Superhumanos #34

superhumanos34

Por Ibaita


Fecha de publicación: Mes 205 – 5/15


VOLUMEN IV: LA GUERRA KREE-SKRULL

Número 60: Titán I de II

Kl’rt contempló con una sonrisa al batallón que tenía delante. Cientos de soldados de élite estaban en posición de firmes, encabezados por los superhumanos terrestres: el Capitán América, Juggernaut, Cíclope, el Hombre Absorbente, Unus el Intocable, Ave de Trueno y la Bestia.

-Bien. Como sabréis, la contienda se ha acelerado; las batallas de los últimos meses han causado un gran número de bajas. Se me ha puesto al mando de este batallón para lanzar un ataque definitivo contra la base kree en el Sistema Solar.
>>Es bien cierto que la mayoría de sus tropas se encuentran situadas en naves, pero la destrucción de la base conllevará para ellos una pérdida notoria de apoyos de logística, información, así como combustible y provisiones.
>>La ubicación de su base ha sido fácil de revelar tras un estudio de las leyendas kree. Algunas colonias kree estuvieron establecidas en el Sistema Solar hace varios miles de estos ciclos, y dejaron tras de sí algunos estudios, así como una leyenda bastante célebre sobre dos hermanos, Eros y Thanos; uno representaba al sexo y otro a la muerte, y luchaban entre sí constantemente. Esta leyenda transcurría en Titán, una de las lunas de Saturno, y una de nuestras naves pudo confirmar que allí estaba su base poco antes de ser destruida.
>>Partimos ahora, de modo que preparaos. Llegaremos allí en 5 días según el ciclo circadiano terrestre; los cuatro primeros días se redoblarán los entrenamientos y el quinto descansaréis para el combate. Comed bien y dormid bien.


La llegada a Titán fue dura. Las naves kree intentaron interceptar en varias ocasiones la flota skrull que se dirigía hacia allí, pero, desorganizadas como estaban, no pudieron hacer nada; tampoco podían arriesgarse a enviar refuerzos desde el campo de guerra en el que se había convertido la órbita de Urano.

La flota, además, estaba diseñada de modo que todas las naves estuviesen destinadas a proteger la nave insignia en la que viajaban los trescientos soldados que tomarían la base de Titán.

Conforme se acercaban, la nave fue ya vulnerable al alcance de armas más pequeñas y difíciles de detectar. Los pequeños misiles o bombas comenzaron a dañar seriamente el vehículo; algunos de los superhumanos saltaron ya.

El Juggernaut y Unus cayeron sobre algunos sistemas defensivos que aún no habían sido destruidos por los cañones de la flota skrull; Kl’rt fue el siguiente en saltar, cubriéndose con un campo de fuerza invisible que deflectó todos los disparos dirigidos a él.

La nave aterrizó poco después, de una manera no muy convencional y dañándose bastante en el intento, pero sin causar severos daños a sus tripulantes. Éstos salieron por todas las puertas disponibles, disparando certeramente con sus armas. Ave de Trueno y la Bestia también iban armados. Mientras, Xavier intentaba minimizar el impacto psicológico de las docenas de soldados que empezaban a morir, sobre aquellos miembros del equipo menos acostumbrados a la muerte.

Tras apenas dos minutos de lucha, con parte del terreno ya despejado, Kl’rt y otros cincuenta hombres irrumpieron en la base; fue Cíclope el que disparó un rayo lo bastante poderoso como para destrozar las puertas. Entre los asaltantes se encontraban el Hombre Absorbente, Ave de Trueno y la Bestia; Cíclope se quedó custodiando las puertas junto al Capitán América y otros cientos de soldados, para ir eliminando a los refuerzos que llegaran desde los hogares colectivos y las torres de defensa cercanas a la base. Por otra parte, Juggernaut, Unus el Intocable y los otros cientos de soldados restantes se fueron dispersando: su misión era aniquilar el máximo número posible de soldados kree.


Una terrible explosión destrozó una buena parte de la base. Kl’rt apenas tuvo tiempo de alzar el campo de fuerza, cubriendo a varios de sus hombres.

-Hijos de puta… parece que tienen buenas trampas-murmuró Kl’rt. La gran mayoría de sus hombres estaban muertos.

-No creo que se atrevan a volar el resto-dijo otro de los skrulls-. Pensarán que hemos caído ya; ahora contamos con el elemento sorpresa.

-Cierto, pero eso debería decidirlo yo.

-Disculpas, capitán.

-¿Informe de situación?

-El Hombre Absorbente ha caído. Parece que no respira-dijo otro skrull.

Los soldados se acercaron hacia el cuerpo. Era de metal, pero aparecía visiblemente dañado y fundido, como una enorme cicatriz que cubriera casi toda su parte frontal.

-¿Cómo podemos saber si está vivo o no?

-Tal vez si le pusieramos en contacto con otro material…

Kl’rt estiró uno de sus brazos, permitiendo que su traje envolviera al Hombre Absorbente.

-Hrrmf. Parece muerto. Lo dejaremos aquí de momento. Sigamos.


Una nueva explosión rebotó contra la espalda del Juggernaut, sin ningún efecto. El supersoldado agarró los restos de un pequeño vehículo motorizado que usaban los kree para desplazarse por el perímetro de la base y lo transformó en una bola de chatarra, que segundos después arrojó conta otro vehículo similar, con letal resultado.

-¡Cuidado con estos cabrones, Unus!-vociferó-¡Tienen lásers o alguna mierda de luz por el estilo y eso no lo puedes desviar!

Su compañero estaba llevando la situación bastante bien, ciertamente. Juggernaut miró al cielo y vio pequeñas naves kree que se acercaban hacia ellos.

-Je. ¿Sabes qué, Unus? Esto es más divertido que robar bancos con Tom el Negro o cualquier mierda que haya hecho antes, en serio.

Y con una amplia sonrisa en su rostro, arrancó una torreta del suelo, dispuesto a arrojarla.


El Capitán América disparó una ráfaga de su fusil mientras se cubría con el escudo. A su lado, Cíclope y otros dos soldados skrulls disparaban con mortífera precisión. Probablemente todavía quedaba otra docena en pie, pero no se atrevía a asomarse lo bastante como para asegurarse; les estaban acribillando.


Titán II de II

Una llamarada arrojada por Kl’rt despejó todo el pasillo. Ave de Trueno, la Bestia y los pocos skrulls que quedaban en pie le seguían de cerca.


Afuera, las tornas estaban cambiando; Juggernaut, Unus y docenas de soldados que seguían en pie iban exterminando a los kree, aligerando así la presión que ejercían sobre el Capitán América y Cíclope a la entrada de la base. Éstos, de todos modos, aunque iban perdiendo terreno y hombres, estaban resistiendo considerablemente bien.


Muy lejos de allí, en la Tierra, Janet Van Dyne y Bill Foster intentaban cumplir las órdenes de Gabe Jones. Necesitaban que el proyecto Hombre Gigante estuviera acabado cuanto antes… y cada minuto contaba. SIn embargo, la fórmula no estaba perfeccionada, y además era demasiado costosa.

Parecía mentira que, con la enorme cantidad de superhumanos que conocía, SHIELD aún no fuera capaz de replicar las condiciones que llevaban a crear uno, ni a uno solo. Todos los superpoderes parecían ser conseguidos por accidente, mutaciones o condiciones que no se podían replicar en un laboratorio.

Los científicos intercambiaron una mirada cómplice y después miraron a las otras personas que trabajaban en la estancia, enfrascadas en sus tareas: los presidiarios Scott Lang y Erik Josten, que reducían así su condena, y la hija del primero, Cassie Lang. Una de las cinco personas allí reunidas tendría que ser el próximo sujeto de pruebas.


Ave de Trueno saltó, esquivando unas largas ráfagas de disparos dirigidas hacia él, mientras Kl’rt intentaba ocuparse de los atacantes. Tres soldados skrulls más cayeron bajo aquellas ráfagas.

Justo cuando el superhumano indio estaba a punto de tocar el suelo, una explosión le desequilibró, haciendo que cayera mal. Su tobillo se torció y quedó tendido en el suelo, desde donde al menos pudo disparar con su rifle y esquivar los disparos.

-¿Estás herido?-preguntó la Bestia acercándose hacia él a saltos.

-Sólo el tobillo… joder, duele, pero creo que es sólo un esguince.

-No habléis en vuestro jodido dialecto. ¿Qué ocurre?-gruñó Kl’rt, en lengua skrull.

-Esguince en el tobillo…

-Putos humanos… a los skrulls no nos pasa eso. Si nos torcemos algo, lo reorganizamos y ya está. ¿Puedes andar?

-Apenas…

-Queda poco para llegar al corazón de la base. Prosigamos.


Manoli Wetherell exhibió una amplia sonrisa.

-Y ahora, vamos con nuestro reportero Neal Conan, en directo en los tribunales. ¿Qué puedes contarnos, Neal?

-Buenos días, Manoli. Pues hoy se ha celebrado el último juicio del caso Kingpin. Este hombre que veis a mis espaldas es Matthew Michael Murdock, el abogado de Kingpin, y acaba de ser condenado a cadena perpetua por una larga lista de delitos, entre los cuales se incluye complicidad en asesinatos, robos y extorsión, evasión de impuestos y falsificación de documentos. Murdock pasó años trabajando para Kingpin, pero parece que hoy, por fin, se ha hecho justicia.

-Muchas gracias, Neal. Y ahora, pasemos a la previsión meteorológica…


Un láser rozó el hombro de Cíclope, produciéndole una quemadura considerablemente grave. Desde la Tierra, Xavier se ocupó de que el dolor no le desconcentrara y que pudiera seguir disparando. Estaban cada vez más acorralados, pero ya quedaba poco que aguantar: la mayoría de los kree de la zona habían sido exterminados por Juggernaut, Unus y los otros skrulls.

Segundos después de que Cíclope fuera herido, el Capitán América decidió que, efectivamente, el terreno estaba lo bastante despejado. Rodó saliendo de su escondite y, cubriéndose de los escasos disparos con su escudo, devolvió el fuego con una puntería excelente. Tres kree cayeron al instante, y los demás intentaron cubrirse tras los restos de sus vehículos. Segundos después serían sorprendidos por la espalda por la pequeña tropa de skrulls que acompañaba a Juggernaut y Unus. El exterior de la base estaba despejado.

-Unus, tú y tú-ordenó el Capitán América, señalando a dos de los skrulls-, desplegaos y asegurad por completo la zona. Aseguraos de que ningún kree sigue en condiciones de atacar, llevad a nuestros heridos a la nave a que reciban atención médica si es necesario. Juggernaut, Cíclope y vosotros, acompañadme. Vamos a acabar con esto.


Un pequeño grupo de soldados kree sorprendió a Kl’rt, el primero en entrar en la estancia. Sin embargo, éste se encontraba protegido por un campo de fuerza invisible, y los rayos láser no surtieron el menor efecto. Con un rápido movimiento, estiró sus brazos al tiempo que convertía los extremos en roca, derribando a dos de los kree. Otros tres soldados skrull dispararon tras él, derribando al resto de los krees, aunque uno de los skrulls murió en el ataque, su cabeza explotada por un disparo.

Atrás, la Bestia ayudaba a Ave de Trueno a avanzar.

-¡Vamos!-bramó Kl’rt-¡Mis soldados están muriendo por vuestra ineficacia!

-Aún podemos ocuparnos de quien sea-gruñó la Bestia.

Entonces el intercomunicador de Kl’rt le avisó.

-Capitán América. Me estoy moviendo con casi todo el equipo hacia el interior de la base. ¿Todo en orden?

-Han volado todo el ala oeste de la base. Es posible que hagan lo mismo con la este si atacáis por allí. Seguidnos por la oeste; mantendremos la posición hasta que lleguéis.

-Variaré ligeramente la estrategia. Seguimos en contacto.

-¿Cómo?

Nadie contestó al superskrull. No estaba acostumbrado a que le desobedecieran las órdenes, y aquello no auguraba nada bueno.


El Capitán América lideraba a su grupo por las ruinas del ala oeste. Tras superarlas, debían estar Kl’rt y los demás a la espera de atacar el corazón de la base.

-Juggernaut, al ala este. Tú solo, causa jaleo-ordenó.

Juggernaut asintió, encantado. No tenía la menor sensación de que nada en aquella base pudiera dañarle.

El Capitán América pasó por encima del cuerpo inerte del Hombre Absorbente, deteniéndose apenas un momento para mirarlo, y continuó su avance. En apenas un centenar de metros empezaba de nuevo la parte intacta de la base. Un pequeño grupo de tres soldados kree, que salían de un pasillo por el este, intentaron sorprenderles, pero Cíclope y los skrulls se ocuparon fácilmente de ellos.

Cuando ya estaban llegando a los pasillos que llevaban al corazón de la base, el Capitán América oyó una explosión a sus espaldas y sonrió. Efectivamente, tal y como había supuesto por la información de Kl’rt, los kree habían decidido volar todo el ala oeste al verse amenazados, matando a sus propios hombres… todo en un esfuerzo inútil, pues el Juggernaut no habría sufrido daño alguno.

Finalmente, tras avanzar por algunas estancias más, llegaron a juntarse con Kl’rt, la Bestia, Ave de Trueno y los demás skrulls. Kl’rt, que también había oído la explosión, al ver quiénes llegaban a él había encajado las piezas. Tenía que reconocer que, a pesar de la desobediencia, el Capitán América había tenido una gran idea.

-Vamos-gruñó-. Rematemos esto.

Kl’rt avanzó el primero, corrió hacia unas compuertas selladas herméticamente y las destrozó por completo de un terrible puñetazo con superfuerza.

Los disparos comenzaron a atravesar la base. Un potente rayo de Cíclope, describiendo un gran arco, hizo explotar parte del arsenal y aniquiló al momento a más de una docena de soldados kree. El Capitán América, Ave de Trueno, la Bestia y el resto de skrulls también dispararon con excelente puntería. Algunos kree soltaron sus armas y se colocaron las manos detrás de la cabeza, rindiéndose.

Otro pequeño reducto aún aguantó hasta que el Juggernaut llegó por el extremo opuesto. Viéndose totalmente rodeados, no tuvieron más remedio que rendirse también. La base había sido tomada.


ACADEMIA XAVIER DE JÓVENES TALENTOS

Aquí seguimos.

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