Daredevil #3

daredevil03De niño, el hijo de Jack Batallador Murdock quedó ciego a causa de un trágico accidente. Ahora, cuando el sistema legal no resulta suficiente, el abogado Matt Murdock adopta su identidad secreta y se convierte en… Daredevil

#3 – Relatos de la cocina del infierno
Por Moisés Hassan


Fecha de publicación: Mes 188 – 12/13


Se hacían llamar los “Baker Street Boys”, en clara relación a los chicos de Sherlock Holmes y a la boy band de los noventa. Los cinco viven en la Cocina y ya han acabado las clases en el colegio elemental Clinton  y ahora tienen sus clases extraescolares impartidas por el guardián del barrio. Daredevil reunió a una banda de cinco chavales de distintas edades para que sean su fuente de información, recopilando lo que oían por las calles  para que el héroe pueda enterarse de todo lo que ocurre en el barrio.

– Bueno, tenemos que cubrir distintas calles del barrio – dijo Alex – Yo iré al puerto a ver si ocurre algo raro, Kevin tú tienes que ir  la novena, Nick vigila la zona del parque, Howard quédate cerca del colegio y Brian quédate cerca del despacho del señor Murdock. ¿Os parece bien?

– Sí, pero no sé qué voy a ver yo en ese despacho – dudo Brian

– No te creas tío, ese sitio suele ser el núcleo del barrio – dijo Kevin.

Los chavales se separaron  y fueron rápido cada uno hacia un lado, salvo Howard, el pequeño del grupo, quien sacó un cómic de “Outsider” y se puso en el banco del colegio para esperar cualquier cosa rara que viese. Al acabar el primer capítulo, vio a un joven que paseaba con un bastón agarrado a una chica, ambos con rasgos asiáticos. Su cara le sonaba, tendría un par de años más que él y puede que estuviese en su mismo colegio puesto que estaban por la zona, pero no conseguía situarle.


Lo que vio Howard: La historia de Josh Fukuda.

Josh caminaba junto a su hermana Joy, a quien debía recoger a la salida de su nuevo colegio. Tras todo el jaleo del juicio, las cosas ya se estaban calmando, Joy estaba más contenta en clase, se había echado varias amigas y se sentía más cómoda.

– ¿Cómo han ido las clases? – pregunto Josh

– Pues bastante bien, hemos estudiado la revolución industrial en Historia y nos han puesto una película de “Tiempos modernos” de Chaplin.

– Joe, así yo también voy a clase.

– ¿Tú que tal? – pregunto ella cariñosamente con cierta condescendía

– No sé, es raro leer con los dedos pero ya me estoy acostumbrando. Me gustaría dentro de poco poder practicar así el japonés.

– Hace mucho que no damos clase, ¿no? – dijo ella – Antes Morita-san venia mínimo dos veces al mes.

– El hombre esta mayor y creo que le han cogido para dar clases en un centro privado, no podrá con las dos cosas.

Tres chicos andaban detrás de los Fukuda y empezaron a gritarles insultos raciales. Joy quiso ignorar a estos y comenzó a andar más rápido, para intentar perderles de vista.

– ¡Chinitos! No corráis  – Grito Nelson, el más grande de ellos.

– ¿Qué os pasa? – pregunto Josh parándose y poniendo a Joy detrás suya para protegerla.

– Que estáis andando por nuestra calle, chinito. ¿O es que no lo ves?

– Nelson idiota, el chinito es ciego. Se le habrán cerrado los ojos de tenerlos tan rasgados – rio Kearney.

– No, en realidad era para no ver gentuza como vosotros – se jacto Josh.

– ¡Josh! – exclamo Joy

Kearney se abalanzo a por Josh, quien logro desequilibrarle con un golpe seco en la parte de atrás de la rodilla con su bastón, cayendo Kearney al suelo.

– Puto niñato – dijo Jimbo – ha tirado a Kearney, el cegato.

– ¿Os parece bien insultarme a mí y a mi hermana en la puerta del colegio?

– Si – dijo Nelson, lanzando un puñetazo a Josh que no pudo esquivar

Corriendo, Howard decidió acudir en ayuda de los Fukuda, ayudándole a levantar.

– Ahora somos dos contra tres, uno de ellos que sigue tirado en el suelo – dijo Howard – ¿Qué vais a hacer?

– Bah tío, paso de estos críos  – dijo Jimbo – Vámonos chavales.

Con la moral baja, los tres matones decidieron irse. Howard acompaño a los Fukuda a un banco para ver si a Josh le habían hecho nada.

– ¿Estás bien? – pregunto Joy preocupada

– Si peque, no puedo aguantar ya a la gente así, no voy a vivir más con miedo – anunció Josh -. Oye chico muchísimas gracias, soy Joshua y ella es Joy, ¿Cómo te llamas?

– Encantado, me llamo Howard Prince y yo tampoco soporto a ese tipo de gente.

– Es un placer Howard, muchas gracias – dijo Joy y su hermano noto que se aceleró un poco el latido.

– Bueno me voy, que tengo que seguir…

– Howard espera – dijo Josh – porque no te vienes a tomar un refresco con nosotros y nos conocemos un poco, yo invito.

– No sé, debería…

– Por favor, insisto.

– Bueno de acuerdo – se convenció Howard – Pero por aquí cerca si puede ser.

– De acuerdo.

Kevin llego a la novena avenida y no sabía muy bien por dónde empezar. Pensaba que le había tocado lo más difícil, puesto que al tener que vigilar una zona tan amplia como la novena avenida tendría que estar muy al loro de lo que ocurriese. Recordó lo que les dijo Daredevil, no tendrían que vigilar el barrio, si no únicamente estar atentos por si escuchaban algo raro, sobre todo con relación a un tal Killgrave, pero sin poner en riesgo su vida. ¿Dónde se comentan más cosas que en ningún sitio? En los bares.


Lo que vio Kevin: La historia de Turk

Un hombre negro de mediana edad entró al bar de Josie’s ataviado con un traje chaqueta gris, una camiseta blanca y una elegante corbata.

– ¡Turk! – exclamo Josie, la camarera detrás de la barra – Madre del amor hermoso, ¿Dónde habías estado? Llevaba meses sin verte y que… ¿que son esas pintas?

– Hola Josie’s – respondió Turk sentándose en un taburete – He estado en Baltimore, fui a visitar a mi hermana.

– ¿Qué te pongo cielo?

– Un café solo, por favor

– ¿Un café? – pregunto sorprendida – ¿De verdad eres tú?

– Cuando estuve con mi hermana vi lo triste que se había convertido mi vida… he estado malgastando años de mi vida con alcohol y drogas, reuniéndome con gente que no me convenía. Mi hermana había tenido una hija y tenías que verla… con un solo año me agarro el dedo y me demostró más cariño del que me habían mostrado en años. Por ello decidí cambiar para poder estar a la altura y ayudar a mi dulce hermana y a su preciosa hija.

– Me alegro mucho, pero por qué estás aquí y no estás buscando trabajo – Turk miro con ojos tristes a Josie, quien rápidamente se dio cuenta – No… venga ya.

– Josie conozco este sitio mejor que nadie, he echado más de cincuenta currículos, no tengo estudios, ¿Dónde puedo trabajar si no?

– Turk cariño, lo siento pero no puedo ayudarte. Esto no da beneficios y no puedo contratar más gente, además lo siento pero no te cogería a ti… eres un foco de caos. Cuando venias regularmente, me destrozaban el bar una vez cada semana… Lo siento de verdad.

– Bueno no pasa nada, ya encontrare algo- Turk dio un sorbo a su café y dejo tres dólares, el precio del café y la misma cantidad como propina.

Salió del bar de Josie, con cara apenada, pensando que jamás encontraría trabajo, pero de repente una voz juvenil le llamo.

– ¡Señor Turk! – grito Kevin saliendo del bar tras el – ¡Señor Turk!

– Por favor, llámame Turk a secas, cuéntame que quieres, joven.

– Perdone la indiscreción pero he oído la conversación que ha tenido allí dentro y no he podido evitar decirle que entiendo lo que siente. Hace un par de años, mi tío murió de una sobredosis y desde entonces no he dejado de pensar en que si hubiese tenido alguien que confiase en él, quizás se podría haber evitado. Creo que conozco a quien pueda ayudarle, por favor venga conmigo.


Brian se preguntaba que estarían haciendo sus amigos y si estarían tan aburridos como estaba el. Llevaba ya una hora enfrente de ese bufete de abogados y lo más emocionante que había visto era una anciana que quería demandar a su vecina por robarle el correo. Era realmente desesperante, ya había whatsappeado con la mitad de su agenda y no podía estar más aburrido. Cuando iba a escribir a Alex para decirle que se iba, llegó una preciosa limusina, que se paró delante del bufete. La limusina abrió su puerta y de ella bajó un hombre negro con un traje negro de alta costura y una capa con motivos africanos. Junto a él, dos elegantes mujeres le seguían a modo de guardaespaldas.


Lo que vio Brian: La historia de T’Challa

El eco de un ritmo simultáneo y constante de dos repeticiones. Dos golpes secos provocados por el contacto de los dedos índice y corazón con la mesa de ébano. Era un sonido firme pero impaciente, denotando el estado de la persona que lo creaba.

T’Challa esperaba en su despacho, la exasperación le llenaba la cabeza tanto que debía sujetársela con la mano izquierda, mientras que la derecha creaba el ruido que no paraba de sonar. Su impotencia le obligo a salir de su embajada en dirección al bufete de Matt Murdock.

Al llegar vio a un joven afroamericano en la acera de enfrente mirando asombrado a las mujeres que le acompañaban. Se acercó a él y se sentó junto a él.

– ¿Cómo te llamas?

– Bri…Brian señor – tartamudeo Brian

– ¿Te gustan mis acompañantes, Brian?

– …

– Puedes decirlo tranquilo, Brian – afirmo T’Challa

– Sí, señor …mucho

– Jajajaja – rio T’Challa – mira Brian vamos a hacer una cosa: yo odio profundamente la burocracia y voy a tener que hacer mucho estos días, buscar un papel aquí, otro allá… Si me ayudas, te presentare chicas de tu edad mucho más guapas que atractivas que Aamy y Magabe.

– ¿Pero no tiene gente a la que paga para ello? Yo no sé mucho de ello.

– Prefiero pagártelo a ti, no hace falta saber mucho, yo te ire ayudando. ¿Hay trato?

– Sí, hay trato.

– Perfecto socio, ahora debo entrar a ver al señor Murdock.

– Perdone que le pregunte, pero: ¿No es usted T’Challa, rey de Wakanda?

– Sí, soy yo – respondió.

– ¿Puedo preguntarle que necesita de ese hombre tan aburrido?

– Matthew Murdock es de todo menos aburrido – rio T’Challa – Debo tratar unas cuestiones muy importantes para mi reino. Un saludo Brian

Se despidió el rey, dejándole un teléfono de contacto. En ese momento, Kevin llego junto a Turk y le pidió que esperase un segundo mientras hablaba con su amigo.

– Buen tío – dijo Kevin, sin obtener respuesta de Brian – ¿Brian? ¿Estás bien?

– Si… perdona – respondió como si acabase de despertar – perdona estaba empanado. No te vas a creer quien está allí dentro hablando con Murdock…

– Oye un minuto tengo que entrar a hablar con Nelson o alguien, ¿espérame aquí vale?

– ¿Dónde iba a estar mejor que aquí?


Nick estaba un poco preocupado por su hermana mayor que iba a dar a luz esa misma semana y por eso Alex le dijo que fuese al parque porque sabía que estaba cerca de la clínica ginecológica, en caso de que quisiera verla o incluso se pusiese de parto estaba cerca, sin problema.


Lo que vio Nick: La historia de Karen Page

Tenía un retraso de seis semanas. No era normal, ella lo sabía perfectamente, de hecho era consciente de lo que significaba, pero no estaba dispuesta a asumirlo. Se habían casado hace poco y Karen estaba muy contenta, no es que no quisiera tener un hijo, sabía que Matt era la única persona con la que compartiría su futuro, pero tenía miedo.

Una persona normal habría estado aterrada de criar un hijo en la Cocina del Infierno y una persona sensata conociendo el secreto de Matt sabría que no era una buena idea, pero no era eso lo que la asustaba, si no su propio pasado. Matt era un hombre bueno, que a pesar de luchar contra el crimen arriesgando su vida, llegaría a casa y se encargaría de su hijo. Ella sin en cambio había tenido problemas con drogas y la aterrorizaba que algo de eso pudiese afectar a un niño.

Ahora estaba sentada en la sala de espera del ginecólogo llorando, mientras el resto de madres la miraban asustadas.

– Perdone señora – dijo Brian – ¿Está usted bien?

– ¿Cómo? – pregunto Karen viendo al joven

– La he visto llorar y no puedo dejarla así, es usted la esposa del abogado, ¿verdad?

– Sí, soy yo – respondió secándose las lágrimas – Karen Page, por favor tutéame.

– Yo soy Nick Spitz, encantado Karen. ¿Puedo ayudarte?

– No Nick, me temo que nadie puede. ¿Qué haces tú aquí?

– Venía a ver si mi hermana estaba por aquí, pero creo que ya acabo su consulta y se fue a casa. Está ya de ocho meses y medio.

– Pareces un cielo, Nick.

– Por favor Karen, Matthew ha hecho varios favores a mi familia, me gustaría recompensárselo de alguna manera.

– Es únicamente que me da miedo a entrar allí sola.

– Podría entrar contigo si quieres.

– ¿De verdad harías eso?

– He entrado mil veces con mi Elaine, mi hermana.

– No déjalo, si me dan una mala noticia no creo que este de humor para compañía.

– Mire, sea buena o mala noticia tendrá alguien que le apoye y no se preocupe, que seguro que va a ir bien.

Nick convenció a Karen para que se dejase acompañar, se quedaron un rato en la sala hablando del embarazo de su hermana, de cómo la vez que Matt llevo el juicio a su padre y le ayudo a mantener el negocio. A los diez minutos, llamaron a Karen por altavoz y el joven entraron juntos a la consulta.


Ya era la hora a la que habían quedado para encontrarse para contarse lo que habían visto y oído. El punto de encuentro era en la puerta del nuevo y remodelado Fogwell’s Gym, no tenía mayor relevancia para ellos salvo que les pillaba cerca de casa a los cinco. Howard llego el primero y después llegaron juntos Kevin y Brian. Faltaba Alex y Nick que estaba llegando junto a Karen, ambos con una sonrisa.

– Por favor no le digas nada a nadie de lo de hoy – pidió Karen

– ¿De que la he acompañado?

– No bobo, de lo que me dijo el doctor.

– ¿Por qué? – se sorprendió Nick- Si todo ha ido bien …

– Quiero esperar a decírselo a Matt.

– De acuerdo, como usted quiera.

– ¡Te he dicho me tutees! – dijo Karen, despidiéndose con un beso en la mejilla izquierda- ¡Nos vemos cielo!

– Adiós Karen.

Nick vio a sus compañeros como se sorprendían de lo que acababan de ver, sin haber llegado a oír más de la despedida.

– ¿Dónde está Alex? – pregunto Nick

– No lo sé, no he sabido nada de el en toda la tarde – respondió  Brian – Pensábamos que te habría escrito a mí.

– Que va… es raro siempre suele llegar pronto.

– ¿Le habrá pasado algo? – dijo Howard preocupado.

– No os preocupéis chicos – dijo Alex sorprendido por la espalda a sus amigos – Estoy aquí.

– Alex, ¿estás bien? ¿Has visto algo raro? – pregunto Kevin.

– No… – respondió seriamente – nada raro, estoy bien.


Matt llego a casa, mientras Karen en la cocina, preparando la cena.

– ¡Espagueti boloñesa con un toque de vinagre balsamico! – gritó desde la puerta.

– Maldito olfato prodigioso que no me deja sorprender a mi marido con mis platos.

– Ya me sorprendes tú a diario, cariño – afirmo Matt agarrando por detrás a su esposa y dándola un beso.

– ¿Qué tal el día de mi pelirrojo favorito?

– No lo sé, hace tiempo que no habló con el cantante de Simply Red…

– ¡Que tonto! Te estaba tomando el pelo, no te lo tomes tan serio- rio Karen -Se llama Mick Hunhall por cierto…

– Pues nada hoy bastante buen día, vino T’Challa a mi despacho quería que representase a Wakanda en un juicio contra los vertidos de Roxxon en sus aguas. Me demuestra que valora mi amistad y mi trabajo la verdad.

– Me alegro mucho cariño.

– Si la verdad, es todo un orgullo. Pero eso no fue todo, la idea de los Baker Street Boys ha sido todo un acierto. No solo estoy consiguiendo que se  aparten de las malas compañías, si no que ellos solos están yendo por el buen camino. Como por ejemplo, Howard que asistió a Josh Fukuda contra unos matones o Kevin… Lo de Kevin me ha conmovido, Karen.

– ¿Qué ha pasado? – se intrigo Karen

– Hace varios años utilice como informador a un Turk Barrett, un granuja de medio pelo que trabajó para Kingpin y tuvo problemas con las drogas. Kevin escuchó que estaba buscando ayuda para encontrar trabajo y nos lo trajo a la oficina. Al chico solo, se le ocurrió que podría ayudarnos con casos de reinserción y volveríamos a dar la labor social que tuvimos antes. A Foggy le pareció estupendo y los dos pensamos que tú podrías encargarte de ello en tus ratos libres.

– ¿Yo? Pues no sé qué puedo aportar…

– Cariño tu y yo ya habíamos hecho algo de eso, podríamos reintentarlo. Tu piénsatelo y cuando puedas te pasas por el bufete y lo hablamos tranquilamente con Foggy, ¿de acuerdo?

– De acuerdo – respondió dubitativa

– Hubo una cosa que no me gustó y es Alex… normalmente es el más responsable pero hoy parecía bastante ausente, como si hubiese visto un fantasma. Me dijo que no había pasado nada fuera de lo común, pero sé que me oculta algo – dijo Matt, girándose rápidamente hacia Karen -¡Perdona! Se me había olvidado, ¿hoy tenías medico verdad? ¿Qué tal ha ido?

– Ah, nada me receto un par de cosas para la pierna y ya…

– ¿Nada más?

– Nada más, todo dentro de lo normal.

Matt escucho como se aceleraba el latido de su esposa mientras le hizo las preguntas y no pudo evitar sonreír cuando un segundo latido un poco más abajo confirmaba sus sospechas: Mentía.


Epilogo.

Lo que vio Alex: ¿?

Llevaba días sin comer, llevaba semanas anhelando la vuelta a Nueva York. Había perdido la noción del tiempo, pero su meta seguía estando claro: tenía que avisar a Matt. La habían perseguido en Japón, la siguieron la pista y la atacaron en Praga, la cogieron desprevenida en el bar de París y la atacaron por mar y por aire mientras cruzaba el Atlántico.

Vino en barco desde Lisboa, puesto que no podía arriesgarse a que la atacasen en un avión, era prácticamente un suicidio. Después de la larga travesía, pudo salir de aquel apestoso barco y se tapó los ojos de la luz del sol, que la daba de frente en la cara. Lo primero que vio, fue un cartel gigante en el puerto que rezaba: “VOTA A SAXON”.

Se bajó del barco con lo que llevaba puesto y vio a Alex en su camino, que se quedó escandalizado con su imagen, por lo que le advirtió que si diría algo a alguien le mataba. El asintió, y Elektra continuo andando con la cara ennegrecida, las extremidades sangrando y dos sais que iban dejando un rastro de sangre indicando el camino que había tomado.

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3 Responses to Daredevil #3

  1. Tomás Sendarrubias says:

    Curioso número de Daredevil casi sin Daredevil. Y no sé por qué pero me da la sensación de que La Mano se acercaaaaaa

  2. Moisés says:

    Siempre has vivido con el temor a la Mano, es normal que tengas esa sensación, pero efectivamente no tardara mucho en aparecer.

  3. MarvelTopia says:

    Este DD…. mira que no escuchar que hay dos latidos…
    Por cierto… cómic de Outsider? Quién es el dibujante? 😛

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