Alpha Flight #133

Alpha Flight #133El mundo necesita héroes… Vindicador, Puck, Shaman, Sasquatch, Estrella del Norte, Sombra y Natura son los más grandes de Canadá, son… Alpha Flight.

#133 – El Antrax Balakov
Por Rocket
Portada de Vic Montol


Fecha de publicación: Mes 17 – 9/99


El jet privado de Alpha Flight por fin pisó el suelo italiano, llegando al aeropuerto de Nápoles. El grupo bajó vestido de incógnito, con sus trajes de combate ocultos bajo la ropa, por supuesto el doctor Langowski iba en su forma humana.

-Bien, chicos, el localizador que tiene el doctor Balakov muestra una localización muy amplia, por lo que tendremos que investigar en los bajos fondos para averiguar donde está preso. Vamos allá-, dijo Vindicador.

Después de unas horas investigando, finalmente Puck consiguió pactar con un miembro de la mafia local una reunión con su jefe, Silvio Bertucci. A la hora concebida, vestidos con finos trajes de diseño, llegaron a una fábrica de cemento abandonada, donde encontraron a Bertucci rodeado de una decena de sus hombres. Cuando se acercaron para hablar, otros mafiosos salieron a sus espaldas y los apuntaron con pistolas, impidiendo que se movieran.

-No os conozco, pero sólo hay que veros para saber que sois miembros de la Interpol. ¿De veras creíais que ibais a llegar y tendríamos una charla mientras llegan vuestros refuerzos?. Pobres ilusos. Deshaceos de esta escoria.-, era Bertucci quien hablaba. Antes de que los mafiosos pudieran reaccionar, Vindicador ya estaba dando órdenes de como acabar con estos.

Tras unos pocos minutos, y después de destrozar los caros trajes, Alpha Flight había acabado con todos los matones y Sasquatch tenía agarrado del cuello y aplastado contra una pared a Bertucci.

-No hace falta que os pongáis así, ¿qué queréis saber?-, preguntó el mismo cobarde que antes había ordenado tan arrogantemente su muerte.

-Bien, parece que nos vamos entendiendo, nos gustaría saber donde está el doctor Balakov y el porqué de su secuestro-, contestó Vindicador.

-Nosotros no le tenemos, unos rusos nos encargaron su secuestro y ya se lo hemos entregado-, admitió Bertucci.

-Bueno, ¿no sabrás por casualidad donde están esos rusos?-, le tocaba el turno a Vindicador.

-Por supuesto, después de la entrega planeábamos secuestrarlo de nuevo y pediros un rescate. Están en el almacén número 27 del puerto-, contestó con cierto tono de orgullo el mafioso.

-Vámonos chicos. Espero no volver a ver tu fea cara, Bertucci-, sentenció Vindicador.

-Ya lo creo que la verás, ya lo creo…-, susurró Bertucci mientras se alejaban.

Después de localizar el puerto de Nápoles, Alpha Flight se dirigió al almacén 27, el cual además de ser bastante grande parecía estar abandonado.

-La puerta está cerrada, ¿puedes ayudarnos Shamán?-, preguntó Vindicador.

-Veré lo que puedo hacer-, contestó Shamán mientras sacaba un alambre de su bolsa mágica. Sin ninguna dificultad metió la ganzúa en la puerta y ésta se abrió.

Algo más adelante la espaciosa cámara se estrechaba en un largo pasillo, después de andar un largo trecho, de pronto, surgieron unos bloques metálicos que cerraron el pasillo por ambos extremos.

-Mierda, debe haber algún tipo de sensor infrarrojo-, dijo Sombra.

-Alphas, dadle con todo lo que tengáis-, ordenó Vindicador.

Mientras se sucedían los inútiles esfuerzos para derribar las puertas, paredes e incluso el techo, el corredor se empezó a llenar de un extraño gas blanquecino, por el cual fueron cayendo uno a uno inconscientes.


Cuando despertaron, se encontraban atados y amordazados en un rincón de una amplia sala donde había una gran mesa con forma de U donde estaban sentadas dos docenas de personas, hombres y mujeres, de unos cincuenta o sesenta años. En el centro de la U, en el suelo, estaba el doctor Balakov atado de forma que no podía moverse. Los Alphas intentaron desatarse, usar sus poderes, pero se dieron cuenta de que estaban totalmente inmóviles, no podían mover ni un solo músculo.

El hombre que estaba sentado enfrente de Balakov se puso en pie y comenzó ha hablar:

-Señores y señoras, buenos días, como todos sabrán estamos aquí para juzgar a este hombre, Alexander Balakov, a causa de sus crímenes contra el pueblo ruso, nuestro pueblo. Les agradecería que hiciéramos esta reunión hablando, como hago yo en estos momentos, en inglés para que nuestros cautivos vean las atrocidades que este hombre, a quien iban a rescatar, ha hecho en contra de su pueblo.-, el resto asintió con la cabeza.

-Saludos canadienses, mi nombre es Sergei Rebrov, soy doctor en bioquímica y están paralizados gracias a una sustancia de invención propia. No se molesten intentando liberarse, vuestros músculos no obedecerán, preparamos la trampa pensando en esos sucios mafiosos italianos, pero parece que también tiene éxito con seres superpoderosos como vosotros.-, se presentó el mismo hombre que habló antes.

-Bien, pasemos a la exposición de los hechos-, continuó.

-Este hombre era el director, y máximo responsable, del Recinto 19, nombre vulgar por el que se conocía al Centro de Asuntos Militares y Técnicas de Defensa Bacteriológica (CAMTDB), una ciudad autónoma con más de 7000 personas dedicadas a desarrollar vacunas contra enfermedades producidas por los derivados del petróleo, situada a 1500 km de Moscú y a tan sólo 15 de Ekaterinburg. Pero esto era sólo una tapadera, en realidad en esa base se desarrollaba el programa «Biopreparat» o Sistema, programa consistente en el cultivo de bacilos para instalarlos en cabezas de misiles intercontinentales que apuntaban a los E.E.U.U.

El resultado de este proyecto fue el «ántrax Balakov», consistente en unas bacterias derivadas del Bacillus anthracis. No se pueden ver, oler ni tocar, cuando se instalan en los pulmones las partículas atacan las membranas y penetran en la sangre destruyendo el organismo. Tened en cuenta que una sola de estas partículas es suficiente para matar a un hombre.

Para el Gobierno ruso, estas investigaciones supusieron un gran avance en armas bacteriológicas que superarían incluso a las americanas, sin embargo, para nuestros ciudadanos supuso una verdadera masacre.

Hace treinta años, un problema en uno de los extractores de aire del Recinto 19 hizo que una cantidad desorbitada de ántrax se escapase, extendiéndose no sólo por toda la base, sino que el viento lo transportó en un radio de más de cincuenta kilómetros, resultando afectado todo aquel que en esos momentos no tenía puesto un traje de aislamiento como el que llevaba en esos momentos Balakov.

Más de cincuenta mil personas pasaron por los mismos síntomas: empezó con un dolor de cabeza, seguido de espasmos y vómitos de sangre, para, en un plazo de tres días, acabar con la muerte del individuo a causa de un fallo respiratorio.

¿Cuál fue el castigo de este hombre?, el nombramiento como héroe nacional y el reconocimiento de su «gran avance científico» con numerosos premios.

Aún con todo esto, esta persona decidió desertar y pedir asilo político en Canadá. Señoras y señores, acuso al doctor Balakov de genocidio y traición al pueblo ruso, están en su derecho de decidir su culpabilidad o inocencia. El resultado será llevado a cabo por votación a mano alzada; que levante la mano todo aquel que…-, Rebrov no tuvo tiempo de terminar la frase, pues una explosión derrumbó una pared de la habitación, para, al instante, empezar a entrar más de cien mafiosos armados disparando a los ocupantes.

Walter Langowski llevaba desde que despertó haciendo esfuerzos para intentar transformarse en su alter ego, Sasquatch, podía sentir que sólo le quedaban unos segundos más para conseguir la transformación, pero fue al ver como una bala perdida acababa hiriendo a Natura en un brazo, cuando su furia desatada acabó llevando a cabo la transformación. Las cuerdas que le ataban fueron hechas jirones al transformarse en la bestia de más de tres metros, se arrancó el trapo que tenía en la boca y se dirigió hacia los mafiosos.

Mientras los rusos se refugiaban donde podían, Sasquatch sirvió de escudo humano, o bestial, para evitar que las balas llegaran a sus amigos de Alpha Flight. Al ver a la imponente bestia, los mafiosos dirigieron todas sus balas hacia ella, evitando acercarse para no ser dañados.

Sasquatch sabía que no resistiría mucho más el tiroteo al que estaba sometido, pero no tenía más remedio, pues si se abalanzaba hacia ellos, sus amigos seguramente sería dañados. Estaba a punto de caer cuando, de repente, una bola de fuego voló hacia los mafiosos, consumiendo en llamas a media docena de ellos.

Algunos de los sorprendidos mafiosos volvieron la vista hacia el punto de procedencia de la bola de fuego, sólo para ver como unos vientos huracanados los arrastraban y estampaban contra una pared. Un muro de piedra surgió del suelo y envolvió a los miembros de Alpha Flight, protegiéndolos contra la lluvia de balas. Del agujero de la pared, salió un hombre de unos dos metros de alto, vestido con un traje blanco y negro, aunque fue acribillado por las balas, éstas rebotaban en su cuerpo. Al instante una frase se repitió entre los asustados mafiosos

-Es Udine y sus Elementales, vámonos-.


Desde el improvisado refugio del doctor Balakov no se veían a las figuras uniformadas que estaban causando el caos entre los mafiosos, pero presentía que algo los estaba combatiendo. Sin embargo, apenas se enteraba de lo que sucedía, pues estaba enfrascado en sus pensamientos. Había oído lo que dijo Rebrov, sabía que era cierto, por eso ni siquiera abrió la boca durante el «juicio«. Si él no hubiera participado en ese proyecto toda esa gente todavía viviría.

Recordaba todo el tiempo que dedicó a su trabajo, recordaba el poco tiempo que compartía con su familia, recordaba cuando Vladislav, su hijo, le pedía que le contara un cuento antes de irse a dormir y él le decía que no tenía tiempo. Ah, Vladislav, su querido hijo, cuantas veces le prometió que cuando cumpliera los diez años le llevaría a visitar la Plaza Roja, su gran sueño.

Sin embargo, nada de eso pudo tener lugar, recordaba aquel fatídico día, cuando uno de sus empleados le comunicó que había habido un escape, sin ni siquiera pararse a quitarse el traje montó en el coche y se dirigió a su casa en Ekaterinburg. Su mujer e hijo tosían con frecuencia, también les dolía la cabeza, era invierno, cuantas veces suplicó a Dios, si es que existía, que tuvieran una gripe.

Recordaba esa noche, pasándola de pie junto a la cama de su hijo, contándole aquel cuento de guerreros y dragones, recordaba cómo le preguntó su hijo por qué no se quitaba el traje y la angustia que le recorría las entrañas al no poder quitarse el casco para besar a su hijo dormido.

Recordaba la mañana siguiente, con su hijo muerto en la cama, pero con una sonrisa en los labios, lloraba junto con su mujer al lado de la cama y veía en los ojos de ella que sabía que su muerte también estaba próxima. Su mujer no acabó ese día con vida, la muerte había llegado a su mujer e hijo demasiado pronto, pensaba que si de verdad estaban infectados pasarían tres o cuatro días antes de que murieran, pero no cayó en la cuenta del asma que compartían mujer e hijo.

Recordaba haber cavado la tumba de ambos con sus manos desnudas y haber llorado durante largas horas. Se dio cuenta de que había dedicado toda su vida al servicio de su país y de que fue pagado con la muerte no sólo de sus seres queridos, sino de millares de personas.

Así decidió abandonar su país y pedir asilo en Canadá, donde intentaría arreglar todo el mal que había hecho. Sin embargo, aunque el Departamento H le prometió fondos y equipo para desarrollar anticuerpos para el ántrax que había creado, terminó en otro proyecto que intentaba producir un nuevo ántrax todavía más poderoso.

De repente, un mafioso cayó muerto a su lado, tenía todavía su pistola en la mano así que Balakov la cogió. Me servirá para defenderme, pensó en un primer momento, ¿pero defenderse de quién?, ¿de su propia conciencia?.

Recordaba el sueño de cada noche desde aquel fatídico accidente, un sueño en el que se sentaba en la cama con su hijo, éste le preguntaba por qué llevaba el traje y él le decía que se le había olvidado quitárselo, se lo quitaba, besaba a su hijo y moría al día siguiente junto a su familia.

¿Cuántas veces había deseado que ese sueño hubiera sido verdad?, ¿cien veces?, ¿mil?, ¿un millón?. Finalmente, sin pensárselo dos veces, introdujo el cañón de la pistola en la boca y apretó el gatillo, con un último pensamiento en mente: Lo siento.


Cuando el muro de piedra cayó, los miembros de Alpha Flight pudieron ver a cinco figuras vestidas con relucientes uniformes junto a Rebrov. Éste último llevaba una especie de botiquín con varias jeringuillas, mientras sacaba una de ellas dijo:

-Siento todo lo sucedido, no era nuestra intención teneros presos, permitidme que os de un antídoto para la droga que corre por vuestras venas-.

Tras aplicarle una jeringuilla del antídoto a cada Alpha, estos sintieron como poco a poco volvían las fuerzas perdidas, en ese momento Rebrov se retiró y habló una de las figuras uniformadas:

-Hola, mi nombre es Udine y estos de aquí son Ignem, Terram, Aquam y Auram. Somos los Elementales, el grupo de superheroes al servicio del Gobierno italiano. Supongo que vosotros sois Alpha Flight, en realidad vinimos aquí al detectar un grupo de superseres inidentificados, vosotros, pero tras hablar con Rebrov y veros aquí presos, creo que no emprenderemos maniobras legales por vuestra intromisión en suelo italiano. Sé que vinisteis en busca de Balakov, lo siento, pero está muerto, se ha suicidado.-

-Entonces nuestro trabajo aquí ha terminado-, añadió Puck.

-Gracias por vuestra ayuda-, dijo Vindicador al tiempo que daba un apretón de manos a Udine.

-Chicos, nos vamos-, tras estas palabras, y tras echar un último vistazo a Balakov, Alpha Flight se dirigió a su jet privado y puso rumbo a Canadá.

CONTINUARÁ

CARTAS DESDE CANADA

Este ha sido un episodio de poca acción, ¿verdad?. Bien, tiene que haber de todo, no sólo pasarse todo el episodio pegándose. Todo esto del ántrax y tal os puede sonar a cuento chino, pero en realidad está basado en hechos reales, incluso el Recinto 19 existió. Pero bueno, vamos con las cartas:

Luis Ortiz me dice que con todos los nuevos personajes que tengo en mente esto acabará sin ser Alpha Flight. Bueno, Luis, aunque tenga tantos personajes nuevos en mente, eso no quiere decir que los meta todos de golpe y quite a los Alphas de en medio. Al grupo se unirán gente como Guardián (sí, Heather Hudson), Chico Salvaje, Caja y alguno más de la «vieja guardia«, así que no te preocupes.

Jaime Barrido me pregunta también por Heather, tranquilo, que como ya he dicho antes volverá al equipo. También me pide mi opinión del tomo de los Alphas Reconstrucción, en mi humilde opinión, el dibujo es bastante malo y el guión regularcillo, si eres un completista o quieres ver más aventuras de los «viejos» Alphas cómpralo (o mejor aún si te lo puede dejar alguien), pero sino… ya me entiendes, ¿no?

Bueno, eso es todo por hoy, espero ansiosamente vuestros mensajes para el próximo correo. Ya sabéis mi dirección, pero por si alguien lo ha olvidado es: rocket@100mbps.es

Israel López Fernández (también conocido como Rocket)

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