Estela Plateada #131

estelaplateada131Norrin Radd renunció a su libertad para salvar a su planeta, convirtiéndose en Heraldo del Devorador de Mundos, Galactus. Enfundado en metal galáctico, con un tablero que obedece todas sus órdenes mentales, y dotado del poder cósmico, ahora surca el Universo como brillante centinela de las rutas espaciales.

#131 – Bienvenidos al infierno IV
Por Alex García


Fecha de publicación: Mes 56 – 12/02


-Muy bien. Ya es hora de que esto acabe -repite Norrin mientras la niña se aleja.

No está en tus manos decidir eso, Estela Plateada -responde Baladriel; su voz está cargada de presunción y prepotencia-; tu destino y el de tu hermano están en nuestras manos. ¿No es así, Odiel, hermano mío?

Por toda respuesta, Odiel se limita a encogerse de hombros. Estela no puede sino cuestionarse el repentino silencio del extraño ser, y se pregunta si su anterior grito no habrá revelado alguna debilidad que pueda aprovechar para vencer a estos terribles enemigos. Pero ahora no puede pararse a ponderar esa información; la batalla es inminente.

-Eres demasiado jactancioso, Baladriel -quien habla es el hermano de Norrin, Fennan, procedente de una dimensión paralela en la que fue él quien se convirtió en Estela Plateada, heraldo de Galactus-. Una simple niña terrícola ha desviado tu poderoso ataque, y -con una orden mental su tablero acude a él, y sube de un salto- ahora no os enfrentáis a una niña, sino a dos portadores del poder cósmico.

Baladriel chasquea su lengua.

Poder cósmico. Qué patético. ¿Quieres saber lo que es el poder? Prueba una muestra del verdadero PODER -alza sus manos y potentes rayos de energía golpean el cuerpo de Fennan, proyectándolo por los aires. Al instante, el puño de Norrin golpea a Baladriel en la cara, haciéndole tambalearse. Odiel reacciona demasiado tarde, y su ataque no golpea a Estela por varios metros. Norrin y Fennan se reagrupan sobre los dos Hermanos.

-Bajáis rápidamente la guardia para ser dos seres que se autodenominan omnipotentes -enuncia Norrin.

No confundáis un momento de distracción con debilidad, Estelas -dice Odiel-. Hasta ahora no nos hemos estado esforzando; en caso contrario, no serías más que polvo.

-Hasta ahora vuestra lengua ha hablado más que vuestros actos -replica Fennan en tono sarcástico-; ninguno de vuestros ataques ha resultado definitivo.

Por toda respuesta, Odiel ríe y mira a su hermano.

Ya ves, Baladriel, no nos temen. Creo que va siendo hora de que les mostremos lo que podemos hacer en realidad.

No podría estar más de acuerdo contigo, hermano. Es hora de enseñarles a estas pulgas lo insignificantes que son para nosotros.

Ambos Estelas se ponen en guardia frente al inminente ataque. Baladriel se abalanza gran velocidad sobre Fennan, quien se aparta con rapidez igualmente cegadora y golpea a su enemigo repetidamente con descargas de su poder cósmico.

– Eres un necio si esperas alcanzar con un ataque tan torpe a quien rivaliza en velocidad con la misma luz -se jacta Fennan.

Norrin no puede sino darle la razón a su hermano; el ataque de Baladriel ha sido torpe, impulsivo…irracional. Hay algo que no encaja… pero antes de que pueda seguir pensando en ello, su mundo se ve retorcido de arriba abajo. Las emociones que tanto tiempo ha apartado de su ser vuelven… por centuplicado. Paso a paso va reviviendo todos los sentimientos que ha sentido a lo largo de su vida, e inevitablemente las imágenes asociadas a ellos acuden a su mente…

Zenn La. El terror que acompañó a la llegada del Devorador de Mundos. La desesperación que le llevó a ofrecerse como heraldo de Galactus para salvar su mundo, y la resolución que sintió cuando la decisión fue tomada.

# Qué noble, que heroico # – susurra una voz que rezuma sarcasmo. Norrin conoce esa voz… es la de Odiel, que juega con su misma esencia.

La alegría y el éxtasis de cruzar el espacio, de ir a sitios a los que ningún otro zennlaviano había ido nunca… el horror, la vergüenza, el odio hacia sí mismo que surgieron cuando su Amo consumió el primer planeta habitado. La angustia al oír millones de voces gritar y luego apagarse.

# Qué noble, que heroico # – repite la voz… pero esta vez no esta sola.

Su voz acompaña a la de Odiel.

Y lo peor de todo: la frustración, la ira, el odio, el miedo… todo eso acompañó a la revelación de que Zenn La había sido destruido hacia tiempo… el último clavo en el ataúd de Norrin Radd, cuyos débiles sentimientos se habían convertido en una carga para Estela Plateada.

Desde algún lugar remoto de su conciencia siente dolor, dolor físico, y sabe que es Baladriel quien se lo está infligiendo. No importa… Norrin está demasiado abrumado por sus emociones para darle importancia. Más aún cuando recuerda que su hermano sí logró salvar Zenn La así como incontables mundos del ansia de Galactus; y la culpa amenaza con devorarle como un chacal hambriento.

– Basta, Norrin -es la voz de Fennan, y Estela comprende que su hermano está ahí con él, compartiendo la experiencia; su hermano… y alguien más, alguien a quien no consigue identificar -. Cometiste graves errores, hermano, pero el Universo sabe que los has reparado con creces. Te erigiste como Guardián del Universo… y has desempeñado esa labor notablemente, mejor de lo que yo he llegado a hacer.

«¿Por qué? Gracias a esas emociones que te has negado a aceptar. La culpabilidad que sentías por tus actos te impulsaba a impedir que algo así volviese a ocurrir. El amor, no la compasión ni la pena, por aquellos más débiles, te daba fuerzas para protegerlos. Abandonar tus sentimientos fue un terrible error, hermano, la fría lógica no puede reemplazar el poder que da el saber que luchas por una causa justa.

«Todos tenemos nuestros pesares que soportar, Norrin, aunque pocos seres en el Universo soportan carga similar a la tuya. Hay oscuridad dentro de todos nosotros.

Dentro del alma de todo ser inteligente, quiere añadir Norrin, pero es entonces cuando lo que queda de su razonamiento lógico repara en un detalle: alma. Odiel les ataca a través de sus almas. Y es en ese momento cuando Estela Plateada deduce la identidad de sus atacantes. Es en ese momento cuando nota un temor genuino por parte de su oponente. Y es en ese momento cuando el ataque de Odiel se interrumpe y ambos Surfistas vuelven a la realidad, justo a tiempo de ver a Baladriel descargar su poderoso puño sobre Norrin.

Las manos de Estela se extienden para detener el puño de su enemigo. Al mismo tiempo Fennan se abalanza sobre Odiel a gran velocidad, sabedor de que si le concede el más mínimo respiro, su misma alma corre peligro.

Baladriel incrementa lentamente la fuerza que ejerce sobre Norrin, mientras una taimada sonrisa aflora en su rostro. El rostro del mayor de los Radd, en cambio, permanece impávido

– Al fin he descifrado el enigma -enuncia- Sois 6, ¿No es así? – Baladriel titubea, y Norrin incrementa su fuerza y o echa a un lado. Golpes demoledores de Fennan derriban a Odiel, que no hace esfuerzo alguno por defenderse, inmóvil como un títere sin nadie que lo maneje.

¡Hermano! -grita. La desesperación empapa sus palabras-. Lo sabe.

Baladriel se encoge de hombros y suelta una macabra carcajada.

Tranquilízate, hermano, no sabe nada -se vuelve hacia Estela-. No somos 6 Hermanos, Norrin Radd -la fría expresión de Estela se altera ligeramente al fruncir el ceño-, sino 7. Y lo siento, pero haber errado sólo por uno no te garantiza ningún premio de consolación.

Debemos marcharnos, hermano -dice Odiel mientras posa su mano sobre el hombro de Baladriel; la urgencia de su voz acalla las protestas de este último-, los acontecimientos han tomado un cariz inesperado; hay mucho que debatir con los demás.

Baladriel gruñe mientras tiembla inconteniblemente, ansioso por seguir con el combate. Pasea su mirada detenidamente por los dos surfistas de plata, y finalmente exhala con fuerza y baja la cabeza.

Está bien. La lucha ha terminado. Pero habrá más….

Sin más palabras ambos Hermanos vuelan hacia el cielo a gran velocidad, desapareciendo de la vista en apenas segundos. Norrin contempla pensativo el espacio que ocupaban sus enemigos hace escasos momentos. Fennan interrumpe sus reflexiones.

– Esto ha sido muy extraño; tu comentario sobre la cantidad de Hermanos pareció alterarlos sobremanera, aunque errases. ¿Qué es lo que sucede, Norrin? ¿Qué has averiguado sobre los Hermanos? «¿Y por qué has vuelto a la fría lógica?», quiere preguntar, pero sabe que no es el momento para eso.

Norrin alza su vista al cielo con expresión pensativa durante lo que parecen horas. Finalmente su mirada se encuentra con la de su hermano, y entonces asiente.

Momentos después ambos Estelas surcan el espacio, alejándose rápidamente de la Tierra. Entonces Norrin decide hablar.

– Aún no puedo aventurar nada, puesto que mi error en el número de Hermanos ha supuesto importantes errores en mi razonamiento. Pero de una cosa estoy seguro: los Hermanos no siempre han poseído los vastos poderes que esgrimen ahora. Prueba de ello es el regocijo que mostraba Baladriel al emplear su fuerza… como si fuese algo nuevo, algo que siempre hubiese deseado pero no tenido. Como si fuese un deseo hecho realidad.

– No obstante ambos han mostrado un perfecto control sobre sus «recientes» capacidades.

– Lo cual implica que hace tiempo que disponen de sus poderes -prosigue Norrin-. Es posible que sean incluso innatos.

Fennan, atónito, contempla en silencio a su hermano en busca de una expresión facial que delate alguna emoción, pero lo único que refleja el rostro plateado de Norrin Radd es el brillo de las estrellas.

– Norrin, de no saber que sólo la lógica rige tus actos, pensaría que te estás burlando de mí. Acabas de afirmar que los Hermanos ha obtenido sus poderes recientemente, y sin embargo tu siguiente afirmación echa la anterior por tierra, al asumir que posiblemente siempre hayan poseído sus enormes poderes. ¿Qué galimatías es éste, hermano?

– Mi única teoría se tambalea por el erróneo número que supuse para los Hermanos. Si tan sólo esa pieza encajase…

Fennan incrementa su velocidad y se interpone en el camino de Norrin, obligándole a detenerse poco antes de llegar a un campo de asteroides.

– Norrin -dice mientras lo sujeta por los hombros-, basta de rodeos. ¿Quiénes crees que son los Hermanos y cuál es la naturaleza de sus poderes?

– De acuerdo -concede Norrin-. Hay un símil en la Historia de los terrícolas. Es…

Estela nunca llega a completar su frase, pues un gigantesco meteorito cercano explota súbitamente en cientos de fragmentos que se dirigen hacia ellos. Casi mecánicamente ambos hermanos alzan sus manos y el poder cósmico fluye, convirtiendo los mortales proyectiles proyectiles en polvo. Ambos se quedan asombrados cuando el polvo empieza a reformarse hasta volver a ser el meteorito original. Pero la transformación no cesa ahí; cientos, miles de meteoritos colindantes se aproximan al primero, uniéndosele, combinándose hasta formar una esfera de cientos de kilómetros de radio.

– Impresionante -musita Norrin-; un pequeño planeta ha sido formado ante nuestros ojos en cuestión de minutos. Sospecho que esto es obra de los Hermanos.

– Sin duda. Y aquella estructura que perciben mis sentidos cósmicos es sin duda un reclamo para atraer nuestra atención. Propongo que no defraudemos a nuestros enemigos.

– Bien pues -y ambos hermanos vuelan hacia allí, hacia la construcción que han reconocido desde cientos de kilómetros gracias a sus sentidos aumentados. Una construcción que ambos conocen, pues han estado en ella en innumerables ocasiones, cada uno en su universo, pues la construcción es de origen zennlaviano.

Los dos centinelas plateados detienen su vuelo a pocos metros del balcón de la casa. Un ser, indudablemente uno de los Hermanos, sale a la terraza y se apoya en la barandilla, contemplándoles con una sonrisa sardónica.

Norrin y Fennan Radd. Estoy encantado de conoceros. Mi nombre es Asuriel y por supuesto, soy uno de los 7 Hermanos. Afirmaría ser el más poderoso, pero no quiero pecar de inmodestia.

– Acaba con esta charada de una vez -dice Fennan-. ¿Qué es lo que pretendes y por qué has construido este… escenario?

Asuriel suelta una breve carcajada.

Directo al grano. Me gusta. Veréis, creo que mis Hermanos han estado tratando con vosotros de forma errónea. Creo que luchar contra el legendario Estela Plateada (y más aún siendo dos) no es sino una pérdida de tiempo.

– ¿Debemos suponer pues que tu solución consiste en que nos unamos a vosotros?

Asuriel se encoge de hombros sin perder la sonrisa.

Si no puedes vencerles…

– No tengo ningún interés en unirme a vuestra causa, Asuriel, y menos aún porque sospecho que dicha causa puede ser perniciosa para el status quo actual del Universo.

Ah -responde Asuriel levantando un dedo-, pero es que yo sé de una razón para unirte a nosotros, Norrin. O mejor debería decir: CONOZCO una razón para unirte a nosotros. Querida, por favor.

Una mujer sale lentamente al balcón. Antes de que salga, ambos Radd saben quién es. No podía ser de otra forma, puesto que como hemos dicho ambos han estado en esa casa en infinidad de ocasiones, y ambos han amado a la propietaria, la hermosa mujer morena que les contempla a ambos con mirada serena.

– Shalla Ball -susurra Norrin Radd.


CARTAS ASTRALES

Y con este número se acaba la historia… de momento. La continuación la podéis encontrar en DOCE.

¡Nos leemos!

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