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A sueldo del gobierno de los Estados Unidos, son mutantes que luchan de lado de la ley por el sueño de Xavier... ¿o no? Día a día, su trabajo puede hacerse más peligroso, por que ellos están en la línea que separa el deber de la traición, el mercenario del héroe. En un mundo donde no existen soluciones fáciles, ¿qué será de.... Factor-X?
 
Factor-X

FACTOR-X #196
El Rey de los Ladrones II
Guión: José A. Cano y Xum

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PORTADA: Gámbito ocupa el centro de la portada, exhibiendo las esposas que lleva puestas con una sonrisa confiada. A cada lado un duplicado de Madrox lo sujeta por el brazo, con cara de pocos amigos.

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Status de Factor-X: Forja, Dominó, Shard, Hombre Múltiple, Fortachón, Random, Noche, Fiambre, Lápsus, Terremoto, Mondo, Mente Maestra, Empática, Chica Ardilla, Electroshock, Comando Escarlata, Mole, Mística, Siena Blaze, Cáliban y Riesgo.

Inquilinos del Nido de las Águilas: Valerie Cooper, Chevil Cooper, Senador Robert Kelly, Arthur Stern (miembro del Comité Mutante y amigo de Val), Louis Antílope Intrépido (joven navajo encargado de seguridad y asistente personal de Forja), Mae (secretaria de Val, tiene ocho brazos) y Ariel (antigua miembro de los Ángeles Caídos, llegó pidiendo ayuda). Además está el personal médico y de mantenimiento, pero ninguno de ellos tiene acceso a las diez plantas superiores, el verdadero cuartel general de Factor-X, donde entrenan y llevan a cabo su actividad diaria. El edificio es controlado por Doug y Lock como ordenador central. Podemos considerar que Warlock es el hardware y la conciencia de Doug Ramsey el software. Como ya hicieron muchas veces cuando aún Doug estaba vivo, el alienígena se deja "dirigir en combate" por su amigo, el cual ha quedado convertido en el fantasma dentro de la máquina.

En este numero:

Factor-X Sabueso: Shard, Caliban, Empatica, Comando Escarlata y El Hombre Multiple.

Estos acontecimientos tienen lugar después de Gámbito #12

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El arresto

La rampa del Águila Dorada se abre hacía abajo. Los primeros en bajar son Shard y Cáliban, los trajes de Factor-X Sabueso apenas parecían de superhéroe, aproximándose más a uniformes de policía, nada de mallas, sino pantalones y chaqueta. Llevan unos distintivos parecidos a los de las policías metropolitanas con las siglas XSE: X-Factor Sanctions Enforcers. Shard lleva unas gafas de sol a juego, que le dan un toque profesional y parecen marcar las distancias con sus anfitriones.

- Agente Shard. Factor-X.

- Inspector Donald Ennis, Nueva Orleans- contesta un hombre rubio y bien vestido.

Cáliban permanece agazapado a cuatro patas, aparentemente ajeno a la conversación. Si le pusiesen un collar no parecería más una mascota.

- Me alegra ver que han conseguido reponerse de la catástrofe.

- Ha sido difícil. Pero ya sabe lo que dicen de las crisis "o te matan o te hacen mas fuerte"- afirma el policía-. ¿Es verdad lo que dicen que han venido a hacer?

El resto de miembros de Factor-X Sabueso – Empática, Madrox y Comando Escarlata – ya se encuentra junto a ellos.

- Si- contesta Shard con cierta suficiencia-. Y hemos traído todo lo necesario para llevar a cabo la misión.

- Buf. Va a ser un reto- dice el policía local-. De eso no hay duda.

- ¿Un reto?- pregunta Patricia, aka Empática.

- El personaje al que han venido a detener... Bueno, es una especie de institución en Nueva Orleans.

- La cosa se pone interesante- murmura Comando.

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Un vehículo policial les lleva hasta una de las zonas mas devastadas de la ciudad de Nueva Orleans. Durante el trayecto los miembros de Factor-X han podido comprobar con sus propios ojos que tanto el daño como los esfuerzos para la reconstrucción son extraordinarios.

- Le felicito- dice Shard -. Resulta impresionante lo que su ciudad esta logrando.

- No es mi ciudad. Yo solo vivo aquí provisionalmente.

- ¿No estuvo aquí durante el huracán?- pregunta curiosa Patricia.

- Me fui mucho antes de que llegara, todo aquel que se pudo pagar un billete de avión lo hizo- contesta Donald Ennis con una sonrisa-. Ya hemos llegado.

Shard sale a la calle y mira a su alrededor. Las familias que había allí presentes les miraban con desconfianza.

- Madrox.

- Dime, jefa.

- Quiero el perímetro controlado coloca dobles en todos los cruces en varias manzanas. No quiero que el sospechoso salga sin que lo sepamos. Comunícame también cualquier irregularidad.

- Oído cocina- dice el Hombre Múltiple.

- Comando, quiero que te quedes fuera y nos asegures una ruta de huida si esto se pone feo-, tal y como Shard había previsto la calle comienza a llenarse de curiosos que les miran a cierta distancia-. Cáliban y Empática vendréis conmigo. Quiero que me ayudéis a localizar al sujeto.

Todos asienten.

- Les acompañaré para identificar al sujeto- afirma Donald Ennis.

- No es necesario. Tenemos nuestros propios métodos.

Los tres mutantes entran en el edificio. Los dobles de Madrox se diluyen entre una multitud cada vez mas numerosa.

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El lugar está semiderruido. Es una antigua mansión de aspecto colonial venida a menos.

Shard y sus dos acompañantes cruzan la puerta principal con gran facilidad pero una vez dentro notan como hombres comienzan a rodearles y cerrarles la salida. Se movían como sombras, no eran los pordioseros acabados que Shard esperaba encontrar.

Por todos lados ven a niños jovencitos y la reacción de estos siempre era la de mirar a los extraños con ojos inquisitivos. Salen de las casas, se situan en los porches desvencijados, se colocan a ambos lados del camino que iba desde la verja hasta la entrada de la mansión.

- No me gusta. Esto no…

- Silencio, Patricia. Nos están mirando.

Cuanto mas avanzan hacía el interior del edificio más evidente es que solo podrán salir de allí si esos hombres y niños silenciosos como gatos desean dejarles marchar. Es curioso por que por un lado se veía el sufrimiento y dolor en cada uno de los rostros, pero al mismo tiempo también hay una chispa de orgullo en sus miradas. Pese a sus ropas demacradas era como si no les interesara una vida mejor, como si se sintieran satisfechos de vivir tal cual lo hacían.

Cáliban indica una puerta a Shard.

- Abran esa puerta- les ordena ella a dos hombres fornidos que actuaban como guardias.

- No pueden pasar- contesta uno de ellos-. Son los aposentos de él. No entrarán.

- Si no abren esa puerta- amenaza Shard-, nos veremos obligados a utilizar la fuerza.

El ambiente comienza a tensarse. Patricia comienza a ver algunos filos brillar en las manos de los hombres que habían ido dejando detrás, otros de forma más amenazadora ni siquiera sacan sus manos de los bolsillos.

El guardia que había hablado sonríe como si la situación le divirtiera.

- Si emplean la fuerza nos obligarán a hacer lo mismo. Y eso es algo que no quiere ver.

- No me dan miedo. Somos una fuerza policial perfectamente entrenada. Ustedes tienen las de perder.

- Míreme- dice uno de los hombres situados a su espalda, saca las manos de los bolsillos, vacías-. Yo, nosotros... Ya no tenemos nada que perder.

Las sombras comienzan a rodearles.

- Dejadles pasar- se oye una voz desde el interior de la habitación de la discordia.

El cabecilla que antes les había negado la entrada da un paso hacía atrás y abre la puerta.

Los tres mutantes encuentran una sala con una cama enorme, con telas cayendo desde el techo para ocultar partes de la estancia.

Pueden ver a dos mujeres, una joven morena y rolliza junto con otra mujer más mayor y delgada.

- Anne, Marie... Retiraos.

Las dos recogen unos trapos de ropa y se marchan por una puerta lateral. Patricia compone un gesto de desagrado. Cáliban las olfatea.

El hombre que da las órdenes está sentado en un viejo sillón orejero frente a una chimenea apagada. Tiene barba y pelo largo pese a no aparentar tener más de cuarenta años. Lleva puestos únicamente una especie de mallas acorazadas a modo de pantalones. Su pecho está al descubierto y sobre él cae la ceniza del cigarrillo liado a mano que fumaba. Sus ojos son realmente llamativos, tiene toda la pupila roja y donde debería estar el blanco habitual solo había negro.

- ¿Me buscaban?

Shard comprende en ese instante la fascinación natural que Gámbito produce en cualquier mujer de su entorno. En todo el tiempo que lleva en ésta época nunca se había encontrado con su encarnación joven1, y parte de ella lamenta no haberlo hecho antes. Nota que su respiración se hace más pesada y en un alarde de orgullo recupera su autocontrol. Patricia sonríe levemente y procura no mirar al cajun en lo posible.

- ¿Es usted Remi Lebeau?

- Así es- contesta él, despreocupado.

- No miente- afirma Patricia.

- Queda usted arrestado- dice Shard.

- Si no han venido a ser mis amigas- afirma Remi Lebeau, mientras se pone en pie, con una sonrisa-, prefiero que me llamen Gámbito...

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Comando no era un novato. Después de tantos años en el frente había desarrollado un radar para el peligro. Sentía que iban a tener problemas, así que ordena a Madrox que repliegue a sus dobles. No les serviría de nada tener las calles controladas si no podían salir de allí vivos. Su mente empieza a trazar planes de escape, repasando las rutas hacia las comisarías más cercanas. Nueva Orleáns necesitaba una sede del XSE como las de San Francisco y Nueva York ya.

Comienza un murmullo. Parecía empezar dentro del edificio.

Shard sale arrastrando a un esposado. Cáliban le cubría las espaldas.

- Esta loca. Nos van a matar- murmura Comando.

La multitud parece a punto de tragárselos como una marea humana. El detenido, de un único y fluido movimiento, da un salto mortal y se coloca encima del coche de policía mientras se suelta sus esposas de alta tecnología.

Levanta los brazos y la marabunta ruge.

Él sonríe.

Shard va a saltar encima de él y reducirlo pero Comando Escarlata la sujeta del brazo.

- Nos mataran. Él es el único que se interpone entre ellos y nosotros.

Gámbito se gira mirando a su alrededor, todos le saludan, le gritan, le jalean...

- ¡Queridos amigos!- Exclama-. Tengo que acompañar a estos agentes a comisaría. Me comunican que han robado la Estatua de la Libertad y... ¡¡Quieren saber si tengo coartada!!

Las risas retumban unánimes.

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Dentro del furgón policial Shard, totalmente furiosa, le vuelve a poner unas esposas tecnológicas a Gámbito.

- Eres igualita que el cabezota que tu hermano. Esas esposas no sirven para nada- afirma el ladrón mutante, sin perder la sonrisa-. Hola Madrox.

- Hola Gámbito. Lamento las circunstancias.

- No importa. La verdad es que necesitaba dar una vuelta. ¿Como se llama tu amiga?

- No pierdes el tiempo- le contesta Jamie Madrox sin poder evitar una sonrisa-. Se llama Patricia.

- Un nombre bonito para una chica preciosa.

Empática se sonroja.

- ¡Silencio!- Exclama Shard, notando que pierde el control de la situación.

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El interrogatorio

Shard lo coge por el brazo, como si temiese que al soltarlo Gámbito fuese a desaparecer en una nube de humo blanco.

- No tan fuerte, chére - le susurra él con voz sensual-. Tus hombres empiezan a murmurar.

- Silencio- responde ella cortante mientras entran en la comisaría y se dirigen a la sala de interrogatorios.

- Me gustan las mujeres que no utilizan perfume. Demuestra fuerza de carácter y confianza en si misma.

- ¡Silencio!

Gámbito parece leer un cartel.

- "Zona de Interrogatorios". Si querías una cita conmigo solo tenías que decirlo... No estoy seguro si tu hermano lo aprobará, pero tampoco tenemos por que decirle nada.

Furiosa, Shard lanza a Gámbito dentro de una de las celdas de un empujón.

- ¡Cállate!

Él le lanza un besito con los labios.

- Tus deseos son órdenes para mí, ma belle bête.

- ¡Siéntate!- Shard cierra la sala de un portazo.

Se reúne con sus compañeros en una sala contigua donde podían ver a Gámbito sin que él les viera a ellos a través del típico falso espejo.

- De acuerdo, chicos, la parte difícil ya la hemos completado. Ahora solo tenemos que lograr que el cabrón confiese.

- ¿Y como planeas lograr eso?- pregunta escéptico Comando.

- Agotamiento. Tú serás el poli bueno. Yo el poli malo- afirma Shard-. Y Patricia confirmará que siempre nos dice la verdad. Tenemos tiempo para estar aquí hasta una semana.

-¿Has entendido lo de "ma belle bête"? – dice Jaime

Shard se vuelve hacia él,molesta.

-¿Qué quieres decir? No es momento para…

- Literalmente es "mi bella bestia", pero "bête" también es sinónimo de bobo o idiota – tercia Comando, con desgana -, en el sentido de alguien que no se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor…

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Gámbito se había soltado de nuevo las esposas tecnológicas y estaba fumando un cigarrillo.

- Este Forja es un chapuzas, ese diseño de esposas es una basura. Cualquiera de los chavales del Gremio de Ladrones lo montaría y desmontaría con los ojos vendados.

- Buenas tardes, señor Lebeau- saluda Comando, al entrar.

- Hola viejo. Creo que ya te he visto en el coche...

- Mi nombre es Comando Escarlata.

- ... Si. Conozco tu nombre- contesta Gambito.

- Me extrañaría.

- No. Leí las noticias, sustituiste a Spiderman o algo así. Aunque tu traje era horrible.

- Creo que me confunde con otro.

- Es posible.

- ¡Ya esta bien de cháchara!- Dice Shard mientras pega un puñetazo encima de la mesa-. Queremos que confieses.

- Shard, querida. Tu hermano debería haberte enviado a un internado para jovencitas ¿que tipo de modales son esos? Nunca se interrumpe a los mayores cuando hablan.

La mujer pierde el control. Coge a Gámbito de las solapas de su chaqueta y lo levanta de la silla.

Lo mira intensamente como si fuera a golpearle en cualquier momento. Él le responde con una irresistible sonrisa.

Comando los separa y se lleva a Shard fuera de la sala.

- ¡TU!- dice señalándole-. Has perdido el norte. Te estoy dando cancha por que es la primera vez, pero otro comportamiento así y me pondré en contacto con Forja para que te releve.

Shard le mira como quien mira a un enemigo mortal. Comando en lugar de sentirse intimidado parece reafirmarse más en lo dicho. Finalmente, cede.

- Tienes razón. Lo siento.

- Debes controlar ese genio. El carácter es algo útil si lo controlas tu a él y no al reves- Bohannon cambia el tono –. Tranquilízate. Intimida. A medida que pase el tiempo saldrá perdiendo él...

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Donald Ennis mira desde una ventana de la comisaría.

- ¿Cuantos son?

- Hemos contado alrededor de quinientos en grupos de seis o siete personas.

La zona de los alrededores de la comisaria se estaba colapsando poco a poco, a base de lenta oleadas de desaharrapados. Cortaban la calle simplemente colocándose en medio de la carretera.

- ¿Que hacen?

- Están ahí. No han llegado a hacer nada amenazador.

- Peste de Factor-X- murmura Ennis-. ¿A quien se le ocurre meterse con el Gremio de Ladrones?

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Gámbito enciende otro cigarrillo.

- Aquí no se puede fumar- Shard le arrebata violentamente el cigarrillo y lo lanza a una papelera.

- Perdón- contesta el ladrón-, no había visto los carteles.

- Señor Lebeau, queremos acabar con esto cuanto antes- afirma Comando-. Han robado multitud de almacenes de provisiones y armas, solo queremos saber quien estaba detrás del robo.

- Robar es pecado- Gámbito se pone unas gafas de sol muy familiares-. Perdonen, es que soy muy sensible a la luz.

- ¡Hijo de perra!- Shard recupera sus gafas.

- Solo queremos un testimonio que nos ayude a atrapar a los culpables- dice Comando-. Luego podrá irse.

Gámbito enciende otro cigarrillo.

- Yo no se nada de nada.

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Shard se toma un descanso.

- ¿Como lo puede haber hecho?- murmura mirando sus gafas.

Donald Ennis se aproxima.

- Agente Shard. Tenemos un problema.

- Ahora mismo tenemos más de un problema...- Murmura ella, malhumorada-. Pero, dígame, ¿cual es el suyo?

- Hay un grupo de más de medio millar de personas alrededor de la comisaría.

- Llamaré a Factor-X. Pueden estar aquí en minutos- dice Shard mientras saca un móvil de un bolsillo de su chaqueta.

- No. Eso solo empeoraría las cosas. Además no tienen poderes.

- No me gusta tener que decirle como hacer su trabajo, pero si no tienen poderes ¿por que no simplemente los disuelve?

- No es tan fácil- afirma Donald Ennis.

- Si que lo es- responde Shard-. Ahora déjeme seguir con mi trabajo. Madrox, envía un duplicado con el agente Ennis, así mantendremos contacto directo.

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Gámbito se acaba el tabaco y apaga su último cigarrillo.

- Ahí va mi cáncer- comenta divertido mientras tira la colilla a la basura.

- ¿Por que no nos dice lo que queremos saber, señor Lebeau?

- ¿Por que no buscan a otro delator?

- Por que sabemos que fuiste tú, Gámbito- interrumpe Shard, recién llegada a la sala-. Organizaste esos golpes. Solo el Gremio de Ladrones de Nueva Orleans tiene operativos y recursos para hacerlo. Y tú eres desde hace un año su jefe.

- ¿Pertenezco a un Gremio? Pensaba que esas cosas formaban parte del pasado.

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El Agente Ennis sale de la comisaría acompañado de uno de los dobles de Jamie Madrox.

Un hombre sale a su encuentro.

- Buenos días- le saluda Ennis-.

Se trata del primer matón que trato de impedir el paso a Shard a la habitación de Gámbito.

- No tienen nada de buenos.

- Tenemos un pequeño problema...- Afirma el agente de policía.

- Si que lo tenéis.

Ennis se para en seco.

- Eso podría considerarse una amenaza. Una provocación.

- Si que podría considerarse así. Aunque según parece el hecho de irrumpir en la casa de un hombre, arrestarle sin cargos y encerrarlo no entraña ninguna provocación...

- Vengo a decirles que tienen diez minutos para disolverse y volver a sus casas- afirma Ennis.

- Tranquilo, tranquilo...- Afirma el matón del Gremio de Ladrones-. No hay motivo para ponerse nervioso. Mire eso.

Señala a una furgoneta con cajas.

- ¿Que pasa?

- ¿Reconoce el símbolo de las cajas?

Ennis se vuelve pálido. Jamie Madrox intenta verlo mejor, era una especie de águila o algo así.

- SHIELD.

- Exactamente- afirma el ladrón-. Ahora quiero que mire hacía esa calle. Tome, puede utilizar mis prismáticos.

El ladrón le pasa unos binoculares al policía. Este ve como había gente, miles de personas amontonadas a dos manzanas de distancia.

- Imposible, el Gremio de Ladrones no tiene tantos miembros- murmura involuntariamente.

- No son del Gremio. De hecho es el mismo Gremio el que ha decidido mantenerles al margen. Verá, Gámbito cuenta con muchísimas simpatías entre las personas de la calle... Querían mostrar su apoyo.

- Pero...

- Les hemos mantenido al margen para evitar problemas, pero una vez llegados a este punto de amenazas y ultimatums el Gremio les dejará venir. Usted nos dio diez minutos para disolvernos. Nosotros le damos ocho para devolvernos a Gámbito.

Jamie se da cuenta por primera vez de que había francotiradores apostados en las azoteas.

Pero no eran de la policía.

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Shard le da una bofetada a Gámbito.

- Confiesa, puta escoria.

El ladrón simplemente se mantiene en silencio. Shard le da otra bofetada.

- Dilo. Quiero oírlo. Solo vosotros podéis coordinar tal cantidad de robos...

Gámbito parece mortalmente serio por primera vez desde que entró en comisaría.

- ¿Quieres saber la verdad?- afirma mientras vuelve a sonreír.

- Si.

- La verdad es que el Gobierno Federal se desentendió de Nueva Orleans.

La afirmación golpea a Shard como un puñetazo.

- El Gobierno Federal, al que tú representas, decidió que una evacuación en masa no era viable. Decidió dejar morir a los pobres en Nueva Orleans. No eran importantes... Y cuando el huracán llegó, a toda esta gente solo le quedaba una salida. Sobrevivir. Sobrevivir como fuera. A cualquier precio.

- Las leyes existen para ser cumplidas. Vosotros habéis inflingido las leyes.

- No, las leyes existen para que las personas puedan vivir en paz. Cuando estas leyes impiden la supervivencia de la gente, las leyes son injustas y deben ser rotas.

- Los saqueadores no tienen nada de noble.

- La supervivencia no es algo noble. Es algo necesario.

Ennis entra en la sala.

Gámbito se levanta.

- Mucho me temo que ha llegado el momento de irme ¿no?- afirma.

Donald Ennis asiente.

- Recuerdos a Bishop- dice el ladrón antes de salir de la habitación.

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La multitud recibe con un rugido a Gámbito cuando este cruza la puerta de la comisaría.

Había miles de personas y en cada momento parecían llegar aun más.

Todas ellas habían sido salvadas del hambre por el Gremio de Ladrones durante el huracán o los terribles días posteriores. Mujeres y hombres de todas las edades se amontonaban en las calles para captar un atisbo de su salvador.

A la salida Gámbito se gira hacía el grupo Sabueso allí reunido. Concretamente mira a Shard mientras dice:

- Tenías razón, chére. Solo el Gremio de Ladrones tenía la capacidad para llevar a cabo todos esos golpes. Mira a toda esa gente, estaría muerta si no fuera por nosotros.

Le ofrece las muñecas para que vuelva a ponerle las esposas, provocador.

Shard, roja de furia, evita hacer ningún movimiento.

- Eso pensaba- dice Gámbito, retirando sus manos y entrando en la multitud entre gritos de júbilo.

-Vámonos- dice Comando Escarlata-. Aquí no tenemos nada que hacer.

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1.- En el futuro de Shard y Bishop, Gámbito sigue vivo y es un anciano conocido como "El testigo" o Lebeau. Hasta ahora, en el Universo Marveltopia, Shard nunca se había encontrado con su versión joven.

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CORREO GUBERNAMENTAL

Un número menos para el #200 y cruce con Gámbito. Le damos las gracias a Israel Huertas porque no sólo nos ha permitido usar a su personaje, sino que además ha escrito un magnifico número enlazando las dos series. No dejéis de seguir las aventuras del mutante ladrón en su propia serie y volved aquí dentro de un mes (figuradamente) o lo que sea.

Saludos

Jose

 
 
   
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