Motorista Fantasma #1

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#1 – Nacido del fuego y el asfalto
Por Vinx


Fecha de publicación: Mes 182 – 6/13


«Unidad Catorce reportando, tenemos un Cinco-Uno-Cero con asalto en la State Highway 130. El sospechoso va armado y se considera peligroso. «

«Aquí central, unidades 17 y 28 para apoyo»

El motor del vehículo oficial ruge nuevamente, forzado para mantener la vertiginosa velocidad necesaria para no perder al criminal. Ambos policías permanecen en el interior, mudos y concentrados en la persecución. En la distancia, un Mustang de color amarillo desafía el asfalto a toda velocidad.

«Unidad 14, aquí central. ¿Pueden identificar al vehículo? Tenemos información de un 4 8 0 en la zona. Han muerto dos agentes en la fuga»

– Acércate más. Tenemos que intentar ver la matrícula.

– Hago todo lo que puedo – responde el conductor malhumorado

«Aquí unidad 14, es un Mustang de color amarillo, quizás del 79. No llegamos a ver la matrícula»

«Aquí central, el modelo coincide. Extremen precauciones.»

Una camioneta se ve forzada a lanzarse al arcén ante las temerosas maniobras del Mustang. Uno de los policías no puede evitar dar un fugaz vistazo a la cuneta, intentando averiguar la gravedad del impacto de la camioneta con los postes de seguridad. El vehículo a la fuga parece acelerar con más fuerza provocando un nuevo accidente con otro coche.

El agente copiloto desenfunda su pistola mientras baja el cristal de la ventanilla. Su compañero asiente, aprobando la intención, y vuelve a forzar el motor para ganar más velocidad.

En un cruce, las dos unidades de apoyo aparecen. Una de ellas con un gran derrape que le saca parcialmente de la carretera. La otra intenta frenar el avance del conductor suicida, pero éste consigue esquivar el bloqueo y continuar su marcha. La unidad 14 deja atrás los refuerzos, para volver a convertir la persecución en un duelo personal.

Ambos vehículos llegan a una recta casi infinita, dejando atrás cualquier rastro de civilización. Los rugidos metálicos del Mustang hacen eco en el interior de la cabina, donde un singular individuo conduce mientras deja escapar frases sin sentido. En un vistazo rápido observa que su molesto perseguidor no se da por vencido. Con una alargada sonrisa, agarra el freno de mano y el coche sufre un derrape vertiginoso que le cambia de sentido por completo. El policía al volante no es capaz de reaccionar y ambos coches colisionan mortalmente. Ante el mortal impacto, trozos de los coches salen disparados en todas direcciones. El policía copiloto es también lanzado por el cristal y su cuerpo sin vida se esparce por el techo del Mustang.

El agudo dolor de la pierna izquierda y el sabor de la sangre sobre sus labios despiertan con celeridad al otro agente. El humo procedente del vehículo no le deja ver con claridad, pero los cristales rotos y el rastro de sangre hacen evidente el destino de su compañero. Con una fuerza inesperada intenta quitar, en varios intentos, el cinturón de seguridad. Le ha salvado, al igual que el Airbag. Pero la contusión lo tiene a las puertas de un shock. Su puerta es imposible de abrir, ha sido desplazada por el impacto, por lo que se mueve con dolor y torpeza a través del asiento de su compañero para salir por el otro lado. En ese trayecto desenfunda su pistola y sale dando tumbos, esperando ver muerto al desgraciado que ha causado todo esto.

El Mustang, en peores condiciones que el coche de policía, está completamente empotrado en el vehículo oficial. Las lunas están rotas en mil pedazos, esparcidas por todos lados. El policía avanza temeroso, arma en mano, descubriendo que el interior del Mustang está vacío.

Se gira, lleno de ira, en busca del prófugo. Camina lento y torpe a causa de la lesión en la pierna, pero está dispuesto a todo. En su giro final, observa el cuerpo del kamikaze, sobre el suelo, y sangre a su alrededor. El policía se apoya en el maletero, sin dejar de apuntar, el dolor es cada vez más insoportable. Por desgracia para él, su bajada de guardia le causa la muerte. El prófugo se gira mientras profiere una interminable carcajada y vacía el cargador de su arma sobre el agente. Acto seguido cae extenuado al suelo, pero con fuerzas suficientes como para terminar la carcajada… momento en el que las dos patrullas de apoyo llegan a la escena del crimen…


Corona de Cristo. 21 AM

El modesto coche que se detiene frente a la lujosa mansión que corona el monte cercano al pueblo no hace justicia a la figura femenina que desciende de él. Con la atención puesta por completo en su teléfono Smartphone, otea con poco interés todas y cada una de las ventanas del frontal de la casa. En una de ellas una figura contempla la esperada llegada, permitiendo que ésta se percatase de la atención recibida.

– Ya está aquí – musita la figura contemplativa, reunida junto a otros individuos esparcidos por la habitación.

– Esperemos que esta oportunidad sea más afortunada para usted, señor Leworth. Mis clientes no soportan otro error más.

– Ella es la llave – responde Leworth, abandonando la ventaja para dirigirse al mueble bar – Finalmente accedió a reunirse con nosotros para llevar a cabo nuestra tarea.

– La palabra accedió es la menos apropiada – interrumpe otra de las figuras – El desembolso económico realizado no es para menos.

– No es ni un mísero porcentaje de los beneficios que obtendrán, señores – interrumpe ella mientras accede a la sala y se convierte en el punto de atención de todos los reunidos.

Leworth se acerca a ella y tras un forma cruce de manos, invita a la mujer a seguirle hacía una habitación contigua. Todos los allí reunidos dejan sus copas y sus periódicos para imitar tal proceso. Algunos musitan entre ellos, como si existiera cierta disconformidad con la presencia de la invitada, única mujer entre todos los presentes.

La habitación dista mucho de la calidad y la decoración de la antesala. Una mesa preside la sobriedad de aquellos muros, adornados únicamente con un gran cristal que permite la visión a una tercera sala, totalmente a oscuras. Las puertas se cierran tras el acceso del último invitado y Leworth clava su mirada en la mesa y en una caja de metacrilato que parece contener algunos pergaminos.

– Quizás quiera presentarse, señora Montesí – pronuncia Leworth mientras toma asiento.

– No creo necesario tener que presentarme, ya que de seguro conocen mi historial y mis capacidades. De no ser así, no estaría aquí presente.

– ¿Puede hacerlo? – Interrumpe uno de los invitados, un sudoroso y rollizo hombre entrado en años que no hace intento alguno de ocultar el desagrado ante la mujer.

– La efectividad de la señora Montesí está más que asegurada – indica Leworth mientras se frota las manos con cierto nerviosismo – Ella es la llave de nuestro éxito, como podrán comprobar en poco tiempo.

La mujer se acerca a la urna y ojea los pergaminos. Se toma todo el tiempo del mundo, dejando que rumores y cuchicheos se alcen por toda la sala. Leworth no le quita la mirada, esperando una explicación del proceso, unas cuantas palabras que aseguren que es la opción correcta para sus ambiciosos y peligrosos planes.

– Serán válidos – responde Montesí –Ahora necesito ver el huésped.

– Por supuesto – dice Leworth mientras él mismo se levanta y acude a un cuadro de mandos cercano al gran cristal oscurecido.

Todos siguen con su mirada al anfitrión. Cuando éste acciona unos botones, la habitación contigua se ilumina y puede contemplarse una camilla donde un moribundo rodeado de cables se debate entre la vida y la muerte. Tras accionar un segundo botón, la cama se inclina para que todos puedan apreciar los rasgos del huésped.

– Actualmente tiene un coma inducido. Colisionó voluntariamente contra un coche de policía y mató a uno de ellos a sangre fría. Huía por atropello múltiple y secuestro.

Victoria Montesí se acerca al cristal para contemplar al pobre desgraciado. Algunos de los presentes mantienen los murmullos ante la impresión. Nuevamente la mujer deja pasar  el tiempo, aumentando el estrés de los presentes.

– Valdrá.


Corona de Cristo. 4 Am

Victoria Montesí porta los pergaminos en sus manos, desguarecidos de la protección de la urna. Se encuentra en la habitación donde permanece el criminal, mientras los demás contemplan el ritual desde el cristal. Las paredes están pintadas con símbolos extraños, rodeadas por multitud de velas de todos los tamaños. El huésped desnudado por completo y privado de todas las máquinas que le permitían la vida. Las luces han sido apagadas, al igual que cualquier otro dispositivo.

La mujer comienza a recitar lo que parece una canción apenas inteligible. La repite continuamente mientras realiza unos movimientos precisos con la mano izquierda sobre el cadáver. Los pergaminos permanecen en la mano derecha, y por un momento parecen tener vida ya que se agitan ante los canticos de la mujer.

Los invitados desde fuera, permanecen atónitos al espectáculo. La incredulidad de las posibilidades de la mujer comienzan a desaparecer cuando pequeños fuegos fatuos rodean el pergamino y a la propia mujer. Su voz comienza a ser más grave y desgarrada, repitiendo el cántico una y otra vez con agresividad.

El cristal se agita y estalla en mil pedazos. Los invitados se cubren como pueden, pero inevitablemente reciben cortes por los fragmentos esparcidos. Ante quejas e insultos, Leworth permanece impasible, contemplando como el huésped abandona el camastro con convulsiones. Victoria permanece en su sitio, manteniendo el cántico mientras el huésped muestra cierto control sobre su nuevo cuerpo.

– Álzate, Espíritu de la Venganza, tu tiempo sobre la Tierra comienza ahora.

– Madre… el frío – gime el renacido.

– Vence al frío, alimenta tu sed de venganza.Libérate.

Una explosión de fuego cubre sendas habitaciones. Los invitados gritan en agonía mientras las llamas consumen sus cuerpos. Un fuego que parece alimentarse del sufrimiento de aquellos, mientras que Victoria permanece intacta, visionando aquel infierno como si estuviera dentro de sus planes.


Epílogo:

El Infierno.

Con singular caminar y evidente malicia, Mephisto se presenta ante un molesto Johnny Blaze. La evidente rivalidad no parece molestar a ninguno de los dos, si bien Blaze conoce la envidia del señor de las mentiras por su actual posición de poder en el infierno (1)

– Te has estremecido, ¿Cierto? Has notado lo mismo que yo – canturrea Mephisto rodeando a Blaze.

– ¿Vienes a reírte de mí, Mephisto? ¿Tan poco tiempo quieres que haya entre guerra y guerra?

– ¡Jamás me mofaría del señor del infierno! Solamente me preguntaba que se siente al saber que un Espíritu de la Venganza camina de nuevos sobre la Tierra.

– Darkhold… – musita Blaze – ¿Qué pretenden hacer con un Espíritu de la Venganza?

– Seguro que ahora añoras tu moto y tus bares de carretera…

– ¡Basta Mephisto! No intentes confundirme o yo mismo te enviaré a la Tierra convertido en un perro.

– Señor del Infierno – dice Mephisto entre risas – Solamente sentí la obligación de advertirte de la libertad del demonio sobre la Tierra. Quizás habría que encargarse de ello… los pobres humanos no están en posición de soportar otra contienda infernal.

– Claro. Vendrás a proponer que vuelva a la Tierra a encargarme de ello, mientras dejo sin control el Infierno. ¿O vas a subir tú a encargarte del engendro suelto?

– No es mi estilo usurpar el trono de esa manera. No es como lo tengo planeado – responde Mephisto – Pero sí que tengo un candidato que podría suplir tu presencia en la Tierra.

– Eres un embaucador, y por eso temo tu ofrecimiento. ¿Qué pretendes?

– Ayudar, simplemente…

– ¿Quién es ese candidato?

– El alma de un hombre cuya sed por el castigo no acabará jamás…

 Continuará…


(1) Blaze ostenta el control del Infierno, unificado en un solo dominio tras la Guerras Infernales.

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6 Responses to Motorista Fantasma #1

  1. Pingback: ACTUALIZACION DE JUNIO – MES 182 - MarvelTopia

  2. MarvelTopia says:

    ¡Nuevo motero! ¿Llevará pistolones en los laterales de la moto? ¿Saldrá Ketch? ¿Usarás a Microchip de sidekick demoniaco?

    ¡No nos tengas meses esperando la continuación!

  3. Carlos Fortuny says:

    Buen primer numero, aunque nos quedamos con las ganas de ver al nuevo prota jejeje.
    Por cierto, La tal Victoria Montesí no murió durante las guerras infernales¿? Aunque no leí Hellstorm y creo que se la nombra por allí

  4. Tomás Sendarrubias says:

    Si mal no recuerdo (y ya me jodería recordarlo mal, que lo escribí yo), Victoria Montesi no murio, sino que se convirtió en el recipiente/trampa de Chthon. Pero claro, ha pasado un año y pico… así que…

  5. Tomás Sendarrubias says:

    Ah, pues sí que moría, sí. Bueno, ha pasado un año y pico en tiempo narrativo, ha tenido tiempo de resucitar y morirse siete veces… A mi es un personaje que me gusta, así que … encantado de tenerla de vuelta.

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