Outsider World #0

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Fecha de publicación: Mes 188 – 12/13


Capítulo 0

  • “Luz somos” de JM Del Salto Miró
  • “No lo merecemos” de Nahikari
  • “Un rayo de esperanza” de Correia
  • “Un día cualquiera” de Txema Sáez
  • “Linterna renegada” de Koldo Zearra
  •  “Ceremonia de inauguración” de Miguel Sanz Jimenez
  • “Legado” de Tomás Sendarrubias
  • “Vuelta a casa” de Carlos Fortuny
  • “Una nueva era” de Moisés Hassan

Portada: Victor Gomez


Fecha de publicación: Mes 188 – 12/13


Luz somos

No podía creer lo sucedido. Su prima, su familia, había cruzado la línea. Era imposible justificar los actos de Kara. Solo cabía pensar que ver morir a Power Girl a manos de Magog, a sí misma, le hizo perder el juicio. Nada podía hacerse por ella. Dolorido y con el corazón hecho trizas,  quedaba rendirle respeto a su otra prima.

Kal-El abandonó la Luna y descendió suavemente donde permanecía el cuerpo de Power Girl. Unos agentes aseguraban el perímetro y evitaban que la multitud se concentrase para ver a la heroína caída. Uno de ellos advirtió al resto de que el kryptoniano se acercaba al cadáver. Varios, temerosos,  sacaron su arma y lo encañonaron.  Superman pasó a través de ellos, sin prestarles atención alguna hasta llegar frente a lo que quedaba de su prima.

-¡Suéltame! ¡Suélteme te digo! -gritaba Lois a uno de los agentes, forcejeando hasta liberarse.

Clark se arrodilló y tiró de su capa. Lois corrió a su lado y, vacilante, le puso su mano en el hombro.

-¿Qué vas a hacer?

-Voy a llevármela. Lejos. -contestó Kal mientras cubría el cuerpo con su capa.- Estoy cansado Lois. Necesito pensar.

Superman agarró fuerte a su prima y se lanzó al cielo.

La Tierra quedaba lejos. Los restos de la Atalaya y Magog flotaban en la superficie de la Luna. No había rastro de Supergirl. Le pareció mejor así. No tenía ánimos para hacer frente a Kara y necesitaba tiempo para pensar, así que aumentó su velocidad de vuelo. Cruzar todo el sistema podía ser una tarea muy pesada sintiendo el cuerpo de su prima en sus brazos.  El vacio del espacio hacía más llevadero el momento pero sentir ese peso, algo así lo mataba por dentro. Y aun quedaba un buen rato.

A la mitad del camino Clark echó la vista atrás, como quien mira a alguien que le resulta familiar y le sorprende como ha cambiado. Estaba a millones de kilómetros pero la Tierra que veía ya no era su hogar. Se había convertido en algo completamente opuesto a lo que juró proteger y representar. Cogería a Lois, a Pa y Ma y se las llevaría de allí. No sabía donde pero lejos de ese mundo que avanzaba sin nadie al volante. Pero sabía que no sería fácil. Las personas más importantes de su vida habían echado raíces muy profundas en sus hogares. Metropolis, Smallville… todavía podía recordar cuando eran lugares llenos de luz, de esperanza. De nuevo le invadió un sentimiento familiar. Se sintió más optimista que nunca. Siempre trató de ser un símbolo de progreso para la humanidad, pero en lo que se estaba convirtiendo el mundo no tenía nada de próspero. Superman era una herramienta del pasado que ya no era relevante ni inspiradora. Por lo que si quería que todo volviese a ser como antes, todo debía cambiar de nuevo. Volver a lo anterior. A antes de que los héroes surcaran el cielo y tomaran decisiones por la humanidad. Había que darle el poder al pueblo, a la sociedad y que los héroes no tomen parte. Que fuera la gente la que decida a quien quiere seguir y como quiere hacer las cosas. Necesitaba hablar con alguien del pueblo y nadie comprendía mejor como pensaba la pueblo que Oliver Queen. Iría a consultarle y, con sus ideas, producirían cambios.

Kal se detuvo. Estaba frente al Sol. La gravedad lo atraía levemente, por lo que la capa roja que cubría a Power Girl ondeaba de manera suave. Abrazó el cuerpo de su prima y la besó en la frente. Luego la soltó y el Sol la arrastró a su interior.

-Luz somos y en luz nos convertiremos. -dijo Kal, mientras sus lágrimas eran atraídas por la fuerza gravitatoria del astro, acompañando a la última hija de Krypton en su viaje al corazón de la estrella amarilla.


“No lo merecemos”

Habían alcanzado ya la veintena el día en que el Gobierno decidiera su destino. Billy y Mary Batson vivían con su primo, Freddy, en una casita de las afueras. Cada mañana se levantaban para dirigirse al trabajo o a su lugar de estudios, pero ese día no llegarían muy lejos.

Al amanecer, la tropa dirigida por el Oficial Kane, puso rumbo a las afueras de la ciudad. El oficial había advertido a sus subordinados de que no todo era lo que parecía, y que no se dejaran llevar por lo que parecían tres jóvenes; pues el más alto de ellos, Billy, poseía poderes extraordinarios, cuya comprensión estaba fuera de su alcance, pero cuyo poder destructivo era letal. La tropa se dirigió decidida al lugar indicado, y una vez alcanzado, rodearon la casa, no dando lugar al escape de ninguna manera.

Mary se había levantado temprano, con la intención de preparar el desayuno para los tres, pero sus huevos revueltos se volvieron negros al dejarlos en la sartén para asomarse por la ventana. Había oído bien. Podía ver varios coches y gente uniformada frente a la casa. También venía ruido de la parte trasera, con lo que rápidamente dedujo que estaban rodeados. Tras retirar los humeantes huevos del fuego, apagó este y subió corriendo las escaleras. Advirtió a los dos chicos de forma inmediata, despertándoles con zarandeos y gritos.

– ¡Estamos rodeados! ¿Qué vamos a hacer? – decía nerviosa.

– Tranquilízate Mary, ¿Rodeados por quién? ¿Qué pasa? – preguntó Billy rascándose la cabeza, y poniéndose la camiseta del pijama, sin la cual dormía.

– Soldados, muchos soldados. Vienen a por nosotros.

– Eso no puede ser… – musitó Freddy incrédulo, mientras comprobaba por una de las ventanas que así era. Aunque pronto reaccionó y miró a Billy. – No habrás sido capaz… ¿Verdad?

– ¿De qué hablas? – le preguntó este sorprendido.

– Ya sabes cómo está el patio. Todo lo que tenga que ver con magia o poderes de cualquier tipo es automáticamente rechazado.

– ¿Qué estas tratando de insinuar? – preguntó Billy un tanto tenso.

– No es momento de pelearnos. – Intentó intervenir Mary.

– No insinúo nada. Mary y yo te devolvimos los poderes por seguridad. La única razón por la que nos busquen es que tú hayas utilizado los tuyos y alguien te haya visto.

– Prometí usarlos sólo en caso de urgencia. Y así ha sido. – dijo Billy.

– ¿Eso es un sí o un no? – insistió Freddy, empezando a ponerse furioso.

– ¡Basta ya! – dijo Mary situándose entre ambos. – Eso da igual, ¿Qué vamos a hacer?

Aún no habían terminado de bajar las escaleras cuando escucharon un megáfono.

– Billy Batson, Mary Batson y Freddy Freeman. Abandonen el lugar sin mostrar Resistencia. Sabemos que están dentro. Repito. Sabemos que están en el interior.

– Lo saben, lo saben. – dijo Mary aún más nerviosa.

– Claro que lo saben. – añadió Freddy. – Sácanos de aquí. – se dirigió a Billy.

– ¿De qué estás hablando? – preguntó este confuso.

– Dilo, y sácanos de aquí. No me gusta la pinta que tiene esto… – dijo asomándose por una de las ventanas que daba a la parte delantera de la casa.


Fuera, el Oficial Kane mantenía a sus hombres en calma; apuntaban con sus rifles a la casa, y se encontraban inmóviles en esta posición.  Sacó entonces una carpeta del coche blindado en el que había venido, y consultó su interior. Billy, Billy Batson debía ser su principal objetivo. No sólo se trataba del reconocido como Capitán Marvel, sino que a nivel familiar también parecía ser el “líder”. Nuevamente, emitió otro mensaje por megafonía.

– Billy Batson, sabemos que usted y su familia están en el interior, salgan lentamente y no pasará nada.

En aquel momento, toda la tropa vio como del cielo caía un rayo que se introducía en la casa. En ese instante, el Oficial Kane decidía qué es lo que había que hacer.

En el interior, los chicos no se creían lo que estaba pasando.

– ¡Dejad ya de discutir! – gritó una resplandeciente Mary, que vestía su impecable traje blanco. – ¡He sido yo! Soy yo quién se ha expuesto. Lo siento…

– ¡Pero Mary! – grito Freddy – Prometimos no… Devolvimos nuestros poderes.

– No del todo, ¿Verdad? – dijo Billy mirando a Mary.

La puerta se abrió, y el Oficial Kane entró en primer lugar apuntando a los tres chicos con su rifle, le seguían otros tres hombres, también armados.

– Es hora de que vengan con nosotros. Sin juegos, ni trucos. Será mejor que colaboren.

Billy dio un paso al frente, y alzó los brazos.

– Mary, no hagas ninguna tontería. – susurró a su hermana, y continuó avanzando.

Los hombres lo agarraron y sacaron fuera de la casa. El Oficial Kane continuó en el interior, esta vez apuntando a Freddy.

– Como te muevas un pelo le pego un tiro. – se dirigió a Mary el oficial.

– Dijo que no pasaría nada, ¿Esto es lo que entiende usted por nada? – le recriminó la chica.

Fuera, se escuchó un disparo. El cuerpo de Billy se desplomó en el porche.

– ¿Qué ha sido eso? – preguntó nervioso Freddy. Otro hombre se acercó y le apuntó también.

– Billy… – apretaba los puños Mary, preguntándose qué hacer.

– Mary, hazlo, ¡Huye! – dijo Freddy, y uno de los hombres le golpeó con la culata del rifle, dejándolo inconsciente.

– Chica, sabemos que él es normal. Si te entregas, le dejaremos en paz, no lo queremos para nada.

Mary se quedó pensativa. Podría intentar huir de allí con Freddy, pero sólo conservaba la capacidad de volar, y la situación era demasiado peliaguda. Quizás lo hubiera conseguido sola, pero era una opción que ni siquiera contemplaba. Iban a morir, aquí y ahora, pero si se rendía, quizás su primo pudiera sobrevivir…

– ¡Shazam! – dijo Mary, y volvió a ser una chica en pijama que no entendía por qué aquello tenía que suceder. – Sólo quería ayudar a los demás, es lo que hacemos, ¿Por qué todo esto? No lo merecemos, no lo merecemos…

Una bala salía del rifle del Oficial Kane, que ahora apuntaba a Mary, y se dirigía a su frente. La chica recibió el balazo en la cabeza, y cayó de rodillas hacia delante. Así, su vida se iba en un instante, tal y como lo hiciera la vida de su hermano.

La tropa contemplaba estupefacta lo que estaba pasando. La mayoría no eran conscientes de lo que allí iba a pasar, y muchos se encontraban horrorizados ante el asesinato de lo que para ellos aún eran dos niños, pero no podían pronunciarse al respecto. La posición del Gobierno frente a los superhéroes era muy clara, tan clara como las órdenes que había recibido Kane.

Al salir de la casa, se dirigió a su segundo.

– Ocúpate del otro, y habremos eliminado un importante peligro para la humanidad.  – afirmó convencido, dándole una palmadita en el hombro.


“Un rayo de esperanza”

Una madre sujetaba a su hija con todas sus fuerzas. Las dos estaban subidas en un árbol, rezando, esperando que aguantara, mientras, bajo ellas, el agua arrasaba todo a su paso.

El ciclón Ramón asolaba Filipinas, una zona que ya había sufrido algo similar un par de años antes y que, poco a poco, comenzaba a levantarse nuevamente. Pero las alarmas que aconsejaron evacuar la zona fueron silenciadas primero, y negadas después, por un gobierno que no podía permitirse el coste de salvar a sus ciudadanos, y prefería mirar hacia otro lado e intentar reconstruir, nuevamente, después.

El árbol crujió. Bajo ellas, el oleaje, cada vez más fuerte, arrastraba coches, casas, y cadáveres. Dolores sabía que no podía hacer nada. Que ella y su princesa morirían allí. Rezó una nueva oración a su virgen, y apretó contra su pecho a la pequeña.

El tronco cedió. Dolores gritó… y sintió que algo la elevaba por los aires.

«He muerto y un ángel nos lleva al cielo», pensó. Abrió los ojos y vio a su salvador. Un hombre verde. Y se desmayó.

J’onn J’onzz llevaba todo el día salvando a cuantos podía. Los arrancaba de las garras del tifón y los ponía a salvo. Pero no era suficiente. Nunca lo era. Pese a sus poderes, miles de personas morirían en esas horas. Y él sólo podría salvar a unos cientos…

Estaba agotado, pero no cejaría en su empeño. Avistó unos cuantos subidos a un tejado, y, resoplando, se lanzó a por ellos…

Pero, antes de que llegara, una gigantesca mano azul los rescató. La mano se transformó en una esfera, y se dirigió a la cima de la colina donde se había improvisado el refugio de emergencia.

«Un Blue Lantern», dijo J’onn, en voz alta. «No os esperaba en la Tierra. No después de lo de los Green Lantern.»

Un hombrecillo apareció, flotando frente a él. Vestía un manto blanco, su piel era azulada, y sus cabellos blancos, recogidos en una larga coleta. En sus manos llevaba un anillo azul, que refulgía continuamente.

«Ganthet», volvió a decir J’onn. «Has conseguido sorprenderme.»

«J’onn J’onzz de Marte. Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos la última vez.»

«No el suficiente.»

«He venido a ayudar», continuó el Guardián. «Y a hacerte una oferta.»

«¿Qué oferta?», preguntó el marciano.

«Quiero que seas el Blue Lantern del sector 2814.»

«¿Por qué yo?», preguntó J’onn. «Ya tengo poderes. ¿No sería mejor otro?»

«Porque tú representas la esperanza mejor que nadie, J’onn J’onzz. Siempre ha sido así.»

El Detective Marciano meditó brevemente. Un anillo. Era un gran poder. Y una gran responsabilidad.

Pero una gran ventaja. Mismamente aquí, en medio del ciclón, un poder como el del anillo le permitiría salvar a muchísima más gente…

No había dudas. En realidad, nunca las había habido.

«Acepto», respondió, al fin.

Ganthet asintió.

«J’onn J’onzz de Marte. Quedas designado como Blue Lantern del sector 2814. Sé un faro de esperanza para todos.»

En el dedo del detective comenzó a formarse un anillo. Un capullo de energía azul lo envolvió por completo. De él salió J’onn, vestido con el uniforme de los linternas azules.

Ganthet le miró. Le sonrió, y desapareció.

J’onn volvió al trabajo. Muchas vidas que salvar. No había tiempo.

Ese día, la gente habló sin parar de un ángel vestido de azul que salvó a miles de personas.

El sector 2814 estaba en buenas manos.

La esperanza tenía un nuevo rostro.

Y ese rostro era verde.


Un día cualquiera

Gotham ha pasado por muchas calamidades. De siempre ha sido una ciudad única con una de las mayores concentraciones de súper villanos de Estados Unidos, pero como un héroe se mide por el tamaño de sus enemigos ahí estaba Batman. Claro que el terremoto que asoló la capital fue otra prueba de carácter y de supervivencia para sus habitantes y para Bruce Wayne que contra todo pronóstico fue aceptado como el salvador de la ciudad cuando se desenmascaró en público, lástima que eso sólo le funcionase a él…

Eso es lo que se le pasa por la cabeza a Jean Paul Valley, quien siguiendo el ejemplo de Bruce Wayne un buen día decidió quitarse su capucha de Azrael como años atrás hizo el Señor de la Noche y esperando recibir el abrazo del populacho lo que recibió fue una lluvia de piedras, latas de refresco y toda clase de insultos amén de una orden  de arresto. Jamás olvidará las palabras de aquel niño.

“¡¿Qué esperabas?! Batman ya daba miedo pero tú con esa máscara de metal, esas cuchillas y todo ese fuego parecías un psicópata”

Palabras inocentes de un niño que no dejan de ser ciertas. Una lástima que no le diese tiempo a explicar a la gente que durante un tiempo él sustituyó a Batman y veló por la seguridad de todo el mundo… lástima… pero hay trabajo que hacer.

“Malditos sean los delincuentes comunes” piensa Jean Paul mientras observa como un grupo de tres hombres asalta un banco “si los villanos con poderes o armamento de tecnología punta acaban con sus huesos en Arkham ¿qué creen que pueden hacer ellos?

Presto y  con su espada calentándose entra en el banco para en primer lugar recordar una frase de Bruce Wayne “Jean Paul el reconocimiento es la parte más importante de un ataque sorpresa” porque en ese momento uno de los ladrones le encañona con un rifle de diseño imposible cuya ráfaga de energía deja parte de su capa desintegrada y por poco a él mismo.

“Mierda Bruce, porque tenías que ser el mejor y porque demonios lo dejaste” Esas armas deben de haber sido diseñadas por Lexcorp o Laboratorios Star… desde luego no son de Wayne Tech.

“¡Alto ahí!” grita un policía con acento de Nueva Jersey, alto, gordo y jadeante…

“¡Espera no sabemos que nos enfrentamos!” grita su compañero.

“Maldición” grita para sus adentros Azrael, son los detectives Quesada y O´Neil, responsables en buena medida de su creación, creación entiendo como su nuevo status de fugitivo.

“¡Agentes déjenmelos a mí! ¡Portan armas de origen desconocido y gran poder de destrucción!”

Por desgracia sus gritos de advertencia llegan tarde y el detective Quesada es atravesado por un rayo que le deja un agujero en el pecho del tamaño de una bola de bolos.

“¡Maldita sea tengo que hacer algo! Los ladrones ya están saliendo del banco, afortunadamente han metido a los rehenes en la cámara acorazada que como tiene un tiempo de oxígeno muy limitado supondrá una distracción más que suficiente para las fuerzas del orden”

El primero en salir es súbitamente detenido por una flecha que se le clava en el centro de su frente cayendo a plomo como resultado.

Como un rayo entra en escena la Cazadora, o más bien la nueva Cazadora, porque ya quedó atrás el antifaz morado, la capa, las botas con tacón de aguja y las medias. Ahora viste una cota de malla que le cubre íntegramente el cuerpo y por supuesto una ballesta de última generación.

Jean Paul observa impotente (y maravillado) como el duro entrenamiento al que fue sometido por Lady Shiva y el tiempo que pasó con las Aves de Presa ha dado sus frutos. Con movimientos ágiles, derriba al segundo oponente mientras que con otra flecha atraviesa la pantorrilla del tercero que intenta escapar. Al que se acerca lentamente para rematar con una daga.

“¡Quieta! Ya está derrotado ¡no lo mates! “exclama con una mezcla de autoridad y pavor el detective O´neil.

“¿por qué no? Su compañero acaba de ser asesinado por esta escoria y sabe perfectamente que enseguida estará en la calle, la fiscal Kate Spencer no puede ocuparse de todos”

En realidad sí que puede piensa el demacrado detective, porque lo que no saben este par de enmascarados es que se trata en realidad de Manhunter, la misteriosa “heroína” que acaba con los delincuentes culpables que son absueltos por un fallo en el sistema.

“Déjalo Cazadora. El agente de la ley tiene razón, así no se hacen las cosas, Batman nunca mataba y…” Azrael fue interrumpido.

“¿Si? ¿Y dónde está Batman ahora que el crimen ha vuelto con más fuerza que antes? Eres un inútil Jean Paul, siempre los has sido y ahora encima vas a permitir que se escape uno de estos capullos”

Una de las cosas que más molestaban a Azrael es que por culpa de su fallida “salida del armario” ahora toda la comunidad superheróica se dirigiese a él por su nombre civil, siempre fue un paria, cuando era Batman, cuando estaba en la orden de San Dumas y ahora más que nunca.

Pero desde luego no es un inútil, observando como el criminal que había sido derribado en segundo lugar trataba de escabullirse Azrael con un sencillo movimiento de su brazo trazó una legua de fuego escupida por su lanzallamas que cerró el paso al ladrón pese a que estaba ya a diez metros de distancia, encontrándose éste con el filo de la espada en su garganta cuando se dio la vuelta para cambiar de dirección. Azrael no mataba, pero no era un santo, le propició tal golpe con la empuñadura de su espada que ese tipo no volvería a tomar comida sólida en su vida.

“No está mal demoncito, no está mal. Quizás todavía podamos hacer algo que merezca la pena de ti” le grita la Cazadora que sale huyendo tras lanzar una bomba de humo.

Maldita sea Helena, vuelve a pensar Jean Paul y acto seguido sale de la escena dejando un cadáver, un policía asesinado y al Detective O´neil pensando que aunque Quesada era un capullo no merecía acabar así.

Una hora más tarde en el tejado muy concreto del distrito financiero de Nueva Gotham…

“¡Helena! ¿Por qué narices has entrado así en el banco? Pensaba que había quedado claro que sólo actuarías a modo de refuerzo, todavía no estás recuperada de tu último encuentro con los Guerreros de Kobra, casi te matan, de hecho aún me pregunto porque te dejaron con vida…” Azrael vuelve a ser interrumpido

“¿Qué me dejaron con vida?!  Los derrote a todos y lo sabes!”

“Dudo mucho que tu sola pudieras con una docena de ninjas expertos, además aún queda resolver como acabaste en mi puerta estando inconsciente y además ¿qué es eso de llamarme inútil? Y creía que lo de matar estaba claro, mientras actuemos juntos nada de matar”

“Lo siento Jean Paul me dejé llevar por el momento, intentaré frenarme en el futuro”

“¿Qué lo intentarás? Bueno, supongo que tendré que conformarme con eso, además ahora tenemos mucho trabajo que hacer: Kobra tras de ti, armamento tecnológico, un aumento inusual de atracos a bancos, casinos, tesorerías… alguien quiere efectivo y lo quiere de inmediato”

“Bueno Jean Paul, tu tranquilo aún somos jóvenes”

No tanto Helena, no tanto como me gustaría, piensa para sí Jean Paul.

Y tras esto se funden en un apasionado beso.


“Linterna Renegada”

Planeta Xudar. Sector 2813.

“Sabéis lo que suele decirse de los antifaces ¿verdad? Ocultar la identidad, proteger a los tuyos… Esas cosas. Pues olvidaos de eso si es que alguna vez os dedicais a viajar por el espacio. Aquí fuera a los humanos se nos reconoce a primera vista. Ahora mismo no estoy tratando de mantener a salvo a Carol, ni a Jim. Ni siquiera a Coast City. Trato de salvar la Tierra, y me temo que lo único que he conseguido ha sido ponerla en peligro -otra vez- aún más.

-Maldita sea, ¿¡es que los terrícolas nunca os cansáis!? ¿No habéis aprendido que el espacio no es vuestro territorio? ¿Que no deberíais haber salido nunca de la Tierra?

“Odio tener que aguantar un par de lasers apuntandome sin poder hacer nada, pero ya queda poco para llegar y debo aguantar todo lo posible sin armar un escándalo”

-¿Y ahora qué hacemos con él? ¿Da-Re? ¿Tú recuerdas el protocolo verdad?

-¡Claro que sí, imbécil! Trae el comunicador. Debemos ponernos en contacto con Oa.

“¿Sabéis qué odio más que no hacer nada? Tener que hacerme el tonto para ganar tiempo”

-¡Ey, ey! Vamos chicos, qué tiene de malo hacer un poco de turismo por Xudar, ¿eh? Calma… sólo quería salir un poco de la rutina. Conocer mundos, coger un tren como este…

-P-Pero este no es un tren comercial, sino de carga. Nos dirigimos a las minas de…

-¡La Tierra está cuarentena por orden del Oa! – “su compañero le corta de forma tajante. No puedo evitar una sonrisa. Veo que cogí el tren correcto.”- El Cuerpo no va a actuar en vuestro planeta, pero eso no quiere decir que se os vaya a dejar crear problemas en cualquier lugar. ¡Zale-Tur quieres traer de una vez el comunic…!

Bliiiipbliiiipbliiiipbliiiip

“La efectividad del Cuerpo de Lanterns. Esa es otra cosa que estoy empezando a odiar, definitivamente.”

-Vaya, qué oportuno. Justo cuando íbamos a comunicar la situación.

-”kkkkkzzzzrrr… tren de carga Zanor-SQ73, les habla el Departamento de Vigiliancia Humana de Oa. Hemos detectado presencia invasiva en uno de sus vagones. Por favor, contengan al sujeto hasta la llegada del Cuerpo de Green Lanterns. El Lantern Tomar-Tu del sector 2813 ya se dirige hacia allí.”

-Perfecto, sólo tenemos que esperar. En un rato nos habremos librado de ti, ¡rata humana!

“Se me acaba el tiempo, tengo que salir de aquí. No creo que a Tomar le tome mucho tiempo imaginar quién es el polizón del tren. Y después de nuestro último encuentro seguro que se da prisa por llegar hasta aquí cuanto antes. Mucha prisa.”

-La verdad chicos, es que no os he contado toda la verdad – “me quito el guante y dejo que vean el anillo. Veo cómo el rostro de Zale-Tur, el más joven de mis captores, se ilumina. Da-Re, sin embargo, parece preocupado.”

-¡T-tiene un anillo! ¡Es un Lantern! ¡Genial! – “Zale-Tur levanta los brazos y se olvida de apuntarme con el láser. Aquí está mi salida.”

-Un momento, si tienes un anillo, ¿cómo es que no han sabido quién eras?-

-Digamos… que es un anillo especial.

-Además, si eres humano… ¡Tienes que ser Hal Jordan! Sucio traidor de Oa… no sé cómo has hecho para llegar hasta aquí pasando desapercibido, ¡pero se acabó! ¡Zale-Tur, quítale el anillo!

“De acuerdo, este es el siguiente punto en mi listado de cosas que odio. Quedarme desprotegido y desarmado. Pero debo hacerlo si quiero salir de aquí.”

-¿Puedo probarlo? Siempre quise ser un Green Lantern -sin dejar tiempo para que Da-Re le reprima, Zale-Tur se pone el anillo y…

-¿Cómo era? En el día más brillante, en la noche más oscura… Eh… ¡Quiero ser Green Lantern!

-¡No imbécil!

“Me hago el sorprendido y me echo hacia atrás para desconcertarles, pero se que no va a pasar nada. Tras un momento de confusión, con ambos guardias paralizados, decidido que es hora de actuar.”

-¡Ahora!

Zale-Tur parece ser poseido por una fuerza extraña e involuntaria, y del anillo surge un enorme mazazo que golpea a Da-Re y lo lanza contra la pared del vagón. Zale-Tur, aterrado, ve como su compañero queda inconsciente.

-¿C-Como has podido hacerlo?

-Os lo dije, chaval. Es un anillo especial.

La mano de Zale-Tur se levanta súbitamente, propinándose a sí mismo un golpe muy fuerte en la cara que, además, lo lanza contra una ventana del tren, saliendo disparado a través de ella.

-Oh no, ¡No!

Los 0,83 segundos que tarda Hal Jordan en lanzarse a través de la ventana no le dejan ni siquiera dudarlo.

“Estupendo, 1000 metros de caida libre, una vida que salvar y un anillo que recuperar. ¡Vamos Hal, 20 años de piloto tienen que haber servido de algo!”

A medida que el suelo se acerca más y más rápido, Hal va realizando los movimientos precisos para alcanzar su objetivo de forma instintiva hasta que…

“¡Te tengo!¡Vamos, vamos, el anillo!”

Su destino parece fijado en el suelo, pero justo cuando van a estrellarse Hal consigue sacar el anillo de la mano de Zale-Tur, ponérselo él, y frenar la caída. Al fin, consigue pisar suelo firme, sujetando al xudariano sobre el hombro.

-¿Es que me quieres matar, Alan?

<Disculpa Hal, aún debo acostumbrarme a usar el anillo en la distancia y a ciegas. Creo que me excedí golpeando al invasor.>

-No era un invasor, tan solo joven ilusionado con…-

<Ojetivo localizado. Distancia: 0 metros>

Después de salvar la vida del desvanecido xudariano, Hal lo deja caer al suelo sin ningún cuidado. La vista que tiene frente a él lo impresiona.

-Alan, creo que al fin hemos dado con ello.

“Bueno, olvidad mi lista de odios favoritos, porque hay uno que les gana a todos ellos: el color amarillo. ¿Y adivináis de que color es la mina frente a la que me encuentro ahora mismo? Exacto: amarillo.”

El destello verde que sobrevuela la atmosfera de Xudar distrae a Hal por un momento.

“Tomar-Tu”

Entonces recuerda que debe ponerse en movimiento cuanto antes si quiere salvar a la Tierra.


“Ceremonia de inauguración”

La sensación de incomodidad crecía por momentos. Algo no iba bien, podía notarlo en el ambiente. Terry se rascó la cabeza con brusquedad, se secó el sudor de la frente con la manga de su chaqueta marrón y perdió la mirada entre el barullo de la multitud de rostros desconocidos que le rodeaba.

Entonces vio a Dana, apenas a unos pasos a su lado, y se tranquilizó, recordó que estaba aquí por ella.

A Terry no le hacía demasiada ilusión abandonar Gotham, ni siquiera durante un fin de semana. La ciudad había estado bastante tranquila las últimas semanas, con la excepción de algunos hurtos menores, pero eso no era una buena señal, no en Gotham. Allí sólo significaba que algo terrible estaba a punto de suceder.

Haciendo caso omiso a su intuición, Terry había accedido a acompañar a Dana a la exposición de Arte Contemporáneo que estaba a punto de abrir sus puertas en el Museo McDaniel de Blüdhaven, en la cual los alumnos de la Universidad de Gotham iban a exhibir sus nuevas creaciones gracias al patrocinio de las generosas donaciones de la Fundación Wayne. A Terry no le apasionaban las aglomeraciones, pero ahora que su ciudad estaba tranquila aprovechó la ocasión para dedicarle algo de tiempo a Dana. Su relación agradecería un fin de semana centrado en ella y sus nuevas creaciones artísticas en vez de en los problemas de Batman.

Sin embargo, Terry no se sentía a gusto en aquel ambiente, no sólo porque era incapaz de entablar conversación con los amigos de Dana, había algo más. Intentando relajarse, Terry deambuló por el salón de la exposición, buscó sin éxito las bandejas con el champán para los invitados, y finalmente decidió contemplar los cuadros. Acostumbrado a buscar pruebas y patrones de comportamiento en la escena del crimen, Terry analizó media docena de cuadros bajo el prisma de la psicología criminal, riéndose entre dientes con las conclusiones que sacaba.

Un golpe brusco lo sacó de su ensimismamiento. Uno de los camareros le empujó con brusquedad para abrirse paso. Terry le siguió con la mirada, y lo que más llamó su atención fue que se dirigía a una de las salidas de emergencia con la bandeja que portaba todavía llena de canapés. Guiado por la curiosidad, Terry siguió al individuo.

Observó que la cerradura de la salida de emergencia había sido forzada, lo cual disparó sus sospechas. Terry mantuvo una distancia cautelar en todo momento, midiendo sus pasos de modo que siguieran el ritmo de los del camarero, quien accedió a otra sala del museo a través de una nueva salida de emergencia.

Oculto en las sombras, Terry observó en silencio al camarero, quien, una vez dentro de la sala, se deshizo de su esmoquin, dejando ver un atuendo oscuro con motivos orientales, y extrajo un objeto extraño con forma de destornillador de su cinturón.

Terry apenas tuvo tiempo de darse cuenta de que el camarero le había conducido hasta la sala de Arte Antiguo del museo, cuando el extraño individuo alzó el objeto, que emitió ondas luminosas. A los pocos segundos, una docena de personas extremadamente ágiles vestidas con las mismas ropas oscuras se deslizaron por los agujeros que las ondas habían abierto en la claraboya de la sala.

Debía decidir qué hacer, y rápido. Dar la alarma y avisar a la policía no parecía la opción más viable, pues tendrían que desalojar a Dana y los demás invitados, de modo que sería fácil perder la pista a los intrusos, mas tampoco había traído consigo el uniforme de Batman completo. Terry rebuscó entre sus bolsillos, encontró un par de Batarangs, y se quitó las zapatillas para activar con rapidez las botas del traje, que se había acostumbrado a llevar consigo.

Los intrusos hablaban en susurros y actuaban con rapidez. Al poco tiempo habían desconectado los sistemas de seguridad y ahora ataban con firmeza una extraña escultura sumeria que representaba a una serpiente mordiéndose la cola. Preparándose para extraerla de la sala por la claraboya por la que habían entrado, uno de los intrusos fijó la última cuerda, y alzó la mano para indicar que estaba todo listo, cuando de pronto una fina pieza metálica surcó el aire y le golpeó en la nuca, dejándole inconsciente.

Otro Batarang cortó dos de las cuerdas, llamando la atención de los intrusos. Terry activó las botas y sobrevoló la sala, aprovechándose de las sombras para ocultarse mientras saltaba de un intruso a otro y les asestaba golpes rápidos pero contundentes.

-Me temo que os habéis equivocado, la fiesta de inauguración es en la sala de Arte Contemporáneo, aunque no me extraña que no os dejaran pasar, no vais vestidos de etiqueta -bromeó Terry.

En un descuido, uno de los hombres de negro agarró a Terry por el brazo y lo tiró de espaldas contra una estructura megalítica. Terry respondió a su ataque con fuerza, enzarzándose en un forcejeo que terminó con el intruso estampado contra una vitrina, que estalló hecha añicos. Sin pararse a tomar aliento, Terry se lanzó contra otros dos atacantes, a los que noqueó entrechocando sus propios cráneos. Volvió a propulsarse con las botas y cayó encima de otro de los extraños, que mordió el polvo con un estruendo sordo.

­­-Y ahora, ¿vais a decirme de una vez por qué habéis entrado sin invitación? ¿Para quién trabajáis? -preguntó Terry según sujetaba por el pescuezo al último de los intrusos en ofrecer resistencia.

-La Liga de Asesinos no le debe explicaciones a nadie, y menos a un impostor como tú -sentenció una voz suave a sus espaldas.

Sin tiempo de volverse, Terry recibió un golpe punzante en la nuca que lo derribó al instante, noqueándolo temporalmente.

Cuando recobró la consciencia, Terry vio cómo los intrusos terminaban de atar la escultura, y distinguió la fina silueta de una mujer fuerte que se alzaba ante él.

-No te preocupes, ya hemos terminado -dijo la enigmática mujer-. Esto te viene grande, detective. Puede que mi amado te haya enseñado bien, pero no eres su digno sucesor, no te molestes en intentar demostrarlo.

La mujer y los intrusos partieron con el mismo sigilo con el que habían entrado, dejando a Terry aturdido, tendido sobre el suelo.

Los ruidos provenientes de la celebración de la sala contigua sacaron a Terry de su ensimismamiento, si bien no podía quitarse un pensamiento de la cabeza: La mujer que acababa de noquearle era Thalia Al Ghul, y seguía exactamente igual que en las fotos de los archivos de la Batcueva. La hija del Demonio había vuelto, posiblemente con un nuevo y oscuro propósito.


“Legado”

Mi nombre es Jessan. Jessan Marion Tyler.

Probablemente, así no os diga nada, pero es un nombre con un gran significado. Es un legado. ¿Os habéis preguntado alguna vez por el significado de la palabra “Legado”? Más allá de la propia semántica del término, claro, más allá de que viene del Latín, legatus, y se utilizaba como un cargo militar para las legiones romanas. En derecho, el Legado se convierte en la herencia por transmisión, normalmente parental. Un legado puede ser una cantidad de dinero, una casa, una vieja colección de sobres… pero también una marca genética, un nombre… Mi nombre es parte de mi legado. Mis padres eran Jessica Chambers y Richard Tyler, aunque el mundo los conoció como Jesse Quick y Hourman. Ellos tenían su propio legado, su propia herencia, pues los padres de mi madre eran héroes, Johnny Quick y Liberty Belle; y el padre de mi padre, el primer hombre que llevó el nombre Hourman. Así que aquí estoy yo, Jessan Tyler (odio que me llamen Marion, y odio que me llamen Jess), con el legado de dos generaciones de héroes. En mi caso, debo decir que se trató en su momento de una herencia sumamente pesada.

Para todo el mundo sus padres son superhéroes cuando son pequeños. En mi caso, era real. Mi madre podía correr a supervelocidad; mi padre obtenía fuerza y reflejos extraordinarios durante periodos de una hora. En el caso de mi madre, los poderes eran una herencia obtenida de su padre, que había desarrollado una especie de fórmula mágica de la supervelocidad. Pero en el caso de mi padre, estas habilidades especiales venían de un compuesto sintético desarrollado por mi abuelo, el primer Hourman, un compuesto llamado Miraclo. Sí, la etimología de la palabra también es latina. Viene de miraculum, y realmente, era un compuesto prodigioso, pues era la fuente de los poderes de mi abuelo, le daba resistencia, fuerza, agilidad… y todo ello, durante márgenes de una hora. Pero lo malo de los compuestos milagrosos es que parece que todo milagro parece tener un reverso oscuro detrás. El del miraclo es que era un compuesto muy adictivo. Tanto que la vida de mi abuelo comenzó a irse al garete, pero lo cierto es que era un héroe. En muchos sentidos. Lo pudo superar, mejoró la fórmula… Y ese fue el miraclo que heredó mi padre. Un miraclo mejorado, que técnicamente ya no tenía esos problemas. Aunque mi abuelo su opuso, mi padre reclamó su legado: el nombre de Hourman, y luchó contra el crimen así. Efectivamente, mi padre nunca tuvo los problemas que el miraclo causó a mi abuelo. Pero nadie había valorado la carga genética del compuesto, nadie había considerado que efectos secundarios podía tener el miraclo sobre la herencia genética de mi padre. Cuando mi padre nació, mi abuelo aún no se había convertido en Hourman, así que oficialmente, fui la primera niña del mundo en nacer de una persona que había consumido miraclo. Era algo en lo que nadie había pensado.

Nací con una enfermedad genética degenerativa, que todo el mundo diagnosticó como incurable. Mi madre siempre me ha contado que el propio Doctor Pieter Cross y Michael Holt, uno de los hombres más inteligentes del mundo, que formaban parte junto a ella de la JSA, como Doctor Medianoche y Mister Terrific, se volvieron locos tratando de encontrar una solución a mi problema. Mis padres lo habían resistido todo juntos, pero aquello fue más de lo que pudieron aguantar. Su matrimonio se rompió, mi madre acusaba a mi padre de mi situación, por haber tomado miraclo, y mi padre no podía soportar sus propias culpas. Su responsabilidad, y su legado. Como os habréis imaginado, porque os estoy contando esto, sobreviví. Pero no fue gracias a mis padres, ni a sus amigos, sino de alguien que vino del futuro y que de nuevo, se encontraba relacionado con el legado de mi familia. Un viajero temporal que se hacía llamar Hourman, una colonia robótica inteligente, llegó desde el siglo LXII, acudiendo al rescate de mi padre. La cura era él mismo, su tecnología orgánica del futuro. Michael Holt, Pieter Cross, el Doctor Magnus y el doctor Morrow tuvieron que colaborar para conseguir aquella cura, la que me salvó la vida, pero también me apartó de lo que ahí fuera se suele llamar “humanidad”

Estoy viva, evidentemente, aunque hay muchas cosas que han cambiado. Mi genética era ya confusa debido a la herencia de mi madre y la de mi padre, incluso la de mis propios abuelos. Pero la Tecnovacuna de Hourman, reformó por completo mi ADN, soy la imagen y el ejemplo de lo que se considera un metahumano. No paso mucho tiempo con gente, mi aspecto les desconcierta, así que he podido dedicarme al estudio de aquello que me interesa, de aquello que me fascina. Soy genetista, especialista en tecnología orgánica y sus usos médicos y reconstructivos.

Pero también soy Quick. Es la herencia de mis padres y mis abuelos, la herencia de la lucha contra el mal. Dicen que alguien está reuniendo a más como yo en Gotham, a los herederos de los héroes de antaño, de los de antes de que Supergirl se volviera loca y el mundo se fuera al carajo. Ahora quiero saber quién ha contactado conmigo, quién nos está reuniendo.

Soy Quick.

Pero algunas veces, además de Jessan Tyler y Quick soy alguien más. Yo soy Legado. No permitiré que nadie más tenga que sufrir lo que yo he sufrido.

Y si tengo que matar a todos los metahumanos que hay sobre la Tierra para conseguirlo, lo haré.

Al fin y al cabo… es cuestión de Tiempo.


“Vuelta a casa”

El espacio estaba tranquilo, ninguna trasmisión ni misión entrante, por lo que Guy se contentaba con mirar la tierra con nostalgia desde la Luna. Ya ni si quiera recordaba la última vez que había pisado su planeta, no era el típico llorón que se sentía mal por no ver a su familia en años o poder deleitarse con las obras de la humanidad, pero demonios, daría lo que fuera por ir a ver un partido de football mientras se hinchaba de nachos y perritos, todo ello acompañado de una buena cerveza.

-Gardner, no deberíamos estar aquí…- Dijo una voz temerosa a su espalda.

En el espacio no se podía oír nada, pero el anillo no solo trasmitía el mensaje, lo hacía con tal eficiencia que conseguías saber de donde venía la voz.

Guy se dio la vuelta con una sonrisa socarrona en su rostro para encontrarse con el saturniano. Hacía poco que había entrado en el cuerpo, su nombre era Tiim, y se pasaba el día incordiando con las normas.

-No me toques las narices novato.- Dijo Guy sin dejar de sonreír.

Los guardianes no solo le habían negado el acceso a la tierra, se habían asegurado de que Kyle no fuera su compañero, era mejor separar a los terrícolas, siempre se meten en problemas, o eso opinaban los guardianes.

No obstante Tiim le caía bien, parecía que le habían metido un palo por el culo pero era un buen muchacho, sería un famoso Green Lantern algún día, de eso Guy estaba seguro.

Tiim estuvo a punto de protestar, pero Guy se adelantó.

-No te preocupes, enseguida nos iremos.- Dijo Guy oteando el horizonte.- Ah, mira, ahí está.

Kyle descendió lentamente sobre la luna seguido de cerca por su compañero, un hombre de mediana edad de Rann. Los dos terrícolas se miraron unos segundos antes de darse un fuerte abrazo.

-Cuanto tiempo, ¿cómo estás?- Preguntó Guy.

-Bien bien.- Contestó Kyle sonriente.- Demasiado tiempo, los guardianes me mandaron a los confines de la galaxia, y después me han tenido toda la semana dándoles informes.

-Si, los pitufos son un coñazo.- Añadió Guy divertido.- ¿Estáis seguros de que no podemos bajar a por una pizza?

-¡Gardner!- Gritó Tiim preocupado.

-Tranquilo Tiim, solo bromea.- Dijo Kyle mientras reprendía a Guy con la mirada, estaba seguro de que aquella insinuación no era una broma ni de lejos.

Guy suspiró y estuvo a punto de protestar, pero las alarmas de los cuatro lanterns se encendieron al unísono. Algo o alguien se acercaba a gran velocidad a la Tierra.

Tiim pedía más información al anillo, pero este era incapaz de dársela, pero los otros tres lanterns llevaban mucho más en el cuerpo, y tenían la certeza de saber de lo que se trataba.

-No puede ser… ha vuelto…-Dijo Kyle.

-¿Como leches puede ir tan rápido?- Preguntó Guy incrédulo mientras comprobaba la velocidad del objeto que se acercaba.

-Tenemos que volver a Oa, informar a los guardianes.- Dijo el hombre de Rann.

-Pero ¿qué pasa?- Preguntó Tiim desconcertado.

-Vamos a ver a una vieja amiga.-Dijo Guy divertido. Aunque en el fondo la presencia de la chica le ponía nervioso.

-No podemos interferir con la Tierra Gardner, conoces las órdenes, nos esta vetada.- Sentenció el hombre de Rann.

-Lástima que no estemos en la Tierra…- Fue lo único que dijo Guy antes de echar a volar.

Los otros lanterns lo siguieron, a ninguno les gustaba aquello, pero Guy tenía razón, si la interceptaban no sería en la tierra, sino en mitad del espacio, y Supergirl había quebrantado leyes por toda la galaxia.

-¡¿Supergirl?! ¿vamos a enfrentarnos a ese monstruo? ¡ella sola puso fin a la guerra entre Rann y Thanagar!- Gritó el novato que se asustaba por momento.- Informemos a los guardianes, necesitamos más lanterns.

-¡Controlate novato! Solo vamos a hablar con ella…- Dijo Guy poniendo fin a la conversación.

Tras un breve viaje llegaron al encuentro de la muchacha, que detuvo su vuelo para contemplar a quienes tenía delante.

-Vaya, si son Guy y Kyle, cuanto tiempo muchachos.- Dijo Kara divertida.

No parecía consciente del daño que había hecho, simplemente parecía que se reencontraba con viejos amigos después de mucho tiempo.

-Calla pirada, estás arrestada por todos los asesinatos en masa que has realizado.- Dijo Guy con cara de pocos amigos.

Kyle y Tiim desencajaron el rostro por las palabras de su compañero, si bien Kyle conocía a su amigo había rezado por que en aquella ocasión fuera algo más diplomático.

-Kara… Guy no quería decir… tienes que venir con nosotros, no lo hagas más difícil…- Dijo Kyle en tono conciliador.

-¿Me estás llamando asesina?- Preguntó Kara visiblemente enfadada ignorando por completo a Kyle.

-Y pirada, no te olvides de lo de pirada.- Añadió Guy listo para atacar.

Supergirl cerró su puño con fuerza mientras su frente se arrugaba a causa de la ira que la recorría.

-Pagarás por todos los asesinatos que cometiste contra el pueblo de Rann…- Dijo el hombre de Rann lanzanose al ataque.

Pero Supergirl fue demasiado rápida, el hombre ni siquiera había tenido tiempo de empezar a construir su constructo cuando su cabeza se separó de su cuerpo a causa de un puñetazo de la chica.

Los otros tres lanterns contemplaron la escena horrorizados mientras activaban su campo de energía.

Kyle fue su siguiente presa, la kryptoniana arremetió con dureza con un golpe a dos manos, pero este la esperaba y pudo crear un escudo medieval gigante para protegerse. Si bien este no aguantó ni dos envites, afortunadamente para Kyle no hubo un tercer ataque, pues un bate de béisbol golpeo a la chica haciendo que esta se fijara un nuevo objetivo.

-¡Gardner!- Gritó Kara enfurecida.

La muchacha disparó una ráfaga de su visión calórica, pero Guy consiguió repelerla a duras penas con un rayo de su anillo.

Un par de robots gigantes, obra de Kyle, sujetaron a supergirl mientras Tiim la empezó a atacar con todo tipo de constructos, pero apenas parecían dañar a la chica que se libró fácilmente de la presa de los robots para acto seguido golpear a Tiim en pleno rostro, esto hizo que el muchacho volara varios  kilómetros, pero gracias a la protección del anillo y a la constitución de los saturnianos no murió por el golpe.

Guy atacó en esta ocasión con una maza, pero tras destruirla Supergirl agarró el pie del lantern y lo lanzó contra Kyle. Acto seguido atacó a ambos con su visión calórica, pero los dos lanterns activaron su escudo al máximo.

-Mierda, nos está machacando…- Se quejó Guy mientras atacaba con unos cuantos misiles sin dejar de protegerse, pero tras acertar en el blanco Supergirl seguía en plenas facultades.

-No aguantaremos mucho así, acabaremos por agotar la energía de los anillos…- Recordó Kyle.

El ataque de la kryptoniana cesó, pues algo la había atacado por detrás. Tiim había intentado ensartarla en una lanza, pero el constructo de esta se había quebrado contra la espalda de la chica.

-No… No puede ser…- Dijo en saturniano asustado.

Su voluntad se quebraba por segundos y eso hacía que el anillo se hiciera cada vez menos eficaz. Con un rápido movimiento Supergirl se colocó a su espalda, y valiéndose de su rodilla partió al lantern en dos.

-¡¡Nooooooo!!- Gritó Guy mientras se lanzaba de cabeza contra Kara disparando su anillo a máxima potencia.

Pero Kara no vaciló, recibió el golpe de frente y se lanzó contra Gardner dándole un puñetazo que lo mandó muy lejos.

Ahora estaban solos Kyle contra Supergirl.

-¡Kara! ¿Qué estás haciendo? ¿no ves que esto está mal?- Preguntó Kyle entre enfadado y triste.

-Vosotros lo habéis empezado… ¡pero yo lo voy a acabar!

Supergirl empezó a lanzar fuertes golpes sobre el lantern, el escudo intentaba protegerlo, pero a pesar de ello Kyle sentía cada golpe que le daban, y estaba seguro de que jamás en la vida le habían dado tan fuerte.

Los niveles de energía del anillo empezaron a entrar en nivel crítico, y tras darle un cabezazo Kyle perdió el conocimiento.

Kara levantó su puño lista para finiquitar el trabajo, pero una cuerda verde se ató alrededor de su muñeca lanzandola lejos, tras ello del anillo de Guy surgieron varios misiles dirigidos a Supergirl mientras él se aproximaba a Kyle lo más rápido que podía.

Guy llegó finalmente hasta su amigo, pero no había tiempo, cada segundo contaba, así que no pudo comprobar ni si seguía con vida, aunque dado que el anillo seguía en el dedo de Kyle, esperaba que así fuera.

-Anillo, protocolo de emergencia, lleva al lantern Rayner de vuelta a Oa.- Dijo Guy.

Tras estas palabras Kyle se alejó de su vista volando en modo automático. Guy se despidió en silencio de su amigo, pues sabía que era la última vez que lo vería. Entonces un grito de furia lo sacó de su ensoñación. Supergirl se lanzaba contra él a toda velocidad.

-¡No vuelvas a ponerme una mano encima!- Gritó Supergirl furiosa.

Guy no dijo nada, simplemente preparó su mejor constructo, un enorme bazuca que enseguida situó en su hombro. Supergirl, sabiéndose superior no varió su trayectoria, por lo que cuando Guy disparó esta estaba prácticamente encima.

Del bazuca salió un enorme rayo verde de energía constante que barrió por completo a Supergirl, primero relentizandola, luego frenandola, y finalmente haciéndola retroceder.

Las alarmas del anillo empezaron a pitar avisando de la baja energía, pero eso no frenó a Guy, siguió con su ataque, sabía que no podía matarla, pero vaya si lo iba a intentar.

Supergirl chilló, pues era incapaz de salir del rayo, que si bien no le hacía un daño ni mucho menos mortal, le hacía sentir dolor, dolor e impotencia, dos sensaciones que creía más que olvidadas.

Pero la potencia disminuyó, hasta que finalmente el rayo se apagó, así como todos los constructos y protecciones de Guy, al anillo no le quedaba energía ni para darle soporte vital.

Tras el aturdimiento inicial Supergirl comprobó que estaba bien, tenía algunas heridas, pero nada que el sol no fuera a curar, entonces su mirada llena de ira se posó en Guy, y se lanzó sobre él.

Kara no dijo nada, lo miró enfadado unos segundos, viendo a Guy flotar sin control, este se ahogaba por momentos, pero aun así sacó fuerzas para sonreír a la kryptoniana socarronamente y hacerle un corte de manga.

Los ojos de Kara se tornaron rojos, lista para lanzar su visión calorífica.

Maldita sea, ojala me hubiera comido ese perrito.- Fue el último pensamiento de Guy.


“Una nueva era”

Día tras día, Ralph Dibny tiene una misma rutina. Se levanta con un beso de su esposa y tras ducharse, comienza el día empieza leyendo el “Daily Planet”, luego el “Gotham Gazzete”, para continuar por el “New York Times” y el “Herald Tribune”, acompañado de un café sin leche y una pipa de tabaco en la mano. Su mujer respeta este anticuado ritual, mientras ella escribe y prepara cursos y seminarios que ambos preparan. A mediodía preparan juntos la comida y por la tarde, salen a pasear siempre que no tengan ninguna cita académica. Hoy no van a poder pasear, puesto que el telefonillo avisaba que su visita había llegado.

– ¿Qué sabes de este joven? – pregunto Ralph

– Pues se llama Elliot Schein, estudia Historia en la Universidad de Metropolis, aunque nació en Chicago. Quería verte para un ensayo que está preparando  sobre la era de los héroes – Sonó el timbre de la puerta – Bueno ya está aquí.

Ralph se puso en pie y abrió la puerta, ante ella había un joven vestido con una camisa azul, pantalones chinos y una elegante blazer negra. Media en torno a un metro ochenta, tenía pelo negro, ojos azules y gafas. Ralph extendió la mano a su invitado y le indico que entrase.

– Elliot Schein, es un todo un placer señor Dibny.

– Llámeme Ralph, por favor. Siéntate por favor, ¿quieres tomar algo?

– Un vaso de agua únicamente, por favor.

Sue fue a la cocina y volvió con una bandeja con dos vasos, una jarra de agua y otra de limonada con hielo. Puso la bandeja en la mesita en medio entre los sillones y se sentó junto a Ralph dándole la mano.

– Muchas gracias cariño. Por favor Elliot me gustaría que me contases un poco de ti, antes de empezar, cuéntame un poco mejor que es lo que estudias y a que te quieres dedicar.

– Bueno, pues como sabrán estoy estudiando en la Universidad de Metropolis, acabo de empezar la carrera de Historia y tengo especial interés en la edad heroica. Me interesa mucho como finalizo la edad, con la persecución de los héroes, me gustaría poder dedicarme a la docencia especializado en los superhéroes.

– Correcto. Con un poco de suerte podre encaminarte y ayudarte para que logres lo que quieres.

– Muchas gracias.

– Empezamos cuando quieres.

– Muy bien, pues me gustaría empezar preguntando por sus inicios: ¿Qué fue lo que motivo a que usted se convirtiese en un superhéroe?

– Bueno, en primer lugar me gustaría puntualizar que se ha usado muy a la ligera el termino superhéroe, puesto que yo a mí mismo nunca me vi como uno. He estado rodeado de gente que tenía potencial como para frenar un meteorito sin sudar, mientras que otros se valían solo de su ingenio y salvaban el mismo número de vidas. Por ello, me gustaría se hablase únicamente de héroes y no de superhéroes. Si me preguntas, porque decidí ayudar a la gente con mis habilidades, la respuesta es bien sencilla: porque podía hacerlo.

– Hábleme un poco de esas personas que se valían solo de su ingenio: ¿Se considera usted así?

– Bueno, si hablamos de algunas eminencias como Blue Beetle o Batman, ellos construían sus instrumentos y se valían de ellos, mientras que yo perfeccione una fórmula que me permitía doblegar mi cuerpo, la diferencia es menor de lo que parece.

– Hombre, me resulta curioso que mencione a Blue Beetle, sobre todo poniéndole al nivel de Batman. Entiendo que sea amigo suyo, pero no pretenderá decirme que considera que son equiparables.

– ¿Has probado a hacer esa pregunta a Batman? Ahora mismo, ambos están muertos, pero tengo escritos en los que Bruce Wayne reconocía el talento de Blue y nunca lo infravaloro como acabas de hacer.

– Perdone no pretendía ofenderle, es solo que creo que se está endulzando una figura únicamente porque murió.

En ese momento, Ralph se levantó enfadado.

– Ralph cariño estas bien, no creo que lo haya hecho con mala intención. Por favor Elliot creo que será mejor que se vaya. Ted era un buen amigo nuestro y no nos gusta que se hable así de él.

– Bueno, le pido perdón. Ha sido un placer – dijo Elliot levantándose.

Ralph estaba apoyado mirando a la ventana, cuando dijo:

– Siéntate. No te he dicho que te levantes – sentencio.

– Ralph por favor no seas maleducado – dijo Sue con el ceño fruncido.

– Mira Elliot, puedo permitir que me lleves engañando desde que hayas entrado en mi casa, puedo permitir que hayas contactado con mi mujer con falsos pretextos, pero como vuelvas a hablar así de Ted Kord, te arrepentirás.

– ¿Cómo que me ha mentido? ¿De que estas hablando?

Elliot se acomodó en el sillón, cruzo las piernas y junto las manos, tras cambiar su pose y su gesticulación facial, respondió:

– Tiene razón señora Dibny. Su marido es más listo de lo que parece, me gustaría saber cómo ha sabido quien soy.

– En primer lugar, el apellido sabía que había oído ese apellido y Sue también claro que hace tanto tiempo que ya ni se acordara. Sospeche desde que lo oí antes de que entrases. Luego llevas todo el tiempo mirando por encima de las gafas, está claro que no las necesitas, pero quieres ocultar tu rostro. Vives en Metropolis, puedes entrevistar a Lois Lane o incluso conseguir hablar con Superman que sigue en activo: ¿Por qué yo? Crees que no lo he oído, pero tengo un oído afinado después de tantos años con el gingold y reconozco la voz de Skeets a través del auricular que quieres disimular con las gafas. Todo estaba allí y he tardado en verlo, pero cuando has empezado a hablar ya ha quedado claro.

– ¡Ralph basta! Me estas asustando, no sé quién es Schein, no había visto a este chico en mi vida hasta hoy. ¿Qué tiene que ver Skeets en esto? – pregunto Sue indignada.

– Sue cariño, hace años, conociste a Rebecca Schein, la novia de Ted Kord. Años más tarde, Ted nos dijo que Rebecca se había quedado embarazada.

– Elliot Kord Schein… – dijo Sue quedándose muda.

– Muy bien, ya has montado tu numerito, ahora me vas a decir que tienes que ver con Skeets y que quieres de mí.

– Le pido disculpas señor Dibny… Déjeme que le cuente.

Durante toda mi infancia estuve separado de mi padre, cuando cumplí cinco años mis padres se separaron, puesto que el no dejo el traje para hacerse cargo de la familia. Por ello, aunque mi madre nunca me hablo mal de él, yo la veía sufrir y le culpe siempre.

Cuando murió, considere que nos había vuelto a abandonar y no quise saber más de él, pero un día recibí una nota que me decía que estuviese en esa misma tarde en unas coordenadas que me había facilitado. Intrigado decidí acercarme sin decir nada a mi madre. Fue una auténtica sorpresa, llegar y descubrir todos los secretos de mi padre al alcance de mi mano en su cueva.

No pude acceder a la base de datos del ordenador central, pero sí que descubrí que antes de morir había estado siguiendo la pista del acta de persecución metahumana. Uno de los detalles más significativos fue la desaparición del escarabajo azul, conseguí descubrir todo esto, cuando una figura me sorprendió por detrás.

– Dejame adivinar, Michael Carter – interrumpió Ralph.

– Efectivamente, era Booster Gold.

– ¿Qué quería? – pregunto Sue.

– Quería encarrilar la investigación de mi padre. Me aseguro que no podía intervenir directamente, que conocía el futuro y que podía ayudarme a descubrir lo que había  pasado a mi padre. Además decía que yo tenía un papel muy importante en el futuro de la comunidad metahumana, solo tenía que buscar el escarabajo azul. Me dijo dónde estaría y con un falso pretexto, me fui de casa mintiendo a mi madre, para buscarlo. Utilice el dinero que me había dejado mi padre que todavía estaba sin gastar, para viajar a África en búsqueda del escarabajo.

– Pero no fue el escarabajo lo que encontraste, ¿verdad? – pregunto Ralph, mirando hacia el cuello de Elliot.

Elliot agarro un colgante que tenía en el cuello, lo saco y se lo mostro a la pareja.

– El tótem de Tantu – dijo Sue sorprendida.

– Efectivamente, lo encontré el año pasado siguiendo la pista que me dio Booster en Kampala. Cuando Vixen abandono la actividad tras la crisis metahumana, el tótem volvió a Africa, y fue lo que emitía la magia que confundió a Michael, quien me explico que como viajero del tiempo hay varios datos que quedan indeterminados.

– Lo que no entiendo es que es lo que pretende Michael. ¿Por qué acude a ti? ¿Por qué hace que nos reunamos? ¿Por qué haces que el chico me cuente esto y no me respondes directamente?

Una luz apareció en la habitación, una figura con un uniforme dorado y azul apareció en casa de los Dibny junto a un pequeño robot. Era Michael Carter, también conocido como Booster Gold, y no había envejecido ni un solo día desde que desapareció por completo hace ocho años. Los cuatro presentes se quedaron en silencio, hasta que el recién llegado decidió romperlo.

– Chicos, no sabéis cuanto me alegro de volver a veros… – comenzó a hablar de forma nostálgica.- Tienes razón en dudar de mí y de mis intenciones, no os he dado motivos para confiar en mí, ya hace mucho tiempo desde la última vez que me visteis, aunque yo os vi hace pocos meses.  Cuando murió Ted, me pase dos meses intentando cambiar el pasado y salvarle de la muerte, pero jugar con el tiempo es más complicado de lo que parece. El espacio tiempo es un ser vivo que se mueve de forma peculiar… conseguí salvar a mi amigo cincuenta y dos veces, creando distintas versiones del universo y volviendo un arquitecto del multiverso. A pesar de ello, el mundo tenía distintas variaciones y no conseguí crear una realidad estable y todas ellas acaban de forma cruel. Por ello, me resigne a que no podía salvar a mi amigo, ya que no lo había hecho de forma original, y acepte que tenía un nuevo papel, debía ayudar a Elliot a convertirse en un elemento clave en la era que está por venir. Para ello, debemos hacernos con el escarabajo antes de que caiga en las manos erróneas, pero al tratarse de un elemento mágico se escapa al control de la ciencia y es imposible determinar su localización.

– No nos has explicado porque has recurrido a nosotros y no a cualquier otro héroe – afirmo Sue.

– Sue, lo lamento, pero eso tiene que respondértelo Ralph. Él ya sabe la respuesta.

Sue miro a su marido, quien estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados y mirando hacia abajo.

– Nunca me he atrevido a contártelo cariño. Cuando entro en vigor el acta metahumana, Ted no se quedó contento, aunque la Liga de la Justicia se había separado, todavía quedaba gente luchando, muchos a los que Ted apreciaba y no quería quedarse solo. Empezó a investigar, el acta y vio que todo se disparó cuando Power Girl perdió el control de sus poderes. ¿Qué es lo que había pasado? Kara era amiga nuestra y siempre había sido muy sensata: ¿Porque de un día a otro se vuelve loca destruyendo todo a su paso?

Ese fue el comienzo de la persecución y propulso el final de la edad heroica. La investigación señalo a una organización internacional clandestina en la que varios magnates luchaban por hacerse con el control de la política. Una persona del gobierno norteamericano colabora con ellos y Ted le localizó y se enfrentó a él… era Maxwell Lord – cuando Sue oyó esto, se tapó la boca a modo de sorpresa y tristeza.

Justo antes de morir a manos de Lord, Ted consiguió mandar un archivo a una cuenta que teníamos Michael, él y yo compartida pero con la información codificada para que solo yo pudiese descifrarla.

Toda la investigación esta guardada en un sitio al que solo puedo acceder. Imagino, que es por eso por lo que han venido a mí, para continuar con la investigación.

Tras una breve pausa, Elliot continuó:

– Tengo que preguntarlo: ¿Nos ayudaras?

– Por supuesto, yo llevo años intentando hacer algo con la información y no he logrado nada. Creo que siempre estuve ocurriendo que alguien viniese a verme preguntándome por ella. Solo me ha quedado una duda Michael, has dicho que Elliot tiene un papel muy importante en los tiempos que están por venir, ¿A qué te refieres?

– Elliot enséñale el mensaje.

Elliot saco el móvil y le mostro un email en el que ponía: “42°21′48.96″N71°2′11.77″W 10-31-2K20 19´30”

– El 31 de Octubre a las siete y media en el puerto de Boston – interpreto Ralph- ¿Qué me queréis decir con esto?

– Elliot ha recibido este mensaje así como cuatro chicas de su edad que tienen relación con algún héroe. Alguien quiere reunirles, solo puedo decir que va a dar comienzo una nueva edad heroica.

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2 Responses to Outsider World #0

  1. Moisés says:

    Como nadie se atreve a comentar debido (clarisimamente) a la intimidación que supone leer los nombres de tantas personas geniales juntas, voy a ser yo el que rompa el hielo.
    Ha sido un autentico placer contar con la ayuda de estas personas que no solo han cumplido lo pedido, si no lo han sobrepasado.
    Muchas a gracias a todos y a ti tímido lector espero que te haya gustado y comenta que no mordemos 😀

  2. MarvelTopia says:

    Interesante especial, tanto por la variedad de autores (aunque hay uno que yo me sé que no se esforzó nada :D) como de personajes, aclarando poco a poco el pasado de tu universo. ¡Buen trabajo!

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