Catwoman #2

nucatwoman02logonucatwoman#2 – Luces de ciudad
Por Moises Hassan
Portada de Jesus Romo


Fecha de publicación: Mes 179 – 3/13


Martes 1 de Enero. 08.00

Selina Kyle se encuentra en el salón de su apartamento mirando fijamente a Holly, que ya se encuentra un poco más tranquila. Selina sigue vestida con su vestido de la fiesta, mientras que Holly se encuentra con una manta encima y una tila entre las manos. Han pasado casi dos horas desde que Selina llegó a casa, y ya se conocen bastante bien para ser  perfectamente conscientes de la conversación que van a tener y cómo va a acabar la misma, pero tienen que tenerla igualmente.

– Cuéntame qué ha ocurrido – dijo Selina con voz tranquilizadora

– En serio, Se no es necesario, no fue su culpa y ha sido la primera vez – respondió nerviosa Holly

– Cuéntame qué ha ocurrido, Holly. Por favor, no me hagas pedírtelo de nuevo

– Fue poco antes de las doce, – respondió Holly de forma pausada y entrecortada -. Después de que tú te fueras con Bruce, Roman me llevo a una habitación para echar uno rápido. Al acabar, él se metió al baño a darse una ducha y en ese momento empezó a sonar su teléfono móvil.

En ese momento, empezó a sollozar por los nervios.

– Tranquila cariño, respira.

– Sonó dos veces, la primera vez no quise cogerlo, pero empezó a ser molesto y decidir responder. Antes de que pudiese mediar palabra, una voz medio afónica empezó a protestar, creyéndose que era Roman, sobre si le había dejado esperando mucho tiempo al haberse reunido con Lex Luthor y no con él. De hecho, amenazó con contar todo. Me quedé paralizada, no supe reaccionar, pero en ese momento, Roman salió del baño y me vio hablando con su teléfono. Lo cogió rápidamente y se disculpó con el hombre, diciéndole que ahora mismo bajaba. Cuando colgó intente explicarle, pero me dio con el puño en el ojo y me tumbo de golpe.

Una vez más, Holly, atacada por el recuerdo, empezó a temblar y volvió a llorar. Selina, la dio la mano, como muestra de su apoyo y esperó a que se tranquilizase. Un par de minutos después, dio la señal a Holly de que continuase.

-Después de eso, me levantó agarrada de la boca y me preguntó lo que había dicho el hombre del teléfono. Le conté todo pero no me creyó, así que me dio en la cara de nuevo. Después se lavó las manos, me dijo que no volviese a coger el teléfono y se bajó de nuevo a la fiesta.

– ¿Cómo se llamaba el hombre del teléfono?

– No lo se

– Cariño, sé cuándo mientes. Ese cabrón se dirigió a alguien cuando se disculpó por teléfono. ¿A quién?

– No sé quién es… un tal Oswald. – Respondió Holly, antes de llevarse las manos a la cara – fue culpa mía, no debí haber cogido su teléfono, era algo privado.

Selina se acercó suavemente a Holly y le apartó las manos de la cara, la levantó  la barbilla y la dijo:

– Holly Robinson, eres una persona estupenda. Te quiero como si fueses mi propia hija, por eso me duele en el alma que alguien con un nivel como el tuyo se rebaje al de basura como Sionis. Es culpa mía no poder darte algo mejor y que tengamos que trabajar en una mierda como esta y en un antro como el «Cat’s Smile», pero reconócelo cariño, no hemos tenido suerte. Ahora por favor, no vuelvas a taparte tu preciosa cara ni con las manos ni con una lágrima mas por ese cerdo, y bajo ningún concepto vuelvas a culparte de lo ocurrido.

– Un momento, Selina… – dijo Holly sospechosa – ¡conozco esa mirada en ti, quieres hacer algo!

Selina permaneció callada, con mirada fulminante.

– ¿Qué vas a hacer? – preguntó Holly nerviosa – ¡Selina, no hagas nada por favor!

Su amiga continuó sin responder, con un semblante sereno. Sin saber la historia, sabia que no iba a permitir que Sionis se saliese con la suya. Si la situación hubiese sido distinta, si no hubiese tanto en juego, Selina habría pensado que la tranquilidad y al mismo tiempo inquietud que invade su cuerpo, es como debe sentirse Batman cada vez que actúa. Pero en esos momentos, todos los pensamientos de Selina se centraron en un solo hombre.


13.30.
Yeavely Park

Kitrina Falcone está corriendo por el parque mientras escucha a «Queen» en su reproductor de música. Nunca se lo ha comentado a nadie, puesto que le da cierta vergüenza, pero cuando escucha las canciones que más le gustan del grupo, suele dar ciertos brincos por la adrenalina que le produce.

No tiene resaca puesto que ya hace varios años que  la Nochevieja no es lo que era para ella. Considera que pagar el doble por una copa que en una noche normal no tiene mucho sentido, pero no es una cuestión de dinero (para ella nunca lo es). Además, es atractiva, por lo que no tendría problema para conseguir las copas gratis, pero es por principios y por respeto a sus amigos.
Estos motivos la llevaron a disfrutar de una agradable noche en casa de su amigo Giancarlo, junto a un grupo de compañeros del trabajo. Kitrina es criminóloga y trabaja en la comisaria del norte de Gotham, entro como becaria pero ya lleva un año de indefinida a media jornada. No gana un sueldo acorde a su esfuerzo, pero está aprendiendo mucho y ha sociabilizado muy rápido.
El apellido Falcone no ayudó mucho a entrar en la comisaria. De hecho las cosas se hicieron un poco difícil a la entrada, puesto que la corrupción estaba a la orden del día y encontró enemigos por todos lados: la gente honesta no se fiaba de ella y los corruptos pensaban que ayudándola ganarían puntos con su tío, pero no fue así, puesto que ella no lo permitió.
A pesar de eso, se valió de su propio esfuerzo para hacerse valer y demostró que estaba allí por méritos propios.

Mario Falcone era su tío, murió el pasado octubre. Su muerte fue grabada por cámaras de televisión, lo cual no resulto agradable para su sobrina. Desde hace unos años  Kitrina rompió relaciones con toda su familia, salvo con su hermano pequeño. A ella nunca le gustó que se dedicasen al crimen organizado y a ellos desde luego no les hizo gracia que ella aspirase a entrar en la comisaría y menos después de acción de gracias de hace siete años cuando ella tiró el plato suelo y se fue para no volver, tras haberla insistido en que la familia era lo primero.

Hasta hace un par de años su gran apoyo era su compañera de habitación de la Gotham University: Selina Kyle, de quien se había acordado bastante la noche anterior puesto que juntas solían pasar las mejores fiestas que recuerda. Por ello la ha sorprendido muchísimo encontrarla sentada en la entrada de su casa.

– ¿Selina? ¡Cuanto tiempo! – dijo Kitrina dando un abrazo a su amiga –  ¿Qué haces aquí?

– Hola preciosa – dijo Selina con una emoción moderada – He venido a hablar contigo.

– Si claro cuéntame, ¿quieres subir a mi casa? ¿Cómo has sabido que iba a estar por aquí?

– Kiti, he vivido contigo cinco años, sé lo que haces el primer día del año – sonrió -. Si no te importa, prefiero ir a alguna cafetería. ¿Sigue estando Rick’s abierta?

– Sabia que lo dirías, por supuesto que si –  dijo Kitrina dulcemente.

Durante el camino, Kitrina pregunto a Selina por cómo iba  todo, y se extrañó de las respuestas evasivas de su amiga, pero notaba que tenía una mirada dispersa, como si estuviese allí por un motivo muy concreto, lo que resultaba un poco inquietante.

Tras saludar las dos al camarero, quien reconoció a las amigas enseguida y las ofreció «lo de siempre» a pesar de que hace dos años y medio que no van, la conversación tuvo lugar.

– Selina, intenté hablar contigo cuando  murió tu padre, pero no hubo forma, he estado muy preocupada por ti. Hace unos meses, me encontré a Maggie y la pregunté por ti y no me respondió.

– Maggie y yo… hemos estado separadas – dijo Selina mirando hacia otro lado.
Yo he venido por que quería preguntarte acerca de un tal Oswald Cobblepot, me he enterado de que…

– Mira Selina, no – sentenció Kitrina – Durante cinco años fuiste mi mejor amiga, lo compartí todo contigo y no puedo decir que no fuese correspondido. Pero en cuanto murió tú padre te alejaste de mí y no he vuelto a saber nada hasta hoy.  ¿Ahora quieres que te de información confidencial? No, me niego, esperaba algo distinto de ti.

En ese momento, Kitrina se levantó, dejo cinco dólares sobre la mesa para pagar el café que aun no la habían servido, y estuvo a punto de irse, cuando Selina la freno con una frase.

– Soy prostituta – dijo Selina, para el asombro de su amiga

– ¿Qué…que has dicho?

– Lo has oído, no me hagas repetirlo.

– Pero… ¿Cómo?… ¿Por qué?

– Cuando murió papá, no teníamos suficiente dinero como para mantenernos Maggie y yo, además de pagar la educación de Maggie. No quise arrastrar a Maggie a una vida de hambre y la matriculé en un internado bueno, quedándome yo con lo justo. Con una carrera en «Historia del Arte» no se va a ningún lado tal y como esta la situación, así que empecé a trabajar en un club de striptease del barrio y luego conocí a Holly, tendrías que conocerla, era tan dulce y tan frágil… – Selina hizo una breve pausa – Pues ella trabajaba en la calle y se me presentó la oportunidad de ganar un extra, mientras podía cuidarla, así que no dejé pasar el dinero… ni a Holly.

– ¿Pero por qué no pediste ayuda? Sabes perfectamente que podría haberte dejado dinero.

– Sé que tienes una cuenta que te crearon tus padres y te niegas a usar, te conozco y sé que eso no cambia con el tiempo. Tu dinero es tuyo, ganado con mucho esfuerzo…

– ¿Y de qué mierda me sirve si no puedo ayudar a una amiga? – gritó Kitrina – En el fondo eres una egoísta, quieres cargar con el mundo tu sola y no dejas a nadie que comparta tu carga. Podrías haberme llamado al menos.

– Durante mucho tiempo no he sido capaz de mirarme al espejo, ¿cómo iba a poder mirar a la cara a la gente que me importa? – respondió Selina, antes de romper a llorar.

Kitrina se levantó, y dio un abrazo largamente pospuesto a una de las personas que más ha querido, llegando a preguntarse durante un tiempo si sentía una fuerte atracción sexual hacia ella.

– Kitrina perdona que sea tan brusca, pero necesito tu ayuda. Anoche, Roman Sionis maltrató a Holly y no pienso permitirlo. Habló con Oswald Cobblepot al teléfono y necesito saber todo lo posible.

– De lo que te voy a contar, que nada salga de aquí.

– De acuerdo.

– En Gotham se está creando un nuevo modelo de mafia. El crimen organizado ya no está regentado por familias como la mía, en la que era evidente a qué se dedicaban y se podían perseguir mediante los cabos sueltos que iban dejando. Ahora son personas o conglomerados a los que les debes dinero y ni siquiera sabes cómo ni por qué. En muchos casos están apoyados por la banca o son propietarios de la misma. Es muy difícil de perseguir. Oswald Cobblepot es uno de los pocos que se encuentra en un punto intermedio  de los dos conceptos. Es un nuevo rico, que lleva toda la vida en Gotham y ahora quiere un pedazo del pastel. Ha creado un club nocturno llamado «El Iceberg» en el que muchos políticos y empresarios se reúnen con él y se les presta «servicios» de todo tipo, tú ya me entiendes. A cambio, se hace la vista gorda a su actividad y se le conceden licencias a sus proyectos, como por ejemplo, la fiesta que realizó el pasado Halloween en el Gotham Stadium, que incumplía una gran serie de normativas.

– ¿Y la policía no puede hacer nada al respecto?

– Hasta hace dos días, la GCPD era participe de ello… ¿Qué esperabas que hicieran? – dijo Kitrina de forma sarcástica – Ahora con la llegada del comisario Gordon, se está realizando una limpieza de cuentas, y va a intentar combatirlo, pero es una persona inteligente y ha dicho que prefiere limpiar primero el departamento, antes de ponerse a limpiar la ciudad.

– Me gusta esa idea, pero hace ya tiempo que no me fio de ningún policía de Gotham.

– Selina no se puede ser tan cínica, yo estoy trabajando en el departamento y estoy viendo el día a día de Gordon, aunque él esté en la Central y yo en la Comisaria Norte. La gente lleva esperando a alguien como Gordon desde hace varios años y sus acciones están hablando por él, ya verás como la situación va a ir a mejor.

– Cuando lo vea lo creeré – sentenció Selina – Pero, ¿qué crees que puede querer Cobblepot con Sionis?

– ¿Estás de broma? – pregunto Kitrina – Sionis se está llevando una porción grande del pastel y se está haciendo el dueño de todo el East End.

En ese momento, Selina se quedó petrificada, no supo responder nada a lo que acababa de oír y no sabía cómo esa afirmación podía ser cierta.

– Con el nuevo programa de Roman Sionis de reurbanizar zonas del East End y devolver las casas a las familias desahuciadas, está ganando un gran poder en tu barrio. Aunque parezca una obra de caridad, los contratos que hay detrás le pueden hacer ganar millones, además de que aún no ha hecho públicos los contratos para los inquilinos, por lo que no se puede saber lo favorables que son o la letra pequeña. Los habitantes del barrio están tan desesperados que pueden firmar cualquier papel, sin preocuparse por eso.

– ¿Todo eso se sabe y nadie ha hecho nada? – pregunto Selina enfadada.

– Ya te he dicho que Gordon está haciendo lo que buenamente puede. Además ten en cuenta que todo lo que te he dicho, son suposiciones, aun no hay nada concreto, por lo que puede ser que me esté equivocando. De momento, no ha hecho nada que por lo que se pueda cuestionar su legalidad, ni la buena voluntad de su producto.

– Una cosa más. Anoche estuvo Lex Luthor en la fiesta, ¿crees que puede estar implicado?

– ¿Luthor? Pues él jamás se metería en un proyecto como ese, no es su estilo. En todo caso, lo que haría sería prestar dinero a Sionis a un interés alto. No se involucraría en un proyecto ajeno más allá de eso, y desde luego si lo hace no sería nada fraudulento.

La conversación estaba cerca de su fin, pero aún quedaba un tema más que Selina quería preguntar, pero  tenía miedo de hacerlo. Había una persona importante más en esa fiesta, que podría tener algo que ver en el proyecto y era alguien que a Selina le importaba mucho. A pesar de ello, tenía que saberlo, si tenía algo que ver, no podría volver a verle.

– ¿Bruce tiene algo que ver con esta nueva mafia?

– ¿Bruce? – preguntó Kitrina dubitativa – ¿Te refieres a Wayne? ¿¿Ahora tuteas a Bruce Wayne??

Selina se sonrojó poniendo una dulce sonrisa, y por primera vez en toda la tarde, Kitrina vio a la Selina  de la que se había encariñado años atrás, por lo que la invadió cierta alegría que supo contener, dada la situación.

– Desde que volvió a la ciudad, ciertas personas de la comisaria ha estado vigilando su actividad empresarial y te puedo asegurar que no hay nada que pueda hacer dudar en esa empresa. Está siendo todo normal y las actividades de caridad que ha realizado, las está haciendo a través de subsidiarias, creemos que para no llevarse medallas por una actividad ajena a la actividad empresarial.

Selina supo en ese momento que el hombre de anoche había sido sincero con ella y pudo volver a confiar en un hombre por primera vez en mucho tiempo. Tras esto, las dos amigas reencontradas, se despidieron con un abrazo y la promesa de que no volvería a pasar tanto tiempo hasta la próxima vez. Aunque ambas tenían una ligera idea, de que dependiendo de lo que ocurriría en las próximas horas, era posible o no que se volviesen a encontrar.


20.30
Gotham Hilton Hotel

El día estaba resultando más largo de lo que Selina pudo imaginar. Tras hacer un par de llamadas, descubrió que Roman seguía hospedado en el hotel donde realizó la fiesta. Antes de entrar se cubrió los ojos con unas gafas de sol, para que nadie pudiese reconocerla, aunque dudaba de que conociese a alguien en un hotel como ese. Llevaba un traje corriente, pero lleva una pequeña maleta en la mano, donde guarda el resto de la ropa.

Se registró bajo el nombre de Blanche DuBois, agradeciendo una vez más la poca cultura cinematográfica de las nuevas generaciones en Gotham. Fue muy hábil y para pagar dio el nombre de Roman Sionis y que venía de parte de Oswald Cobblepot. Sabía perfectamente cuál era el protocolo en esos casos,  tanto ella como el recepcionista. Solicitó una habitación para prepararse antes de hacer nada y puesto que en el hotel no querían saber nada, se la facilitaron sin problemas.

La habitación era la 221, lo que divirtió a Selina quien se leyó las historias de Sherlock Holmes hace unos años.  El hotel era de un tamaño enorme, mientras llegaba a su habitación, fue pensando la de problemas que se podría ahorrar la ciudad si se evitasen lujos innecesarios como estos y se ayudase el prójimo. Al llegar a la habitación, se dio un baño con burbujas, mientras bebía de una copa de «Crystal Brut», uno de los champagnes más caros que hay en el mundo, pero como pagaba Oswald poco la importaba.

El comportamiento de Selina no era nada habitual en ella, se encontraba en una especie de éxtasis controlado. La ducha se planteó como uno de los últimos caprichos de una condenada a muerte. Sabía que esa noche, ella tenía que actuar, quería vengarse de lo que había hecho, pero no sabía qué sería de ella después de que eso ocurriese.

Roman Sionis tenía que sufrir, pero ¿estaría dispuesta a matarle?

Ella estaba convencida de que así seria, pero en el fondo nunca fue una opción.

Antes de ponerse en acción, supo que había una última cosa que debía hacer, llamar a Maggie. Pero, ¿qué la diría? Tenía más miedo de Maggie que del propio Roman, por lo que cuando marcó el número, y escuchó por primera vez en dos años, la voz de su hermana, fue incapaz de decir nada.

Tarda diez minutos en vestirse y en arreglarse para la ocasión, lleva el pelo recogido en un moño y un vestido rojo muy elegante para no pasar desapercibida en el hotel, y unos guantes blancos. Cinco minutos más tarde, bajó a la recepción y se sentó a leer en uno de los sillones, para observar cuando llegaba Roman. No pensó que tendría que esperar tanto, y la resultaron muy aburridos los cinco hombres que se ofrecieron invitarla a una copa en la última hora.

A las 22.43 Roman Sionis entra por la puerta principal del hotel, acompañado de una mujer rubia, que tendría a lo sumo dieciocho años. Detrás de ellos, dos guardaespaldas hablan con el guardia de seguridad y les da permiso para entrar, sin tener que pasar por el detector de metales.
Las cuatro personas se dirigen al bar del hotel para tomar la última copa, antes de subir a la habitación. Selina no quita ojo de encima a Roman y su estómago se revuelve con cada caricia y cada beso que da a su acompañante. Siente pena por ella, puesto que sabe lo que ha pasado a Holly al haber estado en esa situación.

A las 23.10, se dirige a su habitación con la mujer y uno de los guardaespaldas se queda en la recepción, mientras que el otro les sigue a unos metros, para mantener la apariencia. En ese momento, Selina decide que es hora de actuar.

Vuelve a su habitación, para ponerse algo más apropiado, sin cambiarse el vestido, se pone una máscara veneciana en la cara y se esconde una pequeña navaja bajo la media por si ocurre algo. Se prepara rápido, subir a la suite de la planta diez, donde esta hospedado Roman.

Al subir, empieza a escuchar un ruido misterioso en esa planta y comienza a asustarse, a pesar de ello, su plan no varía, va a entrar en la habitación y va a ser lo que su cuerpo la pida. Una vez allí, las luces del hotel están apagadas, por lo que camina por el pasillo buscando la habitación pero no consigue ver nada, por lo que se golpea sin querer con una figura humana más alta que ella.

Lo había logrado.

Se había encontrado con la figura que más la inquietaba: Batman

Pero… ¿Por qué tenía que ser en ese momento? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Qué iba a hacer?

Los sentimientos que invadieron a Selina en ese momento, fueron indescriptibles y muy cambiantes. Entre ellos, predominaban cuatro: furia, miedo, excitación y respeto.

En ese momento, el guardaespaldas que estaba vigilando la habitación, vio fijamente a la pareja, y les apunto con la pistola que el guardia le permitió meter dentro del hotel.

Con una voz imponente, el murciélago humano se dirigió a Selina con una sola palabra: «Agáchate».

Tras dudar dos segundos, Selina se agachó y Batman la cubrió con su cuerpo y con su capa al oír el primer disparo. Gracias a la rapidez del murciélago, este disparo no logro acertar a ninguno de los dos.

Instantemente, Batman se giró golpeando fuertemente la mano con la que sujetaba la pistola y lanzándola al aire. Con su codazo, dejo fuerte de combate a su contrincante y se dirigió con una fuerte patada a la habitación.

Selina permanecía en el pasillo, paralizada por la situación y sin capacidad para hacer nada. Vio salir corriendo a la joven acompañante de Sionis vestida únicamente con un conjunto de ropa interior con top y liguero.

Lo que pareció una hora para Selina, había ocurrido en menos de medio minuto más tarde, dejo de oír ruido en la habitación y decidió entrar. La habitación era tres veces su apartamento, derrochaba lujo por todos lados e incluso pudo ver un par de billetes tirados por el suelo hacia la puerta trasera. La ventana estaba abierta de par en par y aunque en ese momento, no sabía con exactitud qué había pasado, pudo imaginarlo. Roman oyó el ruido, cogió el dinero y se fue por la puerta de atrás, al entrar Batman y ver que no estaba, le siguió por la ventana.

¿Pero qué quería Batman? ¿Qué podía ser tan importante que le había robado el momento a Selina?

Al día siguiente descubriría que Batman estaba tras la pista de un cargamento ilegal de armas que había llegado a la ciudad a través del puerto. Oswald Cobblepot estaba implicado, pero no había mucha más información. Batman quería interrogar a Roman para saber dónde encontrar a Oswald y dónde estaban las armas. El murciélago sospechaba de Roman y de esta forma también le daba un aviso, sin llegar a perseguirle a él directamente.

Selina estaba frustrada puesto que se había estado preparando todo el día mentalmente para enfrentarse a Sionis, y ahora no sólo no ha podido hacerlo, si no que no supo reaccionar adecuadamente a la presencia del murciélago.

La situación no podía ser más tensa, Batman persiguiendo a Roman, el guardaespaldas en la puerta y la policía estaba en camino. Selina abrumada no sabía qué hacer, pero en ese momento decidió buscar alguna prueba incriminatoria de los negocios turbios de Sionis, antes de que la policía subiera, aun sabiendo que sería difícil encontrar nada.

Tras haber registrado las mesitas de noche, se dirigió al armario como último recurso y vio un montón de ropa colgada y la caja fuerte abierta tras haberse llevado el dinero, por si ocurría algo. Justo encima de la caja, vio un pequeño joyero, con una foto encima. La foto era del año ochenta y uno en la que sale un Roman de pequeño acompañado de su madre que lleva un precioso collar de perlas, celebrando la navidad en casa de sus abuelos en Massachussets.

El joyero estaba vacío a excepción del collar de la foto.

Selina lo quería.

 

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4 Responses to Catwoman #2

  1. Marco A. Pérez says:

    Que decir… pues que me encanta, para variar 🙂

  2. Oneyros says:

    No sabes cuanto me alegra oír (leer) eso, espero que siga gustándote.
    Gracias por leerlo!

  3. Tomás Sendarrubias says:

    De nuevo un gran trabajo, Moi. Me gusta como enfocas las conversaciones, y como basas la narración en los pequeños dramas de cada personaje. Muy hábil, ¡ánimo!

  4. Carlos Fortuny says:

    Muy interesante el ir viendo como Selina se va transformando en Catwoman. Y buena actuación de los secundarios jejeje

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