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Estela Plateada. Señor del Fuego. Legado. Sota de Corazones. Bill Rayos Beta. El Hombre Imposible. Poseedores de poderes sobrehumanos que han jurado preservar el status quo del Universo.
 
Poderes Cosmicos

PODERES COSMICOS VOL. 2 #32
Conflicto de intereses
Guión: Bergil

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Portada: Dibujada por Ángel Medina y entintada por Terry Austin. La portada aparece dividida verticalmente en dos. Como si estuvieran espalda contra espalda aparecen Sota de Corazones (a la derecha) y Armagedón (a la izquierda). Sota se enfrenta a Nova, mientras que el monarca troyano se enfrenta a un Trauma cubierto de circuitos.

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Armagedón, monarca absoluto del Imperio Troyano, avanzaba en silencio por los desiertos corredores que conducían al panteón real. No había avisado a su guardia personal. A pesar de lo dilatado de su vida1, aún conservaba intactos el vigor y la voluntad que le habían permitido retener, con puño de hierro, el poder supremo durante tanto tiempo. Por ello, y por el hecho de que el monarca reinante era la única persona autorizada a moverse por aquella zona del palacio2, había decidido acudir solo cuando la alarma que le indicaba que algo extraño ocurría en aquellas lóbregas salas comenzó a destellar en el silencio de su habitación3.

Finalmente, llegó ante los enormes batientes que daban acceso a la cámara funeraria. Deteniéndose ante ellos, se concentró, intentando escuchar si algún sonido se producía en el interior, antes de desactivar los cierres y penetrar en el recinto. Nada. Todo permanecía en el más completo silencio. De repente, un hilo apareció entre las dos hojas. Bifurcándose, se ancló a ambos lados de la línea central, y comenzó a aumentar de grosor, revelando que estaba formado por algo semejante a circuitos. Venciendo la increíble presión de los mecanismos de seguridad troyanos, la puerta comenzó a abrirse, primero lentamente y luego a mayor velocidad. Finalmente, ambas mitades quedaron completamente abiertas, mientras los tentáculos que habían obrado el prodigio comenzaban a retraerse hacia la figura que permanecía detrás. Armagedón no tuvo problema ninguno en reconocerla.

- Saludos, padre -dijo Trauma.

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En el pequeño y apartado planeta en el que Thanos había fijado su residencia4, el titán loco daba instrucciones a Sota de Corazones.

- Bien, contraxiano, el tratamiento al que te estoy sometiendo para curar el mal que te debilita5 está actuando en el sentido correcto. Estás lo bastante recuperado para comenzar a devolverme el favor que te estoy haciendo.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó Sota, suspicaz.

- Exactamente lo que he dicho. No supondrías que mi ofrecimiento de sanarte lo hice por pura bondad de corazón, ¿verdad?

- No..., ya supongo que no. Bueno, ¿y qué es lo que quieres que haga, exactamente? Te advierto que...

- No te preocupes -le interrumpió Thanos-. Veo por dónde vas, y no voy a encargarte nada que vaya contra eso que los héroes llamáis pomposamente principios.

- De acuerdo. ¿De qué se trata?

- Necesito que me encuentres un objeto, una... fruslería.

- ¿Sólo eso? ¿Así de fácil?

- Oh, si algo no será es fácil -dijo Thanos, con una sonrisa torcida-. Probablemente encuentres más oposición de la que te gustaría. La gente tiende a encapricharse de...

- ...las fruslerías -dijo Sota, terminando la frase.

- Exactamente. Bien, en este módulo de memoria tienes todos los datos que necesitas para tener éxito en esta tarea.

- Una cosa más...

- ¿Sí?

- ¿Qué hago con esa oposición que, según tú, me encontraré?

- Eso lo dejo a tu elección. ¿Que logras salir airoso, ateniéndote a tus principios? Pues mira qué bien. ¿Qué tienes que herir, mutilar o matar para tener éxito? A mí me da exactamente lo mismo. Sólo me interesa el resultado.

- Bien. Me marcho, pues.

Cuando Sota hubo desaparecido, Gamora salió de entre las sombras.

- ¿Lo has oído todo con claridad? -preguntó Thanos.

- Diáfana -respondió, lacónica, la que en tiempos fue considerada la mujer más peligrosa del Universo.

- Bien. Síguele y no le pierdas de vista; pero que no te descubra, si es que puedes evitarlo.

Sin decir una palabra más, la mujer de piel color de jade salió, se introdujo en su nave y despegó. A solas, Thanos musitó sólo dos palabras:

- Estúpidos ingenuos...

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- Sólo una cosa antes de terminar contigo... -dijo Armagedón.

- ¿Sí, padre?

- ¿Quién eres tú, que has cometido el sacrilegio de adortar la apariencia de mi hijo y osas hacerte pasar por él?

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Sota de Corazones se sentía mejor. Ignoraba en qué consistía exactamente el tratamiento al que le estaba sometiendo Thanos, pero era indudable que estaba surtiendo efecto. Aunque aún no se sentía tan cargado de energía como cuando recargó el sol de Contraxia6, notaba que sus energías regresaban. Apartó sus pensamientos de la felicidad que le embargaba y se concentró en la misión que le había encomendado el titán loco. Volvió a repasar los datos que le ofrecía el módulo de memoria que Thanos le había dado antes de partir. No ofrecían gran cosa: una imagen del objeto a encontrar (del tamaño de su puño cerrado, de forma de huevo, con un algo parecido a un gatillo y un pequeño tubito que salía de su parte superior), la recomendación de, bajo ninguna circunstancia, apretar el gatillo, y una indicación de la zona del espacio en presumiblemente se encontraba. Además, el módulo incluía un rastreador que estaba calibrado para detectar la firma energética del objeto.

Tras varias horas de moverse por los sistemas estelares que la información de que disponía señalaba como más probables, Sota de Corazones comenzaba a aburrirse. Nunca había sido un ser especialmente paciente, pero aquel ir y volver, aquella pérdida de tiempo sin sentido, habría alterado hasta la calma del mismísimo Estela Plateada... o del flemático Adam Warlock, ya puestos. O, al menos, eso es lo que pensaba Sota.

En ese momento, una lucecita se activó en el módulo.

- Vaya, hombre, menos mal -masculló Sota de Corazones-. Parece que este jodido aparato por fin ha detectado algo.

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En Taa III, Galactus convocó a Nova a su presencia.

- ¿Deseabas verme, amo? -preguntó la terrestre.

- Sí, heraldo -dijo el Devorador de Mundos-. Tengo una misión que encomendarte.

- Entonces... ¿ya no estás enojado conmigo por haberme marchado sin tu permiso7?

- Galactus se encuentra muy por encima de sentimientos de seres mortales como el que insinúas, heraldo -replicó fríamente Galactus. Nova agachó humildemente la cabeza.

- Sí, amo. Perdona. ¿Qué misión deseabas encomendarme?

- Thanos de Titán ha conseguido que alguien, una vez más, haga el trabajo sucio por él. Ha enviado al ente conocido como Sota de Corazones en la búsqueda de un objeto que no debemos permitir caiga en sus manos. Tu misión será impedir, por cualquier medio que sea necesario, que ese objeto llegue a poder de Thanos. Por cualquier medio. ¿has entendido?

- Perfectamente, amo -respondió Nova, que sabía que cuando Galactus hablaba en aquellos términos, nada ni nadie debían interponerse-. Y dicho objeto es...

- El Nulificador Supremo8.

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En la superficie del planeta Ogiggia, una pequeña mano enguantada de morado aferró un objeto del tamaño de un puño cerrado, de forma de huevo, con un algo parecido a un gatillo y un pequeño tubito que salía de su parte superior.

- Vaya vaya... -dijo una voz chillona-. ¿Qué será esto?

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Jack se aproximó a la superficie del planeta. El puntito que en su módulo representaba la situación del objeto que andaba buscando cada vez se aproximaba más al centro del visor. Debía estar ya muy cerca...

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Impy oyó ruido de pasos acercándose. Mirando a un lado y a otro, no vio sitio alguno donde esconderse. No podía salir huyendo, porque sería descubierto de inmediato. Si se convertía en algo muy pequeño, no podría llevarse el objeto que había encontrado, y que ardía en deseos de examinar. Si se convertía en algo muy grande, quienquiera que se acercara podía decirdir que convenía usar fuerza letal, y aunque los poppupianos controlaban completamente todas sus moléculas, no estaba muy inclinado a comprobar hasta qué límites llegaba dicho control. Súbitamente, una luz se hizo en su cerebro9.

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Finalmente, la luz del módulo se situó en el centro de la pantalla. Jack Hart debía estar prácticamente encima del objeto que buscaba. Escudriñando con atención el suelo, paseó la mirada a un lado y a otro, hasta que finalmente encontró lo que buscaba. Sólo había un problema: al lado había otro objeto exactamente igual, aunque con un color diferente: mientras que el primero era de un inconfundible color metélico, el segundo era... ¿verde y morado? Jack dudó unos instantes, y después decidió coger los dos... por si acaso. Despegó y se dispuso a regresar.

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Nova no dejaba de darle vueltas a una duda que la carcomía: aquella misión que Galactus le había encomendado... ¿era una muestra de confianza o, por el contrario, se trataba de una prueba a la que el Devorador de Mundos deseaba someterla?

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Tras abandonar el Saco de Carbón, Ganímedes volvió a su vagabundear por el espacio. Sin rumbo determinado, de repente su atención se vio atraída por una estraña luz parpadeante. Acercándose, comprobó que se trataba de una ext raña construcción edificada en un planetoide, con una miríada de naves atracadas en las proximidades. Un letrero luminoso, que se encendía y apagaba, mostraba lo que debía ser el nombre del local: Star Stop Café.

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Metido dentro del bolsillo del uniforme de Sota de Corazones, el Hombre Imposible comenzaba a pasar calor. Además, cualquiera sabía a dónde le estaba llevando aquel tipo, aquel ¿Rey de Picas? ¿Dama de Tréboles? ¿As de Diamantes? Si tan sólo lograra recordar los nombres de aquellos divertidos cartoncitos a los que tan aficionados eran los humanos...

En cualquier caso, llevaba allí demasiado tiempo. Deslizándose con tanta suavidad como pudo, y arrastrando tras de sí aquel extraño objeto por el que de repente todo el maldito Universo parecía haberse interesado, salió al espacio interestelar y comenzó a alejarse poco a poco. Finalmente, cuando Sota de Corazones hubo desaparecido, recuperó su forma habitual, y procedió a examinar el objeto que tenía en la mano.

No pudo hacerlo mucho tiempo. A gran velocidad, el ser que había estado vigilando desde lejos se le acercó:

- Dame eso, si sabes lo que te conviene -dijo Nova, intentando aparentar una frialdad de ánimo implacable que no sentía en absoluto.

El Hombre Imposible levantó la vista y reconoció a la heraldo de Galactus.

- Yo lo encontré primero. Me pertenece.

- No digas tonterías. Ese objeto pertenece a Galactus, y es sólo por accidente que no se encuentra en su poder. Así que devuélvelo a quien pertenece.

- P-p-p-pero...

Sin embargo, aquella conversación no iba a terminar pacíficamente. Cuando el Hombre Imposible se tensaba para escapar, Sota de Corazones regresó. Se había dado cuenta de la falta del objeto, y había deshecho el camino.

- Dame eso, poppupiano.

- No, yo lo he encontrado y me lo quedo.

- Pertenece a Galactus -dijo Nova-, y es a mí a quien debes entregarlo.

- Si no es por mí, seguiría perdido -dijo el Hombre Imposible.

- No es cierto -dijo Sota-. Lo habría encontrado sin tu ayuda. De hecho, lo encontré sin tu ayuda.

La conversación habría seguido eternamente, de no ser porque el Hombre Imposible hizo una finta e intentó escapar. Sota de Corazones trató de detener al poppupiano lanzándole un rayo de baja intensidad, al tiempo que Nova trataba de hacer lo mismo con los mismos medios. La retroalimentación dejó aturdidos a los dos seres más poderosos, ocasión que aprovechó el Hombre Imposible para escapar.

Cuando ambos se recuperaron, comprobaron que el poppupiano había desaparecido.

- Y ahora, ¿qué hacemos? -dijo Nova.

- Tú, no sé; yo voy a recuperar ese cacharro -replicó Sota de Corazones, que se lanzó en persecución del hombrecillo verde.

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1.- Aunque en ninguna parte se haya dicho expresamente, es razonable suponer que, si fueron los Troyanos los que concedieron a Agamenón y el resto del Panteón el don de la larga vida (ver El poderoso Hulk # 415), es porque ellos mismos disfrutan, al menos, de una vida de igual longitud en plenitud de facultades.

2.- Como se señaló en el último número.

3.- Nuevamente, en el episodio anterior.

4.- Tras los hechos narrados en El guantelete del Infinito.

5.- Que comenzó a manifestarse en Poderes Cósmicos # 9.

6.- En el número 4 de la serie limitada Sota de Corazones.

7.- Nova regresó brevemente a la Tierra en Poderes Cósmicos # 29, ya que Phineas T. Horton, a.k.a. Thomas Raye, estaba moribundo. A su vuelta, en Poderes Cósmicos # 30, Galactus le echó un rapapolvo.

8.- Que dejo de estar en posesión de Galactus cuando en la lucha con Morg y Tirano, el Nulificador se activo, destruyendo a Morg, Tirano y Taa II, y obligando a Galactus a escapar en otra dimensión. Se vio en Estela Plateada v.3 nº 109

9.- Suponiendo, claro está, que el Hombre Imposible tenga tal cosa, en el sentido de "mente racional".

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En el próximo número: ¿Obtendrá Sota definitivamente el Nulificador Supremo y se lo entregará a Thanos? ¿Prevalecerá, por el contrario, la voluntad del Devorador de Mundos? ¿Cómo terminará el enfrentamiento entre Armageddón y Trauma? ¿Qué otros movimientos hará la Tecnarquía en su no declarada guerra contra el resto del Universo? Para conocer las respuestas a (algunas de) estas preguntas, tendrás que leer Poderes Cósmicos #33.

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En cualquier caso, no dejéis de leernos, y escribid a Autopista hacia el espacio - Correo de los lectores (poderes_cosmicos@marveltopia.net) con cualquier duda o comentario que os surjan. Que no muerdo, caramba, y es muy agradable recibir e-milios (incluso aunque sean críticos).

 
 
   
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