las cosas son muy complicadas, Reed-dice-. Hydra… el poder de Hydra debe ser absoluto, o no seremos capaces de sobrevivir a lo que está viniendo. La única manera que tenemos de hacer frente al caos temporal y a la venida de la Era de Acuario es un liderazgo único, y Madame Hydra nos ofrece ese liderazgo. El poder y la sabiduría para comprender lo que está viniendo. Y la fuerza para resistirlo.

-La mejor idea no puede ser nunca ponerse del lado de estos… nazis-gruñe Susan, y Sat-Yr-9 sonríe.

-La política no es buena consejera en tiempos de crisis, querida Susan. Ni el orgullo. Doctor Richards, estoy segura de que una mente tan brillante como la suya tiene que estar de acuerdo con lo que estoy diciendo. La membrana del Espacio-Tiempo está tan resquebrajada que puede romperse en cualquier momento, y si sigue así, pronto las leyes fundamentales del Universo podrían dejar de ser ciertas para convertirse en opciones. Hablamos de la gravedad, la inercia, el electromagnetismo, la velocidad o los propios principios de la física cuántica, doctor Richards, de como acción y reacción se convertirían en hipótesis discontinuas justo antes de que el Tiempo y el Espacio se colapsaran sobre sí mismos. A eso es a lo que nos enfrentamos, Doctor Richards. Y al mismo tiempo, debido a las acciones de algunos de los suyos durante las llamadas Guerras Infernales, la rueda de la magia ha girado y la Era de Acuario se nos echa encima. Y Doctor Richards, estoy segura de que usted, al igual que yo, ve la magia como lo que es, la gran energía de la improbabilidad. La llegada de la Era de Acuario puede ser como lanzar una bola de plomo contra un papel agujereado en lo que al Continuo Espacio-Tiempo se refiere. Pero tenemos las herramientas para controlarlo, Doctor Richards, y estamos seguros de que usted podría colaborar con nosotros.

-Los Cuatro Fantásticos no negociamos con terroristas internacionales….-responde Sue, y Sat-Yr-9 avanza hacia ella, que se pone en tensión. Cuando se da cuenta, la Visión está justo tras ella, y la sujeta con fuerza.

-¡Deja en paz a mi mujer!-grita Reed, lanzándose hacia la Visión y Sat-Yr-9, pero Piscis se interpone, sujetando a Reed, mientras Sat-Yr-9 acaricia el hinchado vientre de Susan.

-No voy a hacerla daño, Doctor Richards-dice Sat-Yr-9-. Pero piense… La Era de Acuario necesita un recipiente, y el nacimiento de su futuro vástago… Su primer cachorro es una criatura excepcional, ¿qué podría significar el nacimiento de un niño con una genética tan especial en el albor de la Nueva Era de la Magia?

Reed se queda clavado en el suelo, mientras la Visión suelta a Sue, que se refugia en sus brazos. Sin más palabras, Sat-Yr-9, Piscis y Libra salen de la sala, y los asustados ojos de Sue se vuelven hacia Reed.

-¿Estás bien?-pregunta él, y ella asiente.

-No me ha hecho nada.

-Siento que esto haya ocurrido, lo siento…-masculla Reed, abrazando a su mujer, y nota que ella tiembla.

No sabe que el temblor de Susan viene provocado por la mirada que vio en Reed mientras escuchaba a Sat-Yr-9. Porque sabía que, quizá por unos breves instantes solo, pero unos instantes al fin y al cabo, él había pensado que ella estaba en lo cierto.


Mes 11. Día 3. Spiderman. Manhattan, Nueva York.

Esto.

No.

Está.

Pasando.

O al menos, eso es de lo que Peter Parker intenta convencerse mientras se balancea tratando de esquivar los aerodeslizadores de los agentes de Hydra que le persiguen. El gobierno contra Spiderman, Jameson debe estar partiéndose de risa; pasa por su cabeza mientras gira en un ángulo cortante para poner el edificio Chrysler entre sus perseguidores y él. Los zumbidos de los aerodeslizadores no parecen alejarse, así que supone que los agentes de Hydra no se han distanciado mucho.

Por lo menos, sabe que Mary Jane y la pequeña May Parker, lejos de la Gran Manzana y lejos de todo lo que se está moviendo en Nueva York y Washington. Al menos, mientras estén en Isolation, Nuevo Méjico, no debería pasarles nada. Peter y MJ supusieron que así sería mejor, todo el caos que estaba surgiendo en las grandes ciudades no se extendería a los pequeños pueblos, y por eso, habían decidido que finalmente, Mary Jane, la pequeña y la tía May se refugiaran en… bueno, en mitad de ningún sitio. Todo se había ido a la mierda desde que Kingpin que había convertido en el Presidente, o su homólogo no democrático, pero desde los atentados en la Plaza de las Naciones Unidas, todo había ido a peor. Tres días atrás, el gobierno de Estados Unidos había declarado ilegales a todos los superhumanos no registrados en el Proyecto: Iniciativa, y ese había sido el momento en el que todo se había ido al carajo.

Por supuesto, MJ había insistido en que fuera con ellos, Spiderman era uno de los héroes más notorios de Nueva York, y no tenía ninguna intención de registrarse con Hydra. Pero eso significaba abandonar la ciudad en el momento en que los héroes (los de verdad) eran más necesarios. Y Peter había decidido quedarse.

Y por eso estaba ahora así, escapando de los agentes de Hydra cruzando Manhattan después de haber impedido un robo con agresión cerca de Central Park. Al menos sólo eran agentes de «serie», de los de «Hail, Hydra, si una cabeza cae, aparecerán dos más», y no los peces gordos de la Iniciativa, que esperaba estuvieran muy ocupados curándose de una versión especialmente dañina de la lepra en Baltimore. Ey, soñar es libre.

Lanza un nuevo hilo de telaraña contra un saliente de uno de los edificios cercanos a Rockefeller Center, y en ese momento, su sentido arácnido aúlla como un lobo huargo ante los Otros, y cuando aún está suspendido en el aire, siente un fuerte espasmo de dolor en la base de su espalda, tan fuerte que nota como la mandíbula se le tensa y la boca se le llena de sangre al morderse la lengua, y pierde el control de brazos y piernas. De pronto, cae a peso hacia el asfalto, y por mucho que intenta recuperar el control de sus miembros, lo único que siente son calambres. Sintiendo que la máscara se le llena de sangre, consigue girar sobre sí mismo y concentrar toda su fuerza de voluntad para pulsar el botón del lanzador, y una hebra de fluido arácnido sale a toda velocidad, alcanzando el alfeizar de una ventana, lo que le deja colgando como un títere roto, mientras las chispas desaparecen de sus ojos… para ver a Electro en el tejado de un edificio, preparando otro ataque con sus rayos.

De puta madre.

La Iniciativa.

Nada de lepra en Baltimore, oh, mierda.

Y el aire explota a su alrededor. Peter siente como si los oídos le reventaran, como si su cerebro se disolviera dentro de su cabeza. Se balancea, y consigue ver a Klaw en la calle. Genial.

El sentido arácnido de Peter comienza a chillar, y Spiderman consigue utilizar la elasticidad del fluido para esquivar un nuevo ataque de Electro, que revienta una pared a sus espaldas, llenando la calle de escombros, aunque por suerte, debajo sólo está Klaw, apuntando hacia Spiderman de nuevo con su mano-altavoz o lo que sea…

-¡Dillon! ¿De verdad te han vuelto a engañar para esto?-grita Spiderman, utilizando la pared como apoyo para saltar hacia otro edificio, recuperando poco a poco la movilidad, y esperando haber calculado correctamente el ángulo. Electro lanza una nueva descarga, que pasa por encima de él… e impacta de lleno en el brazo de Klaw. La electricidad distorsiona el sonido… Y Klaw parece oscilar, y hace algo parecido a estallar-. ¡Si es que te he dicho muchas veces que no vales para esto! ¿Cuándo vas a hacer caso a papi Spidey y te vas a…?

La voz de Spiderman se corta cuando su sentido arácnico vuelve a saltar, y evita por centímetros una andanada de proyectiles de plomo que impactan a su derecha. El zumbido del Escarabajo le hace mirar hacia el lugar del que viene Abe Jenkins, a toda velocidad.

-¡Venga ya!-grita Spidey, lanzando unas bolas de fluido arácnido hacia Jenkins, tratando de alcanzarle en el visor de la máscara, pero Jenkins lo esquiva sin demasiada dificultad, lo que hace que Peter se sienta bastante frustrado-. ¿Va a aparecer también el Golpeador por algún lado? ¿La Coneja Blanca?

-No pasaron las pruebas-dice el Escarabajo, arrojándose hacia Spiderman y cortando el hilo arácnido con sus alas inframoleculares. Spidey vuelve a caer hacia la calle, aunque ya casi ha recuperado por completo sus músculos, y sabe que pronto podrá volver a poner en su sitio a Electro, el Escarabajo y Klaw, si le da por volver…

¡Spidey!-escucha gritar a alguien, mientras gira sobre sí mismo y utiliza una red para evitar caer al asfalto. Se encuentra mirando prácticamente a los ojos a un hombre con una máscara roja y negra, asomado a una ventana-. Que alegría verte viejo amigo hacía mucho tiempo, desde lo de… vaya ni me acuerdo desde cuando, porque con aquello de que no me invitasteis a todo eso de las Guerras Infernales a pesar de que yo podría haberos ayudado bastante… claro, que estuve un poco ocupado en Las Vegas haciendo frente a un demonio que decía que era La Codicia… y una demonia muy sexy, muy propia de Las Vegas. Bueno, ya sabes, qué te voy a contar, demonios, sexo y armas con el Rey sonando, ¿crees que algo puede ser mejor que eso?

-¿Masacre? ¿Qué…?

¡Que allí me encontraron y me contrataron! ¡Ahora soy de Hydra! ¡Hail Hydra!-grita Masacre, mientras arroja una bomba de gas al rostro de Spiderman, que de pronto, siente como se marea-. ¡Únete, tío! ¡El Tío Sam te necesita!

Spiderman cae sin sentido sobre su propia red, y Wade Wilson salta por la ventana, cayendo en la red como si fuera una cama elástica. Antes de asentarse la vibración siquiera, Masacre dispara varias ampollas con tranquilizantes que se clavan en el pecho de Spiderman, mientras el Escarabajo aterriza en un saliente cercano.

Ey, Superbicho, parece que le tenemos-sonríe Masacre-. Es el primero de los grandes que cogemos con nuestro equipo, y fíjate, que yo pensaba que Electro y Klaw no iban a estar a la altura, pero no lo han hecho mal, aunque claro, no están a la altura de tíos como tú y yo… Bueno, como yo, realmente, tú siempre has sido poco más que un villano segundón lleno de dudas que el día menos pensado se dará cuenta de que lo que realmente quiere es hacer el bien, de un modo completamente platónico e idealista y se pasará al otro lado, al de los buenos…

-Efectivamente, no están a la altura-masculla Jenkins, viendo que Electro se acerca y Klaw está reformándose unos pisos por debajo de ellos-. Wilson, ¿verdad?

Bueno, prefiero Wade. O Masacre. O Wadeacre. Siempre he creído que sonaba bien. Pero claro, tú eres mi amigo, tío, así que te dejaré llamarme Wilson. Al último tío que lo hizo le corté un pie y lo lancé a un volcán. Claro, que era el antiguo líder de un culto al volcán, así que siempre me estuvo muy agradecido. Eso sí, no lo expresaba demasiado bien…

-Entonces, amigo mío, hazme un favor-gruñe el Escarabajo-. Sé un profesional, y no dejes que, mientras yo informo, ninguno de estos dos le ponga un dedo encima. Que nadie le quite la máscara. Ni un dedo. Y si alguno lo intenta, estoy seguro de que uno de tus proyectiles explosivos en la garganta, les parecería un gag de lo más divertido. ¿Entendido?

Claro-ríe Masacre, mientras Jenkins activa los sistemas de comunicación con la Iniciativa. Tiene ganas de vomitar por lo que ha hecho, pero sabe que cualquier otro hubiera hecho que Spiderman acabase mucho peor. Por lo menos, no tendría que llevarlo al campo de prisioneros de la Iniciativa en Baltimore. Spiderman había sido reclamado por uno de los altos cargos del nuevo gobierno.

-¿Qué vamos a hacer con él?-pregunta Electro, con chispas zigzagueando entre sus dedos.

-De momento, alejarte de él-responde Abe, y ve que Masacre tiene las manos puestas en dos dagas en su cinturón-. Y después, meterle en un transporte y llevarle, sin daños nuevos, a su destino.

-Deberías dejar que nos divirtiéramos un poco, Escarabajo…-sonríe Electro, y en ese momento, Masacre salta y se sitúa detrás de él, poniendo una de las dagas en su cuello y apoyando otra en uno de sus riñones.

Si se te ocurre resplandecer aunque sea un poquito-comienza a decir Masacre, haciendo bajar la daga que tenía en los riñones de Dillon hasta detenerla muy cerca de su ano-, te abro dos agujeros nuevos.

-¿Qué haces, gilipollas?-gruñe Electro, y da un respingo al notar que la cuchilla de Masacre corta la tela de sus pantalones, más cerca de su ano y de su entrepierna de lo que quiere imaginarse.

Se me da muy bien la emasculación en esta postura-sisea Masacre-. Creo que nos han dicho que quieren a la arañita sin más heridas de las estrictamente necesarias, y pienso llevarme una buena paga por esto, así que… Todos quietecitos y seguirás teniendo esas almendritas que tienes por huevos, Dillon.

-Esto no es necesario-masculla Electro-. Solo…

-Basta-interrumpe el Escarabajo-. El transporte está a punto de llegar. Dillon, cuando Klaw termine de reconformarse, volved a la base. Masacre y yo escoltaremos a Spiderman a su destino.

-¿A dónde le lleváis?-pregunta Electro, mientras Masacre retira despacio sus cuchillas.

-A Dallas-responde Abe, suspirando-. Forja se encargará de encerrarles a él y a los suyos.


Cuatro horas después, Dallas. El Nido de Águilas.

-Jefe, esto tiene muy mala pinta-gruñe Fortachón, mientras los hombres de Hydra trasladan a Spiderman, completamente drogado y mareado hasta el interior de la Torre-. Deberíamos estar ayudando a Spidey, y no a esos tíos vestidos de verde… y a ellos-masculla Guido, haciendo un gesto que señalaba vagamente al Escarabajo y Masacre.

-Hacemos lo que debemos-replica Forja, con los brazos cruzados ante el pecho. La camilla en la que llevan a Spiderman pasa a su lado, y el héroe se revuelve. Fortachón niega con la cabeza.

-No tengo por qué ver esto. Forja, hemos caído demasiado bajo. Y créeme, sé de caer bajo, que fui guardaespaldas de Lyla Cheney.

Sin más, Guido se adentra en el Nido de Águilas, lanzando una última mirada oscura a los agentes de Hydra. Forja niega con la cabeza, suspira y observa atentamente en los monitores como los agentes de Hydra abandonan el complejo, dejando a Spiderman en una de las salas especiales del Nido de Águilas, las celdas desarrolladas por Forja para Leo y su cacería de héroes. Forja activa la comunicación con la sala.

-Spiderman-dice, y el aturdido Peter alza la mirada, buscando al dueño de la voz invisible.

-¿Santa Claus?-musita.

-Spiderman, soy Forja. Estás en el Nido de Águilas.

-Estupendo, pensaba haberme ido a California para las vacaciones… tenía una reserva en un discreto hotelito de Santa Mónica… con una docena de modelos…-farfulla Spiderman, incorporándose un poco y apoyándose en una pared que parece hecha de luz blanca y sólida.

-En estos momentos, eres prisionero del Proyecto: Iniciativa-explica Forja-. Se te acusa de crímenes contra el gobierno de Estados Unidos, de apoyo a células terroristas y de desacato a la autoridad representada por Leo.

-El otro día me hice pis en un cartel con la foto de Leo… deberías añadirlo a la lista de cargos-. ¿Qué tipo de celda es esta?

-Una caja de redundancia-dice Forja-. Nadie podrá entrar, y tú no podrás salir. Estás a salvo, Spiderman. Me aseguraré de que nadie pueda hacerte daño ahí dentro, y tu identidad privada seguirá siendo un secreto. Ese derecho es algo que Kingpin aún no ha podido anular. Al menos, no aquí en el Nido.

-Forja…-responde Spidey-. ¿Me estás diciendo que encima debería darte las gracias, tío? Pues puedes irte metiendo tus acusaciones y tus leyes por donde nunca te da el sol, porque esto lo único que hace es demostrar que eres un judas. Primero traicionaste a la Patrulla, a todos los mutantes, y ahora a todos nosotros para ponerte del lado de Kingpin y de Hydra. Te han convertido en su carcelero, al menos ten la decencia de ahorrarnos tus intentos de limpiar tu conciencia. Sieg Hail , Forja.

Spiderman baja la cabeza, y Forja se da cuenta de que la conversación ha terminado allí. De un vistazo, revisa el resto de las cajas de contención. Gata Negra, Puñal, Darkhawk, el Tigre Blanco, Jessica Drew… Por algún motivo, María Tifoidea se había puesto esta vez del lado de los rebeldes, y Titania y Creel le habían dado tal paliza que estaba en coma y atendida por médicos virtuales en una de las celdas. Titania había jurado desollarla, y Forja temía que pudiera intentar cumplir su promesa. Aún había muchas celdas de redundancia cíclica vacías, pero la Visión y Jennifer Nyles parecían dispuestos a llenarlas todas.

Forja abandona la sala de vigilancia, y entra en uno de los grandes salones de las últimas plantas del Nido. La sala es diáfana, y un sistema de proyecciones holográficas multisensoriales ha recreado allí la jungla de Vietnam en la que Forja había luchado y había sido herido. Desde luego no era una programación que le hiciera sentir cómodo, pero desalentaba a cualquiera que quisiera adentrarse allí. Los pantanos eran tan reales que llenaban el aire de humedad, y se podía escuchar el zumbido de mosquitos grandes como dedos. Forja cruza el pantano, siguiendo un camino invisible, subiendo y bajando por plataformas indetectables, evitando caídas de pisos y llegando finalmente a la cima de un árbol con un centenar de ramas. Bajo las raíces, asentadas en tierra pantanosa, se pueden ver esqueletos pelados, casi resplandecientes. Forja extiende la mano metálica, y casi escucha el discurso de la inteligencia de su mano hablar con la inteligencia virtual del edificio, de los sistemas de seguridad y de aquella protección en concreto. Los cierres se abren, y Forja pronuncia una palabra ininteligible que apela a otro lado de su formación, a su poder místico. El aire riela, el holograma desaparece y Forja ve a su invitado, sumido en una profunda meditación.

«Tengo que buscar a Acuario, Forja, tengo que encontrar quien será el depositario de la Nueva Era de la Magia», había dicho, y Forja le había dado asilo.

-Extraño-masculla Forja-. Date prisa, todo se está yendo de madre…

En otro lado del Nido, la Inteligencia Artificial conocida como Douglock revisa los protocolos de información de las celdas, y a través de un canal seguro, los transmite a algún lugar del espacio, donde son recogidos por un satélite que cambia su codificación y los envía a la Torre.

-Tienen a Spiderman-dice John Jameson, y a su lado, Siglo asiente. Pronto tendrían que hacer algo al respecto.


Mes 11, día 4. Andrea von Strucker. Neo Avalon.

-¡Cortad un miembro y dos más le sustituirán! ¡Cortad un miembro y dos más le sustituirán!

-Me está dando dolor de cabeza-gruñe Mariposa Mental, retirando su sonda de la mente de la mitad de Fenris, aunque ahora, también era la mitad de Géminis. Magneto, Rondador Nocturno y Tormenta observan a Andrea, cuyos ojos, grises y opacos como monedas danzan de uno a otro, amenazantes fulgurantes-. Quizá deberíamos acabar el trabajo que empezó James y cortarla en rodajas .

-Betsy…-susurra Tormenta, y Mariposa se encoge de hombros.

-Esa maldita tecnología lycantroborg genera unos escudos mentales cojonudos-sisea Betsy-. Dudo de que siquiera Xavier pudiera bordearlos. He intentado derribarlos por la fuerza, pero han aguantado.

-Si los hubieras derribado hubieras causado daños permanentes-dice Rondador, y Betsy, tras lanzar una mirada a Magneto, asiente.

-En estos momentos la integridad de esta nazi no forma parte de mis prioridades-responde Magneto, y Rondador chasquea la lengua.

-Erik, creo que Neo-Avalon conoce la existencia de los derechos humanos-dice el mutante.

-Podríamos incluso discutir la humanidad de esta cosa-afirma Magneto, señalando a Andreas.

-¡Cortad un miembro y dos más le sustituirán! ¡Hail, Hydra!-grita ella.

-Ya empieza otra vez con el bucle-masculla Mariposa, sentándose en una silla frente a Andrea.

Y de pronto, la mujer grita. Mariposa se incorpora de un salto, y su puñal psíquico aparece chisporroteante de energía mental en su mano. Rondador se sube a la pared, y la electricidad centellea en los dedos de Ororo, y en ese momento, Andrea deja de gritar. Los Hombres-X se miran entre ellos… y Andrea vuelve a aullar.

-Erik, por la Diosa…-masculla Tormenta, que se da cuenta de lo que Magneto está haciendo. Lo ha visto antes, incluso ha estado al otro lado, sufriendo lo que ahora sufre Andrea y sabe que es una tortura inhumana. Y la nanotecnología que hay dentro de Andrea debe empeorar mil veces lo que se siente cuando el señor del magnetismo manipula el propio hierro de la sangre.

-Quiero saber donde están los chicos de la Academia-gruñe Magneto.

-Matándola no lo conseguirás-responde Rondador, y Magneto clava en él sus gélidos ojos.

-No tiene por qué morir.-Andrea deja de gritar, y por un momento, sus ojos cambian, pierden la opacidad, y parecen incluso humanos. Humanos y aterrorizados… pero luego, vuelven a convertirse en dos círculos opacos, sin dimensión.

-Dinos donde están los chicos a los que os llevasteis de la Academia de Massachussetts-ordena Magneto, y Andrea sonríe. Un borbotón de sangre oscura se desliza por su mandíbula. Niega con la cabeza, y Magneto cierra los dedos, ella vuelve a chillar.

-¡Basta!-grita Rondador, y de pronto, hay un «¡Bamf!» en la sala, y Kurt y Magneto desaparecen, volviendo a aparecer con otro estallido de azufre fuera de la sala donde retienen a Géminis.

-Kurt…-sisea Magneto-. ¿Qué crees que estás haciendo?

-Evitar que cometas un asesinato-responde Rondador-. Y que lo hagas delante de nosotros.

-Esa…gente… se ha infiltrado entre nosotros, y se ha llevado a los críos. La guerra entre Rayo Negro y Namor está a punto de partir en dos el planeta, y Neo Avalon será la primera víctima. Estados Unidos y el resto del mundo pronto van a estallar, la propia Academia está siendo asediada por esa maldita Iniciativa… Kurt, no tengo tiempo para ser sutil…

-Erik, si la matas, los chicos se quedarán en manos de quien quiera que los tenga-replica Kurt-. Antes o después, Betsy o Emma podrán sacar el paradero de los críos de su cabeza…

-Esa tecnología lycantroborg le impedirá hablar, Kurt. Puedo sentir como las ondas magnéticas se curvan a su alrededor…

-Entonces, señores, creo que lo que queda por delante es cosa mía.

Los dos se dan la vuelta, y ven a la Luz acercarse, con un traje de tres piezas de lino blanco, y sonriéndoles con una risa que parece demasiado grande para su cara. Rondador se siente incómodo, como siempre que está delante de la Luz.

-No estoy seguro de que esto sea…-masculla Kurt, pero Magneto asiente.

-No es una opción-dice Magneto-. Él no la torturará, Kurt, espero que eso te haga sentir mejor.

-No estoy muy seguro-replica Kurt, pero se aparta de la puerta, flanqueando el paso a la Luz, que vuelve a sonreír, entrando en la sala de interrogatorios. Ororo y Betsy salen, y los ojos de Tormenta se clavan en los de Rondador. Realmente ninguno de los dos se siente cómodo con aquello… pero deben reconocer que la Luz es efectivo. Sale de la sala sólo cuatro minutos después, con aquella sonrisa de gato de Chesire pintada en el rostro.

-Están en una planta de procesado en Belice-dice.

-Bien-afirma Tormenta, sin mirar dentro de la habitación-. Avisaré a Lobezno.


Mes 11, día 7. Ave Nevada. Territorio Saskatchewan, Canadá.

Escucha el sonido del viento a su alrededor, y escucha sus palabras.

¿Cómo puede ser que las voces de las Antiguas Bestias estén llorando de miedo?

¿Cómo puede ser que criaturas que han amenazado la existencia durante eones ahora se replieguen, se escondan entre lágrimas de miedo?

Ave Nevada se arrodilla entre la nieve y escucha. Y comienza a cantar, pues esas bestias necesitan una voz y Ave Nevada es la voz de todo el Norte.


Mes 11, día 8. X-Force. Selva de Belice. Base de Hydra Huracán.

-¡Syrin!

Loba Venenosa apenas puede alcanzar el cuerpo yerto de Theresa antes de que caiga al suelo desde una altura que probablemente hubiera significado heridas serias o incluso la muerte para su compañera. Vaina, cubierta de circuitos de tecnología lycantroborg, apunta sus manos hacia Rahne y Theresa, y solo la oportuna aparición de Coloso, que le lanza un fuerte puñetazo y la arroja a varios metros de distancia, evita que las dos muchachas queden reducidas a cenizas.

Cuando habían encontrado a los alumnos de Emma secuestrados por Hydra en aquella base, semejante a un hangar, se habían dado cuenta de inmediato de que aquello era una trampa, y Lobezno había jurado hacerse un collar con las entrañas de la Luz por lanzarles de lleno sobre ella. Sin embargo, habían tratado de hacerse con los chicos con cuidado. Eso les había costado a M, que ahora yacía en un rincón, protegida por Cámara. Lobezno, Loba Venenosa, Coloso, Emma Frost, Cámara, Estrella del Norte, Syrin y M habían encontrado a Fase, Vaina, Pellejo, Sincro y Re-Forma, cubiertos de circuitos y cables, amalgamas de esa extraña tecnología lycantroborg que habían visto en los miembros del Zodíaco. Y fuera lo que fuera que Moonstar y los demás les habían hecho a los chicos, había ido más allá del mero condicionamiento mental. Lobezno trata de alcanzar a Fase con las garras, pero el chico desaparece, se vuelve intangible y vuelve a aparecer detrás de Logan, disparando a toda velocidad la fusión de sus manos, que alcanza a Lobezno en la espalda, arrancándole la carne de los huesos y haciéndole hervir la sangre. Lobezno grita, pero Estrella del Norte saca a Logan del ataque de Fase antes de que quede reducido a un esqueleto mondado. Jean-Paul deja a Lobezno solo unos pasos más allá, humeando y crepitando, y gira a toda velocidad para dirigirse derecho a Pellejo, que había conseguido cercar a Emma en algún momento.

«¡Jean-Paul, vete!»

La voz de Emma retumba en el cerebro de Estrella del Norte, pero él trata de apartarla de sus pensamientos, y lanza una tormenta de puñetazos sobre Pellejo, intentando arrancar aquellos circuitos que se adherían a la piel y la carne del chiquillo como garrapatas. Él se gira hacia él tan rápido que el propio Estrella del Norte se ve sorprendido, y los ojos de Ángelo arden, alcanzando de lleno a Jean-Paul con un rayo de fuerza concusiva. Lobezno trata de incorporarse, pero Sincro salta sobre él, hundiendo unas garras de adamantium en los costados de Logan, y saltando antes de que Lobezno pueda revolverse. Cuando Sincro vuelve a caer sobre Lobezno, del empeine de sus pies brotan afiladas garras, que desgarran el rostro y el cuello de Logan. Re-Forma lanza un ataque sónico contra Cámara, que finalmente se desploma sobre M. La voz de Emma vuelve a estallar en el cerebro de Jean-Paul.

«¡¡¡Vete!!!», grita ella. «¡Cuéntales a los demás lo que ha pasado! ¡Cuéntales lo que han hecho con mis niños!»

Estrella del Norte trata de sacudirse la confusión de la cabeza, y se da cuenta de que, por increíble que pareciera, los estudiantes de Generación-X estaban dando una paliza memorable a aquella X-Force de emergencia. M, Cámara y Syrin ya habían caído, Rahne, Coloso y Emma no tardarían en hacerlo. Y Sincro estaba haciendo una auténtica carnicería con Lobezno.

Jean-Paul huye, y tiene la sensación de que los gritos de la gente que está dejando atrás, le atormentarán toda su vida.


Mes 11, día 12. Hermano Vudú. Nueva Orleáns.

Lo que menos se esperaba Jericho Drumm era tener que esconderse en un bar de vampiros. Les dents du Vapire se encontraba en el sótano de un viejo edificio, frente al lago Pontchartrain, y allí se reunían muchos de los adoradores del mito del vampiro que se encontraban en Luisiana. Jugadores de Vampiro: La Mascarada, vestidos según sus clanes y mirándose como si la ancestral guerra entre La Camarilla y el Sabbat fuera a resolverse allí. Adoradores de las novelas de Anne Rice y su Lestat, ataviados en muchos casos con casacas y vestidos del siglo XVIII y hablando de forma afectada y lánguida. Fans de True Blood, con colmillos tallados y poca ropa. Y seguidores de la Saga: Crepúsculo, pálidos y mirados con odio por el resto de los presentes.

Jericho se encuentra sentado en un rincón de la barra, mirando hacia la puerta de acceso que se abría a unas escaleras que bajaban hacia el bar, donde una especie de música gótico-punk sonaba a toda mecha, para dejar paso repentinamente a sonatas de Bach. Una mujer se ha acercado para ofrecerle su sangre, y él se ha visto a rechazar una proposición que realmente había pensado que nunca le harían. Por suerte, el camarero, vestido de pirata vampírico, tenía un buen surtido de cerveza negra, y el Hermano Vudú estaba disfrutando de una Gulden Drak. Aunque cuando Hydra te persigue por toda la ciudad, «disfrutar» puede no ser exactamente el término adecuado.

La puerta se abre y todos en el bar miran quien es el recién llegado. Todos buscan carne fresca, aunque últimamente no llegan más que fans pálidos de Bella y Edward Cullen, a los que suelen recibir con el susurro de «chupacabras…». Algunos se quedan aún más pálidos cuando ven que cuatro agentes armados de Hydra entran Les Dents du Vampire. Jericho siente que sus músculos se tensan, y su mano se dirige casi de forma automática a uno de los bolsillos de su cazadora de ante. Dentro hay un puñado de pequeños huesos unidos con cordón hecho con tripa de cordero. Entrelaza sus dedos en ellos y comienza a murmurar.

La música se detiene cuando uno de los hombres de Hydra hace un gesto, y el encargado del local, un hombre de apariencia extraordinariamente normal para el lugar en el que se encuentran, se acerca a ellos, papeles en mano. Uno de los agentes revisa los papeles, mientras los otros tres bajan al club y caminan entre los asistentes.

«Buscamos a un hombre, treinta y cinco años, de color…» les escucha decir Jericho, y suspira. En una situación normal, podría encargarse de ellos con un par de hechizos sencillos, no le causarían demasiados problemas. Con la magia derrumbándose o cambiando por momentos… esa opción no estaba disponible. Mantener el pequeño conjuro que estaba utilizando ya era bastante difícil como para pensar en nada más.

¿En qué momento los hombres de Hydra habían conseguido impunidad para cazar héroes por las calles de Estados Unidos? Y ahora había rumores sobre que Leo iba a dar una rueda de prensa para informar de la reacción oficial de Estados Unidos a los atentados llevados a cabo unas semanas atrás por activistas europeas, o eso decía la prensa. A Jericho Drumm le daban auténticos escalofríos al pensar en qué podría ocurrir.

-Jericho Drumm-dice uno de los agentes de Hydra, apuntándole a la cabeza con una gran arma de alta tecnología-. Estás detenido en nombre de Hydra y del Gobierno de los Estados Unidos.

El Hermano Vudú no puede creerse lo que ha ocurrido, aunque realmente no puede evitar una sonrisa amarga. La magia ha fallado, el hechizo de ocultación ha fallado. Podría tratar de resistirse, pero sin magia…

Se limita a seguir a sus captores, sin estar seguro de querer ver el mundo que se avecina.


Mes 11, día 15. Neal Conan. Centro Médico Beth Israel, Nueva York.

-¡Necesito ver esa rueda de prensa!-exclama Neal, mirando con los ojos enfurecidos a una enfermera que, pese al tono del periodista, no parecía arredrarse ante él, con los brazos en jarras e impasible. Neal, vestido con un pijama de hospital que le resta a su imagen todo lo impresionante que pudiera tener, siente un mareo y se agarra al borde de la cama, sabiendo que está derrotado. La enfermera se acerca a él y le ayuda a volver a meterse dentro.

-Señor Conan, el doctor Nightyamelan le ha prohibido cualquier acceso a un medio de comunicación. No sé si recuerda que un trozo de metralla se alojó cerca de su corazón, que estuvo ocho horas en una mesa de operaciones y que está vivo de puro milagro. Esa rueda de prensa le pondrá de los nervios tanto como a mi… pero usted puede no acabarla vivo. Es más, debería estar en la UCI…

-Oh, venga ya…-masculla Neal, a pesar de que sabe que la enfermera Marjorie Tight tiene razón. Está vivo de puro milagro, dos centímetros más a la derecha, y el mundo tendría que haber dicho adiós a uno de sus periodistas más entregados. Pero necesita saber qué está ocurriendo ahí fuera. Después del atentado en la Plaza de las Naciones Unidas, Fisk había marcado un impasse, mientras Hydra recorría las calles de las ciudades de Estados Unidos en busca de los héroes que no se habían adherido al Proyecto: Iniciativa. Ni siquiera el aislamiento médico había impedido que Neal Conan averiguara que se acusaba de la acción terrorista a europeístas radicales, aliados con Wakanda y Latveria. La imagen de Angela Merkel sentada en una mesa de negociaciones junto a T’Challa y el Doctor Muerte había dejado a Conan atónito y preguntándose si realmente Hydra pretendía engañar a alguien.

Se suponía que esa noche tendría la respuesta, Mortaja había anunciado que se daría resolución a la Disposición 7734 del Gobierno de los Estados Unidos. Y Neal Conan no iba siquiera a poder verlo.

-Disculpen-dice alguien desde la puerta, y tanto la enfermera Tight como Neal se vuelven hacia ella. Se suponía que no debía haber nadie allí, aquella zona del hospital debía estar restringida incluso para la familia del periodista. Y sin embargo, allí está ella, una mujer pelirroja, vestida con unos pantalones de lino, sandalias con tacón, un top de rayas azules y violetas que dejaba ver un contundente busto, pendientes grandes y un enorme bolso colgando de su hombro.

-Señorita, creo que no debería estar aquí…-masculla la enfermera, y la recién llegada asiente.

-Tengo un pase del director del hospital para hablar con el señor Conan-dice ella, sonriendo, mientras tiende a la enfermera unos papeles. Neal enarca las cejas extrañado cuando ella le guiña uno de sus grandes ojos verdes. La enfermera revisa los documentos, y finalmente, resopla y asiente, devolviéndole a la recién llegada los documentos.

-No estoy de acuerdo con esto, pero según la documentación, puede estar una hora con el Señor Conan. Le advierto que su estado es delicado.

-No se preocupe, no tengo ninguna intención de provocarle un ataque al corazón-sonríe la mujer, dejando que la enfermera salga de la habitación y lanzándole una encantadora sonrisa en la que Neal encuentra algo felino.

-Estoy un poco confuso, señorita…

-Walker-replica la pelirroja, cerrando la puerta y dedicándole a él una cálida mirada-. Patricia Walker, aunque puede llamarme Patsy.

-¿Nos conocemos?

-No-responde ella-. Pero tenemos amigos en común, amigos que están interesados en su testimonio de lo que ocurrió en la Plaza de las Naciones Unidas. Y lo suficientemente influyentes como para, en una situación como la que nos encontramos, conseguirme una entrevista con usted en pleno Nueva York, el día de la 7734.

-¿Puedo saber de quién se trata?

-Industrias Worthington, por supuesto-sonríe Patsy, sentándose en el sillón del acompañante y sacando un NetBook del bolso-. Con una participación muy importante de WakandaTech.

-Señorita Walker…

-Es señora-le interrumpe ella sonriendo-. Señor Conan, si está interesado en la rueda de prensa, estoy segura de que tendremos tiempo de verla y luego poder charlar.

-La podrían detener por lo que acaba de decir…

-Nadie me ha oído, ¿no?-responde Patsy, sonriendo y girando el NetBook hacia Neal-. Llegamos justo a tiempo.

Neal tiene un centenar de preguntas más, pero desaparecen cuando en la pequeña pantalla ve a Mortaja en la pantalla. Tras él, el sello de Hydra. A pesar del primer plano, Neal reconoce el lugar, la sala de prensa de la Casa Blanca.

-Soy Aries, hablo en nombre de Leo-comienza a decir Mortaja-. Hablo en nombre del Zodíaco. Hablo en nombre de Hydra. Hablo en nombre de Estados Unidos y de Rusia. El gobierno de Estados Unidos quiere solidarizarse con las víctimas de los terribles atentados del 22 de Julio en la Plaza de las Naciones Unidas, un acto horrible y contra natura que no puede quedar impune. Las investigaciones llevadas a cabo por agentes del gobierno de la Nación señalan a un claro culpable, una alianza internacional formada por la Unión Europea, Wakanda y Latveria, cuyos gobiernos han tomado las armas contra la transición pacífica que Hydra planteaba hacia un nuevo mundo. Un mundo mejor. Por supuesto, Estados Unidos y Rusia, que se solidariza con nuestra gran nación, con nuestra causa, no pueden dejar impune un ataque de tal magnitud, el primer ataque en suelo americano desde el 11-S. Por ello, Estados Unidos y Rusia han acordado llevar a cabo de modo conjunto la Resolución 7734, codnomen Operación: Tormenta Venidera, por la cual, Rusia y los Estados Unidos de América proceden a declarar la guerra de forma conjunta a la Unión Europea, Wakanda y Latveria, poniendo fin a los gobiernos criminales de estos países para garantizar la seguridad de Estados Unidos…

Neal cierra el NetBook, y ve que, aunque trata de parecer tranquila, Patsy Walker prácticamente se ha quedado pálida. Efectivamente tienen mucho de lo que hablar…

Pero lo importante es que en esos momentos, acaban de presenciar el primer paso de la III Guerra Mundial.


Mes 11, día 16. Pantera Negra y Amanda Sefton. Wakanda.

-¿Estás segura de esto, Amanda?

Ella se encoge de hombros y aparta la mirada de T’Challa, pero finalmente, cruza los brazos ante el pecho y asiente. T’Challa y Amanda se encuentran en uno de los hangares de la Tecno-Jungla, ante uno de los Quinjet que la resistencia organizada por Pantera Negra utiliza. Hay un leve zumbido en el aire, los motores del vehículo dispuestos a volar. A unos pasos detrás de T’Challa se encuentra la Viuda Negra, ante un panel que controla las pistas de despegue y aterrizaje, esperando. Y junto a ella, Ave de Fuego, observando la conversación con evidente nerviosismo. Cuando Amanda asiente, Bonita aparta la mirada, y una lágrima se desliza por sus mejillas.

-Sabes que te necesitamos-afirma T’Challa, y Amanda se vuelve hacia él, rápida como una serpiente.

-¡Claro que lo sé!-responde ella, con las mejillas arreboladas y dándole finalmente la espalda a T’Challa. Este hace ademán de cogerla por el hombro, pero la Viuda Negra niega con la cabeza, y él aparta la mano-. Me siento como una traidora por marcharme en este momento, T’Challa, me siento tan sucia por esto que me dan ganas de lavarme una y otra vez con estropajo de alambre, ¿sabes? ¡Pero soy madre! Antes que heroína, antes que hechicera, antes que cualquier otra cosa, soy madre. Llevo casi dos meses alejada de mis hijos…

-Estamos defendiendo el mundo-interviene Bonita, secándose las lágrimas de la cara-. Estamos luchando también por salvar a tus hijos, Amanda…

-¡No os dais cuenta de que si no encuentran pronto una solución a lo que está ocurriendo en el Caribe pronto mis hijos estarán muertos!-grita Amanda, cerrando los puños con tanta fuerza que las uñas se le clavan en las palmas-. La actividad sísmica en Neo Avalon es tal que todos los días hay terremotos. La Patrulla-X está haciendo todo lo posible por mediar entre Attilan y Atlantis, pero parecen decididos a reventar la tierra por la mitad, y ni siquiera Magneto parece poder evitarlo. Si intentamos volver a Estados Unidos, Forja nos encarcelará… Y ayer Hydra declaró la guerra al mundo… a Wakanda incluida…

-Amanda, no estás siendo razonable…-masculla Pantera Negra, y finalmente, Natacha interviene.

-Ni falte que hace, T’Challa-dice la Viuda Negra-. Amanda, entendemos perfectamente tu necesidad de estar con tu marido y tus hijos en estos momentos. Ellos son tu familia. El Quinjet está programado para dejarte en Neo-Avalon y volver después, con sistemas de ocultación automáticos. No debes preocuparte de nada.

-Utilizaría un hechizo teleportador…-masculla Amanda, y Natacha niega con la cabeza.

-Lo sé, la magia es inestable-continúa la Viuda Negra-. Y eso es parte del problema. Pero por mucho que intentemos encauzarlo hacia ti, no es sólo tu problema. Así que haz lo que debes y vuelve con tu familia. Y dile a Magneto que alguien tiene que imbuir algo de cordura en las cabezotas de Namor y Rayo Negro. Y que tenga que ser precisamente él, no deja de ser algo irónico.

Amanda lanza un resoplido, como si no se decidiera a moverse, pero finalmente, lanza una mirada a T’Challa, a Natacha y a Bonita, y sube las escaleras que conducen a la cabina del Quinjet. Amanda les mira de nuevo, y finalmente, Pantera Negra asiente. Amanda hace un gesto de despedida mientras el Quinjet comienza a elevarse verticalmente.

-Con todo esto encima, necesitamos un mago-gruñe Bonita, y T’Challa suspira y asiente.

-Y no somos capaces de encontrar a Extraño-afirma T’Challa.

-Tiene que haber más opciones además de Extraño-replica Ave de Fuego-. Durante el enfrentamiento con los Señores Infernales, los magos realizaron una especie de alianza o algo así, ¿no podríamos dar con alguno de ellos?

-¿Por qué tanto interés de pronto en conseguir un mago?-dice Natacha, y Bonita se encoge de hombros.

-Para eso estaba aquí Amanda, ¿no? Ellos tienen a Satana en su Fuerza de la Libertad, y Dios sabe a quién más habrán reclutado a la fuerza. Detuvieron al Hermano Vudú, ¿quién nos dice que no le van a programar con su tecnología medio alienígena para lanzarlo contra nosotros? La propia Amanda lo decía, la magia estaba cambiando, todos lo hemos visto.

-Pero apenas tenemos opciones-replica la Viuda Negra-. Como habéis dicho, Extraño está desaparecido. Sabemos que Wong y Vudú han sido capturados por Hydra; y las noticias sobre los demás no son demasiado buenas. La Meiga está en España, temen un ataque armado, Magical Girl parece haber perdido sus poderes, no sabemos nada de Ave Nevada, Hellstorm y Talismán están vigilando que no ocurra nada extraño en Wundagore, y Shaman no nos ayudará hasta que se asegure de que Canadá no corre peligro. Y por supuesto, ese cerdo colaboracionista de Forja no está disponible para hacer de mago…

-Estamos jodidos, con perdón de la palabra-masculla Ave de Fuego, pero Pantera Negra niega con la cabeza.

-Hay chamanes tribales en Wakanda que podrían ayudarnos.

-Estupendo-afirma Bonita-. Si Satana convierte el cielo en fuego sobre nosotros, seguro que los chamanes de la Pantera pueden evitarlo.

-Estás bordeando la frontera del respeto, niña-gruñe T’Challa, y de inmediato, Ave de Fuego baja la mirada.

-Lo… lo siento, Pantera-farfulla-. Es sólo que… estoy asustada con todo esto. El mundo siempre ha tenido héroes mucho más grandes que yo, y verme ahora, en la primera línea, con tanta responsabilidad… me aterra…

-Deja de asustarla, T’Challa-gruñe Natacha, pasando un brazo por los hombros de Bonita-. Sabes que tiene razón. Sea lo que sea que está pasando con la magia, tus chicos no serán suficiente para controlarlo.

-Tengo una idea-admite T’Challa, y Bonita alza los ojos rápidamente-. Pero…

-Pero es todo alto secreto, por supuesto-afirma la Viuda Negra, y T’Challa asiente-. Claro, cuanto menos sepamos todos, mejor. Ven, Bonita, dejemos a Pantera con sus secretos de monarca, creo que podría convencer a las Dora Milaje de que nos preparen una buena sesión de entrenamiento. Sacudámonos el mal rollo con sudor, a mí me funciona.

-No estoy acostumbrada a…

-Pues será mejor que vayas empezando-replica Natacha, empujando a Bonita fuera de la habitación y dejando solo a T’Challa, que lanza un suspiro mientras se dirige hacia uno de los sistemas de comunicación. La máquina reconoce la huella palmar y genética de Pantera Negra, y de inmediato, emite un pequeño resplandor, mientras una imagen holográfica de Forja aparece frente a T’Challa.

-Pantera, creía que habíamos quedado en comunicarnos solo en caso de emergencia-responde Forja-. Esto es muy peligroso para los dos, pero sobre todo para mi.

-Es una emergencia-afirma T’Challa-. Amanda Sefton nos ha dejado, Forja, hemos perdido nuestro apoyo mágico. Te necesito en Wakanda, Forja.

-No-responde él Cheyenne-. Sabéis que no me gusta, que esa no es mi…

-Forja, me da igual ahora lo que te guste o no te guste. En cualquier momento, Hydra va a caer sobre Wakanda, y si Satana o Mordo están con ellos… Estamos indefensos.

-Ese no es mi papel-insiste Forja-. No puedo dejar lo que estoy haciendo aquí, T’Challa, ¿qué crees que harían con los héroes a los que atrapen sin el Nido de Águilas de por medio?

-Forja…

-Pero puedo ayudarte-le interrumpe el Cheyenne-. ¿Podrías enviar uno de tus Quinjet y un equipo de recogida a Búffalo mañana a mediodía, hora de Nueva York?

-Es arriesgado, pero sí-afirma T’Challa.

-Entonces, tendrás a tu mago. Y ahora, déjame, Pantera. Cada segundo de esta conversación me pone en peligro.

Sin más, Forja corta la comunicación y se aparta del panel que tiene delante.

-Douglock, escáner de seguridad-ordena Forja, temeroso de que la Visión pueda haber decidido interceptar las comunicaciones del Nido de Águilas en algún momento.

-Sistemas limpios, Forja-jefe-de-mi-responde tras unos segundos la voz sin modular de la Inteligencia Artificial de Douglock, y Forja suspira.

-Douglock, necesito un listado de los participantes de la resistencia mágica del año pasado y de las entidades que pudieran tener un perfil parecido al de Amanda Sefton.

De inmediato, ante Forja comienzan a aparecer a aparecer figuras holográficas, formando un círculo. Sobre ellos, se marca su estatus.

	DOCTOR EXTRAÑO: NO ACCESIBLE.
	HERMANO VUDÚ: REEDUCACIÓN.
	DAKIHM: DESAPARECIDO.
	JENNIFER KALE: ACTIVO, LOCALIZADA.
	SHAMAN: ACTIVO, LOCALIZADO.
	TALISMAN: ACTIVO, LOCALIZADA. (MISIÓN CLASE A)
	BRUJA ESCARLATA: DESAPARECIDA.
	TOPAZ: REEDUCACIÓN
	MEIGA: ACTIVO, NO ACCESIBLE.
	KYLLIAN: REEDUCACIÓN.
	AVE NEVADA: DESAPARECIDA.
	DAIMON HELLSTORM: ACTIVO, LOCALIZADO. (MISIÓN CLASE A)
	DOCTOR DRUIDA: FALLECIDO.
	MARGALI SZARDOS: DESAPARECIDA.
	ILLYANA RASPUTIN: ACTIVO, LOCALIZABLE.
	ÁNGELA COMANECI: ACTIVO, NO LOCALIZABLE.
	AGATHA HARKNESS: ILOCALIZABLE.
	WONG: REEDUCACIÓN.
	MECAMAGO: REEDUCACIÓN.

Forja revisa las siluetas que le rodean, y se encoge de hombros. Parece ser que no tiene muchas opciones.

-Douglock, ponme en contacto con Jennifer Kale.


Mes 11. Día 20. Kristoff Von Muerte y la tía Petunia. Benson, Arizona.

El joven heredero del Doctor Muerte, enfundado en una armadura similar a la de su padre adoptivo, teclea nervioso en dos ordenadores a la vez.

– Muy bien, Tornado Tejano, no te preocupes. Os enviaré a Miss Marvel, pero no a La Cosa. Está ocupado. Sería muy útil si alguien pudiese contactar con Hulka de una maldita vez, en cualquier caso.

Petunia Grimm se agacha sobre la mesa de trabajo.

– ¿Un zumo? -ofrece.

– Soy el heredero legítimo de Latveria… ¡Exijo una pajita!

La tía Petunia pone cara de póquer.

– Eh… Era una broma… Para no dejar de teclear… Coordinar a la resistencia tiene su estrés ahora el Caballero Luna no está y…

– Ya. Espera y ahora te la traigo.

La joven enfermera sube las escaleras del sótano suspirando. Arriba encuentra a su marido, Jake Grimm, un par de décadas mayor que ella, examinando a una paciente.

– Grrr -se queja la mutante conocida como Feroz mientras Jake, anadeando sobre sus muletas, la obliga a flexionar uno de los brazos.

– Tranquilízate, María -ordena Bishop, cuadrado marcialmente en una esquina de la enfermería.

– Está bien, pero tenedla en la reserva unos días o volveréis antes de lo que pensáis -suspira Jake-. Es todo lo que puede decirte un médico de provincias sin conocimientos específicos sobre mutantes.

– Es suficiente -agradece Bishop, aunque Feroz eriza el pelaje.

Mientras se reúne con su esposa en el pasillo, Jake refunfuña.

– En que líos me mete este Benjamin.

– El tío Jake no crió a un cobarde -sonríe ella.


Mes 11. Día 21. El Águila y los Pegamoides. Cantabria, España.

El dios ciervo Cernunos cae al suelo escupiendo sangre mientras emite un berrido ensordecedor. Media docena de agentes de Hydra sujetan su cuello de ciervo con collares de cuerda similares a los que se usan con los perros rabiosos. El bosque cántabro se agita ante la resistencia de su protector, la noche estrellada sobre sus cabezas. Los brujos de la organización criminal lanzan sus ensalmos sobre la deidad celta.

– ¡Vergüenza!

Cernunos se alza con un rugido y lanza a tres de los agentes lejos de él.

– Criminales… ¡Cobardes! ¡No existe magia capaz de atrapar al Señor de las Bestias!

– Sí que la hay…

Dos de los brujos de Hydra empiezan a trazar un círculo de tiza alrededor del ser, mitad hombre mitad ciervo. EL Dios blande su hacha por encima de la cabeza y cimbrea su cornamenta.

– ¡Vergüenza sobre los bosques marcómanos!

– ¡Sulfuro!

Uno de los brujos cae de rodillas y queda congelado en forma de estatua de sal. Los soldados de Hydra que lo rodean empiezan a disparar hacia los árboles, provocando que los animales salvajes corran en todas direcciones. Dos rayos caen en mitad del pelotón de terroristas, levantando a algunos de ellos por los aires.

– ¡Adelante Pegamoides!

El Águila surge del bosque volando su plataforma, un ala-v copia de la del Duende Verde, y blandiendo su espada ropera en dirección al enemigo.

– ¡No contabais con la destreza de El Águila!

– A su espalda, en un ala-v algo más pequeño, su joven sidekick, la espadachín adolescente conocida como La Golondrina, suspira.

– ¡Ni con la del Electroduende!

Un chaval gordito apenas un par de años mayor que La Golondrina, vestido con un traje azul reflectante y con un antifaz tapándole los pómulos, vuela cabeza abajo, los pies pegados a un disco casi plano que emite un zumbido casi hipnótico. Lanza otro rayo bajo los pies del agente de Hydra más cercano.

– Es la resistencia… La partida de El Águila… Hay una recompensa por sus cabezas.

– Uhu… Eso será del que se le pueda cortar la cabeza, ¿no?

Justo en el medio del pelotón aparece una joven envuelta en una capa de camuflaje, ni verde ni marrón, y que se retira la capucha desvelando media melena morena y una cara cubierta con antifaz.

– ¿A que no me pilláis?

Los agentes empiezan a dispararle, pero los rayos la atraviesan y se dan entre ellos. Algunos saltan sobre la chica, pero ella se escurre. Vuelve tangible una mano y les salta por encima. Desaparece.

– Y ahora, invisible… -se escucha su voz surgiendo de la nada- ¡Nadie puede atrapar a la Dama Duende!

Un francotirador de Hydra se agacha entre los matorrales y calibra su arma. Apunta directamente a la cabeza de El Águila, que se enfrenta en el aire, dando grandes carcajadas, a soldados equipados con mochilas cohete. El alemán paladea el disparo:

– Hasta aquí has llegado, bandolero…

– Qué poco elegante.

El hombre siente dos manos suaves como la seda que le masajean el cuello, dos brazos blancos que le rodean la cintura, una voz ronca y profunda que hace que le tiemblen las rodillas y se le erice el vello bajo el uniforme… Aprecia por el rabillo del ojo la melena azabache y los ojos profundos como simas de la mujer más hermosa que ha visto en su vida.

– Soy La Mandrágora, y la seguridad de El Águila me interesa mucho. Quiero que apuntes a tu oficial al mando, ¿harás eso por mí?

– Sí, ama.

Las cuatro manos de la mujer dan dos palmadas de alegría mientras sonríe de manera seductora.

– ¡El comandante Keisller ha caído! ¡Hail Hydra! ¡Dos miembros más deben ocupar su lugar! -brama el soldado que vigila el monitor donde se apagan luces de los localizador de sus compañeros.

– El equipo de refuerzo de Hydra, acampado en un claro del bosque cercano, se arma y se levanta, dos docenas de hombres dispuestos para la batalla.

– Habrán de perdonar vuesas mercedes a este humilde autómata, pero no puedo permitirles pasar.

Justo en su camino se ha plantado una especie monigote de algo más de dos metros, un hombre de madera parecido a los que utilizan los dibujantes para mimar escorzos, con las articulaciones visibles y una cabeza ovalada en la que hay pintados de manera tosca una mata de pelo y una cara de ojos inexpresivos y sonrisa forzada. Su voz, mecánica y engolada, surge de la caja torácica.

– ¡Maldito engendro! ¡Es el Hombre de Palo!

– ¡Estamos muertos!

– No queda sino batirnos.

Las articulaciones del tosco robot empiezan a bailar en movimientos imposibles mientras los huesos de sus oponentes se quiebran entre gritos de dolor.

– ¡Hay que abrir paso a La Meiga hasta el círculo! -avisa El Águila.

– ¡Ya! ¡Ya! -responde La Golondrina, maniobrando para librarse de los disparos de dos agentes de Hydra y sus mochilas-cohete.

– Cernunnos sigue aullando encerrado en una prisión mística de tiza, palo y sangre. Una sombra se desliza entre los animales histéricos y las copas cimbreantes de los árboles. El primer brujo de Hydra recibe un puñetazo que lo derriba. Dos agentes se lanzan sobre el atacante.

– ¡Idiota! ¡Caerás el primero! ¡Tú no tienes poderes!

– No los necesito para conocer mi boque mejor que vosotros.

El extraño, un hombre maduro y barbado, con un traje de camuflaje y la cara pintada de negro, se escabulle de nuevo entre las sombras.

– Gracias, Basajoun.

– ¿Qué?

Un báculo pasa bajo los pies de los soldados y los hace caer. Una rociada de polvo los hace dormir. Sobre ellos se alza una mujer descalza, cubierta con una túnica blanca muy manchada y la cara pintada de tierra y sangre. Escupe sobre el círculo y se arrodilla a tiempo de que el hacha de Cernunnos pase sobre su cabeza y decapite a tres brujos de un tajo.

El Dios del Bosque se alza un par de pasos fuera de prisión, más alto que hace unos minutos, y ruge a la luna. Una lechuza se le posa en el hombro, varios lobos surgen de los matorrales y se postran a sus pies. Vuelve a rugir y cimbrea, orgulloso, su cornamenta de ciervo mientras blande el hacha cubierta de sangre de brujo. Luego mira a los pocos hombres de Hydra que quedan en pie.

– Huid.

Los soldados no se lo piensan y salen corriendo. El Águila y el Electroduende los despiden con algún rayo pequeño en los traseros.

– ¡Aire!

Cernunnos se gira hacia la Meiga, que permanece de rodillas y con la cabeza gacha.

– Una hija de los arcianos. Pensé que habíais sido exterminados.

– Sobreviven suficientes, oh protector de la Balsa de Piedra.

– ¿Quiénes son tus compañeros?

La bruja se incorpora sobre una rodilla y se gira hacia el grupo, abarcándolos con un gesto de la mano:

– Estos, oh Señor del Bosque, son Los Pegamoides, los actuales campeones de la tierra de los conejos. El líder de todos ellos es el espadachín al que conocen como El Águila.

Alejandro se adelanta un paso mientras traga saliva. Cernunnos parece descender en altura, aunque sigue midiendo más de dos metros y sus ojos alienígenas incrustados en una cabeza de ciervo lo miran directamente a los ojos.

– Ejem… Protector de las, ah, Bestias… -mira de reojo a La Meiga, que señala con las cejas al Dios y hace una mueca como animando al espadachín a que no se detenga- Los, hum, indignos intentan dominar la Península y robarle su magia… Un grupo de héroes se ha reunido para protegerla, y cuando supimos que era su objetivo despertaros de vuestro sueño de, ejem, centurias…

– Sea. Cernunnos del Bosque se unirá vuestra justa causa.

La Meiga se pone en pie.

– ¡Adelante pues! -proclama El Águila- ¡Próximo destino, Cádiz, a romper el cerco y liberar al Gobierno!

– Ale… Er… Maestro, España entera ha sido invadida… -apunta La Golondrina.

– ¿Nadie más se da cuenta de lo divertido que será liberarla? -exclama El Águila, echando a volar con su deslizador- Una bruja, dos espadachines, un autómata del Siglo de Oro, un mutante, un forajido, una femme fatale, una chica fantasma y un Dios del bosque. A mí me parece suficiente -blande su espada hacia el cielo-. ¡Adelante, Pegamoides!


Mes 11. Día 22. El Capitán Britania y los Eurocorps. Kells, Irlanda.

El Hombre Invencible se lanza contra la primera línea de soldados de Hydra que cerca el Monasterio de Kells.

– ¡Por Latveria! ¡Por Muerte!

Su cinturón estalla dejando un cráter donde habían estado al menos medio centenar de soldados enemigos. La segunda línea de batalla son un grupo de MODOCKs en miniatura con el emblema a la espalda y collares con forma de talismán céltico.

– Estos cabrones tienen de todo -murmura Halcón Peregrino. Un pequeño grupo de héroes europeos se asoma por

– Hydra también controla IMA…

– Brian, no me gusta lo que acabamos de hacer. Sé que las fuerzas de Latveria son nuestros aliados, pero…

– Tranquila Meggan.

En los dos extremos del frente unido de Hydra, un desembarco de Normandia con rayos de plasma y escudos mágicos sobre las playas irlandesas, dos exhalaciones recorren las filas invasoras noqueando y desarmando soldados, una plateada y la otra amarilla. Se encuentran en el centro.

– He incapacitado a 200 -proclama Spitfire.

– No es una competición, Lady Jacqueline. Y yo he eliminado a 423 exactamente -responde Mercurio, dejando caer una montaña de rifles y varitas mágicas al suelo.

Brian Braddock agarra por el ala uno de los cazas rusos que están haciendo la cobertura al ataque. Gira sobre sí mismo varias vueltas y lo lanza contra otros dos aviones más, provocando que exploten.

– ¡Brian! -protesta Meggan, su esposa, volando a algo menos de altura.

– Es una guerra y la empezaron ellos al matar a Jaime.

– Hydra no acabó con tu hermano.

Alistaire Stuart flota sobre una plataforma voladora rodeado por una docena de soldados de Hydra, el Hermano Vudú, en cuya cara se observan los circuitos de la tecnología lycantroborg, y Mortaja, que encarna a Aries.

– ¡Alistaire!

– Recuerda que está controlado por ellos -le indica Halcón Peregrino por el comunicador.

Pero Brian ya está levantando a Capricornio por las solapas de su abrigo.

– Explica eso.

– No fue Hydra. Jaime Braddock era un candidato obvio a ser nuestro aliado. A ser Acuario.

– ¿Qué?

– Sé cómo desconectar tu traje.

Un fogonazo de energía hace que la plataforma, Alistaire y el Capitán Britania desaparezcan de la vista de Meggan por un segundo.

– ¡Halcón Peregrino! ¡Necesitamos ayuda!

– Soy Guerra Relámpago. Estamos evacuando. Meggan, regresa a base, estamos evacuando.

Soldados británicos, franceses, wakandas y de SHIELD caen por las almenas o se tiran ellos mismos. Los brujos europeos escupen sangre y se arrodillan mientras el Hermano Vudú, mostrando un nivel de poder que nunca le habían visto, danza sobre el castillo.

– ¡Brian! ¡No puedo irme sin Brian!

– Yo me voy sin Crystal -Mercurio agarra de una mano a Meggan- Los rescataremos. Siempre ganamos. Siempre.

Alistaire desciende sobre el castillo sujetando a un inconsciente Capitán Britania.

– La magia de Kells pertenece a Hydra -proclama Capricornio.


Mes 11. Día 23. La capitana Lee Forrester y Paolo a bordo del Arcadia, en algún lugar cerca del Triángulo de las Bermudas.

El sol cae a plomo sobre el Caribe. El calor es húmedo y se pega a la ropa y a la piel, obliga a moverse despacio y resoplando, caldea el aire hasta volverlo espeso, se mezcla con el salitre ambiente, dilata el metal y hacer sudar a la madera y la cuerda. El Arcadia luce óxido y crujidos de barco templado en cien tormentas mientras deja que la calma chicha del mar de los sargazos lo meca de manera casi imperceptible.

Paolo, todo pellejo y cicatrices, las canas del pecho al aire con la ausencia de vergüenza del marinero muy veterano; apenas se tapa con unos pantalones mil veces remendados, un pañuelo arrugado sobre la cabeza y los pies descalzos sobre la madera astillada cubierta medio dedo de agua en la cabina de mando; bajito, cejijunto y sin afeitar, controla los monitores. Bufa mientras se mata un mosquito en la base del cuello. Observa a través de la cristalera a su jefa, la única otra tripulante del buque, y capitán del mismo.

– Tenías razón, grumetilla. Ese mastodonte no afecta para nada a las corrientes. Y yo que me he pasado un año y medio navegando por el Índico para no verlo ni de lejos…

Lee Forrester se recoge la melena rubia en una coleta que encaja en la abertura trasera de una gorra de beisbol cuya visera le protege los ojos entrecerrados del sol. Continúa oteando el horizonte unos instantes antes de girarse hacia su segundo. Ella también va con el mínimo de ropa imprescindible, unos vaqueros rotos a modo de calzones y una camisa vieja hecha un nudo sobre el pecho. Poco les importa al uno la mirada del otro, Paolo es algo a medio camino entre un padre sustituto y un asistente asexuado, y la diferencia de edad es lo suficiente grande como para que él sólo pueda verla como a una cría que juega a ser mayor.

– Es por la magia. Atlantis no se mantiene en superficie de manera natural, cuando la pusieron a flote intentaron compensar las corrientes para no destrozar completamente el planeta.

Paolo se escupe por encima del hombro.

– Mierda de magia -murmura-. ¿Y cuándo la vuelvan a hundir?

Lee se encoge de hombros.

– Lo vamos a averiguar pronto.

El barco pega una sacudida que hace que el viejo marino se aferre a la consola de mandos y derriba a la capitana sobre la cubierta.

– ¿Qué narices? Si no se mueve el aire…

– Creo que el primer invitado se acerca…

– ¡Allí, Forrester!

Lee se está incorporando cuando mira en la dirección que señala Paolo. Aunque no se distingue demasiado bien a causa del sol, se trata claramente de dos personas flotando.

– Erik -murmura ella.

Otra sacudida vuelva a hacerla resbalar. Esta vez es más fuerte y también derriba a Paolo.

– ¿Cómo rayos se supone que viene? ¿En una ballena gigante? ¡Acaba de levantarse un oleaje de mil millones de demonios!

Lee logra incorporarse con la pericia de quien está más cómodo anadeando en el bamboleante vaivén de un barco que caminando por la ciudad. Se ajusta su gorra de béisbol. Ya puede distinguir a los visitantes aéreos mucho mejor. Un hombre adulto y bastante alto, vestido de un inconfundible carmesí, aunque sin casco que oculte sus canas, y una mujer joven, de melena castaña y que vuela agarrada a su cintura.

– ¿Es…?

Esta vez la sacudida encuentra a los marinos preparados. Aunque el viento sigue en calma chicha, el mar se agita al estilo de las peores tormentas tropicales que haya visto el Arcadia. Paolo maniobra dentro de la cabina de mandos como un poseso, intentando que la nave no se vaya a pique.

– ¡Especie de bebe-sin-sed! ¡Grumetilla, tienes que ayudarme o nos vamos a hundir como si se levantase un tsunami!

– Tranquilo.

Aunque el oleaje continúa igual de agitado, el barco se estabiliza de golpe. De hecho, se queda tan quieto que no parece natural. Paolo se golpea contra la cristalera.

– ¡Será…!

Magneto y Gatasombra descienden sobre la cubierta, justo junto a la capitán Lee Forrester.

– La burbuja magnética también filtrará los rayos del sol, aunque no demasiado -explica Magneto-. Lo suficiente para enfriar un poco el barco y evitar que tú y tu subordinado os queméis más -hace una pausa, la capitán se mira los brazos, morenos a parches y con zonas completamente rojas-. Lee.

– Erik -se gira hacia la chica-. ¿Tú eres Kitty Pride, la novata de la Patrulla-X? No te veía desde que tenías… ¿14 años? Dios, qué vieja soy…

Kitty se encoge de hombros, aún algo coartada por la aparente frialdad del saludo entre Magneto y la marinera.

– ¿Tú vieja? ¿Y qué soy yo, entonces, grumetilla? -escupe Paolo, asomando medio cuerpo desde la cabina- Estimado señor cabeza de cubo, calabacín diplomado, ¿es usted el camarero que nos ha preparado este cóctel? ¿A qué narices viene?

– No, no hemos sido nosotros, es…

El último movimiento de las olas es tan brutal que incluso sacude la burbuja magnética. Una lengua de agua se levanta diez metros sobre las cabezas de los ocupantes del barco y los baña, sólo impidiendo que se vean arrastrados la fuerza del magnetismo. Cuando el agua y las algas pasan, mientras Paolo escupe sal y una serie intraducible de insultos en varios idiomas, ya no les da el sol. Lo tapa la figura grotescamente erguida de una ballena el triple de grande de lo habitual y cuya boca se abre en un rugido ensordecedor.

– Qué discreto -masculla Magneto, mientras se yergue.

– Nosotros hemos venido volando sobre medio Caribe -le responde Kitty.

Cabalgando la ballena, con su traje de batalla azul compuesto de escamas, blandiendo un tridente dorado y recortando su perfil contra el sol, se alza Namor. Lo acompañan media docena de guardias atlantes de piel azul y escafandras de agua, con tridentes plateados y más pequeños que el de su rey, entre los que destaca una mujer de pelo oscuro y ojos violetas cuyo casco es más historiado que el resto e indica que es la oficial al mando.

– ¡Imperius Rex! ¿Este es el lugar donde convocas una conferencia solemne de paz entre tres jefes de Estado, Magneto?

El presidente de Neo Avalon se eleva flotando hasta la altura de Namor.

– El Arcadia navega bajo bandera de Islandia, un país neutral en cualquiera de las guerras que hay abiertas en estos momentos. Y estas aguas son territorio internacional.

– ¿Y tú única protección es el miembro más débil de la Patrulla-X, mientras a mi me acompaña un comando de guerreros de élite de Atlantis?

Kitty enarca una ceja y aprieta los puños.

– Será capullo…

Lee le pone una mano en el hombro.

– Creo que los atlantes tienen el oído muy fino.

Paolo, ya completamente fuera de la cabina, lanza otro escupitajo de agua dulce.

– Gatasombra no está aquí para protegerme a mí, sino a la capitán Forrester, su tripulación y su barco. Yo no necesito ninguna protección.

– Je -Namor sonríe de medio lado-. Y supongo que ahora vas a decirme que sólo puede acompañarme uno de mis hombres, para hacerte la misma cortesía.

– Si mi contingente es tan escaso, ¿de qué puede tener miedo el rey Namor?

Paolo escurre su pañuelo dejándolo gotear sobre la cubierta. Kitty le da un codazo a Lee.

– Ahora empiezan a golpearse el pecho y gruñir.

– No, antes se las sacan a ver quién la tiene más larga…

Gatasombra enrojece y luego suelta una carcajada.

– Parece que a tu séquito le divierte la situación.

– Bajemos a la cubierta. Haz honor a tu palabra, Namor.

– Andrómeda, conmigo.

El rey de Atlantis y la mujer que responde al nombre de Andrómeda descienden al barco. Él se gira hacia Lee.

– Es usted la capitán Forrester, la patrona de este barco. Los atlantes sabemos respetar a los marinos de la superficie cuando se muestran dignos de ello. Mientras estemos en su barco, esperamos de usted y su tripulación el mismo tratamiento que recibirán de nosotros.

– Paolo -a Lee apenas le sale un hilo de voz y señala al marinero-. Paolo es mi segundo. Es toda la tripulación del Arcadia.

Namor y Andrómeda le dedican una breve inclinación de cabeza. Él escupe.

– En 50 años de surcar los siete mares nunca había visto un atlante de cerca.

Namor sonríe de medio lado. Gruesos goterones de agua salada le resbalan por la frente, el cuello y los brazos, recorriendo las vetas de su musculatura. El sol parece rebotar contra su piel. Sus orejas puntiagudas se agitan como si fuesen independientes del resto del cuerpo. El rostro azul de Andrómeda se difumina dentro de su escafandra, que asemeja una pecera, y sus ojos de aspecto alienígena se guiñan por un segundo, como si contemplase al viejo con la misma extrañeza con la que él la observa a ella.

– ¿Y bien, Paolo el marino?

– He visto cosas peores.

Kitty carraspea.

– Deberíamos bajar a la bodega -dice Magneto.

– Sí, claro. Aún más discreto, ¿no? Por eso no eres conocido como un maestro de la diplomacia y el protocolo.

Namor y su escolta discuten en atlante mientras bajan los escalones de latón que llevan a las tripas del Arcadia. Los ojos de Gatasombra tardan unos segundos en acostumbrase a la escasa luz, aunque su nariz se inunda de olor a humedad y pescado. Escucha la tos seca del rey de Atlantis.

– Creo que pedir explicaciones sobre esto seguramente sobra. Mi paciencia tiene un límite, Magneto.

Andrómeda señala a Kitty con su tridente.

– Mi asistente se pregunta por qué ella ha bajado si su función es proteger a nuestros anfitriones.

– Je. ¿Entiende nuestro idioma? -Kitty se saca un pequeño transmisor del cinturón y lo coloca en el suelo, en una posición alejada de los atlantes, prácticamente con ella y Magneto en medio-. No estoy aquí sólo para eso, hacía falta alguien nacido después de la Segunda Guerra Mundial, capaz de manejar un ordenador.

Lee y Paolo se han quedado sobre la cubierta. Él mira a los atlantes sobre Giganto, que permanece quieta como un perro esperando a su amo.

– No sabéis jugar a las cartas, ¿verdad, pescaditos?

En la bodega, el transmisor empieza a emitir un pitido intermitente.

– Marcas un punto exacto. Muy hábil -dice Namor, mirando a Kitty.

– El miembro más débil, majestad -sonríe ella.

Un fogonazo y un ladrido y Mandíbulas, el perro de los Inhumanos, aparece rodeado de dos de sus amos. La reina Medusa y el rey Rayo Negro se yerguen orgullosos, la melena pelirroja de ella danzando alrededor de los hombros de él. Mientras es evidente el estado de excitación de la mujer, el marido se encuentra completamente inexpresivo, la boca casi convertida en una fila línea. Los músculos de Andrómeda y Namor se tensan automáticamente.

Magneto da un paso adelante y se coloca justo en la línea entre un rey y otro.

– Muy bien. Traeros aquí no es un capricho.

– No habrá parlamento mientras Namor no libere a mi hermana. Los Inhumanos no accedemos a chantajes.

La antena de Rayo Negro chisporrotea.

– ¿Esa es la voz de tu rey, mujer? -responde el atlante, apartando a Andrómeda cuando esta intenta interponerse entre él y los Inhumanos.

– Es la voz de Attilan.

– Attilan ya no existe. Si así es como pensáis empezar a parlamentar esto es una pérdida de tiempo.

– Escuchadme… -intenta intervenir Magneto.

– Rayo Negro cree que no es posible parlamentar con alguien que utiliza tácticas tan bajas como traicionar a sus propios aliados. Rayo Negro opina que el intento de chantajear a la familia real y a Neo Avalon con el secuestro de Crystal revela el tipo de estrategia de Namor, y que si quiere una tregua en igualdad de condiciones debe liberar a nuestros familiares.

Kitty bufa. Mandíbulas suelta un ladrido, reprendiéndolo un pequeño latigazo de un mechón de Medusa.

– ¿Traicionar a sus aliados? ¿Quién ha beneficiado más a los Inhumanos que los Cuatro Fantásticos? Crystal será libre cuando lo sean Reed y Susan Richards.

– ¿Qué? No tenemos nada que ver con eso, tú los usaste como cebo para secuestrar a nuestro primo Tritón y privar a las tropas submarinas de Attilan de su comandante.

– Eso es una estupidez estratégica, no sé nada de eso…

– Escuchadme bien… -retoma Magneto.

– Eso no va a servir -murmura Kitty.

– El presidente Magneto debería apoyarnos en esto por los vínculos de familia que nos unen… -dice Medusa.

– Maldita sea… -masculla Erik.

– Por el vínculo familiar que nos…

Rayo Negro la corta con un gesto de la mano. Se hace un breve silencio durante el que Namor suelta una carcajada.

– ¿Qué rey no es capaz de mantener el orden ni en su alcoba?

El matrimonio real inhumano se gira hacia él al unísono. Mandíbulas ladra.

– Las últimas palabras no eran de Rayo Negro, y por eso Medusa se disculpa. Pero Rayo Negro no tolerará insultos ni burlas de ningún tipo, ni tampoco falsas acusaciones.

Andrómeda da un paso adelante y apunta con su tridente a los reyes inhumanos. Magneto hace un gesto con la mano, pero Kitty le toca el codo y lo hace retroceder. Un mechón de Medusa se estira y arrebata el arma a la atlante. Namor la aparta por segunda vez y da dos pasos hacia Rayo Negro blandiendo el suyo. Mandíbulas suelta un gruñido amenazados mostrando uno de sus colmillos.

– ¡Imperius Rex! ¡Nadie más que los reyes debe pelear sus batallas!

Magneto, esta vez sí, da un paso al frente.

– ¡Ya basta!

Andrómeda se encuentra de repente anclada a la pared por el metal de su armadera, el tridente de Namor y el plateado que aún sostiene Medusa caen al suelo atraídos por la chapa de la obra vida del barco. La esposa de Rayo Negro es arrastrada varios metros por su cinturón y las muñequeras de su uniforme hasta quedar pegada a la otra pared de la bodega. Mandíbulas chilla lastimeramente y agacha la cabeza, cubriéndosela con una de sus patazas. Los dos reyes se giran hacia Magneto.

– Hace un segundo, Rayo Negro se disculpaba por unas palabras de su mujer que creyó descorteses hacia mí, por entender que tengo responsabilidades que van más allá de mi familia. Poco antes, Namor, señor de los siete mares, expresaba su respeto por dos simples habitantes de la superficie que se atreven a viajar por sus dominios sin más poderes que su propia fuerza y un barco tan viejo como cualquiera de nosotros -Magneto ha alzado la voz y el barco reverbera con ella.

– Habla por ti -murmura Kitty-. No creo que yo hubiera nacido cuando esto empezó a acumular moho.

– Eran gestos de líderes nobles, que pese a su poder son capaces de ponerse en el lugar de otros. Yo vine aquí a tratar con ellos, no con dos niños soberbios que se dejan manipular por cualquiera lo suficientemente listo para jugar con sus orgullos.

Namor resopla.

– No toleraré un solo insulto más, Magneto.

– Pues entonces no te comportes como si los merecieras -responde Erik, seco-. Vuestra guerra está haciendo temblar las placas tectónicas y afectando al mismo campo magnético de la Tierra. La Atlantis flotante es una trampa en la que habéis caído los dos como idiotas. Si algo de esto acaba poniendo en peligro la seguridad de mi isla, os aseguro que necesitaréis una alianza entre vosotros para poder enfrentaros a lo que vendría después.

Gatasombra traga saliva. Andrómeda gruñe.

– Libera a mi esposa -dice Medusa, con voz neutra.

Las dos mujeres quedan desancladas de las paredes. Los tridentes se levantan del suelo y vuelve cada uno a su dueño. Medusa se coloca junto a Rayo Negro, Andrómeda sigue gruñendo y se sitúa tras su rey.

– Tú también amenazas de manera innecesaria, Magneto.

– No. De manera innecesaria no. Hemos sido aliados y conoces mis métodos.

– Rayo Negro quiere que expliques a que te referías con la manipulación de nuestro orgullo.

Magneto se vuelve hacia Kitty.

– Gatasombra.

Ella sonríe de forma tímida mientras da un paso adelante.

– Como le explique antes, majestad -se dirige a Namor, aunque sin mirarlo directamente-, hacía falta alguien capaz de manejar cachivaches informáticos -se saca del cinturón un pequeño disco, parecido a un posavasos pero compuesto de circuitos-. Estas semanas atrás he estado ocupada en algo que ni, ejem, Lord Magneto ni ninguno de sus colaboradores más directos podía hacer, por razones diplomáticas.

Se agacha y deposita el artefacto en el suelo, exactamente en el punto intermedio entre los tres hombres. El disco lanza un haz de luz verde que recorre de arriba abajo a todos los presentes, desde Andrómeda hasta Mandíbulas, incluidos Magneto y Gatasombra. Luego el haz desaparece y lo sustituye otro azul, que proyecta un holograma en vertical.

– Saludos, Lord Rayo Negro, Rey Namor, Presidente Magneto. Hola, Katherine, espero tenerte pronto de vuelta.

T’Challa de Wakanda, con su traje de Pantera Negra excepto la capucha, que lleva retirada, se alza entre los tres líderes. Ellos le devuelven una venia casi imperceptible, un saludo que es una breve inclinación de la barbilla. Kitty no puede evitar sonreír, y caza por el rabillo del ojo una expresión parecida en Medusa.

T’Challa alza los brazos.

– Yo era una elección mucho más obvia para mediar entre vosotros, ¿no es cierto? Pero Wakanda está oficialmente en guerra con EEUU y Rusia, y no habría sido conveniente -hace una pausa, Namor y Rayo Negro comparten una mirada, el rey africano contiene media sonrisa-. Aunque la opción más obvia y evidente eran los Richards, pero desgraciadamente no están disponibles. Y los dos creéis que es el otro el que los ha secuestrado.

Namor alza una ceja. Los bucles de Medusa se revuelven un poco más. Pantera Negra se gira hacia los Inhumanos.

– Hablemos de infiltrados, majestades.


Mes 11. Día 27.Namorita y Morgana Le Fay. Costa de Atlantis, frente a la Cúpula de Attilan.

– ¡Retirada! ¡Retirada! -brama Namorita.

Las fuerzas atlantes se lanzan de regreso al océano siguiendo las órdenes de sus oficiales. El fuego místico de tanques panzer flotantes con brazos mecánicos diezma sus filas en plena huida mientras paracaidistas con alas de murciélago y cascos de Wermacht ocupan sus posiciones.

– Conmigo, princesa. Cubriré vuestra retirada.

Namorita contiene un gesto de desagrado cuando Morgana Le Fay se sitúa junto a ella haciendo ondear su capa. La hechicera murmura sortilegios que ralentizan las balas de los ejércitos de Hydra.

– Seguramente nuestros nuevos aliados Inhumanos se estén llevando la peor parte -indica Morgana.

Namorita chasquea la lengua. Ahora mismo no tiene manera de comunicarse con Gorgon, aunque las comunicaciones en las últimas semanas, desde que se puso fin a la guerra y nació una débil alianza, han sido cualquier cosa menos relajadas.

– Tomáoslo como una retirada estratégica. Tengo entendido que un gran guerrero debe saber cuándo tomarlas, y vuestro primo debe saberlo.

Namorita murmura una maldición y se sumerge. Morgana permanece unos segundo en la orilla antes de envolverse en un capullo místico y seguirla.

– Y cuando llegue la Era de Acuario… ¡Morgana Le Fay será su recipiente!


Mes 11. Día 30.Campamento Hydra. Attilan.

Sat-Yr-9, Madame Hydra, preside una reunión del Zodiaco. A su derecha se sienta Andreas Von Strucker, la mitad de Géminis en ausencia de su capturada hermana. A su izquierda, Daniel Rand, el hombre antes conocido como Puño de Hierro y ahora como Escorpio. Tras ellos se encuentra Tritón, Piscis. Varias pantallas señalan la posición del resto de miembros a lo largo del mundo, con monitores a través de los que pueden comunicarse.

– Todo va según lo previsto tanto en los Estados Unidos como en el frente de Europa -indica el profesor Alistaire Stuart, Capricornio, desde Kells, Irlanda.

– Rusia ya controla las antiguas repúblicas soviéticas y los accesos a Oriente Medio. La ausencia de materias primas hundirá a los Aliados -completa la Dinamo Carmesí, Cáncer, desde Moscú.

– En EEUU, la Resistencia caerá en nuestra trampa fácilmente. Ni siquiera son conscientes de que Leo les espera -avisa Mortaja, Aries, tras el cual se sienta Kingpin, Leo-. Tauro, el antiguo Martinete, y su nueva Brigada de Demolición acabarán con ellos.

– Nadie entre los Aliados sospecha que Virgo es una de ellos -afirma Ave de Fuego desde Bruselas.

– Los mutantes malgastarán sus energías peleando contra sus propios cachorros -añade Danielle Moosntar, dirigiendo las fuerzas que intentan invadir la Academia.

– Y aquí en Atlantis, todo está listo -añade La Visión, Libra, entrando en la habitación.

Madame Hydra sonríe.

– Y cuando los mismos héroes sean quienes escolten a Acuario hasta nosotros… ¡nadie podrá detenernos!


Otromundo.

Roma, Guardiana de la Realidad, se asoma sobre su orbe en miniatura, desde el que observa todo cuanto ocurre.

– Los héroes están indefensos ante Sat-Yr-9. La realidad está perdida…

Un estallido de energía y aparecen ante ella sus dos campeones más recientes: La capitana UK, miembro del cuerpo de capitanes Britania, y el viajero del tiempo conocido como Nathaniel Richards. El padre de Míster Fantástico responde a las últimas palabras de la hija de Merlin:

– Hay una manera de desequilibrar la batalla. Tienes que permitirme que explore la Cronotormenta.


EL DISCO DEL REGISTRADOR

La gran batalla final se avecina… ¡y sólo queda un mes para averiguar cómo concluye! ¿Verdad?

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