Superhumanos #17

superhumanos17

Por Ibaita
Portada de MiR0 Bazoalto


Fecha de publicación: Mes 177 – 1/13


VOLUMEN II: LOS VENGADORES

Número 32: Apagar la llama

Un hombre con aspecto joven, unos cuantos años menos de los que aparentaba, bajaba por la ladera de una colina. Llevaba una túnica azul, una vara y tenía el pelo bastante largo. ¿Cuántos años llevaba allí? ¿Cuatro? ¿Cinco? El tiempo pasaba de forma diferente y también se medía de forma diferente. El segundo sol ya se estaba poniendo.

-Todo está controlado, Clea.

Una mujer de cabello blanco salió de un carro en un camino bajo la colina y besó al hombre.

-Entonces estamos listos, ¿Anthony?

-Por supuesto.

-¡Eahl!-gritó Clea-¡Se están acercando!

La pareja se metió en la caravana mientras el rebelde Eahl hacía una seña a los demás para que se agazaparan. Una caravana se estaba acercando. El primer carruaje frenó ante el bloqueo del camino.

-¡Haced paso a la Guardia Real!-gritó el conductor.

-¡Muerte a Dormammu!

-¡Apagad la Llama!-fueron las respuestas.

Los rebeldes salieron del carro y se abalanzaron contra los guardias. Una patada de Eahl derribó al conductor. Después sacó el cuchillo y se preparó para enfrentarse a los demás. Uno de los guardias salió armado con un pequeño cetro de cristal y lanzó un rayo que derribó al rebelde.

-¡Anthony!-gritó Clea mientras lanzaba un hechizo contra los guardias-¡Ocúpate de ése!

El Dr. Druida obedeció y el guardia se durmió al instante. Mientras, Clea hizo aparecer unas bandas carmesíes que inmovilizaron a los dos que quedaban. Eahl agarró la lona que cubría el carro y la quitó. Un cargamento de cetros; armas mágicas que sintonizaban directamente con el poder de Dormammu.

-¿Cuántos habrá? ¿Cincuenta?-preguntó Druida contemplándolos.

-Será un duro golpe-comentó Eahl-. Lo mejor de todo es que la energía de Dormammu no puede dejar los cetros hasta que se rompan. Mientras él gasta cada vez más haciendo los cetros, nosotros se la robamos. Al final él será prácticamente inofensivo y nosotros tendremos todo el poder de la Llama.

-No necesariamente-apuntó Clea fríamente-. No puede ser tan estúpido; tarde o temprano cambiará de sistema. Además, el poder que hemos robado es una fracción infinitesimal del de la Llama.

-¿Entonces qué sugieres, Clea? No creo que haya otra forma de atacar.
-Hrmf… Tal vez sí la haya-replicó Druida.


Meses después.

La plaza estaba llena a rebosar de gente. En el medio, en un atril, se encontraba Dormammu sentado en su trono de acero.

Era el día de la ceremonia. El día en el que los parias, los antiguos magos de la que ahora se llamaba Dimensión Oscura, recargaban con sus energías el poder de la Llama, el poder de Dormammu. A cambio, ganaban otro año de libertad.

-Ahora-susurró Druida-. Están a punto de recargarlo. Dormammu no volverá a estar tan débil como ahora hasta el próximo año. ¿Das la señal?

-Claro-respondió Eahl con una sonrisa socarrona-. ¡Apagad la Llama!

A la señal de Eahl, unas cuantas docenas de rebeldes alzaron sus cetros y comenzaron a disparar rayos contra los guardias de Dormammu. Éste se levantó, y ante su simple mirada cayeron varios.

-¡¿Osáis interrumpir la ceremonia de la Llama?! ¡¿Osáis atacarme con mi propio poder?!

El gobernante de la Dimensión Oscura extendió sus dedos y una oleada de energía pura barrió la plaza, aniquilando a guardias, rebeldes y espectadores por igual. Eahl y otros pocos tuvieron la precaución de levantar escudos místicos con el poder del cetro, que apenas aguantaron la oleada.

El Dr. Druida la paró con un gesto de su mano derecha, mientras con la mano izquierda creaba unas bandas místicas que comenzaron a rodear a Dormammu. Éste hizo otro gesto y las bandas ardieron hasta consumirse en escasos segundos.

-¿Crees que puedes hacer frente al poder de la Llama, hechicero?

-Sí.

Un agujero negro se abrió tras Dormammu, pero se cerró al de pocos segundos. El gobernante lanzó un terrible rayo de energía pura que Druida apenas pudo contener. Escasos segundos después, unas raíces surgieron del suelo tras el hechicero y le inmovilizaron. Éste las hizo arder y se liberó, jadeando.

Los dos hechiceros se enfrentaban directamente, mientras los rebeldes y los guardias hacían otro tanto a su alrededor.

La piedra cobró vida junto a Druida y unas figuras se abalanzaron sobre él. Éste hizo que se derritieran con un gesto, mientras Dormammu lanzaba otro rayo más que quebró el escudo de Druida y le rozó la cara, haciéndole una quemadura que se le quedaría marcada por el resto de su vida.

-¡No tienes nada que hacer contra mí, rebelde!

Druida lanzó una nube de chispas contra Dormammu, que éste desvió con facilidad. Sólo tenía que distraerle un poco más…


Clea se encontraba desnuda. La ropa distraía, necesitaba notar sólo lo que debía de notar. Bastante concentración perdía en olvidar el suelo bajo sus pies. Su piel estaba pintada con sangre, tomando diversas formas extrañas. En el suelo de piedra de la montaña había un pentagrama dibujado en el suelo, también con sangre, y una vela en cada punta. Clea miraba hacia el nordeste, hacia la punta que correspondía al aire. El aire simbolizaba la razón, la espada. Esto era en lo único en lo que pensaba Clea; una espada. Ya la tenía completamente visualizada, era consciente de que no podía pensar en otra cosa sin pensar en que era consciente de algo que no fuera la espada. Empuñó la espada imaginaria y atacó contra la barrera. El ruido de la barrera al romperse la sacó de su gnosis y abrió los ojos.

Desde arriba de la montaña, podía ver los límites del imperio de Dormammu. Allí, la barrera que contenía a los sin mente, criaturas terribles que daban nombre a la Dimensión Oscura, acababa de romperse. Los sin mente comenzaron a andar en busca de muerte, caos y destrucción.


Eahl disparó otro rayo con el cetro, que rebotó contra el escudo de un guardia sin causar daños. Sin embargo, aprovechando el giro del ataque, levantó el cuchillo de su mano izquierda y mató a otro guardia de un profundo corte en el cuello. Las rebeliones siempre venían manchadas de sangre.

A su lado, Druida se encontraba de rodillas. Dormammu parecía a punto de rematarle cuando se detuvo de pronto.

-No. ¡La barrera! ¡Necios, habéis destruido la barrera mística que contenía a los sin mente!

-Míralo por el lado bueno, ahora no necesitas gastar una parte tan grande de tu poder en mantenerla-sonrió Druida.

-¿Osáis decir que lucháis por la libertad cuando acabáis de condenar a toda esta dimensión a la destrucción a manos de los sin mente? ¿Era esto lo que queríais?

-Pues míralo así: No luchamos por la libertad, sino por el caos.

Aprovehando el descuido de Dormammu, Druida liberó por fin el hechizo que llevaba meses preparando. Como una red mística que cayera de pronto, el amo de la Dimensión Oscura quedó atrapado en algo que ni siquiera sabía lo que era. Un destello cubrió la plaza, cegando a guardias y rebeldes.

Cuando recobraron la vista, Dormammu se encontraba de rodillas y Druida de pies, con la Llama brillando en su cabeza.


-La barrera ha sido reconstruida-informó Druida saliendo del trance-. Habéis hecho un buen trabajo conteniendo a los sin mente. Es bueno ver que también los parias han ayudado.

-¿Y ahora qué harás?-preguntó Eahl desconfiado-¿Tenemos un nuevo amo de la Dimensión Oscura?

-No. Pero necesito conservar el poder de la Llama. Lo que debéis hacer es arreglaros como podáis y reconstruir este mundo sin ese poder. El poder de la Llama sólo ha servido para acentuar las diferencias entre gobernantes y gobernados.

-¿Qué propones?

-De momento, destruir todos los cetros, ahora que tenemos acceso a todos.

-Eso hará que el poder místico llegue a la Llama, ¿no? Tú conseguirás todo ese poder.

-Lo necesitará-dijo Clea entrando en la habitación.

-¿Te quedarás, Clea?-preguntó Druida-¿Quieres gobernar la Dimensión Oscura? ¿O vendrás conmigo a mi dimensión?

-No lo sé. ¿Qué planeas hacer?

-Aprovechar todo lo que pueda. Creo que tengo poder para romper la barrera entre dimensiones y volver a mi tierra natal tal y como quería, pero la vida me ha enseñado que hay que aprovechar lo que te dan. Soy un señuelo viviente, y siento el poder del Hechicero Supremo viniendo hacía aquí.

-¿Pretendes enfrentarte al Hechicero Supremo? Estás loco.

-No necesitamos una figura de autoridad que pueda juzgarnos cuando quiera. No necesitamos un Hechicero Supremo y nunca lo hemos necesitado.

Clea suspiró y besó a Druida.

-Te deseo suerte.


Número 33: El asombroso Spiderman

«Mi reflejo en el espejo me devuelve la mirada. Estoy realmente cansado. Son las 3 de la mañana, me desnudo y me meto a la ducha otra vez. El agua cae sobre la herida de mi hombro, que todavía duele. Ha necesitado varios puntos.

No recuerdo cuándo fue la última vez que pude dormir bien. La superfuerza apenas me sirve para sostenerme en pie. Debería irme a la cama, pero tampoco podría dormir mucho. Necesito esperar a Mary Jane. ¿A qué hora llegará? Dijo que cogería el avión a las nueve, no puede faltar mucho tiempo…

Los ojos se me cierran una vez más, y puedo ver muertos. Docenas de ellos. Los vuelvo a abrir y siento un escalofrío a pesar del agua caliente. ¿Cómo he llegado a esto? No recuerdo las cifras, pero he leído algo sobre todos esos soldados de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Vietnam en manicomios con un terrible estrés postraumático. Y todos aquellos soldados que se cagaron encima durante la guerra; no se parece en nada a las películas.

No me apoyaba en los superpoderes, lo cierto es que no me sirvieron de mucho. Supongo que realmente lo único que evitó que me cagara encima fue que apenas estuvimos un día ahí. Joder… y todos esos muertos…

Aún no lo he hecho. Soy el único vengador que todavía no se ha atrevido a apretar el gatillo y matar a alguien. Lo que debería tranquilizarme, y en lugar de eso hace que me cuestione mi validez en el grupo. La mayoría de ellos son mucho más poderosos que yo. Más fuertes, con superpoderes extraordinarios, capaces de destruir ciudades por ellos mismos… Durante mi entrenamiento me enfrenté al Capitán América y ni siquiera le gané a él. Soy el que menos enemigos ha derrotado durante toda la existencia del grupo. He sido apalizado, hecho prisionero y hasta violado.

Claro que eso no es nada, ¿verdad? Yo también violé a Felicia. Aunque estuviera saliendo con ella, lo hice. Intento evitar pensar en ello mientras mi puño atraviesa la pared del baño, haciendo un gran agujero. Me sangran los nudillos y costará arreglar eso. No pasa nada. MJ y yo tenemos mucho dinero.

Intento mantener mi fachada de buen humor y de «buena suerte Parker» y sólo me sirve en público. Estoy casado con una supermodelo y soy una estrella de la lucha libre. Si me hubieran dicho algo así cuando era un pequeño empollón en el instituto, no me lo hubiera creído. Y sin embargo, parece que todo se desmorona a mi alrededor.

Me visto y voy al salón. Espero que la tele me anime aunque sólo sea un poco. Programa de lucha libre. Están haciendo una entrevista al Hombre-D. La verdad, ha ganado bastante popularidad últimamente. Cambio de canal. Hay una joven preciosa hablando, que me despierta ligeramente. Tiene los ojos empapados de lágrimas y el presentador la ofrece un pañuelo. Se llama Gwen Stacy. Se ha hecho famosa por poner una demanda contra Universal; al parecer su padre murió durante la grabación de la película de Speedball. Si supiera la verdad… Encima la película se ha hecho bastante famosa, por la innovadora técnica de grabación, igual que aquella que sacaron sobre los dinosaurios. Ya venden muñecos de Iron Monger y, sobre todo, de Speedball por todos los lados. Speedball también parecía un buen tipo; conseguía superpoderes y se dedicaba a salvar a la gente. Ojalá fuéramos todos como él. Me pregunto si murió en Genosha…

Estoy atontado, es la sensación más horrible del sueño. El no poder pensar con claridad aún cuando sientes la necesidad de gritar y desahogarte. Y el sentimiento de odio hacia ti mismo cuando ya no sabes qué hacer ni con qué desahogarte… Es una sensación inconfundible, cualquiera que haya experimentado eso simplemente no podrá olvidarlo, porque el odio contra uno mismo es el más desagradable. Es el más difícil de descargar, y por tanto crece en tu interior y se alimenta de sí mismo.

Un pitido me hace reaccionar. Me levanto y cojo el móvil.

-¿Spiderman?

-¿Sí?

-Soy Jasper Sitwell, el sustituto de Clay Quatermain hasta que reaparezca. Necesitamos que te ocupes de un pequeño problema.

-Me dieron un permiso de un mes después de lo de Genosha. No puedo…

-Lo siento, es tu deber como miembro de los Vengadores. Estaba en las condiciones.

Me callo, sabiendo que no puedo replicar nada. En el fondo una parte de mí quiere salir y ocuparse de una batalla fácil, necesito despejarme.

-Se trata de un criminal sin superpoderes, por lo que ha sido bastante difícil localizarle. Ya nos habíamos encontrado antes con él; el Capitán América le derrotó una vez, pero consiguió escapar con vida. Se hace llamar el Escarabajo, y usa una armadura inspirada en tecnología de Forja. Acaba de robar un banco a ocho manzanas de tu casa, por lo que eres con diferencia el agente más cercano; no te podemos enviar equipo lo suficientemente rápido, así que tendrás que derrotarlo con las manos desnudas. Que no te vean la cara.

Cuelgo en silencio. No tengo armas ni armadura. Necesito un traje que pueda ponerme para que no me reconozcan… Entonces lo recuerdo y voy al armario. Ahí está. Un trozo de masa negra informe, el traje diseñado por aquellas máquinas alienígenas cuando nos secuestraron hace unos meses. Lo agarro y tal y como me imaginaba que haría, repta por mi brazo hasta cubrirme por completo. No me lo había puesto desde entonces, pero parece que sigue funcionando; me pregunto qué clase de sistema será.

Salgo por la claraboya de un salto, con la adrenalina recorriendo mis venas. Tengo algo menos de sueño. Mi sentido arácnico debería indicarme si el Escarabajo está cerca. Y efectivamente, lo puedo sentir. Salto al tejado de al lado, aferrándome a la cornisa con mis poderes arácnidos. Si usa una de esas armaduras seguramente pueda volar; ojalá tuviera otro sistema con el que avanzar. ¿Telarañas? Uff, hubiera sido muy desagradable.

Es curioso cómo todo cambió tan rápido desde la picadura de aquella araña. Aún me siento culpable de la muerte de tío Ben. La cicatriz de mi muñeca me recuerda el intento de suicidio. Los psicólogos no me ayudaron a superarlo, pero al menos me convencieron de que no debía culparme por ello, que eso sólo me llevaría a intentar suicidarme o, como dijo uno de ellos bromeando, a ponerme un traje de colorines y luchar contra el mal sin ningún sentido. Y sin embargo, a veces pienso que me gustaría haberlo hecho. Traer un poco de color al mundo, como ese tal Speedball… Joder, lo que tengo que hacer es visitar a tía May. Por bien que se lleve con tipos como Nathan, estar en una residencia de ancianos debe ser bastante deprimente, y llevo meses sin visitarla. Supongo que nunca aprobó que me dedicara a la lucha libre. Se alegraba tanto cuando sacaba buenas notas… Aún recuerdo su sonrisa al regalarme aquel microscopio. Y todo el tiempo que estuve luchando en secreto, pensando que a la pobre la daría un infarto si se enteraba. Pero cuando el tiempo se me empezó a agotar y tuve que elegir definitivamente entre lucha libre o estudios, no pude ocultarlo más tiempo.

Mierda. Mi sentido arácnido me saca de mis pensamientos; ha sido culpa del sueño. El sueño ha hecho divagar mi mente, y ni me he dado cuenta de que ya había alcanzado al Escarabajo y él podía verme. Le adelanto y caigo suavemente en una cornisa cercana. Desde ahí, salto rápidamente y contraataco, atacando a ese tipo. Lleva una armadura muy similar a la de un escarabajo, sí, de color verde y morado. Le acierto la patada en el brazo, que había puesto para cubrirse. No contaba con que yo tuviera superfuerza, y el maletín con dinero que sostenía cae de su mano y golpea un tejado, abriéndose. El viento esparce los billetes.

-¡No!-grita desesperado volando tras ellos. Veo cómo puede agarrar unos cuantos.

Aprovechando que ahora está más bajo, salto sobre él y me agarro a la espalda. Recuerdo lo que me contó hace tiempo Tony sobre estas armaduras: no se necesita mucha tecnología para conseguir un traje de combate decente si se tienen los planos de Forja, pero conseguir fuerza es progresivamente más difícil, y la capacidad de vuelo también. Probablemente por eso necesita alas, cosa que Tony no. Así que hundo los dedos en su espalda y destrozo las alas. Vamos cayendo rápidamente hasta chocar con el suelo. Él se retuerce para intentar escapar, pero desde donde estoy le tengo inmovilizado. El primer puñetazo en la cara consigue rajar su armadura, y el segundo la destroza completamente. La sangre mancha de rojo mi traje, que sin embargo se limpia solo.

-¿Pero qué…?

El tercer puñetazo le quita definitivamente el casco y le salta varios dientes.

-¡Sólo… Sólo he atracado un banco!-dice escupiendo sangre-¡Ni siquiera te he atacado!

Tiene razón. Desahogando toda mi rabia, un cuarto puñetazo le deja inconsciente y le rompe la placa del pecho. Hay una pequeña explosión y un rayo sónico surge por error de sus guantes, alcanzándome de lleno. Mi traje se disuelve y quedo allí sentado en calzoncillos.
Qué día llevo, joder.


CORREO: BASE DE LOS VENGADORES

Bien, pues he aprovechado un poco para retomar las aventuras del Dr. Druida -que, recordemos, fue exiliado a la Dimensión Oscura por resucitar a unos cuantos superhumanos, que a su vez obligaron a SHIELD a iniciar el proyecto Vengadores… anda que no le he sacado partido a esa saga XD- y para meternos un poco en la piel de Spidey, que quiero dejar claro que es un poco cabrón pero ni la mitad que sus compañeros.

En los dos próximos números -bueno, uno en Marveltopía- veremos que pasó con Hulka después de que fuera teleportada por un Hombre Puerta sobrecargado por Fabián Cortez, recuperaremos a otro puñado de personajes conocidos, y nos encontraremos también con alguno nuevo, incluido uno que en Marvel es muy popular (pues anda que no se ha tirado años con serie propia ni nada…) y que por esta serie todavía no había aparecido.

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3 Responses to Superhumanos #17

  1. Pingback: ACTUALIZACIÓN DE ENERO – Mes 177 - MarvelTopia

  2. MarvelTopia says:

    Espero que este Spiderman lleve traje negro, porque le pega 😀

  3. ibaita says:

    El traje que ha dibujado MiRo es el simbionte, que Spidey consiguió en Femizonia, en el número… ¿19, 20? Algo así (hablando siempre de la numeración interna, claro, aquí pillaría por el 10 o así) y que pierde en las últimas lineas de éste. Pero quién sabe, puede que volvamos a verle por la serie, mucha guerra ha dado en el UM tradicional como para no aprovechar algo.

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