Estela Plateada #125

Estela Plateada #125Norrin Radd renunció a su libertad para salvar a su planeta, convirtiéndose en Heraldo del Devorador de Mundos, Galactus. Enfundado en metal galáctico, con un tablero que obedece todas sus órdenes mentales, y dotado del poder cósmico, ahora surca el Universo como brillante centinela de las rutas espaciales.

#125 – Hermanos de sangre
Por Anjuin Elekhan


Fecha de publicación: Mes 5 – 9/98


CAPÍTULO III:

«Un extraño paisaje rodea a Estela Plateada, pues el Universo que él conociera parece haberse disipado para dejar su lugar a otro, extraño por lo desconocido.

– Es curioso. Luz donde debiera haber oscuridad, y oscuridad donde las estrellas irradian su energía…

Prosigue su viaje sobre su inseparable tablero, y desde lo más profundo de su alma, siente cómo va brotando una sensación que le resulta difícil de identificar…»

«Lleva mucho tiempo vagando por la nueva dimensión, sintiéndose igual que en sus primeros viajes tras abandonar a Galactus, LIBRE. Durante esos breves instantes, se despreocupa de todo, alejándose de sus problemas y de su pasado. Su mente está despejada como hacía mucho que no lo estaba… Casi podría haber dicho que era feliz… A no ser por esa sensación que sentía que seguía creciendo en su interior. Poco a poco, y mientras se iba dejando conquistar por el ansia de aventuras que siempre le había obsesionado, su pasado se aleja de él, a la misma velocidad que él explora el nuevo Universo, el mismo Universo que él, Guardián del Cosmos, no identifica como ninguno conocido… De pronto, se pregunta cómo ha llegado hasta allí, y un dolor lacerante en su corazón se lo recuerda.

-¡Alicia!- Por un instante, se detiene.- Ya sé por qué he venido, y mis anhelos han de esperar, pues la vida de Alicia está en peligro…

– Sí. Pero, ¿Qué peligro…?

Planteándose ese interrogante, su plateada figura parte en busca de su amiga…

Lleva algún tiempo guiándose por su infalible percepción cósmica, capaz de percibir el más ligero cambio en el espacio a una distancia de miles de años-luz… De pronto, llega a su destino. Una nave enorme, está plantada justo ante él, ocupando gran parte de su campo visual. Por un momento, está desconcertado, pues la nave…

– No puede ser. No puede ser. Pero es.- No tiene una explicación para lo que está viendo, que le parece improbable y poco factible… Por un instante duda de su cordura.

– No puede serlo, pero ¡por las estrellas! ¿Es la Nave-Mundo de Galactus? Se desliza por el vacío tratando de encontrar aquella entrada que tantas veces había franqueado, con una curiosidad terrible…

– ¿Qué hará aquí? ¿Estará Galactus en ella?- Menea la cabeza…- Pero no puede…

Tal y como la recordara, la entrada sigue allí, como si la explosión provocada por el Nulificador Supremo jamás hubiese acontecido. Pero él, Estela Plateada, estuvo a punto de perecer en dicha explosión… ¿Quién y porqué habrá reconstruido la nave?

Por un instante, se detiene. Algo le dice que no todo resulta ser lo que fue. Había algún detalle que se le escapaba… Y de pronto, halló la respuesta.

– Es la ausencia del «perro guardián«. El Castigador. Eso es lo que echaba de menos…

Meneando la cabeza, se adentra en la inmensa Nave-Mundo, perplejo de hallarla tan igual, y a la vez, tan diferente… En seguida se encuentra en la inmensa sala en la que solía encontrarse con Galactus… Pero como él ya esperaba, no está allí. Y sin embargo, la nave parece tener el mismo diseño que el que él recuerda. Y de nuevo se pregunta porqué.

– Norrin…- Es tan sólo un leve susurro, pero lo percibe como un grito desesperado que resuena en su cerebro…- Norrin…

– ¡Alicia! – Sin dudarlo un instante, se lanza sobre su tablero en su búsqueda.

Va recorriendo vacías salas una tras otra, y todas están donde él las recordara… Su sentido cósmico le lleva hasta lo más recóndito de la nave mundo, hasta un lugar que jamás había contemplado… Una inmensa sala acogía una máquina de extraña apariencia, a la que se encontraba sujeta Alicia… Sin llegar a comprender, Estela se acerca hasta ella, y se la arrebata a la máquina…

Súbitamente, un poderoso rayo de energía golpea al Guardián de la Galaxia por la espalda…

– ¿Quién se atreve…?- Rápidamente, reacciona apartando a Alicia, y se da la vuelta despacio, con la extraña convicción de que el ataque no estaba destinado a herirle, sino a llamar su atención.

– Pues bien, si lo que quieren es mi atención, es toda suya. Frente a él, una amalgama de personajes de su pasado adoptan una actitud desafiante.

– ¡Thanos!- Recorre la sala con la vista.- ¡Mefisto!, Capitán Marvell, Legado, ¡Tirano! ¡¡Galactus!! ¡Morg! ¡Terrax! ¿Adam Warlock? La enumeración martillea su cerebro, consciente de la incongruencia de encontrarlos a todos, juntos, y en la Nave-Mundo de Galactus. Pero desgraciadamente, no dispone del tiempo suficiente como para analizar fríamente la situación, pues se le viene encima una serie terrible de golpes y ataques que apenas sí puede esquivar.

– Estela, ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué es ese ruido?

– ¡Estamos siendo atacados!- Inmediatamente se da cuenta del error que ha cometido, pues sólo él parece ser objeto de los ataques. Por un instante, los ataques se recrudecen, y debe emplear todas sus energías en no ser destruido. Mefisto le golpea por la espalda, fiel a su estilo, mientras siente cómo la descarga de energía de Thanos le perfora, se adentra en su piel plateada. Su cerebro se debilita, parece enloquecer. Reconoce la acción de Warlock, que actúa desde la distancia. El hacha de Morg le asesta un golpe terrible, mientras las bio-máquinas de Tirano le aprisionan, y le cae desde el cielo una montaña de rocas empujadas por Terrax. Antes de ceder su último aliento, siente las descargas de poder del Capitán Marvell y su hijo Legado. Se pregunta porqué Galactus no ayuda, porqué permanece en pie, distante…

Desde un lugar apartado, distante, parece llegarle una voz que le reclama. Instintivamente lucha contra ella, que parece querer arrancarle de la paz que se merece y tanto ha deseado…

– ¡Estela! ¡Norrin Radd!- La voz se vuelve titubeante, y se rompe en sollozos.- ¡No nos abandones! ¡Ayúdanos!

Las voces se repiten una y otra vez, resonando en su cerebro, agitándose en su pecho, torturándole. Y de pronto un escalofrío le sacude. Abre los ojos, pero en vez de ver a sus enemigos, tan sólo se encuentra con una preocupada Alicia. Rápidamente, se incorpora, y todavía aturdido, mira a su alrededor.

– ¿Qué ocurre, Norrin?

– ¿Dónde están, Alicia?

– ¿Quienes?

– Ellos, Thanos, Mefisto, Warlock, y los demás: Has tenido que sentirlos, oírlos al menos…

– A menos…

– ¿Qué…?

– A menos que no hayan estado nunca aquí, Norrin…

– Pero, ¿Cómo…?

– No sufras, Norrin Radd. Todo tiene su explicación.- La voz profunda que parece proceder directamente del interior de sus cerebros, es inmediatamente identificada…

– ¡Galactus! Así que después de todo, no ha sido una ilusión…

– Saludos, Estela.

– ¿Puedes explicarnos qué ha ocurrido? ¿Donde han ido los demás?

– No hay nadie más, Norrin Radd. Mira a tu alrededor, y libérate de tus pensamientos…

Esforzándose, no le costó demasiado proceder en la manera que era solicitado. A su alrededor, las paredes, el suelo, todo parecía desvanecerse a medida que iba concentrándose. Incluso la figura de Alicia fue tornándose más y más débil, hasta que todo desapareció. Se encontraban en el Universo que Estela Plateada había estado explorando…

– ¿Donde estamos, Galactus? ¿Cómo es que jamás había contemplado vestigio de este sector? ¿Dónde están Thanos, Legado…?

– Demasiadas preguntas, Estela, que tú mismo podrías responder si te detuvieses a pensar en ellas…

– Quizá no haya estado jamás aquí porque esto no forma parte del Universo. La frecuencia de las radiaciones cósmicas me resulta desconocida, y son completamente distintas a la de cualquier sector visitado por mí previamente. En cuanto a dónde están los que me atacaron…

– ¿Realmente estás seguro de que fuiste atacado?

– Tú estabas aquí…

– Te equivocas, Estela. Estás dando por supuestas algunas cosas demasiado a la ligera…

Sobre su plateado tablero, Estela Plateada se desplaza hacia arriba, hasta la altura de los ojos de Galactus.

– ¿Qué quieres decir?

– Esperaba algo más de tu parte, ex-heraldo. Después de todo, yo te creé.

– No entiendo nada…- Se encontraba confuso, y comenzaba a sentir algo parecido a angustia…- Algo no va bien. Algo en ti.

– Piensa en ello, Norrin Radd. Y pregúntate, no donde estás, sino porqué estás. No te fíes de tus percepciones… A menudo engañan. Las respuestas suelen estar donde menos lo esperas.

Estela Plateada, mientras hablaba Galactus, se ha ido elevando hasta la altura de sus ojos. Le mira fijamente. Y de pronto, sin mediar palabra, una ingente descarga de poder cósmico fluye desde su cuerpo, para ir a parar directamente al entrecejo de su antiguo amo…

– Ya imaginaba que era cuestión de tiempo, Norrin Radd.

– ¿Quién eres?- La descarga de rayos había atravesado la figura de Galactus, como si nada se interpusiera en su camino.

– Vuelves a formular mal la pregunta, Zenn-laviano. No es quién soy, sino porqué estoy aquí.

– Entonces, ¿Porqué estás aquí? ¿Tiene algo que ver con el desorden cósmico del que me habló Tribunal Viviente?

Una sonrisa se dibujó en el rostro de su interlocutor, que tenía la apariencia de Galactus…

– Sé que te has preguntado últimamente cual es el orden verdadero de las cosas, Norrin. Ese orden nunca es absoluto, y se mantiene en un inestable equilibrio. Tú mismo eres consciente de que demasiado a menudo es necesario restablecerlo. Algunos lo hacen tratando de no alterar nada, y otros, como Thanos, algo más drásticamente1.

– No existe un orden o una eternidad verdadera, sino que ésta va transfigurándose debido a pequeños acontecimientos que sumados tiene unas consecuencias notorias y a menudo difíciles de resolver.

– Sé a lo que te refieres. El Universo es como un ser vivo, que crece según lo que ocurre en su interior, al igual que lo hacemos nosotros. Un cúmulo de circunstancias hizo de mí lo que soy, y si quizá hubiese faltado la más nimia de ellas, sería algo completamente distinto.

– Veo que comprendes. Pero si demasiados cambios tienen lugar en un espacio reducido de tiempo…

– Se produce una alteración que puede resultar poderosa…

– Y peligrosa.- De nuevo la sonrisa apareció en su rostro.- Tal y como pudieron comprobarlo Super-Skrull y tú mismo2

-… Cuando traté de deshacerme de mis poderes cósmicos…

– Y si tu locura transitoria resultó terrible en sus consecuencias…

– ¿Qué ocurriría si fuese el Universo entero el que enloqueciera…?

– Tú has de hallar las respuestas, Norrin Radd. Sólo TÚ.

La figura de Galactus, al igual que lo habían hecho anteriormente las demás, se desvaneció en la nada, abandonando a Estela Plateada a sus pensamientos. Sobre su inseparable tablero, reemprende la marcha… Más confuso que nunca, ha de encontrar a Alicia y retornar a su Universo… Aún tenía muchas preguntas que debía resolver…


CAPÍTULO IV:

El Universo en el que se encuentra le resulta completamente desconocido, pero a la vez vagamente familiar, como si hubiese estado ya allí, y no pudiese recordarlo. A pesar de todo, trató de no pensar en ello. Debía encontrar a Alicia, y salir de él… Había algo que le intrigaba, y deseaba encontrar respuestas.

Se guiaba con una mezcla de percepción cósmica y de intuición. Y así, de pronto, llegó a un Sistema que le resultaba extrañamente parecido a su propio Universo. Sentía que aquel era el lugar donde se hallaba Alicia… En seguida halló un gran planeta que desde el espacio era verde, tapado a intervalos por blancas nubes. Descendió con sólo pensarlo hasta la superficie, que halló completamente deshabitada. Voló por toda la superficie hasta hallar un palacio que parecía nacer del mismo planeta, como una prolongación de su energía vital…

– ¿Cómo penetrar en la fortaleza?- Trató de horadar sus murallas con su visión celestial, pero su intento fue infructuoso.- ¿Acaso me veré obligado a emplear de nuevo la fuerza, o…

Ante él, la fortaleza se abrió, mostrando en su interior a una Alicia asustada, sujeta en una esquina por unos brazos mecánicos.

– …o podré entrar por la puerta principal…?

Sorprendido, dejó que su tablero le llevase hasta el interior, pero ya prevenido, procuró no ser cogido por sorpresa.

– Alicia, ¿estás bien?

– Sí, Estela. ¿Y tú?

– He estado mejor…

– Vaya, así que incluso tienes sentido del humor…- Una voz, muy parecida a la de Estela Plateada, aunque un tono más grave…

– ¿Quién…?- Estela Plateada gira sobre sí mismo 180 grados, hasta encarar una extraña figura de la que emana el poder cósmico…

– ¿No me reconoces, hermano?- Una fría y desdeñosa sonrisa aparece en el rostro del desconocido, al que, fijándose un poco, se puede identificar como Estela Plateada, aunque su brillo metálico tiene un deje azulado…

– Mi nombre, Norrin, ya debes saberlo, es Fennan. Fennan Radd. Estela Plateada se dice que no es posible. No puede estar ocurriéndole esto a él.

– Pero tú no puedes existir. Naciste después de que me convirtiera en heraldo de Galactus y Zenn-La fuese destruido…

– Yerras, somos hermanos de sangre…

– Aún aceptando que resultes ser quién afirmas ser, no acierto a comprender de donde obtuviste el Poder Cósmico…

– Eso es de fácil explicación… Galactus vino a devorar nuestro mundo, y yo me ofrecí a convertirme en su primer heraldo…

– Pero, YO soy su primer heraldo, yo me sacrifiqué por Zenn-La…

– No, hermano,- La sonrisa de Fennan es cada vez más amplia, parece disfrutar de la situación.- Yo salvé Zenn-La. Y ahora desterraré del plano de los vivos al mayor responsable de la destrucción de millones de seres y razas que pagaron con sus existencias la osadía de tu descubrimiento. ¡Prepárate a perecer, Asesino!

Una mueca de odio aparece en el rostro de Fennan, que se abalanza sobre su hermano, presto a descargar su furia contra su hermano…

– Ya he pagado mis pecados al servicio de Galactus, Fennan.- El primer golpe lo detuvo con dificultad, devolviéndolo con presteza…

– No puedes expiar tus pecados porque después hallas salvado unas cuantas vidas…

Un golpe dirigido a la mandíbula de Norrin alcanzó su objetivo, derribándolo.

– Te equivocas. Yo no elegí matar a aquellos seres, y aún así ¡Sigo luchando por la vida!

Desde su posición en el suelo, descargó una terrible onda de energía a su hermano, que cayó a su vez hacia atrás.

– Nunca lograrás redimirte, siempre tendrás un resquicio de conciencia que te indicará que es así…

Montado sobre su propio tablero, Fennan avanza sobre Estela, y se enzarzan en una terrible lucha cuerpo a cuerpo.

– Tú debes saberlo mejor que nadie, Fennan, ya que ahora ocupas mi lugar…

– Es cierto, pero yo conservo mis recuerdos, y Galactus no ha vuelto a extinguir jamás una raza…

– ¿Quieres decir que lograste lo que yo jamás pude lograr? ¿Que Galactus obtiene su energía de planetas sin vida?

– Así es, Norrin. De nuevo triunfo donde tú fracasaste3

Por un instante, Norrin abandona la lucha, y su hermano, sorprendido, se aparta de él. Así, frente a frente, permanecen estáticos. Sin saber qué hacer, Fennan se limita a esperar, acumulando energía para un último golpe…

Y de pronto, Estela Plateada se relaja, deja que el Poder Cósmico vuelva a él… Una lágrima resbala por su rostro. Se siente acabado…

– Ya nada tiene sentido… Mi vida ha sido una falacia… He seguido el camino para expiar mis pecados, pero sólo me ha traído desdichas, sólo he procurado destrucción. He vuelto a matar a millones de seres tratando de desprenderme del poder que me fue entregado4

-… Durante el tiempo que he estado vagando por el Universo, mi única recompensa ha sido ser llamado a convertirme en el consorte de la Muerte… A luchas sin fin he sido avocado… Qué mejor forma de morir que a manos de aquél llamado a sustituirme, aquél que ha logrado en poco tiempo aquello que me ha llevado la vida entera, sin lograrlo…

– Será un placer acabar contigo…

La mano de Fennan se alza lentamente, despegándose de su costado, hasta apuntar al cuerpo de su hermano, que no reacciona… El poder cósmico se acumula en la mano, reverbera con miles de tonos apagados y chispeantes… Súbitamente, la energía abandona su cuerpo y atraviesa la estancia…


1.- Se refiere a las Sagas Guantelete del Infinito, Cruzada del Infinito y Guerra del Infinito.

2.- La Muerte de Galactus 1.

3.- Fennan se refiere a la Maldición de Galactus, donde resulta que se ha casado con Shalla Ball.

4.- Muerte de Galactus 1 y 2.


CARTAS ASTRALES

¡Hola Anjuin! Bueno, me presento: soy Javi OPio, co-escritor del primer arco-argumental del Escuadrón Supremo. Bueno, escribía para felicitarte por tu trabajo en Estela. La verdad es que no he leído muuucho del personaje, pero viendo las bases que sentó Stan Lee respecto a guión (al no haber dibujo, no menciono a Kirby), me parece que contínuas perfectamente el tono filosófico y heróico. Los únicos fallos que veía, los vas corrigiendo número a número, ya que (según mi parecer) deberían aparecer más personajes, y los capítulos deberían ser un poquito más largos. Pero respecto a los demás, debo darte mi enhorabuena. Sigue así.
Javi «adictivo no sé porqué» OPio

Pues bienvenido a Cartas Astrales, Javi OPio. Gracias por tus comentarios y críticas y por el diseño de la portada del número 123. Dentro de poco recibirás noticias mías sobre ello, encargándote algún «trabajillo»:) (Espera y verás el especial #125)

Hola, soy Daniel: Felicidades por el número dos de la serie (124). Me preguntaba si Estela Plateada va a acudir al llamamiento de Tribunal Viviente o va a dejar al Universo a su merced. ¿Oye, van a aparecer Genís, El Señor del Fuego, Terrax o Galactus? ¿Habrá alguna sorpresa?
Quería decirte que desde que empecé a leer el segundo capítulo, estoy mirando el correo para ver si ha llegado el tercero… Jo. Por cierto, ¿lo de Fennan como nuevo heraldo de Galactus es permanente? ¿Queda Daredevil afectado por los tiempos de los tiempos? ¿Era la figura oscura que aparece en el parque Fennan, u otro? ¿Cuando va a dejar de ser una utopía que Estela le pegue una paliza a Thor? ¿Es cierto el rumor de que eres de la Real Sociedad? Uf, y ya me despido hasta la próxima…

Gracias por tu carta, Daniel. Bueno, a fuerza de ser sinceros, Genís no va a aparecer por el momento, porque ya lo hace en Poderes Cósmicos, pero los demás que mencionas… En cuanto a lo de las sorpresas. Creo que ya ha quedado contestado con este número… Daredevil (Dan Defensor para Peter, que no me deja poner nombres en inglés) no queda «trastocado», que yo no soy su guionista. La figura oscura no era Fennan, no. Lo de Thor, bueno, en cuanto se haga un poco de justicia en Marvel, o yo consiga que el guionista de Thor en Marveltopia me deje… ¿De dónde te has sacado ese rumor? Pues sí, es cierto.

Bueno, y ya me despido, agradecido por recibir alguna carta para mi correo. Quiero añadir aquí que para los que como Peter os habeis fijado en que he recurrido a Alicia Masters para la serie como DeMatteis, os digo que no era en él en quién me fijaba. Quería evocar la época en que Alicia actuaba como la conciencia de Estela plateada, devolviéndole las emociones. ¡¡¡Todo esto, y más, en el siguiente episodio!!!

Os anuncio, con carácter extra-oficial, que va a haber MUCHAS SORPRESAS. Adiós, Saludos desde el CIELO.

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