Marvel Spotlight #10 – Halcón Oscuro #53

Marvel Spotlight #10Cuando el joven Chris Powell se concentra en el misterioso amuleto que encontró hace tiempo en un parque de atracciones abandonado, su cuerpo es reemplazado por el de un androide con grandes poderes que utiliza para hacer el bien…

#10 – Halcon oscuro #53
Viaje a lo desconocido (III de IV)
El canto del… halcón

Por Alex García


Fecha de publicación: Mes 14 – 6/99


Con un rugido salvaje, Blastaar cargó contra Portal, quien se echó a un lado y le arrojó un extraño disco metálico que se abrió con el impacto, soltando varios tentáculos que se enredaron en sus piernas, haciéndole caer. Mientras los tentáculos iban envolviendo la figura del villano, Charles Little Sky se abalanzó sobre el vehículo en el que había llegado a la Zona Negativa.

Sabiendo que no podría aguantar mucho por culpa de sus heridas, Halcón Oscuro descargó una serie de rayos a plena potencia sobre Annihilus, forzando al insectoide a retroceder. Este, percibiéndose de la debilidad de su oponente, agarró un par de rocas con sus poderosas manos y se las arrojó. El impacto del rayo de fuerza oscura convirtió las rocas en polvo, nublando la visión del héroe, momento que Annihilus aprovechó para arrojarse sobre él, golpeándole con ferocidad.

En pocos segundos, la fuerza de Blastaar le libró de los tentáculos; cuando se volvió con un gruñido, dispuesto a aplastar al gusano que se había atrevido a humillarle, se encontró mirando al cañón de un enorme arma con la que Portal le estaba apuntando.

La fuerza del disparo le envió volando por los aires; el choque contra Anhihilus detuvo su vuelo.

– ¡Maldito seas, Blastaar! – dijo el último – ¿Es que te atreves a luchar contra mí incluso ante un enemigo común?

– Cállate, viejo – dijo, al tiempo que lanzaba un rayo a Anhihilus -, no tengo por qué aguantar tu incesante parloteo.

– Pagarás por esto – dijo Anhihilus, golpeándole con sus puños – ¡Con tu vida!

Portal, montado en su vehículo volador, se acercó al herido Halcón Oscuro, aprovechando la distracción.

– ¿Se…se están peleando entre ellos? – preguntó Chris.

– Eso parece – murmuró Portal -; será mejor que nos vayamos. ¿Puedes andar?

– A duras penas – respondió -. Estoy peor de lo que pensaba.

– En ese caso – dijo, mientras sacaba un grueso cable de la parte trasera del vehículo y ataba uno de sus extremos a la cintura de Halcón Oscuro -, tendré que remolcarte.

– Esto es humillante – murmuró mientras Portal emprendía el vuelo y se alejaban de la pelea.

Aterrizaron en un pequeño asteroide, no muy lejos de donde se hallaban los villanos.

– ¿Cómo estás? – preguntó Portal a su compañero.

– Cada vez peor – respondió éste -. Blastaar dijo que había reparado algunas de mis heridas, pero por mi estado, creo que mintió.

– No me digas – dijo el otro en tono sarcástico -; lo mejor será que nos vayamos de aquí antes de que te conviertas en chatarra inservible.

– ¡Pero no podemos! – dijo Halcón Oscuro – Quienquiera que gane ese combate, ¡Lanzará la bomba de antimateria sobre nuestro universo!

– Cierto, me había olvidado – repuso Portal -; en ese caso, debes convertirte en Powell y así reparar tus heridas.

– Pero si me transformo aquí… – Portal le hizo callar con un gesto de su mano.

– Ya lo sé, ya lo sé – dijo con impaciencia -, serás un ser de materia positiva en un universo de antimateria, y explotarás. Lo que tienes que hacer es cruzar la grieta y llegar a tu nave.

– No será fácil, con esos dos allí.

– Tú déjamelos a mí – dijo Portal, con determinación -, sé arreglármelas por mi cuenta.


HOSPITAL ROOSEVELT, NUEVA YORK

Cindy Brackett se despertó sobresaltada; consultó su reloj: iban a dar las cinco de la tarde, así que llevaba durmiendo una hora. Pronto se acabaría la hora de visitas y tendría que irse. A su lado se hallaba Alan Matthews, completamente dormido. La tensión a la que había sido sometido al fin se había cobrado su precio.

Se levantó y recogió su bolso. No se molestó en despertar a Alan, puesto que él no tenía que irse; el profesor Williams – el hombre que ahora yacía en coma ante ella – había tomado la tutela legal del joven cuando sus padres murieron, y por lo tanto podía quedarse como si fuese un familiar. Cuando iba a marcharse, oyó un gemido que le hizo volverse. Se volvió, esperando ver a Alan despertándose, pero su sorpresa fue mayúscula cuando vio que el profesor se agitaba débilmente, intentando levantarse.

– ¡Alan! – gritó, y luego se volvió al pasillo – ¡Enfermera! ¡Venga rápido, por favor! ¡Se ha despertado!

«Se ha despertado». Alan abrió los ojos para encontrarse con los del hombre que había cuidado de él durante tanto tiempo.

– Profesor, ¿estás bien? – preguntó; en todos los años que había vivido con ese hombre, jamás le había llamado de otra manera – Estábamos muy preocupados – contuvo a duras penas sus lágrimas.

– Estoy bien, muchacho – dijo débilmente -, aunque debo decir que he estado mucho mejor. ¿Cómo está Derek?

Alan no contestó. Se apartó cuando las enfermeras entraron en la habitación a comprobar el estado del paciente. Cómo está Derek, había preguntado; ¿Cómo podía decirle que su hijo había muerto en el accidente? Se mordió el labio inferior. Lo peor aún no había pasado.

Lo peor estaba por llegar.


El combate entre los dos monstruos se interrumpió al ver ambos el vehículo que transportaba a sus dos enemigos. Su sorpresa fue mayúscula cuando vieron que uno de ellos saltaba del vehículo para volar en dirección a la grieta. Antes de que pudieran reaccionar, el otro lanzó un pequeño artefacto al suelo que estalló con el impacto, generando un pequeño pero potente campo de gravedad que les hizo caer al suelo. Portal se bajó del vehículo con su potente arma en mano, consciente que la gravedad aumentada no les detendría por mucho tiempo.

«Date prisa, Powell«

El dolor nublaba los sentidos de Halcón Oscuro mientras cruzaba la grieta que servía de enlace entre la extraña dimensión de antimateria y la suya propia. Finalmente salió a la inmensidad del Espacio de su universo. Ante él, a pocos metros, se hallaba la nave espacial Halcón Oscuro.

– Ned, ¿me oyes? – transmitió a través de su enlace con la nave.

– ¿Chris? – a través del enlace, Ned notó la gravedad de su estado – Tranquilo, te teleporto dentro en unos segundos.

El Espacio y sus estrellas cambiaron ante Chris para transformarse en la familiar sala donde en otros tiempos se hallaban las armaduras Halcón Oscuro. Entonces Chris dejó de sentir dolor, y cuando se miró, vio que había vuelto a su forma humana. Un vistazo a la cámara de éxtasis donde estaba su cuerpo androide le reveló que éste ya había sido reparado por completo. Rápidamente resumió a Ned los acontecimientos.

– Umm… esto es grave – murmuró Ned.

– Cuéntame algo que no sepa – dijo Chris -. Ned, necesito hacer una llamada. ¿Es posible? ¿O acaso Onslaught sigue interfiriendo la señal1?

– Onslaught ya ha sido derrotado2. Quieres llamar a casa, ¿verdad? Ven por aquí.


Grace Powell se sobresaltó al oír el teléfono. ¿Sería por fin Chris, llamando para decir que estaba bien, o sería algún agente de policía con la obligación de informar del hallazgo del cuerpo de su hijo? Apartó de su mente ese pensamiento. Chris estaba bien. TENÍA que estarlo.

– ¿Diga?

– ¿Mamá?

– ¿¿Chris?? – no podía creerlo -, ¿De verdad eres tú? ¿Estás bien?

– Sí, estoy bien. Estoy en Nueva Jersey – mintió -; no he podido llamar antes, lo siento. Todo está muy alborotado después del caos montado por ese tal Onslaught – contuvo un escalofrío al recordar al monstruo.

– ¿Cuándo podrás venir a casa, Chris?

– Bueno, el tráfico está imposible, y quiero echar una mano en las labores de rescate – se odió profundamente por mentirle así a su madre -, pero procuraré estar ahí por la noche.

– Ten mucho cuidado, Chris.

– Siempre, mamá – colgó.

Grace suspiró. Su hijo estaba bien, y pronto volvería a casa. Sólo le faltaba contárselo a los gemelos y llamar a Mike para que dejase de buscarlo. Por fin podía relajarse.

¿Por qué tenía entonces ese mal presentimiento?


– ¿Todo bien? – preguntó Ned.

– Parece que sí – dijo Chris mientras sostenía su amuleto, concentrándose en el cambio. Al instante, su cuerpo se intercambió con el del Halcón Oscuro -; tengo que volver antes de que esos dos se carguen a Portal.

– De acuerdo – dijo Ned -. Yo vigilaré desde aquí para destruir la bomba si sale de la Zona Negativa. Aún así, la destrucción que causará la explosión será considerable. Tienes que evitar como sea que ese dispositivo entre en nuestro universo.

– Esto se pone cada vez mejor – Halcón Oscuro salió volando a la velocidad máxima que podía alcanzar, rezando por no llegar tarde.

El primero en levantarse fue Blastaar. Impulsándose con sus poderosas piernas, saltó sobre Portal, quien no era tan fuerte como él, pero sí más ágil e inteligente. Se dejó caer de espaldas al suelo, disparando a Blastaar en el pecho en cuanto pasó sobre él. Nuevamente Blastaar fue lanzado por los aires por el arma, esta vez hacia arriba.

Antes de que Charles Little Sky pudiese levantarse, una descarga del Cetro Cósmico de Anhihilus pulverizó su arma.

– ¡Ey! ¡tenía que devolver eso al arsenal Skrull de donde lo saqué! – con su mano derecha tocó el agujero en el pecho de su armadura donde debería estar el amuleto; al momento, decenas de Portales aparecieron ante Anhihilus, quien, confuso, intentó destruirlos a todos.

Portal sacó otro de sus artefactos «prestados«: una pequeña pistola que había encontrado en una de las muchas bases abandonadas de la ya extinta raza de los Fantasmas del Espacio, una subespecie de los Skrull. El rayo impactó en la armadura de Anhihilus, quien al instante cayó al suelo, mientras su armadura, magnetizada por el rayo, iba aplastándole lentamente. Charles sabía que el villano no moriría por eso, pero confiaba en retenerlo lo suficiente para darle tiempo a Powell.

Se olvidó de Blastaar.

La mayor parte del impacto fue absorbida por la armadura, pero aún así sintió cómo varias de sus costillas se rompían. Al librarse del rayo, la armadura de Anhihilus dejó de estar magnetizada, permitiéndole levantarse. Al ver que sus dos adversarios avanzaban hacia él, se llevó la mano hacia su recurso final: una pequeña bomba Gamma, lo bastante potente – o eso esperaba – como para acabar con sus enemigos y con la nega-bomba, al bajo coste de su propia vida. En fin…

Halcón Oscuro se lanzó sobre Anhihilus, derribándolo. Rápidamente le arrancó el Cetro del pecho y lo lanzó lejos del insectoide, confiando en que se olvidaría de él y se abalanzaría sobre el objeto. Así fue. Con un rayo de fuerza oscura golpeó a Blastaar en el pecho; un rápido puñetazo en la barbilla lo dejó aturdido.

– ¿Ves? Hay que trabajar con rapidez – dijo mientras ayudaba a Portal a levantarse.

– Muy gracioso – replicó éste -, ocupémonos de la bomba.

– No quisiera llevarte la contraria, pero creo que tenemos un problema más importante entre manos – a lo lejos, Anhihilus se acercaba a gran velocidad.

– Vaya por Dios – dijo Portal montando en su vehículo -; en fin, acabemos con esto de una vez.

Mientras se enfrentaban a Anhihilus, no vieron cómo Blastaar se acercaba tambaleándose a la bomba.

– Nadie vence a Blastaar – apretó el botón de lanzamiento -, ¡Nadie!

Los dos héroes se volvieron con horror para ver cómo la nega-bomba se elevaba y empezaba a volar en dirección a su universo. Anhihilus soltó una carcajada.

– ¡Ja! ¡Bien hecho, Blastaar! ¡Parece que al final sí estamos de acuerdo en algo! ¡Adiós, planeta Tierra! ¡Adiós, 4 Fantásticos!

Rápidamente Halcón Oscuro y Portal dieron media vuelta, intentando alcanzar la bomba. Ninguno de sus adversarios intentó detenerles, tan seguros estaban de que no conseguirían detenerla. Halcón Oscuro destruyó con un potente rayo la máquina que había abierto la grieta entre ambas dimensiones, confiando en que eso la cerraría, pero para su disgusto, la grieta empezó a cerrarse lentamente. La nega-bomba, en cambio, se acercaba rápidamente a su universo.

– ¡Tengo que detenerla! ¡Aún cuando deje de ser de antimateria, la explosión podría destruir la Tierra!- gritó Portal, desesperado. Usó su poder para abrir el portal más grande que jamás había creado; la increíble fuerza de succión generada por el mismo logró que la bomba pasase a través.

– ¿Qué has hecho? – preguntó Halcón Oscuro, horrorizado.

– He abierto un portal a otra dimensión, evidentemente – repuso Portal, fatigado por el esfuerzo – ¿Qué problema tienes?

– ¡No sabemos si en esa dimensión hay vida! ¡Podrías matar a incontables seres! – gritó.

– ¡Son ellos o nosotros! – respondió Portal – ¿O acaso prefieres que mueran tus seres queridos?

– No puedo permitirlo – dijo, lanzándose hacia el portal, que aún seguía abierto.

– ¿Qué vas a hacer?

– Voy a intentar contener la explosión – respondió Chris.

– ¡Eso te matará! – gritó Portal.

– Ya veremos – dijo mientras atravesaba el Portal.

Portal miró con horror la escena: la bomba aún no había atravesado la zona de tránsito entre ambos universos, con lo que aún estaba compuesta de antimateria, así como también lo estaba el cuerpo de Halcón Oscuro… la explosión sería terrible.

Chris aceleró hasta que fue capaz de tocar la bomba con sus manos. Echó un vistazo a su alrededor y no vio ninguna forma de vida, pero podía ser porque todo estaba muy oscuro; aún así, le pareció ver varios senderos en la oscuridad…

Se concentró en la tarea que tenía entre manos. Tenía que contener el poder de la bomba como fuese… y sólo conocía una manera. «Fue bonito mientras duró», pensó.

En la zona de tránsito, Charles Little Sky vio cómo el cuerpo de Halcón Oscuro era envuelto por un campo de fuerza oscura que iba aumentando y cambiando de forma, hasta convertirse en la silueta de un enorme halcón que abrazó con sus alas la bomba. Un súbito resplandor le obligó a apartar la vista; rápidamente cerró el portal y salió de la zona de tránsito para volver a entrar en su universo. Tras él, la grieta se cerró, pero no pareció darse cuenta.

Sólo veía la silueta del halcón desintegrándose poco a poco ante la fuerza de la explosión, y un grito de dolor que desgarraría su alma mientras viviese.


1.- Halcón Oscuro#51

2.- En Marveltopía: Onslaught


PROXIMO NÚMERO: La vida en la Tierra sigue sin Halcón Oscuro, pero ¿cómo vivirán los Powell sin Chris?


EL NIDO DEL HALCÓN

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