Poderes Cosmicos #14

Poderes Cosmicos #14Estela Plateada. Señor del Fuego. Legado. Sota de Corazones. Bill Rayos Beta. El Hombre Imposible. Poseedores de poderes sobrehumanos que han jurado preservar el status quo del Universo.

#14 – Un mundo no es suficiente
Por Bergil


Fecha de publicación: Mes 14 – 6/99


PRÓLOGO

El púlsar Q317A1995 comenzó a acelerar todavía más su velocidad de giro. Cuando la fuerza centrípeta superó a la de cohesión, se desintegró.

Olbap, el Vigilante asignado al sector, contempló preocupado la escena. Aque púlsar debería haber durado, al menos, seis u ocho mil millones de años más.

– Ha comenzado -, dijo.

FIN DEL PRÓLOGO


Kl’rt avanzaba a la carrera por los pasillos del palacio imperial cuando lo que vio en una pantalla de holovisión le hizo detenerse en seco.

– …podéis ver, me encuentro perfectamente -decía en aquellos momentos S’byll-. Los criminales que colocaron el artefacto explosivo en mis aposentos no han logrado lo que se proponían. En estos momentos, debemos más que nunca mantener la calma y no caer en la psicosis que persiguen esos desalmados. Deseo que ayudéis a los investigadores que ya se hallan tras la pista de los culpables. Eso es todo – y la imagen fue sustituida por los comerciales habituales.

«¿Qué es todo esto?», pensó Kl’rt. «Creía que S’byll había resultado herida en el atentado, y ahí la tienes tan campante, hablando por la holovisión sin un solo rasguño. Alguien me va a tener que explicar todo esto».

Cambiando de dirección, Kl’rt abandonó el camino hacia el ala médica del palacio y se dirigió a los aposentos imperiales. Dos soldados especialmente corpulentos y armados hasta los dientes montaban guardia ante las puertas cerradas. Kl’rt reconoció su origen por el mechón de pelo craneano que lucían en una orgullosa trenza: del clan L’ugbrûz, no muy inteligentes pero fanáticamente leales hasta la muerte. Este clan carecía del poder multiforme de los skrull por la fuerte carga de sangre no desviante (1) que circulaba por sus venas; pero compensaban esta deficiencia con una fuerza sobrerreptiliana (2).

– ¿Dónde te crees que vas? -le espetó uno de ellos cuando hizo ademán de pasar entre los dos y abrir la puerta.

– No creo, soldado -masculló Kl’rt, conteniendo su ira, pues sabía que quien le detenía sólo estaba cumpliendo con su deber-. dónde voy: a ver a la Emperatriz.

– ¿Para qué? -siguió preguntando el guardia, pero sin apartarse ni un milímetro de la puerta.

– Pero Ash’nagz, ¿no le reconoces? -le interrumpió su compañero-. Es el comandante Kl’rt, el mayor guerrero del Imperio. Tiene paso franco a los aposentos imperiales, en cualquier circunstancia.

– ¿Y por qué no me lo has dicho antes? -preguntó Ash’nagz volviéndose hacia su compañero y obviamente avergonzado-. Disculpe, comandante, no le había reconocido -, añadió, al tiempo que abría la puerta y dejaba paso a Kl’rt.

Cuando la puerta se cerró a sus espaldas, Kl’rt se sorprendió por tercera vez en lo que iba de mañana (3), al reconocer a las dos personas que se encontraban en la sala. Ambos eran, a su modo, tan inconfundibles como el propio Kl’rt: uno, el más corpulento, lucía varias condecoraciones en su pecho, y un implante cibernético cubría el lado izquierdo de su cabeza hasta el pómulo; el otro, mucho más delgado, llevaba su pelo al descubieto, lo que acentuaba lo poco skrull de sus rasgos.

– ¡Talos! ¡Príncipe Dezan! ¿Qué hacéis aquí?

– ¿Tú que crees? -gruñó, irónico, Talos.

– Por favor, Kl’rt, disculpa a mi temperamental pariente -intervino Dezan.

– ¿Cómo que por favor, Kl’rt? Recuerda quién eres tú y quién es él, y cuál es la posición de cada uno en la jerarquía skrull. Nosotros -dijo, con un deje de orgullo en la voz- somos miembros de la familia imperial, mientras que este… este… este producto de laboratorio no es más que un soldado.

– No me parece que seas tú, Talos, el más adecuado para hablar de productos de laboratorio -intervino Dezan, evitando por segundos que Kl’rt pusiera de manifiesto la misma circunstancia de un modo bastante más crudo-. Por otra parte, y a diferencia de lo que tú pareces creer, mi opinión es que el nacimiento no supone una concesión automática de determinados privilegios. Algunos derechos, como el de exigir respeto de los demás, hay que ganárselos. Y Kl’rt ha hecho por el Imperio Skrull al menos tanto como tú.

– Si esas ideas tuyas se extendieran, Dezan, no tendríamos Imperio por el que luchar. De todos modos, Kl’rt, acepta mis disculpas. Este maldito temperamento mío ha vuelto a traicionarme.

– Disculpas aceptadas. Vamos ahora a lo que de verdad importa: ¿dónde está S’byll? Iba para el ala médica cuando he escuchado el final de su mensaje por holovisión y me he venido para acá.

– ¡Ah, claro, tú no lo sabes!

– ¿No sé el qué?

– Este holomensaje te lo aclarará todo. S’byll es extremadamente precavida, y dejó todo preparado para el caso de que ocuriera algo. Dezan y yo ya hemos escuchado nuestros mensajes. Si quieres que te dejemos solo…

– No, no es necesario -dijo Kl’rt, al tiempo que activaba el cilindro que Talos le había entregado. Una imagen de S’byll de un palmo por un palmo se materializó en el aire y comenzó a hablar.

Si escuchas esto, Kl’rt, es que algo grave me ha ocurrido. Iré directa al grano: si la imposibilidad de ejercer los poderes de emperatriz es temporal, el imperio será regido conjuntamente por Talos y Dezan. Aunque marginados de la sociedad skrull, cada uno por sus especiales circunstancias, ambos aman profunda y sinceramente al Imperio, y sé que harán lo que sea mejor para él. Precisamente por sus caracteres contrapuestos, sé que se compensarán y confío plenamente en ellos. Mientras, tú deberás encontrar a quien me haya causado el mal y castigarle como se merece. Por otra parte, si muero…

– No creo que sea necesario escuchar más -dijo Kl’rt, apagando el proyector-. S’byll está viva, ¿verdad? Y no era la que ha difundido el mensaje tranquilizando a la población.

– En efecto, Kl’rt, tienes razón en ambos extremos. ¿Cómo lo has sabido?

– Es evidente. Si S’byll hubiera muerto, no habría instaurado un diunvirato. Fue el caos que siguió a la destrucción del anterior Mundo Trono lo que ella luchó por evitar, y no iba a echar a la basura tantos esfuerzos. Habría designado a un solo sucesor, con lo que ambos no estaríais aquí en pie de igualdad, o habría un tercero por encima de los dos.

– ¿Y si ese tercero fueras tú, Kl’rt? -preguntó Talos.

– Imposible. Aunque el tener sangre imperial no es un requisito imprescindible, como S’byll se encargó de demostrar, a mi manera soy tan paria como vosotros. Para cuando fuera aceptado, ya nos habrían conquistado los Shi’ar, los terrestres o incluso esos malditos kree. Además, la idea no me atrae nada. Soy un guerrero, no un político. Semejantes sutilezas no están hechas para mí. En cuanto a cómo sé que no era S’byll la que habló, se desprende también de vusestra presencia: si no le hubiera pasado nara realmente, estaría aquí y vosotros no. Con que ¿qué es lo que ha pasado? De verdad.

– De acuerdo. Lo que ha pasado es que alguien ha puesto un explosivo, pequeño de volumen pero de gran potencia de deflagración, en el salón del trono -, explicó Talos-. Cuando S’byll se ha sentado, ha activado la espoleta. Sólo la sobrecarga de poder multiforme que aún conserva ha permitido que siga con vida.

– ¿Su capacidad multiforme aún está por encima de los valores normales? No lo creí posible. Yo pensaba que, tras energizar el transmisor hiperespacial que devolvió este rasgo a toda nuestra especie (4), había vuelto a ser una skrull normal… o al menos, todo lo normal que es ella.

– Pues no. Como acabas de decir, nuestra querida emperatriz es todo menos normal. Tras la energización, todavía retiene un poder multiforme superior al estándar de la especie. Eso es lo que ha hecho que la bomba no la haya matado.

– Bueno, ¿y dónde está? ¿Y quién ha hablado por la holovisión?

– Empezando por la segunda pregunta, la que ha hablado es una de las dobles que S’byll tiene preparadas para esta contingencias. Una de las ventajas de una raza multiforme -añadió Dezan con una mueca- es que es fácil conseguir dobles perfectos.

– ¿Y no existiría el problema de que…?

– ¿… la doble se hiciera pasar por la doblada…permanentemente? -interrumpió Talos, completando el pensamiento de Kl’rt-. No. Estos dobles adoptan la forma de S’byll y actúan por ella como consecuencia de una sugestión inducida hipnóticamente. Cuando terminan, basta con una palabra para despertarles del trance sin que recuerden nada, hasta la próxima vez que se les necesite. Cuando están en trance, engañarían hasta a un telépata medio.

– En cuanto a dónde está S’byll -intervino Dezan-, sígueme y la verás -dijo, mientras pulsaba un resorte oculto en el trono. Un panel de la pared se deslizó a un lado, lo que les permitió ver un tramo de escaleras que descendían.

– ¡Por la Nebulosa Negra! ¿Qué…? -exclamó Kl’rt.

– Parece que hay cosas que hasta tú desconoces, comandante… -dijo Talos-. Vamos, síguenos -dijo, al tiempo que traspasaba el umbral.

Descendieron y descendieron, hasta que Kl’rt supo con total certeza que se hallaban muy por debajo de los niveles más profundos del palacio.

– ¿Cómo se evita que el gradiente geotérmico (5) haga que nos cozamos? -preguntó Kl’rt.

– Porque tenemos un eficiente sistema de ventilación, comandante -le contestó una voz que sonó a su espalda-. El calor excesivo sería tan perjudicial para vosotros los skrull como para nosotros -. Volviéndose, Kl’rt se encontró frente a un ser de apenas un metro de altura, grueso de tórax, con unos brazos desproporcionadamente largos terminados en manos de siete dedos largos y finos con dos pulgares, y grandes ojos protuberantes -. Su majestad la emperatriz se ocupó de que dispusiéramos de la mejor tecnología que se pudiera conseguir en toda Andrómeda (6).

– ¿¡Qué!? -exclamó Kl’rt-. ¡Un titerote! Pero creí…

– ¿Que habíamos abandonado el Grupo Local? -le contestó la criatura-. Algunos de nosotros decidimos quedarnos, comandante -. Los titerotes eran una especie conocida en el espacio por sus grandes habilidades médicas, obtenidas a través de milenios de estudios. Sin embargo, era creencia común que habían abandonado el Grupo Local varios siglos antes. «Decididamente«, pensó Kl’rt, «hoy es un día de sorpresas«.

– Bien, si sois vosotros los que cuidáis a S’b… a la Emperatriz, está en las mejores manos posibles. ¿Cómo se encuentra?

– Sígame y lo verá -volviéndose, el titerote caminó entre las mesas de laboratorio hasta detenerse ante lo que parecía un gigantesco recipiente de vidrio, levemente iluminado por una luz verdosa -. No puede oírle ni verle, comandante -dijo a Kl’rt cuando éste llegó a su altura-, así que es inútil que intente comunicarse con ella.

Kl’rt miró el recipiente. Una sombra parecía moverse en el interior del líquido. De repente, el rostro de S´’byll apareció ante sus ojos en medio de una masa de protoplasma, desdibujándose sus rasgos a continuación.

– ¿Qué es lo que le ha ocurrido? -preguntó Kl’rt.

– Verá, comandante -, le explicó el titerote-, cuando explotó la bomba, la emperatriz relajó el control sobre su forma corporal, al objeto de que el poder metamórfico absorbiese, actuando por reflejo, el efecto de la explosión. Como ve, tuvo éxito, en cuanto que sigue viva. Ahora bien, hasta que no recupere la consciencia su voluntad no volverá a imponerse, por lo que cambia de forma constantemente. La hemos sumergido en este fluido regenerador al objeto de acelerar su curación.

– Bien, ya he visto bastante -dijo Kl’rt-. Siga trabajando, doctor -y abandonó la sala.


Ese mismo día, por la noche, un skrull bajo y delgado se dirigió hacia El kree verdoso, una taberna en los barrios bajos de la capital. Le acompañaba una masa globular de la que emergían una miríada de tentáculos.

– ¿Qué va a ser? -preguntó el barman, un skrull tuerto y barrigón, cuando se aproximaron a la barra.

– Un karmet doble para mí, y lo mismo para mi amigo… ¡pero tendrá que ser en una jeringa! -dijo el delgado con una carcajada, mientras su acompañante pasaba del verde azulado al esmeralda más encendido.

– ¿Cómo? -inquirió extrañado el barman, pues sólo había visto la punta de las orejas del que había hablado hasta que se encaramó a un taburete. Inclinándose sobre el mostrador, pudo ver como el otro trepaba al taburete de al lado -. ¡Por todos los…! ¿Qué le ha pasado, por amor de Ziran?

– No se lo va a creer. Verá, somos fontaneros. Aquí mi compañero había adoptado esa forma para introducirse en una cañería con fugas cuando le dio un calambre. Ahora su mujer no le deja entrar en casa ¡y los doctores dicen que tardará todavía tres o cuatro días en recuperarse! -terminó con otra carcajada.

– ¡Jua jua! -rió con ganas el barman -. Aquí tienen sus bebidas. La casa invita a su compañero.

– Muchas gracias -contestó el delgaducho, recogiendo las bebidas y encaminándose hacia uno de los rincones más oscuros, mientras la masa le seguía deslizándose por el suelo.

Cuando se hubieron sentado a la mesa, la masa creó una pequeña boca y preguntó en un susurro:

– ¿Has descubierto algo, Kl’rt?

– Todavía no, Dezan. No deberíais haberme acompañado, alteza. Este lugar no es nada seguro.

– He estado demasiado tiempo marginado. Ya es hora de que, en la medida de mis posibilidades, haga algo por los míos. ¿Qué es lo que buscamos exactamente?

– Entre los restos del artefacto explosivo descubrí pequeños circuitos muy avanzados, casi tecnoorgánicos. Existen rumores de una especie tecnoorgánica, que radica en el brazo de la Vía Láctea contrario al de los terrestres, dedicada a conquistar mundo tras mundo. Es por ello que cogí este escáner del Departamento de Ciencias. Básicamente, nos avisará cuando detecte una anormal concentración de circuitos en movimiento.

Los dos skrulls esperaron pacientemente varias horas mientras los clientes entraban y salían, pidiendo ocasionalmente más consumiciones. Finalmente, cuando estaban a punto de perder las esperanzas, el escáner emitió un leve parpadeo. Sólo su entrenamiento permitió a Kl’rt mantener su postura relajada y aparentemente aburrida.

– Vámonos, Dezan. Hemos encontrado lo que vinimos a buscar -levantándose de sus sillas, salieron del establecimiento.

– ¿Hacia dónde? -preguntó Dezan.

– Hacia la izquierda. Ese callejón. Dezan, es mejor que vuelvas a palacio. No estás entrenado para esto, y yo sí.

– Pero…

– Comprendo tus intenciones, pero créeme, serías más un estorbo que una ayuda. Además, esta invasión debe ser conocida. Dí a Talos que nos enfrentamos a la Tecnarquía. Ahora ¡márchate!.

Al tiempo que Dezan se convertía en un protector de Pak y emprendía el vuelo, Kl’rt dobló la esquina, encontrándose frente a frente con lo que paecía ser… otro skrull.

– Esta charada es innecesaria. Los dos sabemos quién eres, así que ¿por qué no adoptas tu verdadero aspecto?

– De acuerdo -dijo su interlocutor-. Esta forma orgánica resulta algo incómoda -dijo, al tiempo que su cuerpo parecía fluir hasta transformarse en otro negroamarillento formado por circuitos.

– Bueno, parece que las leyendas eran ciertas-, dijo Kl’rt con una mueca, al tiempo que él también adoptaba su verdadera apariencia, haciendo crujir sus nudillos -. Prepárate, escoria. Ésta va a ser la pelea de tu vida.

-Lo mismo te digo, reptil. Lo mismo te digo.


(1) Los skrull son los Desviantes de su mundo, fruto de los experimentos de los Celestiales.

(2) Los skrull son reptiles.

(3) La primera vez fue cuando se produjo la explosión, en Poderes Cósmicos v. II # 13.

(4) Esta afirmación necesita una pequeña aclaración. Es bien conocido que los skrull perdieron su poder metamórfico como consecuencia de los hechos narrados en Fantastic Four Annual # 19 y Avengers Annual # 14. En dichos números, el ambicioso Zabyk hizo estallar la Hiper-bomba diseñada por Myrn, que estabilizó el código genético alterable de los skrulls en todas partes. Asimismo, también es sabido que Estela Plateada y el Superskrull reactivaron el poder metamórfico de S´byll (como se contó en Silver Surfer v. III # 25 a 27), y que ésta, con dicho poder en niveles altísimos, lo devolvió a sus congéneres por contacto directo. Esto es, mediante una imposición de manos (o de tentáculos, dado el estado permanentemente cambiante de la emperatriz skrull), el skrull que recibía el toque recuperaba su poder. Pero en los cómics Marvel nunca se ha explicado cómo es que skrulls que se encontraban muy alejados de S’byll -por ejemplo, Lyja, la mujer de Johnny Storm, que estaba en la tierra desde las Secret Wars- recuperaron ese poder multiforme sin entrar en contacto con ellapor S’byll. Es por ello que aquí explico, si bien someramente, mediante un retcon (¿qué harían los de Marvel sin nosotros?), cómo se produjo la curación. Si una onda de radiación afectó a todos los skrulls dejándoles sin capacidad metamórfica, es perfectamente plausible que otra onda volviera a afectarles, devolviéndoles esa capacidad.

(5) El aumento de 1º C por cada treinta y tres metros de profundidad.

(6) El Imperio Skrull se halla en la Galaxia de Andrómeda.


¡ATENCIÓN, CONCURSO!

Si los skrulls son reptiles, ¿por qué sus hembras tienen pechos?

El ganador recibirá un hermoso no-premio virtual.


Nota: En el número anterior, contesté a Ripley Hunter que lo ocurrido en el episodio 12 de esta serie ocurría antes de lo narrado en el nº 337 de La Patrulla-X, puesto que su guionista así me lo había indicado. Sin embargo, el Guardián de la Continuidad marveltópica ha puesto de manifiesto que no es razonable que lo ocurrido en doce números de Poderes Cósmicos se desarrolle en el plazo entre la desaparición de Onslaught y el inicio de dicho número de La Patrulla-X. Por lo tanto, rectificación al canto: primero ocurre lo narrado en la colección de los mutantes y luego el buen doctor viaja a Titán a ayudar a los héroes cósmicos. T-t-t-that’s all, folks!


Próximo episodio: ¿Cuáles son las intenciones de la Tecnarquía? ¿Cómo acabará la pelea entre el superskrull y el tecnarca? Más sorpresas en Poderes Cósmicos v. II # 15. Y no olvides escribir a AUTOPISTA HACIA EL ESPACIO-CORREO DE LOS LECTORES.

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