DC Universe Presents… #5

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#5 – Quinto Mundo II
Por Tomás Sendarrubias


Fecha de publicación: Mes 191 – 3/14


Centro de Investigación y Tratamiento de Enfermedades Mentales Arkham.

Gotham. Hoy.

El sonido del bolígrafo de la Doctora Quinzel rebotando contra la mesa parecía rebotar en las paredes de la sala en la que se encontraban, ligeramente ahogado por la docena de informes que cubrían la mesa. Al otro lado de esta, Shilo Norman, o Scott Free, como quería que le llamaran, guardaba silencio desde que sus últimas palabras hubieran sorprendido a Harleen, que se había apresurado a tomar notas en silencio sobre lo que Free había dicho. «Los Dioses, Doctora Quinzel. Los Dioses de Nueva Génesis».

«Delirios de grandeza» anota con rapidez Harleem Quinzel, dibujando un triángulo con un ojo en el centro sobre su propia anotación, para recordarse que se trataba de delirios de origen divino, o más bien, que tendían a la divinidad. Aquello se daba un aire nuevo a Shilo Norman. El mundo había demostrado muchas veces que había muchos tipos de locura, pero pocas resultaban más peligrosas para la civilización que los delirios de carácter religioso.

-¿Eres Católico, Scott?-pregunta Harleem, recordando utilizar el nombre que el paciente se daba a sí mismo-. ¿O conoces el catolicismo?

-Conozco la idea el Dios que envía a su hijo como sacrificio al mundo-responde Free, asintiendo y alzando por primera vez los ojos de sus manos desde que mencionara ese extraño nombre, Nueva Génesis-. Me es familiar y compartida. Pero no profeso esa religión, ni ninguna otra. Piense, doctora Quinzel, que la religión necesita de Fe. Y no es Fe si tienes pleno conocimiento empírico de la existencia de los dioses.

-Los dioses no creen en sí mismos, saben que existen-asiente la Doctora-. Puedo entender el concepto. Así que Scott Free es un hijo del Alto Padre de Nueva Génesis. Y el resto de los dioses también.

-No todos-responde Norman, negando con la cabeza-. O no al menos «hijos» como los entendéis vosotros. En Nueva Génesis, no todos los dioses son hijos de la Carne y la Sangre del Alto Padre, pero sí que todos eran sus hijos en otro sentido. Sus hijos espirituales.

-¿Sus seguidores?

-Más allá de una simple congregación, Doctora Quinzel. El Alto Padre era la Luz de la que todos los habitantes de Nueva Génesis nos alimentábamos. Era nuestro guía y nuestro protector, era… el principio.

-¿Y el fin?-pregunta Harleem, recordando la frase religiosa, el concepto del Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.

-No-responde rápidamente Shilo Norman, con tal vehemencia que por primera vez desde el inicio de la entrevista la Doctora Quinzel lanza una mirada rápida hacia la puerta que se encuentra tras ella, donde estaban los guardias de seguridad por si algo iba mal durante la entrevista. Shilo Norman no parecía una persona amenazadora, pero la mayoría de los fanáticos religiosos tampoco lo eran… a priori-. La Oscuridad estaba muy lejos del Alto Padre, doctora-él hombre de piel negra suspira-. Y al mismo tiempo, muy cerca…

-No lo entiendo-masculla la Doctora Quinzel, encogiéndose de hombros-. Scott, me hablas de dioses, en plural. ¿Te refieres a que en ese lugar, ese… Nueva Génesis que has mencionado, había varios dioses? ¿Cómo cuando se habla de los dioses del Olimpo, o de los dioses nórdicos?

-No-dice Shilo, mirando a la doctora y sonriendo ligeramente-. Hay una diferencia, doctora Quinzel, en la propia naturaleza de la divinidad. Zeus, Thor, Indra, Osiris, Enkil, Ishtar, la Pachamama, Huitzilopochtli, Erzuli… Cualquiera de ellos, cualquier dios en el que pueda pensar o cuyo nombre pueda recordar, al igual que aquellos que se han olvidado o perdido en la historia, parten de un hecho, y es que la Fe construye a los dioses. Su poder, su relevancia, su capacidad de acción o reacción… depende de la Fe. De la humanidad. Cuando los seres humanos han ido perdiendo su fe en los dioses, cuando han alzado nuevos ídolos en la ciencia, la tecnología, la sociedad… los dioses antiguos se han ido perdiendo, olvidando. No han desaparecido del todo, porque aquello que es eterno no puede morir, pero sólo son sombras de lo que fueron. Si alguno intenta seguir manteniéndose en contacto con el mundo real, se ve obligado a hacerlo a través de… marionetas, o quizá avatares en algunos casos.

-Pero los dioses de Nueva Génesis no.

-Los dioses de Nueva Génesis están… estamos tan lejos del concepto de la Fe como lo pueden estar los dioses de los hombres de una colonia de hormigas. La divinidad es intrínseca a nosotros. Nuestros creyentes son los fotones, nuestros apóstoles los taquiones, nuestros sacerdotes, agujeros negros y púlsares. Nuestra existencia se mide en eones, el tiempo y el espacio que separan el Big Bang del Big Crunch.

-¿El Big Crunch?

-El momento en el que el Universo deje de expandirse, alcance sus límites, y comience a contraerse. Si el Big Bang es el origen del todo, el Big Crunch será su final.

-Una idea aterradora, a pesar de que, en fin, ninguno estaremos vivos para verlo.

-Ha ocurrido ya un mínimo de cuatro veces, Doctora Quinzel. La esencia de todo lo que es el Cuarto Mundo nació en el último Big Bang. En el centro de todo lo que existe está la Fuente, el origen de todo. Y sus primeras creaciones, fueron los arquitectos del universo. Los Dioses del Cuarto Mundo.

-¿Scott Free es un dios del Cuarto Mundo?

-Scott Free es sólo un nombre. Aquello que representa sí lo es.

-Entonces, esos… dioses del Cuarto Mundo… ¿son cómo los ángeles que ayudaron a Dios a crear el mundo? ¿Trabajaron seis días y al séptimo descansaron?

-Doctora Quinzel… su planeta, como muchos otros, podría haber pasado desapercibido a los Dioses del Cuarto Mundo, como lo han hecho miles de otros planetas, con sistemas de vida mucho más desarrollados que el suyo. En nuestros anales se habla de imperios galácticos que abarcaban medio millar de planetas y cuyos habitantes se comunicaban telepáticamente, con mentes capaces de enviar pensamientos de forma instantánea a millares de Años Luz. Jamás supieron de nosotros, jamás uno de nosotros, ni siquiera Metron, mostró curiosidad por ellos.

-Metron es…

-Uno de mis hermanos.

-¿Y está cerca?

-Doctora Quinzel-dijo Shilo Norman, repentinamente serio-. Será mejor que sentemos unas bases para la continuidad de esta conversación. Quizá piensa que lo que le estoy contando es divertido. Quizá piensa que lo que estoy contando es un desvarío. Probablemente se piensa que estoy loco, sólo porque, en estos momentos, he decidido estar aquí.

-¿Ha decidido estar aquí?

-¿Cree que podría retenerme aquí si yo quisiera estar en cualquier otra parte, doctora?

-Esto no es un espectáculo de escapismo, señor Norman, esto es un centro médico de primera categoría, con unas medidas de seguridad…

-Doctora Quinzel, este sitio caerá. Como todos. Nada es eterno.

-¿Ni los dioses?

-No, ni ellos. Pero déjeme decirle algo, Doctora. No todos los dioses del Cuarto Mundo somos criaturas benévolas, ni siquiera transigentes. Ni siquiera en Nueva Génesis. Metron ha observado el fin y el nacimiento de miles de culturas, ha navegado en el espacio y también en el tiempo. Lo que le quiero decir, doctora, es que su planeta no hubiera significado nada para nosotros en circunstancias normales. Nada, absolutamente nada. Ni siquiera para él, para el más curioso de todos nosotros. Para nuestro científico, una mente capaz de ahondar en los misterios de la propia Fuente.

-Y entonces, si tan minúsculos somos, ¿por qué está usted aquí?

Shilo Norman alza la mirada, dejando las manos quietas en la mesa, y guarda silencio. Pasa un minuto, dos, tres… y Harleen comienza a ponerse nerviosa. Finalmente, los ojos de Norman se clavan en ella, y responde.

-Porque hace mucho tiempo, hubo una batalla en el Cielo, y todos perdimos.


«Al Principio, fue el Universo Anterior, y el Universo murió, y con él, el Tercer Mundo. El Tiempo y el Espacio se colapsaron sobre sí mismos en un no-instante, y en ese momento sin medida ni lugar, con los dioses muertos y el Universo azul, en ese no-instante en el que toda la materia se había vuelto a comprimir en un solo no-punto estático, el no-segundo en el que ni siquiera lo Eterno formaba parte del Universo, y la Muerte había dejado el no-lugar, fue la Nada. Pero la Nada es efímera, y de la Nada, surgió la Luz, y con ella el Tiempo y la Creación, y la Fuente.

Y la Fuente creó, pues esa es su naturaleza, y de su creación, la primera palabra se hizo forma y nombre, y voluntad. Y con él, se creó el Cuarto Mundo. Su nombre era Izaya, o así se llamó a sí mismo, pero todos le conocemos como el Alto Padre. Y fue así que con la primera materia de la Creación, el Alto Padre creó Nueva Génesis. Y mientras la Fuente daba forma y vida, allí en el comienzo del Todo, el Alto Padre alzó un Muro, pues la Fuente es sagrada y no debe ser perturbada; y para poblar Nueva Génesis, llamó a los Dioses del Cuarto Mundo. Y estos acudieron a su llamada, pues el Alto Padre es el Primero, pero muchos fuimos los que acudimos a su llamada, pues su voz nos hizo ser conscientes de nosotros mismos, y nacimos de la Fuente para acudir al lado de nuestro Alto Padre, para poblar las altas torres de Nueva Génesis y desde allí, regir y gobernar el Universo. Y aunque el Alto Padre tenía amor para todos, había algunos de entre nosotros a los que distinguía con el honor de considerarnos su propia familia, los más cercanos. Uxas, al que consideraba su hermano en la Luz; Tigra, a la que llamaba «hija»… o yo mismo»…

-¿Y cuál era su nombre en Nueva Génesis, señor Norman? ¿Ya allí le llamaban Scott Free?

-No, Doctora Quinzel. Solo me llamaban Milagro.

-Un nombre curioso.

-Auguraba el camino que me quedaba por delante, Doctora.

«De la Nada primigenia, hicimos el Todo. Desde Nueva Génesis, legislamos el Universo. Vertebramos el tiempo y el espacio, la gravedad y el electromagnetismo. Sembramos la chispa de lo que se convertiría en la vida, aunque entonces, no era más que una idea. Una idea que tenía que ver con la independencia, con el pensamiento, con las emociones y con la fuerza de voluntad. La Idea de la Vida se extendió por el Universo y con ella, se preparaba todo para su llegada. Cantamos la luz, sembramos las semillas del silencio, construimos límites para lo ilimitado… Encendimos las estrellas, y las pusimos a girar en el Universo, y observamos nuestras propias creaciones…»

-Todo lo que dice, señor Norman, es… como una versión ci-fi del Génesis Bíblico, con Dios, los ángeles… sólo les falta un Lucifer y una caída del Paraíso.

El rostro de Shilo Norman se ensombrece, y Harleen Quinzel enarca las cejas. Él guarda silencio.

-Señor Norman, ¿qué ocurre?

-El Universo contiene metáforas muy poderosas, doctora Quinzel-respondió finalmente el hombre que se hacía llamar Scott Free-. Porque entre nosotros, en la luz, había una sombra. Durante el no-instante en el que la Nada fue única, durante ese latido que transcurrió entre el Tercer Mundo y el Cuarto, la Nada fue consciente de sí misma, fue poderosa, y deseó seguir siéndolo. El deseo es voluntad, y cuando la Nada se convirtió en Todo, cuando la Fuente dio a luz a la Creación, una mancha de Nada brotó de ella. Donde todos creábamos la Vida, la Nada buscaba la Antivida. La Nada recordaba, la nada ansiaba volver a ser, y se convirtió en una esquirla de oscuridad dentro de uno de los hijos de la Luz. En aquellos momentos, ni siquiera lo sospechábamos, no sabíamos que había una serpiente en el Paraíso, un escorpión en el Edén. Que entre nosotros, estaba la que sería la causa de nuestra caída. Con el tiempo, le llamarían el No-Dios, pues era la negación de todo lo que representábamos, era la encarnación de aquello que debíamos evitar al Universo, una criatura obsesionada con volver a la Nada, a la inexistencia, a la negación de la voluntad, con someter el Universo a eutanasia. El nombre con el que brotó de la Fuente fue Uxas, el más cercano de todos los dioses de Nueva Génesis al corazón del Alto Padre. Tendría muchos nombres después… pero él, así mismo, siempre se llamaría Darkseid»


DE DIOSES Y MONSTRUOS

Continuamos con la historia de los Nuevos Dioses en nuDCTopía, y hoy, en un número que espero no se os haga pesado, porque creo que en algunos momentos se me ha ido un poco hacia la ci-fi dura… pero es lo que tocaba hoy, que hay que sentar las bases del universo, ni más ni menos. Y chicos… no sabéis como mola ponerse en plan demiurgo…

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