Daredevil #382

daredevil382De niño, el hijo de Jack Batallador Murdock quedó ciego a causa de un trágico accidente. Ahora, cuando el sistema legal no resulta suficiente, el abogado Matt Murdock adopta su identidad secreta y se convierte en… Daredevil

#382 – Victoria
Por Correia
Basado en los planes de Bergil


Fecha de publicación: Mes 180 – 4/13


Matt corría por los tejados, saltando entre los edificios, acercándose a su destino. Tras descubrir que Kingpin estaba detrás de la independencia de Nueva York y de la muerte del Senador López, tenía que encontrar alguna forma de pararlo todo, y averiguar qué tramaba el rey del crimen. Foggy había llevado la documentación al Fiscal del Estado. Seguramente los pagos no serían rastreables hasta Fisk, pero permitirían parar el proceso y reconducir la situación.

Ahora le preocupaba Fisk. Iba a por él, tenía que detenerlo, impedir que destruyera las pruebas. Suponía que, aparte de sus matones habituales, tendría a Anaconda. Y quizás a algún otro de la Sociedad de la Serpiente.

El rascacielos comenzó a asomar en los límites de su radar. La pregunta era, ¿cómo entrar? Sin duda, los cristales exteriores estarían reforzados, y no podría atravesarlos. ¿Quizás alguna ventana abierta? Demasiada suerte, o demasiada casualidad. ¿Un conducto de ventilación?

No. Nada funcionaría. Kingpin lo estaría esperando. Así que tomó una decisión, y bajó al suelo. Se dirigió andando hacia la entrada principal. El guardia de seguridad, sorprendido, no sabía si ponerse delante o dejarle pasar.

«Vengo a ver a Fisk», dijo.

Un teléfono sonó. El vigilante descolgó, y asintió, con el rostro impasible. Matt alcanzó a escuchar la voz de Kingpin al otro lado.

«Puede subir», dijo el vigilante, colgando el teléfono. «Es la trigésima planta.»

Matt se dirigió hacia los ascensores. Eran una trampa mortal, lo sabía, pero las escaleras no eran mucho más seguras. Y no podía llegar cansado al despacho de Kingpin. Rezaba porque no hubiera ninguna trampa.

Y no las hubo. El ascensor subió rápido, sin efectuar ni una sola parada. Las puertas se abrieron, dando directamente al despacho de Fisk.

«Te estaba esperando», dijo el rey del crimen, sentado en su despacho. «Estás perdiendo facultades. Creía que tardarías menos.»

«Fisk», espetó Matt. «Tenemos pruebas de tu implicación, tus negocios con el Senador Kasetszer.»

«Permíteme que lo dude.»

«La Fiscalía ya tiene las pruebas en su poder», respondió Daredevil.

Como única respuesta, Fisk apretó un botón de su mesa. Matt se tensó, preparado para cualquier cosa. Una pantalla apareció tras una biblioteca, encendiéndose.

«… la rueda de prensa convocada por el Senador Kasetszer. Acaba de salir al estrado.»

«¿Qué es esto?», preguntó Matt.

Kingpin no le contestó, aunque esbozó una sonrisa en su rostro.

«Señoras y señores. Les he convocado aquí para anunciarles que la Fiscalía acaba de comunicar mi imputación por tráfico de influencias. Estoy aquí para comunicarles que todo de lo que se me acusa es cierto.»

El ruido de flashes de la prensa y el murmullo crece por momentos.

«Déjenme continuar. Como les indico, todo el proceso de secesión ha sido una burda manipulación a fin de legalizar una serie de actividades ilegales de varios empresarios. Soy el único culpable. Mis compañeros senadores votaron de buena fe, creyendo en el proyecto, si bien engañados dado que todos los cálculos que se les presentaron estaban viciados desde el primer momento. Sé que varios de mis compañeros, a los que he informado personalmente, planean dimitir una vez se anule el proyecto y Nueva York vuelva, como debe ser, a formar parte de la Unión.»

Más flashes. Matt escuchaba atentamente, sin dar crédito a lo que oía.

«Ahora contestaré a las preguntas que quieran formularme.»

Más ruido. Los periodistas intentan hablar todos a la vez. El ayudante del Senador señala a uno de ellos.

«Sí, gracias. Ben Urich, del Daily Bugle. Los ciudadanos querrían saber qué empresarios son los que le han comprado.»

«Sí, mister Urich. Esperaba esa pregunta. Obviamente, informaré a la Fiscalía de todo. Comprenderá que si hablara ahora podría poner en riesgo la…»

¡BLAM!

Un disparo retumba en el aire. Gritos. Matt, al no poder ver la pantalla, no sabe lo que ha pasado, aunque lo intuye.

«Lo has matado», le dice a Fisk.

«Pruébalo», le responde.

Más ruido. La periodista vuelve a hablar.

«… la policía se dirige a lo alto de un edificio cercano. Hay un francotirador. Continúa disparando. Varios muertos o heridos. El Senador ha sido alcanzado en la cabeza. Dios mío, ha explotado. Estamos resguardados tras nuestra furgoneta. La policía continúa abriendo fuego contra el asesino.»

Más disparos. Gritos. Ambulancias. De repente, todo en silencio. Una explosión.

«¡Ha explotado!» grita la periodista. «El edificio donde estaba el terrorista ha explotado. Llueven cascotes y cristales por todas partes. Estamos a salvo aquí, en nuestra furgoneta, pero fuera se escuchan gritos. Puede haber más muertos, heridos…»

CLICK

Fisk apaga el televisor.

«Una pena lo del atentado. Mis empresas harán lo que puedan por ayudar a las víctimas, como siempre», comentó.

«Voy a detenerte. Te llevaré a la policía.»

«¿Con qué cargos? ¿Crees que esos papeles que encontraste pueden culparme de nada? Esos papeles, además, ya no existen. Puedes llamar a Nelson si quieres. Alguien los ha robado.»

Matt apretó los dientes.

«Tengo copias.»

«Sé que no es así. Sería la palabra de la Fiscalía contra la mía. Sin los papeles, sin el Senador, sin el asesino, no hay caso.»

Daredevil lanzó su Billy Club hacia el rey del crimen, pero rebotó en un campo de fuerza que rodeaba su despacho.

«Mal hecho, enmascarado. Te he dejado entrar en mi edificio. Y ahora te pido que salgas. Por las buenas…», pulsó un botón, y varios paneles se abrieron, «o por las malas.»

De los paneles salieron varias personas. Matt reconoció sus siluetas. Anaconda. El Bufón. Serpiente de Cascabel. Boa Constrictor. Buey. Uno con pistolas que no reconocía. Y otro envuelto en una capa.

«¿Cómo será?», preguntó Fisk.

Matt sopesó sus posibilidades. Podría derrotar fácilmente a un par de ellos, con mucho esfuerzo a varios. Casi imposible a todos a la vez. Además, aun así no le garantizaba que pudiera atrapar a Kingpin.

Maldiciendo para sus adentros, Daredevil bajó los brazos. La sonrisa en el rostro de Fisk se hizo más patente aún.

«Me decepcionas. Creía que pelearías.»

«Que no tenga miedo no significa que esté loco, Fisk. Además, esto no ha acabado.»

«Sí ha acabado. Solo que no lo aceptas.»

Daredevil se marchó, bajando por las escaleras esta vez. Estaba enfadado, no podía creer que Kingpin se le hubiera escapado… Nada más llegar a la calle, telefoneó a Foggy, que le confirmó lo que había dicho Fisk. Dio un puñetazo a un coche cercano, descargando la frustración acumulada, hundiendo el capó. La alarma comenzó a sonar. Los hipersentidos de Matt le hicieron doblarse de dolor. Se apartó corriendo. Tendría que volver luego a averiguar la matrícula para pagarle al dueño los arreglos… Decidió volver caminando a casa. Se cambió en un callejón cercano, y se dirigió a su apartamento.

Nueva York volvía a ser parte de la Unión, sí. Pero, ¿a qué precio?

FIN


DERECHO DE RÉPLICA

Se acabó la saga, y la serie. Sí, la serie de Daredevil se acaba… ¡pero eso no significa el final de las aventuras del cuernecitos en MarvelTopia! Pronto tendréis novedades… antes de lo que pensáis.

¡MarvelTópicos saludos!

Tagged , , . Bookmark the permalink.

3 Responses to Daredevil #382

  1. Tomás Sendarrubias says:

    Pues leído el final de la saga. Primero fue Nueva York, y luego Estados Unidos (en DOCE, claro). ¡Como se las gasta Kingpin!
    ¡Espero que Daredevil no tarde mucho en volver por aquí!… Errr… bueno, es por crear hype, que ya sé cuando vuelve y de mano de quien…

  2. Pingback: ACTUALIZACION DE ABRIL – MES 180 - MarvelTopia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *