Marvel Comics Presents #02 – La Guerra del Apocalipsis

MCP #02Otros mundos… otras historias…

#2 – La guerra del Apocalipsis
Por Carlos Correia


Fecha de publicación: Mes 5 – 9/98


Introducción

Esta historia parte del especial Onslaught: Marvel Universe, en el que los principales héroes de la Tierra desaparecieron combatiendo a Onslaught. Este hecho hizo que aumentara el odio hacia los mutantes, y aquí es donde arrancamos. Esta historia no sigue la continuidad de Marvel, sino que es una historia alternativa, un What If, en el que Apocalipsis, aprovechando la falta de esos héroes, decide hacerse con el control del planeta.

Espero que os guste la historia. Cualquier comentario, pregunta o sugerencia será bienvenido. Si tenéis algo que decirme, mandadme un e-mail


Prólogo

Natasha Romanov estaba sentada frente al monitor con la mirada perdida. Su mente seguía dándole vueltas a la batalla de la semana anterior, en la que los principales héroes del mundo – los Vengadores y los 4 Fantásticos – habían desaparecido de la Tierra. No era la primera vez que se les daba por muertos – algunos, como el Capi, habían estado «muertos» durante treinta años -, pero esta vez era diferente. Enfrentándose a la mayor amenaza a la que se había enfrentado la Tierra hasta ese momento – Onslaught, la unión de las partes oscuras de dos de los mutantes más poderosos de la creación, Magneto y el Profesor Xavier -, los héroes se sacrificaron a si mismos para destruirlo, y no quedó nada para albergar esperanzas.

En esta última semana se había recriminado muchas veces el no haber estado allí con ellos, pensando que quizás su presencia hubiera cambiado algo. Sin embargo, en el fondo sabía que, de haber estado allí, ella sería una más de los desaparecidos y que otro estaría donde estaba ella ahora, en la Mansión de los Vengadores, junto a algunos de los supervivientes del equipo, para elegir una nueva formación de Vengadores que defendiera al mundo en esta su hora más oscura.


Capítulo Uno

La Viuda Negra se puso en pie y miró a sus compañeros, sentados en torno a la mesa de reuniones. Sólo había podido localizar a unos cuantos: Hércules, la Bestia, Hulka, Gata Infernal, Spiderman, Dragón Lunar, Starfox, Fotón, Spiderwoman, Espadachín y Magdalene. Mercurio había rechazado la invitación, lo cual, teniendo en cuenta que había perdido a su hermana y a su mujer en la batalla, era más que comprensible.

«Gracias a todos por haber venido. Sé que a todos nos gustaría habernos reunido por otras circunstancias, pero, como creo que todos sabéis, los Vengadores desaparecieron en la batalla contra Onslaught, y, como presidenta en funciones, me veo obligada a realizar una votación para elegir a un equipo que los sustituya.»

Hércules se puso en pie. «Como vengador más antiguo, de los aquí presentes, he decidido que la Viuda sea la presidenta. Es la que más experiencia tiene de nosotros en ese puesto. Pero, antes de que hable, he de deciros que he hablado con el Padre Zeus, y he mirado en el Pozo del Destino en el Monte Olimpo, y que nuestros compañeros no están en ninguna dimensión accesible desde el Olimpo. Por lo tanto, tampoco están muertos. No hay que perder la esperanza. Eran unos valientes guerreros, y seguro que lograrán hallar el modo de volver con nosotros.»

«Gracias, Hércules», dijo Natasha. «Espero que sea verdad que no están muertos, pero no podemos aplazar esto hasta que vuelvan … si es que vuelven. Debemos proceder a la votación.»

En ese momento, se abrieron las puertas de la habitación, y entraron en la sala dos hombres. Todos se pusieron de pie. «No puede ser», dijo Spiderman, «están muertos.»

El Capitán América y el Hombre de Hierro entraron en la sala.


«No estamos muertos», dijo el Capitán América, «porque no somos los que lucharon con Onslaught»

«John», dijo Spiderwoman. «¡Eres el USAgente!»

«Si, así es. Yo era el USAgente.»

«Pero, ¿qué haces con ese traje?»

«Es cosa del Gobierno. Han decidido que el Capitán América es necesario para el país, y, como ya he ocupado este cargo antes, me ha vuelto a tocar. Quizás debí rechazarlo, pero es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, ¿no?»

«¿Y quién demonios es ese Hombre de Hierro?», dijo Hulka. «Todos, o casi, sabemos quién era el de verdad, asi que, o nos dices quién eres, o te sacaré el casco a tortas»

«Creo, Jen, que el Hombre de Hierro no fue sólo ‘él’. Yo ya llevé este traje antes, y lo vuelvo a llevar ahora, en honor a To.. a ‘él'».

«¡Eres Máquina de Guerra!», dijo Hulka.

«Sí, yo era Máquina de Guerra, pero mi traje quedó destruído hace poco, y he cogido este de Stark-Fujiyama. Esta tecnología no entra en el acuerdo de fusión, y Tony decidió en su herencia que era legalmente de los Vengadores. Naturalmente, estoy dispuesto a ceder el traje a quién designe el grupo…»

«No hay nadie más apto que tú para llevar esa armadura. ‘Él’ estaría orgulloso de que tú la llevaras».

«Gracias, Viuda.»

«Bien, me alegro de veros a los dos, pero tenemos que continuar. Procedamos con la votación. Cada uno debe elegir tres vengadores de los aquí presentes. Los siete que más votos saquen serán los elegidos.»


«Ya he contado los votos. Los siete de nosotros que ocuparán el puesto de los Vengadores desaparecidos serán: el Capitán América, el Hombre de Hierro, la Bestia, Hulka, Fotón, Hércules y yo misma. Gracias a todos por haber venido. Espero que la próxima vez que nos reunamos sea para celebrar el regreso de nuestros amigos. Mañana a las doce daremos una rueda de prensa. No falteis.»

Todos salieron silenciosamente de la habitación. Cuando la Bestia se dirigía a la salida, Natasha se le acercó.

«¿Cómo está Pietro, Hank? Supongo que lo estará pasando muy mal, ¿no?»

«Es lógico. Acaba de perder a su mujer y a su hermana. Ahora mismo está volcado con Luna, intentando rehacer su vida. No creo que se quede mucho tiempo en la Mansión. Habló de ir a Europa…»

«¿Y tú, Hank? ¿Cómo estás tú? También eran nuestros amigos, y los conocíamos desde hacía años. ¿Estás bien? Si necesitas hablar con alguien…»

«Estoy bien, gracias, Natasha. Ahora que me voy a quedar en la Mansión, podré dedicarme a investigar el Virus del Legado con los ordenadores de Pym. Con eso y los datos que recopilé con la Patrulla, espero tener la cura en un par de meses.»

«Ojalá, Hank, ojalá. Bien, he de irme. ¿Te llevo a algún lado?»

«No, gracias. Voy a visitar a Trish. La última vez que hablamos creo que me pasé con ella. Ya va siendo hora de que me disculpe.»

«Bien. Nos vemos mañana, en la conferencia de prensa. Hasta mañana.»

«Adiós, Natasha.»


Trish estaba esa tarde muy ocupada. Su jefe le había ofrecido un nuevo programa tras la noticia del virus del Legado, y hoy era el primer día. Un programa en directo, y el tema era: ¿Tienen los mutantes la culpa de la muerte de los héroes? Trish sabía que este era un tema muy popular, pero eso no hacía que se sintiera mejor. Había conseguido como invitados a Graydon Creed, el candidato a la Presidencia, y a Valerie Cooper, la encargada de Asuntos Mutantes del Gobierno. Pero Trish sabía que faltaba alguien, faltaba …

«Hola, Trish, espero no interrumpir.»

«¡Hank! ¿Qué haces aquí?»

«Creo que es hora de disculparme. La última vez no me porté muy bien contigo. Dije algunas cosas sin pensar y…»

«Tranquilo, Hank, yo también me pasé. Lo siento.»

«Yo también lo siento. Espero que podamos seguir siendo amigos.»

«Siempre seremos amigos, Hank. Nunca hemos dejado de serlo.»

«Gracias, Trish. Por cierto, me he enterado que vas a presentar un programa nuevo, ¿no?»

«Sí, Hank, y te necesito. Siéntate y deja que te cuente…»


Las 9 de la noche en el plató número 1 de los Estudios de la NBC en Nueva York. Trish se prepara para el programa. No está nerviosa, ha hecho programas en directo durante muchos años, pero tiene una mala sensación, como si todo fuera a salir mal esa noche. Trish oía a Hank, en la sala de al lado, bromeando con las maquilladoras, y no dejaba de hablar ni un segundo. En otra sala, Graydon Creed esperaba el momento de inicio, acompañado de dos guardaespaldas. Fuera, Val Cooper paseaba de un lado para otro, mientras intentaba localizar a Forja o a alguien de Factor-X. Pero nadie cogía el teléfono. Aunque eso es otra historia (Próximamente, en La Última Batalla.)

Minutos después, todos estaban ya en sus puestos. Trish no había vuelto a hablar con Hank desde que le pidió por la mañana que fuera al programa. Sabía que no le hacía mucha gracia tener que estar otra vez con Creed (la última vez acabó sacándole la lengua), pero, como ella, sabía que Val no podía defender a los mutantes del todo. Y no iban a traer a Logan para la entrevista…

Continuará…
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