Superhumanos #7

superhumanos07

Por Ibaita


Fecha de publicación: Mes 166 – 2/12


VOLUMEN I: SIN BANDERAS

Anual del volumen I

«Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez» (Lc. 16:19). …

«En Nueva Orleans, era un delincuente. En Nueva York, soy un policía. Eso dice bastante de la relatividad de la justicia.

Mi nombre es Remy LeBeau y soy de esos tipos con los que no convendría que te topases. Me he convertido en un odioso cabrón, sarcástico, vengativo y que sólo sirve a sus propios intereses. Me recuerdo a mi asqueroso padre que veía los golpes como abrazos, por el que trabajaba en la calle desde niño en un puesto de «magia»: jugaba con cartas y de paso robaba las carteras de los imbéciles. Me doy asco, porque siendo un policía corrupto soy también todo aquello que odiaba cuando en Nueva Orleans era un delincuente honrado.

Después del Katrina, delincuentes y asesinos murieron, pero otros los sustituyeron para ahogar aún más a las víctimas. Ambos, criminales e inocentes, eran mis amigos y enemigos, pero daba igual. Por ejemplo: mi exmujer, Bella Donna, que se tomó bastante mal que matase al idiota del inútil de su hermano (ya sabéis qué hacer para no o sí divorciaros). Cuando lo hice, decidí marcharme como un exiliado con un nuevo objetivo. Atrás deje mi pasado, había cambiado. Tenía que servir a los que nos vigilan. ¿Gente que nos vigila? Debe sonar a una paranoia conspiratoria, no lo es. Ellos saben todo de ti: tus gustos, tus odios, tus afiliaciones políticas, el nombre de tu mascota… Y lo más importante: quiénes tienen poderes. Los buscan para beneficio propio, tienden redes y te atrapan. Siempre lo hacen, sirviéndose de que su conspiración global e invisible para la multitud.

Ah, por cierto. Soy de esos últimos, tengo poderes: una energía terrible recorre mi cuerpo. Me atraparon, pero conseguí un trato ¿a cambio de mi alma? Me convirtieron en lo que odio y no estoy loco.

He hecho cosas terribles, recorrido lugares que dudarías que existan más allá de tu imaginación. He estado ciego cuando desee ver cosas, y quise estarlo cuando no desee hallarlas. He sido muerte y gambito. He visto espectros y monstruos de cualquier tipo. Soy el Nuevo Hijo de un Nuevo Mundo terrible.

Pero hoy será diferente.

Esta mañana, he aparcado mi moto en un callejón. En él, encontré a una niña, de quince años, ofreciendo servicios de prostituta barata a un maldito pandillero. Mandé al pandillero a urgencias con la mandíbula fracturada, a la chiquilla a su casa. Le dije que si la vuelvo a ver haciendo eso la mandaré a un jodido centro de menores. Me ofrece sexo. Llamo a los servicios de menores. Sea como sea su jodida vida allí, mejor será que aquí fuera.

Esta tarde, al salir de la comisaría, una banda de seis niñatos ha venido a por mí. Tres han acabado con varios huesos rotos, lloriqueando en el suelo. Uno ha sufrido una fractura en la espalda, ha quedado inconsciente: muerto o parapléjico. El último ha atravesado un escaparate y mientras lo hacía y moría, sólo podía pensar una cosa: lo breve y asquerosa que es la vida. Me querían… matar. Caminar por la ciudad te permite estas oportunidades de divertirte.

Esta noche, me hago a la idea de que ese grupillo era para localizarme. No podían matarme, creían que sí: peones. Su jefe, alguno de esos malditos mafiosos, Cabeza de Martillo o Kingpin, querrían saber qué planes tengo esta madrugada además de ver la tele y beber cerveza hasta dormirme.

Es un día, una tarde y una noche cualquiera, pero las cosas van a cambiar para siempre. Gracias a un maldito puticlub, donde jugaré al póker y me sonreirá la suerte que esconden. ¿Por qué? Porque saldaré cuentas pendientes con el hombre que más odio, el cual desaparecerá de la historia. Sí, yo mismo.

Me despido de este lugar con violencia, a los que dejó con vida me lo terminan agradeciendo. Me deben sus vidas cuando casi les arrebato las suyas. Ellos deseaban quitarme la vida, no lo lograron. No obstante, he arrancado tantas de cuajo, ¿se equilibra esto? Me la trae floja.

Odio la escoria en la que me he transformado. Las cosas me han obligado a cambiar, pero, en última instancia, he sido yo el que lo ha aceptado. Yo tengo la culpa.

Pienso esas estupideces, cuando llego a mi objetivo. Soy puntual. Toco la puerta con educación y, rápidamente, la puerta es abierta. En recepción me recibe el encargado, con los ojos bañados de un extraño brillo púrpura en el iris. Alguien sensato sentiría algo de miedo, yo nunca fui sensato y me encanta reírme del miedo.

-Buenas noches? dice automáticamente.

-Soy LeBeau y Killgrave me espera, ¿hace falta que de diga algo más?

-Gambito, mi detective corrupto favorito? dice la voz de un imbécil que acaba de aparecer. Sigue tal y como le recordaba: piel violeta, sonrisa estúpida, perilla, traje lila… El gusto en el culo.

-Hombre Púrpura, ¿sacas las cartas o saco las mías?

-Las mías, seré un buen anfitrión. Sólo has venido tú esta noche. Los demás están ocupados o entre rejas, como sabrás.

– En fin, ¿jugamos? ¿La apuesta será dinero o pasar la noche con una de mis niñas? Hoy, Betty está juguetona y disfrutará de cualquier cosa que se le ofrezca mejor que el último con el que ha estado, un tipo con mucha pluma que le decía todo el rato: «Mami, mami, quiéreme. Mami, no te vayas». La ha devuelto después de tenerla encerrada en un sitio lleno de pájaros en una azotea…

– ¿Y qué piensas de la Reina Blanca, mi pequeña Emma? Ella es tan poderosa, tan exquisita… El sueño de cualquier hombre cuerdo. Merece lo que cuesta. Muchos quieren comprármela, por ejemplo: un gilipollas que quiere montar un puticlub: el Club del Fuego Infernal.

– También está mi sadomasoquista favorita, poseedora de una inocencia incomparable. ¡Es tan mona! Es una experta combatiente… en la cama, incluso puede arañarte… Y si sientes remordimientos por ella, no te preocupes, era una fulana antes de que la conociese. Mi control es leve, ella está aquí porque quiere. Eso sí, no la juntes con Emma o saltarán chispas. A esta niña la llamo la 23 porque el record de veces seguidas que la han desvirgado es veintitrés veces. ¿Qué te parece el factor curativo? Francamente, extraordinario… También puedes llamarla, si eres un romántico, Laura.

– Por último, tengo a mi metamorfa favorita. La he especializado en hacer tríos con mi «Barbie actriz porno» (Emma), cumplen las fantasías más oscuras con el aspecto que ansíes. Es maravilloso. Una gran idea que tuve un día inspirado.

– Las cuatro en un servicio con un precio que permitiría jubilarme. ¿Las aceptas como apuesta para el juego si logras vencerme?

– Te falta una.

-Oh, sí, mi Pícara… Estas tan encaprichado con esa niña. Conozco lo peligroso que es el amor hacia una cortesana.

– ¿Puedes dejarte de patochadas? Si gano la partida, me llevo a Pícara; si pierdo, quemo todo lo que tengo de ti en comisaría y no te molestaré más. Di sí o no, pero no me cuentes tus mierdas y menos si tiene que ver con el síndrome de Edipo plumífero, ¿vale?

-Sigues con esa idea, pese a que te he dicho miles de veces que no. Son tan difíciles de encontrar.

-Y hoy la aceptarás o te empapelaré de arriba abajo. He conseguido tantas pruebas en este tiempo de tus juegos de póker ilegales, he metido a muchos en la cárcel que serán libres si testifican contra ti, conozco tu antro de prostitución, tus manejos en las drogas y otras basuras… Pasarás mucho tiempo a la sombra y ninguno de tus amiguitos te ayudará. Yo tendré el doble.

– Y antes de que uses tus habilidades, decirte que no funcionan conmigo. Tengo cerebro. Guárdate las feromonas, no eres mi tipo.

– Acepta o prepara el pijama de rayas? digo dispuesto a hacer mutis.

-Acepto, idiota.

-Cuando acabemos la partida, ya veremos quién es el idiota.

Ha mordido el anzuelo. Me lleva a otra habitación en la penumbra, su sala de juegos. Le gustan los retos. Saca las cartas. Sea cual sea la suerte de sus cartas, las de las mías es segura.

«La suerte siempre estará de su lado», que pongan eso en mi lápida.»


«No soy un hombre evidentemente. Sé que se dijo en los medios de comunicación que lo era. Otras que seguía la leyenda de un ladrón al que en seguida dijeron que era mi padre… Por último, unos imbéciles han dicho que soy una friki que copia a una antiheroína de los tebeos.

No tengo nada que ver con la ley. Son normas hipócritas que coartan nuestra libertad innata y crean la malicia que os echó a perder. Mi existencia está justificada, recuerda la temible libertad.

No soy un monstruo peligroso. Soy una ladrona, pero nunca he matado a nadie. La vida es placer, arrebatarle es un pecado.

Si algo soy es adicta a eso, el placer. Ésa es la verdad. ¿Qué más dará lo que digan? Lo importante es que la vida es corta, disfrútala.

Felicia Hardy es lo que no soy realmente, pero debo ser para que yo exista. Una hipocresía necesaria. Ella es la heredera de una inmensa fortuna, una niña de un papá que le decía que le traía mala suerte. Murió en un accidente de avión, ella no iba en él. ¿Fue buena suerte para aquel viejo ladrón? No importa. Él fue tan idiota de mandarla a un maldito colegio que la obligaba a repudiar el sexo, pero ¿cómo puede repudiarse algo tan hermoso? Dos cuerpos fundidos al mismo compás, dos latidos sincronizados, dos almas juntas… Perdió la virginidad con un mediocre llamado Peter… no me acuerdo de su apellido. Sólo sé que no estaba mal, pero no era como me esperaba. Terminó antes de que yo empezase… Eso es lo que prefiero creer, admitir que fue una violación no me gusta. Es el mal que hacen los hombres. El juego del ratón y el gato.

Aquello me abrió los ojos. No esperes lo mejor, pero búscalo. Me expulsaron del colegio por practicar sexo oral con Flash Thompson delante del coche del director. ¿Qué problemas tienen las monjas con el sexo oral?… Fue increíblemente excitante, pero tampoco increíble. ¿Nadie podía darme lo que merecía? ¿No existía?

El sexo fue ocupando cada vez más espacio en mi vida desde que mi mejor amiga, la supermodelo MJ Watson, fornicó conmigo después de hablarle de un mundo nuevo, invitarla a unas rayas y excitarme viéndola cambiándose ropa en una tienda. Lo hicimos en los probadores, estuvo muy bien. Cuando salimos de la tienda, me lleve un sujetador sin pagar que guardaría de recuerdo. El robo lo hizo más excitante.

La idea del robo y el sexo era más y más atrayente, rozando niveles insospechados. ¿Era lesbiana? Cuando robé el coche de un imbécil ricachuelo, llamado Harry tras tirármelo en el asiento de atrás, supe que no lo era. Mi placer no comprendía de géneros, sino de que pudiera robar. Eso sí me satisfacía de una manera inusitada.

Más tarde, en una sex-shop, me hice con un traje de cuero negro y que arregle poniéndole un escote aún mayor, que podía aumentar aún más con una cremallera. Lo adorné con unos detalles en blanco, perfectos. Sexy, radiante, pero le faltaba algo… Oh, sí, un antifaz.

Más tarde, tras probar el sexo con el traje, supe una verdad: robar sólo me excitaba con él y aumentaba a medida que la espectacularidad era mayor. No tardé en convertirme ante el mundo en… ¡la Gata Negra!

Excitarme es una escala cada vez mayor, lo que hoy amo puedo rechazarlo mañana y debo seguir buscando. Por ahora, me encanta esto y robar y vender lo robado me lo permite pagar.

Mujeres espectaculares dominando mi mente y mi cuerpo, jugando con mis sentidos. Es simplemente espectacular… lo que Pete, el que me desvirgó nunca fue.

Emma acaricia mi mente, Raven mi cuerpo, Laura pasea su lengua por mi vientre y siento el tacto de los guantes de Pícara sobre mí. Estamos desnudas, en una sala circular llena de espejos, tumbadas en numerosos cojines y lo único que puedo decir entre gemidos, mientras robo un pendiente de Laura es:

-Llamad…me…Ga…ta…Ne…gra… Oh, sí… No… paréis… por favor… no…»


-No se te da bien la cara de póker, aunque uses esas gafas? dije con mi mejor voz, preparando la jugada.

-No uso las gafas para poner cara de póker, Killy, no me hace falta? dice continuando la partida?. Por cierto, Zebediah Killgrave, ¿al serrr rrruso no deberrrías tenerrr un acento grrracioso?? dice mi nombre y me insulta, quiere demostrar que me conoce y distraerme. Odio a la gente con poderes que te conoce por ser de los suburbios donde se conoce todo y usa nuestro don como forma de chantajearnos.

-No sigas, tienes acento? hablo jugando con mi escalera.

-No es tan gracioso como el tuyo? musita mientras mira a su alrededor?. ¿Qué tal tu hija Kara? ¿Aún busca a su madre? Sé que os abandonó, supongo que cuando dejaste de ejercer tus poderes sobre ella. Qué triste… Deberías cuidarla mejor, el psiquiatra ya diagnosticó sus desordenes mentales, la hemos detenido varias veces armando follón. Deberías reunirla con ese tipo que tuvo a Betsy. Ella gritaba: «¡Tengo poderes, tengo poderes! Mamá, perdóname, ven» y, sin embargo, no convence a nadie… Supongo que la convenciste para que no usase su poder ¿no?

-Hijo de perra? le insulto entre dientes, perdiendo mis estupendos modales. Está confundiéndome, despistándome. Debo evitarlo.

-Podrás insultarme si saco a la luz el tema de Jessica, de cómo la convertiste en tu criada y te enamoraste de ella para finalmente liberarla. Te quiso abandonar. Te la cargaste. Lo escondiste bien, pero no lo suficiente… Eres tan jodidamente enamoradizo.

-Hijo de puta? digo sin poder evitarlo y toco mi garganta. Debajo del cuello de la camiseta tengo un amplificador vocal comprado a un tipo con tiempo libre. Con ello, un baño de feromonas y mis ojos me obedecerá?. Vete de aquí, te ordeno que te vayas y me olvides.

Y tiene efecto. Se levanta como un zombi, recoge sus cartas y se dirige a la puerta. No puedo evitar sonreír y decir:

-Gano yo, gilipollas? y además, muestro mi escalera de color. No me podía esperar que se diera la vuelta y lanzará sus cartas, bañadas de luz contra mí. Interpongo la mesa, estalla. La suerte está echada.

-No, gano yo- dice jugueteando con mis cartas. Se concentra. Transmite energía a cada una de las cartas. Son parte de él. Apunta y las lanzó, transformándolas en mortales proyectiles. El golpe es terrible. Soy derribado y escucho las palabras de LeBeau.

-Mi nombre es Gambito, recuérdalo bien.

Me dispara un dardo proveniente de una pulsera metálica, mientras dirige la mirada hacia la habitación donde mis niñas están con un cliente. Le escucho hablar con el cacharro que lleva en su muñeca:

-Soy Remy. He cumplido mi última misión: con el morado y sus prostitutas ya he cazado a cien de los que estabais buscando. El trato está hecho. Vuestro regalo espera.

Pierdo la conciencia, me golpea antes de alejarse. He sido vencido. Lo bueno es que a alguien con la piel púrpura, no le salen morados.»


«Los cuerpos perfectos se han detenido. La luz violeta que invadía mi mente desaparece. Tiemblo. Tengo miedo. Nos miramos las unas a las otras. Lo hacíamos sin saber, servir a una mujer de cabello blanco. Estamos desnudas, una voluntad ajena nos obligo a hacer estas cosas…

Me llamo Marie y soy apenas una niña que comienza a llorar y retrocede. Entonces, la rubia mira a la extraña que se hace pasar por una pelirroja. Se convierte en una criatura azul y sus ojos amarillos brillan. Me resulta familiar, ¿por qué?

-Se…guid… pe…ques…- dice ansiosa la mujer de la melena blanquecina.

No hablan. La rubia y la de los ojos amarillentos se abalanzan sobre la cliente, no con pasión. El cuerpo sudoroso de la esta última se excita cuando es golpeado fuertemente y su cabeza está a punto de estallar. Todo se desvanecer cuando una chica morena surge tras ella y la apuñala… ¿con unos cuchillos que brotan de sus manos?

La cliente disfruta mientras muere, con su cuerpo exuberante, sudoroso, hermoso, inconsciente, llena de cortes… De pronto, los espejos que sirven de pared del lugar donde estoy estallan. La rubia lo hace con su dolor. Grito asustada, ¿qué está pasando? No entiendo nada, estoy tan confusa. Lo que recuerdo como sueños parece tan reales, una voluntad me obligo a hacer cosas terribles. Tengo miedo.

-Suponía que sería así, como en los cuentos de hada. La bruja muere y el hechizo se rompe? dice la voz de un hombre con acento francés que entra a la habitación. Mira a la mujer azul?. Sí, hoy parece el día de la gente de color raro.

La mujer azulada mira odiando al desconocido. Su cuerpo tiene la sangre de la moribunda. Es peligrosa. Se acerca salvajemente al treintañero de la gabardina de detective. No logra llegar a él. La ha apuntado y disparado una especie de… dardo.

Antes de que parpadee, una chica salta hacia el extraño con una rabia animal. Tiene garras en las manos. El detective la esquiva y la lanza al abismo con… ¿una ráfaga de cartas? Luego… el dardo da de lleno.

Queda otra, sus ojos se vuelven blanquecinos y la rabia brota. Su poder crece, la estancia tiembla, pero… El disparo es rápido y cae. Ha tenido suerte… Viene a por mí. Me va a hacer lo mismo. No puedo hacer nada que no sea empezar a llorar. Las emociones, lo que he hecho, me golpea sin piedad, peor que cualquier bala.

-Marie, la inocencia en persona? dice y cierro los ojos. No quiero saber lo que pasará después. Me lo imagino.»


«Minutos después…

-Lo has conseguido? le digo a LeBeau cuando le veo. Sabía que veníamos, su comunicador no le ha fallado. Él no me conoce, yo a él sí. Me mira con desdén, mientras los demás se llevan a las prostitutas y al criminal conocido como el Hombre Púrpura.

– ¿Quién eres, mujer? ¿De mi club de fans? ¿Quieres un autógrafo?

-LeBeau, soy de esas personas que, por tu bien, debe ser tu amiga.

– ¿Otra prostituta?

-Sigue soltando chistes si quieres, pero yo soy la que decido tu destino. Tus tratos con SHIELD han sido muy útiles para ambos… Tal vez, demasiado. Soy la que ha llevado tu caso, la que ha firmado tus tratos con nosotros y la que conoce todo de ti.

– ¿Te debo dinero o qué? He cumplido, SHIELD ha terminado para mí.

-Ayudaste a la Iniciativa cuando eras necesario. En aquel entonces, la idea de reclutar un grupo y preparar metahumanos parecía lejana, afortunadamente las cosas han mejorado. Cambio de política, mandamos los que pensamos como yo. SHIELD recluta a los de tu calaña, pero ya no hace tratos con vosotros.

-Había cometido a lo largo de mi vida cien crímenes sin violencia. Las consecuencias más graves siempre eran para ricachones criminales. Me llamaban el Robin Hood de Nueva Orleans y cuando me pusisteis las garras encima llegasteis a un trato conmigo: me contasteis que perseguís a la gente con… habilidades… como yo y necesitabais alguien que les diese caza y los localizase discretamente. Me convertisteis en detective y me destinasteis en Manhattan. No ha sido agradable, pero ha acabado. He cumplido. Soy libre.

-Buen resumen, LeBeau. Sin embargo, sé lo que pretendes.

-Soy libre. Fin. No quiero más diálogos transcendentales contigo.

– Una médium a nuestro servicio nos ha hablado de tus verdaderos propósitos: las putas y el chulo sumaban tu cifra cien, pero una prostituta se salva, una que tú conocías, una con la que compartes mucho más de lo que parece y que podría traer grandes beneficios para SHIELD. La muerte es un don tan fácil de conceder, y tan difícil de dar de una forma tan sutil como ella…

-Quieres que la entregue y seguramente que yo acabe besando los pies de SHIELD nuevamente, pasaros el trato por el arco del triunfo. Seguramente, ni siquiera pensabais que era capaz de vivir hasta este momento, de llegar tan lejos.

-Si lo has hecho no es por ti, es por esa chica? le digo. Lo tengo entre mis garras. La información de Madame Web siempre es tan útil?. Lo siento, pero las cosas son así. Esto no es un cuento de hadas, la vida es dura y tú no eres el príncipe ni ella una princesa ni SHIELD el dragón ni el chulo un ogro. Es la vida real.

-Bien… ¿Puede hacerme un favor, señorita, antes de que esto termine?

-Siempre que pueda cumplirlo, será un placer.

Siempre es bueno guardar un as en la manga.

– ¡Cierra la puta boca!

Acto seguido, un rayo cinético surge de las manos de LeBeau. Su maldito poder. Es veloz, no puedo responder. Las cartas golpean mi mandíbula, retrocedo con un grito ahogado, llevándome las manos a la boca. Mi pelo corto, mi rostro y mis manos se empapan de sangre, parte de mis labios cuelgan y caen los dientes rotos. No obstante, intento empuñar, rápidamente, un arma para vengarme, pero él es más rápido y empuña un palo del billar escondido en la penumbra de la sala de juegos. Gira sobre sí mismo, el impacto será terrible. No puedo hacer nada. Vuelo hasta la pared. El palo está partido. No puedo respirar. Me ha vencido un idiota. Me lo merezco, una cura de humildad.

Le doy el tiempo para que huya hacia otra sala en busca seguramente de la chica que intenta salvar, la única persona por la que acepto nuestro trato, la esperanza de su redención, una puta llamada Pícara.

-Marie, todo ha terminado? le escucho decir, mientras intento levantarme. No puedo?. Soy yo Remy, al que le pusiste el mote de Gambito. ¿Recuerdas?? le dice mientras les veo aparecer en el espacio de la puerta contigua, se quita las gafas y muestra sus monstruosos ojos para que la chica lo recuerde?. Te he estado buscando desde que desapareciste de las calles de Nueva Orleans y sólo quería decirte, que la única noche que he encontrado paz fue la que pase contigo y te necesito? detiene sus palabras. La chica está asustada, semidesnuda, débil. Le pone su gabardina para intentar ayudarla. Sé que desea acabar con los tipos que han obligado a esa chica a acabar así?. Todo lo que ha hecho ha sido por ti. Huiremos de aquí y decidirás qué hacer, pero hay gente que busca a los que son como nosotros y no permitiré que te hagan daño.

Desean abrazarse, pero ella con su simple tacto podría matarlo. Antes de que pueda hacer algo, ellos salen corriendo por una puerta exterior hacia un callejón. Escucho una moto. Escapan. Muevo mi brazo roto e intento articular palabra con mis labios y mi boca destrozada, la sangre hace un charco bajo mi rostro. Me comunico a través de mi brazalete con aquellos a los que he fallado:

-SHIELD, aquí… María… Hill, agente… herida. Necesito… refuerzos…. El sujeto… LeBeau escapa con Pícara… me han herido…. Huyen por el callejón de… Son… peligrosos. Capturadlos vivos… ya me encargare… de matarlos… cuando no nos hagan falta.

Hay una persecución: motos y coches que estallan, heridos colaterales, muerte, fuego, humo, adrenalina, esperanza… Es un resumen de la vida. Puedo imaginármelo mientras pierdo el conocimiento. Debería haber sido más lista, soy la única que se imagina que LeBeau es tan inteligente como para dar esquinazos a nuestros idiotas poniendo su brazalete de SHIELD en algún perro. Lo usamos de localizador. Lo sabe. Es inteligente, sólo yo lo soy tanto como él.

Pero me ha vencido… Por ahora.»


«Nuestro individuo esconde su motocicleta y sube corriendo con su compañera una vieja escalera de madera pútrida que llega hasta este apartamento. Entran y se encuentran sumergidos en la sombra. El detective LeBeau busca ropa para Marie y una mochila con los objetos que serán la llave de su huida: pasaporte, dinero, ropa… La luz eléctrica no enciende. Oscuridad a excepción de la luz que entra por las ventanas que he abierto. Él no me ve, fija su mirada en dos cuerpos inertes, cadáveres de dos amantes. El rostro de sorpresa es grandísimo en su rostro, Marie está a punto de perder la razón.

– ¡¿Qué demonios?!- exclama el detective sobrecogido.

-No te preocupes por no haber pagado el recibo de la luz? dije con voz amigable, casi como una broma irónica, mientras abro las ventanas para que la luz del exterior nos ilumine dentro de ese apartamento destrozado?. No has muerto. Ves dos cadáveres, uno semejante a Marie y otro a ti, pero no sois espíritus fugados que observan su muerte. Esto no es Shakespeare. Esto es más complicado y menos poético: resumámoslo en que los que te persiguen, SHIELD y compañía, buscan el poder, y aquellos de los que provengo tienen el poder para usarlo para bien.

-Uno de mis amigos es casi un dios, ha sintetizado un compuesto de cierto ADN? digo matizando las palabras, dando la información necesaria mientras acaricio mi barba y mi melena de vagabundo?. Ese ADN, como el vuestro, es especial, capaz de multiplicar al individuo. Mi colega ha conseguido unir esa habilidad y la capacidad de metamorfosear un organismo. Lo que ves ante ti son dos cadáveres a los que he inyectado ese compuesto, sumándole tu ADN y el de la chica, el cual hemos sacado de SHIELD que lo sacó a su vez de organismos gubernamentales como hospitales. Ellos lo controlan todo, pero tienen topos nuestros… Y voilà! Dos cadáveres que podrían ser los vuestros, réplicas exactas? sonrió brevemente, ellos no pueden creerlo?. Ante este mundo estáis muertos, SHIELD los hallará y pensará: «oh, se han suicidado como Romeo y Julieta antes de ser apresados, qué romántico».

– ¿Quiénes eran estos tipos?? pregunta LeBeau preocupado, el tipo duro se desmorona mientras abraza a Marie.

– ¿Los que ocuparan vuestra tumba? Gente de SHIELD, no te preocupes.

– ¿Quién diantres eres?? volvió a preguntar mi nuevo amigo, dispuesto a usar el as de corazones que escondía en la manga.

-Cada pregunta será respondida en su momento? hablo avanzando levemente. Mi camisa se ilumina, negra, con símbolos verdes?. Los nombres no importan, sino lo que somos (mutantes) y lo que el enemigo (SHIELD) ha hecho. La lucha contra el terror de SHIELD nos une.

– «Estoy honrado de que me consideren terrorista si serlo es derrotar al verdadero mal», como dijo en su día el príncipe de mi pueblo, el único lugar donde los que son como nosotros podemos vivir en paz, sin que nos persigan o nos avergoncemos de lo que somos.

-He venido para que os unáis a mi pueblo. Deseo ayudaros. Eres lo que yo soy y tienes el mismo enemigo que yo tengo, por tanto, somos aliados ante la mirada de mi rey. Aprovechadlo.

– ¿Qué sacáis a cambio?

-Absolutamente nada más que un nuevo camarada. Mi ayuda es sincera. ¿No odias en lo que te han convertido esos monstruos? Allá donde yo habito puedes ser quien realmente eres.

-No hay sitio a donde SHIELD no llegue. Los conozco.

-Conoces a SHIELD, pero no conoces el lugar del que provengo. Nosotros sabemos de mucho de los nuestros que son perseguidos como vosotros y vamos a ayudarles… Todo lo que tendrías que perder, lo tendrías que perder también si sales de aquí y no confías en mí. No queda mucho tiempo para decidir. «Quédate y muere o huye y vive»… Shakespeare de nuevo. ¿Qué decidís?

Mis ojos se detienen en los ojos de Remy quien mira a Marie, acariciándole su melena con un mechón blanquecino. Tiene miedo de que todo salga mal. Me rompen el corazón. Son amantes, la vida vale para ellos porque viven, se han recordado mutuamente que tienen un corazón que romper. No hay motivos para seguir en un mundo hundido en la inmundicia. Se han querido, insultado, bromeado, luchado… Han dado sentido a su existencia.

No hacen la pregunta en voz alta, pero Marie asiente. Quieren marcharse, vivir, confiar en un extraño… ¿Qué más pueden hacer?

– ¿Se supone que debo darte las gracias?

-No tienes por qué darlas. Simplemente, nos gusta ayudar.

– ¿Ya es el momento de que me des tu nombre?

-Lo es. Pensé que nunca me lo preguntarías. Mi nombre es Jamie Madrox, al menos su lado serio, servidor y sabio, mano derecha del príncipe? dije sonriendo fríamente. Después, saco tres dispositivos y dijo?: Teletransporte para tres.

Y desaparecimos en la nada. Era nuestra última oportunidad de salvarnos. Debíamos aprovecharla. ¿Cuánto duraría? Quién sabe, no importa. Disfrutemos de ellos.»


OFICINA DE BEN URICH

Ibaita:

Bueno, como habréis notado, éste es un número un tanto especial; más que nada, porque no lo he escrito yo. No sé cuándo exactamente hablé a Carlos Javier de este proyecto, pero tras mencionarlo me pidió que le fuera pasando lo que tenía escrito. Cuando llevaba ya unos 20 números leídos, me habló de guionizar él algo, y así surgió este anual. Un breve apunte: el final es un spoiler del volumen 2. A la hora de escoger publicar esta historia, tuve que decidir entre que el volumen 2 spoileara el anual, o que el anual spoileara el volumen 2, y opté por lo segundo.

Así que sólo me queda decir que espero que hayáis disfrutado de este volumen, y que confío en que el segundo lo disfrutéis más. Puedo adelantar que estará protagonizado por los Vengadores, y sí, saldrá Madrox. Además de muchas muertes y cosas de ésas.


Es increíble lo que puede conseguir un párrafo: un efecto sorpresa, una idea de olla brutal… O cambiar de un escritor a otro. Yo soy Carlos y escribo cosas (y sí, adoro a Layla Miller).

No, yo no soy Ibaita, soy el tipo que se ofreció a escribir un anual de una revisión de los héroes de Marvel que me encantaba. Ibaita, su autor como sabréis, era capaz de presentar a los personajes que adoramos de una manera completamente diferente. Era la visión que un cínico realista daría a un mundo de maravillas, nunca mejor dicho, como el Universo Marvel. Eso me parecía realmente atractivo, un mundo alternativo que significase algo diferente, un nuevo mundo que no fuese tan optimista como el que solemos ver a través de las viñetas de nuestros tebeos mensuales. Seamos sinceros, ¡quería escribir algo sobre él!

Con mi anual (que escribí hace más de dos años, lo siento por mis pecados de juventud como las erratas por teclear demasiado rápido, o ciertas ganas de ser un poco a lo Garth Ennis), quería fijarme más en el trasfondo de este mundo, tanto en lo que nos había contado Ibaita y nos iba a contar. Me fijé en los bajos fondos para una visión de Gámbito que tiene un poco del Deckard de «Blade Runner», un detective que ha perdido la fe en el futuro, en su vida, y entonces aparece una mujer que lo cambia todo. Creo que la trama de Gámbito, cazando a cien mutantes para conseguir su libertad, es bastante interesante y nos muestran a nuestro amoral Cajún en este mundo tan raro.

Otro personaje importante era la Gata Negra. Quería escribir también sobre el lado sórdido del mundo creado por Ibaita y no olvidar que todos los personajes eran humanos pese a sus poderes. El sexo está muy presente en este número y sirve para dibujar a Felicia, pero también a otros personajes como el horrible Spider-Man de esta realidad (me duele, reconozco, portarme así con uno de mis héroes).

Además, estaba todo el asunto de la estructura (sí, el título relacionado con la cita es un homenaje a «Watchmen»).

Por último, tenemos cameos de María Hill y también de Madame Webb, entre otros, y descubrimos un poco más de la organización de S.H.I.E.L.D. y sus planes: un mundo donde los superhéroes están a merced de los gobiernos. ¿Qué puede haber peor? ¿Un mundo donde los gobiernos controlan armas atómicas? Puede ser.

En definitiva, espero que os haya gustado este número tan extraño y que estéis preparados para la segunda «temporada» de la obra de Ibaita. Yo la he leído y sólo puedo añadir una cosa: deberíais tenerme envidia por ello, os va a encantar. Nuff said.

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