Superhumanos #38

superhumanos38

Por Ibaita


Fecha de publicación: Mes 214 – 2/16


VOLUMEN IV: LA GUERRA KREE-SKRULL

Número 67: La defensa

-¡Todos a sus puestos! ¡Se acerca el enemigo!

La voz sonó por todos los altavoces aún activos de la antigua base kree en Titán. Muy lejos de allí, Charles Xavier también se puso en alerta. Aquel combate sería peligroso.

Kl’rt fue el primero en salir, para recibir una intensa oleada de fuego enemigo, de la que se protegió con un campo de fuerza invisible.

-¡Atacad con las defensas aéreas!-ordenó.

Y pronto, una lluvia de disparos desde la base respondió a las naves y centinelas que llegaban del cielo. Cíclope no dudó en salir al tejado de la base y unir su propio rayo óptico a los disparos, partiendo por la mitad a un centinela en poco tiempo.

Juggernaut y Unus, por su parte, salieron al exterior y se reunieron con Kl’rt, preparados para recibir a los kree que comenzaban a salir de sus naves.

-¡Unus, entra en esa nave y causa todo el caos que puedas!-ordenó el superskrull señalando una nave enemiga que ya había aterrizado-¡Juggernaut, lo mismo con esa otra! A los que vayan a pie dejádmelos a mí.

Y mientras los dos obedecían, las llamas comenzaron a extenderse por su cuerpo al tiempo que arrojaba bolas de fuego contra los kree.

El ataque esta vez no era sólo de frente; aprovechando las brechas que los skrulls habían abierto en la base al invadirla, ahora los kree podían recuperarla desde cualquier lado. La Bestia y Ave de Trueno, aún sin estar en plena forma por su esguince de tobillo, pronto tuvieron que entrar en combate, a pesar de estar dentro de la base.

Pronto se les unió el Capitán América, poniéndose en primera linea de fuego y desviando todos los disparos sin ningún problema gracias a su escudo, al tiempo que disparaba con un rifle láser skrull contra los kree, abatiendo a varios.

Kl’rt, por su parte, iba acabando con los soldados kree sin ningún problema, hasta que un centinela aterrizó junto a él. Con un grito de rabia, convirtió su puño en roca al tiempo que usaba toda su elasticidad para multiplicar la energía del golpe. El terrible impacto hubiera podido derribar un edificio y, efectivamente, derribó al centinela, pero sin apenas dañar su armadura.

Desde el suelo, el centinela disparó un preciso láser que atravesó el pecho de Kl’rt. Éste cayó al suelo dolorido, usando rápidamente sus poderes ignífugos para cauterizar la herida. Estaría muerto de no haber sido lo bastante precavido como para desplazar hacia abajo sus órganos internos, aprovechando sus habilidades metamórficas.

Apenas tuvo un microsegundo para actuar. El centinela pronto detectaría que seguía vivo y atacaría con más fuerza. Pero Kl’rt notó que, si bien su golpe apenas había producido efecto, sí había abierto una pequeña brecha en la armadura por la que se derramaba muy lentamente parte del fluido que los centinelas usaban para conducir la electricidad por su cuerpo. Sin duda, una herida muy leve, pero eso era todo lo que necesitaba para tener un hueco dentro. En el hueco ya pudo crear un campo de fuerza y expandirlo rápidamente, reventando gran parte del costado de su enemigo.

El centinela se sacudió, aturdido y retrasado por el repentino daño a su sistema. Kl’rt, esta vez más preparado, convirtió sus brazos en roca y se cubrió, al tiempo que levantaba un campo de fuerza a modo de escudo. El centinela volvió a usar su láser, que atravesó el campo de fuerza y alcanzó a Kl’rt en ambos brazos, produciéndole unas graves quemaduras. La potencia de ataque de los centinelas era impresionante.

Rugiendo de rabia y dolor, el superskrull levantó un nuevo campo de fuerza, esta vez en forma de columna bajo el centinela, haciéndole ascender rápidamente hasta unos treinta metros de altura para desestabilizarle y que fallara el próximo disparo, plan que funcionó. Mientras su rival aún estaba en el aire, estiró el brazo todo lo que pudo al tiempo que aumentaba más y más la temperatura de su mano. La llama nova, como la llamaba él. Antes de que el centinela tuviera oportunidad de caer al suelo de nuevo o de volar para su próximo ataque, Kl’rt introdujo su mano ardiendo por el agujero que había abierto en la armadura, acabando definitivamente con sus procesadores internos.

A continuación, el superskrull cayó al suelo, herido y fatigado. Los skrulls y Cíclope se centraron en protegerle, conscientes de que era, o bien su superior, o bien un recurso demasiado valioso como para perderlo.

La mayoría de centinelas no duraron tanto. Siendo el enemigo más peligroso con diferencia, los skrulls a cargo de los potentes sistemas de defensa de la base usaban las armas antiaéreas contra ellos antes de que tuvieran oportunidad de acercarse. Esto era una estrategia muy útil; si bien tenía la desventaja de que se descuidaban las naves, por lo que gran parte de la infantería kree conseguía aterrizar y enfrentarse a pie a los soldados.

Unus y Juggernaut, por su parte, parecían estar despejando sus respectivas naves sin ningún problema. La mayoría de krees había optado por buscar la salida más cercana y escapar lo antes posible para adoptar una posición más ventajosa.

En la nave en la que estaba Juggernaut no fue del todo así. Apenas quedaba un reducido grupo de krees, pero adoptaron una estrategia innovadora: desafiando las órdenes de sus superiores, que consistían en aterrizar en Titán y luchar hasta la muerte, sellaron todas las puertas de la nave y despegaron, con su enemigo dentro. Parecía, al fin y al cabo, la única forma de acabar con él.

Mientras, al otro lado de la base, un centinela logró atravesar las defensas antiaéreas, aterrizando y comenzando a masacrar a los skrulls. La Bestia saltó sobre su espalda para detenerle, pero el centinela se lo quitó de encima con un sencillo gesto que envió al mutante volando contra una pared, tras lo que quedó inconsciente.

El potente láser del centinela, que parecía atravesar todo, encontró un primer obstáculo insalvable en el escudo del Capitán América. Éste decidió aprovechar la ventaja, y ajustó el ángulo. El siguiente disparo del centinela rebotó sobre el escudo de tal forma que volvió devuelto a él, atravesándole el pecho.

Ave de Trueno, aprovechando la ocasión, se acercó todo lo que pudo y disparó con su rifle por el agujero, produciendo graves daños internos a su robótico enemigo, incluido en el funcionamiento del láser. Con todo, la fuerza física del centinela seguía siendo impresionante, y le derribó de un golpe.

Hicieron falta muchos más disparos en la zona dañada para que el centinela cayera; el resto del combate ya no fue tan espectacular, sólo una sucesión de paciencia y disparos precisos, y más de un skrull desmembrado por acercarse demasiado.

Finalmente, el último kree cayó. El asalto había terminado: Titán seguía perteneciendo a los skrulls.


Número 68: Fantasmas I de II

Nick Fury notó que Dum Dum Dugan había entrado en su despacho. Ni siquiera alzó la mirada de los documentos en los que trabajaba para decir:

-¿Cómo avanza la guerra kree-skrull?

-El Hombre Absorbente continúa en coma después del ataque kree a la base de Titán. Juggernaut está desaparecido, probablemente muerto.

-Eso implica que el equipo skrull está sufriendo muchas más bajas que el kree.

-Sí. El kree permanece intacto, excepto por Spiderman, que ha perdido un brazo. Aún no sabemos si está en condiciones de seguir luchando.

-Bien. Estaba leyendo el informe de Bridge… parece que esta vez tenemos a los ecocomunistas.

-¿Se refiere a…?

Fury levantó la vista y la clavó en Dugan. A éste siempre le daba la sensación de que podía verle incluso a través del parche, y tal vez así fuera.

-¿A quién sino? Tenemos al Fantasma Rojo y los jodidos Supersimios. Están en Chicago. Es hora de que los Thunderbolts ataquen.

Dugan asintió.


Juggernaut se encontraba atrapado en una nave en pleno espacio exterior, lo que en un principio no supuso mucho problema para él. Continuó avanzando por la nave destrozando cualquier pared que se interpusiera en su camino y desmembrando a todos los kree que se atrevían a enfrentarse a él.

Sin embargo, en la cabina fueron más inteligentes. Sólo hizo falta un giro preciso en la dirección de la nave y abrir las compuertas. La descompresión explosiva lanzó a Juggernaut fuera de la nave, en dirección al Sol.

Juggernaut no necesitaba oxígeno ni alimento alguno para sobrevivir, era parte de su superpoder. Así que se convirtió en un asteroide más, sólo que uno vivo, rumbo al Sol. Tardó años en llegar hasta allí y morir. Fue una muerte terriblemente aburrida.


«Extracto del diario de María Hill (de obligada entrega a SHIELD a modo de informe)

Mi estancia en el Proyecto Pegaso está siendo muy agradable. Quasar es un buen agente, y domina a la perfección todos los asuntos de por aquí. De momento, creo que el proyecto Deathlok podía ser muy productivo para el interés nacional. El cadáver de Abismo también me ha llamado la atención: es interesante que no se haya descompuesto en todos estos años, pero también es desalentador ver que ningún estudio o experimento ha dado frutos, y seguimos sabiendo lo mismo acerca de cómo funcionan los agujeros negros, el vacío o la energía oscura.

Por otro lado, me han llamado mucho la atención algunos comentarios de Quasar acerca del Hombre Púrpura, aún prisionero en nuestro Helitransporte, y que todavía no ha sido cedido al Proyecto Pegaso (ni parece que vaya a ocurrir, no al menos en los próximos tres o cuatro años). Me resulta curioso, porque yo misma dirigí la operación en la que ordenamos a Gambito hacerle prisionero, pero parece que detrás de él podría haber mucho más de lo que yo pensaba. Especialmente por aquella prostituta a su servicio, Emma Frost, de quien no hemos vuelto a saber nada; y el Club Fuego Infernal, que tal vez sea mucho más que un prostíbulo de lujo.

Honestamente, ni siquiera sé cuánto saben los altos mandos de SHIELD acerca de esto. Si he interpretado bien las insinuaciones de Quasar y algunas suposiciones mías que tal vez sean pura imaginación, el Club Fuego Infernal podría estar, de hecho, por encima de SHIELD. No lo sé. Seguiré investigando siempre y cuando sirva para mi trabajo.»


-¡Entréguese ahora mismo!-gritó el sargento Tork por el megáfono.

Sabía que había un ladrón en aquel almacén. El sargento Tork había visto muchas cosas durante su carrera como policía en Chicago, pero nada le había preparado para aquello. Un helicóptero aterrizó suavemente en mitad de la calle, junto al almacén. Capucha Carmesí salió de él y caminó tranquilamente hacia Tork, mostrándole una identificación de SHIELD.

-Retire a sus hombres, sargento. Nosotros nos ocupamos a partir de ahora.

El policía asintió en silencio, y apenas tardó unos segundos en obedecer.

-Desplegaos. Pájaro Cantor, Mach-1, cubrid el tejado. Ojo de Halcón, al almacén de al lado, harás de francotirador. Hombre Radioactivo, Bullseye, cubrid la parte trasera. Klaw, Asesina de Hombres, conmigo. Vamos de frente.

Los supersoldados obedecieron al instante, y, en apenas dos minutos, todos ocupaban sus posiciones. La Asesina de Hombres derribó la puerta principal de una patada, y entró al edificio, seguida de Capucha Carmesí y Klaw.

Por dentro, el almacén estaba totalmente a oscuras. Las luces no funcionaban; Capucha Carmesí sacó una linterna y la sostuvo con la mano izquierda, ocupando la derecha en una pistola. Parecía un almacén de componentes electrónicos, demasiado lleno: las cajas se apilaban hasta el techo. No se veía nada.

-Demasiado fácil para una emboscada-murmuró el líder del grupo, y a continuación se dirigió al intercomunicador-. Ojo de Halcón, ilumínanos.

Escasos segundos después, una flecha-bengala atravesó uno de los cristales del almacén y se clavó en una caja. Poco después, fue seguida por otra. Desde el edificio contiguo, el arquero disparó media docena de flechas que iluminaron buena parte de los corredores de cajas.

Y, efectivamente, los sitios en los que esconderse disminuyeron drásticamente. Un enorme gorila llamado Mikhlo cayó desde el techo, golpeando brutalmente a la Asesina de Hombres y dejándola casi inconsciente. Klaw respondió rápidamente creando un ser similar hecho de sonido sólido, que se lanzó contra el gorila.

El Fantasma Rojo apareció atravesando unas cajas. Capucha Carmesí disparó contra él, con nulo resultado.

-¿No tienes cojones como para materializarte, alimaña roja?-murmuró el líder de los Thunderbolts-Continuáis escondiéndoos como os escondíais durante el III Reich.

-Me materializaré encantado en cuanto tenga mi mano a la altura de tu corazón, si es que tienes-sonrió el peligroso comunista extendiendo un brazo hacia Capucha Carmesí.

El líder retrocedió, al tiempo que la Asesina de Hombres iba levantándose. El Fantasma Rojo tenía razón: un sólo toque suyo podía provocar daños muy graves, al materializarse dentro de un objeto sólido.

-Es hora de los refuerzos. Los que estéis disponibles, venid.

Bullseye entró al almacén, mientras el Hombre Radioactivo continuaba cubriendo la parte trasera. Pájaro Cantor y Mach-1 también habrían obedecido al momento de no ser porque un orangután, de nombre Peotr, estaba lanzando contra ellos unos rayos magnéticos de gran intensidad que no les permitían acercarse: al fin y al cabo, Mach-1 dependía de una armadura de metal, y Pájaro Cantor de un dispositivo de metal alojado en su garganta. El orangután podía mantener a los dos a raya sin ningún tipo de problema, y evitar que entraran en combate.

Bullseye, consciente de la situación, corría por el almacén a ayudar a sus compañeros. Se preguntaba dónde estaría el tercero de los Supersimios: Igor, el mandril capaz de cambiar de forma. La duda quedó resuelta cuando una de las cajas apiladas cobró vida y le dejó inconsciente de un duro golpe en la cabeza.

Aquel sería un combate difícil para los Thunderbolts.


ACADEMIA XAVIER DE JÓVENES TALENTOS

No hay ni comentarios ni dudas, así que hasta el mes que viene.

Tagged , . Bookmark the permalink.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *