PORTADA: Gámbito ocupa el centro de la portada, exhibiendo las esposas que lleva puestas con una sonrisa confiada. A cada lado un duplicado de Madrox lo sujeta por el brazo, con cara de pocos amigos.
Status de Factor-X: Forja, Dominó, Shard, Hombre Múltiple, Fortachón, Random, Noche, Fiambre, Lápsus, Terremoto, Mondo, Mente Maestra, Empática, Chica Ardilla, Electroshock, Comando Escarlata, Mole, Mística, Siena Blaze, Cáliban y Riesgo.
Inquilinos del Nido de las Águilas: Valerie Cooper, Chevil Cooper, Senador Robert Kelly, Arthur Stern (miembro del Comité Mutante y amigo de Val), Louis Antílope Intrépido (joven navajo encargado de seguridad y asistente personal de Forja), Mae (secretaria de Val, tiene ocho brazos) y Ariel (antigua miembro de los Ángeles Caídos, llegó pidiendo ayuda). Además está el personal médico y de mantenimiento, pero ninguno de ellos tiene acceso a las diez plantas superiores, el verdadero cuartel general de Factor-X, donde entrenan y llevan a cabo su actividad diaria. El edificio es controlado por Doug y Lock como ordenador central. Podemos considerar que Warlock es el hardware y la conciencia de Doug Ramsey el software. Como ya hicieron muchas veces cuando aún Doug estaba vivo, el alienígena se deja "dirigir en combate" por su amigo, el cual ha quedado convertido en el fantasma dentro de la máquina.
En este numero:
Factor-X Sabueso: Shard, Caliban, Empatica, Comando Escarlata y El Hombre Multiple.
Estos acontecimientos tienen lugar después de Gámbito #12
El arresto
La rampa del Águila Dorada se abre hacía abajo. Los primeros en bajar son
Shard y Cáliban, los trajes de Factor-X Sabueso apenas parecían de
superhéroe, aproximándose más a uniformes de policía, nada de mallas, sino
pantalones y chaqueta. Llevan unos distintivos parecidos a los de las
policías metropolitanas con las siglas XSE: X-Factor Sanctions Enforcers.
Shard lleva unas gafas de sol a juego, que le dan un toque profesional y
parecen marcar las distancias con sus anfitriones.
- Agente Shard. Factor-X.
- Inspector Donald Ennis, Nueva Orleans- contesta un hombre rubio y bien
vestido.
Cáliban permanece agazapado a cuatro patas, aparentemente ajeno a la
conversación. Si le pusiesen un collar no parecería más una mascota.
- Me alegra ver que han conseguido reponerse de la catástrofe.
- Ha sido difícil. Pero ya sabe lo que dicen de las crisis "o te matan o te
hacen mas fuerte"- afirma el policía-. ¿Es verdad lo que dicen que han
venido a hacer?
El resto de miembros de Factor-X Sabueso – Empática, Madrox y Comando
Escarlata – ya se encuentra junto a ellos.
- Si- contesta Shard con cierta suficiencia-. Y hemos traído todo lo
necesario para llevar a cabo la misión.
- Buf. Va a ser un reto- dice el policía local-. De eso no hay duda.
- ¿Un reto?- pregunta Patricia, aka Empática.
- El personaje al que han venido a detener... Bueno, es una especie de
institución en Nueva Orleans.
- La cosa se pone interesante- murmura Comando.
Un vehículo policial les lleva hasta una de las zonas mas devastadas de la
ciudad de Nueva Orleans. Durante el trayecto los miembros de Factor-X han
podido comprobar con sus propios ojos que tanto el daño como los esfuerzos
para la reconstrucción son extraordinarios.
- Le felicito- dice Shard -. Resulta impresionante lo que su ciudad esta
logrando.
- No es mi ciudad. Yo solo vivo aquí provisionalmente.
- ¿No estuvo aquí durante el huracán?- pregunta curiosa Patricia.
- Me fui mucho antes de que llegara, todo aquel que se pudo pagar un billete
de avión lo hizo- contesta Donald Ennis con una sonrisa-. Ya hemos llegado.
Shard sale a la calle y mira a su alrededor. Las familias que había allí
presentes les miraban con desconfianza.
- Madrox.
- Dime, jefa.
- Quiero el perímetro controlado coloca dobles en todos los cruces en varias
manzanas. No quiero que el sospechoso salga sin que lo sepamos. Comunícame
también cualquier irregularidad.
- Oído cocina- dice el Hombre Múltiple.
- Comando, quiero que te quedes fuera y nos asegures una ruta de huida si
esto se pone feo-, tal y como Shard había previsto la calle comienza a
llenarse de curiosos que les miran a cierta distancia-. Cáliban y Empática
vendréis conmigo. Quiero que me ayudéis a localizar al sujeto.
Todos asienten.
- Les acompañaré para identificar al sujeto- afirma Donald Ennis.
- No es necesario. Tenemos nuestros propios métodos.
Los tres mutantes entran en el edificio. Los dobles de Madrox se diluyen
entre una multitud cada vez mas numerosa.
El lugar está semiderruido. Es una antigua mansión de aspecto colonial
venida a menos.
Shard y sus dos acompañantes cruzan la puerta principal con gran facilidad
pero una vez dentro notan como hombres comienzan a rodearles y cerrarles la
salida. Se movían como sombras, no eran los pordioseros acabados que Shard
esperaba encontrar.
Por todos lados ven a niños jovencitos y la reacción de estos siempre era la
de mirar a los extraños con ojos inquisitivos. Salen de las casas, se situan
en los porches desvencijados, se colocan a ambos lados del camino que iba
desde la verja hasta la entrada de la mansión.
- No me gusta. Esto no…
- Silencio, Patricia. Nos están mirando.
Cuanto mas avanzan hacía el interior del edificio más evidente es que solo
podrán salir de allí si esos hombres y niños silenciosos como gatos desean
dejarles marchar. Es curioso por que por un lado se veía el sufrimiento y
dolor en cada uno de los rostros, pero al mismo tiempo también hay una
chispa de orgullo en sus miradas. Pese a sus ropas demacradas era como si no
les interesara una vida mejor, como si se sintieran satisfechos de vivir tal
cual lo hacían.
Cáliban indica una puerta a Shard.
- Abran esa puerta- les ordena ella a dos hombres fornidos que actuaban como
guardias.
- No pueden pasar- contesta uno de ellos-. Son los aposentos de él. No
entrarán.
- Si no abren esa puerta- amenaza Shard-, nos veremos obligados a utilizar
la fuerza.
El ambiente comienza a tensarse. Patricia comienza a ver algunos filos
brillar en las manos de los hombres que habían ido dejando detrás, otros de
forma más amenazadora ni siquiera sacan sus manos de los bolsillos.
El guardia que había hablado sonríe como si la situación le divirtiera.
- Si emplean la fuerza nos obligarán a hacer lo mismo. Y eso es algo que no
quiere ver.
- No me dan miedo. Somos una fuerza policial perfectamente entrenada.
Ustedes tienen las de perder.
- Míreme- dice uno de los hombres situados a su espalda, saca las manos de
los bolsillos, vacías-. Yo, nosotros... Ya no tenemos nada que perder.
Las sombras comienzan a rodearles.
- Dejadles pasar- se oye una voz desde el interior de la habitación de la
discordia.
El cabecilla que antes les había negado la entrada da un paso hacía atrás y
abre la puerta.
Los tres mutantes encuentran una sala con una cama enorme, con telas cayendo
desde el techo para ocultar partes de la estancia.
Pueden ver a dos mujeres, una joven morena y rolliza junto con otra mujer
más mayor y delgada.
- Anne, Marie... Retiraos.
Las dos recogen unos trapos de ropa y se marchan por una puerta lateral.
Patricia compone un gesto de desagrado. Cáliban las olfatea.
El hombre que da las órdenes está sentado en un viejo sillón orejero frente
a una chimenea apagada. Tiene barba y pelo largo pese a no aparentar tener
más de cuarenta años. Lleva puestos únicamente una especie de mallas
acorazadas a modo de pantalones. Su pecho está al descubierto y sobre él cae
la ceniza del cigarrillo liado a mano que fumaba. Sus ojos son realmente
llamativos, tiene toda la pupila roja y donde debería estar el blanco
habitual solo había negro.
- ¿Me buscaban?
Shard comprende en ese instante la fascinación natural que Gámbito produce
en cualquier mujer de su entorno. En todo el tiempo que lleva en ésta época
nunca se había encontrado con su encarnación joven1, y parte de ella
lamenta no haberlo hecho antes. Nota que su respiración se hace más pesada y
en un alarde de orgullo recupera su autocontrol. Patricia sonríe levemente y
procura no mirar al cajun en lo posible.
- ¿Es usted Remi Lebeau?
- Así es- contesta él, despreocupado.
- No miente- afirma Patricia.
- Queda usted arrestado- dice Shard.
- Si no han venido a ser mis amigas- afirma Remi Lebeau, mientras se pone en
pie, con una sonrisa-, prefiero que me llamen Gámbito...
Comando no era un novato. Después de tantos años en el frente había
desarrollado un radar para el peligro. Sentía que iban a tener problemas,
así que ordena a Madrox que repliegue a sus dobles. No les serviría de nada
tener las calles controladas si no podían salir de allí vivos. Su mente
empieza a trazar planes de escape, repasando las rutas hacia las comisarías
más cercanas. Nueva Orleáns necesitaba una sede del XSE como las de San
Francisco y Nueva York ya.
Comienza un murmullo. Parecía empezar dentro del edificio.
Shard sale arrastrando a un esposado. Cáliban le cubría las espaldas.
- Esta loca. Nos van a matar- murmura Comando.
La multitud parece a punto de tragárselos como una marea humana. El
detenido, de un único y fluido movimiento, da un salto mortal y se coloca
encima del coche de policía mientras se suelta sus esposas de alta
tecnología.
Levanta los brazos y la marabunta ruge.
Él sonríe.
Shard va a saltar encima de él y reducirlo pero Comando Escarlata la sujeta
del brazo.
- Nos mataran. Él es el único que se interpone entre ellos y nosotros.
Gámbito se gira mirando a su alrededor, todos le saludan, le gritan, le
jalean...
- ¡Queridos amigos!- Exclama-. Tengo que acompañar a estos agentes a
comisaría. Me comunican que han robado la Estatua de la Libertad y...
¡¡Quieren saber si tengo coartada!!
Las risas retumban unánimes.
Dentro del furgón policial Shard, totalmente furiosa, le vuelve a poner unas
esposas tecnológicas a Gámbito.
- Eres igualita que el cabezota que tu hermano. Esas esposas no sirven para
nada- afirma el ladrón mutante, sin perder la sonrisa-. Hola Madrox.
- Hola Gámbito. Lamento las circunstancias.
- No importa. La verdad es que necesitaba dar una vuelta. ¿Como se llama tu
amiga?
- No pierdes el tiempo- le contesta Jamie Madrox sin poder evitar una
sonrisa-. Se llama Patricia.
- Un nombre bonito para una chica preciosa.
Empática se sonroja.
- ¡Silencio!- Exclama Shard, notando que pierde el control de la situación.
El interrogatorio
Shard lo coge por el brazo, como si temiese que al soltarlo Gámbito fuese a
desaparecer en una nube de humo blanco.
- No tan fuerte, chére - le susurra él con voz sensual-. Tus hombres
empiezan a murmurar.
- Silencio- responde ella cortante mientras entran en la comisaría y se
dirigen a la sala de interrogatorios.
- Me gustan las mujeres que no utilizan perfume. Demuestra fuerza de
carácter y confianza en si misma.
- ¡Silencio!
Gámbito parece leer un cartel.
- "Zona de Interrogatorios". Si querías una cita conmigo solo tenías que
decirlo... No estoy seguro si tu hermano lo aprobará, pero tampoco tenemos
por que decirle nada.
Furiosa, Shard lanza a Gámbito dentro de una de las celdas de un empujón.
- ¡Cállate!
Él le lanza un besito con los labios.
- Tus deseos son órdenes para mí, ma belle bête.
- ¡Siéntate!- Shard cierra la sala de un portazo.
Se reúne con sus compañeros en una sala contigua donde podían ver a Gámbito
sin que él les viera a ellos a través del típico falso espejo.
- De acuerdo, chicos, la parte difícil ya la hemos completado. Ahora solo
tenemos que lograr que el cabrón confiese.
- ¿Y como planeas lograr eso?- pregunta escéptico Comando.
- Agotamiento. Tú serás el poli bueno. Yo el poli malo- afirma Shard-. Y
Patricia confirmará que siempre nos dice la verdad. Tenemos tiempo para
estar aquí hasta una semana.
-¿Has entendido lo de "ma belle bête"? – dice Jaime
Shard se vuelve hacia él,molesta.
-¿Qué quieres decir? No es momento para…
- Literalmente es "mi bella bestia", pero "bête" también es sinónimo de bobo
o idiota – tercia Comando, con desgana -, en el sentido de alguien que no se
da cuenta de lo que ocurre a su alrededor…
Gámbito se había soltado de nuevo las esposas tecnológicas y estaba fumando
un cigarrillo.
- Este Forja es un chapuzas, ese diseño de esposas es una basura. Cualquiera
de los chavales del Gremio de Ladrones lo montaría y desmontaría con los
ojos vendados.
- Buenas tardes, señor Lebeau- saluda Comando, al entrar.
- Hola viejo. Creo que ya te he visto en el coche...
- Mi nombre es Comando Escarlata.
- ... Si. Conozco tu nombre- contesta Gambito.
- Me extrañaría.
- No. Leí las noticias, sustituiste a Spiderman o algo así. Aunque tu traje
era horrible.
- Creo que me confunde con otro.
- Es posible.
- ¡Ya esta bien de cháchara!- Dice Shard mientras pega un puñetazo encima de
la mesa-. Queremos que confieses.
- Shard, querida. Tu hermano debería haberte enviado a un internado para
jovencitas ¿que tipo de modales son esos? Nunca se interrumpe a los mayores
cuando hablan.
La mujer pierde el control. Coge a Gámbito de las solapas de su chaqueta y
lo levanta de la silla.
Lo mira intensamente como si fuera a golpearle en cualquier momento. Él le
responde con una irresistible sonrisa.
Comando los separa y se lleva a Shard fuera de la sala.
- ¡TU!- dice señalándole-. Has perdido el norte. Te estoy dando cancha por
que es la primera vez, pero otro comportamiento así y me pondré en contacto
con Forja para que te releve.
Shard le mira como quien mira a un enemigo mortal. Comando en lugar de
sentirse intimidado parece reafirmarse más en lo dicho. Finalmente, cede.
- Tienes razón. Lo siento.
- Debes controlar ese genio. El carácter es algo útil si lo controlas tu a
él y no al reves- Bohannon cambia el tono –. Tranquilízate. Intimida. A
medida que pase el tiempo saldrá perdiendo él...
Donald Ennis mira desde una ventana de la comisaría.
- ¿Cuantos son?
- Hemos contado alrededor de quinientos en grupos de seis o siete personas.
La zona de los alrededores de la comisaria se estaba colapsando poco a poco,
a base de lenta oleadas de desaharrapados. Cortaban la calle simplemente
colocándose en medio de la carretera.
- ¿Que hacen?
- Están ahí. No han llegado a hacer nada amenazador.
- Peste de Factor-X- murmura Ennis-. ¿A quien se le ocurre meterse con el
Gremio de Ladrones?
Gámbito enciende otro cigarrillo.
- Aquí no se puede fumar- Shard le arrebata violentamente el cigarrillo y lo
lanza a una papelera.
- Perdón- contesta el ladrón-, no había visto los carteles.
- Señor Lebeau, queremos acabar con esto cuanto antes- afirma Comando-. Han
robado multitud de almacenes de provisiones y armas, solo queremos saber
quien estaba detrás del robo.
- Robar es pecado- Gámbito se pone unas gafas de sol muy familiares-.
Perdonen, es que soy muy sensible a la luz.
- ¡Hijo de perra!- Shard recupera sus gafas.
- Solo queremos un testimonio que nos ayude a atrapar a los culpables- dice
Comando-. Luego podrá irse.
Gámbito enciende otro cigarrillo.
- Yo no se nada de nada.
Shard se toma un descanso.
- ¿Como lo puede haber hecho?- murmura mirando sus gafas.
Donald Ennis se aproxima.
- Agente Shard. Tenemos un problema.
- Ahora mismo tenemos más de un problema...- Murmura ella, malhumorada-.
Pero, dígame, ¿cual es el suyo?
- Hay un grupo de más de medio millar de personas alrededor de la comisaría.
- Llamaré a Factor-X. Pueden estar aquí en minutos- dice Shard mientras saca
un móvil de un bolsillo de su chaqueta.
- No. Eso solo empeoraría las cosas. Además no tienen poderes.
- No me gusta tener que decirle como hacer su trabajo, pero si no tienen
poderes ¿por que no simplemente los disuelve?
- No es tan fácil- afirma Donald Ennis.
- Si que lo es- responde Shard-. Ahora déjeme seguir con mi trabajo. Madrox,
envía un duplicado con el agente Ennis, así mantendremos contacto directo.
Gámbito se acaba el tabaco y apaga su último cigarrillo.
- Ahí va mi cáncer- comenta divertido mientras tira la colilla a la basura.
- ¿Por que no nos dice lo que queremos saber, señor Lebeau?
- ¿Por que no buscan a otro delator?
- Por que sabemos que fuiste tú, Gámbito- interrumpe Shard, recién llegada a
la sala-. Organizaste esos golpes. Solo el Gremio de Ladrones de Nueva
Orleans tiene operativos y recursos para hacerlo. Y tú eres desde hace un
año su jefe.
- ¿Pertenezco a un Gremio? Pensaba que esas cosas formaban parte del pasado.
El Agente Ennis sale de la comisaría acompañado de uno de los dobles de
Jamie Madrox.
Un hombre sale a su encuentro.
- Buenos días- le saluda Ennis-.
Se trata del primer matón que trato de impedir el paso a Shard a la
habitación de Gámbito.
- No tienen nada de buenos.
- Tenemos un pequeño problema...- Afirma el agente de policía.
- Si que lo tenéis.
Ennis se para en seco.
- Eso podría considerarse una amenaza. Una provocación.
- Si que podría considerarse así. Aunque según parece el hecho de irrumpir
en la casa de un hombre, arrestarle sin cargos y encerrarlo no entraña
ninguna provocación...
- Vengo a decirles que tienen diez minutos para disolverse y volver a sus
casas- afirma Ennis.
- Tranquilo, tranquilo...- Afirma el matón del Gremio de Ladrones-. No hay
motivo para ponerse nervioso. Mire eso.
Señala a una furgoneta con cajas.
- ¿Que pasa?
- ¿Reconoce el símbolo de las cajas?
Ennis se vuelve pálido. Jamie Madrox intenta verlo mejor, era una especie de
águila o algo así.
- SHIELD.
- Exactamente- afirma el ladrón-. Ahora quiero que mire hacía esa calle.
Tome, puede utilizar mis prismáticos.
El ladrón le pasa unos binoculares al policía. Este ve como había gente,
miles de personas amontonadas a dos manzanas de distancia.
- Imposible, el Gremio de Ladrones no tiene tantos miembros- murmura
involuntariamente.
- No son del Gremio. De hecho es el mismo Gremio el que ha decidido
mantenerles al margen. Verá, Gámbito cuenta con muchísimas simpatías entre
las personas de la calle... Querían mostrar su apoyo.
- Pero...
- Les hemos mantenido al margen para evitar problemas, pero una vez llegados
a este punto de amenazas y ultimatums el Gremio les dejará venir. Usted nos
dio diez minutos para disolvernos. Nosotros le damos ocho para devolvernos a
Gámbito.
Jamie se da cuenta por primera vez de que había francotiradores apostados en
las azoteas.
Pero no eran de la policía.
Shard le da una bofetada a Gámbito.
- Confiesa, puta escoria.
El ladrón simplemente se mantiene en silencio. Shard le da otra bofetada.
- Dilo. Quiero oírlo. Solo vosotros podéis coordinar tal cantidad de
robos...
Gámbito parece mortalmente serio por primera vez desde que entró en
comisaría.
- ¿Quieres saber la verdad?- afirma mientras vuelve a sonreír.
- Si.
- La verdad es que el Gobierno Federal se desentendió de Nueva Orleans.
La afirmación golpea a Shard como un puñetazo.
- El Gobierno Federal, al que tú representas, decidió que una evacuación en
masa no era viable. Decidió dejar morir a los pobres en Nueva Orleans. No
eran importantes... Y cuando el huracán llegó, a toda esta gente solo le
quedaba una salida. Sobrevivir. Sobrevivir como fuera. A cualquier precio.
- Las leyes existen para ser cumplidas. Vosotros habéis inflingido las
leyes.
- No, las leyes existen para que las personas puedan vivir en paz. Cuando
estas leyes impiden la supervivencia de la gente, las leyes son injustas y
deben ser rotas.
- Los saqueadores no tienen nada de noble.
- La supervivencia no es algo noble. Es algo necesario.
Ennis entra en la sala.
Gámbito se levanta.
- Mucho me temo que ha llegado el momento de irme ¿no?- afirma.
Donald Ennis asiente.
- Recuerdos a Bishop- dice el ladrón antes de salir de la habitación.
La multitud recibe con un rugido a Gámbito cuando este cruza la puerta de la
comisaría.
Había miles de personas y en cada momento parecían llegar aun más.
Todas ellas habían sido salvadas del hambre por el Gremio de Ladrones
durante el huracán o los terribles días posteriores. Mujeres y hombres de
todas las edades se amontonaban en las calles para captar un atisbo de su
salvador.
A la salida Gámbito se gira hacía el grupo Sabueso allí reunido.
Concretamente mira a Shard mientras dice:
- Tenías razón, chére. Solo el Gremio de Ladrones tenía la capacidad para
llevar a cabo todos esos golpes. Mira a toda esa gente, estaría muerta si no
fuera por nosotros.
Le ofrece las muñecas para que vuelva a ponerle las esposas, provocador.
Shard, roja de furia, evita hacer ningún movimiento.
- Eso pensaba- dice Gámbito, retirando sus manos y entrando en la multitud
entre gritos de júbilo.
-Vámonos- dice Comando Escarlata-. Aquí no tenemos nada que hacer.
1.- En el futuro de Shard y Bishop, Gámbito sigue vivo y es un anciano conocido como "El testigo" o Lebeau. Hasta ahora, en el Universo Marveltopia, Shard nunca se había encontrado con su versión joven.
CORREO GUBERNAMENTAL
Un número menos para el #200 y cruce con Gámbito. Le damos las gracias a
Israel Huertas porque no sólo nos ha permitido usar a su personaje, sino que
además ha escrito un magnifico número enlazando las dos series. No dejéis de
seguir las aventuras del mutante ladrón en su propia serie y volved aquí
dentro de un mes (figuradamente) o lo que sea.
Saludos
Jose