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Perseguidos y odiados por un mundo que les teme. Luchando por el sueño de que mutantes y humanos puedan vivir juntos y en armonía. Ellos son: la Patrulla-X
 
Patrulla-X

PATRULLA-X #366
Crisis de fe III
Temidos y odiados

Guión: Jose Cano Carlos Correia
Portada: Israel Huertas

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La historia actual continúa desde Factor-X #201.

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- Rachel –dice Meggan, sosteniendo el bebé en brazos, y no puede evitar que se le humedezcan los ojos.

Brian se inclina, apoyando una mano en el hombro de su mujer y rozando mejilla con mejilla, mientras hace muecas a la niña de ojos verdes y pelusa pelirroja en la frente que responde con risitas y gorgoteos a la atención de los dos superhéroes. Meggan se seca el lagrimal con un dedo.

- No te avergüences, deberías haber visto a Kitty –dice Jean, acercándose a la pareja con un paquete de pañuelos de papel.

Están los tres de pie, de paisano –Brian viste de estirado lord británico, con chaleco, pantalones con raya y esas cosas–, junto a la cuna de Rachel, en la habitación del matrimonio Summers en la Academia Massachussets.

- Un niño es algo tan hermoso –murmura Meggan, mientras mira como la niña juega con un mechón de su melena.

- ¿Sabes si Kurt o Kitty piensan pasar por aquí en algún momento? –dice Brian, sin dejar de guiñar los ojos y sacar la lengua a la niña.

- No creo, ellos... mm –Jean se lleva una mano a la sién.

- ¿Estás bien? –dice Meggan.

Ella hace un gesto para rechazar la ayuda de la pareja inglesa.

- No es nada... Sólo que no oía bien.

- ¿Perdón?

En el despacho de la directora, Emma Frost, sentada tras su escritorio, se pasa una mano por la frente. Repartidos por la habitación se encuentra Robert Drake –apoyado en una cómoda y mirando por la ventana-, Sean Cassidy –sentado frente a Emma- y Scott Summers –de pie junto a la puerta-. Sobre la mesa, un paquete de correos abiertos, dentro del cual hay una pieza de ajedrez.

- Asumo que la señora Summers puede oirnos ya perfectamente gracias a su enlace mental marital (imagino que venía con la licencia de matrimonio) –dice Frost.

- No les des tanto, tu y yo también tenemos uno –dice el Hombre de Hielo.

- Ah, pero eso es completamente diferente Robert.

- Sería más fácil traer aquí a Brian Braddock –murmura Banshee.

Emma se inclina sobre la mesa y coge la pieza, tallada en marfil, blanco impoluto.

- Probablemente a él le ha llegado una igual. Un mensajero en el aeropuerto. Un conocido que le estrechó la mano al descuido. Y un alfil negro que le resultará una invitación inequívoca y tentadora, con su pobre hermana pequeña entre rejas. No sabemos como va a reaccionar.

- Tu misma no sabes cómo quieres reaccionar –dice Scott.

- ¿Cuál de los Summers es el que quiere demostrar tamaña perspicacia?

- ¿Te lo estás pensando, Emma? –dice Sean.

- ¿Y si la mejor protección es ahora el Club Fuego Infernal? ¿Y si puede asegurar un futuro para la Academia y nuestros alumnos que ayude más a la convivencia pacífica que todas las Patrullas del mundo?

- No vamos a hacer eso –interviene Robert-. Hay una forma muy sencilla de anular a Shaw. Para siempre.

- Sé lo que estás pensando sin leerte la mente–Emma se gira hacia él, arqueando una ceja.

- Nosotros también –dice Cíclope–. Pero si vamos a hacerlo, que sea bien.

- ¿Jean ya trae hacia aquí a Brian? –pregunta Banshee.

- Sí.

- ¿Trish Thilby, Neal Conan, Robbie Robertson...? –empieza a enurmerar Emma, recostándose en su silla y colocando las botas sobre la mesa.

- Todos.

- Y Xavier –dice Cíclope.

Todos lo miran un instante.

- Sí –dice Bobby.

- Críos –masculla Emma.

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Laura Juárez se cambia de mano la bolsa de la compra para poder sacarse del bolsillo de atrás de los vaqueros las llaves del pequeño apartamento. Es uno más en una urbanización de pisos pequeños y sin plantas, con pequeñas terrazas que dan a la playa. El mar azul de Florida se exntiende en el horizonte.

Abre con algo de dificultad, en equilibrio. El piso es pequeño y alargado, la cocina se encuentra justo junto a la entrada, así que Laura entra directamente en esta, sin echar un vistazo al salón, al final del pasillo, y dejando abierta la puerta tras de sí.

Al pasar, se mira un segundo en el espejo del recibidor, el rostro moreno, los ojos grandes negros y tristes y sus inevitables ojeras, el pelo castaño y rizado, las cicatrices en las mejillas. Coloca la bolsa sobre la encimera y empieza a sacar latas de conservas para meterlas en el frigorífico. Entonces, escucha el crujido en el salón.

Avanza con precaución, paso cortos. La sala de estar es una habitación pequeña, apenas una estantería de dos plantas con una docena de libros, una televisión vieja, un sofá, una silla y una mesa baja y pequeña sobre la que hay un mando a distancia y un cenicero. Con colillas.

- ¿Hola? ¿Caín?

Siente al hombre un segundo demasiado tarde. La agarra de un brazo y se lo coloca en la espalda, sin hacerle daño pero inmovilizándola. Con la otra mano, cubierta con un guante que deja libres el índice y el meñique, le tapa la boca.

- Sssh, ma petite Responso –le susurra al oído, haciendo que un escalofrío recorra la espalda de la chica–, no voy a hacerte nada. Sólo quiero que me digas donde puedo encontrar a ese amigo tuyo al que llamabas...

- Joder, Lebeau, qué capullo eres...

Gámbito también intuye el golpe demasiado tarde. Un puñetazo en la base de la nuca, detrás de la oreja, que lo desequilibra y lo obliga a soltar a la chica. Aprovecha el impulso para empujarla sobre el sofá, y luego girarse y desenvainar su vara extensible. Recibe una patada en la barbilla y cae al suelo.

Shard, los brazos en jarras, uniforme policial y gafas de sol, da un par de pasos, pega una patada a la vara mandándola bajo la estantería y luego coloca una bota sobre el pecho de Gámbito.

- En serio, eres un completo gilipollas... –lo señala con el dedo.

- Shard, ma belle bête, cuanto tiempo1 –Remy sonríe mientras se limpia con el dorso de la mano un pequeño hilillo de sangre que le sale del labio inferior–. Veo que te sigue gustando fuerte...

- Cállate –Shard se quita las gafas de sol con un gesto brusco y lo apunta con ellas-. ¿Te gusta joder programas de protección de testigos? ¿Es que todos actuáis siempre sin pensar?

La líder de Factor-X se tensa completamente cuando nota los pasos. Aparta el pie del pecho de Gámbito baja la mano de las gafas. Igualmente demasiado tarde.

Snikt. Dos garras pasan a ambos lados del cuello de Shard, una de ellas rozándole la gargante. Además, Lobezno le sujeta un brazo con la otra mano. Es la primera vez que se encuentra en persona él desde que llegó a nuestra época, y aunque Bishop ya la había advertido, la viajera del tiempo se decepciona al comprobar que el mutante canadiense es igual de alto que ella. Aunque considerablemente más ancho.

- Te aseguro que a mí me cae tan bien como a ti, niña, pero me hace falta.

Gámbito se ha puesto en pie y se sacude la ropa, sin dejar de sonreír y mirar a Shard.

- Me ofendes, mon camarade.

- ¿Tienes a la otra, inglés? –grita Lobezno, ignorando al cajun.

Pete Wisdom aparece por el pasillo, tras el ruido de la puerta de entrada al cerrarse, empujando a Empática, a la que amenaza con un par de cuchillos flamígeros. Lleva un cigarro en la comisura de la boca.

- No os lo vais a creer... Esta tía es de Cardiff... ¿Qué clase de supergrupo de pervertidos ficha nuevos miembros en Gales?

Responso contempla la escena acurrucada en el sofá, con ojos espantados.

- Eres buena, pero no tanto como te crees –dice Lobezno.

- No me creo nada –contesta Shard.

- No hablo contigo –Logan se gira hacia un espacio vacío junto a la estantería–. Sal con tu compañero o nos las cargamos a las dos.

No ocurre nada. La garra central de Lobezno sale lo suficiente de su vaina como para acariciar el cuello de Shard.

- Es un farol –interviene Patricia, mirando a Wisdom, cogiendo por sorpresa a los miembros de la Patrulla-X.

Lobezno gruñe, Shard se permite sonreir de medio lado.

- Me encantan las chicas con intuición –dice Gámbito, guiñando un ojo a Patricia. Luego se deja caer en el sofá, junto a Responso– . Relájate, petite, no creo que nadie quiera hacerte daño.

- Tregua –dice Lobezno.

- Tregua –contesta Shard–. Me da igual lo que pienses, sal del camuflaje, –ordena la líder de Factor-X.

- Te repito que no eres tan buena, llevo oyéndote respirar y parlotear todo el rato –agrega Logan.

Martinique Wyngarde, con cara de pocos amigos y murmurando maldiciones, aparece en el ángulo ciego hacia el que señaló Lobezno antes, junto al último miembro de Factor-X presente.

- ¿Douglock? –dice Wisdom.

- Bueno, no exactamente –contesta Cifra2.

- Ah, la chica ilusionista... también volvemos a vernos, chére3.

- Mr. Lebeau... Mr. Logan –responde Martinique, con fastidio, logrando que Empática y Shard la miren extrañadas.

- Nos daremos besitos luego –corta Lobezno–. Voy a guardar las garras, y el inglés va a soltar a la cría. Y entonces, empezaremos a hablar.

Shard, que apenas puede tragar saliva sin cortarse, sostiene la mirada de Lobezno unos segundos.

- Adelante.

Logan le suelta el brazo y recoge las garras, apartándose un par de pasos.

Wisdom recoge sus cuchillos flamígeros y le da un empujoncito a Empática hacia el rincón donde están Cifra y Mente Maestra. El ex espía se queda a poco menos de un metro de ellos, se apoya en la pared y se enciende un cigarro. Patricia hace una mueca de desagrado.

- ¿Eres tú de verdad, entonces? ¿Y dónde está la parte de Lock?

- Es... complicado... –contesta Doug, al que sus compañeras vigilan de reojo mientras habla.

Shard, que se está pasando una mano por la garganta, se dirige directamente a Lobezno. Ninguno de los dos se ha relajado. La jefa de Factor-X señala a Responso, ahora algo más tranquila gracias a Gámbito. - Lo que ha dicho el cajun –Remy le sonríe, ella hace una mueca de asco–, no es verdad. Puede que ni vosotros ni nosotros queramos hacerle daño, pero otros sí... Por eso estamos aquí.

- ¿Quién? –pregunta Lobezno.

- Dime primero para qué queréis al Juggernautt.

- Esto es un poco absurdo –corta Cifra, hacia el que se giran todas las cabezas–. Es evidente que ambos objetivos confluyen.

Lobezno vuelve a gruñir, mascullando una maldición que nadie escucha. Shard se muerde las mejillas por dentro. Pasan así unos segundos, mirándose sin decir nada. Cifra empieza a tamborilear con el pie en el suelo, mientras Wisdom hace rosquillas de humo como si la cosa no fuese con él, Gámbito susurra al oído de Responso –que procura disimular la risa– y Martinique y Patricia se miran de reojo sin saber qué hacer exactamente.

- ¡Oh, por favor! –salta Doug, cuando se harta de esperar a que Lobezno o Shard se decidan a dar el primer paso– Según la reconstrucción de los hechos que hice a partir de lo que declaró la Patrulla antes de ser detenida y sus movimientos anteriores, tras enfrentarse con el Juggernautt4, algún telépata, quizás Mariposa u otro con el que aún se hablen, extrajo de la mente de Marko información sobre dónde se encontraba el cuerpo inerte de Donald Pierce –mientras habla, seguido por las caras de estupor de todos los presentes, camina hasta colocarse entre los dos líderes–. Tenía sentido porque el Juggernautt formó parte del Círculo Interno de Club Fuego Infernal desde hace meses5, como Factor-X sabe desde El Apocalipsis, cuando combatió junto a los grupos-x para rescatar a Sebastian Shaw6 –Shard se ha puesto primero pálida y luego colorada, a Wisdom se le ha caído el cigarro al suelo–. La última vez que lo vimos fue en el entierro de Nate Grey7, junto a ella –señala a Responso–, que, dado que su novio fue temporalmente el Rey Blanco8, también puede tener información sensible sobre...

- Lo hemos entendido –corta Lobezno.

Shard agacha la cabeza y se lleva una mano a los párpados. Suspira.

- Averiguar si Marko lo hizo a propósito o alguien puso esa información ahí –empieza a enumerar con los dedos, sin levantar la vista–. Qué papel juega en todo esto. Si el cuerpo de Pierce estaba de verdad en el sótano de una sede del XSE y cómo había llegado ahí. Encontrar pruebas que impliquen a Shaw –vuelve a suspirar–. Apenas puedo dedicarme a protegerla a ella –mueve la cabeza hacia Responso–, y vosotros...

- ¿Sabéis a quién ha enviado Shaw? –pregunta Logan.

- No es Shaw –dice Martinique–. El que ha mandado matarla es el Rey Blanco.

- ¿Y quién es ahora el puto Rey Blanco? –responde el canadiense, algo impaciente.

Antes de que alguno de los miembros de Factor-X tenga tiempo de contestar, la pared a la espalda de Gámbito y Responso salta por los aires, enviándolos a ellos y al sofá sobre Lobezno, Shard y Cifra. Wisdom empuja a Empática y Mente Maestra al suelo para evitar los escombros.

Flotando a varios metros del suelo, un grupo variopinto de supervillanos: Brazos, el Desvanecedor, el mercenario Martillo Ligero9, Fantazia, Carmilla Unuscione, Sombra Temporal, Ogro y lo que parece una versión masculina de Ruleta10. En el centro del grupo, señalando al interior de la casa, con gesto desafiante, Erik el Rojo11, en una versión más morena que las anteriores y con melena morena.

- ¡Rendíos al poder de Factor 3!

- Vosotros no habéis estado aquí –dice Shard.

- Te hacemos falta, niña –gruñe Lobezno, mientras vuelve a sacar las garras.

- No he dicho lo contrario. El martillo de ese es de adamantium.

- Repartíos a los demás.

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- Salvaba mi vida, las de mis compañeros y la de medio Nueva York... –contesta Tormenta, a la que casi se puede escuchar chirriar los dientes a través de los micrófonos de la sala.

- Estoy seguro de ello. No discuto el historial de enfrentamientos de la Patrulla-X contra otros supervillanos, ni su colaboración con grupos de superhéroes que tan amablemente está teniendo a bien recordarnos la defensa...

- Señoría....

- El fiscal puede continuar mientras no se exceda, señor Lake.

- Dígame, señorita Munroe, la terrorista mutante conocida como Médula formaba parte de un grupo llamado la Gene-Nación, ¿no es así?

- ...

- La Gene-Nación era una escisión radical de un grupo de mutantes clandestinos conocidos como los Morlocks, que durante años habitaron en secreto en las cloacas de Nueva York. ¿Niega que usted era considerada la líder de ese grupo, señorita Munroe? ¿Por qué se radicalizó la Gene-Nación? ¿Qué ocurrió con los Morlocks?

- ...

- Señoría, mi cliente se niega a...

- No soy su cliente... Los morlocks murieron. Fueron masacrados.

- Por los Merodeadores, un grupo terrorista rival de la Patrulla-X...

- ¡Protesto!

- Se acepta.

- ...un grupo de supervillanos enemigo de la Patrulla-X... Los Morlocks fueron diezmados, pero la Patrulla acudió al rescate, ¿no es cierto? En aquél entonces se habían reconciliado con Magneto...

- ¡Protesto!

- Denegada.

- ¿Qué hizo la Patrulla-X con los heridos? ¿Capturó a alguno de los Merodeadores? ¿Por qué hemos tenido que reconstruir estos hechos de manera tan parcial, señorita Munroe? ¿Alguno de los Morlocks fue atendido por un hospital?

- ¿Los habría atendido un hospital?

- ¿Alguno de los Merodeadores fue llevado ante las autoridades?

- ¡Protesto!

- ¡¿Si hubiese entrado en una comisaria con Dientes de Sable bajo el brazo, no me habrían detenido a mi también?!

- ¡Orden! ¡Orden en la sala!

- ¡¿No será, señorita Munroe, que usted y su grupo se creen por encima de la ley, que sus quejas de discriminación sólo ocultan su deseo de vivir al margen de la sociedad, de forma similar a como lo hacían los morlocks, y que eso los ha llevado en repetidas ocasiones a tomarse la justicia por su mano?!

- ¡Protesto! ¡Protesto, señoría!

- ¡Orden en la sala!

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- Vengo en son de paz –dice Jamie Madrox.

Con las manos en alto, uniforme de FX con capucha y su tradicional gabardina sobre los hombros, el Hombre Múltiple avanza a pasos lentos para entrar en el antiguo santuario morlock, ahora reconvertido en cementerio. Túmulos en recuerdo de los mutantes caídos durante la Masacre Mutante y la Gene-Nación repartidos hasta donde se pierde la vista en una de las cavernas artificiales de los rincones abandonados del sistema de alcantarillado de Nueva York.

Jamie se detiene a un par de metros de donde comienzan las tumbas. Al modo de los cementerios de la superficie, hay pequeños pasillos para caminar entre las lápidas. Sabe que muchos cuerpos no se recuperaron, algunas de las placas son sólo conmemorativas. No hay, flores o algún adorno similar, no sobrevivirían. El descanso eterno de los morlocks se produce bajo cemento y lodo, con las ratas correteando sobre sus cabezas. Hay tres tumbas separadas del resto, como si fuesen especiales, sobre las que se secan varios ramos marchitos y que tienen una vela sobre cada una de ellas. Si la iluminación es escasa en el resto, aquí es casi inexistente, así que son la única luz de la que dispone Jamie.

- Soy yo, Madrox –dice, mientras avanza otro par de pasos, con el suelo crujiendo bajo sus pies-. Bueno, un Madrox. Vengo en son de paz.

- El truco del duplicado rebelde dejó de funcionar hace mucho –dice una voz femenina muy familiar a su espalda.

Jamie suspira. Sin bajar los brazos, se gira un poco hacia el lugar del que provenía el reproche.

- Joder, Terry, qué idiota eres...

Madrox da un respingo cuando siente alguien moverse junto a él, a su izquierda. Es casi el roce del aire en sus pantorrillas, como si quién sea se arrastrase por el suelo. Instintivamente, lleva sus manos al cinturón del traje, en busca de su kit de armas múltiples.

Es entonces cuando la siente, encaramada sobre su torso, los colmillos rozándole la base del cuello, las garras de una mano paseándose por la yugular y las de la otra clavadas en un hombro, las piernas aprisionándole la cintura y la cola enrollándose en uno de las manos que ya acariciaba el material antidisturbios del cinturón.

- ¿Cuántos duplicados puedes crear antes de empezar a desangrarte como un cerdo?

Bamf. El olor a azufre inunda toda la estancia. Jamie sabe, por el estallido, que el recién llegado se encuentra a apenas un metro de ellos, aunque la luz ha vuelto a cegarlo. Puede escuchar un aleteo, parecido al de un murciélago, acompañado de pequeños graznidos parecidos a una risa.

- Ah, mierda, qué peste... –se queja la captora de Madrox.

- Es suficiente, María. Puedes soltarlo.

- ¿Y si no quiero? –contesta Feroz.

Una llamarada de Lockheed enciende la primera de las antorchas que cuelgan de las paredes de la cámara. Permite que se vea a Rondador Nocturno con medio perfil sumido en sombras, el resto con reflejos del fuego sobre la piel azul, blandiendo una de sus espadas en dirección a la chica felina.

- Lo harás por respeto a tus camaradas caídos.

Jamie vuelve a respirar cuando siente aflojarse la presión de Feroz sobre su espalda y luego su peso cayendo al suelo. La mutante se aleja a cuatro patas, erizándose como un gato y mirando de manera amenazante al Hombre Múltiple.

Un par de llamaradas de Lockheed han mejorado mucho la iluminación, y aunque la caverna sigue teniendo un aspecto tétrico, al menos Jamie puede ver ahora más allá de sus narices. Mira de reojo las tres tumbas apartadas, pero aún no es capaz de leer los nombres.

- Sarah, Calisto y Máscara. Sólo Sarah está de verdad ahí –aclara Rondador.

Kurt apunta ahora con su florete12 al pecho de Jamie.

- ¿Sarah no es la chica de la Gene-Nación que Tormenta13...?

- Ella misma la enterró.

- ¿Y Máscara14?

- También era uno de nosotros, genetraidor –dice Feroz, agazapada ahora en un rincón junto a la puerta, entretenida en lamerse el dorso de las manos y pasárselo luego por el pelo.

Un par de pasos alrededor de Jamie y Syrin se sitúa por fin en su campo de visión. Va vestida con un traje de diseño parecido al de Banshee, pero en rojo y gris, los colores de Masacre15. Se cruza de brazos mientras se coloca junto a Rondador, frente a Madrox.

- No se lo tengas en cuenta, María, Jamie siempre ha tenido problemas con el sentido de pertenencia.

El Hombre Múltiple tuerce la boca ante el comentario de su ex.

Lockheed ha terminado de encender las antorchas y planea hasta colocarse en el hombro izquierdo de Rondador, que ha bajado su espada y apunta ahora al suelo.

- Estamos esperando que te expliques, Madrox –dice el elfo–. Sé que te negaste a participar en la detención16, pero comprenderás que tomemos nuestras precauciones

- Vale, vale... –Jamie, muy despacio, lleva una mano al interior de su chaqueta y se saca una libretita de anillas, que les muestra a los tres antes de abrir. Theresa y Kurt intercambian una mirada de estupor–. Esto son sólo mis apuntes, ¿vale? La investigación la lleva Comando, y por suerte es paralela al juicio, al menos de momento, pero yo ya no estoy autorizado para conocer los detalles...

- ¿Ese Comando es Comando Escarlata? ¿Bohannon? –pregunta Rondador–. ¿Eres consciente de lo que sea que vayas a contarnos, Madrox?

- Sí, es el que tu conocías como Comando Escarlata. Y lo que no sé es si sois conscientes vosotros –empieza a leer–. Quince incidentes los que sois fácilmente identificables en las últimas semanas. En los de Nueva York, aparte de varias intervenciones de Gatasombra y mínimo una de Coloso, había un rastreador –se gira hacia Feroz–. Tenía otra sospecha, pero ya está claro...

María Callasantos le enseña los colmillos.

- Tú mismo, Jamie –sonríe Syrin.

- .... –Madrox mira a Rondador, pero éste permanece completamente inexpresivo– En Ohio había un piroquinético sobre el que prefiero no especular. En Oregon, las marcas en la pared, la calzada y el torso de los tipos indican a gente con supervelocidad, al menos una persona, probablemente un hombre. Joder, está tan claro quién es que lo descartarán en la investigación sólo para no provocar un incidente internacional.

- Sí, parece muy claro quién es –dice Kurt.

Jamie se muerde los labios.

- En Denver acompañaba a Coloso un imitador del Sapo, por Dios. En Nueva Orleans estaban contigo, por el tipo de quemaduras, Cámara, Júbilo y, a juzgar por el estado mental del tipo que encontramos en el contenedor, Danielle Moonstar. Eso ya me parece rozar la irresponsabilidad, primero por llevar a dos alumnos de Emma Frost, y segundo porque Espejismo y sus compañeros en la UCLA disfrutan de un indulto17 que puede anularse fácilmente. Que por cierto, os excluye a vosotras dos –señala a Terry y a Feroz-, una colaboradora habitual de un conocido asesino a sueldo18 y un fugitiva de la justicia19.

Feroz se eriza de nuevo y amenaza con las garras al Hombre Múltiple cuando la menciona. Syrin suelta un bufido.

- No entiendo a dónde quieres ir a parar exactamente, Madrox –dice Rondador.

Jamie se guarda la libreta. Mira al suelo, suspira, y luego vuelve a mirar a Kurt.

- Intento ayudaros. Si yo he llegado hasta aquí, Valerie Cooper, Forja o Mística también pueden. Y si uno de ellos no se lo ha explicado a Comando, da igual, porque lo deducirá por sí mismo más tarde o más temprano, o con ayuda de otros. Me gustó la detención tan poco como a vosotros, pero ya está hecho, el juicio está en marcha, y con esto sólo estáis poniendo en peligro todo por lo que llevais luchando años.

- No lo creo.

- ¿No? ¿Queréis que la Academia de Emma Frost acabe implicada en la investigación? Tengo pruebas de que Bishop ha participado también en alguna incursión, eso lleva directamente al, ejem, senador Xavier. Maldita sea, hay un incidente que Comando ha ignorado porque era un carterista de pacotilla, pero fue a menos de una manzana de la casa de Longshot y Dazzler en Forrest Hill, se usaron poderes lumínicos y estaban las marcas de las garras de Lobezno.

Rondador sonríe por primera vez.

- Seguro que lo parecían.

- ¿Qué?

- Escuchame, Madrox –mientras habla, Kurt enfunda su espada, provocando que Lockheed se cambie de hombro, y hace un gesto a Feroz–, ¿era alguno de esos... incidentes, un delito en sí mismo? ¿O se parecían bastante a lo que suelen hacer gente como Spiderman, Daredevil o el Caballero Luna, sólo que centrados específicamente en criminales o víctimas mutantes? Lo que no pueden o no quieren hacer los XSEs.

- .... – Jamie se da cuenta de que Feroz ha desaparecido–. Los firmáis como la Patrulla-X. La gente os los atribuye. Eso puede ser bastante.

- A veces. ¿Dices que estás seguro de la participación de todas esas personas? ¿Cuántos mutantes cuentas ahí, en tus apuntes?

- Yo...

- ¿Cómo sabes que era Lobezno? ¿Qué en ninguna de esas acciones ha participado un metamorfo? ¿Qué no hemos hechos un par de llamadas, no sé, a amigos como Colleen Whig, por ejemplo, y es sólo un ejemplo, y esa pared que crees que derribó Coloso la tiró en realidad Luke Cage? –Lockheed grazna sobre el hombro de Rondador– ¿Cómo sabes que los poderes lumínicos de Forrest Hill son los de Dazzler y los de Nueva Orleans los de Júbilo? ¿O qué los poderes sónicos son de Theresa y no de su padre? ¿Quién es el piroquinético? ¿Shiro Yoshida? ¿O Pyros? Has hablado del chico nuevo, el nuevo Sapo, ¿cuántos más reclutas que no conoceis tenemos? ¿Cómo estás tan seguro de todo eso, Madrox?

Jamie se mira la punta de los zapatos. Syrin se ha movido hasta estar casi pegada a Rondador.

- Os he encontrado, ¿no?

- Si –Kurt ofrece una mano a Theresa–. Pero no creo que vuelvas a hacerlo.

- No sé que intentáis demostrar –contesta el Hombre Múltiple, mirándolos directamente.

Syrin recoge la mano de Rondador. Éste señala con un dedo de la que le queda libre a Jamie.

- Que puedes encerrar a algunos hombres-x, pero no el concepto de la Patrulla, ni lo que esta significa. Que es necesaria, para los mutantes y para el mundo. Y que no podéis reducir la lucha por la hermandad entre humanos y mutantes a un problema de burocracia y seguridad ciudadana.

- ¿Hermandad? ¿Has usado la palabra "hermandad"?

Kurt chasquea la lengua contra el paladar.

- Vuelve sólo si quieres unirte a nosotros, Jamie –se despide Terry.

Lockheed abre sus alas y chilla. Bamf. La nube de humo y la peste a azufre saturan a Jamie Madrox unos segundos.

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- Muy bien, Michael, puedes marcharte, deja que la realeza discuta estos graves asuntos.

Un gesto de la mano de Sebastian Shaw y Portal, el joven peón negro del Club Fuego Infernal, abandona la sala real del edificio el Cisne. Shaw, el Rey Negro, se encuentra en el centro de esta, donde ha recibido el informe del muchacho, las manos cruzadas a la espalda. Tessa, Reina Negra, permanece un par de metros tras él, dudando si tomar la palabra, conteniendo el gesto de tocarle el brazo. El Amo del Juego, Rey Blanco, ocupa uno de los tronos de su color, una enorme enciclopedia sobre las piernas, y sonríe burlonamente. En una esquina, un anciano con gafas oscuras se sienta cara a la pared con un libro en braille entre las manos: es Profeta, el antiguo acólito de Magneto con poder para captar atisbos del futuro.

- Los antiguos alumnos de Xavier y los hombre de Valerie Cooper intentar rehacerse. No son tan estúpidos como para ignorar que somos el enemigo.

- Creo, mi querido corregente, que se lo hemos dejado bastante claro –dice el Amo, sonriendo tanto que hace que Shaw sospeche que se burla de él–. De momento, mi Factor 3 continúa entorpeciendo a los detectives de ambos grupos, entreteniéndolos en una búsqueda del tesoro sin sentido.

Profeta se gira levemente hacia el Amo del Juego, cuya sonrisa vacila un instante.

- ¿No es así, Profeta?

El anciano tarda unos segundos en contestar.

- Así es, mi Rey.

Shaw mira el ciego y al telépata y Tessa mira a Shaw.

- En cualquier caso, ha llegado el momento de poner en marcha la última etapa de nuestro plan para Factor-X –dice el Rey Negro, resuelto, caminando hacia su propio trono, dejando a Tessa sola en el centro de la sala.

- Sin duda –dice el Amo.

- Sebastian –murmura la Reina.

- Valerie Cooper está deshabilitada, Forja y los miembros afines a la Patrulla distraídos por el juicio, sus mejores hombres entretenidos por Factor 3 –hace un gesto con la mano hacia el Amo al que esté contesta con una inclinación de cabeza, aunque frunciendo levemente el ceño. Tessa parece suda un poco- y se han convertido en parias para el resto de sus amigos mutantes... Es hora de acabar con ellos.

El Amo mira el asiento libre junto al suyo.

- La Hermandad de Mutantes y el Círculo Interno unidos por una nueva Reina Blanca... –pasa una página de su enciclopedia casi relamiéndose.

- ¿No es así, Profeta? –interviene Sebastian Shaw, girándose hacia el anciano.

- Sí, mi Rey Negro.

Crisis de Fe continúa en Factor-X #202

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1.- Gámbito tuvo sus más y sus menos con Factor-X en Gámbito #12 y Factor-X #196.

2.- Las explicaciones sobre la separación de Cifra y Warlock en Factor-X #187-188 y Factor-X #201.

3.- Gámbito, Lobezno y Martinique Wyngarde se conocieron en la miniserie Gámbito y Lobezno: Víctimas, con Arcade de malo (cosas que pasan). En MarvelTopia sólo hay una Mente Maestra, sin Lady ni mariconadillas, y es, relativamente, una heroína. Formó parte de los Cachorros. En serio.

4.- En Patrulla-X #363.

5.- Caín Marko fue Torre Blanca (que no Torreblanca... el que conozca Sevilla entenderá el chiste... es un barrio un poquito chungo... en fin...) del Círculo Interno entre X-Man #31-37.

6.- En... El Apocalipsis, vaya.

7.- X-Man #50.

8.- X-Man #29-37.

9.- Enemigo de Arcángel, ver su maxiserie, aquí en MarvelTopia.

10.- Er... si, un hermano perdido de Ruleta con sus mismos poderes, ¿qué pasa? Ver la saga de Factor 3 en FX #192-193 .

11.- Erik el Rojo siempre ha sido un disfraz de alguien. En la saga de Factor 3 lo era Nate Grey. ¿Alguien tiene algún candidato?

12.- Como escribí esta escena en plena efervescencia olímpica y eso, con los esgrimistas recordándonos las diferencias entre las distintas armas y tal cada vez que los entrevistan, aclaro que lo que usa Rondador son floretes, canijillos y mariconas, de estilo francés, sólo que uso espada como sinónimo, aunque sepa que no es lo mismo, porque si no sería muy reiterativo y pesado. En mi otra serie con espadas (perdón), El Águila, Alejandro usa espadas roperas españolas, viriles y pesadas como ellas solas.

13.- Lo que decíamos antes. Médula nunca resucitó en MarvelTopia, ahorrándose las humillaciones posteriores, como ser olvidada por los guionistas y cosas así. Tormenta la mató en Patrulla-X Vol. 2 #4.

14.- Máscara, morlock de muy mala baba, palmó en Patrulla-X #132 (o por ahí).

15.- Syrin es actualmente la compañera de correrías de Masacre, ejem, leed su serie, aquí en MarvelTopia.

16.- En el ya clásico FX #200, claro.

17.- Los Nuevos Mutantes recibieron el indulto en el especial X-Force/Excálibur

18.- Masacre, claro, Masacre. Leed su serie.

19.- A Feroz la entrullaron en X-Force, parece que se ha escapado, ¿ein?

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X-MANIA

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Carlos

 
 
   
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