1.12.05

Hallada la huella fósil en Escocia de un escorpión del tamaño de una persona

No era muy distinto de una gamba, pero medía 1,6 metros de largo por uno de ancho. Pertenecía a un género de escorpiones marinos, pero lo único que ha quedado de él es un torpe e interminable intento de salir del agua y caminar por la orilla. Y si lo consiguió no le sirvió de nada, porque su estirpe se extinguió hace 300 millones de años. Pero hoy ha logrado salir en la revista Nature, gracias a la paciencia del paleontólogo Martin Whyte, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido).

"Hasta donde alcanza mi conocimiento", escribe Whyte, "éste no es sólo el mayor rastro terrestre de un artrópodo que se ha encontrado hasta la fecha, sino también el primer registro de locomoción por tierra de una especie de Hibbertopterus". Los Hibbertopterus son un género extinto de escorpiones marinos, pero la huella descubierta por Whyte, un complejo rastro trazado por las seis patas y el abdomen de uno de ellos, demuestra que el gigantesco artrópodo "podía sobrevivir fuera del agua", según el paleontólogo.

Los escorpiones marinos estaban dejando de serlo en la misma época en que nuestros ancestros, los primeros tetrápodos (o animales de cuatro patas) empezaban a conquistar la tierra firme.

Lo más curioso del trabajo de Whyte es el ingenio que derrocha para reconstruir al animal a partir de la simple huella que dejó en la arena. Por ejemplo, del hecho de que el par de patas más largo dejara unas marcas con forma de luna que solapaban en una serie de arcos, Whyte deduce que el animal "se arrastraba de manera extremadamente lenta".

Y de la inclinación progresiva de las marcas, junto al arrastre de la parte posterior del abdomen, se infiere que "el animal no estaba flotando y que probablemente estaba saliendo del agua". Así sea.