Uncanny Inhumans #2

uncannyinhumans02En la misteriosa Zona Azul de la Luna se esconde una ciudad que no se parece a ninguna otra. Llamada Attilan o El Gran Refugio es el hogar de una raza de seres engendrados de forma artificial. Su Familia Real, liderada por el silencioso Rayo Negro, incluye miembros de notables súper-habilidades, entre ellos Medusa, Gorgon, Triton y Karnak.

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#2 – UBI CONCORDIA, IBI VICTORIA II

EL CONFINAMIENTO

Por Kevin Flynn


Fecha de publicación: Mes 220 – 11/16


El joven príncipe Ahura dormía apaciblemente en su pequeña cuna, escuetamente adornada con un precioso dosel elaborado en algún tipo de tela que refleja una tenue luz azulada sobre el lecho. Se mantenía acurrucado bajo las sabanas respirando torpemente mientras el Dr. Vinatos realizaba un exhaustivo examen medico, consistente en pasar un escáner corporal sobre el infante con el fin de encontrar la anomalía que provocaba su debilidad física.

Vinatos entrecerraba sus grandes ojos de color amarillo escudriñado cada ápice del pequeño y delicado cuerpo, tratando de hallar la solución al misterio de la enfermedad que adolecía el heredero real. Tras él su joven ayudante se mantenía firme a la espera de auxiliar a su superior en aquello que requiriese para desempeñar su labor sanadora.

-Bien doctor, ¿Que puede decirnos sobre la enfermedad de mi hijo?- Apremio impacientemente la Reina Medusa, permaneciendo abrazada a su esposo en el rincón mas alejado de la estancia, aparatados de la escena para no entorpecer la labor del medico inhumano.

Vinatos se incorporo deteniendo el pequeño escáner que utilizaba y entregándoselo seguidamente a su ayudante, que con premura lo puso a buen recaudo en el interior del maletín que portaba. Miro a los Reyes fríamente mientras sus ojos insectoides parpadeaban varias veces nerviosamente. –Lo lamento mi señora, pero los estudios continúan sin ser concluyentes-. Trago saliva. –Pero somos positivos esperamos encontrar una cura en pocos días…-

-¡¿Una cura para que?! Ni tan siquiera conoce el mal que adolece mi hijo- Le interrumpió Medusa bruscamente, abandonando la posición que ocupaba entre los brazos de su marido. Blackagar obligándose a si mismo a contener las emociones se giro dándoles la espalda, mantuvo la cabeza gacha y las manos apoyadas sobre una gran mesa mientras su esposa le buscó con mirada desesperada, pero no hubo contestación, no podía haberla.

-Mi señora Medusa, hacemos todo cuanto esta en nuestra mano, esta enfermedad escapa a nuestros conocimientos-. Se justifico Vinatos encogiéndose de hombros.

-¡Basta, márchense de aquí!-. Grito la mujer señalando la puerta de salida en una clara invitación a que ambos abandonaran la estancia real.

-Discúlpeme, mi Reina-. Una temblorosa voz femenina resonó cuando ya Medusa se había volteado para dirigirse al lecho de su enfermizo hijo. –Creo que conozco la razón por la cual el joven Ahura se encuentra tan débil-.

Medusa miro de soslayo a la atrevida ayudante del doctor sin prestarle demasiada atención. –No llenes mi cabeza de falsas esperanzas niña, no es buena idea en estos momentos ¡Márchate!-.

-Vamos Iso no seas estúpida-. Apremio asustado el Dr. Vinatos.

-No, no me marchare-. La joven hizo acopio de todo su valor para dirigirse a la enfurecida regente de Attilan. –Mi señora Medusa, no soy una simple auxiliar del doctor. Me llamo Iso y pertenezco al circulo interno del cuerpo de genetistas, secretamente hemos analizado la sangre del joven príncipe hallando un mas que probable origen para la enfermedad, aunque de estar en lo cierto podríamos haber descubierto una plaga capaz de poner en peligro a toda nuestra raza-.

Las palabras de la joven llamaron poderosamente la atención de los desesperados padres, ambos se giraron para oír atentamente la revelación que esta había descubierto y que tanto daño podía hacer a los inhumanos.

La Reina Medusa se planto ante ella de brazos cruzados y con gesto austero. Iso era sorprendentemente joven para pertenecer al circulo interno de genetistas, el mas alto rango de la aquella casta pero sus palabras sonaban seguras de si misma y aquello despertó la atención de los Reyes de Attilan. –Habla pues niña, ¿Qué le ocurre a nuestro hijo?-.

Iso aparto salvo con sumo respeto a su Reina y se dirigió al centro de la sala convirtiéndose en el foco de atención de aquella delicada reunión, pulso varios botones sobre el basto brazal que portaba en su muñeca izquierda e instantáneamente un espectacular holograma que representaba una cadena de ADN girado sobre si misma se mostró ante los expectantes ojos de aquellos padres desesperados. La joven se aproximo a la representación grafica. –Durante miles de años los inhumanos vivimos ocultos, aislados del mundo que los humanos se han empeñado tanto en destruir, nuestro ADN permaneció puro por generaciones-. Ambos padres se miraron desconcertados. –Pero hace escasas décadas los destierros ordenados por el usurpador Maximus, las escapadas de vuestra hermana…- Añadió dirigiéndose a la Reina Medusa. -…así como las constantes visitas y ataques provenientes de los humanos, nos expusieron severamente a los agentes contaminantes…- Iso volvió a pulsar sobre el brazal y la representación de la cadena de ADN cambio a otra bien distinta. -…creímos que alejarnos del planeta Tierra nos salvaría de los efectos que estos agentes contaminantes pudieran tener sobre nuestra fisiología alterada, pero nos equivocamos, aunque aparentemente solo algunos se ven afectados drásticamente, como es el caso de vuestro hermano Maximus, que se muere debido a ellos…- Señalo esta vez hacia el monarca Blackagar. -… estos agentes provocan deformaciones en nuestra genética que se están transmitiendo a la siguiente generación-.

El Rey frunció severamente el ceño y se cruzo de brazos mirando fijamente a la joven. Vinatos respiro profundamente mientras apartaba la mirada de la escena. Medusa se aproximo con rabia contenida, puso sus manos sobre los hombros  de la joven y mirándola desconcertada lanzo la difícil pregunta. -¿Cuántos casos como el de mi hijo habéis hallado en la población?- .La joven giro levemente la cabeza hacia su compañero medico buscando apoyo. –Iso, ¿Cuántos casos?-. Apremio la reina.

-El treinta por ciento de todos los bebes nacidos el ultimo año adolecen de este mal, mi señora Medusa-. Zanjo la joven. –Pero existe una posible cura-. La reina retiro sus manos dando un paso atrás a la par que Blackagar levanto la mirada. –Como conocerán sus majestades la nación inhumana no siempre estuvo unificada y en el origen de los tiempos miles de los nuestros se dispersaron por el mundo adaptándose de diferente manera-. Tomo aire. –Recientes estudios nos han demostrado que el gen mutante es una evolución, algo diferente, del ADN inhumano…-

El Rey se aproximo, brindando una mano a la joven. –Nuestro rey esta confuso, ¿Quieres decir que los mutantes son descendientes de los inhumanos?-. Explico su consorte.

-Si majestad, son primos lejanos nuestros, sus cuerpos no han sido expuestos a las Nieblas Terrigenias así que su genoma alterado halló, después de miles de generaciones, la manera de manifestarse y como es mas que evidente la polución no les afecta a ellos. Consecuentemente creemos que la fusión genética de ambas especies pudiese dar origen a la cura para estos niños…-

-Luna-. Interrumpió la reina, mientras ambos regentes de Attilan se miraban sorprendidos.


Se acerco a la ventana para mirar el sol mientras se cubría los ojos con la palma de su mano, abrió las ventanas y cerrando los ojos sitio su calor, todos los inhumanos sabían que aquel era un sol artificial creado dentro de la cúpula de Attilan pero aun así, a él le seguía sorprendiendo lo real que podía llegar a parecer. Por extraño que parezca se sentía en paz, estaba feliz de estar en su hogar.

-¿Cómo os encontráis majestad?-.

Maximus se giro lentamente buscado el origen de esa voz. Un grupo de hombres con indumentaria del Concilio Genético se aproximaban hacia su posición, con el sonriente Abraxos a la cabeza. Tomo aire buscando paciencia y retorno al lugar que había ocupado previamente frente al atril de lectura. –Se cauteloso Abraxos, si tus palabras son malinterpretadas podrías ser acusado de alta traición-. Susurro intento volver a su tarea con la esperanza de no ser molestado por el grupo.

Abraxos sonrió sarcásticamente. –Lamentamos su estado mi señor Maximus, pero nos congratula que nuestro débil soberano haya accedido a conceder la libertad a su hermano moribundo-.

-“Débil soberano”, “Hermano moribundo” te estas tomando muchas libertades faltando a la Familia Real, soberbio Abraxos-. Inquirió con desprecio el hermano del Rey. –Esto no es libertad si no una prisión sin barrotes, mi autonomía se reduce a los alrededores del Palacio Real y siempre con vigilancia…- Dirigió su mirada y la de sus acompañantes hasta dos guardias apostados próximos al lugar. -… Además solo estoy a la espera de mi juicio-.

Discretamente el grupo comenzó a tomar posiciones estratégicas alrededor del atril que ocupaba Maximus fingiendo un distendido debate, procurando cierta intimidad entre él y su líder, que se colocó muy próximo pudiendo hablar con la seguridad permitida. –Mi señor Maximus, estos son días aciagos para nuestra sociedad,  las castas claman por un líder fuerte, con decisión, que palie la debilidad de vuestro hermano…- El parlamentario se movía alrededor como una serpiente corrompiendo con su lengua viperina a una victima indefensa. –Vuestra llegada es vista como una señal del destino, los últimos meses han estado llenos de fatalidades; nuestro desplazamiento a la Luna, revueltas de los Alfas Primitivos a los que se les prometió lugar en nuestra sociedad, niños que nacen enfermos y débiles, ya se habla de una plaga…– Susurro al oído de Maximus, sin dejar de moverse de un lado a otro. -…y ¿Cómo no? Los hechos ocurridos durante la última Ceremonia del Renacimiento¹, donde un joven que había adquirido poderes murió a consecuencia de la tremenda visión sobre un peligro mortal que se cernía sobre todos nosotros y ¿Qué hizo nuestro amado monarca? Nada. La gente necesita esperanza y un líder fuerte-.

Maximus ladeo el cuerpo hacia Abraxos con aparente curiosidad, acomodo un brazo sobre el libro que leía en el atril, sonrió. –Muy interesante todo, pero ¿Qué deseas de mi?-.

-El Concilio Genético carece de poder ejecutivo y el pueblo aunque desesperado seguirá a su rey hasta el precipicio al que nos conduce-. Arqueo una ceja y devolvió la sonrisa a su oyente. –Mas si proponemos el cese de nuestro Rey por su mas que evidente falta de liderazgo debemos ofrecer una alternativa a nuestra gente, un líder al que seguir, o podríamos correr el riesgo de caer en el caos que generaría un trono vacío, ahora que las facciones se alzan contra la Casa Real… y es ahí donde entráis vos-. Abraxos se detuvo plantándose complacido frente al hermano del Rey.

Un brusco golpe de tos le hizo doblarse. Unas gotas de sangre brotaron entre sus dedos y llegaron al suelo ante el estupor de sus acompañantes, pero con toda la dignidad posible Maximus recompuso su postura, ciñéndose bien las vestiduras mientras sonreía a los parlamentarios que le observaban con expresiones de asombro.  –Mi estúpido y ridículo Abraxos-. Alzo los brazos mostrando a los parlamentarios el lugar donde se encontraban. –A tu alrededor se alza el Conclave, aquí incontables volúmenes recogen todo el conocimiento e historia de nuestra raza desde sus orígenes cuando vagábamos por las baldías tierras de un mundo que nacía hasta nuestros aciagos días, he estudiado aquí desde que tengo uso de razón, he aprendido de nuestros ancestros y las leyes que ellos nos legaron…- Se aproximo amenazante hacia el parlamentario. -… ¿Crees que si aun ambicionase el trono de mi hermano, me valdría de una vulgar rata como tu para lograrlo? Una corona se gana por la fuerza no por argucias de un letrado con ansias de poder-. Agarro con fuerza a su contrario por las solapas alzándolo varios centímetros del suelo. –Si me vuelves a molestar disfrutare viendo como mi hermano te borra de la existencia tan solo susurrando tu despreciable nombre-. Abraxos cayó al suelo boquiabierto. Maximus cerro el libro que leía con un rudo golpe y se alejo de la escena con aires de desprecio, cuando alcanzo el umbral de la sala los guardias se le unieron en su marcha mientras los atónitos parlamentarios le veían alejarse sin saber como reaccionar.

Pasaron unos eternos segundos de confusión hasta que el grupo liderado por Abraxos determinaron disolverse, sumidos en el miedo y la preocupación por lo que allí había acontecido; ¿Les delataría Maximus ante el Rey? Con todo y con eso apostar por él era la mejor baza que el concilio podía jugar para deshacerse el Blackagar Boltagon.

Por minutos todo fue silencio en el lugar. Una figura femenina de rasgos acuáticos se aproximo al ahora vacío atril, deslizando su húmeda mano sobre la cubierta del libro que hace unos momentos leía el liberado hermano del Rey. Alzo la cabeza mirando en derredor. Su piel escamosa brillaba con tonos violáceos, a ambos lados de su cabeza, donde debiesen estar sus orejas, unas membranas se entreabrían como aletas, mientras sus enormes ojos amarillentos, brillantes cual perlas marinas, observaban con suma atención cada detalle. –“La Primera Edad”- dijo en voz alta mientras pulsaba un pequeño interruptor al costado del pulmón respirador que cubría su boca. –Extraña lectura para un hombre desahuciado, Señor-.

-¿Nada mas, Dorhum?- Resonó al otro lado del comunicador.

La mujer realizo una nueva búsqueda concienzuda con su mirada sobre el atril sin encontrar algún nuevo indicio. –Nada mi señor Triton, solo este libro-. Algo se oyó de nuevo al otro lado, asintió levemente con la cabeza y desapareció de manera tan misteriosa como hubo llegado.


La plataforma parecía no moverse para sus cuatro ocupantes pero aun así descendía a alta velocidad hacia las entrañas de Attilan, bajo el Palacio Real.

-¡Mi señora Medusa! no creo que sea apropiado, ni tan siquiera seguro, que abandonéis el Gran Refugio con la crispación que se cierne sobre nosotros…– El fornido jefe de la guardia hacia continuos aspavientos mientras coceaba el suelo nerviosamente, provocando que toda la estructura se tambalease. -… ¡Oh! Y mucho menos a espaldas de Black Bolt-

-¡Basta ya, Gorgon! Soy la Reina y me obedecerás- Medusa señalaba con el índice de forma acusadora. –Crystal nunca accederá a que su hija viaje hasta Attilan si no soy yo en persona quien se lo pide ¡Por todo lo sagrado necesitamos a esa niña!- Levanto las manos de forma airada. –Y por supuesto que se que no es lo mejor en estos momentos pero si no actuamos nuestra raza puede enfrentar su extinción-

-La Reina tiene razón comandante Gorgon, necesitamos la sangre de su sobrina Luna, la combinación genética del genoma inhumano y mutante puede esconder la cura para nuestros hijos- La joven Iso se pronuncio logrando transmitir decisión con su delicada y frágil voz –Por alguna razón nunca hemos logrado fusionar ADN de un mutante con el nuestro propio de forma artificial- Tomo aire y esbozo una tímida sonrisa. –La misma existencia de esa pequeña es un milagro de la genética-

-¡Oh, por favor!- Gorgon continuaba coceando inconscientemente. –Por todo lo más sagrado si alguien se entera de esto podría ser fatal para todo Attilan-

-Tranquilo comandante puede confiar en mí- El cuarto pasajero de la plataforma se pronuncio. –Velare por la vida de nuestra Reina y la joven científica, puede confiar en mi, señor-

El enfurecido comandante de la Guardia Real se aproximo hasta escasos centímetros de su compañero y lo observo de arriba abajo; se trataba de un hombre alto y fornido que comenzaba a peinar canas, su rostro reflejaba el paso de los años y ocultaba sus ojos tras un visor. –Mas te vale Nur, siempre has tenido una excelente reputación entre la guardia, pero si fracasas en esta misión el destino de toda la nación inhumana podría estar en riesgo- En ese preciso instante las puertas que flanqueaban el acceso a la plataforma que ocupaban se abrieron tan silenciosamente como se había desplazado a lo largo del viaje. –Bienvenidos inhumanos estáis en presencia del venerable Eldrac, el portal viviente- Añadió alzando su mano par mostrar al mas anciano de lo inhumanos.

-¡Vaya! Nunca pensé que existiese realmente, creí que solo se trataba de cuentos para los niños- Respondió Iso con extrema sorpresa.

-Eldrac nos conducirá donde realmente debamos estar, tal es su don- Sentencio la Reina.

Continuará…

1.- Ocurrido en FF#5

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